Despierto entre los brazos de Esteban. Seguimos desnudos, enredados entre las sábanas blancas. La luz que entres de los ventanales que dan al balcón, me despiertan.

«Mierda, Ya es de día»

Trato de moverme, Esteban me aprieta más junto a él. La cagada que me meterá mi madre. Me muevo un poco más, causando que Esteban se despierte.

—Buenos Días, Pequeño.

Sonrió. Su cara es demasiado angelical y hermosa.

—Buenos Días— Toca mi mejilla.

—Fue una noche estupenda.

—Si que no fue—sonrió—Me encantaría pasar más tiempo contigo, pero tengo que llegar a mi casa, o pensarán que me secuestraste.

—No te preocupes por ello.

Pongo los ojos en blanco.

—A ti no te espera una paliza

—Llame a tu casa para avisar que te quedarías a dormir.

—¿Qué?

—Si, le llame a tu madre, le dije que habíamos tenido un día cansado y te habías quedado dormido, y de ninguna manera pensaba despertarte, que en parte, es cierto.

Me saca una sonrisa aún más grande.

—Si que eres muy listo Esteban.

—Si, lo soy.

Me acercó a el y le doy un beso. Lo toma por sorpresa, se pone nervioso.

—¿Quieres comer algo?

—Por Favor.

Reviso mi teléfono. Algunas llamadas de mi madre. Se me cae el alma al suelo cuando veo que hoy es lunes y falta una hora para entrar a la escuela.

—¿Qué te pasa Abraham?

Tomo mis cosas y trato de vestirme. El culo me duele intensamente.

—Es lunes Esteban, y por si no viste, falta una hora para que entres a trabajar y yo a estudiar—Me pongo la playera blanca y la sudadera rosa pastel.

Me mira divertido.

—Tú vives despistado Abraham. El viernes anunciaron que hoy no habría clases, por alguna mierda del consejo estudiantil.

—¿No se supone que tú tienes que ir?

Alza los hombros.

—Se supone. Ahora ponte los bóxers, quédate así, solo con tu playera y tu sudadera. Te vez increíblemente sexy.

Me pongo tenso, siento un millón de mariposas revoloteando en mi interior.

—¿No lo dices en serio verdad?

—Lo digo muy en serio. Es más, me gustaría que te pusieras una sudadera mía.

—Eres un pervertido, en verdad que lo eres, las medias, tú sudadera. ¿Que sigue? ¿Amarrarme las muñecas y los pies para que me penetres?— me sonrojo.

Sonríe perverso, me excito. Ver su torso desnudo y mi comentario súper fuera de lugar, pone a mis hormonas como locas. Se levanta, solo con su calzón Negro Calvin Klein, observo sus pies, me excitan demasiado, es como si viera su parte íntima, oh estoy loco, pero sus pies son excitantes y perfectos, me encantaría besarlos y tenerlos...

—¿En que piensas, Pequeño?—Sonríe perverso.

Me sonrojo. Como siempre. Mi piel está hirviendo, mi respiración comienza a ser agitada.

—E-n Nada.

—No estarías nervioso—Se acerca lentamente a mi. Como el depredador que es. Esta demasiado cerca, puedo sentir su ya creciente erección. Oh Dios—Parece que otro, es el pervertido.

Se aleja y sale de la habitación. Me deja como un carro de carreras. Me siento en el borde de la cama. Cierro los ojos y pienso en lo fabuloso e increíble que está siendo esta reconciliación. Sigo a Esteban al Cuarto de baño, Este sigue igual, con sus colores dorados, blancos y plateados. Se me antoja estar desnudó en la bañera, llena de espuma, junto a Esteban.

—Vamos a tomar un baño.

Me excito.

—Si.

Abre la llave de la bañera, el sonido que produce el agua al chocar con la porcelana de la bañera, ma relaja. Esteban aplica esencias y sales baño. El ambiente huele a rosas.

—Desnúdate Pequeño.

Eso hago. Arranco mi playera y sudadera de mi. Quedo semidesnudo ante el. La mirada que tiene ante mi Me hace sentir sexy. Esteban baja su Calvin Klein, quedando completamente desnudo frente a mi. No puedo evitar pensar que su miembro, a pesar de no estar erecto, es bastante grande. «Dios Abraham, deja de pensar en eso»

—¿Te gusta la vista?—Pregunta juguetón.

—Bastante.

Esteban entra a la bañera.

—Ven, entra conmigo.

Me quita el bóxer, entro a la bañera y me pongo entre las piernas de Esteban. Me siento la maldita perra de Anastasia Steele, aunque mi hombre es mucho mejor y más guapo que Grey.
Al agua cubre nuestros cuerpos, es una gloria sentir el abdomen de Esteban en mi espalda. Es todo Tan ardiente. El pene de Esteban queda muy cerca de mi trasero. Me prendo, miro hacia enfrente y tengo los excitantes pies de Esteban. Soy un maldito pervertido. El empieza a plantarme besos en la espalda, Dios, cada beso, es un cosquilleo que me vuelve loco. Me hace escapar de la vida real.

—Me encanta tenerte de vuelta conmigo, Abraham. Eres lo mejor que me a pasado en mi mísera vida, eres lo único que me hace feliz. Eres ese rayo de luz

—¿Lo mejor? No te creo. Has tenido de todo para ser feliz, dinero, viajes, sexo...

—Puedes tener todo el dinero del mundo, oh todas las cosas buenas de la vida, pero eso no asegura la felicidad. La felicidad, la verdadera felicidad la podemos encontrar en cosas, personas o situaciones, que no se compran con un pedazo de papel. Y yo jamás en mi Puta vida había sido feliz como lo soy contigo—Me besa cerca del cuello—Tú eres mi felicidad.

Los ojos se me llenan de lágrimas ante sus palabras. Es lo más dulce que alguien me halla dicho.

—Tú también eres mi felicidad.

Salimos de la bañera y pasamos una tarde de línea grandiosa. Me hace tan feliz el estar de nuevo con Esteban. Estos dos Días me a demostrado que me quiere de verdad, que todo lo que dijo fue un arranque de su ira. Esteban era todo lo que necesitaba de nuevo en mi vida. Son las cinco en punto de la tarde.

—Tengo que irme Esteban.

—Te llevó.

—No, puedo ir solo, y por mas que me mires así, no aceptare.

—Pero...

—Nada, me voy.

Le doy un beso y salgo corriendo de su casa antes de que me convenza de llevarme. Necesito aire fresco. Voy caminando, envuelto en mis pensamientos.

—A ti te quería encontrar hijo de puta—Es Erick, drogado hasta el suelo.

El miedo se apodera de mi.