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5- Aberración

KARA

Noté que alguien me zarandeaba, abrí los ojos y era Nia.

-Kara: ¿Nia?

-Nia: Kara... - dijo, sentándose a mi lado, llorando

-Kara: Eh... ¿Qué ha pasado? - dije, intentando centrarme - ¿Discutiste con Caitlin?

-Nia: No estaba con Cait, te mentí... - dijo, desviando la mirada- Lo siento mucho Kara, yo... no sabía cómo decírtelo

-Kara: ¿Decirme qué?

-Nia: William me presentó a una mujer, Andrea Rojas, que tiene una agencia de modelos y me propusieron participar en una sesión de fotos

-Kara: ¿Una sesión de fotos? ¿A eso fuiste?

-Nia: Sí...

-Kara: ¿Y qué pasó? ¿Por qué estas llorando así? - dije, confundida

-Nia: Después de la sesión salimos a cenar los tres juntos, pero luego Andrea se fue y nos quedamos William y yo a solas. Me invitó a tomar una copa y después me llevó a su apartamento

-Kara: Espera, no me digas qué intentó forzarte... - dije, y Nia se quedó en silencio - Nia por favor, no me digas que lo consiguió... - dije, muy preocupada

-Nia: Ojalá lo hubiera hecho

-Kara: ¿Qué? No te entiendo

-Nia: Fui yo la que intentó acostarse con él, Kara. William me gusta mucho o... me gustaba. Y yo creí que le gustaba a él. Creí que era el adecuado para tener sexo por primera vez

-Kara: Nia... - dije, sujetando su mano, acariciándola- ¿Qué es lo que pasó?

-Nia: Pues que fui una estúpida, estaba tan obsesionada con que era el hombre perfecto que no me di cuenta de lo que tenía frente a mis ojos. Él no estaba interesado en mí, ni en ninguna otra mujer - dije, aún molesta

-Kara: ¿A qué te refieres?

-Nia: Que William es gay

-Kara: ¿Gay?

-Nia: Sí, y ojalá me hubiera dado cuenta antes de desnudarme y tirarme sobre él. ¡Qué va a pensar de mí ahora! Estoy tan avergonzada... - dijo, sin dejar de llorar

-Kara: Eh... no tienes nada de lo que avergonzarte - dije, aunque ojalá Nia no hubiera actuado de forma tan impulsiva. No era propio de ella.

-Nia: Estaba dispuesta a hacerlo Kara, quería acostarme con él...

-Kara: Nia... eres una mujer increíble y estoy segura de que encontrarás al hombre adecuado para ti. No deberías tener prisa por probar el sexo. Mírame a mí - sonreí

Aunque en realidad en estos momentos no era un buen ejemplo para ella, pues desde que conocí a Luthor no había podido dejar de pensar en el sexo.

-Nia: Ya... pero al menos tú ya no eres virgen

-Kara: ¿Y qué prisa tienes?

-Nia: ¡No lo sé! - dijo, agobiada- Todas mis amigas ya lo hicieron con sus novios

-Kara: ¿Caitlin también?

-Nia: No, ella tampoco - dijo, girando los ojos- Pero somos las únicas de nuestra clase

-Kara: Nia... de verdad, no tengas tanta prisa. Cuando tenga que ser será - sonreí - Ahora, vamos a dormir, aún quedan unas horas para que amanezca

-Nia: ¿Puedo dormir contigo?

-Kara: Sí... ve a ponerte cómoda. Te espero aquí

Cuando Nia salió para cambiarse no pude evitar ponerme a pensar en Luthor y en lo que pasó esta mañana.

Cuando me perdí en su mirada y, sin darme cuenta, acabé estimulando su miembro reconozco que me gustó, y quise más, quería seguir. Pero sabía que no estaba bien.

Además, aunque me moría por disfrutar de su erección sabía que con la medicación no tenía nada que hacer, pues al menos la estimulación manual no sería suficiente.

De pronto imaginé como sería sentirlo en mi boca, y me estremecí. Enserio ¿Qué me pasaba?

No dejaba de auto-convencerme de que lo que me ocurría con Luthor era puro morbo. Pero cuanto más pensaba en ello más claro tenía que había algo más.

No sabía lo que era, pero lo que fuera que me estaba pasando con ella era muy real. Y no podía seguir negándolo.

En todos estos años nunca me interesó el sexo. Apenas me masturbaba y, cuando lo hacía, no era por placer sino más bien como un método para liberar estrés.

Realmente en mi vida el sexo siempre fue lo último de la lista. Pero tengo la sospecha de que después de conocer a Luthor mi percepción cambiará por completo.

Cuando la escuché masturbarse la otra noche me excité hasta el punto de mojar mis bragas. Y esta mañana, cuando estimulé su miembro y noté su respiración agitada sentí un cosquilleo en mi entrepierna.

Esa mujer desprendía sexo por todos los poros de su piel y, de alguna forma, había conseguido que me enganchase a esa sensación.

-Nia: Ya estoy - dijo, entrando y acostándose conmigo

-Kara: ¿Estas más tranquila...?

-Nia: Sí... - dijo, apoyando su cabeza en mi pecho - Gracias Kara... por no enfadarte conmigo. No debí mentirte

-Kara: Esta bien Nia, no te preocupes - dije, acariciando su cabello- Descansa

Me quedé acariciando a Nia hasta que se durmió y yo me dormí poco después.

LENA

Estaba en la cama, sin poder dormir. Normalmente estaría masturbándome como si me fuera la vida en ello, pero no tenía ganas.

Durante todo el día no pude dejar de pensar en la sesión con la Dra. Danvers. Fue todo muy raro.

Me hizo desnudarme y después de un examen visual no se cortó en tocar mi miembro. Eso sí, al menos tuvo el detalle de preguntarme, pidiéndome permiso.

Cuando noté el roce de sus dedos no pude evitar retroceder, pues tenía las manos frías.

Pero después, cuando lo acarició se sintió muy agradable. Y, aunque al principio no pude evitar tensarme, cuando cruzamos miradas me olvidé de todo.

