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Nubes blancas, esponjosas como solo ellas podían lucir se veían por todo el cielo. El sol a pesar de tener un resplandor alegre el día de hoy, no causaba calor, era un clima perfecto como muchos dirían.
Pero eso no importa, lo que realmente me importa en estos momento es llegar lo más rápido posible a mi departamento para poder gozar de un día de placer, que me lo tenia mas que merecido después de una insoportable y estresante semana de mierda.
Contaba con la fortuna de que mi departamento no quedara muy lejos del estudio en donde trabajaba, me ahorraba de cierta forma la fatiga de caminar mucho o de tomar un fastidioso transporte. No me mal entiendan, amo mi trabajo pero en días como los de esta semana lo único que quiero hacer es tirarme de un puente.
Con más razón quería llegar, para poder liberar todo el estrés de la
Pasada semana.
Abrí la puerta de mi hogar de una manera considerablemente rápida, dejando mis llaves en el pequeño taburete de entrada al igual que mi mochila. Dando pasos más relajados y tranquilos camine a mi habitación para dar lo que se podría decir el inicio de un día de liberación. Caminado directamente a mi armario para sacar los materiales que iba a anudar en aquel tan ansiado día.
No fue muy difícil sacar los materiales ya que estos se encontraban en una linda caja color melocotón que presumiblemente yo hice. Dentro de esta había un conjunto de prendas que de vez en cuando me gustaba usar para sentirme y verme sensual. Por que si, me excitaba en demasía usar ropa con la que sabía que me veía apetecible y tentador.
De entre toda la ropa y conjuntos dentro de la caja saque un conjunto que aunque no solía ponerme mucho adoraba como lucia, no tenía mucha ciencia constaba de una falda tablaeda color rosa pastel con unas pequeñas cerezas en las orillas, un crop top color rojo, unas medias a rayas blanco y rosa, bragas de encaje con un pequeño lazo amarrado en forma de moño, en la parte delantera y para completar el look unas orejas de gato y un choker con un moño donde colgaba un cascabel.
Realmente no miento cuando digo que esa ropa me hacía sentir una deliciosa sensación de sensualidad y atracción, y aunque las personas digan que no es nada normal que un chico se vista así, no me importaba al final de cuentas el que disfruta de vestirse así soy yo, así como mientras me vea bello, la gente se puede ir a la mierda.
Siendo sincero, en este momento podía aceptar que me veía demasiado bien hasta para mí mismo, y no iba a desperdiciar eso. Sacando mi celular comencé a sacarme varias fotografías, en distintas posiciones para hacer lucir ya no solo el tan bello traje si no también mi muy agraciado cuerpo.
Sorprendentemente pasaron alrededor de dos horas donde me había sacado fotos, y que en defensa no había sentido ni mínimamente el paso del tiempo. De cualquier forma ya no iba a perder más tiempo, dejando mi celular a un lado por el momento me dirigí una vez más al armario para sacar esta vez una caja azul celeste aún más grande que la anterior, la cual dejé en mi cama para poder sacar todo el contenido.
Y que hubiera sacado, si no fuera porque el sonido de una puerta abriéndose estrepitosamente me interrumpió.
Me sorprendí o más bien me asusté, debido a que eso no debía pasar, yo me encontraba viviendo solo por lo cual era completamente imposible que una puerta de abriera sin ser yo el que lo hacía. Sin vacilación camine lento hacia la puerta que había escuchado abrirse, era poco decir que me encontraba en pánico debido a que bien eso podría ser un ladrón tratando de entrar a la casa. Pero con un poco de alivio me relaje al ver que no era un ladrón si no mi estupido y sensual mejor amigo.
Yoongi -nombre de su mejor amigo- se encontraba de pie dándole una calada a su cigarrillo en el marco de la puerta con total tranquilidad, como si no hubiera recién azotado la puerta de una casa ajena. Casual.
A pesar de la inesperada intromisión a su hogar, debía admitir que su amigo se veía condenadamente sexy con esa ropa negra medio rasgada, y ese cigarrillo en la boca. Eso no era para nada una sorpresa, aunque le había costado aceptarlo logró admitir que su amigo era alguien sumamente caliente. Por el momento aún desconocía la razón del porqué tal acción de parte de su mejor amigo, en un día cualquiera. Quería preguntar el porqué de la intromisión pero sin razón alguna su boca no podía moverse, tal vez aún se encontraba en un tipo de shock involuntario.
Pero si eso no fuera suficiente, su mente quedó aún más en blanco -si eso era posible- al ver a su amigo acercándose con pasos tranquilos después de cerrar la puerta con seguro y colocarse de frente a él para expulsar una nube de humo Justo en su cara.
Algo que lo sacó de onda, dejándolo aún más aturdido de lo que ya era posible.
—¿Pero que?—fue lo único que su boca había logrado soltar. Y que para su sorpresa el contrario al oír aquellas tan cortas y temblorosas palabras sacó a relucir una sonrisa de picardía pura.
No entendía nada de lo que su mejor amigo estaba haciendo. —¡Yoongi, como te atreves a abrir de esa manera la puerta sin tocar! ¡Y luego entrar como si nada! ¿Es que- — No había terminado de regañar a su amigo gracias a que este había colocado un dedo en medio de sus labios haciendo un gesto de silencio. Su enojo crecía monstruosamente rápido con cada acción de parte del pelinegro al igual que su confusión. Pero eso no era impedimento para que este detuviera su accionar sin sentido.
Yoongi quitó su dedo de los labios del alto para tomar con su mano la barbilla de este, y ahora colocar su pulgar en medio de aquellos rosados y perlados labios. Aquel dedo que con poca presión logró entremeterse en la boca del rizado. Era todo tan excitante pero a la ves confuso para Hoseok.
Aún en ese posición el pelinegro alzó lo más posible la cabeza de Hoseok, para examinar con su felina y oscura mirada la vestimenta contraría, la cual con el primer vistazo que le dio había logrado darle una oleada de exitacion de solo ver los muslos apretados en esas medias y la pequeña cintura de su amigo adornada de una linda falda. Estaría mintiendo si dijera que no le excitaba su mejor amigo vestido de esa forma.
Su inspección al cuerpo de Hoseok fue interrumpida por el mismo, al separarse bruscamente del pelinegro y darle un leve empujón en el pecho que causó que este retrocediera unos pequeños pasos. —Después de la forma nada normal de entrar a mi casa. ¿Podría saber el motivo de que estes aquí?— hablo Hoseok que cruzo sus brazos por encima de su pecho para tratar de verse serio y no afectado por la reciente acción de su amigo.
Yoongi, avanzó algunos pasos hacia enfrente con lo que parecía la intención de acercarse, dándole una última calada a su cigarrillo para luego apagarlo con las yemas de sus dedos y con una extraordinaria puntería lanzarlo al cesto de basura.
—¿Acaso no puedo venir a verte? Pero si insistes, venía a pedirte un favor.— dijo con un tono de desinterés que por un momento no había logrado entender. —Pues le veré en la peña de decirte que ahora me encuentro ocupado. ¿Podrías irte?— respondió ahora Hoseok con tono claramente irritado.
Y cómo no lo estaría, después de que su mejor amigo había interrumpido su día libre, su día de relajación y placer.
Se miraron fijamente por algunos segundos sin decir nada de ningún lado
—Eso suena a que me estás corriendo. Me siento un poco ofendido ante eso, pero si gustas, puedo ayudarte a eso en lo que estás ocupado.—
hablo en un tono de voz tranquilo y ronco, como un susurro. Tal acto hizo que la piel de Hoseok se erizará. —Mi querido Sol, sabes que para mí nunca es una molestia ayudarte. Así ¿Que tal si me permites terminar con lo que eh interrumpido?— si, eso realmente no se lo esperaba, y es que aunque en muchas ocasiones llego a tener sueños húmedos y fantasías sexuales con su mejor amigo, jamás creyó o siquiera pensó en la posibilidad de hacerlas realidad. Si bien era un sátiro calenturiento, también tenía dignidad y conciencia como para darse cuenta de lo que podría pasar.
Le atraía la idea de que su mejor amigo le ayudara a liberar su estrés, pero también pensaba en las posibles consecuencias que esto podría tener.
—Te conozco lo suficiente como para saber en lo que piensas con respecto a mi propuesta. No te preocupes cariño, las consecuencias que tú piensas no sucederán. Han sido incontables las veces que te eh dicho que para mi sería todo un placer cumplir con tus fantasías.— Tal vez, solo por esta vez debía hacer caso y no pensar en lo que podría pasar después y sólo disfrutar del momento. Asentí a sus palabras, con un poco de timidez que luego fue cambiada por sorpresa al sentir el repentino acercamiento del cuerpo del pelinegro al Mio.
