
Capítulo 5
CAPÍTULO EDITADO.
ESTEBAN
Me despierto más temprano de lo normal pensando en los labios de aquel joven de primer año. Es todo tan abrumador, dos años de terapia, dos años de medicación botados a la basura. Está pasando de nuevo.
Mal humor, poco control, perdición sexual. ¡No, no y no! Se supone que todo estaba enterrado, no puedo volver a ese punto ciego. P-pero ese pequeño, él... ¡¡Es su culpa!!. Cuando no supo la respuesta de la pizarra, ¡Dios!, debía ser castigado, yo debía azotarlo, darle lo que merecía, invadir ferozmente su cuerpo... si hubiera sido así, oh, no hubiera podido moverse en días.
— ¡Basta ya! — me obligo a alejar esos pensamientos, simplemente no puede estar pasando.
¿pero por qué no sale de mi mente? Yo debo, debo...
Creo que lo mejor será salir a correr. Eso es, Esteban. Busco un pantalón deportivo lo más rápido que puedo mientras pienso en mi terapeuta, necesito verlo de nuevo.
Cuando regreso veo que tengo el tiempo justo para alistarme e irme al trabajo, realmente no es algo que quiera en este momento. Estar allí soportando a todos esos pubertos hablando de sexo, porno y en cómo se tocan pensando en las chicas de sexto semestre, es un jodido dolor de cabeza.
Termino de abotonar la camisa color azul cielo para luego ponerme el sueter naranja, lo he acopañado todo con unos elegantes pantalones negros y zapatos de piel. Me gusta cuidar de mí. Es por eso que por lo general incluyo varias frutas en mi desayuno junto con hotcakes, todo mientras en el iPod suena Moonlight de Beethoven. Ah, como disfruto estos ratos de paz sin los murmullos de los chicos.
—Señor Esteban — Marieta, la señora que limpia mi casa me saca de mi ensueño. Pauso la música —, encontré esto en su habitación— es la muñequera con estoperoles—, supongo que era del joven Is....— hago señas con la mano para que guarde silencio.
— Sabes que ese nombre ya no se pronuncia en esta casa.
— Perdone señor, Esteban.
—Que no se vuelva a repetir por favor.
Termino de desayunar y me dirijo al auto. No paro de pensar en él. Hoy tengo cuatro horas seguidas con su grupo. Espero que venga, diría que él es la razón por la que no me molesta demasiado ir a la escuela. Es tan tímido y lleno de luz. En cambio yo...
Llego a mi salón y me tumbo en la silla del escritorio. Como aún no empieza la clase aprovecho para sacar mi portátil y empiezo a revisar algunos trabajos.
Entonces tropezando, entra aquel chico. Toma asiento en la butaca más lejana del escritorio y observa todo el salón menos a mi. Lo miro divertido. Lo imagino así de tímido y sumiso en mi cama, muevo la cabeza tratando de remover aquello de mi mente.
—Buen día, Abraham. Tan puntual como siempre.
—Bue-bu-buen día, profesor — aleja su mirada de la mía posándola en la ventana.
-.-.-.-.-.-.-.-.-
¡Mierda! Es más intimidante de lo que recordaba. Maldita la hora en la que decidí llegar más temprano de lo usual. Siento su mirada y lo único que puedo hacer es ver por la ventana. Hoy termino de comprobar lo mucho que me incomodan los chicos mayores. "Mayores y guapos" — completa mi subconsciente.
Saco mi teléfono y me pongo a ver mis fotos tratando de desviar la presencia del profesor.
— ¿has estudiado los binomios? — Me quedo mirando mi teléfono, supongo que está hablando con alguien más hasta que percato que se dirige a mi.
— ¿Mande?.
— Tienes que estar estudiando, eres el que peor va de la clase.
No entiendo a qué viene todo esto así que lo ignoro. Empiezan a llegar mis compañeros, Emma se sienta enfrente de mi.
— Te hice un dibujo, Abraham — saca una cuadro pequeño en el qué hay una réplica idéntica mía a lápiz.
— Muchísimas Gracias.
—Espero te guste, eres una de las personas que más me inspiran. Aparte de que fuiste el primero en hablarme — mira hacia otro lado— En la secundaria casi nadie me hablaba, me miraban raro, me decían tantas cosas horribles — su voz de debilita, esta a punto de llorar —, d-decían, decían que era Gorda, rara, que debía suicidarme — la primera lágrima cae de sus ojos.
— Pues que se jodan, ellos no tienen razón — tomo su mano —. Tú eres hermosa y yo no veo nada malo en ti.
—Bueno, jóvenes, el día de hoy vamos a hablar sobre la suma de polinomios...—Interrumpe el profesor.
Esta clase — como la mayoría de clases de Algebra — no pongo atención. Lo único en lo que puedo pensar es por qué las personas juzgan a otras por no encajar en su estándar. Es tan tonto. La clase acaba y cuando estoy apunto de irme, una voz varonil, sexy y autoritaria me detiene.
— Abraham, ven un momento.
Me pone demasiado nervioso.
—¿Qu-Qué pasa?.
— estamos a tres meses de que termine el primer semestre y por lo que veo, no estás dando el 100% ni siquiera el 50% en esta clase. Deberías intentarlo, aunque para mi ya estás reprobado.
—P-pero ¿por qué? He estado entregando todos mis ejercicios, me tardo en realizarlos, pero los entrego.
—Pues tu desempeñó al frente es todo lo contrario. Tómalo en cuenta — Me mira de arriba abajo y pasa saliva—. Eso es todo, ahora largo.
Este maestro es súper payaso.
Llego a mi casa y me tumbo en el sofá prendiendo la televisión, abro mi lata de Coca-Cola, una bolsa de papas fritas y cambio de canal a E!, en el cual están transmitiendo un episodio viejo de "keeping up with the kardashians". Estoy bastante entretenido hasta que mi teléfono empieza a vibrar, son mensajes de texto, de mi ex, el que estuvo a punto de convertirse en violador más específicamente.
CARLOS: [Con que estás en la misma prepa que yo, Abi ❤]
Mierda, no puedo creer que esté en la preparatoria, ni que me diga así. Otra vez.
YO: [No puedo creer que estudies en la misma prepa que yo, no te he visto. JA]
CARLOS: [Pues créelo, bebe. Estás más lindo que antes]
YO: [Deja de joder, Carlos]
CARLOS: [La última vez que nos vimos fue un poco desastrosa, tal vez ahora que estás cerca... podríamos terminarlo 😉💋😏]
Doy por terminada la conversación. Es increíble que a su edad sólo piense en sexo, aunque bueno, creo que ya es mayor de edad, realmente no lo recuerdo bien. Me siento un poco incómodo ahora que sé que Carlos —uno de los pocos novios en persona que he tenido — vaya a la misma escuela que yo. No me incómoda su presencia, lo que me incómoda es su gusto por el sexo, su estatura y su edad.
En verdad soy la persona más rara del mundo.
Editado por vluchtig
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