CUARTO CAPÍTULO
Mark con diez años.
Donghyuck con nueve años.
Donghyuck se concentró nuevamente, en como el atardecer se desvanecía entre los colores cálidos de un arcoíris. Detestaba como el aire se hacía más pesado y la manera en como la noche traía consigo un sentimiento de incertidumbre en quienes se tomaban el tiempo de meditar ante sus elementos. Cosas tan simples como la luz de la luna, el brillo de las estrellas y la oscuridad de la noche; eran apreciadas por aquellos que buscaban respuestas.
Le tomo un par de días decidir que iba a hacer al respecto. No tenía intenciones de lastimar a ambos ni un minuto más. La distancia era su única opción hasta el momento, no pudo pensar en nada más maduro que eso, con tan solo nueve años de edad. Lo más justo era separarse de ambos de una vez por todas, aunque eso lo hiciese sentir personalmente incomodo, inseguro y abatido.
Evitar a Mina fue más fácil de lo que había pensado. Solo fue cuestión de esquivar, mentir y ser un idiota. Ser un idiota era su especialidad desde entonces. A Mina no le gustaban los idiotas y lo que tenía que pasar paso.
Mina y su radiante cabello negro destellaban con el sol, pero no se comparaban con el brillo de sus ojos, cuando estos divisaban a Donghyuck. La chica corrió hacia Donghyuck, acortando la distancia que los mantenía separados.
_Hola Donghyuck, quería preguntarte si podías ir a mi cumpleaños este sábado. _La chica le tendió una carta color rosa. Sus ojos brillaban a su máxima capacidad, anhelando un simple "Sí" de parte del moreno.
_No creo que eso sea posible. _Esquivar siempre era la opción más fácil para Donghyuck. Lo hacía sentir sincero, incluso cuando Mina no estuviese enterada de lo que él estaba tratando de hacer.
_Pero siempre vas a mis fiestas de cumpleaños, esta va a ser muy especial y no quiero que faltes. _Mina parecía algo triste después de terminar la última frase. Donghyuck podría jurar que algo la estaba manteniendo bastante triste hace unos días, incluso cuando ella se esforzaba en ocultarlo.
_Tengo que visitar a mis abuelos, no los he visto en años. Espero que me entiendas. _Era una mentira con sabor a verdad. Donghyuck nunca había conocido a sus abuelos, sus padres nunca habían mencionado la palabra "Abuelos" frente a él.
_Entiendo. De todos modos, acepta la carta. Están hechas a mano y personalizadas. _Mina le tendió la carta a Donghyuck, este la tomo para luego arrojarla en el interior de su bolsa.
Mina ya estaba acostumbrándose a los desplantes de Donghyuck, pero comportarse como un idiota con ella, estaba haciendo que Donghyuck perdiese todos los puntos que Mina tenia alojados para él en el muro de su corazón. No sabía porque el moreno se estaba comportando de esa manera, pero no estaba dispuesta a tolerarlo por mucho tiempo. Ya fuera de sus pensamientos, al subir la mirada, Donghyuck ya no se encontraba frente a ella. Se lamentó por sus ilusiones maltrechas y la manera en como seguía dándole a Donghyuck oportunidades que él ya no se merecía.
En un movimiento lento, Mark se desliza del muro que lo separaba de la conversación que Donghyuck y Mina habían tenido. Ya ambos se habían retirado del pasillo, solo quedaba Mark y sus trecientos quilos de conciencia. El castaño dio un par de pasos hacia atrás, chocando con la pared y deslizando su cuerpo hasta quedar en cuclillas. De un momento a otro, había empezado a reivindicar sus ideas. No tenía pruebas, pero tampoco guardaba dudas, Donghyuck había estado evitando a Mina. Solo le quedaba aclarar una cosa más y no estaba dispuesto a esperar un nuevo día.
Era viernes, viernes de evitar a Donghyuck, cosa que el moreno no hacía muy difícil, una vez que la puerta del su cuarto que ambos compartían, se cerraba hasta el amanecer. En la misma equina de su habitación, encontró a Donghyuck con sus audífonos a máximo volumen. El moreno observaba sus autos de carreras, como si fuesen la cosa más fascinante del mundo. Era la forma en como lo había estado ignorando por más de medio año. Contra pronósticos de incomodidad y ardor en sus ojos, se las arreglaba para ser un mueble más en el cuarto de Mark. El castaño conocía esa sensación, no le agradaba que alguien tuviese que pasar por lo mismo. Mark se sentía culpable.
