NOVENO CAPÍTULO
Mark con trece años.
Donghyuck con doce años.
Caminando al resguardo de las románticas luces del anochecer, arrastrando consigo el sentido del deber, cubierto de miedo de la cabeza a los pies. Un sentimiento de vacío se alojaba en su alma, finalmente se había dado cuenta que lo que estaba haciendo para sus padres no era lo más adecuado ante la sociedad. Arre-volcando sus dedos en contra de su apestosa cabellera, su piel brillante por el sudor, la ropa que ocupaba olía deplorable.
Mark ocupo sus ojos recubiertos en ojeras, analizando si la persona que se acercaba a él estaba lo suficiente nerviosa como para ser su cliente y en efecto lo era. Llevaba más de medio día haciendo entregas, pero su cuerpo conservaba la energía a pesar de las horas que había permanecido en el ambiente pesado de la ciudad.
_ Esto debe ser una broma, tu no deberías estar vendiendo drogas _El tipo se veía nervioso al acercarse, pero lo había olvidado por completo al posar sus ojos en Mark, trataba de adivinar si el chico era o no menor de edad. El aspecto de Mark no ayudaba en lo absoluto. Su vestimenta era negra de arriba abajo, la máscara de cara no lo dejaba ver las facciones del chico y ni hablar de la manera en como la cabellera del muchacho recubría su frente hasta llegar a su nariz.
_Y tú no deberías estar comprándolas. _Mark cambio su voz a una más madura para engañar a su cliente, pero su altura y corpulencia lo delataban.
_No te mentiré, ya me habían hablado de ti. Bastante joven, de aspecto inocente. Eres el dealer más famoso de Seul, nunca han logrado atraparte. _El hombre hablaba animadamente, tratando de conseguir algún tipo de conversación amena.
_Yo solo soy uno más del montón, no hay nada que admirar en mí. _Mark no estaba para conversaciones con un completo desconocido.
En eso Mark pudo divisar un par de policías que hacían su recorrido por el lugar, pero se mantuvo calmado como el dealer experimentado que era.
_Es una lástima que pienses de esa manera. _El hombre miro hacia abajo mientras sacaba una tarjeta de su chaqueta. Él escucho sobre la leyenda de Mark hace unos meces y como psicólogo recién graduado le llamaban la atención los retos. Mark se había convertido en uno de ellos. Este era su último intento en contactarlo, no podía creer que finalmente lo consiguiese y no planeaba dejar ir esa oportunidad tan fácilmente. _Soy psicólogo, toma mi tarjeta, por si alguna vez necesites de mi ayuda y no te preocupes por el dinero. _El hombre siguió hablando amablemente, sin siquiera percatarse de que los policías ya les habían puesto un ojo encima.
_Pierda las esperanzas, porque no nos volveremos a ver nunca más. Mejor corra, porque tenemos compañía. _Mark señalo como los policías se acercaban corriendo hacia ambos. Él más joven empujo al hombre detrás de un montón de basureros con una fuerza que impresiono por completo al mayor.
Mark se perdió entre las sombras de la noche corriendo entre las calles del peligroso Seul. Las persecuciones le estaban empezando a gustar, por alguna razón iba bien con su juventud. No le costó mucho subir a unas escaleras y así fue como los policías se dieron por vencidos, el azabache subió a lo más alto del edificio y luego bajo las escaleras al otro lado de la infraestructura. La adrenalina corría por sus venas, aprender parkour había valido cada golpe que había recibido su cuerpo.
Supuso, realmente pensó que, sus padres no se enterarían, pero no fue así. Cada error, por más mínimo que fuese, debía ser castigado, esa era la filosofía de los padres de Mark, así era como habían forjado el profesionalismo de su hijo a tan temprana edad.
La llegada de Mark a su casa fue recibida sin palabra alguna, su padre estaba esperándolo, sin aviso alguno lo jalo de su sudadera y lo estrello contra el piso. Mark rodo limpiamente contra el piso, se arrastró contra la pared cubriéndose con sus brazos, evitando las patadas que su padre. Cada puntapié era más impulsivo que el otro. Mark cerro sus ojos cediendo ante el dolor, no se podía permitir llorar o hablar al respecto o le iría peor. Sintiendo cada golpe, su alma aflojándose de su cuerpo. Parecía que nunca se acostumbraría a los maltratos de sus padres, porque cada uno de ellos dolía como si fuese la primera vez. Podía ser el hecho de que eran sus padres o simplemente era un débil, porque quería poder expresar su dolor, porque quería llorar. En definitiva, Mark no conseguía ser tan fuerte como su vida lo necesitaba, como su padre necesitaba que fuese, para sobrevivir en ese mundo oscuro en el que vivía, para poder sobrevivir a sí mismo.
