37 - Fiesta de cumpleaños
¡Hola, nueva actualización!
Sé que lleváis tiempo esperándola, así que espero que lo disfrutéis.
Antes de que empecéis con la lectura me gustaría comunicaros mi decisión de pausar la historia. La razón es que no estoy bien emocionalmente y necesito tomarme un tiempo para mí. Pero espero poder volver pronto, porque aún os queda mucho por leer.
No olvidéis votar el capítulo si os gustó y compartir vuestras impresiones en los comentarios.
Me gusta saber que pensáis.
Gracias por leerme,
Atte: Speechless31
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Sábado, 10 de abril de 2021
KARA
Desperté completamente desnuda y en brazos de Lena, como cada mañana durante esta última semana. Después de nuestra primera noche de pasión, no ha habido una sola noche en la que Lena me haya dejado irme a dormir sin tener antes una alegría nocturna. Según ella es parte de su rutina y tengo que reconocer que es demasiado buena tentándome. Al final siempre consigue que caiga sin remedio en su juego. Afortunadamente para mí, después de la primera noche de sexo desenfrenado en la que Lena me hizo gozar hasta el amanecer, el resto de noches se relajó un poco, conformándose con hacerlo un par de veces antes de irnos a dormir. Algo que agradecí, ya que luego de nuestra maratón sexual de la primera noche desperté con unas agujetas terribles, con las que apenas podía moverme sin sentirme dolorida. Aproveché que Lena aún dormía para levantarme antes de que me buscase para darme los buenos días a su manera. Porque sí, Lena también cumplió su amenaza de despertarme con sexo cada mañana.
Me levanté, tratando de no hacer ruido para no despertarla y entré en el baño para darme una ducha. Cuando terminé, me puse el albornoz y caminé hasta la cocina para prepararme una infusión. Llevaba toda la semana tomándolas para calmar mis náuseas y parecía que funcionaba. Al menos me ayudaba a sentirme mejor el resto del día. Preparé café y tostadas para Lena y se lo llevé a la habitación. Di unos golpecitos para llamar su atención y ella abrió los ojos, sonriéndome.
-Kara: Buenos días dormilona - dije, dejando la bandeja sobre la mesilla y tendiéndole la taza de café. Lena se incorporó un poco y sostuvo la taza.
-Lena: Gracias, preciosa - dijo, bebiendo un sorbo - Pero, ¿qué haces que no estás en la cama? No puedo darte los buenos días si te despiertas antes que yo. Vamos, vuelve a la cama - dijo, palmeando el colchón.
-Kara: Acabo de ducharme. Y además, tu hermana llegará en cualquier momento con Ruby
-Lena: Pues habrá que darse prisa - dijo, dejando su taza en la mesilla y agarrándome por sorpresa para tirarme sobre el colchón.
Lena se inclinó sobre mí y se perdió en mi cuello, mientras trataba de desatar mi albornoz.
-Kara: Para... - jadeé.
-Lena: Vamos... no te hagas de rogar. No puedes negarme mi desayuno
-Kara: Ya te hice café y tostadas
-Lena: Pero tú me apeteces más... - dijo, apartándose ligeramente y abriendo mi albornoz, dejándome completamente expuesta - Y estás muy sexy esta mañana - dijo, mirándome de arriba a abajo.
-Kara: No vas a conseguir nada con halagos. Además, por si ya lo olvidaste anoche usaste el último condón - dije, en un intento de quitarle la idea de tener sexo.
-Lena: ¿Y crees que eso me va a detener? - amenazó, acariciando mis pechos con suavidad.
Mis pezones reaccionaron al instante al contacto con sus dedos y un sutil gemido escapó de mi garganta. Lena se lo tomó como una invitación y no perdió tiempo para perderse entre mis pechos. Protesté vagamente cuando empezó a jugar con su lengua en mis pezones y a devorarme sin prisas, recreándose. No quería que parase. Lena sabía muy bien cómo calentarme y no tardó mucho en hacer que mi cuerpo reaccionase a sus estímulos. Mis caderas empezaron a moverse solas, en busca del roce. Lena se dio por aludida y comenzó a descender por mi vientre, dejándome un recorrido de besos húmedos. Me miró golosa mientras se acomodaba entre mis piernas, recogió su larga melena y se relamió viendo mi zona íntima. Me dedicó una sonrisa traviesa antes de atacar y me tensé al sentir su lengua abriéndose paso por mis pliegues, mojados de excitación. Lena se aferró a mis muslos y comenzó a deleitarme con sus habilidades en el sexo oral. Durante algunos minutos, lo dio todo por satisfacerme. Tanto con su lengua como con sus dedos, los cuales añadió por sorpresa cuando me sentía en mi punto más álgido. Gemí con ganas, me retorcí cómo nunca y exploté en su boca, en un orgasmo que me dejó temblando. Apenas me estaba recuperando cuando el timbre sonó, sobresaltándonos.
-Kara: Mierda, de seguro es tu hermana - dije, incorporándome.
-Lena: ¿Te importaría abrir la puerta? No estoy en condiciones de...
Lena señaló su bóxer, que estaba a punto de reventar.
-Kara: Claro - dije, levantándome de la cama y poniéndome el albornoz - Será mejor que te des una ducha, yo me ocupo de entretener a tu sobrina
-Lena: Gracias
Salí de la habitación y abrí la puerta.
-Sam: Hola Kara
-Kara: Buenos días, chicas. Pasad - dije, haciéndoles un gesto - Felicidades, Ruby
-Ruby: Gracias
-Sam: ¿Y Lena? ¿Aún duerme?
-Kara: No. Está duchándose
-Sam: Oh, ¿estabais...?
-Kara: No te preocupes - dije, al notar su incomodidad. Supongo que al verme en albornoz pensó que estábamos compartiendo una ducha y... algo más.
-Sam: Es un alivio. Bueno, Alex está esperándome abajo con el coche mal estacionado. Así que no puedo entretenerme. Dile a Lena que nos vemos en la mansión a las cinco
-Kara: De acuerdo, le diré
-Sam: Y bueno, si cambias de idea y te apetece venir... que sepas que eres bienvenida
-Kara: Lo sé - Cerré la puerta y me dirigí a Ruby, que estaba sentada en el sofá viendo la televisión - Espera aquí, voy a vestirme y a avisarle a tu tía de que llegaste
Crucé el pasillo y entré en la habitación. Me asomé al baño y vi que Lena estaba en la ducha, masturbándose.
-Lena: ¿Qué haces ahí mirándome como una voyeur? - protestó, cuando se percató de mi presencia - Anda, ven aquí y échame una mano
-Kara: Lena... tu sobrina está afuera
-Lena: ¿Y? Ni se va a enterar. Vamos, quítate ese albornoz y ven conmigo
Suspiré, negando con la cabeza, y me quité el albornoz. Apenas puse un pie en la ducha, Lena me agarró, buscando mi boca y comenzó a besarme con lengua mientras se masturbaba con más ahínco. Ni siquiera tuve tiempo de hacer mi parte cuando Lena me volteó, apoyándome contra la pared de azulejos. Separó mis nalgas y la sentí acomodar su miembro entre éstas.
-Kara: ¿Qué haces?
-Lena: Tranquila, solo voy a frotarme - susurró, besándome el cuello.
Lena se pegó más a mí y empezó a moverse lento mientras el agua de la ducha caía sobre nosotras. No tardó mucho en subir el ritmo y empezar a gemir mientras hacía más fricción. Y fue un tanto incómodo para mí que estuviera usando mi trasero para masturbarse. Era... raro.