Mark lo observo por espacio de una hora, esperando encontrar las palabras para abordar a Donghyuck, sin ser ignorado completamente. Un impulso que bien parecía ira recorrió su cuerpo, llenando sus sentidos de una desesperación repentina. Era una sensación nueva, todo era sensaciones nuevas cuando se trataba de Donghyuck, pero esta había calado hasta el fondo de su sentido común, haciendo que se levantase de la cama y se sentara frente a Donghyuck. Lo hizo despacio, pero termino atrayendo la mirada de Donghyuck.
Mark actuó al compás de su cuerpo y olvido lo que tenía que preguntar. Los ojos de Donghyuck se encontraron con los suyos. De repente Mark había olvidado como respirar. Podía sentir un ataque de hipo en camino, así que decidió romper el contacto visual. Tomo el carrito rojo de las manos de Donghyuck y sintió como las manos de este temblaban. Donghyuck no aparto los ojos de él chico de ojos miel, de su mirada punzante, sus frías manos y silencio perpetuo.
_ ¿Podrías alejarte de mí? Tú presencia me incomoda. _ Donghyuck rompió la tensión del momento, llenando el espacio con el rencor de sus palabras.
_ ¿Alejarme de ti como tú lo hiciste con Mina? La pregunta aquí es ¿Por qué lo has hecho? _Mark lanzo el carrito, este se estrelló contra el piso, haciéndose pedazos frente a los ojos de Donghyuck.
_No es mi problema si no lo entiendes. Todo es tan claro como el agua ¿Es que acaso no puedes verlo? _ Donghyuck no sabía la verdadera razón de su enojo, porque en ese mismo instante, había un millón de cosas que lo estaban sacando de sus casillas y una de esas era Mark Lee.
_Hay una gran luz que se encuentra frente a mí. No me deja ver más allá de la realidad. ¿Podrías talvez aclararme lo que está más allá de la realidad? Justo en el mundo de fantasía en el que vives. _Los gritos se escuchaban en toda la habitación, pero los padres de ambos estaban lo suficientemente borrachos como para no escuchar de más.
_Un mundo de fantasía en el que he tenido que comportarme como un idiota con Mina. Solo para que tú puedas estar junto a ella. _ Donghyuck recordaba con amargura cada desplante que le había hecho a Mina.
_ ¿Te costaba tanto decirme toda la verdad? _Mark se llevó las manos a la cabeza sin poder procesar todo lo que estaba ocurriendo.
_Me hubiese gustado un "Gracias" de tu parte, pero veo que aun sigues pensando en mi como un oponente. _ Donghyuck se levantó de inmediato. Se encerró en el baño de la habitación, ignorando por completo a Mark.
Mark se levantó al escuchar el seguro de la puerta. Ambos se deslizaron en una imagen paralela, en la que ambos bajaban sus cuerpos hasta quedar sentados en el piso en posición fetal. Se pudo escuchar como ambos golpeaban sus cabezas contra la madera que los separaba y dejaban que sus respiraciones se regularan con el pasar de las horas.
Donghyuck estaba empezando a temblar involuntariamente, su respiración se interrumpía constantemente, las lágrimas estaban empezando a brotar de sus ojos. En un cuerpo completamente lleno de emociones, la manera en como todas estas luchaban por expresarse al mismo tiempo, lo hacía sentirse totalmente vacío.
Mark luchaba contra sus pensamientos. Cada uno de ellos peleaba por ocupar su mente. Necesitaba dejar de pensar, tan rápida y constantemente. Tenía la necesidad de escribir sus sentimientos en un par de líneas, que talvez se convertirían en hojas completamente escritas. No podía evitarlo, los pensamientos no dejaban de ir y venir. Divagando constantemente, sus pies muy lejos de la tierra, irónicamente.
El chico de ojos miel, resguardaba la llave del baño entre sus manos, con el pasar de las horas, la opción de usarla se volvía cada vez más necesaria. Los sollozos de Donghyuck se habían desvanecido con el tiempo, un silencio sepulcral residía en la habitación que ambos compartían. Apretó la llave en una de sus manos, giro la llave dentro del cerrojo, abriendo la puerta lentamente. Donghyuck se levantó del piso rápidamente, no pudo evitar verse ofendido ante las acciones de Mark.