Sentí como su cuerpo me empujaba hasta chocar con una pared, y ser prácticamente acorralado siendo casi empotrado. Las grandes y venosas manos pálidas del pálido comenzaron a acariciar mis muslos de arriba a abajo lentamente dándoles apretones repentinos. Su mirada era intimidante y oscura, como la de un depredador apuntó de cazar su presa, eso era lo que parecía Yoongi.
Su boca se acercó peligrosamente a la mía con un leve y corto roce, que dio inicio a un beso de lujuria y deseo, aquel beso era pesado y demandante haciendo que se me dificultara seguirle el ritmo pero aún así siguiéndolo. Me encontraba tan distraído en el fogoso beso que no me di cuenta cuando Yoongi me alzó empotrándome en la pared.
—Quiero tu lengua afuera— dijo con seriedad. Ante esto pase a obedecerlo, y abrí mi boca para sacar mi lengua. Una vez que hice esto él la toma con sus dedos y luego la soltó. Me sentí confundido ante esto, pero no duro mucho es pensamiento después de que mi mente se vaciara al ver y sentir cómo Yoonie tomo mi lengua entre sus labios y la lamió. Primero fueron sus labios quienes lo hicieron y luego vi cómo sacó esta vez solamente su lengua y comenzó a jugar con la mía. Era un beso de lengua, literalmente de lengua. Juraría que si alguien nos viera de esta forma diría que nos vemos asquerosos pero creo que en este momento es lo último que me importaría. Porque se sentía asombroso como ese músculo rosado, caliente y húmedo lamía y saboreaba el mío, podía sentir como la saliva empezaba a escurrir. Sintiéndome aun más nervioso con eso.
Con una fuerza que desconocía que tenía, me cargo hasta mi habitación en donde me dejó a la orilla de mi cama aún sin dejar de besarnos por algunos minutos. —¿Te parece si agregamos unos complementos a nuestra diversión?— hablo este al separarse por unos segundos dejándome sonrojado y caliente. Agradecía haber sacado la caja de mis jueguetes antes de que él llegara para evitar tener que pararme y buscarla.
Abrí la caja y saqué todos mis juguetes, estos iban desde esposas, consoladores y vibradores hasta, látigos, y mordazas. Sentí algo de pena al mostrarlos pero aún así me demostré con muchas ansias de empezar lo que sea que el pálido deseara. —¿Será malo decir que me esperaba juguetes más suaves? Pero eso ya no es relevante, ahora tenemos material para aumentar el calor. — dijo con una sonrisa de lo más socarrona.
Sus manos no se tardaron en comenzar a tocar superficialmente todos los juguetes, mientras tarareaba una canción. Claramente quería jugar.
Su atención se posó en una lindas esposas plateadas con pequeñas decoraciones, las cuales no tardó en agarrar para balancearlas frente a mis ojos indicando lo que era más que obvio iba a hacer.
Se acercó a mi con un semblante intimidante, tomando mis dos brazos y apresándolos en mi espalda con ayuda de las lindas esposas de metal. A pesar de lo raro y confuso que comenzó la situación ahora estaba tomando un buen ritmo. La vista del pelinegro no tardó en volver a vagar por entre los juguetes para ahora elegir un vibrador blanco, algo que no solo levantó mi curiosidad también mi exitacion al más o menos predecir lo que estaba apunto de hacer.
—Muy bien precioso, abre tus lindas piernas.— Ordeno el pálido, y Hoseok no se hizo esperar y de inmediato abrió sus piernas, dejando ver apenas unos roces de su braga, aunque la falda la tapara mayormente.
El pálido sonrió al ver eso, se acercó aún más y con una de sus manos subió la falda dejando ver totalmente la braga del chico. Con la misma mano pero esta vez con tan solo dos de sus dedos acaricio por encima de la tela el pequeño miembro de su querido amigo. Haciendo que esté se estremezca y quiera cerrar sus piernas ante la sensibilidad que tenía en esa zona, y le causaba una oleada de escalofríos y exitacion.
Los pálidos dedos no tardaron en dar más caricias por sobre aquella tela de encaje, causándole más escalofríos y sensibilidades que pronto hicieron que el pelirrojo empezara a soltar pequeños gemidos que sonaban apenas quedito.
No sabía si solo era él, o es que la habitación se había comenzado a calentar. Sentía como cada uno de sus nervios se ponía sensible al mínimo toque del cuerpo contrario, sentía a su anatomía subir de temperatura ruborizando sus mejillas en bello tono carmín. Y si la situación no fuera ya excitante de por sí, al pelinegro se le ocurrió una grandiosa idea para aumentar el ambiente sensual.
Sacando su celular de uno de los bolsillos de su pantalón, se adentró en una aplicación de música de donde comenzó a reproducir una playlist de canciones que iban más que bien para la ocasión, conecto su móvil a las bocinas que sabía el pelirrojo tenía por toda la casa debido a que este le gustaba escuchar música a todo momento en todo lugar. Aquí es donde te preguntas ¿Quien tendría una playlist para hacer cosas totalmente indebidas? Bueno pues el pelinegro la tenía y ambientaba de una manera exquisita la situación.
Dejando su celular en una mesita de noche que se hallaba en la habitación, procedió con lo que tenía planeado antes de poner la música y ambientar.
Encendió el vibrador en un nivel bastante leve y suave, para luego colocarlo por sobre la tela de las lindas y sexis bragas del alto.
A consecuencia de esto, Hoseok sacó un gemido algo alto que logró ser tapado por la no tan alta música.
Era un completo placer visual ver al pelirrojo con las piernas abiertas y en medio de estas un vibrador dándole más placer.
El pelinegro sintió su garganta y boca seca ante lo más que excitante panorama, sintiendo unas ganas grandísimas de humedecer su boca otra vez. Y claro que lo haría, así que decidió a saciar su sed y volver a humedecer su boca, se encogió a la altura de Hoseok y unió sus labios con el nombrado, dando inicio aún candente beso en busca de saciar su sed de deseo y lujuria.
Le resultaba fascinante que el chico tuviera un peculiar sabor dulce, que le hacía crecer su antojo por probar más de aquella cavidad, por saciar toda su sed con aquella dulzura. Había visto tantas veces los labios de su mejor amigo en tonos rosas perlados, que innumerables veces se le había cruzado por la mente que estos tuvieran sabor dulce pero jamás creyó poder comprobarlo.
Después de unos minutos donde disfruto del peculiar sabor del chico y de la gloriosa sinfonía de gemidos que salían y eran callados torpemente por la boca contraria, decidió que era suficiente de juego previo, lo único que quería con él vibrador era poner a Hoseok al máximo para que disfrutara de placeres inimaginables que él pelinegro estaba encargado de hacer sentir a su menor.
Dejando el vibrador blanco -que ahora se encontraba apagado- de nuevo en la cama, paseó su vista por los varios juegues esparcidos en la misma, hasta dar con lo que buscaba. Tomando un pequeño anillo azul entre sus dedos para luego acercarse al menor y bajarle con lentitud sus bragas dejando al aire y en libertad su pequeño miembro.
Aunque esto fue por poco, porque a lo segundos de ser liberado le colocaron el anillo, impidiendo que el pelirrojo pudiera correrse y solamente quedara en un tortuoso orgasmo a medias.
Era una frustrante sensación de placer.
Una vez puesto el anillo, libero en su lugar las manos del alto, dándole libertad de moverlas y poder hacer la acción que quería para ese momento. Era poco decir que el cuerpo del pálido estaba caliente, este se encontraba sumamente ardiente y no solo en el doble sentido. En busca de calmar un poco el calor que su cuerpo comenzaba a experimentar de quito la camisa lanzándola a quien sabe donde, el lugar realmente no era relevante.
El torso pálido y marcado del pelinegro quedó a vista de su mejor amigo, haciendo que este inevitablemente se lamiera los labios ante la idea de pasar sus dedos y lengua por aquellos músculos. Si o si tenía que tocar aquel torso tan apetecible.
Pero en lo que su mente divaga en las miles de cosas pecaminosas que quería hacerle al cuerpo de Yoongi, poco se dio cuenta que este había tomado otra cosa más de entre sus juguetes regados. Prestando atención solo hasta que este colocó el objeto enfrente de sus ojos y se dio cuenta de lo que era.
Sorprendiéndose un poco ya ni siquiera él recordaba tener esa cosa.
Una correa.
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