Cuando sus ojos azules se clavaron en los míos y empezó a estimular mi miembro me dejé llevar, disfrutando del tacto suave de su mano hasta que no aguanté más y jadeé de placer.

Esa mujer me tenía a su merced, y sabía que sería capaz de hacer cualquier cosa conmigo si me lo pidiera.

La observé y me miró los labios y yo no pude evitar fijarme en los suyos, imaginándome como sería besarlos. Y, cuando la vi humedecérselos, supe que ella lo estaba deseando tanto como yo, así que me lancé.

La rodeé con mis brazos y la acerqué más a mi cuerpo, y el contacto físico se sintió realmente bien. Estaba deseando besarla así que no perdí más tiempo y me acerqué, hasta que rocé sus labios con los míos y lo sentí todo.

Pero lo mejor fue cuando dejó paso a mi lengua en su boca y sentí esa electricidad recorrer todo mi cuerpo.

Después me empujó, apartándome bruscamente. Y no entendí nada. Empezó a gritarme, acusándome y, aunque intenté disculparme, parecía muy molesta conmigo.

Eso me hizo sentir fatal. Nunca fue mi intención hacerla sentir así. Pero todavía me sentí peor cuando me dijo que escondiera mi aberración. Eso realmente me dolió.

Suspiré y me llevé la mano a mi miembro erecto, tenía que estimularlo al menos una vez pues de lo contrario se quedaría así toda la noche. Friccioné con intensidad para tratar de acabar lo antes posible con esto. Esta noche no me apetecía nada recrearme.

Intenté no pensar en nada mientras lo hacía, pero la palabra aberración aún retumbaba en mi cabeza y no pude evitar recordar la primera vez qué lo escuché, de la boca de Lionel.

**FLASHBACK**

Viernes, 26 de septiembre de 2008

Estaba en la calle, esperando que el chofer viniera a recogerme de las clases extraescolares. Cuando llegó, me subí en el coche y me llevó hasta la mansión.

Caminé hasta la entrada y el mayordomo tomó mi mochila. Me asomé a la cocina para merendar algo y le pedí al chef que me preparase unos gofres y un batido.

Después crucé el vestíbulo y me tiré en el sofá, quitándome las zapatillas con los pies, dejándolas caer al suelo.

De pronto empecé a escuchar unas voces en la planta superior, me pareció que Sam y mi padre estaban discutiendo.

Me levanté y subí las escaleras para ver qué pasaba. Crucé el pasillo y me acerqué a la puerta de la habitación de Sam, que estaba entreabierta.

-Sam: ¡No pienso hacerlo! - gritó

-Lionel: Lo harás, no permitiré que tu irresponsabilidad dañe el apellido Luthor

-Sam: No puedes obligarme

-Lionel: ¡Claro que puedo! Tienes diecisiete años. Soy tu tutor legal hasta que cumplas la mayoría de edad. Y no permitiré que des a luz a ese bastardo. Y menos en mi casa - dijo, muy molesto

¿Bastardo? ¿Mi hermana estaba embarazada?

-Sam: ¡Pues me iré!

-Lionel: ¿Y dónde piensas ir?

-Sam: No lo sé, pero ya me buscaré la vida. ¡No te necesito!

-Lionel: No sabes lo que dices, las hormonas no te dejan pensar - se rio- El padre del bebé te abandonó. Si te vas estarás sola - dijo, y no pude evitar el impulso de entrar

-Lena: ¡No estará sola! Yo la apoyaré - dije, acercándome a Sam- ¿Estás bien?

-Sam: Sí, tranquila...

-Lionel: ¡Tú no te metas Lena, esto no va contigo!

-Lena: ¿Qué no va conmigo? ¡Es mi hermana!

-Lionel: ¡Oh! Que tierno... - dijo, burlándose

-Lena: Pero ¿Qué te pasa? ¿Estás escuchándote?

-Lionel: Samantha Luthor - dijo, ignorándome- mañana te pediré cita con el médico. No voy a permitir que traigas ese bebé al mundo. Y no es negociable - dijo, cruzándose de brazos

-Lena: No serás capaz... - dije, enfrentándome a él- Que el padre se haya desentendido no significa que Sam no pueda tenerlo. Somos su familia, tenemos que apoyarla.

-Lionel: ¡Tú cállate! No voy a permitir que otro embarazo ponga en riesgo la reputación de la familia Luthor

-Lena: ¿Otro? ¿Cómo que otro? ¿Sam? - dije, mirándola sin entender nada. Pero ella se encogió de hombros, tan confundida como yo.

-Lionel: Te encanta disfrutar del sexo ¿Verdad? - dijo, y le miré- Pero nunca piensas en las consecuencias de tus actos

-Lena: No te entiendo. ¿A qué viene eso ahora?

-Lionel: A que no deberías salir de casa si no eres capaz de controlar lo que tienes entre las piernas...

-Lena: ¿Qué estás diciendo?

-Lionel: ¡Qué dejaste embarazada a una chica!

-Lena: ¿¡Qué!?

-Lionel: Sí, no me mires con esa cara. No debería sorprenderte teniendo en cuenta que te pasas el día follando. Debería esterilizarte...

-Lena: No soy un perro

-Lionel: ¿No? Pues por lo visto follas como un animal - dijo, encarándome- Aun no entiendo cómo pueden acostarse contigo. Con esa aberración que tienes entre las piernas - dijo, mirándome con asco - Debería haberte castrado cuando naciste

-Sam: ¡Papá! ¡Para ya! Estás siendo muy injusto con Lena

-Lena: Tranquila Sam - dije, acercándome a ella- Anda, vete abajo. Mandé preparar unos gofres para merendar, seguro que ya estarán listos. Deberías comer algo - sonreí

-Sam: ¿Estarás bien?

-Lena: Sí, tranquila. Guárdame un gofre - dije, dándole un beso en la mejilla y acompañándola hasta la puerta. Después cerré y me giré para mirar a mi padre - ¿Es verdad eso?

-Lionel: ¿El qué?