-Kara: ¿Ya terminaste? - pregunté, cuando se detuvo, ya que ni siquiera la sentí correrse debido a que el agua de la ducha seguía mojándonos.
-Lena: Sí... - jadeó, aún apoyada en mi espalda - No te imaginas lo qué disfruté - susurró, abrazándome y acariciando mis pechos. Ella lo había disfrutado. Yo... no tanto - Joder, tu trasero se ve tan tentador... - jadeó, rozándose de nuevo - ¿Cuándo me darás el placer de follártelo?
-Kara: ¿Cómo dijiste? - exclamé, volteándome bruscamente.
-Lena: Ya sabes, hacerte anal. Después de tenerte tan cerca no puedo esperar para entrar por detrás
-Kara: ¿Sexo anal? ¡Ni hablar!
-Lena: ¿Por qué?
Salí de la ducha, dejando a Lena con la palabra en la boca.
-Kara: Será mejor qué nos vistamos, te recuerdo que tu sobrina sigue ahí afuera - dije, poniéndome el albornoz y saliendo del baño.
Busqué mi ropa dentro de la maleta que decidí traerme al día siguiente de que a Lena le concedieran la libertad condicional. Me pareció buena idea venir a pasar la semana con ella, para poder estar más tiempo juntas. Lena salió detrás y sacó su ropa del armario, empezando a vestirse.
-Lena: ¿Por qué no quieres anal?
-Kara: Porque no - dije, tajante.
-Lena: Pero, ¿por qué? - insistió - Sí te preocupa que pueda dolerte te aseguro que...
-Kara: He dicho que no y no insistas
-Lena: Vamos, no seas cruel...
-Kara: ¿Cruel? Acabo de dejar que te frotes con mi trasero y no me he sentido más incómoda en mi vida. Así que perdóname sí no quiero qué me penetres por detrás
-Lena: ¿Qué quieres decir con que te sentiste incómoda?
-Kara: Pues que no me gustó. Me sentí violentada, usada...
-Lena: ¿Usada? No digas eso, por favor. Suena horrible. Y para nada fue esa mi intención
-Kara: ¿Ah, no? ¿Acaso no me usaste para tu propio disfrute?
-Lena: Lo siento. No pensaba qué te estuviera violentando y te pido perdón. Creo que me excité demasiado y ni reparé en que pudieras sentirte así. Siento mucho que te hayas sentido incómoda, Kara. Pero si me das la oportunidad te demostraré que con el sexo será bien distinto. Te aseguro que en el anal soy bien cuidadosa y contigo lo seré más. Te prometo qué te lo haré con mucho cariño
-Kara: Y no lo dudo. Pero siento qué no me va agradar y...
-Lena: Sólo pruébalo, ¿sí? - interrumpió, ansiosa - Entiendo que ahora te sientas incómoda con la idea de que te penetre por detrás. Pero confía en mí, sé que te gustará
-Kara: ¿Y si no me gusta?
-Lena: Pues no volveré a proponértelo. Pero dale el beneficio de la duda antes de decir que no
-Kara: Está bien. Me lo pensaré
-Lena: ¡Vamos, ¿qué tienes que pensar?! ¡Sólo di que sí, y haz feliz a tu chica! - sonrió, expectante. Pero mucho me temía qué esa sonrisa le iba a durar bien poco.
-Kara: ¿Y sí digo que no?
-Lena: Vamos, no eres tan mala. Tú nunca me has negado nada
-Kara: Cierto, y creo que ese ha sido mi error. Desde tu primera noche en libertad, en la que dejé que me follases hasta que te hartaste, no me he negado ni una sola vez a mantener relaciones sexuales contigo. Incluso aunque no me apeteciera
-Lena: ¿Qué insinúas? ¿Qué te sientes forzada a follar conmigo? ¿Cómo si fuera una obligación o algo así?
-Kara: No, exactamente. Es verdad que siempre que me has buscado para tener sexo y me he dejado llevar ha sido porque así lo he querido. Y quiero dejarlo claro. Al igual que también he disfrutado de todos y cada uno de nuestros encuentros. Eres una mujer muy generosa en el sexo y siempre te preocupas por hacerme disfrutar. Pero...
-Lena: ¿Pero? ¿Cuál se supone que ha sido tu error? ¿Qué me estás reprochando?
-Kara: A ti nada, más bien me lo reprocho a mí misma. Por pensar más en ti que en mí y por decirte siempre que sí para que estés bien.
-Lena: ¿Y qué hay de malo en qué quieras mi bienestar? Eres mi pareja, es normal que te preocupes por atender mis necesidades, ¿no?
-Kara: Sí. Pero, ¿qué hay de las mías? ¿Qué pasa con mis necesidades?
-Lena: ¿Qué pasa con ellas?
-Kara: Pues que siento que no te importan. Desde que saliste en libertad siento qué todo gira en torno al sexo y lo que tú necesitas. Y, si te lo he consentido todo hasta ahora es porque siento que debo ser comprensiva con tu adicción. Pero, ¿qué pasa conmigo? ¿acaso tú piensas en mí y en lo que necesito?
-Lena: Claro que sí
-Kara: Pues lo dudo mucho - suspiré, mirando el reloj - En fin, debería irme ya si no quiero llegar tarde
-Lena: ¿Tarde? ¿A dónde vas?
-Kara: He quedado con Nia
-Lena: ¿Con Nia, para qué?
-Kara: Para desayunar. Te lo dije ayer cuando nos fuimos a dormir. Pero supongo que estabas demasiado ocupada quitándome las bragas cómo para prestarme atención - reproché.
-Lena: Kara...
-Kara: Nos vemos esta noche - dije, abriendo la puerta.
-Lena: Espera, ¿seguro que no quieres venir a la fiesta de Ruby?
-Kara: Ya lo hemos hablado, Lena. No voy a sentirme cómoda fingiendo delante de Alex y tampoco es justo para ti pedirte que lo hagas
-Lena: ¿Y a qué esperas para decirle que estamos juntas? Ya casi pasó la semana y tengo la sensación de que ni siquiera lo has intentado
-Kara: ¿Cuándo, Lena? ¡Sabes que no he tenido tiempo! El trabajo me ha tenido muy ocupada esta semana y el poco tiempo libre lo he pasado contigo, ya lo sabes
-Lena: ¿Y por qué no le dices hoy? Ven al cumpleaños, le diremos juntas
-Kara: Hoy no. No pienso arriesgarme a qué Alex estropeé la fiesta de tu sobrina montando una escenita - En ese momento mi móvil sonó - Es Nia, debo irme ya - dije, viendo un mensaje suyo.
-Lena: Esta bien, pero estaré esperándote por si cambias de idea
-Kara: No lo hagas. No quiero que te decepciones si no aparezco
-Lena: ¿Tan segura estás?
-Kara: Si -dije, viendo su desilusión en sus ojos y supe qué no quería jugar con sus ilusiones, así que me sinceré del todo - Y tampoco quiero que me hagas anal
-Lena: ¿Qué? Pero me has dicho que lo pensarías
-Kara: No necesito pensármelo, Lena - dije, seria - Sólo quería ganar tiempo, pero no quiero darte falsas esperanzas. Sé que no quiero, ni voy a querer, hacerlo, así que prefiero ser directa y no andarme con rodeos
-Lena: Escúchame, no tomes decisiones precipitadas. Sé que ahora estás molesta conmigo porque crees qué no me importan tus necesidades, pero te equivocas. Si me importan
-Kara: Pues demuéstramelo. Demuéstrame qué mis necesidades importan tanto como las tuyas y qué puedo elegir con libertad lo que quiero, y no quiero, en esta relación
-Lena: Claro que eres libre de elegir. Pero yo seguiré teniendo mis necesidades y...
