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DÉCIMO CAPÍTULO

Mark con catorce años.

Donghyuck con trece años.

Los dedos de Mark tocaban cada centímetro de la cara de Donghyuck, se encargaba de repasar sus facciones, como si las quisiese memorizar por el resto de su vida. Las yemas de sus dedos se deslizaban sobre los parpados, resbalaban por la nariz, apretaban las mejillas y rozaban los labios del moreno. Donghyuck tomo una bocanada de aire, sus labios están temblando. Tratando de comprender lo que estaba sintiendo en ese momento, observaba directamente hacia esos ojos color miel. Se concentró en las manos del rubio, sin darse cuenta como su cuerpo había empezado a temblar. Donghyuck se había empezado a acostumbrar a esas conductas departe de Mark, no le parecía malo el que el rubio quisiese mirarlo a los ojos, o tomar su cara. Mark pasaba gran cantidad del tiempo que compartían mirándolo.

_ ¿Por qué me miras con tanto detenimiento? No hay nada en mí que no hayas visto antes. _Donghyuck tomo la mano que Mark estaba utilizando para acariciarlo, la desplazo sobre la mesa en la que ambos estaban sentados.

_Sé que finges dormir cuando te observo por las noches. _ Mark volteo la mano de Donghyuck, presiono su dedo índice en el centro de esta.

_Me sentía observado. Además de eso, eres bastante predecible. _ Donghyuck se acercó a Mark, levanto sus cejas en señal de superioridad.

_Trato de descubrir por qué me gusta mirarte tanto. _ El rubio se acercó al pelinegro, sus narices chocaron, para luego hacerlos reír.

_Soy angelical. _ Donghyuck tomo su propia cara con ambas manos, encogió sus hombros y cerro sus ojos con una sonrisa en sus labios.

_Eres un demonio. _ Mark desordeno el cabello de Donghyuck, este levanto un puño amenazándolo para que se detuviese.

_No sabes lo que dices. _ Donghyuck se cruzó de brazos levantándose de la mesa.

Mark corrió hacia donde Donghyuck se había dirigido, tomo sus hombros para detenerlo y así acercarse al oído del pelinegro. Este no se libró de su agarre, sino que rodo los ojos permaneciendo en silencio, mientras le daba la espalda.

_Hyuck. _ Mark susurro en el oído de Donghyuck, para luego depositar un beso en su oreja. Él pelinegro podía sentir como sus orejas se calentaban de inmediato. Te quiero mucho. _Mark paso sus manos de los hombros de Donghyuck hasta su espalda para finalmente rodearlo en un abrazo. Enterró su nariz en el cabello negro del chico y aspiro el aroma a kiwi que este conservaba.

_Gra...gracias. _ Donghyuck cerró los ojos, esas gracias había sonado como un gemido y podía sentir a Mark riendo contra su cuello. Cada vez que se movía, el rubio estrechaba sus cuerpos un poco más.

Donghyuck se quitó las manos de Mark de encima, se giró para encararlo. De pronto se sentía débil y mareado. Podía ver la sonrisa en los labios de Mark y eso le causaba mucha impotencia.

_No vuelvas a tocarme de esa forma. _Donghyuck trato de verse serio frente a Mark, pero le costaba no reírse de los ojos de perrito que Mark había colocado.

_ ¿De qué forma? _ Mark retrocedió con ojos de preocupación, trago hondo cuando vio que Donghyuck lo estaba señalando.

_Solo mantén tus manos quietas. _Donghyuck desordeno su cabello en desesperación, no quería pensar en lo que Mark le había hecho sentir. Sus manos estaban empezando a sudar de solo pensarlo.

_Está bien, solo dame un beso para asegurarme de que me perdonas. _ Mark miro hacia el piso, ocupo sus más inocentes ojos para convencer a Donghyuck.

Donghyuck sonrió de vuelta recuperando la confianza, para luego mover su mano indicándole a Mark que se acercase a él. Mark siguió sus indicaciones, acerco su cara para que Donghyuck pudiese dejar un beso en ella. Él pelinegro se acercó rápido a darle el beso, pero el rubio movió la cara y el pelinegro termino por besar la comisura de sus labios.

_Idiota te moviste. _Donghyuck chillo soltando una patada hacia Mark.

_Yo no me moví. _Mark se alejó para esquivar una patada del pelinegro. Donghyuck estaba totalmente rojo y Mark no podía dejar de pensar en lo gracioso que se veía.




Sus padres habían peleado recientemente. Mark había escuchado las razones, no fue una buena idea. Un problema de dos se había convertido en uno de tres, debido a sus oídos curiosos.

Su cabello largo ahora era jalado hasta que levantase su cuerpo del suelo. Las hebras de cabello decolorado cedían por su aspecto deteriorado. Su padre termino por estampar su cuerpo contra el piso. El cuello de Mark era rodeado por las manos de su padre, pudo sentir como el aire abandonaba sus pulmones, su conocimiento cedía, y todo se volvía borroso. Estaba empezando a agradecerlo, pero una cachetada lo despertó. Su padre lo soltó nuevamente y pudo divisar a su madre ajusticiando su cara con otra cachetada. Mark tosió en un intento desesperado por respirar correctamente, su cara ardía, las uñas de su madre habían rasgado su piel.

_ ¿Qué te hemos dicho sobre escuchar las conversaciones de los demás? _Wendy tomo la cara de su hijo apretando lo suficiente como para lacerar el rostro de su hijo.

Mark no replico, responder era igual a una muerte segura. Respiraba entre sollozos, y no le importaba mostrar su debilidad ante sus padres. Catorce años eran suficientes como para soportar en dolor.

_No te muestres débil o te matare a golpes, te juro que lo hare _Minseok patio a su hijo una y otra vez, su ira era insaciable.

Mark desvió la mirada hacia su madre, sus ojos llenos de lágrimas se encontraron con los de su progenitora y juro por un momento que había logrado conmoverla. Lastimosamente su mamá estaba ciega de amor por su padre, ella haría todo lo que le dijese: escapar de sus padres, abandonar sus estudios, tener un hijo que no deseaba, dejar que matasen a su único hijo frente a sus ojos. Ella era capaz de todo por amor, así que solo se quedó ahí observando como su hijo era golpeado hasta quedar inmóvil.




Mark yacio en el piso hasta que sus padres abandonaron la casa para ir a trabajar. Se levantó y arrastro su cuerpo hasta la cocina ingiriendo un acetaminofén sin agua. La pastilla adormeció el dolor de su cuerpo y corrió con dificultad hacia la casa de Donghyuck. Tenía que verlo, eso era lo que su cerebro le había dicho mientras era golpeado y no sabía el porqué. Hubiese deseado no saberlo, anhelo que todo hubiese acabado en sus padres cumpliendo la promesa de matarlo. Respiro mientras miraba la casa totalmente vacía, ni una sola alma se encontraba en ese lugar. Salió de la casa, arrastro cuerpo sentándose en la entrada de la misma, se sentía miserable, abandonado, increíblemente impotente.

Se levantó después de haber llorado en la entrada por más de una hora, conservaba la llave de la casa en sus manos, la removió entre sus manos y pensó en que ya no la necesitaba. Tenía que regresar a casa, pensar en ello, talvez llamar a Donghyuck. Lo que fuese necesario para aclarar la repentina pesadilla en la que se encontraba.

_ Joven Mark ¿Es usted? _ La ama de llaves de la casa lo había visto llorar por horas, pero prefirió darle su espacio.

_Hola señora Lu._ Mark hizo una pequeña reverencia y aprovecho para secar sus lágrimas.

_ ¿No me vas a preguntar por Donghyuck? _La señora le tendió un pañuelo para que este pudiese secar sus lágrimas.

_ ¿Qué ha pasado? _Mark paso el pañuelo por su cara y este más que de lágrimas se llenó de sangre.

_El dejo esto para ti. Sé que suena extraño, pero será mejor que te vallas. La policía llegará pronto, todos nos tenemos que ir de este lugar. _La señora Lu se quitó su delantal, empezó a salir de la propiedad.

_Pero ¿Por qué? ¿Qué está pasando? _ Mark tomo la carta, siguió a la anciana hasta el taxi que ella acababa de parar.

_Lee la carta. _La anciana hablo por sobre la ventana antes de que el taxi avanzara.




Camino lejos de la casa hasta llegar al parque en donde ambos solían jugar en los columpios. Se sentó en uno de ellos, una oleada de recuerdos llego a su mente. Sostuvo la carta frente a sus manos, la abrió con cuidado, mientras recordaba cuando le había enseñado a redactar a Donghyuck. Sonrió ante los recuerdos, saco la carta del empaque extendiéndola para leerla.

Seul, 25 de Julio del 2016.

Para Mark Lee, el cual quemara esta carta una vez termine de leerla.

Mark yo, lamento haberme ido de esta forma. Sin avisarte, sin despedirme. No pensé que nuestra última charla fuese algo tan casual, yo hubiese preferido una despedida, por más dolorosa que fuese yo lo hubiese aceptado. Recuerdo haberte dicho gracias y creo que me quedare con esa linda palabra. Me arrepiento de no haber volteado a verte cuando pediste mi atención o como cuando lo supe no corrí a buscarte, supongo que fui un egoísta por no querer sufrir de más. Solo han pasado unos días y ya estoy cansado de este sufrimiento. Tengo miedo de pensar que es solo el comienzo.

En cuanto a lo de mi familia, mis padres son prófugos de la justicia, nos hemos mudado a otro país con la esperanza de empezar de nuevo. Planeo volver, pero eso no será pronto, así que por favor no intentes contactarme. Lo mejor será desaparecer por un tiempo, hasta que todo se calme. Por otra parte, escribir es bueno sabes, te da valor para decir cosas que jamás podrías decir en persona, así que por que no aprovechar este pedazo de papel para escribir algunas cosas que siempre he querido decirte.

Mark eres muy ingenuo, no te diste cuenta de mis sentimientos, ni si quiera haz podido descifrar los tuyos y yo no planeo hacerlo por ti. Me atraes, cuidas muy bien de mí y hemos estado juntos por mucho tiempo. Pero me di cuenta muy tarde que no quiero ser tu amigo, que alejarte nunca me resulto y que tú siempre solías perdonarme. Espero que esta no sea la primera confesión que lees en una carta, porque entonces seria vergonzoso.

Por favor, actúa como si no hubieses leído esta parte. Si alguna vez nos volvemos a ver o talvez salgamos en otra vida, donde no nos odiemos tanto.

Siempre en mi corazón Mark Lee. Sinceramente te extraño.

Donghyuck.

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