-Lena: Lo de la chica que dejé embarazada. ¿Es verdad? - insistí

-Lionel: Sí

-Lena: ¿Y quién es?

-Lionel: ¿Qué más da eso? Ya me encargué de solucionarlo. Pagué para deshacerme de tu error

-Lena: ¿Qué pagaste? ¿¡Cuándo!?

-Lionel: Hace unos tres o cuatro meses. Cuando me enteré de que esa chica estaba embarazada de ti fui a verla y le pagué una clínica

-Lena: ¿La obligaste a abortar?

-Lionel: No hizo falta, ella quería hacerlo. Pero sí quieres saber si la hubiera obligado a hacerlo la respuesta es sí. Nunca permitiría un escándalo así

-Lena: ¡Te odio! - dije, apretando los puños, intentando no llorar - No tenías derecho. De haberlo sabido me habría encargado del bebé...

-Lionel: Debes estar bromeando... Sólo tienes quince años

-Lena: Casi dieciséis

-Lionel: Eso no cambia nada, eres una cría. No sabes nada de la vida

-Lena: No necesito saber nada de la vida para saber qué lo habría querido y que me habría preocupado por darle lo mejor. Habría sido una buena madre o padre... - dije, un tanto confusa- Pero me habría encargado de que a ese bebé no le faltase de nada

-Lionel: Eres tan ingenua...

-Lena: No pienso perdonarte nunca - dije, intentando no derrumbarme- En cuanto a Sam, puedes apostar a que tendrá el bebé. Me aseguraré de ello.

-Lionel: No lo permitiré

-Lena: Sí, lo harás - dije, acercándome a él- No dejaré que vuelvas a acercarte a ella. La vigilaré día y noche si hace falta.

-Lillian: ¿Va todo bien? - dijo, asomándose

-Lionel: Sí, cariño. Lena y yo solo estábamos hablando

-Lillian: Lena, tu hermana pregunta por ti. Dice que si no vas a por tu gofre se lo comerá ella - dijo, y eso me hizo sonreír

-Lena: ¿Entendiste? - dije, mirando a mi padre y después me dirigí a la puerta, dándole un empujón.

Salí de la habitación y bajé las escaleras para encontrarme con Sam, sentándome a su lado en el sofá.

-Sam: Lena... ¿Estas bien...? - dijo, acariciando mi espalda- Yo... no tenía ni idea... Lo siento mucho...

-Lena: Tranquila, estaré bien - dije, con una media sonrisa- Ahora quién me importa eres tú. Pienso cuidar de ti durante todo el embarazo, no permitiré que papá se te acerque

-Sam: Te quiero Lena

-Lena: Y yo a ti, Sam - dije y me abrazó

**FIN FLASHBACK**

Al final conseguí mi propósito, cuidé de Sam durante todo su embarazo hasta que dio a luz a una niña preciosa, Ruby. Ese día fue uno de los más felices, pues me convertí en tía.

Lástima que con el tiempo el odio hacia mi padre acabó desviándome del futuro que siempre soñé para mí y me hizo convertirme en lo que soy hoy.

Durante años le culpé de todas mis desgracias y la única forma que tenía para enfrentarme a él era a través del sexo, pues era lo que más le avergonzaba de mí.

Utilicé mi aberración, como él decía, para hacerle daño donde más le dolía, el orgullo. Y durante años disfruté satisfaciendo las necesidades de cualquier mujer qué se cruzaba en mi camino con ganas de pasárselo bien.

Disfruté mucho del sexo, pero aún más de su vergüenza. Y, supongo que al final se convirtió en una rutina que me enganchó hasta tal punto que me resultó imposible parar.

Me convertí en una adicta al sexo y estaba casi segura de que mientras odiase a Lionel estaría condenada a seguir disfrutando de esta tortura disfrazada de placer.

En cuanto a la Dra. Danvers, en mi defensa diré dos cosas. Primera, ella fue la que se acercó a estimular mi miembro, yo no se lo pedí.

Segunda, humedeció sus labios al mirar los míos y eso solo podía significar una cosa, quería besarme.

Eran dos señales inequívocas de que aquella mujer estaba interesada en mí y yo estaba dispuesta a desenmascararla.

Y, sí tenía razón, estaba decidida a hacerla gozar cómo yo solo sabía.

Jueves, 8 de octubre de 2020

KARA

Desperté con Nia entre mis brazos. Anoche cuando llegó estaba completamente avergonzada por lo que había ocurrido con William.

La pobre estaba muy ilusionada con él y no pudo soportarlo cuando se enteró de que es gay. Pero confiaba en Nia y sabía que se recuperaría rápido. No era de las que lloraban por los hombres.

Me levanté de la cama, sin hacer ruido y me puse ropa cómoda para salir a correr. Últimamente lo necesitaba más que nunca.

Era la única forma con la que conseguía liberar toda la tensión que me provocaban los encuentros con Luthor.

Estuve corriendo alrededor de una hora, todo lo rápido que pude, hasta que no pude más y me senté en un banco a descansar.

Mientras recuperaba el aliento volví a pensar en el incidente de ayer. No era mi intención que se me fuera de las manos de esa forma.

No debí haber actuado de forma tan impulsiva. Quizás si hubiera controlado mis impulsos en este momento no estaría arrepintiéndome por haber excedido los límites.

Mi obsesión por ver su miembro y disfrutar de su tacto me hicieron tomar una decisión completamente desafortunada. Ni siquiera me di cuenta de que empecé a estimularlo de esa forma, hasta que la escuché jadear del gusto. Pero es que la mirada de Luthor era tan penetrante qué perdí hasta el sentido de lo que estaba haciendo. Y esos labios... ahora que los había probado no podía pensar en otra cosa. Quería volver a besarla.

Pero no podía hacerlo, no podía seguir dejando que la situación se me descontrolase. Tenía que ser profesional y evitar, por todos los medios, el contacto físico con Luthor. De lo contrario sabía que estaría completamente perdida, y que caería en su juego.