-Kara: ¿Y?
-Lena: Pues qué luego no te sorprenda si acabo buscando fuera lo que no me dan en casa - dijo, con tanta frialdad que me dejó en shock.
-Kara: No me creo que acabes de decir eso, Lena - dije, anonadada - ¡Eres muy egoísta! Y me duele qué seas capaz de soltarme palabras tan dañinas sin inmutarte - dije, haciendo un esfuerzo por no verme afectada - Porque así solo me estás dando la razón. Parece que solo importa lo que tú necesitas, ¿y qué hay de mí? ¿Así pretendes demostrarme que te importo? - pregunté, y Lena se quedó callada - ¿Acaso es cierto que me amas... o todo ha sido una mentira para poder tener a alguien a quién follarte mientras estabas en Kandor?
-Lena: ¿Cómo se te ocurre insinuar tal cosa? - protestó - ¡Claro que te amo! Y me ofende que lo pongas en duda - dijo, con indignación - Pero también hay cosas que quiero probar contigo en el sexo. Y lo único que haces es cerrarte en banda. Pensé que tendrías la mente más abierta
-Kara: Pues perdóname por no cumplir tus expectativas - dije, con molestia - En cuánto a tus sentimientos, siento sí te ofende que dude de tu amor. Pero no puedes decirme que me amas cuando acabas de amenazarme con buscarte a otra si no te doy lo que necesitas. ¿Qué supone que debo hacer? ¿Ceder a tus chantajes? ¿Consentírtelo todo para qué no me seas infiel? ¡Es ridículo! Y, lo siento, pero sí esa es tu forma de pensar conmigo no tienes nada más qué hacer
-Lena: ¿Qué quieres decir?
-Kara: Que se acabó, Lena. Por mí puedes follarte a quién quieras. Pero luego no vengas a buscarme cuando te des cuenta de qué el sexo sin amor no vale nada - dije, agarrando mi maleta decidida a marcharme.
Estaba tan decepcionada con Lena que ni siquiera esperé su respuesta para salir de esa habitación.
-Ruby: ¿Te marchas? - preguntó, cuando crucé el salón.
-Kara: Sí, quedé con mi hermana. Qué disfrutes de tu fiesta
-Ruby: Gracias
Le dediqué una sonrisa forzada, haciendo un esfuerzo por no ponerme a llorar, y me dirigí a la puerta, abriéndola. Me detuve por unos segundos, intentando entender qué diablos acababa de pasar y suspiré al ver las fotografías de Lena y Diana que adornaban el aparador del recibidor. Después de casi una semana aún no había tenido tiempo de quitarlas o, probablemente, no quiso hacerlo. Y, aunque quería hacer un esfuerzo por entenderlo, para mí era como un recordatorio diario de lo que nunca seré para Lena.
LENA
Me quedé ahí parada, sin saber cómo reaccionar. Kara se había marchado muy molesta conmigo y con razón. ¿En qué momento se me ocurrió soltar un comentario así? Un comentario totalmente desafortunado qué ella se tomó como una amenaza e hizo qué todo se saliera de control. Negué con la cabeza, reprochándomelo a mí misma por ser tan bocazas. Claramente Kara no se sentía cómoda con la conversación. Es más, ya se sentía incómoda por lo que había pasado en la ducha, por lo cual también me disculpé. Pero debí dejarlo estar y no insistir con el anal. Tomármelo con más calma, en vez de presionarla. Tal vez así habría conseguido convencerla. Pero no fui capaz de aceptar su negativa. Mi maldita obsesión por el sexo y mis ganas de tenerlo todo con ella me volvieron ansiosa y muy imprudente. Me comporté como una egoísta, pensando solo en mí y en mi necesidad de hacerla mía. En vez de preocuparme por cómo se sentía ella al respecto. Kara se había marchado, maleta incluida, diciéndome que se acabó. Y de pronto me sentí una imbécil por no habérselo impedido.
Unos golpecitos en la puerta me hicieron reaccionar y, por un instante, quise pensar qué podría ser Kara, que volvía para darme la oportunidad de explicarme y decirle todo aquello qué no fui capaz de decirle para que se quedase. Pero cuando Ruby se asomó sólo quise echarme a llorar.
-Lena: Eh... hola... - dije, haciendo un esfuerzo por contenerme. No quería verme mal delante de mi sobrina.
-Ruby: Tía Lena... ¿Estás bien?
-Lena: No mucho
-Ruby: ¿Es por Kara? ¿Habéis discutido?
-Lena: ¿Nos escuchaste?
-Ruby: No. Pero la vi irse con la maleta y parecía a punto de llorar
-Lena: Pues sí, discutimos. Pero no me apetece hablar de ello,
-Ruby: ¿Segura? Tal vez te sientas mejor sí te desahogas
-Lena: Gracias. Pero no quiero estropear tu día con mis dramas
-Ruby: Está bien, no insistiré. Pero si necesitas hablar...
-Lena: Lo sé. Y ahora dime, ¿qué te apetece que hagamos?
-Ruby: Pues... ¿qué tal si vamos al observatorio?
-Lena: ¿Por el día?
-Ruby: Sí, bueno. No podremos ver el atardecer ni el cielo nocturno, pero si podemos disfrutar de las exposiciones. ¿Qué dices? Extraño cuando solíamos ir juntas - dijo, mirándome con unos ojitos a los que no me pude resistir.
-Lena: Claro. Me encanta la idea
Sé que Ruby eligió el observatorio para animarme y agradecí que se preocupase así por mí. Salimos del apartamento y tomamos un taxi hasta el lugar. Durante la mañana, disfrutamos de las diferentes exposiciones y eso me ayudó a distraerme. Cuando acabamos nuestra visita el hambre empezó a manifestarse y a Ruby se le ocurrió la idea de hacer un picnic improvisado. El observatorio estaba en una colina, con zonas ajardinadas habilitadas para qué los visitantes pudieran pasar el rato al aire libre, solos o en compañía. Así que compramos unos bocadillos y unas bebidas y nos acomodamos en el césped junto a un árbol. Disfrutando de la panorámica de la ciudad.
-Lena: Cómo extrañaba estas vistas...
-Ruby: Deberías traer a Kara algún día - dijo, dándole un mordisco a su bocadillo - No sé por qué habéis discutido, pero seguro que lo arreglaréis. Y, cuando eso ocurra, espero que la invites a una cita para disfrutar de la puesta de sol juntas. Y cuando anochezca podrías mostrarle lo mucho que sabes sobre las estrellas mientras la abrazas. Sería súper romántico - sonrió, haciendo que me emocionase. Estaba sensible.
-Lena: Suena bien y te prometo que, si tengo la oportunidad, lo haré
Cuando terminamos los bocadillos, nos quedamos un rato tumbadas sobre el césped, en silencio. La calidez del sol sobre mis mejillas se sentía tan agradable qué empecé a relajarme demasiado. Cerré los ojos, y por un rato, me permití desconectar de mis preocupaciones.
-Ruby: ¡Tía Lena! - dijo, zarandeándome y abrí los ojos - Te quedaste dormida
-Lena: ¿Qué hora es?
-Ruby: Las cuatro y media
-Lena: Deberíamos irnos ya - dije, levantándome.