Donghyuck estaba a punto de reclamar al respecto, cuando Mark soltó la llave y se abalanzo a abrazar a Donghyuck. El moreno se mantuvo estático ante la repentina acción del castaño, pero fue cediendo ante el abrazo, cuando la calidez de sus cuerpos empezó a mezclarse.
_Yo he sido un gran idiota todo este tiempo, dejándome cegar por un amor no correspondido. No puedo simplemente odiarte por gustarle a Mina. No te lo mereces. Perdóname Donghyuck. _Mark podía sentir la tensión del cuerpo de Donghyuck. Se desvanecía lentamente, a medida que el tiempo pasaba y sus cuerpos empezaban a conocerse.
Donghyuck abrazo a Mark devuelta. No pudo evitar descansar su cabeza sobre el hombro de Mark, percibiendo su aroma agradable, suave piel y dulce voz. Todo al unísono, brindaba paz a sus sentidos. Donghyuck meneo su cabeza aceptando las disculpas de Mark. La amargura que habitaba su ser, aún seguía en el fondo, esperando el momento propicio para manifestarse. Donghyuck esperaba que esta se disipara con el tiempo, mientras disfrutaba cada segundo de los abrazos de Mark.
El cumpleaños de Mina había presenciado la ausencia de Donghyuck, su desplante no había sido en vano. La niña había llorado toda la noche debido a su rechazo. Sus padres no la querían ver llorar más, le prometieron comprarle la bicicleta que tanto quería, siempre y cuando esta dejara de sufrir por Donghyuck. A sus padres les parecía totalmente tierno ver a su niña llorar por amor a tan temprana edad.
La niña había aceptado la bicicleta con una sonrisa enorme, olvidando el desplante que había recibido por parte de Donghyuck. Todo parecía ser color de rosa, un arcoíris después de un vendaval. Pero desde el primer momento en el que Mina se llevó su amada bicicleta al parque de la localidad, no pudo evitar caer repetidas veces, ya que no sabía cómo manejarla.
Desde lejos Mark caminaba devuelta a casa, después de entregarle a Jay las medicinas que su madre necesitaba para tratar su enfermedad. Mina luchaba con mantener la estabilidad en solo dos ruedas, hasta que Mark se apresuró a sostener el timón por ella, dándole así estabilidad completa.
Ella lucia completamente asustada, hasta que se encontró con la paz que habitaba en los ojos de Mark. Ella le sonrió como agradecimiento, se dejó ayudar de Mark para poder bajar de su bicicleta.
_ ¿Es tu regalo de cumpleaños? _Mark mascaba una goma, mientras paseaba sus ojos sobre la cara de Mina, quien le regalo una sonrisa que este correspondió de inmediato.
_Sí, pero no se manejarla, así que vengo aquí y practico con mi padre en las tardes, pero hoy no pudo acompañarme. El día estaba muy radiante como para no salir a intentarlo. _Mina recordó de repente la razón por la cual tenía una nueva bicicleta y su expresión se desanimó por unos segundos.
_Yo podría ayudarte por hoy, si así lo deseas. _Mark metió sus manos en sus bolsillos y miro hacia abajo para luego encontrarse con el hecho de que Mina le estaba prestando toda su atención. Él sonrió ampliamente haciendo que ella se sonrojase.
El cabello de Mark estaba lentamente tornándose a un color azabache, mientras que sus ojos lucían miel y marrón, dependiendo de sus emociones. Mark había cambiado mucho durante el paso de los años. Su aspecto lucio mucho más encantador y a Mina le pareció tan guapo como un actor de drama. La manera en como la había salvado de caer, era tan común de ver en los dramas, que se sintió dentro de uno al hablar con Mark.
_ ¿Si tienes tiempo para mí? _Mina no podía evitar desconfiar de los hombres, después de que Donghyuck había roto su corazón.
_Todo el que necesites. _Mark ayudo a Mina a subir nuevamente a la bicicleta y esta se tambaleo solo para ver si este la podía sostenerla a tiempo. Para Mark fue fácil atraparla y susurrarle un "Se cuidadosa" al oído. Ella asintió con una sonrisa, mientras miraba al piso avergonzada.
Desde la altura del balcón del departamento de los Lee, Donghyuck podía ver la escena con claridad. Eso era lo que él había estado tratando que ocurriese durante casi un año, pero no podía sentir más que un vacío inmenso y una incomodidad constante al verlos juntos.
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