30- Una decisión difícil
Viernes, 15 de enero de 2021
KARA
Habían pasado dos semanas desde que Lena ingresó en el hospital y hoy por fin le dan el alta para que continúe con su recuperación en Kandor. En principio solo iba a estar ingresada una semana, pero el médico consideró conveniente que estuviese una semana más.
Estaba todo preparado para su traslado y, casualmente, Maggie y su compañera son las encargadas de escoltar el furgón policial qué traerá a Lena de vuelta. Aunque, más que casualidad, estoy segura de que Maggie movió influencias para ocuparse personalmente.
Después de la conversación que tuvimos en el hospital, en la que le confesé que Lena y yo estamos juntas, hemos estado quedando con frecuencia para tomar café.
Cuando Alex y ella acabaron con su relación perdimos el contacto, así que estaba feliz por haber retomado nuestra amistad. Además de mi cuñada siempre la consideré mi amiga. En este tiempo Maggie se ha convertido en mi confidente, pues una vez que empecé a hablarle de Lena no pude parar de hacerlo.
Le conté absolutamente todo, de principio a fin, tanto lo bueno como lo malo de nuestra historia. Y no me juzgó. Me sentía realmente cómoda hablando de Lena con ella y esperaba que, cuando tuviera que tener la conversación con mi madre y mis hermanas, fueran igual de comprensivas que Maggie.
En cuánto a la agresión de Lena, el día siguiente del ingreso le pedí que me contase con más detalle qué es lo que pasó aquella noche. Y, resumiendo, me contó que esa tal Harley, la otra personalidad de mi jefa, entró en su habitación decidida a tener sexo con ella y que cuando ésta se negó le amenazó con un cuchillo. De primeras no entendí nada, no entendía porque con Lena y no con cualquier otro paciente. Y entonces me contó que al poco de entrar en Kandor ellas tuvieron una noche de sexo desenfrenado, en este caso consentido, y que luego de eso no volvieron a verse. Hasta hace poco, cuando yo estuve ingresada en el hospital por mi operación de apendicitis, y esa mujer volvió a irrumpir en su habitación con el mismo objetivo. Lena me pidió perdón por no habérmelo contado antes y me aseguró que, esta vez, no había pasado nada entre ellas.
De hecho, me contó que durante la sesión de terapia de la mañana siguiente, acusó a mi jefa de haber intentado propasarse con ella y que ésta se sintió atacada. Su actitud, según Lena, le pareció muy extraña porque, aunque al principio creyó que solo estaba jugando al despiste, su confusión le pareció tan real qué le hizo dudar. Y, antes de irse, hizo un comentario tipo los pacientes no son los únicos con trastornos, que le llevó a pensar qué tal vez la Dra. Quinzel estaba tratando de confesar, de manera indirecta, qué ella también sufría algún tipo de trastorno. Entonces Lena se puso a pensar en ello, y llegó a la conclusión de que un trastorno de personalidad podría justificar ese comportamiento tan extraño. Me confesó que al principio le pareció una locura, pero que la noche del ataque le sirvió para confirmar sus sospechas.
Cuando terminó de contármelo todo me pidió perdón de nuevo por haber faltado a su palabra de mantenerse abstemia. Diciéndome, entre lágrimas, que esa mujer la obligó a acostarse con ella y no pudo hacer nada por evitarlo. Pese a que Lena era la víctima se sentía muy culpable por si eso podría haberme hecho daño. Y, honestamente, me lo hizo. Pero no el hecho de que Lena tuviera sexo con aquella psicópata, sino por lo mucho que la lastimó esa malnacida. Mi Lena no se lo merecía.
Por supuesto, volví a tranquilizarla diciéndole que no tenía por qué disculparse, que nada de aquello había sido culpa suya y decidimos olvidarlo. Nos abrazamos muy fuerte y le prometí que nunca volvería a permitir que nadie le hiciese daño.
En estas dos semanas hemos estado viéndonos a diario, aunque solo por quince minutos, pues lamentablemente ese era el tiempo establecido para las visitas autorizadas. Aunque no puedo quejarme, ya que solíamos aprovecharlos muy bien. Hubo muchos besos y alguna que otra caricia con segundas intenciones. Lena cada vez estaba más animada y sus ganas de intimar conmigo eran más que evidentes. Pero debíamos tomárnoslo con calma mientras se recupera. Algo qué, estaba segura de que ocurriría más pronto que tarde. Cuando Lena dijo qué en cuatro semanas estaría recuperada me pareció una locura. Sin embargo, cada vez lo veía más posible.
Estaba en la sala de descanso, luego de haber tenido una reunión extraordinaria con unos altos cargos de la prisión. La policía sigue buscando sin éxito a Alicia y su banda, y la Dra. Quinzel también está en paradero desconocido. Así que, mientras aparece y se aclara todo, han reorganizado las tareas de algunos trabajadores. En mi caso, me han nombrado jefa de la unidad de psiquiatría. Básicamente, tengo que cubrir el puesto de mi jefa. No llevo tanto tiempo trabajando aquí como para que me asciendan así. Pero se trata de algo temporal, así que tampoco era para emocionarse.
Después de mi conversación con Maggie en el hospital sobre la Dra. Quinzel, se abrió una investigación que confirmó la versión de Lena.
Cuando accedieron a los informes médicos averiguaron qué mi jefa padece un trastorno límite de la personalidad. Es más, descubrieron que esa fue la razón por la que tuvo que dejar su trabajo en el psiquiátrico de Arkham, en Gotham City. Al parecer tuvo una relación muy tóxica con un paciente suyo, un tal Joker, al que intentó ayudar a escapar, sin éxito. Ahora la policía investiga sobre la implicación de mi jefa en la fuga de Alicia, sobre todo después de haber comprobado, al intentar revisar las grabaciones de seguridad de esa noche, que las cámaras están estropeadas.
No estoy al tanto de todos los detalles sobre los avances policiales, solo lo qué Maggie ha podido contarme. Pero sabiendo lo que ahora sé, creo que mi jefa lo planeó todo, qué ella inutilizó las cámaras para prepararle el terreno a la banda del país de las maravillas. Además, seguro que tampoco fue casualidad qué decidieran ejecutar el plan para liberar a su líder justo en la noche de fin de año, cuando hay menos guardias ocupándose de las tareas de vigilancia.
-Winn: Kara - dijo, entrando en la sala- Luthor ya está aquí
-Kara: Gracias por avisarme, Winn- dije, saliendo con él. Caminé por el pasillo hasta la entrada, donde unos policías escoltaban a Lena. Cruzamos miradas y me fijé que la llevaban esposada- Quítenle eso, aquí no es necesario. ¡Guardia! - dije, haciéndole un gesto a uno de los guardias, que se acercó mientras el policía le quitaba las esposas a Lena- Llévela a la enfermería
-Guardia: Muy bien, vamos - dijo, llevándose a Lena.
-Kara: Gracias por su servicio - dije, dirigiéndome a los policías. Luego miré a Maggie, que los acompañaba- ¿Podemos hablar un momento?
-Maggie: Claro, pueden retirarse - dijo, dirigiéndose a los policías- Díaz, tú espérame fuera, enseguida voy
-Kara: No te entretendré mucho, sé que tienes trabajo
-Maggie: Tranquila, dime
-Kara: Primero de todo, gracias por haber escoltado el furgón de Lena
-Maggie: No ha sido nada. Espero que estés contenta de tenerla de vuelta
-Kara: Mucho. Ya no tendré que conformarme con estar con ella quince minutos al día - sonreí.
-Maggie: Pues sí. Bueno, tú dirás - dijo, esperando.
-Kara: Sí, perdona. Quería saber cómo va la investigación policial
-Maggie: Pues hemos conseguido capturar a dos miembros de la banda del país de las maravillas, pero después de interrogarlos no hemos conseguido que hablen. Así que seguimos con la búsqueda
-Kara: Gracias Maggie, espero que consigáis resultados pronto
-Maggie: Y yo. Por cierto, ¿podrías decirle a tu hermana que me gustaría verla? Necesito hablar con ella
-Kara: ¿Por qué no la llamas?
-Maggie: Tú díselo, ¿si?
-Kara: Está bien, se lo diré
-Maggie: Gracias, llámame con lo que sea. Y ahora, debo irme
-Kara: Cuídate, y gracias otra vez
Me despedí de Maggie y me dirigí a la enfermería para encontrarme con Lena. Abrí la puerta y la vi, recostada en la camilla.
-Lena: ¡Kara! ¡Auch! - dijo, llevándose la mano a la herida.
-Kara: No deberías hacer movimientos bruscos, tu herida aun no cicatrizó del todo
-Lena: Ven aquí, muero por besarte
Me acerqué a Lena con una sonrisa, y nuestros labios se encontraron como imanes. Un beso llevó a otro y estuvimos besándonos durante un rato, hasta que a Lena se le fueron las manos a mi trasero, y me arrastró hacia ella.
-Kara: Lena... - jadeé, apartándome.
-Lena: Dime que vendrás esta noche - dijo, mirándome con deseo.
-Kara: Pensaba hacerlo
-Lena: Bien - sonrió- Tengo tantas ganas de ti...
-Kara: No te equivoques. Nada de sexo hasta qué estés recuperada
-Lena: Ya estoy mucho mejor
-Kara: Son tus ganas las que hablan por ti
-Lena: Es posible, pero... ¿acaso a ti no te apetece?
-Kara: Más de lo que debería reconocer en voz alta. Pero el médico fue claro, tienes que guardar reposo y es lo que haremos
-Lena: Está bien, ¿tendré mimos al menos?
-Kara: Obvio que sí. Muchos - sonreí, besándola con ternura.
Lena intensificó el beso, abriéndose paso con su lengua en mi boca y yo me dejé llevar. Estuvimos besándonos con lengua hasta que perdimos la noción del tiempo.
-Lena: Kara... - susurró, contra mis labios.
-Kara: ¿Qué? - pregunté, ignorando el cosquilleo en mi zona íntima.
-Lena: Creo que me animé demasiado - dijo, señalando su entrepierna.
Me giré y noté un bulto bastante pronunciado en su pantalón.
-Kara: Lena... - dije, negando con la cabeza.
En ese momento alguien golpeó la puerta, asomándose y Lena se cubrió rápidamente con sus manos.
Suspiré de alivio al ver a Winn.
-Kara: Dime, enfermero Schott
-Winn: Con permiso, la señora Luthor quiere hablar contigo
-Kara: ¿Samantha está aquí?
-Winn: Eh... no. Lillian Luthor
-Lena: ¿Mi madre? - preguntó, sorprendida.
-Kara: Llévala al despacho de la Dra. Quinzel, la atenderé allí
-Winn: Vale - dijo, cerrando la puerta.
-Lena: ¿Qué hace mi madre aquí? ¿Y por qué quiere hablar contigo?
-Kara: No lo sé... - dije, buscando en uno de los cajones de la medicación.
-Lena: ¿Qué haces?
-Kara: ¿Tú que crees? No puedo dejarte así - dije, sacando una de las pastillas inhibidoras del deseo sexual y acercándome a Lena- Ten, tómatela. Te hará efecto enseguida
-Lena: ¿Y no podrías... ocuparte tú? - sonrió, levantando la ceja.
-Kara: No tendrás esa suerte. Vamos, tómatela - insistí. Lena se llevó la pastilla a la boca y se la tragó- Muy bien, enviaré a alguien para que venga por ti y te acompañe a tu habitación - dije, acercándome a la puerta.
-Lena: No quiero ver a mi madre, Kara - dijo, y me giré para mirarla- Así que, si te pide verme, dile que no puedo recibir visitas
-Kara: Lena... No puedo hacer eso
-Lena: Me da igual. No ha venido a verme en más de dos años. Ni siquiera se dignó a visitarme cuando estuve ingresada en el hospital. Así que por mi puede irse por donde ha venido - dijo, cruzándose de brazos.
-Kara: Mira, no puedo obligarte a verla. Pero seguro que tendrá una razón para estar aquí. Imagino que estará al tanto de lo que te ha ocurrido y no sé, tal vez solo quiere comprobar que estás bien
-Lena: No me importa, ella nunca se preocupó por mí
-Kara: Entiendo cómo te sientes, pero ese rencor solo te hace daño. Y te guste o no, esa mujer es tu madre y, teniendo en cuenta todo lo que ha pasado últimamente, yo le daría el beneficio de la duda
Cuando Lena estuvo ingresada en el hospital, Sam y yo estuvimos hablando mucho y un día me contó qué durante las vacaciones de Navidad tuvo una conversación con su madre, en la que ella acabó pidiéndole disculpas por no haber sido la madre que necesitaban y por haber permitido que Lionel las hiciera desgraciadas. A Lena, machacándola con su condición, su homosexualidad y su adicción al sexo, y a Sam obligándola a seguir casada con un hombre que la maltrataba y al cuál desprecia.
Al parecer, Lillian se sentía culpable por haber permitido que su marido hiciera todo aquello y le pidió a Samantha una oportunidad para hacer las cosas bien. Ésta se negó, diciéndole que no necesitaba nada de ella, pero que tal vez aún estaba a tiempo de hacer algo por Lena. Así que le pidió que viniera a visitarla a prisión, aunque sin muchas esperanzas. Aunque después de que no fuera capaz de ir a visitarla al hospital ni una sola vez, tuvo claro qué ya no lo haría.
Así que, qué Lillian Luthor estuviera hoy aquí fue toda una sorpresa.
-Lena: No voy a verla, Kara
-Kara: Vamos, solo por esta vez. Si no te sientes cómoda me aseguraré de que no vuelva a molestarte
-Lena: No insistas, no conseguirás hacerme cambiar de opinión
Si había alguna mínima posibilidad de que Lillian tuviera una conversación con Lena, en la que se disculpase por todo el daño qué le ha hecho en el pasado por negarle su ayuda, no me perdonaría no haber intentado convencerla.
Tenía que hacer lo posible por conseguir que acepte verse con su madre y le dé la oportunidad de explicarse. Así que, no me quedó otra opción que recurrir al chantaje.
-Kara: Está bien, si te niegas a ver a tu madre, yo tampoco vendré a verte esta noche
-Lena: ¿Estás chantajeándome? Porque me parece muy cruel que juegues así conmigo, que lo sepas - dijo, enfurruñada.
-Kara: No. Yo solo te expongo lo que pasará si decides negarte a recibir a tu madre. Y ahora, si me disculpas, no quiero hacerle esperar - dije, acercándome a la puerta - ¿Nos vemos esta noche o el lunes? Tú decides
-Lena: No puedes hacerme elegir. No es justo
-Kara: Tienes razón, no es justo. En fin, supongo que ya nos veremos el lunes, ¿no? - pregunté, a punto de abrir la puerta.
-Lena: ¡No, espera! Lo haré - dijo, rápidamente- Veré a mi madre. Pero tienes que venir esta noche, por favor... El fin de semana será muy largo sin ti - dijo, haciendo pucheros.
-Kara: Está bien, vendré esta noche - sonreí- En cuanto a tu madre, no te preocupes. Me inventaré una excusa para que no tengas que verla
-Lena: Pero has dicho que...
-Kara: Solo te estaba poniendo a prueba. Obligarte con chantajes no está bien. Y no me sentiría cómoda sabiendo que solo lo haces para poder pasar la noche conmigo
-Lena: Eso significa que haga lo que haga, ¿podré verte igualmente esta noche?
-Kara: Si. Aunque, sigo pensando que no pierdes nada por verla, Lena. Pero bueno, entiendo que es tu decisión
Lena me miró pensativa.
-Lena: Si, es mi decisión. Pero, para ser justos, yo tampoco puedo obligarte a que te inventes una excusa para no tener que enfrentarme a mi madre
-Kara: ¿Y eso significa que...?
-Lena: Qué no quiero que tengas que mentir por mí. Así que, si tengo que enfrentarme a ella, lo haré. La esperaré aquí y escucharé lo que tenga que decirme. Y, por supuesto, me aseguraré de qué ella también me escucha a mí
-Kara: Me alegro de tu decisión, nos vemos ahora - dije, saliendo por la puerta.
No me sentía bien manipulando a Lena a nivel emocional. Pero esperaba que mereciera la pena.
Caminé por el pasillo y avisé a un enfermero para qué acompañase a Lena a su habitación. Luego me dirigí al despacho de mi jefa y entré.
-Kara: Señora Luthor, soy la Dra. Danvers - dije, tendiéndole la mano.
-Lillian: Lillian Luthor, mucho gusto- dijo, estrechándola.
-Kara: Es un placer conocerla. Siento haberle hecho esperar - dije, sentándome.
-Lillian: No se preocupe
-Kara: Y bien, ¿en qué puedo ayudarla señora Luthor?
-Lillian: Verá, quería hablar con usted porque tengo entendido que Lena ha hecho muchos progresos desde que está tratándola
-Kara: Sí, así es. Está totalmente volcada en su reciente propósito de mantenerse abstemia y está consiguiendo muy buenos resultados
-Lillian: Me resulta tan difícil de creer...
-Kara: Lo entiendo, dado su historial es casi un milagro. Pero permítame decirle que su hija es una mujer excepcional, con una determinación muy firme y una fuerza de voluntad envidiable. Realmente está consiguiendo lo que se propone y, de seguir así, estoy convencida de que podrá llevar una vida normal
-Lillian: Bueno, dudo que pueda llevar una vida normal aquí encerrada
-Kara: Sí, en eso tiene usted razón. Pero en unos meses saldrá y, para cuando lo haga, probablemente esté rehabilitada de su adicción
-Lillian: Ya... Y para entonces, ¿quién me asegura que no recaerá?
-Kara: Eso no puedo asegurárselo. Pero confío en qué no lo hará
-Lillian: ¿Podría verla? Me consta qué hoy la han trasladado desde el hospital. ¿Ha llegado ya?
-Kara: Sí, ya está aquí - dije, levantándome- La acompañaré a su habitación
-Lillian: Muy bien, gracias
Salimos del despacho y caminamos por el pasillo, hasta la habitación de Lena.
-Kara: Luthor, tienes visita. Volveré en un rato - dije, saliendo.
SAM
Estaba duchándome luego de haber cumplido con Morgan. Esta mañana tuvo que salir temprano para tomar un vuelo a Metrópolis, así que me obligó a madrugar para tener sexo antes de irse. Por suerte no me obligó a llevarle al aeropuerto esta vez, ya que por lo visto viajaba con alguien del trabajo. Y tengo que decir que deshacerme de Morgan por un par de días me hacía muy feliz.
Después de tres semanas de rutina sexual y un par de test de embarazo negativos, Morgan se estaba impacientando. Traté de explicarle que estas cosas llevan su tiempo y no llevábamos ni un mes intentándolo. Pero él decidió deshacerse de su frustración con más sexo. Sobre todo, por las noches, donde repetía hasta el agotamiento. Y yo estaba cada vez más cansada de seguir aguantándolo.
Cada vez que Morgan terminaba de follarme, yo me escondía en el baño a llorar de la impotencia. Había estado pensando mucho en Lena y lo que me dijo el día en qué despertó del coma. Sus palabras No esperes a que sea demasiado tarde llevaban retumbando en mi cabeza desde aquel día. No habíamos vuelto a hablar del tema desde entonces, pero no hizo falta. Lena fue bastante clara conmigo y ahora era yo la que debía espabilar antes de que, como me dijo ella, sea demasiado tarde.
Cuando terminé de ducharme, me vestí, me tomé un café y salí del apartamento, conduciendo hasta Acrata. Andrea necesitaba reunirse conmigo para ultimar los detalles de una campaña publicitaria.
Cuando llegué, ella estaba atendiendo a alguien, así qué empecé a prepararlo todo para ganar tiempo. Hoy le daban el alta hospitalaria a Lena y la trasladaban a Kandor, así que tenía planeado hacerle una visita.
Estaba sumergida en mis pensamientos cuando Andrea llamó mi atención, dándome un toquecito en el hombro.
-Sam: Perdona, ¿decías algo?
-Andrea: Que ya terminé, ¿pasamos a mi despacho? Estaremos más cómodas
-Sam: Claro - dije, guardándolo todo y siguiendo a Andrea a su despacho.
-Andrea: ¿Quieres café o algo?
-Sam: No, estoy bien así - dije, sentándome y sacándolo todo de nuevo, extendiéndolo sobre la mesa.
Andrea y yo estuvimos cerca de una hora hablando sobre la campaña. Y yo no podía dejar de pensar en Lena.
-Andrea: ¿Va todo bien? Pareces... distraída
-Sam: Lo siento, tienes razón. Tengo la cabeza en otro sitio
-Andrea: ¿Problemas con tu marido? - preguntó, preocupada.
No me sentía preparada para hablarle de Lena. No sabía cómo reaccionaría al saber qué tengo una hermana en prisión. Así qué jugué la baza de Morgan. Ella sabía de mis problemas matrimoniales y, aunque no habíamos hablado abiertamente sobre el tema, seguro que tiene una idea bastante acertada de mi situación.
-Sam: Sí, han sido unas semanas difíciles - dije. Y lo cierto es que no mentía.
-Andrea: Lo siento, la verdad es que llevo algunos días notándote decaída. Pero no me atrevía a preguntar. Ya sabes, no quería inmiscuirme en tus asuntos
-Sam: Y yo te lo agradezco. Venir a trabajar me sirve para desconectar y espero que mi situación personal no esté afectando a mi rendimiento. Porque de verdad estoy tratando de esforzarme para que no sea así
-Andrea: No te preocupes, no tengo ninguna queja. Al contrario, admiro tu fortaleza mental. No debe de ser fácil... ya sabes, vivir así
-Sam: Pues no, no lo es - suspiré, con resignación.
-Andrea: Probablemente esta pregunta este fuera de lugar, pero... ¿nunca te has planteado divorciarte de tu marido?
-Sam: ¿Cómo dices?
-Andrea: Lo siento. Te pido disculpas si te ofendí, no era mi intención...
-Sam: Tranquila, es solo que... bueno, no me lo esperaba
-Andrea: ¿Y bien? ¿Alguna vez...?
-Sam: Sí. Claro qué lo he pensado. Pero... es complicado. Tengo qué pensar en Ruby y...
-Andrea: Cierto, tu hija. ¿Crees que si te divorcias él peleará por la custodia?
-Sam: No, eso no me preocupa. Morgan ni siquiera es el padre de Ruby
-Andrea: ¿Ah, no? Di por hecho que...
-Sam: No. En realidad, me quedé embarazada en el instituto. Pero mi novio se desentendió en cuanto lo supo, así que...
-Andrea: Vaya, lo siento. Debió de ser muy difícil para ti ser madre soltera siendo una adolescente. Aunque imagino qué tendrías el apoyo de tus padres, ¿no?
-Sam: Pues no. De hecho, de haber sido por mi padre Ruby no habría nacido
-Andrea: ¿Te refieres a...?
-Sam: Sí. Él quiso obligarme a abortar. Pero mi hermana pequeña se lo impidió. Ella fue la única que me apoyó y se ocupó de cuidarme hasta que tuve al bebé
-Andrea: Vaya, que valiente tu hermana y qué duro que tus padres no te apoyaran
-Sam: Mucho, fue una época difícil. Pero con el apoyo de Lena todo fue mejor
-Andrea: ¿Lena? ¿Así se llama tu hermana?
-Sam: Si
-Andrea: Es bonito - dijo, pensativa - ¿Sabes? Ya que estamos en confianza me gustaría confesarte que yo también me quedé embarazada en el instituto. Así que te entiendo bien
-Sam: ¿Hablas en serio?
-Andrea: Si. En mi caso, mis padres sí me apoyaron desde el principio, pero hubo alguien qué quiso 'deshacerse' del problema.
-Sam: ¿Como así? ¿Y quién...?
-Andrea: Alguien que tenía mucho interés en que abortase para evitar un escándalo en su familia
-Sam: Espera, ¿alguien de la familia de él? - pregunté, expectante.
-Andrea: Sí
-Sam: ¿Y qué pasó? ¿Lo hiciste?
-Andrea: Pues estuve a punto, no te voy a engañar. Tomé su dinero y fui a la clínica. Pero cuando estuve allí y me vi en aquella camilla sola y asustada, me eché atrás
-Sam: ¿Y cómo se lo tomó aquel hombre? ¿No tuviste problemas?
-Andrea: Bueno, él nunca supo la verdad. Digamos que una amiga me ayudó a engañarle. Su primo mayor estaba haciendo las prácticas de enfermería en esa clínica. Fue una casualidad, en realidad, pero gracias a él conseguí un informe médico falso
-Sam: Que ingenioso. Así que le hiciste creer que lo habías perdido cuando en realidad no fue así. ¿Y cómo hiciste para ocultar un embarazo? Es decir, en algún momento se te empezaría a notar y...
-Andrea: Eso fue lo más fácil. Me mudé a Metrópolis con Emma, mi hermana mayor. No quería arriesgarme a que, por un descuido, mi mentira se descubriera. Así que estuve allí hasta que tuve al bebé. Terminé mis estudios y luego volví a National City, donde invertí todos mis ahorros para crear mi agencia de modelos
-Sam: Así que tienes un hijo... - dije, sorprendida- Qué callado te lo tenías
-Andrea: Ya, bueno. En realidad... tuve que darlo en adopción
-Sam: ¿Por qué?
-Andrea: Porque tenía claro que acabaría regresando a la ciudad y no podía arriesgarme a volver con un bebé. No podía dejar que ese hombre se enterase del engaño. Dios sabe cuáles podrían haber sido las consecuencias. Y lo que más me preocupaba, es que quisiera reclamar a su nieto. Así que tomé la decisión de darlo en adopción. Para que ese hombre nunca pudiera relacionarme con ese bebé
-Sam: ¿Y qué pasa con el padre del bebé? ¿Es qué nunca le dijiste?
-Andrea: No. No creo que dejarme embarazada entrase en sus planes. Solo tuvimos sexo una vez y porque yo se lo pedí. Antes de mí se había follado a un par de amigas mías y sentí curiosidad. Pero solo fui una más, solo buscaba diversión y a mi me pareció bien. Así que no me creí con el derecho de exigirle nada. Además, su padre tampoco me lo habría permitido
-Sam: Ya... De algún modo me recuerda a mi hermana. Se podría decir que tuvo su despertar sexual en el instituto y follaba con cualquiera que le diera chance. En fin - dije, regresando al tema- siento lo que te pasó y que tuvieras que renunciar a tu hijo. Como madre, creo que yo no habría sido capaz de hacerlo, así que puedo imaginar lo duro que debió de ser para ti darlo en adopción
En ese momento entró alguien, interrumpiéndonos.
-Empleado: Señorita Rojas, disculpe la interrupción, una mujer pregunta por usted
-Andrea: Dile qué enseguida estoy con ella. Lo siento Samantha, pero tengo que atenderle
-Sam: No te preocupes, ve
-Andrea: Por si no te veo luego, que pases un buen fin de semana
-Sam: Gracias, igualmente
Cuando Andrea se marchó, aproveché para irme a Kandor. Necesitaba ver a Lena con urgencia así que salí de la agencia y conduje hasta allí. Cuando llegué, pasé los controles y me dirigí a la habitación de Lena, encontrándome a Kara por el pasillo.
-Kara: Hola Samantha
-Sam: Kara, ¿qué tal? ¿cómo está Lena?
-Kara: Bien, ahora está con Lillian
-Sam: ¿Nuestra madre ha venido a verla? - pregunté, sorprendida.
-Kara: Sí. Parece que la conversación que tuvisteis en Navidad funcionó. Solo llevan unos minutos hablando, pero...
-Sam: Bien, eso significa que Lena no la ha echado a patadas
-Kara. Eso parece, aunque me pareció escuchar algún reproche cuando me alejaba
-Sam: Normal, Lena lleva años guardándoselo todo. No te extrañe que empiece a echar veneno por la boca. En fin, no digo que nuestra madre no se lo merezca, pero creo qué iré con ellas, por sí tengo que mediar para evitar un baño de sangre - bromeé.
-Kara: Está bien, si necesitáis algo pregunta por mí - dijo, alejándose.
LENA
-Lillian: Lena, hija... - dijo, acercándose cuando Kara se marchó.
-Lena: ¿Ahora soy tu hija? ¡No te has molestado en venir a verme en más de dos años! ¡Ni siquiera viniste al hospital cuando me agredieron!
-Lillian: Lo siento, pero tu padre...
-Lena: Podría haber muerto esa noche y te habría dado igual. Nunca te he importado
-Lillian: No digas eso, cielo. Claro que me importas y te quiero mucho
-Lena: ¿Y a Sam también la quieres? - protesté- Ese hombre le está arruinando la vida y tú no haces nada por evitarlo. Sam te importa una mierda, al igual que yo
-Lillian: Tienes razón, llevo demasiado tiempo mirando hacia otro lado. Pero no quiero seguir haciéndolo. En Navidad hablé con Samantha y.... bueno, por primera vez me di cuenta de todo lo que había estado haciendo mal. Me sentí terriblemente culpable por no haber sido la madre que necesitabais y por no haberos protegido de vuestro padre
-Lena: ¿Y qué esperas con esta visita? ¿Ganarte mi perdón?
-Lillian: Sé que no será fácil, pero me gustaría intentarlo. Samantha me habló sobre tus progresos y la Dra. Danvers me lo ha confirmado todo. Y quiero que sepas que me siento muy orgullosa de ti y que me gustaría ser partícipe de tus avances. Si me das la oportunidad, me gustaría venir a visitarte regularmente
-Lena: No te ofendas, pero no necesito nada de ti. Ya tengo a Sam y a K... a la Dra. Danvers. Ellas me apoyan
-Lillian: Lo sé, y me alegra saber qué hay personas que creen en ti. Pero, déjame demostrarte qué estoy dispuesta a cambiar y que puedo ser una buena madre para ti
-Lena: No es conmigo con quién deberías estar hablando. Sam te necesita mucho más que yo. Así que, si de verdad quieres redimirte, ayúdala a ella. No se merece la vida de mierda que tiene que soportar. Ese hombre no puede seguir haciéndole daño, alguien tiene que acabar con su pesadilla
-Lillian: Lo sé y créeme que yo también sufro viéndola así. Pero no hay nada que yo pueda hacer al respecto
-Lena: Claro que puedes, habla con Lionel, hazle entrar en razón - insistí.
-Lillian: No es tan fácil, vuestro padre tiene negocios con Morgan y...
-Lena: ¿Y crees que eso justifica los abusos y malos tratos que recibe Sam por parte del malnacido de su marido? - protesté- ¿Qué tan buenos son esos negocios que Lionel prefiere ignorar el sufrimiento de su propia hija? - En ese momento vi aparecer a Sam- Sam... - dije, acercándome.
-Sam: Hola, Lena - dijo, abrazándome- Hola mamá
-Lillian: Samantha, que bien que estés aquí. Hacía mucho que no estábamos las tres juntas
-Sam: Cierto, hace exactamente veintisiete meses. ¿Y sabes por qué lo sé? Porque es el tiempo que Lena lleva encerrada en Kandor. Coincidimos en su juicio, cuando la condenaron a prisión. Luego ya no quisisteis saber más de ella, ni tú, ni mucho menos Lionel - dijo, con rencor.
-Lillian: Bueno, pero ahora estoy aquí
-Sam: ¿Quieres que te felicite? - preguntó, en actitud defensiva.
-Lena: Sam...
-Sam: Lo siento, Lena. Hoy no es un día para discutir. Me alegro mucho de tenerte aquí por fin, y no porque hayas vuelto a prisión sino porque eso significa que te estás recuperando - sonrió.
-Lena: Te dije qué solo necesitaría cuatro semanas, así que ya voy por la mitad
-Sam: De seis a ocho semanas, eso es lo que dijeron los médicos. Así que, aunque admiro tu optimismo, tómatelo con calma ¿sí? Si hay algo que te sobra aquí es tiempo - bromeó- Así que ten paciencia
-Lena: Está bien, pero seis semanas será mi límite. Tengo mucho que celebrar
-Sam: Ahora entiendo tus prisas - dijo, riéndose y le hice una mueca para que se callase. Mamá estaba mirándonos y no quería qué a Sam se le escapase algún comentario inoportuno.
-Lena: Mamá - dije, buscando su atención- Agradezco que estés aquí. Aunque me habría gustado que fueras a verme al hospital. Al menos así tu discurso de querer ser una buena madre tendría más credibilidad - dije, dolida.
-Lillian: Lo intenté. Cuando me enteré de que te habían agredido la noche de la fuga temí perderte y hablé con vuestro padre. Pero la prensa se hizo eco de la noticia rápidamente y él me prohibió salir de la mansión. Sé que no es excusa, pero...
-Sam: Dime una cosa, ¿también temiste por mi vida cuando Morgan me mandó al hospital luego de propinarme una paliza de muerte?
-Lillian: Sí, claro que sí. ¿Qué pregunta es esa?
-Sam: Y, aun así, ni te molestaste en venir a verme. ¿Es qué Lionel también te lo prohibió?
-Lillian: No, pero...
-Sam: ¿Cómo puedes ser tan hipócrita? - protestó, cruzándose de brazos- Dices qué nos quieres, pero nunca has estado ahí para nosotras
-Lillian: No creí que quisieras verme. Creí que...
-Sam: ¿¡Qué importa lo que creíste!? ¡Eres mi madre joder! ¡Y te necesitaba allí conmigo! - sollozó- Pero tú nunca estás. Nunca has estado cuando más te hemos necesitado, ¿por qué tendríamos que creer que ahora será diferente?
-Lillian: Porque llevo demasiado tiempo viviendo a la sombra de vuestro padre y no quiero seguir así. Sé que me odiáis y no puedo culparos. Pero estoy dispuesta a esforzarme por ganarme vuestro perdón y recuperar vuestra confianza. De verdad quiero ser la madre que siempre debí ser para vosotras y que podáis contar conmigo siempre que lo necesitéis
-Sam: No sé... ¿tú que piensas, Lena? - preguntó, mirándome.
-Lena: Creo que está siendo sincera, y que sus intenciones son buenas - dije, y luego miré a mamá- Pero hace tiempo que perdiste toda credibilidad, así que lamentablemente tus palabras no significan nada para mí. Si de verdad estás dispuesta a cambiar las cosas te daré el beneficio de la duda, pero voy a necesitar que nos lo demuestres con hechos
-Sam: Comparto la opinión de Lena- dijo, dirigiéndose a nuestra madre- Demuéstranoslo y tal vez, solo tal vez - matizó- nos replanteemos darte una oportunidad
-Lillian: Está bien, me parece comprensible. Y ahora, será mejor que me marche antes de que...
-Lena: ¿A qué tanta prisa? Acabas de llegar
-Sam: Has venido a Kandor a escondidas de Lionel, ¿cierto?
-Lillian: Sí. No quería que también me prohibiera venir aquí, así que no le dije nada. Acompañé a Ruby a la escuela y luego le pedí al chofer que me trajera. Debería marcharme ya, no quiero darle motivos a vuestro padre para sospechar de mí
-Sam: Espero que ese chofer sea de confianza y sepa mantener la boca cerrada
-Lillian: No te preocupes, puedo confiar en él. Lena... - dijo, mirándome- Intentaré venir a verte otro día, sí es que quieres que lo haga
-Lena: Claro, ven cuando quieras
-Lillian: Muy bien, cuídate - dijo, saliendo.
-Sam: Mamá, espera - dijo, deteniéndola- ¿Puedo pedirte un favor?
-Lillian: Sí
-Sam: ¿Podría recoger a Ruby de la escuela? Es viernes y me gustaría pasar la tarde con ella
-Lillian: No sé, Samantha... No creo que a tu padre...
-Sam: Prometo llevarla de vuelta a la mansión cuando anochezca - insistió- Ponle una excusa a Lionel. Dile que tiene qué hacer la tarea en casa de su amiga Ellie
-Lillian: ¿Y si telefonea a su madre para asegurarse?
-Sam: No te preocupes por eso, hablaré con ella para ponerla sobre aviso. Ella me cubrirá, ya lo ha hecho otras veces. Es de mi confianza.
-Lillian: Está bien. Pero, por favor, asegúrate de que vuelva a casa para la cena, ¿Sí?
-Sam: Gracias
Cuando mamá se marchó, me desmoroné. Habían sido demasiadas emociones que procesar. Sam me abrazó para consolarme, hasta que me sentí mejor.
-Sam: ¿Mejor?
-Lena: Sí...
-Sam: ¿De verdad crees que mamá estaba siendo sincera?
-Lena: Sí, pero espero que nos lo demuestre - dije, limpiándome las lágrimas- Antes de que llegases, le pedí que hablara con Lionel para hacerle entrar en razón respecto a Morgan
-Sam: ¿Qué hiciste qué?
-Lena: Necesitaba ponerla a prueba. Cuando hablábamos de ti ella me dijo que también sufría viéndote así. Así que le dije que si tan mal estaba por ti que interviniera. Ella me dijo que no había nada que pudiera hacer. Pero yo se lo pedí igualmente. No creo que sirva de mucho, pero al menos así me demostrará que realmente se preocupa por ti.
-Sam: Ya... Pero en el fondo sabemos que mamá tiene razón. Por más que me duela admitirlo, no hay nada que ella pueda hacer por mí. A Lionel solo le importan los negocios, está claro...
-Lena: ¿Nos escuchaste?
-Sam: Sí... Aunque no es la primera vez que escucho hablar sobre los negocios que tienen en común. En Navidad mamá me soltó la misma excusa, para justificar a Lionel.
-Lena: Pero no lo entiendo, ¿qué tiene que ver contigo los negocios que ellos puedan tener?
-Sam: No lo sé, pero deben de ser muy importantes para que Lionel siga enriqueciéndose a costa de mi sufrimiento sin que eso le provoque ningún remordimiento. Está claro que su ambición no tiene límites y que cuando se trata de dinero todo está justificado - dijo, dolida.
-Lena: Nada justifica que Lionel siga permitiendo que tu vida sea un infierno. Ni todo el dinero del mundo justificaría, como tú dices, que nuestro padre se esté enriqueciendo a costa de tu sufrimiento, Sam. Eso es muy retorcido... - dije, negando con la cabeza- No sé, tiene que haber algo más...
-Sam: ¿Algo, como qué?
-Lena: No estoy segura, pero hay algo que me escama
-Sam: No sé, Lena. A Lionel siempre le cegó el dinero y supongo que sus negocios con Morgan son demasiado lucrativos como para arriesgarse a perderlos. Algo que, me imagino, ocurrirá si me divorcio. De seguro por eso Lionel me lo negó aquella noche, cuando se lo supliqué. Nunca lo permitirá. Estoy atrapada en este matrimonio y, es triste decirlo en voz alta, pero tengo la sensación de que Lionel me ha vendido a ese miserable
-Lena: Eso es... - dije, pensativa- ¿Y sí tienes razón? ¿Y si sus negocios te incluyen a ti?
-Sam: Lena... Solo era una forma de hablar. No me refería a venderme en el sentido literal de la palabra
-Lena: Lo sé, pero... ¿Y si fuera así? ¿Y si hubiera una razón de peso por la que Lionel no te permite que te alejes de Morgan?
-Sam: ¿Qué insinúas?
-Lena: Pues que... Tal vez.... No sé, olvídalo. La medicación para el dolor es un poco fuerte y creo me está haciendo delirar. En fin, ¿has pensado en lo que hablamos cuando estuve ingresada?
-Sam: Lena... ¿Podemos dejar de hablar de Morgan por un momento?
-Lena: Llevo dos semanas ignorando el tema. Pensé que lo mejor era no agobiarte y darte tiempo para reflexionar. Pero tengo la sensación de que sigue pasando el tiempo y no haces nada. ¿Cuánto más tiempo vas a esperar?
-Sam: Todo el tiempo que haga falta, Lena. Ya te hablé sobre mis intenciones de dejarle, pero no puedo huir sin un plan. Sí lo hago, tengo que hacerlo bien.
-Lena: No sé, sigo creyendo qué estás tomándote mucho tiempo. Y temo que, para cuando estés preparada, sea demasiado tarde - dije, cabizbaja.
-Sam: Lena...
-Lena: ¿Por qué no hablas con Kara? - pregunté, mirándola- Deberías irte a su apartamento, como hablamos. Al menos allí estarás segura
-Sam: ¿Y qué pasa con Morgan? Si me voy al apartamento de Kara no solucionaré nada, Lena. Al contrario, solo servirá para empeorar las cosas entre nosotros. ¿Qué pasará cuando vaya a trabajar o venga a Kandor a verte? Aunque Morgan no sepa donde paso las noches, no puedo esconderme de él todo el tiempo. Sabe muy bien dónde encontrarme
-Lena: Bueno, imagino que en la agencia donde trabajas habrá seguridad. Solo tienes que avisarle a tu jefa para que no le dejen entrar al edificio
-Sam: ¿Y cuando quiera venir a verte, qué?
-Lena: También hay seguridad en Kandor. Puedo decirle a Kara que hable con los guardias para que le prohíban la entrada.
-Sam: ¿De verdad crees que unos guardias de seguridad frenarán a Morgan? Además, sería muy fácil para él interceptarme en la calle, cuando este sola
-Lena: Tienes razón. Pues no sé... - dije, buscando otra solución- ¿Y si solicitas una escolta policial? Así estarás protegida en todo momento. Morgan no podrá hacerte daño
-Sam: Te recuerdo que Lionel tiene muchos contactos en la policía. Le resultó muy fácil hacer que retirasen los cargos contra Morgan y, llegado el momento, sobornará a quién haga falta para salirse con la suya. Así que no creo que pueda sentirme segura- suspiró, con resignación.
-Lena: Pues habla con la hermana de Kara. Ella es policía, ¿cierto?
-Sam: Sí, pero no puedo pedirle eso a Alex. Está embarazada. Y por nada del mundo querría poner su vida y la de su bebé en peligro
-Lena: ¿Y piensas rendirte? - pregunté, frustrada cuando no se me ocurrió nada más.
-Sam: No, claro que no. Pero la única manera de escapar de Morgan sin sufrir las consecuencias es irme de esta ciudad, y marcharme lo más lejos posible, para que no pueda encontrarme. Solo así tendré una oportunidad para ser feliz. Pero...
-Lena: ¿Y a qué esperas? Hazlo, tú solo vete. Prepara un par de maletas, ve a por tu hija, subiros al coche y conduce sin mirar atrás, hasta que estéis bien lejos de aquí
-Sam: Apenas tengo dinero ahora mismo, Lena. Necesito ahorrar y...
-Lena: Yo te prestaré el dinero - interrumpí- Bueno, Kara te lo prestará. Seguro que si se lo pido ella podrá hacerme el favor.
-Sam: Lena...
-Lena: Vete, Sam. Recoge a Ruby de la escuela y marchaos. Es vuestra oportunidad
-Sam: Pero no puedo irme sin más, Lena. Yo... no quiero abandonarte
-Lena: Tu vida está en juego, y eso es mucho más importante. Te prometo que te buscaré cuando salga en libertad, luego de matar a Morgan - dije, sin poder evitarlo.
-Sam: ¡No, Lena! - exclamó- No voy a permitir que arruines tu vida por ese miserable
-Lena: No hay discusión. Llevo demasiado tiempo viéndote sufrir y ese hombre pagará por todo lo que te ha hecho, y sigue haciéndote. Y sí tengo que matarlo con mis propias manos lo haré - dije, apretando los puños con rabia.
-Sam: Escúchame, no merece la pena ¿me oyes? - dijo, sosteniendo mis mejillas, mirándome con lágrimas en los ojos- Kara te ama y no puedes hacerle eso. Tienes que darle una buena vida y no podrás hacerlo si acabas de nuevo entre rejas. Así que, prométeme que no harás nada.
-Lena: Lo siento, Sam, pero no puedo prometértelo
En ese momento apareció Kara, interrumpiéndonos.
-Kara: Samantha, siento interrumpir. Pero la hora de visitas ya terminó
-Sam: Tranquila, lo entiendo
-Lena: Espera - dije, levantándome y abrazando a Sam- Te quiero... - susurré, por si ya no volvíamos a vernos.
-Sam: Yo también - dijo, abrazándome fuerte.
-Kara: Te acompaño a la salida, enseguida vuelvo
Cuando salieron por la puerta, me tumbé sobre la cama, suspirando. Con la interrupción de Kara no me había quedado claro sí al final Sam se marcharía de National City o no. Pero esperaba que lo hiciera.
KARA
Acompañé a Samantha hasta los controles de seguridad.
-Kara: Bueno - dije, deteniéndome al final del pasillo- Que pases un buen fin de semana
-Sam: Gracias, igualmente. Y... gracias también por todo lo que haces por Lena. Mi hermana tiene mucha suerte de tenerte en su vida
-Kara: La suerte es mía - sonreí.
-Sam: Sé que esto te sonará extraño, pero... cuídala mucho, ¿sí?
-Kara: Claro, siempre lo hago. ¿Nos vemos el lunes?
-Sam: Sí...
Noté a Samantha alicaida, así que supuse que la visita de Lillian le habría afectado. Me despedí con un abrazo y me di la vuelta, regresando sobre mis pasos hasta la habitación de Lena.
-Kara: Hola, Lena... - dije, entrando- ¿Qué tal con tu madre? - pregunté, viéndola con preocupación. Al igual que Samantha, Lena también parecía afectada. Incluso diría que había estado llorando- ¿Tan mal fue? - pregunté, acercándome.
-Lena: No es eso. Es... por Sam
-Kara: ¿Qué pasa con ella?
-Lena: Le acabo de pedir que se marche con Ruby de National City
-Kara: ¿Por qué has hecho eso?
-Lena: Yo solo intentaba protegerla del miserable de su marido. Está viviendo un infierno por su culpa y... no quiero que siga sufriendo más. Así que le he pedido que se marche hoy mismo y qué no mire atrás hasta que esté bien lejos de aquí - sollozó.
-Kara: Lena... - dije, sosteniendo sus mejillas- Sé que es duro tener que renunciar a tu hermana para que sea feliz, pero si en algo te sirve mi opinión creo que hiciste lo correcto
-Lena: Sí, lo sé. Y necesito pedirte un favor. Necesito que le prestes dinero. Yo te lo devolveré en cuanto me sea posible
-Kara: Claro, lo que necesites
-Lena: Me duele mucho dejarla marchar, pero es lo mejor. Antes de irse le prometí que la buscaría, pero saber que tendré que esperar más de nueve meses para volver a abrazarla me parte el corazón - dijo, empezando a llorar- Y, hasta que pueda reunirme con ella, no puedo permitir que le falte de nada. Sam es la única familia que tengo y no puedo dejarla a su suerte tantos meses.
-Kara: No llores y escúchame, ayudaré a Samantha, ¿Sí? En cuanto a ti... - dije, con dudas, pero sabía que decírselo le tranquilizaría- tendrás tu libertad mucho antes, te lo aseguro. Estoy haciendo lo posible por acelerar los trámites y... no quería decirte nada hasta estar segura, pero... Voy a pelear por conseguirte la libertad condicional
-Lena: ¿Harías eso por mí? - preguntó, secándose las lágrimas.
-Kara: ¿Qué no haría yo por ti, Lena? - sonreí con ternura, acariciando su mejilla- Aunque tengo que confesarte qué también estoy haciendo esto por mí. Porque quiero tenerlo todo contigo y no quiero seguir esperando. Quiero que empecemos nuestro futuro cuanto antes, así que si puedo hacer algo por acelerar el proceso de tu puesta en libertad, créeme que lo haré
-Lena: No sé qué decir... ¿y crees que podrás conseguirlo?
-Kara: Confío en que sí. Pero voy a necesitar que sigas esforzándote como hasta ahora para cumplir con tu abstinencia. Debemos demostrar ante un tribunal médico que eres capaz de reprimir tus impulsos, incluso sin la medicación. Así que, a partir del lunes, se acabó el inhibidor, lo retiraré de tu medicación diaria
-Lena: Pero... la pastilla me ayuda a controlarme, no puedes dejar de dármela
-Kara: Creí que ya no estabas tomandotela, es lo que me dijiste la última vez que hablamos
-Lena: Y no suelo hacerlo. Rara vez me la tomo. La mayoría de veces acaba en el váter a la mañana siguiente. Pero saber que la tengo me ayuda a controlarme. Me gusta esconderla en la funda de la almohada, me tranquiliza saber que puedo tomármela si la meditación no me funciona
-Kara: Está bien, veré que puedo hacer. Pero, aunque siga dándote la pastilla, no podrás tomártela. ¿De acuerdo? Cuando me aprueben la solicitud te harán analíticas, para confirmar los datos aportados en los informes, así que no debe haber ningún rastro de esa medicación ni en tu sangre ni en la orina. Es muy importante
-Lena: De acuerdo, prometo que no volveré a tomarme la pastilla hasta que me hagan ese reconocimiento médico
-Kara: Bien. Envié la solicitud mientras estabas ingresada en el hospital, así que es cuestión de días qué me den una respuesta. Te avisaré en cuanto sepa algo
-Lena: Gracias, Kara. No sé cómo voy a agradecerte todo lo que haces por mí
-Kara: Ya se te ocurrirá algo - sonreí, dándole un beso corto- Y ahora, ¿vas a contarme cómo te fue con tu madre?
-Lena: Prefiero contarte todo lo que me gustaría hacerte esta noche... - susurró, contra mis labios. Pero yo me aparté, evitando el beso.
-Kara: Lena... Creí que había quedado bastante claro que esta noche solo habrá mimos
-Lena: Lo sé. Pero eso no significa que yo no pueda divertirme imaginándome una versión alternativa de esta noche. Mucho más... caliente - dijo, rodeándome con sus brazos y llevándome contra la pared- Déjame hacerte mía esta noche, Kara... - susurró en mi oído.
-Kara: Lena... - jadeé, cuando la sentí presionar mi entrepierna con toda su mano- No conseguirás convencerme...
-Lena: Puedo resultar mucho más convincente - dijo, desabrochando mi pantalón y colando su mano dentro de mi ropa interior antes de que tuviera tiempo de reaccionar. Me rozó con toda su mano abierta y me tensé.
-Kara: Para... - dije, sujetando su muñeca y tratando de sacar su mano. Pero Lena hizo fuerza, y deslizó un par de dedos dentro de mí, empezando a moverlos, al tiempo que se hundía en mi cuello, dejándome algunas mordidas- Joder, para ya... - protesté, sin mucho esfuerzo por evitarlo.
-Lena: Está bien, como quieras - dijo, sacando sus dedos y chupándoselos, mientras me miraba fijamente. Maldije por eso, pero no podía reprochárselo- Tal vez está noche estés más receptiva
Me quedé mirándola, con una mezcla de alivio y frustración. Por un lado, quería que parase o, mejor dicho, era mi responsabilidad pedirle que lo hiciera. Pero por otro... estaba tan excitada que habría deseado que Lena me masturbase ahí mismo, contra esa pared. Lena había conseguido provocarme, y estaba segura de que ya no podría dejar de pensar en sexo en todo el día.
-Kara: Te veré esta noche - dije, apartándome de ella como si nada.
-Lena: Muy bien, estaré esperándote
Cuando salí de la habitación, me fui al aseo a echarme un poco de agua fresca y luego me fui a visitar a Matthews, ya que con todo lo que había pasado hacía días qué no tenía ninguna sesión con él.
Además, el príncipe de Daxam era la excusa perfecta para dejar de pensar en Lena. Él siempre tenía historias que contarme y eso me ayudaba a mantenerme distraída y no pensar en lo que no debía, cómo, en este caso: Lena follándome de todas las formas y en todas las posturas imaginables.
SAM
Cuando salí de Kandor, miré el reloj y faltaba menos de una hora para que Ruby saliera de la escuela. Así que me subí en el coche, arranqué y me apresuré a ir.
Mientras iba de camino, seguí dándole vueltas a la conversación que acababa de tener con Lena. Estaba muy confundida y no sabía qué hacer. Por un lado, sabía que tenía razón y que esta podría ser mi oportunidad para marcharme. Mi madre me había dado permiso para recoger a Ruby de la escuela y Morgan se fue de viaje esta mañana, así que podríamos ir a casa, preparar una maleta tranquilamente y marcharnos. Nadie nos dará por desaparecidas hasta la noche, cuando sea la hora de cenar y Ruby no haya vuelto a la mansión Luthor.
Pero, por otro lado, me dolía tanto tener que separarme de Lena...
Cuando Ruby me vio aparecer su expresión me lo dijo todo, estaba realmente feliz. Se acercó a mí con una sonrisa y me abrazó.
-Ruby: Mamá, ¿qué haces tú aquí?
-Sam: Me apetecía darte una sorpresa. ¿Tienes hambre?
-Ruby: Mucha
-Sam: Pues vamos, hoy comeremos juntas
-Ruby: ¡Genial! - celebró- Pero... ¿podemos? - preguntó, preocupada.
-Sam: Si, la abuela me dio su permiso - dije, subiéndome en el coche- ¿Dónde quieres que vayamos a comer? - pregunté, activando el navegador gps.
-Ruby: Tranquila, te indicaré
-Sam: Bien, pues tú dirás - dije, arrancando.
Conduje hasta el centro de la ciudad y sonreí cuando me di cuenta de donde me había traído Ruby.
-Ruby: Hacía mucho que no veníamos, pensé que te gustaría
-Sam: Sí... Sin duda hiciste una buena elección - dije, mirando hacia el restaurante italiano favorito de Lena.
Aunque no hacía tanto qué no venía. La última vez fue con Alex, con quién pasé una tarde muy agradable.
Eso me hizo pensar en ella y en estas dos últimas semanas. Alex y yo hemos estado quedando bastante a menudo y lo cierto es que cada vez me siento más cómoda con ella. Estamos iniciando una bonita amistad, así que era una lástima tener que separarnos de forma tan repentina. Eso hacía que me sintiera muy triste. Nunca había tenido una amiga tan especial como ella y sé que me dolerá mucho dejarla aquí. Sobre todo, si no puedo despedirme de ella.
-Ruby: ¿Entramos?
-Sam: Claro, vamos
Cuando entramos en el restaurante un camarero nos llevó hasta nuestra mesa, situada junto al ventanal. Pedimos las bebidas y unos entrantes, mientras pensábamos qué comer. Todo en la carta estaba exquisito, así que resultaba difícil decantarse por un platillo en particular. Mientras esperábamos, Ruby empezó a contarme qué tal le había ido en la escuela esta semana.
-Ruby: ¡Mira, mamá! - dijo, de repente, señalando a través del ventanal- Es Henry
-Sam: ¿Quién? - pregunté, mirando al exterior.
-Ruby: El chico que conocí el mes pasado cuando fuimos al museo
Me fijé en el chico y efectivamente, era el del museo. Aunque no nos habían presentado formalmente. Andrea caminaba junto a él, dirigiéndose hacia aquí y entraron al restaurante.
Mientras esperaban a que un camarero les atendiera para darles mesa, Andrea echó un vistazo rápido al lugar y hubo contacto visual. Ella me sonrió y me saludó con un gesto sutil. Le devolví el saludo y se acercaron.
-Andrea: Hola Samantha, que casualidad encontrarte aquí. Hola cielo - dijo, mirando a Ruby- soy Andrea, la jefa de tu madre - dijo, presentándose con una sonrisa.
-Ruby: Encantada de conocerla
-Andrea: Y este chico tan guapo de aquí es mi sobrino, Henry
-Ruby: Ya nos conocemos. - dijo, y Andrea la miró confusa.
-Sam: Sí, unos días antes de Navidad coincidimos en el Museo de Historia Natural ¿recuerdas?
-Andrea: Cierto, ya lo había olvidado
-Henry: Hola Ru, me alegra mucho volver a verte
-Ruby: Y a mí... - dijo, sonriendo tímidamente- Mamá, ¿pueden comer con nosotras?
-Sam: Claro, ¿por qué no? Si a Andrea no le importa... - dije, mirándola.
-Andrea: No, en absoluto
Andrea y su sobrino se sentaron con nosotras y les invitamos a probar los entrantes que justo en ese momento nos sirvió el camarero. Después pedimos nuestros platillos y disfrutamos de una charla agradable.
Andrea y yo estuvimos hablando de la campaña publicitaria, la cual vería la luz la próxima semana. Mientras que Ruby y Henry se entretenían hablando de astronomía y, por lo que pude escuchar, el chico parecía saber bastante sobre el tema.
De alguna forma me recordó a Lena, ya que de adolescente solía pasarse muchas horas en el observatorio, contemplando estrellas. Desde bien pequeña sintió curiosidad por el espacio exterior y los secretos del universo. En la cabaña de la montaña tenemos un telescopio astronómico y han sido muchas las noches durante las vacaciones, en las que Lena y Ruby se han entretenido observando el cielo estrellado y localizando constelaciones.
Pensar en Lena, ahora que quizás no volveríamos a vernos, me partía el corazón. No estaba preparada para marcharme tan pronto, ni para dejarla aquí. No podía separarme de ella, no quería hacerlo. Realmente tenía muchas dudas sobre que hacer.
La voz de Ruby me llevó de vuelta a la realidad.
-Ruby: Mamá, ¿puedo ir?
-Sam: Perdona, cielo. Estaba distraída. ¿Ir a dónde?
-Ruby: Al cumpleaños de Henry
-Sam: ¿Cómo? - pregunté, confusa.
-Andrea: ¿Estás bien, Samantha? - preguntó, preocupada.
-Sam: Sí, es solo que... Nada, no importa. ¿Me lo podéis repetir?
-Henry: Mañana celebro mi cumpleaños y quiero invitar a Ruby
-Sam: ¿Mañana?
-Henry: Sí. ¿Podría venir, por favor? Me gustaría mucho
Me quedé mirando al chico, no sabía que decirle. No podía decirle que sí, si pensaba marcharme de la ciudad. No sería justo para él mentirle así, ni para Ruby. Ella parecía muy ilusionada con la idea de ir al cumpleaños de su nuevo amigo.
-Ruby: Por favor, mamá...
-Sam: Bueno, déjame que lo consulte con tus abuelos. Si a ellos les parece bien...
-Ruby: Vale
Cuando terminamos de comer, pagamos la cuenta y salimos del restaurante. Mi intención era marcharme al apartamento para preparar las maletas. Pero mis planes cambiaron tan pronto cómo Andrea nos dijo qué pensaban ir al cine y Ruby quiso ir. Se suponía que pasaría la tarde con mi hija, así que no pude negarme.
Miré el reloj y aún teníamos tiempo suficiente para ir al cine y marcharnos antes de la hora de la cena. Así que acepté y fuimos.
Mientras disfrutábamos de la película yo no podía dejar de mirar el reloj con impaciencia. Cada rato que pasaba estaba más cerca de arrepentirme de irme. Y, de alguna forma, pasar la tarde en compañía de mi jefa y su sobrino, me ayudó a perder el tiempo. Es casi como si tratase de boicotearme a mí misma, esperando qué fuese demasiado tarde para huir y no tuviera que hacerlo.
Tenía mucho que perder quedándome aquí, pero también perderé mucho si me marcho. Miré a Andrea, preguntándome qué pensaría de mí si el lunes no aparezco por el trabajo. Probablemente entendería mis razones, pero no me sentía cómoda marchándome sin decirle nada. Claro que tampoco podía advertirle de que me marchaba. Nadie debía saberlo. Era lo mejor, sobre todo cuando Morgan denuncie mi desaparición y la policía empiece a hacer preguntas. No podía ponerles en ese compromiso.
Cuando terminó la película, nos despedimos y caminamos de vuelta hasta nuestro coche.
-Ruby: Henry es genial, ¿verdad?
-Sam: Sí, es un chico muy agradable
-Ruby: ¿Crees que los abuelos me dejarán ir al cumpleaños?
-Sam: Respecto a eso... - dije, cuando llegamos al coche- Bueno, súbete al coche. Ahora hablamos
Ruby se subió y arranqué, empezando a conducir hacia mi apartamento.
-Ruby: ¿No tenemos que volver a la mansión? - preguntó, cuando notó que no íbamos hacia allí.
-Sam: Tengo que pasar por el apartamento un momento. No tardaremos
-Ruby: Vale
Cuando llegamos al apartamento, aparqué el coche y caminamos hacia el edificio. Cuando entramos, cerré la puerta y suspiré, mirando a mi hija.
-Sam: No te enfades, ¿sí? Pero... no vas a poder ir al cumpleaños de ese chico
-Ruby: ¿Por qué, no? Ni siquiera le hemos preguntado a los abuelos
-Sam: Ni vamos a preguntárselo
-Ruby: ¿Qué?
-Sam: Escúchame, necesito que vayas a tu habitación y prepares una maleta. Tenemos que irnos
-Ruby: ¿Irnos? ¿A dónde?
-Sam: Aún no lo sé. Pero lejos de National City
-Ruby: No entiendo... - dijo, confusa.
-Sam: ¿Recuerdas cuando te dije qué volveríamos a estar juntas? Pues ha llegado ese momento. Ve a preparar la maleta, se está haciendo tarde
-Ruby: ¿Vamos a escaparnos?
-Sam: Sí
-Ruby: Pero...
-Sam: Ruby, por favor. Apúrate y haz tu maleta. No nos queda mucho tiempo - dije, mirando el reloj, nerviosa.
-Ruby: Está bien, voy
Cuando Ruby entró en su habitación, caminé hacia la mía y saqué la maleta, metiendo un poco de todo. Después me senté en la cama, mientras esperaba que mi hija terminase de preparar la suya.
Estaba a punto de hacerlo, ya no había vuelta atrás. Y de pronto me di cuenta de que no podía irme sin despedirme de alguien, así que alcance mi teléfono y marqué, esperando que contestase.
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