Sacudí mi ropa y caminamos hasta la parada de taxis. Por suerte al ser una atracción turística siempre había taxis estacionados, así que no tuvimos que esperar. Nos subimos en uno y nos dirigimos a la mansión.
-Ruby: ¡Qué ganas de ver lo que mamá y Alex han preparado para mi fiesta! - dijo, con ilusión y nerviosismo - ¿Crees que me gustará?
-Lena: Seguro. Llevan toda la mañana preparándola, así que apuesto que será la mejor fiesta de cumpleaños que recuerdes - sonreí, contagiada por su emoción - Por cierto, ¿qué tal le va a tu madre con Alex? ¿Les va bien?
-Ruby: Muy bien. Y cada día mejor. Siento que cualquier día me enviarán a dormir fuera de casa para poder tener sexo salvaje - dijo, soltando una risita.
-Lena: Así que sexo salvaje, ¿eh? ¿Y cómo sabes que no lo tuvieron ya? Por ejemplo... no sé, mientras estás en las extraescolares o en la terapia
-Ruby: Porque son muy obvias, andan re-calientes la mayoría del tiempo y con una tensión sexual claramente no resuelta
-Lena: Pues ya me contarás cuando tengas novedades. En cuanto a ti... ¿hay algún chico en tu vida?
-Ruby: ¿Por qué? ¿Te preocupa que alguien quiera cruzar los límites de la ropa interior conmigo? - dijo, riéndose - No hay nadie, tranquila
-Lena: ¿Seguro? ¿Y qué me dices de ese tal Henry Mills? Tu madre dice que hablas mucho de él
-Ruby: Porque somos buenos amigos
-Lena: ¿Sabes a cuántas amigas me follé yo en el instituto?
-Ruby: ¡Tía Lena, no compares! - protestó - Aún soy virgen y, para tu información, no estoy interesada en tener sexo. Ni con Henry, ni con nadie. Aún soy joven para eso, así que deja de imaginarte cosas raras
-Lena: Bueno, que no te interese no quiere decir que tú no le intereses a él para algo más. Así que le estaré vigilando
-Ruby: Cómo quieras, así no tendré que convencerte de que solo somos amigos. Podrás comprobarlo por ti misma
SAM
Estaba con Alex en el sofá, entretenidas entre besos y caricias, mientras esperábamos a que llegasen los del catering con la merienda.
-Sam: Alex... - jadeé, apartándola.
-Alex: ¿Qué? ¿Acaso no te gustan mis besos? - preguntó, volviendo a besar mi cuello, mientras presionaba mis pechos por encima del sujetador.
-Sam: Claro que sí. Pero deberíamos parar. Los del catering están a punto de llegar y... - El sonido del timbre me hizo callar bruscamente y Alex resopló en protesta - ¿Ves? Ya están aquí - Me puse en pie y abotoné mi blusa - Ponte la camisa y ven
Salí del salón y me apresuré a abrir la puerta. Un par de personas cargadas con cajas esperaban instrucciones, les indiqué donde estaba el jardín y se encargaron de llevar y colocar todos los aperitivos en las mesas que Alex y yo habíamos dispuesto unas horas antes. Cuando terminaron, les acompañé a la puerta y regresé al jardín, admirando la decoración y esperando que a Ruby le gustase.
-Sam: ¿Por qué te tardaste tanto? - pregunté, volteándome cuando sentí a Alex abrazándome por detrás.
-Alex: Perdona, necesitaba unos minutos para...
-Sam: ¿Para masturbarte?
-Alex: ¿Qué? ¡No! - Negó en rotundo, visiblemente incómoda - Sólo necesitaba... calmarme. Pero no de esa manera. ¿Cómo crees? ¿Acaso me ves capaz de hacer algo así?
-Sam: Bueno... te escuché la otra noche en el baño - musité por pudor.
-Alex: Mierda... ¿me escuchaste? Qué vergüenza... - dijo, negando de nuevo - No sé qué decir, yo no...
-Sam: Eh, está bien... - interrumpí, rodeando su cintura - Sé qué estás haciendo un gran esfuerzo por controlarte conmigo y significa mucho para mí que lleves tanto tiempo reservándote. Pero entiendo que tienes tus necesidades y... ya no quiero hacerte esperar más
-Alex: Espera, ¿eso significa que...?
-Sam: Sí, quiero acostarme contigo
-Alex: ¿Estás segura? No quiero que te sientas presionada porque creas que lo necesito. Porque si tengo que seguir esperando...
-Sam: Yo también lo necesito - interrumpí y Alex sonrió - Siento que estoy preparada para hacerlo - dije, viendo la alegría en sus ojos - Y me gustaría que sea esta noche
-Alex: ¿Esta noche?
-Sam: Sí. Luego de la fiesta de Ruby le pediré a Lena qué se quede con ella. Tendremos toda la noche para nosotras solas. ¿Qué te parece?
-Alex: ¿Qué me va a parecer? ¡Estupendo! Y ahora muero de ganas porque sea esta noche - dijo, besándome con pasión.
Poco después sonó el timbre y lo agradecí, porque Alex y yo estábamos empezando a calentarnos con tanto beso apasionado. Caminé hasta la puerta y abrí, encontrándome con Lena y Ruby al otro lado.
-Sam: Justo a tiempo - Ruby me saludó y corrió veloz hacia el jardín - ¿Qué tal el día? ¿Qué habéis hecho?
-Lena: Estuvimos en el observatorio
-Sam: Con razón Ruby está tan animada. ¿Y tú? ¿Por qué estás tan seria? ¿Es por qué Kara no ha querido venir a la fiesta?
-Lena: No. Ya me había hecho a la idea de que no vendría. Hoy intenté convencerla otra vez, pero su respuesta fue la misma de siempre, qué no quería que fuera incómodo con su hermana
-Sam: De verdad qué a veces no la entiendo. Con lo fácil que sería decirle a Alex ¿A qué está esperando para darte tu lugar?
-Lena: No lo sé. Pero no quiero hablar ahora de Kara - dijo, cabizbaja - Si me disculpas...
Lena se alejó sin más y supe que algo le pasaba. Los invitados empezaron a llegar y todo eran risas. Ruby estaba disfrutando mucho de su fiesta de cumpleaños y supe que había merecido la pena el esfuerzo. Observé a Lena, con cierta preocupación. Iba por la tercera copa de vino y, pese a mis esfuerzos, no conseguí que participase de la conversación. Estaba claro que algo le preocupaba, y en lo único en qué podía pensar es en qué hubiera discutido con Kara.
-Alex: ¿Estás bien? - preguntó, acariciando mi espalda - Pareces preocupada
-Sam: No es nada. Es por la fiesta, quiero que todo salga bien - dije, tratando de disimular que mi preocupación no era por Lena. Decirle a Alex implicaría contarle otros detalles que no me competía a mí revelar.
-Alex: Relájate, todo está saliendo a la perfección - sonrió.
-Ruby: ¡Ese debe de ser Henry! - exclamó, cuando el timbre sonó. Ruby corrió hacia el interior de la mansión y yo me apresuré a seguirla - ¡Henry! - exclamó, al abrir la puerta.
-Henry: Hola Ru, feliz cumpleaños. Esto es para ti - dijo, dándole un regalo que Ruby tomó con una sonrisa.
-Ruby: Gracias - dijo, abrazando al chico.
-Andrea: Hola Samantha, siento que lleguemos tarde. Se suponía que lo traería Emma, pero Regina consiguió entradas de última hora para un musical y acaban de avisarme
-Sam: No te preocupes, me da mucho gusto verte. Vamos al jardín, están todos allí - dije, haciéndoles un gesto para que me siguieran. Alex me miró en cuanto cruzamos la puerta y se acercó a nosotras - Alex, quiero presentarte a Andrea
-Alex: La mamá de Henry, ¿no? Mucho gusto
-Sam: No, Alex. Andrea es mi jefa
-Alex: Oh, siento la confusión. Cómo viniste con Henry creí que...
-Andrea: No te apures. Henry es mi sobrino. Mi hermana no podía traerle y me pidió el favor. Soy Andrea Rojas, es un placer conocerte
-Alex: Alex Danvers, igualmente.
-Sam: Ella es... mi pareja
-Andrea: ¿Ah, si? Nunca lo habría imaginado. Eres una caja de sorpresas, Samantha - sonrió - Y... perdóname por la indiscreción - dijo, mirando a Alex - Pero, ¿estás embarazada?
-Alex: Sí. Pero no es suyo - bromeó, acariciando su vientre.
-Andrea: ¿De cuánto estás?
-Alex: Veintidós semanas
-Andrea: Entonces ya debes saber el sexo del bebé, ¿no?
-Alex: Sí, es un niño
-Andrea: Que bien, enhorabuena
-Alex: Gracias. Aunque aún tengo la esperanza de que mi ginecóloga, la Dra. Sharpe, esté equivocada
-Sam: Alex quería una niña - dije, al ver la expresión de confusión de Andrea - Pero la ecografía no tiene margen de error. Claramente es un niño. Así que vete acostumbrando - dije, mirando a Alex.
-Alex: Bueno, con tu hermana también se equivocaron, ¿no?
-Sam: Alex... - protesté, mirando a Andrea de reojo - No metas a Lena en esto. Eran otros tiempos, no había las tecnologías que hay ahora. Así que asúmelo, vas a tener un niño y será tan guapo cómo tú - dije, besándola.
-Alex: ¿Y tú, Andrea? ¿Tienes hijos?
-Ruby: ¡Mira, mamá! - gritó, acercándose - ¡Henry me ha regalado un meteorito!
-Sam: Que bonito, cielo
-Ruby: ¡Voy a enseñárselo a la tía Lena! - dijo, alejándose.
-Alex: Vaya, tu sobrino sí que sabe cómo impresionar a una chica
Seguí a Ruby con la mirada, hasta qué le mostró ese fragmento de meteorito a Lena y la vi sonreír. Sin duda ella sabía apreciar ese regalo mucho más que yo.
-Sam: Andrea, acompáñame. Me gustaría presentarte a mi hermana - dije, acercándome a Lena que estaba contándole a Ruby algo sobre aquel meteorito - Lena...
-Lena: ¿Sí? - preguntó, volteándose.
-Sam: Quiero presentarte a alguien. Ella es Andrea Rojas, mi jefa
-Andrea: Es un placer conocerte
-Lena: No puede ser... - susurró, viéndola con desconcierto - ¿Andy? ¿Eres tú?
-Andrea: ¿Cómo dices?
-Lena: Soy Luthor. Del instituto
-Andrea: Lo siento, ha pasado mucho tiempo. ¿Compartíamos clases?
-Lena: Y más que eso. Éramos amigas, Andy. ¿No me recuerdas? Haz memoria - insistió - tienes que acordarte de mí
-Andrea: Lo lamento. Puede que nos conociéramos, pero pasé por mucho en aquella época y...
-Lena: No importa - interrumpió, con cierta decepción en su voz - Tienes razón, ha pasado mucho tiempo y... supongo que es normal qué no me recuerdes. Aun así, me alegro de volver a verte. Y ahora si me disculpáis necesito servirme algo más fuerte - dijo, soltando su copa vacía y alejándose.
-Sam: Dame un minuto - Seguí a Lena hasta el interior de la mansión y la detuve camino del despacho - Eh... ¿Estás bien?
-Lena: No. Necesito estar sola
-Sam: ¿Te ha molestado que Andrea no te recuerde?
-Lena: Claro que me ha molestado
-Sam: Si te sirve de consuelo yo tampoco recuerdo a todas mis amistades del instituto. Y más si son personas que llevo años sin ver. Además, ya no eres la Lena de quince años. Ahora eres una mujer adulta. Es normal que no te reconozca
-Lena: Ella también ha cambiado y no he dudado ni por un segundo en quién era. Es Andy, mi mejor amiga del instituto. Estábamos muy unidas, Sam. Y me cuesta creer que no me recuerde. Pero en fin, supongo que yo no era tan especial para ella
-Sam: ¿Por qué te afecta tanto?
-Lena: ¡Porque estoy sensible, joder! - protestó - Kara y yo hemos discutido y... No importa - dijo, entrando en el despacho y acercándose al minibar.
-Sam: A mí me importa - insistí, acercándome a ella - ¿Qué ha pasado con Kara? ¿Por qué habéis discutido?
-Lena: Porque soy una imbécil que solo piensa con la entrepierna - dijo, sirviéndose un trago de whisky y bebiéndoselo del tirón - Y la he cagado, Sammy - dijo, luego de apoyar el vaso vacío.
-Sam: ¿Qué has hecho, Lena? - pregunté, preocupada - ¿No habrás engañado a Kara con otra?
-Lena: Por supuesto que no. Pero amenacé con la posibilidad de hacerlo, que es peor. Ni siquiera sé por qué lo hice...
-Sam: Lena, cálmate y explícame que ha pasado para qué pueda entenderte
-Lena: Esta mañana después de un momento íntimo en la ducha, le propuse sexo anal a Kara. Pero ella no reaccionó como esperaba - dijo, y esperé a que continuase - Al principio pensé que solo estaba asustada, así que traté de convencerla de que sería cuidadosa y no le dolería. Confieso que fui muy insistente, pero al final conseguí que me dijera que se lo pensaría
-Sam: Bien, ¿y cuál ha sido el problema? ¿Por qué habéis discutido?
-Lena: Porque soy una impaciente, Sam, y le dije que qué tenía que pensar, qué me dijera que sí y me hiciera feliz. Entonces ella me contestó: ¿y si digo que no? y yo le dije que ella no es tan mala y que nunca me ha negado nada
-Sam: ¿Y qué pasó? ¿Se negó?
-Lena: Sí. Pero antes de eso discutimos. Kara me dijo que nunca me había negado nada y que ese había sido su error. Me reprochó qué la primera noche dejó que me la follase hasta que me harté, como si para ella fuera una obligación. Y qué desde entonces nunca se había negado a intimar conmigo, incluso aunque no tuviera ganas de hacerlo
-Sam: ¿En serio te dijo eso? - pregunté, incrédula.
-Lena: Sí, y me hizo sentir fatal. Pero cuando le pedí explicaciones ella me aseguro que siempre actuó por voluntad propia y que disfrutó de nuestros encuentros. Así que de pronto me sentía confundida porque no entendía por qué me lo estaba reprochando sí, según ella, nunca se sintió forzada a complacerme
-Sam: ¿Y qué más te dijo?
-Lena: Pues que los reproches no eran para mí, sino para ella. Se reprochaba haber pensado más en mí que en ella misma y ceder cada vez que la he buscado para intimar. Según me dijo, sentía que debía mostrarse comprensiva con mi adicción. Yo no pensé que eso estuviera mal, al contrario, no creo que haya nada de malo en que tu pareja se preocupe por cubrir tus necesidades, ¿verdad?
-Sam: No, no lo hay. Siempre y cuando tú también te preocupes por cubrir las suyas. Y... algo me dice que tú no has estado prestándole la debida atención a sus necesidades. ¿Me equivoco?
-Lena: No sé. Es posible. Según Kara desde que salí en libertad todo ha girado en torno al sexo y... no puedo quitarle la razón. Pero supongo que hasta que no me lo reprochó esta mañana no caí en la cuenta
-Sam: Pues deberías hablar con Kara y decirle que lamentas no haberte dado cuenta. Y que, de ahora en adelante, pensarás más en ella y en lo que necesita. Seguro que hablando podréis entenderos y arreglarlo
-Lena: Si tan solo fuera eso... Pero luego de cómo reaccioné por su negativa al anal no creo que pueda volver a mirarla a la cara. Cuando me reprochó que no me importaban sus necesidades y me pidió que se lo demostrase dejándola elegir con libertad lo que quiere y no quiere en la relación debería haberme mostrado más comprensiva. Debí limitarme a decirle lo que quería escuchar, en vez de dejarme llevar por el orgullo y cagarla con aquel comentario tan desafortunado. No te imaginas lo avergonzada que me siento por cómo la traté. Como a una cualquiera, como si fuera prescindible para mí...
-Sam: ¿Puedo saber qué le dijiste exactamente?
-Lena: Pues qué era libre de elegir en nuestra relación, pero que mis necesidades seguirían ahí y que no se sorprendiera si acababa buscando fuera lo que no me dan en casa
-Sam: ¿Estás loca? - exclamé, atónita - ¿Cómo se te ocurre amenazarla con buscarte a otra si no te da lo que necesitas? ¿Te das cuenta de lo egoísta que suena eso? - reprobé, negando con la cabeza - ¿Es que acaso quieres darle la razón? Porque es obvio que no pensaste ni por un segundo en cómo se sentiría ella al escucharte decir algo así. ¿En qué diablos pensabas, Lena?
-Lena: Es obvio que no pensaba. Yo... estaba molesta, Sam. Y, sé que no es justificación, pero no estoy acostumbrada a que me rechacen así y...
-Sam: ¡Pues claro que no! - interrumpí, molesta por el comportamiento de mi hermana - Nada justifica que te comportes cómo una jodida cavernícola. Y, por si no lo sabías, el sexo es cosa de dos. Y si ella no quiere realizar algún tipo de práctica sexual en concreto tú debes respetar eso, por mucho que te fastidie. No puedes tratarla cómo lo has hecho. Eso es chantaje emocional. O sexual, en este caso
-Lena: Lo sé, y créeme que estoy muy arrepentida de haber reaccionado así. Porque amo a Kara y no soporto haberle hecho daño por un comentario desafortunado que nunca debió salir de mi boca - dijo, afectada.
-Sam: Pues más te vale qué Kara te ame lo suficiente como para perdonarte y darte otra oportunidad
-Lena: No sé... puede que no deba hacerlo - dijo, de repente - Puede que sea mejor así. Puede que, a la larga, sea más feliz sin mí
-Sam: ¿Por qué dices eso ahora? Cometiste un error y yo soy la primera en reprobártelo. Pero sé que te arrepientes, puedo verlo en tus ojos. Solo habla con Kara y exprésale cómo te sientes. Seguro que podréis superarlo. Esto solo ha sido una discusión de pareja, no permitas que una discrepancia sexual os separe. ¿Ella no quiere anal? Bien, respétalo
-Lena: ¿Y sí no puedo hacerlo? ¿Y si no soy capaz de conformarme y acabo buscando en otras mujeres lo qué me falta con Kara?
-Sam: No puedo creerme que estés hablando en serio. Estás enamorada de Kara, ¿y aún crees que serías capaz de serle infiel? ¿Tan poca confianza tienes en ti?
-Lena: Pues sí, yo que sé - dijo, un tanto agobiada - Es que no siento qué sea capaz de prometer fidelidad cuando el sexo me condiciona tanto. Soy un adicta Sam, y siempre lo seré. Y me preocupa que sí tengo carencias pueda perder el control y hacer más daño a Kara
-Sam: Eres capaz de controlarte y lo sabes. Cuando estuviste en Kandor fuiste capaz de mantenerte abstemia, incluso sin tu medicación. Así que no voy a permitir que utilices tu adicción como excusa para poner en duda tu capacidad de ser fiel
-Lena: En Kandor no tuve otra opción, quería mi libertad por encima de todo e hice lo posible por conseguirla. Pero cuando estaba allí adentro no estaba expuesta a las tentaciones qué hay aquí afuera
-Sam: Entiendo lo que dices. Pero si pudiste hacerlo entonces, por tu libertad, podrás hacerlo ahora por el amor que le profesas a Kara. Sólo confía más en ti, sé que serás capaz de gestionarlo. Además, has mencionado las carencias como una razón de tus inseguridades, pero tú no tienes carencias, Lena. Siempre me has dicho que Kara te hace feliz y qué el sexo, que tanto te importa, es muy satisfactorio
-Lena: Y lo es. Kara sabe muy bien como complacerme y hasta hoy no tengo queja. Pero aún quiero experimentar muchas cosas con ella. Prácticas qué cuando estaba en Kandor no podíamos hacer, por razones obvias. Y ahora, después de oponerse de forma tan tajante a practicar el anal conmigo, siento qué podría ser el principio de más noes
-Sam: Pues tendrás que ceder tú también. No es justo para Kara que sea ella quién tenga que adaptarse a ti. Si realmente la amas y te importan sus necesidades tendrás que hacer un esfuerzo y demostrárselo. Ambas tendréis que renunciar por el bien común, para encontrar un equilibrio en vuestra relación. De lo contrario lo vuestro no funcionará
-Lena: ¿Y qué hay si lo quiero todo?
-Sam: No seas cabezota, Lena. No puedes tenerlo todo en la vida
-Lena: ¡Claro que puedo! Ya lo tuve. Con Diana. Nunca tuve que renunciar a nada para estar con ella. Diana me amaba sin condiciones y me dejaba ser yo misma con total libertad
-Sam: ¿Con libertad te refieres a que Diana te dejaba follarte a otras? - cuestioné, pues eso es lo que me pareció que me daba a entender.
-Lena: Sí
-Sam: No te creo. No me imagino a Diana mirando para otro lado mientras le eras infiel
-Lena: Es que nunca le fui infiel - dijo, y la miré confusa - Diana y yo teníamos una relación abierta - puntualizó y entonces entendí - Ella era mi vinculo amoroso. Solo la amé a ella. Pero no teníamos exclusividad sexual. Así que podíamos acostarnos con otras personas siempre que nos apetecía, sin que eso se considerase una deslealtad. A veces incluso compartíamos amantes, en tríos e incluso orgías - dijo, como si fuera lo más normal del mundo.
-Sam: Joder... Y mamá creyendo que Diana te había salvado de esa vida. Sí supiera...
-Lena: Mamá sabía. Aunque nunca lo reconoció. Supongo que para ella era más fácil negarlo y fingir qué Diana y yo no teníamos ese tipo de relación qué ella desaprobaba
-Sam: ¿Y cómo supo? ¿Tú le dijiste?
-Lena: No. Se enteró de la peor manera, pillándonos in fraganti - dijo, y recordé aquel momento en qué papá y yo sorprendimos a Lena follándose a esa mujer en el despacho. Sigo sin superarlo - Una noche mamá se presentó en nuestro apartamento sin avisar. Al día siguiente me enteré que había discutido con papá y supongo que solo buscaba un sitio en el que refugiarse por un rato. Diana y yo estábamos con una mujer y mamá nos sorprendió en pleno acto. Se ve que Diana no cerró bien la puerta que daba al despacho y mamá nos escuchó. Nunca olvidaré su expresión al asomarse al cuarto y ver cómo le estábamos haciendo doble penetración a esa mujer que habíamos conocido en una cafetería horas antes. Diana estaba penetrándola por la vagina usando un arnés y yo... bueno, me estaba recreando con su trasero
-Sam: Madre mía... - dije, tratando de procesarlo - Y yo pensando que verte en el despacho de Lionel me había traumatizado. No me quiero imaginar cómo la pasó mamá. De seguro no pudo dormir en semanas
-Lena: Eso no lo sé. Pero estuvo evitándonos durante algún tiempo. Casi no podía ni mirarnos. Ni a mí, ni tampoco a Diana. Supongo que descubrir que era tan pervertida como yo le avergonzaba sobremanera. Pero para mí era la mujer perfecta - dijo, con cierta nostalgia en su voz - No te imaginas cómo la echo de menos...
-Sam: Sé que extrañas a Diana, pero ella ya no está. Y... honestamente, no creo que sea justo para Kara que tenga que competir con su recuerdo. Y, te diré más, sí esa es la vida que anhelas no creo que puedas tenerla con Kara. Aún no la conozco tanto, pero no la veo dándote permiso para que te folles a otras, ni mucho menos compartiendo amantes contigo. Kara está muy enamorada de ti. Pero ella busca una relación tradicional, donde haya exclusividad, compromiso, fidelidad y estabilidad. Ella quiere compartir su vida contigo y formar una familia algún día
-Lena: Yo también quiero esa vida, Sammy. Quiero tener bebés con ella. No hay nada que desee más. Pero... ¿y sí aún no estoy preparada? ¿Y si no lo estoy nunca?
-Sam: No sé que más decirte, Lena. Creo que deberías sincerarte con Kara y hablarle sobre tus dudas acerca del futuro de vuestra relación. Ella se merece que seas honesta
-Lena: Lo sé. Debo hablar con ella. ¿Te importa dejarme a solas?
-Sam: Está bien, pero no tardes. En un rato sacaremos el pastel
Abracé a Lena y salí del despacho.
LENA
Mi hermana tenía razón en todo, debía hablar con Kara sobre mis sentimientos y compartir con ella todas mis dudas y preocupaciones. Pero ahora solo me apetecía evadirme por un rato. Me serví otro trago de whisky y me recosté sobre el sillón, perdiéndome en la galería de mi móvil. Acabé reproduciendo un video de Diana. Un video donde apenas se podía distinguir su espalda en un enfoque pésimo por la falta de luz y cómo ésta se sacudía violentamente con nuestros gemidos de fondo. Era un video corto, qué no llegaba al medio minuto de duración. Recuerdo que se veía tan sexy en cuatro con mi miembro penetrándola casi en su totalidad que no pude evitar inmortalizar el momento. Esa fue la primera vez que me dejó hacerle anal. A los dos días de conocernos en aquella fiesta universitaria. Con ella todo se dio rápido y fácil. Diana siempre estaba dispuesta a probar y experimentar en el sexo. Ese fue nuestro primer video. El primero de muchos que aún conservo. Como recuerdo de una vida qué me resistía a dejar atrás.
Pero debía aceptar que Diana ya no está y que, por mucho que busque refugiarme en la nostalgia, es el momento de dejar el pasado atrás. Kara es una mujer maravillosa y, como dijo Sam, no es justo que tenga que competir con el recuerdo de la persona que me ha dado mi mejor historia de amor. Ni yo tengo derecho a pedírselo. Pero las comparaciones son odiosas y no podía evitarlo. Después de haberlo tenido todo me costaba aceptar que tuviera que conformarme con una vida sexual llena de restricciones. Porque, tal y como le dije a mi hermana, tenía la sensación de que negarse al anal solo era el principio de más negativas y ahora solo podía pensar en a qué más tendría que renunciar por estar con Kara. Ni siquiera había tenido la oportunidad de mostrarle todo lo que me gusta en el sexo y, después de cómo reaccionó a mi propuesta del anal, me preocupa mucho su reacción cuando me atreva a mostrarle lo que se esconde tras esa puerta que con tanto recelo guardo bajo llave. Me preocupa tanto que no sepa encajar mi lado más oscuro...
Kara es buena, dulce, tierna y tan... inocente. Pero, al mismo tiempo, todo eso es lo que la hace especial. Y, aunque me preocupe que sea tan distinta a mí, me enamoré de cada rasgo de su personalidad. Y no me perdonaría cambiarla.
Estaba metida en mis pensamientos cuando la puerta se abrió de pronto, sorprendiéndome. Agarré el móvil, que había dejado sobre la mesa, con el video aun reproduciéndose en bucle y los gemidos se escucharon aún más fuerte por culpa de mi torpeza, ya que en vez de bloquear el móvil presioné el botón del volumen hasta que alcanzó el máximo.
-Andrea: ¡Perdón, estaba buscando el baño y... ! - exclamó, sonrojándose.
Andrea cerró la puerta sin decir nada más y suspiré, sintiéndome muy incómoda por la situación. Quité el video y me levanté de golpe, sintiendo un ligero mareo debido al alcohol. Me acerqué a la puerta y abrí, dispuesta a volver al jardín. A pesar de que ahora me estaba muriendo de la vergüenza. Cuando salí del despacho vi a Andrea merodeando por el pasillo.
-Lena: ¿Aún no encontraste el baño? Es dos puertas más allá - dije, señalando a mi izquierda.
-Andrea: ¿Qué? Ah, sí. En realidad, te estaba buscando a ti. ¿Ya... terminaste?
-Lena: ¿Cómo dices? - Noté que Andrea miraba mi movil, que aun llevaba en mi mano - ¡Oh, te refieres a...? ¡No estaba...! - titubeé, tratando de no sonrojarme - Yo no...
-Andrea: ¿No estabas viendo porno? - interrumpió - No importa. No tienes que darme explicaciones de lo que haces en tu intimidad
-Lena: Pero te equivocas, Andy. Yo no estaba... Es complicado - suspiré, sin muchas ganas de dar explicaciones - ¿Para qué me estabas buscando? - pregunté, en un intento de salir de esa situación tan embarazosa.
-Andrea: Para disculparme contigo
-Lena: ¿Por qué? ¿Por no acordarte de mí? Tranquila, ya lo he superado
-Andrea: No. Por mentirte
-Lena: ¿Mentirme? - Andrea me empujó dentro del despacho y cerró la puerta - Eh... ¿Qué haces?
-Andrea: Disculpa mi brusquedad, me siento más cómoda si hablamos a solas - dijo, y me quedé mirándola mientras cerraba la puerta - Antes, cuando tu hermana nos presentó, mentí. Fingí que no me acordaba de ti
-Lena: Espera, ¿entonces sí me reconociste?
-Andrea: Sí...
-Lena: ¿Y por qué fingiste que no?
-Andrea: No lo sé. No esperaba que nos encontrásemos así y... me bloqueé. Samantha trabaja para mí y... no estaba segura sí quería que supiera que tuvimos un pasado en común
-Lena: ¿Y por qué no? ¿Qué hay de malo en qué sepa que fuimos amigas? - dije, y desvió la mirada, en silencio - Ah, ya veo... ¿Es por lo que pasó entre nosotras? ¿Te avergüenza que mi hermana sepa qué te follé?
-Andrea: ¿Qué?
-Lena: Porque si tanto te avergüenza, tranquila. No le diré a Sam. Total, solo lo hicimos una vez y tampoco es qué fuese memorable. Ya ves, un polvo rápido en los aseos del instituto. Apenas duré un par de minutos antes de correrme
-Andrea: Puede qué fuera rápido, pero ese polvo cambió mi vida
-Lena: Gracias por el cumplido. Pero ambas sabemos que fue bastante mediocre. Con quince era un puto desastre. Te sorprendería lo mucho que he mejorado - dije, arrinconándola contra el escritorio - Lástima que no pueda demostrártelo...
-Andrea: ¿Demasiado ebria para cumplir? - se burló acercando su rostro al mío - Siento ser tan directa, pero apestas a whisky...
-Lena: Culpable. Pero sólo de ahogar mis penas en alcohol. En cuanto al sexo, te equivocas al cuestionar mi capacidad para rendir - dije, pegando mi cuerpo al suyo - Incluso al borde del coma etílico sería capaz de darte la follada de tu vida - susurré contra sus labios en un arrebato de vanidad.
-Andrea: Celebro que te tengas en tan alta estima, amiga mía - dijo, apartándome ligeramente usando su dedo índice sobre mi pecho - Pero de nada sirve presumir si no tienes intención de hacerme una demostración. ¿No crees?
-Lena: Touché
-Andrea: Y ahora confiesa, ¿quién es ella? - preguntó, sentándose sobre el escritorio.
-Lena: ¿Ella?
-Andrea: Sí, la mujer por la qué estás ahogando tus penas con whisky del caro - dijo, señalando la botella medio vacía sobre la mesa - y la misma qué, presumo, te impide demostrarme que por lo visto ahora eres una diosa del sexo - dijo, con tono burlón.
-Lena: Ojalá pudiera demostrarte qué no voy de farol. Pero tienes razón, hay una mujer. Se llama Kara y es la culpable de que no pueda batir mi record de los dos minutos - bromeé.
-Andrea: ¿Es tu novia?
-Lena: Sí. Nos conocimos hace unos meses y, desde la primera vez que nos vimos, supe que tenía que ser para mí. Fui descarada en mis juegos de seducción y al final la química entre las dos era tan obvia qué hizo el resto. Todo ha sido muy intenso entre nosotras y... hasta esta mañana creí que todo nos iba perfecto. Cero discusiones, muy buen sexo... todo maravilloso con ella, me sentía como en un sueño. Pero hoy sentí como si me hubiera despertado de golpe y por primera vez fuera consciente de la realidad. Hubo reproches y luego de nuestra discusión ella se marchó de mi apartamento llevándose sus cosas y diciéndome se acabó - dije, haciendo un esfuerzo por no llorar.
-Andrea: ¿Ella te dejó?
-Lena: No lo sé, quiero pensar que no, que solo lo dijo en un arrebato porque estaba molesta conmigo. Yo... le había propuesto algo qué le hizo sentir muy incómoda y le insistí demasiado. Cosa que ahora sé que no debería haber hecho. Creo que la agobié y acabó echándome en cara que soy una egoísta y qué solo me preocupo por mí. Y... puede que tenga razón - sollocé - Pero nunca fue mi intención hacerle sentir de menos
Estaba apunto de derrumbarme cuando Andrea se levantó, acercándose a mi y me abrazó. Apenas noté el contacto las lágrimas que intentaba contener brotaron de mis ojos, resbalando por mis mejillas.
-Andrea: Desahógate si lo necesitas
Cuando me calmé un poco le conté sobre mi discusión con Kara, aunque ahorrándome los detalles más íntimos. Ella estuvo escuchándome con atención, mostrándose comprensiva conmigo y apoyándome. Habían pasado más de diez años desde que perdimos el contacto, pero todo seguía igual entre nosotras. La misma confianza, el buen rollo, la cercanía... Como cuando éramos dos adolescentes que no tenían ni idea de lo que les depararía la vida. Sólo que ahora éramos adultas. Aunque, al menos en mi caso, volvía a sentirme tan perdida cómo entonces y con muchas dudas acerca de mi futuro.
Me sinceré con Andrea sobre mi adicción al sexo, y lo mucho que me preocupaba poder fallarle a mi novia. Le expliqué qué Kara era mi primera relación seria después de haber estado un tiempo fuera del mercado. Y que antes de eso solo me había interesado el sexo casual. Obvié mi relación con Diana y qué recien salí en libertad condicional, pues eso implicaría contarle la razón que me llevó a ingresar en Kandor y no estaba preparada para confesarle que maté a mi ex. Aunque probablemente ya supiera, pues en su momento fue un suceso muy mediático. Pero, sí sabía, agradecí qué no sacase el tema.
Andrea estuvo animándome, diciéndome que si en estos meses no había engañado a Kara significaba que mi amor era más fuerte que cualquier necesidad física, y que no debería preocuparme de que mi adicción pudiera ser un problema en nuestra relación. Pero ella no tenía toda la información, así que era normal que se mostrase tan optimista. Sin embargo, al ocultarle lo de Kandor no pude contarle en qué circunstancias nos habíamos conocido Kara y yo, y que nunca antes había tenido que preocuparme por esas cuestiones porque, mientras estaba encerrada, éramos solo ella y yo, disfrutando de nuestro amor en una burbuja. Pero la vida real era bien diferente, y me preocupaba mucho no saber manejarlo.
Cuando terminé de desahogarme, Andrea me animó a hablar con Kara. Su discurso fue bastante similar al qué había escuchado de Sam un rato antes. Me aconsejó que le abriese mi corazón y compartiera con ella todo lo que siento, insistiéndome en que me arrepentiría sí no lo hago. Y yo sabía que tenía razón, no me perdonaría dejarla escapar sin haberlo intentado todo.
Kara creyó en mí cuando nadie más lo hacía y me dio una razón para levantarme cada mañana, ella fue quién me ayudó a salir de esas cuatro paredes y, no sólo me siento agradecida por lo que hizo por mí, sino por verme cómo una mujer qué merecía otra oportunidad en el amor. Sé que no ha sido fácil para ella lidiar con alguien como yo y siento que es mi turno de devolvérselo, de ser más comprensiva con sus necesidades y de hacer un esfuerzo por dejar de imponerle las mías. Amo a Kara y no puedo permitir que mi adicción al sexo - y mi debilidad por las prácticas moralmente cuestionables - acaben separándonos. Estoy dispuesta a darme la oportunidad de intentarlo, de dejar a la Lena del pasado atrás y de ser para Kara la mujer que ella espera - y necesita - de mí.
-Lena: Gracias por escucharme - dije, cuando terminé de desahogarme.
-Andrea: No hay de qué. Sé que ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos. Pero quiero pensar qué aún podemos considerarnos amigas
-Lena: Por supuesto, Andy. Y me encantaría, si te apetece, invitarte a tomar café otro día para que puedas contarme sobre ti con más tranquilidad ya que siento que en cualquier momento Sam vendrá a buscarme para regañarme por tardarme tanto en regresar al jardín
-Andrea: Tienes razón, yo también hace rato que le dije qué necesitaba ir al baño. Debe pensar qué me he colado por el váter - dijo, riéndose.
-Lena: Anda, vamos - dije, riéndome con ella. Pasé mi brazo por su espalda y abrí la puerta. Dejé que Andrea saliera y yo salí detrás, cerrando la puerta tras de mí.
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