—Oh Pequeño, Me fascinas—Habla muy cerca de mi cuello.

Mi respiración es agitada, mi entre pierna está ardiendo. Me besa la clavícula, causando un escalofrío que recorre todo mi cuerpo.

—Quiero cada parte de ti, cada centímetro de tu hermosa piel.

Me recuesta lentamente en la cama. Estoy muy excitado. La habitación oscura le da un ambiente totalmente lleno de lujuria.

—Esteban...—Suelto su nombre en un gemido.

Se recuesta por encima de mi. Puedo sentir su crecimiento erección en mi pierna. Mi piel arde ante aquel morboso contacto. Sus grandes manos acarician mis mejillas. Estoy Ardiendo.
Extrañaba todo este contacto. definitivamente Erick jamás me haría sentir así, nunca. Esteban es más apasionado, tiene una vibra ardiente, llena de pasión, lujuria. Besa mi piel, pongo mis manos en su cabello y jalo de el. Esto lo excita mucho. Pone sus manos en mi cintura y me arranca la sudadera rosa junto a la playera blanca.
Baja de mis clavículas a mi pecho, lo besa, marca un camino de besos. Llega a mis pezones y comienza a lamerlos.

—Ohh...

—Estás exquisito, Pequeño.

Todo se nubla, sus palabras junto sus manos al tocarme me hacen llegar al cielo. Esteban es grandioso en todo lo que hace. De mis pezones vuelve a subir a mi clavícula. Luego a mi cuello para terminar en mi boca. Asfixia mis gemidos con su beso. Me separa un poco de el y comienzo a desabrochar los botones de su camisa. Uno por uno, Me sonrojo al ver su torso tonificado, Esteban es increíblemente Perfecto, cada parte de el es pulcra. Cambiamos de posición, ahora soy yo quien está encima de él. Me siento poderoso y sexy. Pongo mis manos en sus hombros y acerco mi boca a su oreja. Suspiro en ella y el tiembla de placer, el también está ardiendo en deseo. Quiero hacer el amor con Esteban aquí y ahora. Bajo por su cuello, lo muerdo un poco para después besarlo. Empieza a desabrochar la cremallera de mi pantalón, quiero más, quiero todo de Esteban. Estoy lleno de deseo y energía, necesito más de él. Su enorme erección está debajo de mi trasero, al sentirla me prendo aún más, empiezo a menearme por encima de él. Su pene amenaza de salir.

—Espera Pequeño, vas a lograr que me venga con tan solo moverte.

Me sonrojo ante sus palabras. Me baja de el, se levanta de la cama y queda de pie frente a mi, sin camisa, solo con sus pantalones. Es todo un modelo, siento un morbo enorme al verlo ahí, con el torso desnudó, deseándome. Me recorre con la mirada, sus ojos se clavan en los míos. Estoy deseándolo.
Se acerca más a mi, quita mis tenis y tira de mi pantalón, dejándome, (después de tanto tiempo) semidesnudo ante el. Ante el no me da pena estar desnudo, el tiene esa magia, que puede hacerte sentir seguro con tu cuerpo. El quita su pantalón, solo quedándose con sus Calvin Klein negros. Es increíblemente sexy, si le tomara una foto, iría directo al catálogo de Calvin Klein. Vuelve al acecho, poniéndose por encima de mi. Nuestros miembros rozan entre sí, eso me pone más ardiente, algo en mi interior se revuelve, pasó mi mano por su pecho, lo tocó, voy bajando lentamente, hasta llegar a su Gran pene, La boca se me seca al tocar el voluptuoso miembro, Oh Dios...

—Pequeño, te quiero solo para mi.

Ahora el me toca, sus grandes manos estrujan mi trasero, me hace sentir húmedo, quiero más de Esteban, necesito más. Esteban me pone de espaldas. Pone su gran miembro cubierto por el calzón en la hendidura de mi trasero, y se mueve ante este. Ese roce me vuelve loco, besa mi espalda y vuelve a moverse, me prende. Pone una mano en mi nalga derecha y la estruja.
Me derrito ante su contacto, cada movimiento que hace es una sensación nueva para mi. Baja mi bóxer, dejando al descubierto mis nalgas. Esteban suelta una pequeña nalgada, soba mi trasero y vuelve a soltar otra más fuerte, la nalga me escuece, me duele y me excita su contacto.

—M-más...

—¿Quieres que...?

—Siii—Digo en un gemido.

Su mano vuelve a chocar con mi nalga, Está vez más fuerte. Me excita este tipo de dolor, es diferente a todo lo que hemos hecho, es Morboso.

—¿Te gusta?

Suelta otra nalgada. Dejando mi trasero rojo.

—Si—Gimo.

—Eres un chico muy bueno.

Da otra nalgada. Mi trasero está ardiendo, pero vale la pena.

—Me encantas—Se acerca a mi trasero y le planta un beso a cada una de mis nalgas. Me prenden sus besos. Se levanta, dirigiéndose a uno de sus nuevos muebles, abre un cajón, saca una botellita pequeña de lubricante y un condón. Estuve esperando esto mucho tiempo. Necesitaba este tipo de emociones. Regresa. Se coloca un condón color rojo.

—Vas a lubricarme con tu boca.

Me prendo. La electricidad está a flor de piel, quiero probar su gran miembro. Me pongo de rodillas en la cama. El pone su enorme pene frente a mi cara «Mierda, Es enorme» sacó mi lengua y por encima del condón empiezo a lamer la cabeza. El condón tiene un ligero sabor a Cereza. Me excito. Salivo más de lo normal y lo introduzco lentamente a mi boca, llego a la mitad y sale de mi boca. Desde la vez en su oficina no hacía esto. Vuelve a introducirlo, apoco a poco hasta llegar a mi garganta y tapar mis fosas nasales, cortando la respiración. Vuelve a salir, lubricado.

—Ponte en cuatro—Ordena.

Lo hago de inmediato. Quedo expuesto ante el. Sin aviso, siendo su dedo índice dentro de mi, aplicando lubricante en mi interior. Bombea su dedo en mi interior. Mi vista se nubla. No puedo con tanto placer. De pronto siento la cabeza de su pene erecto en la entrada de mi ano. Este se dilata, lo deseo, deseo a Esteban con todas mis fuerzas.

—Te deseo Esteban...

—Yo muchos más, Pequeño.

Me penetra lentamente, da embestidas lentas. Haciéndome el Amor, llegando al cielo lentamente.