_ No puedo contener estas lágrimas, déjame llorar. _ Mark se ahogó en su propio dolor. Mentía si decía que el dolor corporal dolía más, cuando el emocional lo estaba destrozando. _ Dices que un hombre no debería llorar. _
Su padre finalmente se cansó de patearlo, para luego bajarse a su altura y jalar su cabeza hacia arriba exigiendo que lo mirase a los ojos.
_Veras Mark, esto te hace más fuerte. Evitará que cometas errores, es por tu propio bien. No intentes llorar o esquivar mis golpes, porque tú no eres un cobarde, nunca lo serás. _Minseok, el padre de Mark, disfrazaba sus abusos con este tipo de palabras, siempre que tenía la oportunidad. Excusaba sus conductas agresivas, mientras que descargaba sus frustraciones en contra de su único hijo.
Mark ni si quiera se atrevió a hablar, solo asintió con firmeza y rogo que su cuerpo no temblara ante el miedo que sentía, tenía que mantenerse escéptico ante su padre.
_Ahora desaparece de mi vista y no vuelvas a cometer más errores. _Minseok termino por estampar la cabeza de Mark contra la pared, haciendo que este perdiese el conocimiento por horas.
Donghyuck había dejado más de veinte llamadas al celular de Mark. Su paciencia termino por acabarse después de eso. Salió de su casa con las llaves del departamento de Mark en la mano y se dispuso a visitarlo un domingo por la mañana. Él castaño tenía un mal presentimiento y lo corroboro totalmente cuando encontró la casa totalmente en silencio, los padres de Mark no habían salido a recibirlo. Sintió que su cuerpo estaba a punto de colapsar, cuando vio lo que estaba frente a sus ojos. Era Mark, quien yacía completamente inconsciente tirado en el piso.
Las lágrimas salieron de sus ojos con facilidad, nunca había visto a una persona desmayada y no esperaba que Mark fuese la primera. Él castaño corrió hacia donde estaba su amigo y lo removió sin respuesta alguna departe del azabache. No sabía exactamente que podía hacer al respecto, así que lo cargo a cuestas y tomo un taxi hasta su casa. Le había costado bastante convencer al taxista de que todo estaba bien y que su amigo solo estaba dormido, tuvo que cubrirlo con su propio abrigo para que el taxista no viese sus heridas. El taxi los termino dejando frente a su casa y como pudo metió a Mark en su habitación, agradeciendo que sus padres estuviesen de viaje. Ya pensaría que decirles a los padres de Mark más tarde.
Mark pudo sentir un fuerte olor a alcohol en sus fosas nasales, cuando se dispuso a abrir los ojos, su cuerpo activo el dolor inmediatamente. Apretó sus puños con cierta impotencia, a veces simplemente deseaba estar muerto.
_ ¡Mark! _Su voz se fue apagando al ver las expresiones del azabache. _ El doctor me dijo reaccionarias pronto. Me dijo algunas indicaciones sobre las medicinas y el reposo que debes tener. _Donghyuck intento no sonar preocupado, ya sabía quién le había hecho eso a Mark.
_ ¿Había alguien en casa? _ Mark alargo su mano para tomar la de Donghyuck, su cuerpo se sentía frio y Donghyuck siempre le brindaba calidez.
_Solo estabas tú... tirado en el piso, herido e inconsciente ¡Fue horrible sabes! _Donghyuck apretó la mano del azabache, mientras evitaba que las lágrimas brotasen de sus ojos.
_Siempre pasa, solo que esta vez, tú estabas ahí para auxiliarme. _Mark miraba como los ojos de su amigo se llenaban de lágrimas, tan grandes y desbordantes en tristeza que no lo podía soportar.
_Yo siempre te voy a ayudar, para eso somos amigos. _Las palabras se quebraron poco a poco, era casi imposible hablar, estaba lleno de tristeza y no lo podía ocultar.
_No sufras más, no puedo soportar verte llorar. _Mark seco las lágrimas de su amigo, le hubiese gustado abrazarlo, pero sus costillas ahora estaban muy adoloridas, pero daba gracias a que su padre no había logrado quebrarlas.
_No puedo evitarlo, siento mucha impotencia. No quiero ni imaginarme lo que... pasaría si me llego a ausentar. _ Donghyuck se abalanzo hacia Mark en busca de un abrazo, este se removió adolorido.
_Yo se cuidarme solo. _Mark se aguantó el dolor solo por recibir el abrazo de Donghyuck, se sentía menos doloroso, solo porque lo quería aceptar.
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