Cuando me recuperé volví al apartamento y Nia estaba desayunando. La saludé y me fui directa a la ducha. Me desnudé y entre, y en cuanto el agua caliente empezó a caer por mi cuerpo empecé a relajarme.

Intenté desconectar unos minutos, pero apenas cerré los ojos recordé cuando Luthor me besó y jugó con su lengua en mi boca. Y cómo estimulé su miembro, buscando una erección que sabía que no sería posible por la medicación.

Estaba tan concentrada en mis sensaciones que cuando me quise dar cuenta sentí mis dedos en mi entrada y, sin intención de frenarme, los introduje en mi interior hasta el fondo, soltando un gemido.

Estuve masturbandome durante un rato, recreándome con su mirada, sus labios y esa manera tan sexual de mordérselo. Recordé el tacto de su miembro y gemí, imaginando cómo sería sentirlo en mi interior.

Subí el ritmo, ahogando mis gemidos con el sonido del agua, imaginándome como se sentirían sus embestidas y me volví loca.

Empecé a gemir cada vez más fuerte, a punto de llegar al orgasmo cuando Nia entró al baño, sin llamar.

-Nia: ¿Kara, estás bien...?

-Kara: ¡Sí! - grité, al llegar al orgasmo

-Nia: ¡Joder! ¿Estabas...? - preguntó, avergonzada

-Kara: ¿Qué quieres Nia? - dije, asomándome, intentando no morirme de la vergüenza

-Nia: Nada yo... es decir, solo quería avisarte de que ya me voy a la universidad. Y recordarte que tienes que llamar a la grúa

-Kara: Gracias Nia, nos vemos luego

Hacía meses que no me masturbaba y justo cuando me da por hacerlo tiene que escucharme mi hermana pequeña. ¡Qué vergüenza! Al menos su interrupción llegó justo a tiempo, pues me permitió llegar al orgasmo y me sentía bastante más relajada.

Terminé de ducharme, me vestí y desayuné. Después llamé a la grúa para que se llevasen mi coche al taller y me fui a trabajar con el coche de Maggie. Por suerte Alex tenía la moto y no lo necesitaban, aunque esperaba que me arreglasen el mío pronto. No me gustaba abusar de ellas.

ALEX

Estaba con Maggie en la comisaria revisando las pruebas del caso y no conseguíamos encontrar ningún hilo del que tirar. El jefe de policía Jones ya nos advirtió de que era un caso complicado, pero no imaginábamos que tanto.

Cuando parecía que dábamos con una pista nos llevaba a un callejón sin salida. Sin duda quién organizó esta red lo hizo a conciencia. Y yo que pensaba que podríamos llevarnos el mérito y restregárselo a la comisaria del otro distrito.

Pero parecía que no iba a ser tan fácil. Aunque confiaba ciegamente en la capacidad de Maggie, así que no nos íbamos a rendir tan fácilmente. Era un caso difícil, sí, pero no imposible. Pensaba dejarme la piel y sabía que entre las dos conseguiríamos resolverlo.

-Alex: ¿Cómo vas? ¿Encuentras algo?

-Maggie: No...

-Alex: Vaya, parece que va a ser más difícil de lo que pensábamos

-Maggie: Sí... - dijo, un tanto desanimada

-Alex: ¿Sabes qué? Creo que no encontraremos nada que nos sirva en esta carpeta - dije, apartándola a un lado- Mira, aquí en este mapa están señaladas las zonas sospechosas y mi instinto me dice que nos irá mejor si vamos a echar un vistazo

-Maggie: Tienes razón. Además, a ti se te da mucho mejor el trabajo de campo - dijo, levantándose- ¿Dónde quieres que vayamos primero?

-Alex: Aquí - Señalé con el dedo

-Maggie: Pues vamos - dijo, guardándose el mapa en el bolsillo y saliendo conmigo de comisaria

Nos subimos en mi moto y nos marchamos. Cuando llegamos allí estuvimos patrullando por los alrededores, intentando pasar desapercibidas. Pero no vimos nada que nos hiciera sospechar.

-Alex: Creo que aquí no encontraremos nada

-Maggie: Opino lo mismo. Será mejor que busquemos por otra zona

-Alex: Me parece bien, pero ¿qué te parece si antes nos tomamos un café?

-Maggie: Sí, claro. Me pareció ver una cafetería cruzando esa esquina

Nos sentamos en la cafetería y pedimos unos cafés.

Este fin de semana era nuestro quinto aniversario y me apetecía que hiciéramos algo especial para celebrarlo. Cinco años... y parece que fue ayer cuando nos conocimos en la comisaria.

**FLASHBACK**

Lunes, 28 de septiembre del 2015

Desperté y crucé la ciudad en mi moto a toda velocidad. Llegaba tarde, como de costumbre.

Llevaba un par de meses intentando adaptarme a mi nueva situación y aún no podía creerme que Sara fuera capaz de hacerme eso.

Me engañó con su secretaría. ¡Qué típico! Pero realmente no lo vi venir. Apenas estuvimos juntas unos meses, pero creí que íbamos enserio. Aunque ya poco importaba.

El único problema es que me acostumbré a la rutina con ella y me estaba costando un poco volver a mi rutina de soltera.

Una rutina que implicaba beber cervezas hasta la madrugada y llevarme alguna mujer guapa a la cama, de vez en cuando. El sexo sin compromiso era, sin duda, la mejor solución para superar una ruptura.

Una mujer soltera en National City y en pleno verano era una presa fácil. Ni siquiera tenía que molestarme en coquetear. Me bastaba con quedarme en algún rincón bebiendo y en cuestión de minutos alguna mujer aparecía con ganas de conocerme.

Pero después de lo que pasó con Sara no quería nada serio. Aunque eso no significaba que no pudiera divertirme. Pero mis noches locas estaban empezando a afectar a mi trabajo y tenía que parar. El verano ya había acabado, y tenía que volver a la realidad.

Aparqué la moto y me bajé, corriendo hacia la comisaria. Cuando entré enseguida noté varias caras nuevas.

El jefe de policía Jones nos dijo que a partir de hoy se incorporarían tres nuevos compañeros, dos hombres y una mujer. Y, después de hacer las presentaciones, éste se acercó a mí en compañía de la mujer.

-John: Agente Danvers, le presento a Margarita Sawyer

-Maggie: Encantada, puedes llamarme Maggie

-Alex: Yo soy Alex - sonreí, y ella me devolvió una sonrisa, tímida

-John: Ella será su nueva compañera. Enséñele todo esto y aprovechen este rato para conocerse un poco mejor. Pasarán mucho tiempo juntas

-Alex: De acuerdo señor

Cuando se marchó, me quedé mirando a Maggie durante unos segundos y ella desvió la mirada al suelo, dejando qué su cabello ocultase su rostro. Parecía tímida así que intenté ir despacio con ella, para no incomodarla.

Le enseñé las instalaciones y hablamos. También le enseñé un par de casos en los que estaba trabajando, pues a partir de ahora ella se encargaría de ayudarme.

Me pareció una chica muy agradable y enseguida conecté con ella, así que estaba convencida de que haríamos un buen equipo. Seríamos el binomio perfecto.

Cuando terminó la jornada, no pude evitar el impulso de invitarla a comer. Sentí la necesidad de saber más sobre ella, de conocerla más. Por suerte aceptó.

Fuimos a una cafetería, algo informal, y estuvimos hablando durante horas. La historia de Maggie me sorprendió mucho.

Me contó qué sus padres tuvieron que emigrar desde México ilegalmente. Y que su familia lo pasó muy mal hasta que consiguieron los papeles. Por lo visto su madre estaba muy enferma y murió años después.

Así que estuvo viviendo con su padre, hasta que en la adolescencia supo de su homosexualidad y la echó de casa. En ese momento supe la suerte que tenía con mi familia, pues mis padres y mis hermanas siempre me aceptaron tal y cómo soy.

Su vocación siempre fue ser policía y que cuando su padre la echó decidió apostar por ello. Utilizó sus ahorros y se matriculó en la academia de policía. Lástima no haberla conocido en aquella época, pues seguro que habríamos sido buenas amigas.

Días después Maggie y yo trabajábamos muy bien juntas y empecé a disfrutar mucho de su compañía. Tanto que dejé de llegar tarde a trabajar. Mis ganas de verla consiguieron que empezase a madrugar y llegase puntual a comisaria. Y, aunque al principio me costó adaptarme a mi nueva rutina, el hecho de que ella me esperase allí cada mañana lo hizo más fácil.

Estábamos revisando un caso cuando Maggie me rozó la mano sin querer, y lo sentí todo. Consiguió ponerme nerviosa y, al notar mi incomodidad, ella se disculpó y se sonrojó.

Después desvió la mirada y su cabello volvió a ocultar su rostro. Instintivamente acerqué mi mano y le aparté un mechón, colocándoselo por detrás de la oreja. Maggie me miró, y se mordió el labio, nerviosa. Y supe que quería besarla.

Pero no era ni el momento ni el lugar, así que esperé a que terminase nuestro turno. Y después volví a invitarla a comer. Hablamos, reímos y la química entre nosotras hizo el resto. Al principio dudé, y no dejaba de preguntarme sí ella sentiría lo mismo. No estaba del todo segura, pero tenía que arriesgar. En el peor de los casos tendría que vivir con la vergüenza del rechazo y de tener que vernos a diario en comisaria. Pero no podía quedarme con la duda.

Cuando terminamos de comer, dimos un paseo por el parque y, antes de que pudiera reaccionar, Maggie me invitó a su apartamento. En mi mundo si una mujer guapa te invita a su apartamento es porque quiere tener sexo, así que pensé que quizás era la señal que estaba esperando. Me dijo que vivía cerca y acepté.

Su apartamento era pequeño pero muy acogedor, y enseguida me sentí como en casa. Maggie me ofreció algo de beber, y nos sentamos en el sofá.

Seguimos hablando y riendo y cada vez me sentía más cómoda con ella. Me gustaba sentirla cerca, y estuve buscando un acercamiento físico durante toda la tarde. Intenté ser sutil, ya que no sabía qué es lo que quería realmente de mí y no quería estropear la buena relación que teníamos.

Cuando llegó la hora de cenar, decidí que lo mejor era marcharme, pero ella me pidió que me quedase.

Me dijo que quería celebrar una noche mexicana y me pareció divertido, así que acepté. Maggie preparó unos tacos y bebimos tequila.

Estábamos en el sofá, cada vez más cercanas y yo no podía dejar de mirarla, embobada. Esos chupitos eran muy fuertes, pero ella ni se inmutaba. O sí, porque dejó de desviar su mirada y empezó a centrarse más en mí, en mis ojos, en mis labios... Y entonces lo supe, ella también quería besarme.

Le devolví la mirada y humedecí mis labios, esperando su reacción. Maggie se acercó, y me miró a los ojos por unos segundos, como si quisiera memorizar ese momento y su mirada me lo dijo todo.

La noté dudar, así que me incliné hacia ella, acercándome a escasos milímetros de sus labios. Quería que supiera que lo estaba deseando, pero que no daría el paso si ella no estaba segura. Tenerla tan cerca hizo que mis sensaciones se intensificaran y cada vez tenía más ganas de besarla.

Entonces cerré los ojos, esperando que lo hiciera y cuando sentí sus manos sujetar mis mejillas supe que estaba a punto de hacerlo. Maggie me besó y yo intensifiqué el beso. Ella rodeo mi cuello con sus brazos y continúo besándome, dejando paso a mi lengua en su boca.

Y eso me hizo tener ganas de más. Pero me contuve. Maggie me gustaba de verdad y quería ir despacio con ella.

**FIN FLASHBACK**

-Alex: ¿Qué vas a querer hacer este fin de semana?

-Maggie: No sé, pero estaría bien aprovechar para descansar. Este caso del narcotráfico me está trayendo muchos quebraderos de cabeza y me vendría bien quedarme en casa

-Alex: Bueno, podemos planear algo juntas, no sé...

-Maggie: Alex cariño, estoy agotada. Necesito un par de días para desconectar

-Alex: Hay muchas formas de desconectar - sonreí- No sé, ¿no te apetece que hagamos algo especial?

-Maggie: ¿Sinceramente? No

-Alex: Pero...

-Maggie: Lo siento - dijo, sujetando mi mano- No era mi intención sonar borde. Es que no dejo de darle vueltas al caso, necesito que encontremos una pista pronto o me volveré loca

-Alex: Pero si nos dieron el caso hace un par de días

-Maggie: Ya, pero sabes que odio tener la sensación de que estoy perdiendo el tiempo

-Alex: Lo sé, no te preocupes. Nos quedaremos en casa, y descansaremos

Entendía a Maggie, pero no podía creerme que se hubiera olvidado de nuestro aniversario. No todos los días se cumplen cinco años de relación. No sabía que pensar.

SAM

Dejé a Ruby en la escuela y conduje hasta Kandor decidida a ver a Lena. Después de hablar con la señorita Danvers sentí la necesidad de reencontrarme con ella.

Era consciente de los riesgos que corría, pues si Lionel se enteraba no le iba a gustar. Pero ya estaba empezando a cansarme de tener que hacer siempre lo que él decía, no podía seguir permitiéndole que me controlase de esa manera.

A pesar de ser la hermana pequeña Lena siempre me defendió de nuestro padre y me apoyó en algunos de los momentos más difíciles de mi vida, como mi embarazo. Ella no se separó de mí durante meses y, probablemente, si no llega a ser por su apoyo quizás no habría tenido la oportunidad de conocer a mi hija, lo mejor que me ha pasado en la vida.

Cuando llegué, aparqué el coche y respiré hondo antes de bajarme. Después salí y entré en la prisión. Mientras pasaba por los controles de seguridad recordé la última vez que estuve aquí. Ese día Lena me dijo que quería ver a Ruby.

Había sido su cumpleaños unos días antes y quería pasar un rato con ella. Y, aunque al principio no me parecía el mejor sitio para traer a una niña, al final cedí. Bastante mal lo estaba pasando ya Lena por lo que había hecho como para negarle también el afecto de su sobrina.

Pero nunca tuve la oportunidad de hacerlo. Él no me lo permitió.

**FLASHBACK**

Martes, 16 de abril de 2019

Desperté y llamé a la escuela para avisar de que Ruby se ausentaría. Anoche cuando llegué a casa le dije que Lena quería verla para felicitarla por su cumpleaños y le pregunté si le apetecía. Ella me dijo que sí y parecía ilusionada con la idea.

Lena podía tener muchos defectos y haber hecho muchas cosas mal, pero cuando se trataba de Ruby era una tía ejemplar. A pesar de sus idas y venidas mi hermana siempre se portó muy bien con mi hija, y siempre fue muy cariñosa con ella.

Durante todo este tiempo sólo la he visitado yo. Después del escándalo que supuso para la familia Luthor la noticia del homicidio, Lionel decidió cortar cualquier vínculo con ella y la desheredó. Sólo le dejó el apellido y porque no pudo quitárselo.

En cuanto a mi madre, cuando ocurrió lo de Lena perdió toda la fe en ella. Durante años estuvo rezando para que se recuperase de su adicción y enderezase su vida, pero a medida que pasaba el tiempo estaba cada vez más convencida de que era una causa perdida.

Hasta que llegó el día de mi boda, y Lena vino acompañada de una mujer fantástica. En aquel momento supe reconocer la felicidad en el brillo de sus ojos. En su manera de mirarla, de tocarla, de sonreír como una idiota cuando esa mujer hablaba o se reía.

En ese momento mi madre pensó que quizás Lena aún tenía una oportunidad y durante un tiempo lo creyó. Pero cuando nos llamaron aquella noche perdió toda esperanza. Aún recuerdo cuando dijo que solo un monstruo podría estrangular a su pareja a sangre fría.

Y, a día de hoy, sigo sin entender qué pasó y por qué Lena hizo lo que hizo. Pero sí pude sentir lo arrepentida que estaba de haberlo hecho y eso fue suficiente para darme cuenta de que mi hermana no era ningún monstruo.

Decidí apoyarla y quedarme a su lado, pues tener que vivir con la culpa ya me parecía suficiente castigo.

-Sam: ¡Ruby! Date prisa o llegaremos tarde

-Ruby: ¡Ya voy! Estoy buscando una cosa - gritó, desde la habitación

En ese momento escuché la llave en la cerradura y me asusté, pensando que sería Morgan. Pero cuando entró vi que era mi padre.

-Sam: ¿Qué haces aquí?

-Lionel: Buenos días a ti también

-Ruby: ¡Lo encontré! - dijo, saliendo con un papel en la mano - ¿Abuelo?

-Lionel: Hola cielo ¿Por qué no estás en la escuela? - dijo, mirando el reloj

-Sam: Ruby no se encuentra bien hoy. Iba a llevarla al médico

-Lionel: Pues yo la veo perfectamente - dijo, acercándose- ¿Qué es esto? - dijo, quitándole el papel - ¿Un poema?

-Sam: Sí, son deberes de la escuela. Dámelo - dije, intentando quitárselo

-Lionel: ¿Desde cuándo los deberes incluyen dedicatorias? Aquí dice para Lena

-Sam: ¡Dámelo! - dije, quitándoselo- Si, es para Lena - confesé- Ruby quería que se lo llevase en mi próxima visita

-Lionel: Pues ya puedes ir rompiéndolo porque no habrá próxima visita

-Sam: ¿Qué? ¿Por qué?

-Lionel: Porque ya me cansé. Lena es una causa perdida, ya deberías haberte dado cuenta. Es una mala influencia y no permitiré que te arrastre con ella

-Sam: Lena es mi hermana y no pienso abandonarla. Me necesita y tú no puedes impedirme que vaya a verla - dije, cruzándome de brazos

-Lionel: No olvides que todo lo que tienes es gracias a mí

-Sam: ¿Es una amenaza?

-Lionel: ¡Eres una Luthor y te exijo que empieces a comportarte como tal! Eres mi única heredera, sé más agradecida

-Sam: ¿Única? Porque tú lo decidiste, Lena también es tu hija

-Lionel: ¿Mi hija? Mi mayor decepción querrás decir, el peor error de mi vida. Cuando Lillian se quedó embarazada nos dijeron que sería un niño. De haber sabido que nacería ese... engendro - dijo, con asco- habría obligado a tu madre a abortar.

-Ruby: ¿Mamá? - sollozó

-Sam: Ruby cariño, no pasa nada - dije, intentando tranquilizarla - Vete a tu habitación, enseguida voy yo - dije. Ruby adoraba a Lena y no quería que escuchase esas barbaridades - ¡¡Retira eso!! - dije, encarándome

-Lionel: No volverás a verla

-Sam: Sí, lo haré. No puedes obligarme.

-Lionel: ¿Y qué pensará Ruby cuando la expulsen de la escuela?

-Sam: No serás capaz...

-Lionel: Pruébame

-Sam: No lo hagas... - supliqué

-Lionel: Depende de ti

-Sam: ¿No tienes suficiente con haberme destrozado la vida? ¿También tienes que destrozársela a tu nieta?

-Lionel: Repito, depende de ti

Ruby estaba estudiando en una escuela privada de élite, la mejor de National City, y sabía que eso le abriría muchas puertas. No podía permitir que mis acciones afectasen a su futuro y, aunque lo sentí mucho por Lena, tenía que hacer lo mejor para mí hija.

-Sam: Esta bien, no volveré a verla... - dije, apretando los labios para no llorar

-Lionel: ¿Ves? No era tan difícil

Cuando se marchó, fui a buscar a Ruby a su habitación y tuve que mentirle, diciéndole que las visitas de menores no estaban permitidas. Al principio se enfadó conmigo, y estaba en todo su derecho, pero luego le expliqué que desconocía esa norma y después de un rato llorando en mis brazos lo comprendió.

Después me dio el poema para que se lo llevase yo, pero con la prohibición de Lionel no sabía si algún día podría tener la oportunidad de dárselo. Aun así, me lo guardé. Con la esperanza de poder dárselo algún día.

**FIN FLASBACK**

Crucé el pasillo y llegué hasta la habitación, asomándome por la puerta. Lena estaba tumbada, mirando al techo y no pude evitar preguntarme en qué estaría pensando. Respiré hondo y entré.

-Sam: Hola Lena, siento haber tardado tanto tiempo...

Lena se incorporó y me miró en silencio durante algunos segundos.

-Lena: No traes a Ruby...

-Sam: No, lo siento - dije, acercándome- Pero te traje esto - dije, tendiéndole un papel

-Lena: ¿Un poema? - dijo, mirándolo- Espera... ¿Es de Ruby?

-Sam: Sí - sonreí- Lena yo... Quisimos venir a verte, pero Lionel...

-Lena: Tranquila, me alegro de que estés aquí

-Sam: Te eché tanto de menos... - dije, abrazándola- ¿Cómo estás? ¿Estás bien?

-Lena: Sí, no te preocupes. Siéntate y cuéntame que tal todo. ¿Cómo está mi sobrina?

-Sam: Ruby está bien - dije, sentándome a su lado en la cama- es una chica buena, muy inteligente y yo cada vez estoy más orgullosa de ella - sonreí

-Lena: ¿Y tú? ¿Cómo estás? Dime que ya no estás con Morgan, que mandaste a la mierda a ese cabrón

-Sam: Ojalá pudiera decirte que sí, pero...

-Lena: ¡Espera ¿Sigues con él?! - dijo, levantándose - ¿Después de lo que te hizo? No puedes estar hablando en serio, Sam.

-Sam: Lena yo...

-Lena: Ese hombre es pura violencia, no puedo entender que sigas con él. ¿Qué te pasa? ¿Cómo puedes seguir aguantando que te trate así? ¿Por qué, Sam? ¿Por qué lo haces...?

-Sam: ¡Lena, escúchame! - dije, interrumpiéndola - ¿Crees que sigo con él por gusto? ¿Qué disfruto de sus desprecios? ¿Crees que me gusta que me fuerce a tener sexo cada noche cuando se enfada conmigo? - dije, cada vez más alterada- ¿Crees qué disfruto cuando la situación se me va de las manos y Morgan pasa de la violencia psicológica a la física? ¿Y crees que si pudiera hacer algo para acabar con todo esto no lo habría hecho ya?

-Lena: Sam yo... Lo siento, no pretendía...

-Sam: Lo sé, Lena. Y yo no quería ponerme así contigo, perdóname. Pero no te haces una idea de por lo que estoy pasando con Morgan por culpa de Lionel - sollocé- Cuando me dio la primera paliza fui a hablar con papá. ¿Y sabes lo que me dijo? Que fuera mejor esposa y no le hiciera enfadar.

-Lena: Maldito hijo de puta... No entiendo cómo un padre puede ser capaz de hacerle eso a su propia hija, sin sentir remordimientos.

-Sam: Tú sabes muy bien de lo que es capaz Lionel - suspiré- Meses después de aquello me prohibió volver a verte. La mañana que íbamos a venir Ruby y yo, él me amenazó con desheredarme a mí también. Pero lo peor no fue eso, lo peor es que me chantajeó con dejar de pagarle los estudios a Ruby y tuve qué ceder. Lena yo... quiero disculparme por haberte abandonado así, nunca fue mi intención hacerte sentir mal. Pero Lionel no me dio otra opción...

-Lena: Tranquila, lo entiendo. Pero... ¿Por qué viniste ahora? No me gustaría que tuvieras problemas por mi culpa

-Sam: Hace unos días conocí a la Dra. Danvers y de pronto sentí que te lo debía. Sentí que te debía una explicación Lena, y una disculpa...

-Lena: ¿La Dra. Danvers?

-Sam: Sí. Me llamó para hablar conmigo y quedamos para tomar un café. Quería saber más sobre ti y cómo era tu relación con la familia. Me pareció una mujer muy agradable y que tenía un verdadero interés en ayudarte. Y realmente creo que podría ayudarte - insistí- Pero para eso debes dejarla hacer su trabajo, Lena.

-Lena: ¿A qué te refieres?

-Sam: ¡Ay, hermanita... te conozco bien! Nunca pudiste resistirte a una mujer atractiva y la Dra. Danvers lo es ¿No crees? - sonreí- Además, ella me lo contó.

-Lena: ¿Qué?

-Sam: Me contó lo mucho que la incomodaste en su primera visita. No deberías hacer eso Lena, ella es tu médico. Y, siendo realista, no creo que le intereses de ese modo

-Lena: Esta bien, lo confieso. Esa mujer me conquistó en cuanto cruzamos miradas. No he podido dejar de pensar en ella, sobre todo por las noches cuando...

-Sam: ¡Lena! No me cuentes detalles, por favor. Ya me conozco yo tus noches - dije, avergonzada

-Lena: Lo siento

-Sam: Tranquila, pero deberías hacerme caso. La Dra. Danvers está aquí para ayudarte, así que olvídate de tener sexo con ella y déjala hacer su trabajo.

-Lena: No sé si seré capaz de olvidarme del sexo. Ayer cuando acarició mi miembro se sintió demasiado bien... - dijo, mordiéndose el labio

-Sam: Espera ¿Qué? ¿La Dra. Danvers se excedió contigo? Eso no es profesional, Lena. No puede utilizar su posición de médico para aprovecharse de ti. No puede abusar así de ti- dije- Dios no me puedo creer que fuese tan estúpida de empatizar con esa mujer

-Lena: ¡Sam, tranquilízate! Ella no abusó de mí. Sólo era una evaluación rutinaria

-Sam: ¿Una evaluación rutinaria? ¿Eso es lo que te dijo? Lena, un psiquiatra nunca le haría eso a un paciente

-Lena: En realidad no me dio una explicación, solo me mandó hacerlo y yo obedecí. Pero no me arrepiento Sam, disfruté mucho del tacto de su mano y me hizo desear más. Esa mujer me vuelve loca y, qué quieres que te diga, yo también me aproveché de la situación. Soy igual de culpable por haberme dejado llevar...

-Sam: Lena... mírame - dije, sujetando sus mejillas- Que tu disfrutaras con ello no significa que esté bien

-Lena: Pero...

-Sam: Lo siento, eres mi hermana y te quiero. Y realmente deseo que te recuperes de tu adicción, pero no creo que así seas capaz de conseguirlo. Hablaré con la Dra. Danvers para que me explique por qué lo hizo. Pero si no me convence su versión hablaré con la jefa de psiquiatría para ponerla sobre aviso.

-Lena: No lo hagas, por favor. Podría perder su trabajo...

-Sam: Lo siento Lena, debo hacerlo

En ese momento la Dra. Danvers entró, interrumpiéndonos.

-Kara: Buenos días Luthor ¡Oh! Siento la interrupción, no sabía que tenías visita.

-Sam: Dra. Danvers...

-Kara: Hola señora Luthor-Edge. Me alegro de que esté aquí

-Sam: Y yo... ¿Podemos hablar un momento a fuera?

-Kara: Sí claro. Luthor, enseguida vuelvo y empezamos con la sesión

-Sam: Lena, nos vemos otro día, intentaré traer a Ruby - dije, acompañando a la Dra. Danvers al pasillo

-Kara: Gracias por haber venido, seguro que esto será positivo para su hermana

-Sam: Si... ¿Puedo hacerle una pregunta?

-Kara: Sí, claro ¿De qué se trata?

-Sam: ¿Puede explicarme por qué se excedió con Lena?

-Kara: No la entiendo ¿Qué quiere decir?

-Sam: Lena me ha contado lo que pasó ayer. ¿A usted le parece normal propasarse cómo lo hizo? Mi hermana está enferma, y nunca se negaría al contacto físico

-Kara: Espere, ¿Qué le contó exactamente?

-Sam: Que le pidió que se desnudase y acarició su miembro ¿O acaso va a decirme que se lo inventó?

-Kara: No, su hermana le ha dicho la verdad. Lo hice. Pero... sólo intentaba comprobar que estaba todo en orden. Parece que la medicación a veces no le hace el efecto deseado y necesitaba saber si reaccionaba a los estímulos para ajustarle la dosis.

-Sam: Yo... me resulta muy sospechoso eso que me está contando

-Kara: Lo sé, y sé que puede parecerle totalmente inapropiado y créame que soy la primera que se siente avergonzada por haber tenido que actuar así. Pero le garantizo que no volveré a exponer a su hermana a una situación tan incómoda como la de ayer.

-Sam: Yo... no sé sí...

-Kara: Por favor, confíe en mí.

-Sam: Esta bien Dra. Danvers, le daré una oportunidad. Pero no haga que me arrepienta

-Kara: No lo hará, se lo aseguro. Estoy decidida a ayudar a su hermana. Puede que mis métodos sean cuestionables. Pero créame, yo solo quiero lo mejor para ella. Por nada del mundo haría nada que la hiciera sentir mal

-Sam: Confiaré en usted, pero a la mínima sospecha hablaré con la Dra. Quinzel

-Kara: Me parece justo. Déjeme demostrarle que puedo hacerle mucho bien a su hermana

-Sam: Esta bien, pero a la mínima...

-Kara: Sí, lo sé

-Sam: Que tenga un buen día Dra. Danvers

-Kara: Igualmente, y gracias por venir a visitar a su hermana. Espero que pueda volver otro día

-Sam: Y yo... - suspiré

En cuanto vi a Lena me di cuenta de lo mucho que la había echado de menos y, después de nuestro reencuentro, necesitaba volver a verla cada día. Ojalá mi visita no tenga consecuencias y pueda volver a visitarla, como hacía al principio.

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