Capítulo 32
Mis ánimos caen hasta el suelo, todo lo que está pasando a mi alrededor me desanima. Apenas estoy volviendo a empezar con Esteban, para que llegue alguien a descargar toda su mala vibra a nosotros. Toco mi mejilla, arde, me duele el contacto de mi mano con mi cachete. De pronto me siento terriblemente triste, cuando todo empieza a ir bien, algo pasa y termina arruinándolo. Empiezo a llorar en silencio frente al espejo, me siento mareado, cansado. Esteban toca la puerta.
—Abraham, ¿Estás bien?
—Si—Trato de disimular la voz.
Esteban nota algo raro en mi tono de voz.
—Se que tienes algo, ¿Puedo pasar?
Me quedo en silencio. Lo que menos quiero es mortificar a Esteban con mis problemas existenciales.
—Bien...Pasa—Habló con voz débil.
—¿Qué tienes, Pequeño?
—Nada, solo es que...Ahh—las lágrimas me vencen.
Se pone detrás de mi, pasa sus manos por mi cintura, abrazándome, acercándome a él. Nos miramos por el espejo.
—Tengo miedo que todo se vuelva a arruinar. Me siento tan feliz de volver a estar cerca de ti, no quiero que todo se vuelva a arruinar.
—Intentaremos para que todo este bien. Prometí cuidarte Abraham, ¿Lo recuerdas? Mientras yo esté contigo, nada te pasará.
—Lo se—Planta un beso en mi mejilla.
—Ven, vamos a descansar, trata de no mortificarte, Por el momento, nada ni nadie nos va a separar.
Vamos a su habitación. Mi madre me trajo una maleta llena de ropa, saco la pijama y me visto frente a él. Me mira fascinado. Me sonrojo. El también se viste y no puedo evitar verlo, es Perfecto. Nos acostamos, dejo que mis interminables pensamientos sean una canción de cuna, Me desvanezco pensando en Erick, Isaac, Luces Led blancas cegadoras de hospital, Marcas en la piel, ojos verdes grisáceos.
Unos gritos desgarradores me despiertan, sacándome de mi sueño. Abro los ojos, Esteban no esta a mi lado, siento un escalofrío que me recorre todo el cuerpo. Desde otra habitación, Esteban Grita.
—¡No Me toques! ¡Ayuda!.
Me quedo paralizado, mierda, mierda. Me levanto mareado, busco algo con que defender a Esteban si hay alguien en la casa. No encuentro nada, Joder. Salgo de la Habitación, Oigo a Esteban llorar. Me siento mareado, la penúltima puerta está entreabierta, mi corazón amenaza con salirse de mi pecho. Camino despacio, esto es demasiado para mi. Cuando estoy por llegar al frente de la puerta, una gota de sudor baja por mi frente. Entro a la habitación, Es una oficina, (No sabía que Esteban tenía una oficina aquí)
no hay nadie, solo está Esteban, durmiendo sobre su escrito, vuelve a hablar entre sueños, llorando.
—Aléjate de mi, no me hagas daño, no quiero jugar.
Oh cielos, me quedo helado al oírlo, pensé que esto solo pasaba en Libros y películas, pero no, es real y lo estoy viendo con mis propios ojos. Me acerco a Esteban, con cuidado, todo su espalda, está sudado, lo muevo lentamente.
—Esteban, Mi amor, despierta, nadie te hará daño, estás aquí, conmigo.
Abre los ojos, está agitado, su respiración es entrecortada, está tenso. Al mirarme se relaja. Toco su cabello, me acerco a su mejilla y lo beso.
—Todo está bien Esteban—Miro en su escritorio, hay una instantánea donde muestra a un Esteban pequeño y asustado, sus ojitos de color verde grisáceo se muestran vulnerables, a su lado se encuentra otro chico mucho mayor que el. Se nota el miedo y la incomodidad que le causa estar a su lado.
—¿Qué pasó?—Pregunta con voz débil.
—Estabas teniendo una pesadilla. Pedías que no te hicieran daño.
Pone su mano en su frente. Palidece.
—Está ocurriendo de nuevo, mierda, después de dos años.
—¿Qué está ocurriendo?
—tener esas pesadillas de mierda. Oh Pequeño, no quiero hablar de esto, no quiero.
—¿Quien es el chico de la foto?
—No quiero hablar de él, no estoy preparado para volver a hablar de esto, no quiero, por favor, espero que lo entiendas—Sus ojos están rojos. Se muestran vulnerables, como en la foto. El corazón se me parte al ver a Esteban así. Siempre va con su pinta dura, está vez no.
Me pongo detrás de él y lo abrazo, muy fuerte.
—Puedes contar conmigo, Estoy aquí para cuidarte y ayudarte.
—No Puedes—una pequeña parte De toda su ira empieza a salir—No quiero que te metas en esto, no eres mi terapeuta para ayudarme. Déjalo así, ¿Vale? No quiero que toques este tema Abraham, por favor—Cambia de actitud. Ya no Es la vulnerable, ahora es el Esteban duro, frío y con mil barreras que no te dejan llegar al fondo de su corazón.
Me desanima su actitud. Pero lo entiendo, no quiere contármelo, debe ser doloroso, así que no lo obligaré a ello. «Aunque tengo que descubrir de que se trata...»
—Ya aclarado esto, vamos a dormir, es tarde y tú tienes que estar en reposo.
Se levanta de su silla "Presidencial" pasa su mano por mis piernas y me levanta en sus brazos. No lo entiendo, ¿estaba enojado?.
—No quiero que te involucres mas en mi pasado de mierda, ya lo has hecho una vez. Y Isaac está siendo una mierda, así que no dejare que lo hagas una segunda vez.
—Bien—pasó mis manos por su cuello—No sabía que tenías una oficina.
—Todo buen magnate tiene una.
—¿Eres un Magnate?
—Intentó serlo.
Salimos de su oficina.
—¿Qué hacías tan tarde aquí?
—Tenía asuntos de negocios que atender y exámenes que revisar, recuerda que no solo soy profesor, ser dueño de varias micro empresas tiene lo suyo. Era demasiado trabajo, el café no surtió efecto así que me quede dormido
—Todo un chico emprendedor. Me encantas.
—Usted me encanta a mi.
Llegamos a su habitación. Me pone con cuidado en su cama. Besa mi frente. Me arropa y se dirige a a puerta.
—¿No dormirás conmigo?
—Claro que lo haré, en cuanto termine de trabajar. Trata de descansar Pequeño—Me mira, sus ojos se vuelven cristalino por las lágrimas, las retiene—Perdón por la rabieta.
Sa aleja. Me quedo solo en esta habitación tan oscura. Intento dormir, pero mi mente divaga en Esteban, ¿Qué habrá pasado para causarle pesadillas? ¿Porque no querrá que lo sepa? Pobre de mi chico...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro