25- Nuevas ilusiones
Sábado, 19 de diciembre de 2020
KARA
Desperté pensando en Lena, y no precisamente por las molestias con las que amanecí. Anoche estuve pensando en el futuro que nos esperaba. Estuve dándole vueltas al asunto hasta que me venció el sueño y eso fue gracias a que Lena me dejó agotada con nuestro último asalto.
De no ser por eso estoy segura de que no habría podido conciliar el sueño en toda la noche. Es más, esta mañana desperté con el mismo pensamiento y la clara certeza de que no podría dejar de pensar en ello durante todo el fin de semana.
Cuando Lena me contó que la Dra. Quinzel sabía lo nuestro se me vino el mundo encima. Nos había descubierto y, aunque no nos había pillado in fraganti, tenía un testigo a su favor. Por lo visto un paciente suyo nos había escuchado teniendo sexo y, aunque no nos había visto, mi jefa estaba convencida de que la mujer que compartía esas noches con Lena era yo, pues tengo la credencial de acceso para desbloquear las puertas, que siempre están cerradas por las noches. Además, también estaban los cuadrantes donde se reflejaban todos los turnos de noche que había estado haciendo, y los cuales habían aumentado significativamente en el último mes.
Hacía tiempo que tenía la sensación de que nos estábamos exponiendo demasiado. Es evidente que Lena empezó a convertirse en mi adicción particular. Sabía que tantas visitas nocturnas nos acabarían trayendo problemas y, sin embargo, no pude evitarlo. Pasé con ella tantas noches como me fueron posibles. Y mi necesidad de estar con Lena fue la que me hizo darme cuenta de lo mucho qué me dolería si la perdiese. Y eso es lo que pasaría si nos descubrían. A mí me despedirían y no nos volveríamos a ver.
Por eso, antes de irme a Midvale, tomé una decisión y hablé con Lena. No podíamos seguir arriesgándonos de esta forma. Le sugerí empezar a vernos menos por las noches, para no llamar la atención. Así evitaríamos las sospechas y reduciríamos el riesgo de ser descubiertas.
Pero las cosas no siempre salen como uno quiere y ya era tarde para eso. Nos habían descubierto.
Me levanté de la cama y caminé hasta el baño, con algunas dificultades, me desnudé y entré en la ducha. Observé mi cuerpo mientras el agua tibia resbalaba por mi piel y pude apreciar las evidencias de nuestro encuentro de anoche.
Suspiré, recordando cómo me puso a cuatro y lo intensas qué fueron sus embestidas. Lena estuvo bien salvaje y los moretones de su agarre en mis caderas eran la prueba de ello. Me folló bien duro y toda mi zona íntima estaba un tanto resentida. Supongo que, a riesgo de ser nuestro último encuentro, Lena quiso esforzarse por hacer que no lo olvidara nunca.
Pero, si hay algo que nunca podré olvidar, fue el momento en el que Lena me confesó que me ama.
Siempre lo sospeché, por su forma de tratarme, pero me gustó escucharlo de su boca. Ella siempre lo tuvo más claro que yo. Pero, aún con todas mis dudas, lo cierto es que Lena me conquistó mucho antes de lo que quise reconocer. Supongo que no quería aceptar que me estaba enamorando de una mujer con la que no podría tener una relación normal. Alguien con quien compartir todos los aspectos de mi vida. Para mí, Lena era algo así como un sí, pero no. Y eso me tenía muy confusa. Me tuvo muy confusa durante bastante tiempo.
Pero este tiempo de baja me ha servido para pensar mucho y poner en orden mis sentimientos. De hecho, mis ganas de volver a ver a Lena fue lo que me alentó a esforzarme cada día en mi recuperación. Ella fue mi motivación. Y es por eso que pensé que esperar a que Lena saliera de Kandor me ayudaría a sobrellevar el hecho de tener que estar tanto tiempo separada de ella.
Creí qué el hecho de saber que volveríamos a reencontrarnos en unos meses, y qué todo seguiría igual entre nosotras, me daría fuerzas para continuar con mi vida lejos de ella. Ahora más que nunca tengo claro que quiero compartir mi futuro con Lena y qué ella me haya pedido que la espere me ha hecho realmente feliz, porque me confirmó que ambas queremos lo mismo.
Cuando terminé de ducharme, me vestí y me preparé el desayuno. Mientras disfrutaba de mis tortitas con nata y jarabe de arce, seguí pensando en Lena y me sentí menos optimista con eso de esperarla. No es que dudase de mi capacidad para hacerlo, pero no era lo que quería. No quería tener que esperarla durante meses para poder estar juntas. No quería separarme de ella. No estoy preparada para hacerlo.
La situación entre nosotras se había complicado, pero no podía rendirme tan fácilmente. Esto no podía acabarse aquí, me negaba a aceptarlo y, si al final tenía que ser así, me aseguraría de no marcharme sin haber peleado primero. Separarnos debería ser nuestra última opción.
Traté de ordenar mis pensamientos, buscando algo que pudiera servirme para darle un giro a todo esto.
En ese momento, Nia salió de su habitación.
-Kara: Nia, no sabía que estabas en casa. Creí que te quedarías a dormir en casa de Caitlin. ¿Quieres un café?
-Nia: Sí, bien cargado y un analgésico- dijo, llevándose las manos a la cabeza.
-Kara: ¿Bebiste mucho anoche?
-Nia: Sí... - dijo, sentándose.
Serví a Nia una taza de café y fui al baño a buscarle el analgésico, dejándoselo junto al café y un vaso de agua. Luego me senté.
-Kara: ¿Te divertiste anoche?
-Nia: No mucho, la verdad - dijo, seria.
-Kara: ¿Y eso, por qué?
-Nia: No me apetece hablar - dijo, tragándose el analgésico.
-Kara: Está bien. ¿Qué planes tienes hoy? ¿Vas a quedar con Caitlin?
-Nia: No. Dijo que quería dedicarse a estudiar todo el fin de semana - dijo, mientras removía el café, con la mirada perdida en la taza.
Me pareció que estaba molesta. Pero no estaba segura de sí estaba así por la resaca o es que le había pasado algo anoche.
-Kara: Oye, ¿estás bien? Te noto... rara. ¿Ha pasado algo con Cait?
-Nia: No es nada
Nia no quería hablar, así que no insistí. Desayunamos en silencio y, cuando terminamos, llamaron a la puerta. Me levanté para abrir y vi a Caitlin.
-Caitlin: Hola Kara, ¿está Nia?
-Kara: Claro, pasa - dije, haciéndole un gesto.
-Nia: ¿Qué haces aquí? - preguntó, a la defensiva.
-Caitlin: Quería saber cómo estabas. Te llamé varias veces, pero no contestabas y decidí venir a verte. Me tenías preocupada...
-Nia: Pues ya puedes irte por dónde has venido - dijo, cruzándose de brazos.
-Caitlin: He venido para hablar contigo. ¿Por qué me tratas así?
-Nia: Porque no tengo nada que hablar contigo. Así que... ahí tienes la puerta - dijo, señalándola.
-Caitlin: No pienso irme, no sin que me des una explicación
-Kara: ¡Oh, acabo de recordar...! Tengo que ir a la farmacia a por mi medicación - dije, buscando una excusa para irme- Volveré en un rato
Abrí la puerta y salí. La situación se había vuelto muy tensa entre ellas y eso fue incómodo para mí. Me alejé de la puerta y me quedé frente al ascensor, preguntándome si sería capaz de ir hasta la farmacia en mi estado. Tenía agujetas en todo el cuerpo, especialmente en brazos y piernas. Y no hablemos de las molestias en mi entrepierna.
Anoche lo gocé de lo lindo, eso está claro, pero las consecuencias de nuestra noche salvaje no estaban siendo tan divertidas. Al final decidí sentarme en las escaleras del rellano, mientras esperaba a qué Nia y Caitlin hablasen y solucionasen lo que fuera que tuvieran que solucionar.
NIA
Odié a Kara por dejarme a solas con Cait. Después de lo de anoche no me apetecía nada hablar con ella. Solo quería que se fuera para volver a la cama y seguir durmiendo.
-Nia: Vete, Cait... ya te he dicho que no tengo nada que hablar contigo
-Cait: Pues yo creo que sí. Cómo mínimo, creo que me merezco una explicación por lo que me hiciste anoche. Me dejaste tirada en aquel bar, sola.
-Nia: ¿Sola? Porque yo creo que te dejé muy bien acompañada
-Cait: Te advertí de que eso podría pasar, que habría mujeres que podrían coquetearnos. ¿Tanto te molestó qué esa mujer me invitase a una copa?
-Nia: No, no me molestó que te invitara. Lo que me molestó es que tú aceptaste esa copa cuando deberías haberla rechazado. Se supone que ese era el plan, ignorar a esas mujeres y centrarnos en nosotras - dije, seria.
-Cait: Vamos, no me creo que estés molesta por esa tontería. Además, si le acepté esa copa fue por cortesía. Eso no significa nada, Nia
-Nia: Para ti quizás no. Pero para ella se ve que sí, porque no se separó de ti en toda la noche. Está claro qué quería que le agradecieras la invitación de otra forma...
-Cait: ¿Y qué si quería algo conmigo? No soy precisamente de las que se acuestan con cualquiera que las invita a una copa - dijo, molesta.
-Nia: Porque tú no quieres. Está claro que esa mujer quería tener más que palabras contigo anoche
-Cait: Exacto, tú lo has dicho. Porque yo no quise. Además, sabes de sobra que tengo sentimientos por alguien
-Nia: Sí, sentimientos no correspondidos. Tú misma lo dijiste. Ni siquiera sé por qué sigues engañándote a ti misma. Ella nunca se fijará en ti
-Cait: Puede que tengas razón. Pero yo no puedo controlar lo que siento, no puedo dejar de sentir de un día para otro.
-Nia: Pues deberías. Deberías pasar página. ¿Y sabes cómo te olvidas de una persona? Follándote a otra.
-Cait: Nia...
-Nia: ¿Qué? Ella nunca te querrá, Cait. ¡Supéralo! - solté. Y en tanto dije eso me arrepentí. Puede que estuviera molesta con Cait, pero no se merecía un comentario tan dañino - Lo siento mucho. No debí decir eso - dije, disculpándome.
-Cait: No importa, puede que tengas razón - dijo, seria- Tal vez sea el momento de que me olvide de ella y trate de conocer a otras mujeres. Aunque eso te moleste
-Nia: ¿Molestarme? ¿Por qué dices eso?
-Cait: Porque está claro que te molesta. Sino no habrías reaccionado como reaccionaste anoche
-Nia: No digas eso. Claro que te mereces encontrar a alguien que te haga feliz. Es solo que... se suponía que iba a ser una noche de chicas. Solo nosotras. Y no dejaron de coquetearte en toda la noche y eso me puso... muy nerviosa. Me molestó qué ellas te quitaran tiempo de estar conmigo. Y, cuando aceptaste esa copa y te vi sonreír a esa mujer me sentí... muy incómoda. Me sentí completamente prescindible para ti, y no me gustó la sensación
-Cait: Si no estuviéramos hablando de ti, diría que estabas celosa - dijo, con cierta burla- Pero está claro que solo fue una más de tus rabietas de niña pequeña. Siempre quieres ser el centro de atención y, cuando te ves desplazada, te molestas. ¿Y sabes? Creo que ya va siendo hora de que madures
-Nia: Pues sí tanto te molestan mis rabietas y mi inmadurez, no sé por qué seguimos siendo amigas.
-Cait: Porque, por muchos defectos que tengas, no puedo evitar quererte. Y, si te molesté con mi actitud de anoche te pido perdón. Pero créeme cuando te digo que no era mi intención hacerte sentir mal - dijo, acercándose- Perdóname, no me gusta que estemos peleadas
-Nia: Cait... - dije, un tanto avergonzada por mi comportamiento- Siento mucho haberte hablado así. Pero no me gustó como me sentí cuando te vi corresponder a su coqueteo
-Cait: ¿Te molestó qué pudiera tener algo con esa mujer?
-Nia: Bueno, estás soltera y puedes hacer lo que te apetezca. Es más, te recuerdo que te dejé vía libre cuando me marché de allí, para que hicieras lo que quisieras con ella - dije, intentando justificar mi reacción.
-Cait: Entonces, ¿qué te molestó exactamente? ¿por qué te fuiste así anoche?
-Nia: No lo sé
-Cait: Claro que lo sabes. Estás molesta conmigo y a la defensiva. Y sé que hay una razón. Así qué suéltalo de una vez, ¿qué es lo que te molestó tanto para dejarme sola en ese bar?
-Nia: Verte con otra. ¿Vale? - solté, tragando saliva, nerviosa.
-Cait: ¿Qué? ¿Por qué?
-Nia: No me malinterpretes. Yo... No me molesta que puedas tener algo con otra mujer. Es solo que... no quiero ser testigo de ello. No puedo verte con otra mujer, Cait
-Cait: Así que es eso... - dijo, decepcionada- Pensé que me aceptabas como soy, pero ya veo que no. Desde que supiste que soy lesbiana te has comportado de una forma muy extraña conmigo y ahora entiendo por qué. ¿Tanto te incomodo?
Miré a Cait, en silencio.
-Nia: Sí...
-Cait: Está bien, en ese caso creo que no tenemos nada más que hablar - dijo, acercándose a la puerta, con los ojos vidriosos- Supongo que esto es un adiós ¿No?
-Nia: ¿Un adiós?
-Cait: Sí, bueno. Sí tanto te incomodo no creo que podamos seguir siendo amigas
No supe qué contestar a eso. Ella tenía razón. Todo había cambiado entre nosotras. Por mucho qué quisiera engañarme a mí misma, ya no podía ver a Cait de la misma forma. No podía seguir siendo su amiga cuando solo podía pensar en cómo sabrían sus labios.
Ahora solo tenía dos opciones: ser valiente y confesarle a Caitlin qué había sentido celos de esa mujer que le coqueteó anoche. O ser cobarde y dejar qué todo terminase aquí.
-Nia: Tienes razón, no creo que podamos seguir siendo amigas
-Cait: Muy bien. Pues ya está todo dicho - dijo, abriendo la puerta.
Y apenas lo hizo me acerqué a ella, empujándola contra la puerta, que se cerró de golpe.
-Nia: Lo siento, no puedo dejar que te vayas - susurré, contra sus labios- No sin comprobar algo- dije. Y la besé.
Fue un beso corto, pero suficiente para no quedarme con las ganas de saber cómo se sentía besar a Cait. Y lo bastante para saber que podría repetir hasta decir basta.
-Cait: ¿Por qué lo has hecho...? - preguntó, sonrojándose- Te dije que no...
-Nia: Lo sé, sé lo que me dijiste y te pido perdón. Pero no podía quedarme con la duda, sabiendo que nuestra amistad puede acabarse hoy. Además, tienes razón en algo
-Cait: ¿En qué?
-Nia: Desde que supe que eres lesbiana me he estado comportando de un modo extraño. Empecé a sentirme un tanto incómoda contigo, pero no por lo que tú crees. En realidad, me sentía incómoda conmigo misma - dije, sujetando su mano y llevándola al sofá, sentándonos- Al principio no entendía por qué me sentía así. Era todo muy confuso. Pero anoche, cuando te vi coquetear con esa mujer lo vi claro. Y, aunque no quise reconocerlo en ese momento, lo cierto es que sentí celos
-Cait: ¿Celos?
-Nia: Sí. Celos ante la posibilidad de que sus labios pudieran besar los tuyos, celos de que sus manos pudieran recorrer tu cuerpo y celos de que esa mujer pudiera disfrutarte por una noche.
-Cait: No lo entiendo, Nia. ¿Estás diciéndome que tú...?
-Nia: Sí - interrumpí- Creo que me gustas, Cait. Y no solo como amiga, sino como mujer. Y sí, ya sé que tienes sentimientos por alguien y no espero que me correspondas. Incluso aunque no sepas sí esa otra persona algún día te corresponderá, sé que llevas mucho tiempo esperando y lo respeto. No voy a esperar nada de ti. Pero necesitaba ser sincera contigo
-Cait: Tienes razón, llevo mucho tiempo esperando para saber si soy correspondida - dijo, visiblemente emocionada- Pero parece qué ese día por fin llegó - sonrió, acariciando mi mejilla.
-Nia: ¿Qué quieres decir?
-Cait: Adoro que seas tan inocente... - dijo, sonriéndome- Eres tú, Nia.
-Nia: ¿Yo?
-Cait: Sí... Siempre fuiste tú - dijo, mirando mis labios- La mujer que anhelaba que algún día me correspondiera y de la que llevo enamorada desde hace tres años
-Nia: ¿Tres años? Ese es el tiempo que hace que nos conocemos. ¿Insinúas que...?
-Cait: Sí, qué me gustaste desde la primera vez que te vi
-Nia: ¿Y cómo no me dijiste nada antes?
-Cait: Porque soy una cobarde. ¿Recuerdas?
-Nia: Pero ha debido de ser difícil para ti tener que fingir que solo querías ser mi amiga
-Cait: Nunca fingí, Nia. Yo siempre he querido ser tu amiga. Todo lo que he hecho ha sido porque lo he sentido. Cuando supe qué no podría tener más que una amistad contigo me conformé con eso. Con ser tu mejor amiga. Pero nunca escondí mis sentimientos hacia ti, simplemente los disfracé de amistad.
-Nia: Ya... ¿Y nunca has querido besarme? ¿O... algo más?
-Cait: Sí, muchas veces. Pero siempre supe dónde estaban los límites que no debía cruzar contigo. En cuanto a ese... algo más, como tú dices, pues sí, no voy a mentirte. Al principio de conocerte fue más difícil. Sobre todo, cuando te quedabas a dormir en mi casa y dormíamos juntas. Reconozco que me costaba mantener mis manos quietas. Pero, con el tiempo, intenté verte casi como a una hermana. Y, poco a poco, fui aplacando ese deseo que sentía hacia ti
-Nia: Entiendo... ¿Y crees qué podría conseguir reavivar ese deseo? - pregunté, sosteniéndola por la nuca y acercándola a mí para besarla. Cait sonrió contra mis labios, asintiendo, y la besé de nuevo. Esta vez fue un beso lento, en el qué nuestras lenguas se acariciaron. Estaba disfrutando del beso cuando escuché que alguien golpeaba la puerta y tuve que cortar el beso- Lo siento...
-Cait: Tranquila
Me levanté del sofá y abrí la puerta. Era Kara.
-Nia: ¿No has ido a la farmacia? - pregunté, al ver qué no traía nada.
-Kara: No... - susurró- Estaba en el rellano esperando mientras hablabas con Caitlin. Hace un rato que dejé de escuchar voces. ¿Ya lo habéis arreglado?
-Nia: Sí. Pasa - dije, haciéndole un gesto. Cerré la puerta y miré a Cait- Espérame, voy a vestirme y nos vamos - dije, yendo a mi habitación.
Kara había interrumpido un poco nuestro momento, pero no podía molestarme con ella. Hace un momento la odié por dejarme a solas con Cait y ahora solo quería abrazarla fuerte para agradecerle por haberse marchado para que pudiéramos hablar.
Caitlin me había confesado que yo soy la mujer de la que lleva años enamorada. Y, aunque yo aún no podía decir tanto, estaba dispuesta a darme la oportunidad de descubrirlo.
Terminé de vestirme y salí fuera, despidiéndome de Kara a toda prisa y marchándome con Cait.
-Cait: ¿Qué quieres hacer? - preguntó, cuando salimos a la calle.
-Nia: No sé... - dije, rodeándola por la cintura- Tal vez podríamos ir a tu casa
-Cait: ¿A mi casa?
-Nia: Sí... ya sabes, para seguir con lo que estábamos haciendo - dije, pegándome más a ella.
-Cait: No tan rápido, vaquera. Eso no va a pasar - dijo, y la miré confusa- No vamos a acostarnos
-Nia: ¿Qué? No, no hablaba de tener sexo - dije, tímida- Es sólo qué me apetece seguir besándote en la intimidad. Ya sabes, las dos acostadas en tu cama y muchos besos - sonreí, acariciando su mejilla y dándole un corto beso- Dime que sí, sé que te apetece tanto como a mí...
-Cait: Está bien, vamos a mi casa
Saqué mi móvil del bolsillo y pedí un Uber. Cuando llegamos a su casa, Cait me sujetó de la mano y me arrastró hasta su habitación, encerrándonos.
ALEX
Desperté en un sofá, con un fuerte dolor de cabeza. Me incorporé, con cuidado y noté que no estaba en mi casa, ni en el apartamento de mis hermanas. Miré alrededor para ubicarme y me di cuenta de qué seguía en el apartamento de Sam. Entonces recordé qué después de las pizzas nos quedamos viendo una película. ¿Me habría quedado dormida? ¿Y por qué Sam no me despertó? De pronto sentí muchas náuseas y corrí hacia el baño. Tenía tanta urgencia qué no me di cuenta de que Sam estaba en el baño, hasta que me la encontré saliendo de la ducha, completamente desnuda y empapada. Desvié la mirada rápidamente, disculpándome y Sam alcanzó el albornoz poniéndoselo con toda la tranquilidad del mundo.
-Sam: Tranquila, no pasa nada. Todo tuyo - dijo, saliendo del baño para darme intimidad.
Me acerqué al váter y vomité hasta quedarme a gusto. Luego me enjuagué la boca, me lavé la cara y salí. Sam estaba en la habitación, terminando de vestirse.
-Alex: Oye, perdona por irrumpir así en tu baño. No era mi intención invadir tu intimidad - dije, aún avergonzada por lo ocurrido.
-Sam: No tiene importancia, tenías una urgencia - sonrió- Pero, para la próxima, hay un pequeño baño junto a la habitación de Ruby. Es el que suele utilizar ella. El grande es el que compartimos Morgan y yo.
-Alex: Perdón, ni siquiera sabía que tenías dos baños. Pero bueno, para la próxima ya lo sé
-Sam: ¿Tienes resaca?
-Alex: Sí, un poco. Y si tuvieras algo para darme te lo agradecería
-Sam: Claro, espérame en la cocina. Voy al baño a buscarte un analgésico
Salí de la habitación y esperé a Sam en la cocina.
-Alex: Me tomé la libertad de prepararte café, espero que no te importe - dije, cuando la vi aparecer.
-Sam: En absoluto, es más, te lo agradezco - dijo, llenando un vaso con agua y dándomelo junto a la pastilla- ¿Quieres quedarte a desayunar?
-Alex: Pues... - dije, pensativa- Seguro que mis hermanas aún estarán durmiendo. Así que vale, pero yo tomaré leche sola. Ya sabes, por el bebé- dije, acariciando mi vientre.
-Sam: Anda que te preocupaste por el bebé anoche
-Alex: Tampoco bebí tanto
-Sam: Ya te digo yo que sí. Más de lo que deberías en tu estado. ¿Acaso no te has informado sobre el síndrome de alcoholismo fetal? - preguntó, con seriedad.
-Alex: No, la verdad. ¿Significa que mi bebé saldrá alcohólico? - bromeé.
-Sam: No. Y deberías investigar. Seguro que no te parecerá tan gracioso cuando lo hagas.
-Alex: Bueno, el lunes tengo cita con mi ginecóloga para la revisión de las seis semanas. Así que le consultaré
Cuando terminamos de desayunar, ayudé a Sam a recogerlo todo y me dispuse a marcharme.
-Sam: ¿Qué planes tienes para hoy?
-Alex: Ninguno. ¿Por qué?
-Sam: No sé, por si te apetecía que hiciéramos algo juntas
Estaba con resaca y lo último que quería era hacer planes. Solo podía pensar en volver a mi apartamento, acostarme y dormir hasta la tarde.
-Alex: No quiero que te lo tomes a mal, pero ahora mismo lo único que me apetece es irme a casa y seguir durmiendo
-Sam: Ya, bueno. No te preocupes, lo entiendo
Noté el desánimo en su voz. Probablemente no quería estar sola. Pero yo necesitaba descansar un poco.
-Alex: Mira, esta tarde no tengo planes. Si quieres podemos quedar y... no sé, ¿ir al cine, tal vez? - pregunté, dubitativa.
-Sam: Vale, me apetece
-Alex: Genial, pues vamos al cine. Además, es un plan tranquilo, qué es justo lo que necesito para el día de hoy. ¿Te va bien a las cinco?
-Sam: Sí, ¿vienes a buscarme o quedamos en el cine?
-Alex: No, paso a recogerte
-Sam: Vale
-Alex: Una pregunta, ¿te asusta ir en moto?
-Sam: Pues... no lo sé, nunca he ido en moto. ¿Por qué? ¿Tienes moto?
-Alex: Sí. ¿Te gustaría probar?
-Sam: Sí, claro.
-Alex: Genial, porque los sábados por la tarde es misión imposible aparcar por el centro de la ciudad. Si vamos con la moto será más fácil
Cuando terminamos de desayunar, me despedí de Sam y volví a mi apartamento, tirándome en la cama para seguir durmiendo.
////
Desperté muriéndome de hambre. Era tarde, así que probablemente Kara ya habría comido. Miré en la nevera y no tenía nada decente qué llevarme a la boca, así qué llamé para pedir comida a domicilio. Una pizza grande de pepperoni. Cuando hice el pedido solté el móvil sobre la cama y vi que se iluminó con una notificación. Miré y era ese número desconocido otra vez. Ese que me escribió hará como dos semanas. Pensé que se había equivocado y, al no escribirme durante todo este tiempo, supuse que había sido así.
Desconocido: Hola, no sé si es que has estado ocupada o estás ignorándome
No tenía nada mejor que hacer hasta que llegase el repartidor, así que decidí contestarle.
Alex: No te ignoraba. Creí que te habías equivocado de número
Desconocido: No, a no ser que no seas la persona que creo que eres: Alex Danvers.
Alex: Si, soy yo. ¿Quién eres tú?
Desconocido: ¿No lo sabes?
Alex: No. No tengo tu número en la agenda
Desconocido: Vaya...
Alex: Mira, no estoy para perder el tiempo. ¿Vas a decirme quién eres?
Desconocido: Queda conmigo esta tarde, y averígualo
Alex: Tengo planes con una amiga. Lo siento
Desconocido: ¿Amiga con beneficios?
Alex: No pienso contestarte a eso
Desconocido: ¿Eso es un sí?
Alex: ¿Acaso te importa?
Desconocido: La verdad es que sí. Me importa. ¿Te la follas?
Solté el móvil, molesta. No sabía quién era ese desconocido, pero no pensaba seguir perdiendo el tiempo. Veinte minutos más tarde, apareció el repartidor y empecé a comerme la pizza. Cuando terminé, me eché sobre la cama, con la intención de dormirme la siesta antes de quedar con Sam, y mi móvil volvió a sonar, iluminándose con otra notificación.
Desconocido: Siento si te ofendí. No tenía derecho a preguntarte eso
Alex: Pues no, ninguno. ¿Vas a decirme ya quién eres?
Desconocido: No. Prefiero que nos veamos en persona
Alex: Ya te he dicho qué no puedo. Tengo planes esta tarde
Desconocido: ¿Y esta noche?
Alex: Ni siquiera sé quién eres. ¿De verdad piensas que voy a aceptar verme contigo esta noche? Hasta donde yo sé podrías ser un psicópata
Desconocido: No soy un psicópata. No tengo ninguna intención de hacerte daño
Solté el móvil y me fui al baño. Me di una ducha, me vestí y agarré los cascos de la moto, saliendo de mi apartamento.
SAM
Estaba sentada en el sofá, esperando qué Alex viniera a recogerme para ir al cine. Estaba ilusionada.
Hacía tiempo qué no iba al cine y me apetecía mucho. Cuando la escuché llamar a la puerta, me levanté y abrí, sonriendo al verla.
-Sam: Hola
-Alex: ¿Estás lista?
-Sam: Sí
Salimos a la calle y nos acercamos a una moto que había aparcada frente al edificio y que supuse que sería la de Alex. Ella se subió en la moto, poniéndose el casco y me tendió otro. Me subí con ella y me puse el casco.
-Alex: Agárrate fuerte, no me gustaría perderte por el camino - bromeó.
-Sam: Conduce con cuidado, por si acaso - dije, mientras la abrazaba.
-Alex: Tranquila, sé controlarme. Kara dice que soy muy kamizake, pero solo excedo el límite de velocidad cuando voy sola. O cuando llevo a mi hermana y quiero asustarla un poquito
-Sam: Así que te gusta la velocidad...
-Alex: Adoro la velocidad. Me encanta acelerar al máximo siempre que puedo. Y, cuando voy por la autopista directamente vuelo. No puedo evitarlo, soy una adicta a la adrenalina. Pero tranquila, me contendré por ti. Es tu primera vez, y quiero que estés cómoda
-Sam: Gracias
Alex arrancó y salimos hacia el centro de la ciudad. Cuando llegamos al cine, miramos la cartelera y había varias sesiones que empezaban en quince minutos. No tenía ninguna preferencia, así que dejé que ella eligiera la película. Esperamos en el bar para comprar palomitas y luego entramos en la sala, sentándonos. Había mucha gente y un poco de jaleo, pero tan pronto como las luces se apagaron y empezó la película, se hizo el silencio.
Cuando llevábamos veinte minutos de película, Alex ya había devorado todas sus palomitas y yo ni siquiera había tocado las mías. La película empezó con tanta acción que apenas había podido comerme unas pocas. Estaba completamente absorta mirando la pantalla.
-Alex: ¿Puedo robarte palomitas? - preguntó, mirándome- Prometo comprarte más si se acaban. Es qué no quiero perderme la película
-Sam: Claro, come todas las que quieras - dije, acercándoselas. Dejé el cubo de palomitas entre las dos, para que ambas pudiéramos comer.
Continuamos viendo la película mientras compartíamos las palomitas. Estaba disfrutándola mucho y me alegré de haber dejado elegir a Alex. Estaba distraída mirando a la pantalla cuando metí mi mano a tientas en el cubo y sentí la de Alex, agarrando palomitas.
-Alex: Perdón - dijo, apartando su mano rápidamente- Me las estoy comiendo casi todas. ¿Quieres que vaya a comprarte más?
-Sam: Tranquila, no hace falta
Cuando terminó la película, nos levantamos y salimos de allí.
-Alex: ¿Te gustó la película?
-Sam: Mucho, estuvo llena de acción
-Alex: No estaba segura de sí sería tu estilo
-Sam: ¿Mi estilo? - pregunté, curiosa.
-Alex: No sé, pensé que serías más del tipo comedia romántica
-Sam: Me gusta cualquier género. Pero sobre todo, el drama
-Alex: ¿El drama?
-Sam: Sí. Seguro que estás pensando qué ya tengo bastante drama en mi vida. Pero no sé, supongo que ver a otras personas sufriendo me hace sentir menos sola - dije, y me miró rara- Sí, lo sé. Son solo actores y actrices interpretando un guión. Pero muchas películas están basadas en hechos reales de personas que tuvieron la desgracia de vivir dramas en sus vidas - dije, conmovida- Pero bueno, mejor que no hayamos ido a ver un drama, pues la mayoría de veces acabo llorando descontroladamente y no te gustaría verme así. Además, me pongo muy fea cuando lloro
-Alex: No te creo, seguro que estás preciosa incluso cuando lloras - dijo, acariciando mi mejilla y me aparté por instinto- Perdona, tenías una pestaña... - dijo, enseñándomela sobre la yema de su dedo- Puedes pedir un deseo, si quieres
-Sam: ¿Un deseo?
-Alex: Sí, se supone que si pides un deseo y soplas la pestaña se te cumplirá. O al menos eso es lo que dice mi madre. Hasta ahora no se me cumplió nada de lo que pedí - sonrió, arrugando la nariz- Pero, ¿quién sabe? Tal vez contigo sí funcione
-Sam: Pues... deseo que...
-Alex: ¡Espera! - dijo, asustándome- No puedes decirlo en voz alta
-Sam: Está bien
Cerré los ojos y pensé en mi deseo. No tuve que pensarlo mucho, sabía exactamente lo que quería pedir. Lo repetí en mi cabeza varias veces y luego abrí los ojos, soplando la pestaña qué desapareció de su dedo.
-Alex: No sé qué habrás pedido. Pero espero que se cumpla
-Sam: Y yo... - dije, esperanzada.
-Alex: ¿Quieres que te lleve de vuelta a casa?
No quería volver a mi apartamento aún. No quería estar sola. Así qué le hice una propuesta, esperando que aceptase.
-Sam: ¿Tienes hambre?
-Alex: ¿Qué?
-Sam: ¿Cenarías conmigo? - pregunté, nerviosa- Yo invito
Alex dudó unos segundos, mirando su reloj y luego me miró.
-Alex: Vale, por mi bien
Sam: Genial. ¿Me dejas que elija yo esta vez?
-Alex: Sí, claro. Tú invitas, tú eliges
-Sam: Vamos, es por aquí - dije, sujetando su brazo- Está cerca
Estábamos a mediados de diciembre y hacía frío, así que tuvimos que acelerar el paso para llegar lo antes posible. Cuando llegamos al restaurante el camarero nos acompañó a la mesa y nos sentamos.
-Alex: Espero que este sitio no sea muy caro... - dijo, sosteniendo la carta
-Sam: No te preocupes por el dinero. Recuerda qué yo invito
-Alex: Ya, bueno. Aun así... Intentaré pedir económico
-Sam: Deja eso, anda - dije, quitándole la carta de las manos- Yo me ocuparé de pedir para las dos. Si no te importa, claro - dije, mirándola- ¿Te fías de mí?
-Alex: Mmm... vale. Pero no me decepciones - sonrió.
Conocía el restaurante muy bien, siempre venía a cenar con Lena y habíamos probado prácticamente todos los platos de la carta. Así que sabía exactamente cuáles eran los mejores. Cuando se acercó el camarero, pedí un par de entrantes para compartir y dos platos principales.
-Sam: Así qué el lunes tienes la revisión de las seis semanas - dije, buscando iniciar una conversación.
-Alex: Sí
-Sam: ¿Nerviosa?
-Alex: Un poco. La Dra. Sharpe me dijo qué podría escuchar el latido del corazón de mi bebé
-Sam: Oh, aún recuerdo cuando escuché el latido de Ruby. Lloré como una tonta - dije, emocionándome al recordarlo- En ese momento fui consciente de qué tenía una vida creciendo dentro de mí y fue la sensación más maravillosa del mundo
-Alex: No veo el momento de sentirme así... - sonrió, acariciando su vientre- Seguro que yo también lloraré
Observé a Alex y me gustó ver ese lado sensible. Cuanto más la conocía, más me gustaba lo que descubría sobre ella. Sin duda es una mujer que merece la pena conocer y me sentía afortunada de tener la oportunidad de hacerlo, de qué aquel día fuera ella la policía qué me ayudó.
Cuando el camarero nos sirvió los entrantes, dejé que Alex fuera la primera en probarlos y sonreí al comprobar qué había acertado en mi elección. Poco después, nos sirvieron los platos principales y la dejé elegir. Pero empezó a tener tantas dudas de cual le gustaría más qué acabé dejándola probar ambos. Y, sin darnos cuenta, acabamos compartiendo ambos platos.
Y, para mi sorpresa, no me importó qué ella probase de mi plato. Ni yo me sentí incómoda por probar del suyo. De pronto sentí cómo si lleváramos haciéndolo toda la vida. No sabría cómo explicarlo, pero teníamos una complicidad que me sorprendió, teniendo en cuenta qué no hacía mucho que nos conocíamos.
Cuando terminamos de cenar pagué la cuenta y Alex insistió en poner la parte de la propina, a lo que no pude negarme. Luego salimos del restaurante y el frío se sintió más intenso.
-Sam: Vaya, ahora hace más frío... - dije, temblando. Me abracé a mí misma, frotando mis brazos para entrar en calor.
-Alex: Ven, aquí... - dijo, abrazándome por detrás y cerré los ojos al sentir su calor. Era agradable y para nada incómodo- Pararé un taxi, con este frío no es buena idea llevarte en la moto
Alex alzó la mano en tanto vio un taxi acercándose y éste se frenó. Deshizo el abrazo y se acercó al coche, abriendo la puerta. Entré y, cuando estaba a punto de despedirme, Alex entró en el taxi, sentándose a mi lado.
-Sam: ¿Qué haces? - pregunté, extrañada.
-Alex: Compartir el taxi contigo, te acompañaré a tu casa y luego me iré a la mía
-Sam: ¿Y tu moto?
-Alex: No le pasará nada. Volveré a recogerla por la mañana
Asentí y le di mis señas al taxista. Aún tenía un poco de frío así qué me acurruqué cerca de Alex y ella me rodeó con el brazo, acercándome a su pecho. Hicimos el trayecto en silencio y, cuando el taxista paró, noté que Alex se había quedado dormida.
-Sam: Alex... - susurré y la zarandeé con cuidado- Despierta
Alex me miró, con los ojos entornados.
-Alex: ¿Dónde estamos? - preguntó, mirando alrededor.
-Sam: En un taxi, acabamos de llegar a mi apartamento. Gracias por esta tarde, me he divertido mucho
-Alex: Me alegro. Ha sido agradable pasar un rato contigo
-Sam: Bueno, me voy para que puedas volver a casa - dije, abriendo la puerta y saliendo- Llámame si te apetece quedar otro día
-Alex: Claro, te llamaré. Señor, ¿podría llevarme a...?
-Sam: Espero que volvamos a vernos pronto - dije, inclinándome con la intención de darle un beso de despedida en la mejilla.
Pero Alex se giró para mirarme y mis labios rozaron los suyos. Me aparté de inmediato, avergonzada.
-Sam: Vaya, lo siento - dije, nerviosa- No era mi intención... besarte. Ósea sí, quería darte un beso. Pero no en...
-Alex: Tranquila, está bien - sonrió- Yo también espero verte pronto, Sam. Que pases buena noche
-Sam: Igualmente
Cerré la puerta del taxi y me quedé mirando cómo se alejaba, hasta que lo perdí al doblar la esquina. Subí a casa, me cambié de ropa y me acosté, con una sonrisa. Hacía tiempo qué no disfrutaba tanto de una tarde de sábado.
KARA
Estaba tumbada en el sofá, viendo la televisión, cuando apareció Alex.
-Kara: Alex... ¿Qué haces aquí?
-Alex: Yo también me alegro de verte - dijo, entrando y cerrando la puerta.
-Kara: Perdona, no creí que vendrías a estas horas. ¿Qué tal llevas la mudanza? ¿Avanzaste algo más?
-Alex: No mucho. Ayer, mientras estaba empacando mis cosas, recibí una llamada de Sam.
-Kara: ¿Ah, sí?
-Alex: Sí. Me invitó a un café y fui a buscarla a su apartamento. Pero al final nos quedamos en su casa y estuvimos hablando hasta tarde. Incluso me invitó a quedarme a cenar y pedimos unas pizzas
-Kara: Parece que fue una tarde entretenida
-Alex: Sí, lo pasé muy bien. Sam es genial. Estuvimos hablando de muchas cosas y bueno, después de cenar estuvimos viendo una película y esta mañana me desperté en su sofá
-Kara: ¿También te quedaste a dormir?
-Alex: Sí, bueno. Debí de quedarme dormida en algún momento y me imagino que Sam no quiso despertarme. Incluso me arropó con una manta para que no pasara frío. Fue todo un detalle -dijo, sonriendo.
-Kara: Entonces, ¿estuviste todo el día de hoy con ella?
-Alex: No, solo la tarde. Por la mañana estuve en mi apartamento, desperté con resaca y necesitaba dormir un poco para recuperarme
-Kara: ¿Resaca? ¿Estuviste bebiendo? - pregunté, exaltada.
-Alex: Sí, lo sé. No debería beber alcohol estando embarazada. Pero estaba tan a gusto con Sam que perdí la cuenta de las cervezas que me tomé. Pero te prometo qué la próxima vez me controlaré
-Kara: No habrá próxima vez, Alex. No vas a volver a beber mientras tengas a ese bebé en tu vientre. No voy a permitir que pongas en riesgo la salud de mi sobrino - dije, seria.
-Alex: Sí, Sam ya me advirtió sobre ello. Y el lunes pienso pedirle más información a la Dra. Sharpe, sobre el alcohol y todo lo que pueda ser perjudicial para el bebé. Voy a cuidarme para que este bebé crezca sano y fuerte - dijo, acariciando su vientre.
-Kara: Estoy segura de ello - sonreí- Entonces... te fuiste a dormir y luego quedaste con Sam, ¿No?
-Alex: Sí. La verdad es que me habría quedado todo el día en la cama. Pero cuando Sam me preguntó si tenía planes supe que no quería pasar el día sola, así que le dije que necesitaba descansar, pero qué podríamos quedar por la tarde para ir al cine
-Kara: Anda, ¿Fuisteis juntas al cine?
-Alex: Sí
-Kara: ¿En plan cita? - pregunté, curiosa.
-Alex: ¿Qué? ¡No! Como amigas, nada más.
-Kara: ¿Y qué tal fue?
-Alex: Pues muy bien, la verdad. Ella me dejó elegir la película y, para mi sorpresa, le gustó. Disfrutó muchísimo en el cine. Después me invitó a cenar y no pude rechazar su invitación. Así que me llevó a un restaurante donde cenamos de lujo y luego de eso compartimos un taxi. Primero fuimos a su casa y, cuando la dejé allí, me vine para aquí
-Kara: Parece que lo pasasteis bien
-Alex: Pues sí. Yo disfruté mucho de su compañía y me imagino que Sam también disfrutó de la mía porque al despedirnos me besó - dijo, sonrojándose.
-Kara: ¿Cómo qué te besó? ¿No dijiste que no era una cita?
-Alex: Y no lo era. Ella... bueno, la culpa fue mía. Me giré en el momento equivocado y sus labios rozaron los míos.
-Kara: ¿Y te gustó?
-Alex: ¿Qué importa eso? Fue un accidente y se disculpó. No tiene importancia
Miré a Alex, en silencio. Sabía qué era mucho imaginar, pero solo de pensar en la posibilidad de que Alex pudiera acabar en una relación con la hermana de Lena era una casualidad muy loca. Pero en fin, era bastante improbable qué eso ocurriera.
-Kara: ¿Te quedas a dormir? - pregunté, por cambiar de tema.
-Alex: ¿Y Nia?
-Kara: No vendrá esta noche
-Alex: ¿Seguro? - dijo, sentándose a mi lado- No me gustaría qué me diera un susto apareciendo de madrugada
-Kara: Tranquila, le escribí hace un rato para preguntarle si vendría a cenar y me ha dicho que estaba cenando con Caitlin y que se quedaría a dormir allí. Y, la verdad, después de la discusión que tuvieron esta mañana es un alivio saber qué vuelven a estar bien
-Alex: ¿Qué discusión?
-Kara: Está mañana, mientras desayunábamos, noté a Nia un tanto rara. Al principio pensé que sería por la resaca, pero entonces apareció Caitlin, diciéndole que la había estado llamando y que estaba preocupada por ella y nuestra hermana se puso a la defensiva con ella - dije, y Alex me miró con sorpresa- Sí, empezó a decirle que se fuera y que no tenía nada que hablar con ella. Y Cait le dijo que no pensaba irse sin que le diera una explicación
-Alex: ¿Una explicación? ¿Sabes por qué discutían?
-Kara: No lo sé. La situación se volvió un poco tensa y decidí poner una excusa para marcharme. Me quedé sentada en las escaleras del rellano mientras discutían, aunque no pude escuchar mucho. Así que no tengo ni idea de lo que pasó entre ellas. Diez o quince minutos después dejé de escuchar voces y decidí entrar. Ambas parecían más calmadas y se marcharon juntas. No ha vuelto en toda la tarde. Así que imagino que estará todo bien entre ellas
-Alex: Pues si. De todos modos, hablaré con ella cuando la vea. Hace unos días se enteró de que Cait es lesbiana y ha estado un poco rara desde entonces. No sé, pero sospecho qué ese ha podido ser el detonante de su discusión
-Kara: ¿Rara en qué sentido? ¿Crees que Nia ha podido reaccionar negativamente con Cait?
-Alex: Pues podría ser que sí. Cait lleva años enamorada de nuestra hermana y es posible que haya dado el paso y Nia la haya rechazado. Tal vez esté molesta luego de saber que su mejor amiga ha estado engañándola durante tanto tiempo. Aunque... - dijo, pensativa- si dices qué lo han solucionado y se han ido juntas de aquí algo me dice qué quizás no esté tan equivocada y qué nuestra hermana haya correspondido a Caitlin
-Kara: ¿Insinúas que Nia también es lesbiana? - pregunté, con la sensación de estar completamente perdida- Hasta hoy siempre me ha hablado de chicos. Nunca mostró interés por una mujer.
-Alex: Hasta hoy, tú lo has dicho
-Kara: No lo sé... No me imagino a Nia correspondiendo a Caitlin de esa forma
-Alex: Pues deberías, porque Nia es de las mías - sonrió, con orgullo- Es más, de seguro Cait y ella llevan todo el día follando como conejas
-Kara: ¡Alex! - dije, dándole un pequeño empujón.
-Alex: ¿¡Qué!? Caitlin lleva años esperando este momento y Nia está como loca por perder su virginidad. Es de lógica.
-Kara: Si tú lo dices...
-Alex: En fin, lo dicho, dos de tres. ¿No te animas, hermanita?
-Kara: ¿Animarme a qué?
-Alex: Ya sabes, a probar el sexo con una mujer. Tal vez te guste. ¿Te imaginas la reacción de mamá al saber que sus tres hijas le salieron desviadas? - preguntó, riéndose.
-Kara: No necesito imaginármelo- dije, sabiendo que algún día seremos testigos de ello- Bueno, estoy un poco cansada, así que si no te importa voy a irme a la cama
-Alex: Claro
Me levanté, doblé la manta con la que me estaba cubriendo y la dejé a un lado del sofá.
-Kara: Hasta mañana
-Alex: Que descanses - dijo, entrando en la habitación.
Cuando cerró la puerta, caminé hacia mi habitación. A paso lento, pero seguro. Me metí en la cama, arropándome y cerré los ojos, esperando qué por la mañana me encontrase un poco mejor.
Domingo, 20 de diciembre de 2020
Desperté con una sonrisa. Anoche soñé con Lena. Era un domingo cualquiera, como hoy. Solo qué Lena y yo vivíamos juntas y venía a despertarme con el desayuno. Desayunábamos juntas y luego nos quedábamos toda la mañana en la cama, disfrutando del sexo sin prisas. Fue tan real qué desperté con una sensación de cosquilleo en la entrepierna y unas ganas locas de masturbarme. Estaba deslizando mis dedos dentro de mi ropa interior cuando me frené, pensando en Lena y en lo mucho que se había esforzado por mantenerse abstemia.
Y entonces tuve una revelación. La Dra. Quinzel estaba convencida de que soy yo la mujer que comparte las noches con Lena. Sin embargo, no puede demostrarlo. Solo tiene a un testigo que afirma haber escuchado gemidos procedentes de la habitación de Lena. Y es precisamente eso lo que pienso utilizar a mi favor. Los gemidos nocturnos y la reciente abstinencia de Lena.
Aún tenemos una oportunidad para librarnos de ésta. Y, si mi plan funciona, todo será gracias a la voluntad de Lena.
Me levanté rápidamente y salí al salón, revolviendo todos los cajones del mueble del recibidor.
-Alex: ¿Qué estás haciendo? - preguntó, frotándose los ojos.
-Kara: Perdona sí te desperté
-Alex: Tranquila, ya estaba despierta. ¿Qué estás buscando?
-Kara: Una cosa... - dije, mirando en otro cajón- Mira, ¿ésta no es tu linterna? - pregunté, enseñándosela.
-Alex: Anda, sí - dijo, acercándose- Pensé que la había perdido - dijo, sujetándola- Dime que buscas, tal vez pueda ayudarte a encontrarlo.
-Kara: Estoy buscando la grabadora
-Alex: ¿La grabadora?
-Kara: Sí, cuando estuve de baja mamá estuvo ordenándolo todo y no sé dónde pudo dejar...¡Espera! - exclamé al encontrarla- ¡Aquí está! - sonreí.
-Alex: Bueno, ahora qué ya encontraste lo qué buscabas. ¿Te apetece que prepare tortitas para desayunar? - preguntó, con una sonrisa.
-Kara: Ehm... Sí, claro. Pero luego tienes que irte
-Alex: ¿Irme? - preguntó, confusa.
-Kara: Sí. Tengo que trabajar en... algo
-Alex: ¿Un domingo?
-Kara: Sí, lo sé. Pero es qué ha surgido de repente y debo prepararlo para mañana, sin falta. Así que voy a necesitar que me dejes sola. Todo el día, si es posible
-Alex: ¿Todo el día?
-Kara: Sí, necesito poder concentrarme en mi tarea y para ello necesitaré un poco de... intimidad- dije, tratando de no sonrojarme- Ya sabes, evitar cualquier distracción
-Alex: Está bien. Pero mañana me acompañarás a la revisión ¿No?
-Kara: Claro
Cuando Alex preparó las tortitas nos pusimos a desayunar y, cuando terminamos, Alex se fue sin esperar a que yo tuviera que echarla, lo cual agradecí, pues ya me daba bastante vergüenza tener que echar a mi hermana mayor del apartamento para... bueno, para llevar a cabo el plan qué podría darnos una oportunidad a Lena y a mí.
Me levanté, alcancé la grabadora y me encerré en la habitación para empezar con mi tarea.
ALEX
Cuando salí del apartamento de Kara pensé en tomar un taxi para ir al centro y recuperar mi moto. Pero era temprano y la temperatura era agradable para estar prácticamente comenzando el invierno, así que decidí ir dando un paseo.
Empecé a caminar pensando en mi cita de mañana con la Dra. Sharpe y recordé las palabras que me dijo Sam ayer. Mañana seré realmente consciente de que una vida crece dentro de mí y no puede hacerme más ilusión. Llevo tanto tiempo esperando esto qué, aun estando embarazada, sigo procesando el hecho de qué voy a ser mamá.
De qué mi deseo de tener mi propia familia está en proceso y qué, en unos meses, tendré entre mis brazos a un bebé precioso. Lo único que lamento es no poder compartir mi maternidad con la mujer que más he amado y de la que sigo irremediablemente enamorada.
La Dra. Olsen sigue trabajando en ello, ayudándome a canalizar mis emociones y a encontrar la forma de superar la ruptura. Nunca en mi vida he llorado tanto delante de una desconocida y debo reconocer que esa psicóloga está teniendo mucha paciencia conmigo.
Suspiré, preguntándome cuando llegará el día qué me despierte por la mañana sin que Maggie este en mis pensamientos. Y algo me dice que ese día está bastante lejano.
Por lo pronto, la próxima semana serán las primeras navidades que no comparta con Maggie y eso me pone muy triste. Supongo que en mi situación es más difícil lidiar con la nostalgia.
Cuando llegué al cine, recordé la tarde que pasé con Sam. Cuando me preguntó si tenía planes supe que no quería estar sola. Y, aunque no tenía ganas de nada lo cierto es que al final me gustó pasar tiempo con ella.
Después de la tarde de charla y cervezas comprendí lo sola que se sentía. Sam había pasado por mucho en su vida. Y ahora lo que más necesitaba era salir de sus rutinas.
Sam se quedó embarazada de adolescente y no tuvo el apoyo de sus padres. Solo su hermana Lena estuvo a su lado durante los primeros años. Pero cuando su padre la echó de casa, ambas se distanciaron y luego de eso su padre le presentó a Morgan, con el que se casó tiempo después.
Cuando le pregunté si se casó coaccionada por su padre ella negó y me contó qué Morgan la conquistó a través de Ruby. Me habló de lo bueno qué era con su hija y que, poco a poco, se fue ganando su cariño. No me dejó muy claro si se casó enamorada o simplemente lo hizo para darle una figura paterna a su hija. Pero lo que sí me contó fue lo bien que la trataba Morgan al principio y cómo de la noche al día se volvió un violento y un abusador.
Me contó qué la primera vez que Morgan la golpeó fue a contárselo a su padre y que éste justificó el comportamiento de Morgan, culpándola a ella de haberle hecho enfadar. Luego de eso la obligó a volver a casa con él, diciéndole que se comportase como una buena esposa y así no tendría qué recibir correctivos de su marido. Y ahí me di cuenta de la crueldad de su padre. No había palabras en el diccionario para definir a un padre que somete a su hija a un maltratador. Era inhumano.
Sam había sufrido mucho, y aún está sufriendo. Y saber que puedo ser el apoyo que necesita me hace sentir bien. Sam me parece una mujer digna de admirar y quiero seguir a su lado, conociéndola. Además, tal vez ella también pueda convertirse en esa amiga que necesito, una persona que no me juzgue, en la que pueda confiar y en quien apoyarme.
Y aunque también tengo a Sara, con quién he retomado el contacto hace unas semanas, no puedo ignorar que es mi ex y que sigue enamorada de mi. Kara me lo contó el día que tuve la crisis. Y es algo que me preocupa.
Cuando recuperé mi moto, conduje de vuelta a mi apartamento, me di una ducha y continué empacando mis cosas. De pronto alguien llamó a la puerta y me acerqué a abrir.
-Alex: Sara... ¿Qué haces aquí?
-Sara: Hola, Alex. ¿Puedo pasar?
-Alex: Claro, pasa - dije, haciéndole un gesto- Siento el desorden, estoy de mudanza
-Sara: ¿Te mudas?
-Alex: Sí. ¿Qué haces aquí? ¿Cómo es qué has venido sola?
-Sara: He venido a hablar contigo. Dejé a los niños en casa de mis padres
-Alex: Dime, ¿de qué quieres hablar? - pregunté, cerrando la puerta.
-Sara: De nosotras
-Alex: ¿De nosotras?
-Sara: Sí. Sabes que no me gusta andarme con rodeos, así que lo soltaré sin más. No sé si me siento cómoda con ser amigas
-Alex: ¿Qué quieres decir?
-Sara: Verás, no sé si Kara llegó a hablarte sobre mis sentimientos. El caso es que no ha cambiado nada desde que te fuiste. Sigo sintiendo lo mismo por ti y creo que mientras esté contigo seguiré queriendo más que una amistad contigo
-Alex: Sara...
-Sara: Lo sé. No has olvidado a Maggie. Y lo acepto. Pero no sé si voy a poder seguir a tu lado como amiga cuando solo tengo ganas de besarte todo el tiempo. Tal vez algún día pueda conformarme con tu amistad. Pero hoy por hoy, no creo que eso sea posible
-Alex: ¿Entonces ya no quieres que sigamos siendo amigas?
-Sara: No es que no quiera, es que no puedo. No dejo de pensar en aquella noche en la bañera y en las ganas qué tenía de tenerlo todo contigo. Desde aquel día sólo puedo pensar en qué ojalá algún día te despiertes y quieras volver a follarme. Y, que está vez, lo hagas.
-Alex: No puedes decirme eso y pretender que no reaccione - dije, un tanto incómoda.
-Sara: Lo siento, Alex. Siento ser tan directa. Pero creo que debo ser honesta contigo - dijo, acercándose a mí- Sé que es injusto para ti y no es mi intención incomodarte. Pero no puedo negar lo obvio, que me atraes y qué estoy haciendo un esfuerzo sobrehumano para no besarte ahora mismo - dijo, acercándose más.
-Alex: ¿Quieres besarme? - susurré, contra sus labios.
-Sara: Si. Y mucho más que eso - dijo, rodeándome por la cintura- Dame una oportunidad, Alex
-Alex: Sara, sabes que no estoy preparada para tener una relación
-Sara: Pues que sea solo sexo. Sin compromiso. Si es la única forma de poder estar contigo que así sea
-Alex: No creo que sea buena idea. Tú quieres más, siempre va a ser así
-Sara: Pero es que te deseo tanto... - susurró contra mis labios- Fóllame, Alex. Solo por esta vez
-Alex: No juegues conmigo, Sara- dije, tratando de mantener las formas- Si me pides que te folle, no dudaré en hacerlo. Pero ten por seguro que solo será sexo. Así que si crees que pueda significar algo para ti, lo mejor es que te marches ahora. Tú decides...
Me quedé mirando a Sara, expectante. Después de tres meses sin sexo me sentía muy capaz de follarmela aquí y ahora.
Y, aunque dejarme llevar por mi necesidad puede que no sea lo más inteligente en este momento, poco me importará si ella consiente.
****
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro