Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

24- Última noche

SAM

La mañana había sido un absoluto desastre. Anoche Morgan aparcó el coche donde no debía y, de madrugada, se lo llevó la grúa.

Esta mañana cuando se enteró se puso hecho una furia. Tomó un taxi al depósito de coches para pagar la multa y recuperar su coche, pero volvió a casa diciendo que no podían devolverle el coche porque su permiso de conducir llevaba dos meses vencido. Morgan ni siquiera se había dado cuenta.

Antes de que se pusiera más nervioso, intenté tranquilizarle diciéndole que yo le llevaría al aeropuerto. Hoy tenía que tomar un vuelo a Metrópolis para asistir a una convención de medicina y sabía lo mucho que Morgan se estresaba cada vez qué tenía que hacer el trayecto desde la ciudad al aeropuerto en taxi. Son muchas las veces qué se ha quejado de ello. Así que, para evitar que Morgan acabase pagando su enfado con algún pobre taxista, decidí llevarle yo misma.

El trayecto al aeropuerto fue una auténtica pesadilla, mucho tráfico, atascos interminables... Y yo no podía dejar de mirar a Morgan de reojo, sintiendo que en cualquier momento explotaría. Estuvo quejándose por todo, pero decidí no decirle nada para evitar una discusión.

Cuando llegamos, Morgan se bajó del coche y, sin despedirse de mí, entró a la terminal. Aunque eso no me sorprendió. Últimamente no estaba muy centrado por culpa de su trabajo. Las últimas dos semanas se las había pasado trabajando hasta tarde y eso le tenía agotado. La mayoría de noches ni siquiera vino a cenar y, para cuando llegaba a casa, yo ya estaba durmiendo. Así que se podría decir que no hemos estado coincidiendo mucho últimamente.

Pero eso es justo lo que necesito, un marido ausente qué me ignore por completo. Es más, desde que le masturbé aquella mañana, Morgan no había vuelto a buscarme para intimar. Y no podía sentirme mejor.

Claro que eso también me hizo sospechar que podría estar teniendo una aventura, sobre todo después de los arañazos qué vi en su espalda. Y, aunque en circunstancias normales eso no debería ser un consuelo para ninguna esposa, para mí sí lo era.

Porque si Morgan tenía una amante con la que desahogarse, eso significaría que ya no tendría que preocuparme por, como diría él, cumplir con mis obligaciones maritales. Y, para mí, sin duda esa era la mejor parte de su presunta infidelidad.

Cuando salí del aeropuerto conduje hasta Kandor, esperando llegar a tiempo para ver a Lena. Pero un accidente con un camión cisterna provocó retenciones en la carretera principal y, para cuando se reanudó el tráfico, ya se había pasado la hora de visitas. Así que tuve que volver a casa, un poco desanimada porque ya no podría ver a Lena hasta después del fin de semana.

Aproveché para hacer una limpieza general, en un intento de distraerme y, cuando me puse con la habitación de Ruby, me puse un poco triste. Me senté sobre su cama, preguntándome cuándo volvería a estar conmigo. No había vuelto a verla desde Acción de Gracias y la echaba mucho de menos. Pero me consolaba pensando qué la próxima semana nos volveríamos a ver. Morgan y yo iremos a la mansión Luthor para pasar las navidades con mis padres y tendré la oportunidad de pasar algún tiempo con mi hija.

Cuando terminé de recoger la casa preparé la comida y me senté a comer. Mientras lo hacía revisé mi móvil y vi que tenía un par de correos electrónicos de trabajo.

Hacía poco más de una semana que había empezado a trabajar en 'Acrata' como publicista y todos me habían hecho sentir muy cómoda. El ambiente de trabajo era estupendo. Por ahora, no tenía queja. Todos los empleados se habían volcado conmigo, ofreciéndose a ayudarme en todo lo que necesitara. Sobre todo aquel hombre que conocí el día de la entrevista, William Dey. Era muy atento conmigo.

En cuanto a Andrea Rojas, sin duda es la jefa que todo el mundo querría tener. Agradable, cercana y muy comprensiva. Cuando la llamé esta mañana para avisarle de que me retrasaría por una emergencia, me dijo qué no me preocupase, que me tomase el día libre y qué ya nos veríamos el lunes. Incluso me deseó que tuviera un buen fin de semana.

Me sentía un poco mal quedándome en casa sin hacer nada, en vez de estar trabajando. Pero supongo que no es habitual que tu jefa te dé el día libre sin hacerte preguntas, así que decidí aprovecharlo. Aunque ahora que tenía la tarde libre no estaba muy segura de en qué iba a ocupar mi tiempo. Estuve pensándolo durante un rato y se me ocurrió que podría telefonear a Alex. Desde la última vez que estuvo aquí no he vuelto a saber de ella. Así que decidí probar suerte, por si, de casualidad, tenía un rato libre para vernos.

-Alex: ¿Sí?

-Sam: Hola, Alex. ¿Cómo estás?

-Alex: Bien. ¿Qué tal tú?

-Sam: Bien, también. Oye, imagino que habrás estado muy ocupada estas dos últimas semanas. Pero... ¿te apetece que nos veamos?

-Alex: Claro. Ahora mismo estoy en mi apartamento terminando de empacar unas cosas. Pero podríamos vernos en una hora o así. Si te va bien

-Sam: Sí, cuando tú puedas. Tengo la tarde libre

-Alex: Genial, pues tú dirás. ¿Dónde quedamos?

-Sam: Pues... no sé, ¿te importaría venir a buscarme a mi apartamento?

-Alex: Sí, sin problema. En cuanto acabe voy para allá

-Sam: Vale - dije, colgando.

Alex no vendría hasta dentro de una hora, así que decidí aprovechar para darme un baño relajante. Me tomé mi tiempo para disfrutar del baño y, cuando me sentí totalmente relajada, salí, me puse mi albornoz y me sequé el cabello. Luego entré en la habitación y me acerqué al armario. Mientras buscaba qué ponerme, escuché que llamaban a la puerta y me sobresalté. Miré el reloj y, por la hora, supe que era Alex.

Corrí hacía la puerta y abrí.

-Alex: Hola

-Sam: Lo siento, pasa- dije, apartándome a un lado- estaba dándome un baño y perdí la noción del tiempo

-Alex: Tranquila - dijo, entrando.

-Sam: ¿Quieres tomar algo? - pregunté, cerrando la puerta.

-Alex: Bueno, para eso hemos quedado ¿no? - bromeó- Así estoy bien, gracias

-Sam: Siéntate en el sofá, voy a vestirme. ¡No tardo! - grité, alejándome por el pasillo.

Revolví mi armario y me vestí a toda prisa para no hacer esperar mucho a Alex. Cuando salí, vi que estaba de pie, junto al aparador, mirando los marcos con fotografías.

-Alex: Perdón - dijo, cuando notó mi presencia- No pretendía invadir tu intimidad. Pero me pudo la curiosidad. ¿Ésta es tu hermana? - preguntó, señalando una de las fotos donde salíamos Lena y yo juntas.

-Sam: Sí. Nos la hicimos cuando Lena cumplió los veintiuno. Antes de que todo se desmoronase. ¿Nos veíamos felices, verdad?

-Alex: Sí... y, perdóname por preguntarte. Pero ¿qué quieres decir con 'antes de que todo se desmoronase'?

-Sam: Un año después, a Lena se le fue de las manos. Llevaba algún tiempo revelándose contra Lionel, trayendo mujeres a la mansión siempre que tenía vacaciones en la universidad para mantener relaciones sexuales con ellas, sin molestarse en esconderse. Con el único propósito de cabrear a nuestro padre. Un día, Lionel y yo nos la encontramos follándose a una mujer sobre la mesa de su despacho y ya no pudo soportar más humillación. Se enfureció y soltó veneno por su boca. Obligó a Lena a ver a un médico, qué le diagnosticó su trastorno de hipersexualidad. Y días después de aquello la echó de casa

-Alex: Joder...

-Sam: Antes de eso, Lena y yo estábamos muy unidas. Nuestra infancia y adolescencia no fue precisamente idílica, sobre todo para ella. Debido a su condición y su homosexualidad, Lionel siempre sintió rechazo hacia ella. Para él, era la vergüenza de la familia y siempre la trató con desprecios. A día de hoy no sé de dónde sacó la fortaleza para soportar todo aquello

-Alex: No me puedo imaginar vivir en un entorno así sin acabar tocado psicológicamente. Está claro qué tu hermana ha sufrido mucho y no puedo hacer más que aplaudirla por su fortaleza mental. Yo no creo que pudiera ser capaz de soportar tanto rechazo día tras día, año tras año

-Sam: Ni yo. Pero Lena es así, no conozco a nadie tan fuerte y tan valiente como ella. Cuando me quedé embarazada de Ruby, estaba muy asustada. Solo tenía diecisiete años y Lionel quiso llevarme a una clínica para abortar. Pero Lena se enfrentó a él. Estuvo cuidando de mí durante todo el embarazo, hasta que nació mi hija. Incluso estuvo conmigo en el hospital, para acompañarme en el parto. En cambio, mis padres ni siquiera aparecieron por allí

-Alex: Me parece muy triste qué no hayas podido contar con el apoyo de tus padres y más cuando eras una adolescente. Y aún me parece más fuerte que tu propio padre quisiera obligarte a interrumpir el embarazo

-Sam: Ya... - suspiré. Observé una fotografía en la que aparecíamos Ruby y yo juntas. La sujeté, enseñándola a Alex- Mira, esta nos la hicimos un día que fuimos a patinar sobre hielo. Morgan estaba de viaje de negocios y pasé todo el fin de semana haciendo planes con mi hija - dije, nostálgica- No te imaginas cómo extraño pasar tiempo con ella...

-Alex: No sabes cuánto siento que tengas que estar pasando por esto. Es muy injusto para ti. Pero bueno, espero qué al final consigas la libertad que tanto anhelas - suspiró, sonriéndome- ¿Qué edad tiene Ruby, por cierto?

-Sam: Once años

-Alex: Se parece a ti. Tiene tus ojos - sonrió- Y, no sé, parece muy buena niña

-Sam: Y lo es. Ahora sólo puedo pensar en la próxima semana. Morgan y yo iremos a casa de mis padres a celebrar la navidad y podré volver a verla

-Alex: Que bien, me alegro mucho. A todo esto, ¿Qué tal te van las cosas con Morgan? ¿Sigues teniéndolo todo bajo control?

-Sam: Sí, por ahora sí. Morgan está trabajando mucho últimamente y eso es bueno para mí, ya que mientras está ocupado no tiene tiempo de reparar en mí. Aunque no sé lo que durará esta paz

-Alex: No sé si podría hacer lo que haces tú, durmiendo con el enemigo y con esa incertidumbre, sin saber cuándo se complicarán las cosas

-Sam: Por suerte tú no tienes que preocuparte por eso - sonreí.

-Alex: Bueno, ¿nos vamos?

-Sam: Estaba pensando... ¿qué me dirías sí te pido de quedarnos aquí?

-Alex: ¿Aquí?

-Sam: Sí, puedo preparar café y podemos continuar con la charla en ese sofá tan cómodo de ahí - dije, señalándolo- No sé, me siento muy a gusto ahora y... no me apetece ir a una cafetería abarrotada de gente, hablando a voces... Prefiero quedarme aquí, disfrutando de una buena charla, en buena compañía.

-Alex: Está bien, pues nos quedamos aquí. Pero ¿te importaría prepararme otra cosa? No debería tomar café

-Sam: Sí, claro, puedo prepararte lo que quieras. Un té, una infusión, un vaso de leche... - sonreí, esperando que se decidiera.

-Alex: ¿Tienes cerveza?

-Sam: ¿Cerveza? - pregunté, sorprendida- Claro - dije, acercándome a la nevera.

Saqué dos cervezas bien frías, las abrí y le ofrecí una.

-Alex: ¿Vas a beber conmigo?

-Sam: Bueno, no me parece justo qué tú disfrutes de una cerveza mientras yo solo tomo un café. Además, es viernes por la tarde. Bebamos juntas - dije, alzando mi botellín y brindando con el suyo- ¡Por nosotras! ¡Y por qué esta incipiente amistad sea de las que duran años!

-Alex: Pues... ya que quieres que seamos amigas, creo que hay algo qué debería contarte. Es más, me apetece compartirlo contigo.

-Sam: Dime. ¿De qué se trata?

-Alex: ¿Recuerdas la mañana que hablamos en la azotea del hospital?

-Sam:

-Alex: Pues ese día por la tarde tenía una cita en la clínica de fertilidad para saber sí el tratamiento al que me había sometido había funcionado

-Sam: Espera, ¿vas a decirme qué estas embarazada?

-Alex: Sí. De seis semanas

-Sam: Eso es maravilloso, Alex. Enhorabuena. Un bebé siempre es una bendición - dije, emocionada- Seguro que tu pareja y tu familia estarán muy contentos

-Alex: Sí, mi madre y mis hermanas están encantadas. En cuanto a lo otro, lo cierto es que no tengo pareja

-Sam: ¿Ah, no? Lo siento, creí que...

-Alex: Sí, ya me imagino. Pero, después de cinco años de relación con mi expareja, decidí no perder más tiempo y dar el paso de ser madre soltera

-Sam: Pues bravo por ti, Alex. Cuando me dijiste que siempre quisiste ser madre me di cuenta de que lo deseabas de verdad. Así que, sin duda, has tomado la mejor decisión y quiero que sepas que puedes contar conmigo para lo que necesites

-Alex: Gracias - dijo, bebiendo un trago.

-Sam: Espera, sí estás embarazada. ¿No deberías dejar el alcohol?

-Alex: No creo que me pase nada por tomarme una cerveza. O dos. Además, recién dejé la cafeína. Así que, deja que me lo tome con calma

-Sam: Está bien, pero no pienso dejarte beber más de dos cervezas

Pero no lo cumplí. Nos pasamos la tarde hablando, y bebiendo. Yo le conté lo de mi nuevo trabajo como publicista en la agencia de modelos y ella me habló sobre un caso en el que estaba trabajando y, por su forma de hablarme, enseguida me di cuenta de que le encantaba ser policia.

También me habló de Maggie, su ex, con la que había roto hacía unos dos meses y medio. Me sorprendió que hubiera pasado página tan rápido y tomase la decisión de quedarse embarazada. Al menos a mí me pareció muy precipitado.

Pero luego me explicó qué llevaba tanto tiempo esperando para ser madre qué se cansó de esperar y simplemente lo hizo. En cuanto a su ex, me confesó que no la había superado y que estaba yendo a ver a una psicóloga para que la ayudase a sanar sus heridas y con la transición a su nueva vida de soltera.

No sé sí fue por el alcohol, pero ambas nos relajamos y acabamos contándonos cosas muy personales.

Hacía años que no hablaba tanto con nadie, y durante tantas horas seguidas. La tardé pasó en un suspiro y ahí me di cuenta de lo mucho que me hacía falta una amiga con la que compartir momentos así.

Y esperaba que Alex pudiera llegar a ser esa amiga que hace tiempo que necesito en mi vida.

-Alex: Bueno, debería irme ya... - dijo, mirando el reloj- No quiero encontrarme con tu marido

-Sam: Tranquila, Morgan está de viaje. Estará fuera de la ciudad todo el fin de semana

-Alex: Aun así, es tarde y... no quiero abusar de tu hospitalidad

-Sam: Para nada, me lo he pasado muy bien esta tarde. Y... no sé si es mucho pedir. Pero, ¿te quedarías a cenar conmigo? Si no tienes otros planes, claro.

-Alex: Pues... - dijo, pensativa- No, no tengo otros planes. Nia probablemente esté en casa de su mejor amiga. Están de exámenes y se la pasan juntas todo el tiempo, estudiando. Y Kara hoy tenía turno de noche en Kandor, así que imagino que ya habrá cenado

-Sam: Cierto, tu hermana. ¡Que tonta, soy! Ni siquiera te pregunté sí estaba mejor

-Alex: Pues sí. Ya está recuperada. Y, aunque intenté convencerla de que esperase al lunes, para descansar el fin de semana, quiso reincorporarse hoy mismo. Estaba como loca por irse a trabajar. Y esta noche volverá para las terapias del turno de noche

Lena se moría de ganas de volver a ver a la Dra. Danvers y me gustó saber qué era recíproco. También me alegré de saber qué esta mañana había estado en Kandor. Cuando yo no pude ir a ver a Lena, me sentí fatal. Así que era un consuelo saber que al menos ella recibió una visita mucho más esperada.

En cuanto al turno de noche, sabía lo que implicaba, así que imaginé que Lena estaría dando saltos de alegría. Mi hermana había estado cumpliendo con la abstinencia hasta el día de hoy y me alegraba saber que está noche tendría su recompensa.

Si bien al principio me asustaba la idea de que Lena confundiera gratitud con amor, al final me demostró que me equivocaba.

Y es que, lo que empezó como un chantaje sexual para conseguir un objetivo puntual, se había convertido, gracias a la determinación de Lena, en la mayor prueba de amor qué jamás se ha visto.

Que Lena haya sido capaz de mantenerse astemia todo este tiempo me parece un gran logro, pues debido a su adicción no ha debido de resultarle nada fácil. Además, ella tampoco sabía cuánto tiempo tendría que esperar hasta que volviera la Dra. Danvers. Y aun así lo hizo. Y tengo que reconocer que Lena ha demostrado mucho con esta acción. Sin duda sus sentimientos son puramente románticos.

En cuánto al asunto de la Dra. Quinzel, no estaba segura de cómo habria acabado. Pero saber qué ambas pasarían la noche juntas me hizo sentir bien por un instante.

-Alex: ¿Sam?

-Sam: ¿Qué? - pregunté, saliendo de mis pensamientos- Perdona, estaba distraída... ¿Qué decías?

-Alex: Te preguntaba sí pedimos unas pizzas. ¿Te apetece?

-Sam: Sí, claro. Pide tú, voy un momento al baño

NIA

Caitlin y yo estábamos en la biblioteca, yo haciendo la tarea y ella estudiando para el examen que teníamos el próximo lunes.

Cuando terminaron las clases, comimos algo en la cafetería del campus y fuimos a la biblioteca, donde llevábamos toda la tarde.

-Nia: ¿Te gustaría hacer planes para este finde? - susurré

-Caitlin: Deberíamos estudiar

-Nia: Llevamos toda la semana estudiando. ¿No crees qué nos merecemos divertirnos un poco?

-Caitlin: No. Ya saldremos a celebrar cuando acaben los exámenes

-Nia: Pero estoy muy estresada, Cait. Seguro que nos vendrá bien desconectar por una noche

-Caitlin: ¿De verdad que no puedes esperarte a qué acaben los exámenes?

-Nia: ¡Vamos, anímate! No va a pasar nada por salir una noche

-Caitlin: No sé...

-Nia: Mira, te propongo algo. Salgamos esta noche

-Caitlin: ¿Esta noche?

-Nia: Sí. Y luego te dejaré todo el fin de semana tranquila, para que puedas estudiar. ¿Qué me dices?

-Caitlin: Pues... qué a mí también me vendría bien desconectar un poco

-Nia: ¿Eso es un ?

-Caitlin: Vale, es un

-Nia: ¡Bien! - celebré, y unos chicos que estaban al lado chistaron para hacerme callar- Lo siento... - susurré

Cait y yo continuamos con lo que estábamos haciendo. Parecía concentrada en su libro cuando apareció una chica que la distrajo. Se quedó mirándola durante un rato y eso me extrañó. Cait no solía distraerse con nada ni nadie mientras estudiaba. Su capacidad de concentración era envidiable.

-Caitlin: Creo que deberíamos irnos - dijo, de repente- Es tarde

-Nia: Por fin... Ya creí que nos quedaríamos aquí a dormir

-Caitlin: Exagerada... ¿Vamos? - preguntó, levantándose y recogiendo los libros.

Salimos de la biblioteca y empezamos a caminar por el campus, dirigiéndonos a la estación de metro.

-Nia: ¿Es ella?

-Caitlin: ¿Qué?

-Nia: La chica de la biblioteca. ¿Es la chica que te gusta?

-Caitlin: ¿Por qué crees eso?

-Nia: No sé, tú nunca te distraes mientras estudias y te quedaste mirándola durante un rato

-Caitlin: Sólo la miré, eso no significa nada

-Nia: Ya, no sé... Sí me dijeras quién es la chica que te gusta todo sería más fácil. Así no tendría que ponerme en plan detective

-Caitlin: Es que no tienes que intentar averiguar quién es

-Nia: ¡Vamos, dímelo! Y así dejaré de investigar

-Caitlin: No. Y olvídate ya del tema, Sherlock

Desde qué Cait me dijo que le gustaba alguien, no había podido dejar de observarla y de analizar su comportamiento con las chicas de la universidad, tratando de ver algún indicio que me diera la pista para poder averiguar de quién se trataba. Pero no me lo estaba poniendo nada fácil. Además, ni siquiera estaba segura de sí la chica en cuestión estudiaba en esta universidad. A fin de cuentas, podría tratarse de cualquiera. Pero sin la colaboración de Cait era misión imposible.

-Caitlin: ¿Y dónde quieres que vayamos esta noche?

-Nia: Pues... no sé, pero me apetece una noche de chicas y divertirme sin interrupciones. Hoy no quiero chicos coqueteándome

-Caitlin: No me creo que hayas dicho eso - dijo, incrédula- Tú, que siempre estás buscando al chico de tus sueños, para que te arrebate tu flor - bromeó

-Nia: ¿Mi flor? ¿Y ese eufemismo tan cursi?

-Caitlin: Bueno, he notado cierta hostilidad cuando hablamos de tu virginidad, así que pensé que diciéndolo así no te molestaría tanto - sonrió- Y bueno, ¿dónde quieres que vayamos? Porque creo que nos encontraremos chicos en cualquier bar al que vayamos

-Nia: No sí vamos a un bar de mujeres

-Caitlin: Nia... ¿Por qué tanto interés en eso?

-Nia: Bueno, allí no habrá chicos que nos molesten

-Caitlin: Pero habrá chicas. Y también nos coquetearán

-Nia: Pues fingiremos qué somos pareja. Así nos dejarán en paz y podremos disfrutar de la noche, bebiendo y bailando hasta el amanecer - sonreí- ¿Qué te parece?

-Caitlin: Pues no sé si es tu mejor idea, pero... supongo que podría funcionar. Eso sí, olvídate de intentar besarme. Sí quieres jugar a ser heteroflexible para saciar tu curiosidad te buscas a otra. Seguro que habrá muchas mujeres deseando darte ese placer. Y muchos otros

-Nia: ¡Cait! No creas qué voy a dejar que una mujer cualquiera disfrute de este cuerpo. Y, en cuanto al beso, puedes quedarte tranquila. Ya me lo dejaste bien claro el otro día. Sé que te estas reservando para esa chica que tanto te gusta y de la que no quieres hablarme

-Caitlin: Y seguiré sin hacerlo. Al menos, por el momento

-Nia: ¿Eso significa que algún día me dirás quién es? - pregunté, con cierta esperanza.

-Caitlin: Puede

-Nia: Me sirve con eso. Entonces... ¿te apetece que vayamos a un bar de mujeres esta noche?

-Caitlin: Está bien, como quieras. Solo espero que no tengas que arrepentirte

-Nia: ¿Arrepentirme? ¿Qué tan malo podría ser?

-Caitlin: Bueno, quedas avisada. Algunas mujeres pueden ser muy insistentes cuando se encaprichan de alguien. Espero que eso no te ocurra esta noche

-Nia: Sé que intentas asustarme, pero no lo vas a conseguir

Cuando llegamos a la estación, nos separamos para tomar nuestros respectivos trenes y quedamos en vernos después de cenar.

Cuando llegué a casa, Kara ya estaba cenando.

-Kara: Hola, Nia. ¿Dónde has estado toda la tarde?

-Nia: En la biblioteca con Cait. Lo siento, se me olvidó avisar

-Kara: Tranquila. ¿Cenas conmigo?

-Nia: Tengo que ducharme, voy a salir esta noche

-Kara: ¿Esta noche?

-Nia: Sí. Cait quiere estudiar todo el fin de semana, así que la convencí para salir esta noche. Pero estoy un poco cansada así que lo más probable es que nos tomemos unas copas y me vuelva pronto a casa.

-Kara: Bueno, yo tengo turno de noche. Así que volveré tarde

-Nia: Oh, no lo sabía. ¿Y Alex?

-Kara: Se fue esta tarde a su apartamento para seguir empacando sus cosas. Aún no ha llegado y, conociéndola, no creo que venga ya

-Nia: Bueno, entonces igual me quedo a dormir en casa de Cait - dije, pensativa- Bueno, voy a ducharme

-Kara: Vale

Entré en mi habitación, solté mi mochila y me puse a rebuscar en el armario un look para esta noche. Cuando encontré lo que buscaba, entré al baño a darme una ducha.

Cuando salí, Kara ya había terminado de cenar y estaba recogiéndolo todo.

-Kara: Lo siento por no esperarte, pero tenía mucha hambre

-Nia: Tranquila. A decir verdad, yo no tengo mucha hambre. He estado picoteando algunos snacks

-Kara: Aun así, sí vas a beber alcohol deberías tener el estómago lleno. Así que cena algo antes de irte - dijo, preparando las cosas para irse.

-Nia: ¿Te vas ya?

-Kara: Sí. Quiero llegar temprano para ponerme al día. Mi jefa se ha estado ocupando de mis pacientes en mi ausencia y me gustaría revisar sus notas antes de continuar con las terapias

-Nia: ¿Podrías acercarme a casa de Cait?

-Kara: ¿Sin cenar?

-Nia: Puedo cenar con ella. ¿Me acercas, por favor?

-Kara: Vale

Salí con Kara del apartamento y le envié un mensaje a Caitlin para avisarle de que iba hacia su casa y que cenaría allí. Cuando llegamos, me bajé del coche y me despedí de mi hermana.

-Nia: Gracias por traerme. Nos vemos mañana. No trabajes mucho

-Kara: Pásalo bien, hasta mañana

Esperé a que mi hermana se alejase y llamé a la puerta.

-Nia: Hola, Cait - saludé, cuando abrió

-Caitlin: Hola. Vaya estás... no sé si ha sido buena idea vestirte así

-Nia: ¿Por qué? Estoy cañón

-Caitlin: Precisamente. Me temo que será una noche inolvidable para ti - dijo, negando con la cabeza- Vas a tener a todas babeando por ti

-Nia: Mierda, no había pensado en eso... Bueno, no importa. Ponte tu mejor vestido y arréglate cómo si nos fuéramos de caza esta noche. Así no seré la única que destaque

-Caitlin: Creí que querías disfrutar de una noche de chicas y divertirte sin interrupciones

-Nia: Y es lo que haremos. Y, si nos coquetean, fingiremos qué somos pareja. Ya lo hablamos antes, funcionará. Confía en mí

-Caitlin: Anda, pasa - dijo, apartándose a un lado, dejándome entrar- Te aparté algo de cenar. Está en la cocina, sírvete. Yo mientras tanto voy a subir a ducharme y arreglarme. ¿Vale?

-Nia: Vale, aquí te espero

LENA

Estaba tumbada en la cama, con la mirada perdida en los cuadros que me regaló Ruby y una sensación de nostalgia me invadió.

Fueron muchas las navidades que pasé con Sam y mi sobrina en esa cabaña, disfrutando de un chocolate caliente frente al calor de la chimenea mientras nevaba sin parar en el exterior. Siempre adoré la nieve, así que invierno era una de mis estaciones preferidas del año.

Empecé a pensar en las próximas navidades y cómo serían. Sin duda mejores que éstas, ya que para entonces seré libre. Me imaginé volviendo a la cabaña el año que viene, en compañía de Sam y Ruby, para recordar momentos felices.

Y de pronto fantaseé con la posibilidad de que Kara también estuviera allí, creando nuevos recuerdos conmigo.

Sé que no debería ilusionarme tanto, pero no podía evitarlo. Este tiempo sin ella me he dado cuenta de lo mucho que la necesito a mi lado y, aunque me temo que después de esta noche todo cambiará, no pienso renunciar a ella.

Puede que tengamos que separarnos y que no volvamos a vernos por un tiempo. Pero estoy tan segura de lo que siento por Kara que estoy dispuesta a esperar los meses que hagan falta para salir de aquí e ir a buscarla. Y ojalá cuando volvamos a encontrarnos no sea demasiado tarde para nosotras.

Suspiré, preguntándome cómo iba a ser capaz de soportar su ausencia durante los próximos meses y una sensación de angustia se agarró en mi pecho. Sentí una fuerte necesidad de llorar, pero no podía derrumbarme. Kara llegaría en cualquier momento y no quería que me viera así. Traté de recomponerme y luego cerré los ojos, intentando relajarme mientras la esperaba.

Cuando escuché el sonido de la puerta desbloqueándose, sonreí y abrí los ojos, para encontrarme con los suyos. Kara me miró y sonrió con timidez, mientras inclinaba ligeramente la cabeza. Un mechón de cabello se deslizó por su rostro y con un sutil gesto, lo acomodó detrás de su oreja. Luego volvió a levantar su rostro, buscando mi mirada y se mordió el labio suavemente. Levanté mi ceja en respuesta y sonreí, levantándome de la cama.

-Lena: Te estaba esperando - dije, acercándome a ella. La rodeé por la cintura y la besé con ternura- Ven a la cama- dije, sujetando su mano y llevándola- Siéntate

Kara se paró un momento y buscó en sus bolsillos, sacando algunos condones y dejándolos a un lado. Luego se sentó.

Eché un vistazo rápido y no pude evitar contarlos mentalmente. Y me di cuenta de que eran más de los que probablemente tendríamos tiempo de utilizar.

-Lena: Me halagas, pero... no sé si seré capaz de cumplir con tus expectativas esta noche - bromeé

-Kara: No me juzgues - protestó, sonrojándose- Iba con prisa y agarré un puñado. No me fijé que eran tantos

-Lena: Que ansiosa - sonreí.

-Kara: Cállate, ni siquiera tenemos por qué usarlos todos

-Lena: ¿Quién lo dice? - dije, sentándome a su lado.

Aparté su cabello y me incliné, dejándole besos en su cuello.

-Kara: Lena... - jadeó, nerviosa.

-Lena: Relájate

Kara cerró los ojos y se dejó llevar por mis besos, mientras yo desabotonaba su blusa. Me lo tomé con calma, botón a botón, mientras me perdía en su cuello.

Cuando acabé con el último botón se la quité y luego me deshice de su sujetador, ayudándola a acomodarse sobre la cama.

Me quedé mirándola por unos segundos, recordando su cuerpo y noté una cicatriz qué no conocía.

-Lena: Esta es nueva - dije, pasando mis dedos por encima, sintiendo su tacto- Es de tu operación ¿verdad?

-Kara: Sí, un recuerdo de que tuve apendicitis

-Lena: Me gusta - dije, inclinándome y dejándole un beso.

Su nueva cicatriz estaba en la parte baja de su vientre, una zona demasiado tentadora para mí.

Suspiré y, sin poder evitarlo, arrastré sus pantalones para sacárselos. Después me quedé de rodillas, entre sus piernas, mirando la única prenda que me impedía disfrutarla. Acerqué ambas manos a sus caderas y deslicé sus braguitas, hasta quitárselas.

Kara estaba completamente desnuda, a mi disposición. Me deleité por un momento disfrutando de su perfección, mientras sentía como mi entrepierna se quejaba.

Rocé su entrada con mis dedos y comprobé que estaba muy mojada. Estaba pidiéndome a gritos entrar y yo necesitaba con urgencia estar dentro de ella.

Noté la presión de mi erección rogándome la atención que le había estado negando durante estos últimos veintiún días. Arrastré mi pantalón y mi bóxer hasta las rodillas y sentí alivio. Kara me miró fijamente, relamiéndose los labios.

-Kara: Joder, es más grande de lo que recordaba - dijo, mordiéndose el labio- Ven aquí, muero de ganas de volver a sentirte dentro de mí

-Lena: Y yo me muero por hacerte mía - susurré, contra sus labios.

-Kara: Sólo te pido que seamos cuidadosas esta vez. Nadie puede escucharnos, nadie puede saber que estamos pasando la noche juntas.

-Lena: ¿Sexo silencioso? - pregunté, y asintió- Uhm... Será difícil. Pero me gustan los retos

No podía esperar más para estar dentro de ella, así que alcancé un condón, rasgué el envoltorio y lo deslicé rápidamente por mi extensión. El simple roce de mi mano me provocó una oleada de sensaciones. Nunca antes lo había sentido tan sensible al tactoy solo de imaginarme cómo se sentiría al estar dentro de Kara después de tanto tiempo me hacía estar muy ansiosa.

No podía esperar a averiguarlo, así que sin más sujeté mi miembro y me acomodé en su entrada. Kara jadeó, al sentirme tanteándola y, sin hacerle esperar, me deslicé en su interior, dispuesta a complacerla.

Ambas soltamos un gemido ahogado y cruzamos miradas, sonriéndonos. Me salí ligeramente y volví a penetrarla con más fuerza, haciendo que a Kara se le escapase un gemido. Le recriminé, haciéndole un gesto de silencio y Kara se disculpó, suplicándome que siguiera.

Con muchas dudas de que pudiéramos reprimir nuestros gemidos cuando se volviera más intenso, la embestí de nuevo y otra oleada de sensaciones me invadió. Y, cuando volví a hundirme dentro de ella, perdí el control. Exploté a lo bestia, viniéndome cómo nunca, sin poder hacer nada por evitarlo.

Y, aunque sentí un gran alivio al vaciarme, la vergüenza que llegó después me paralizó.

Me quedé sobre Kara, inmóvil, con mi rostro escondido en su cuello. No podía ni mirarla. Me sentía completamente avergonzada por haber terminado incluso antes de empezar.

-Kara: Tranquila - dijo, acariciando mi espalda- No pasa nada

-Lena: Sí pasa - protesté, contra su cuello. Aún dentro de ella.

-Kara: Lena, mírame - dijo, buscando mi rostro y yo la miré, incómoda- No pasa nada, de verdad. Está todo bien.

-Lena: Es la primera vez que me pasa, te lo juro. No me explico cómo ha podido ocurrir - dije, tratando de justificarme- Prometo que te lo compensaré en cuanto me recupere

-Kara: Sé que lo harás. Y no te sientas mal por lo que acaba de pasarte. Llevas veintiún días de abstinencia, es lo más normal - dijo, acariciando mi mejilla con ternura.

-Lena: Sí, será eso - dije, auto-convenciéndome de que era la única explicación. Me aparté de Kara, saliéndome y me quité el condón a rebosar - Vaya forma de desperdiciar un condón... - me quejé, anudándolo y dejándolo a un lado.

-Kara: Suerte que traje un montón - dijo, sonriéndome.

Y su sonrisa me hizo sentir mejor. Me incliné de nuevo sobre ella y la besé.

-Lena: Deja que me ocupe de ti mientras tanto. No me perdonaría dejarte a medias - dije, buscando a tientas su entrada con mis dedos.

-Kara: Espera, quítate la camiseta primero. Quiero disfrutar de las vistas - dijo, mordiéndose el labio

Me quité la camiseta y Kara se incorporó, rodeándome y buscando el cierre de mi sujetador. En un movimiento rápido me lo quitó, dejándolo caer al suelo. Y yo me saqué el pantalón y el bóxer, quedando completamente desnuda.

Kara me besó, buscando mi lengua y yo la abracé, llevándola a mi regazo.

Comenzamos a besarnos, con mucha necesidad, al tiempo que presionaba los pechos de Kara y ella hacía lo mismo con los míos. Me adelanté para ser la primera en probar sus delicias, llevándome un pecho a la boca y devorándolo mientras seguía presionando el otro pecho con mi mano, jugando con su pezón entre mis dedos.

Kara comenzó a jadear con mis atenciones, arqueándose ligeramente hacia atrás y mis dedos acabaron buscando de nuevo su intimidad. Rocé su entrada con mis dedos, los hundí en su interior para humedecerlos y luego busqué su clítoris. Mordí su pezón y comencé a estimular a Kara, haciéndola enloquecer con mi toque.

Estaba tan concentrada dedicándome a ella qué no me di cuenta de que me estaba buscando hasta qué la sentí alcanzar mi miembro y sostenerlo.

Lo sostuvo con firmeza y empezó a deslizar su mano arriba y abajo, friccionando con dureza para provocarme una erección que no se hizo esperar.

Nos masturbamos enérgicamente durante un rato, mientras tratábamos de contener nuestros gemidos, lo cual se complicaba a medida qué ganábamos intensidad.

-Lena: Joder, cómo me pone sentirte tan mojada - jadeé, mientras notaba como mis dedos se resbalaban sin control dentro de ella.

-Kara: Y a mí sentirte tan dura

Abandoné su centro por unos segundos para alcanzar un condón y recordarle a Kara lo increíble que es el sexo conmigo. Pero, cuando estaba a punto de rasgar el envoltorio, ella me lo quitó de las manos.

-Lena: ¿Qué haces?

Kara me miró con deseo y se inclinó para lamer mi miembro, por sorpresa.

-Kara: Déjame complacerte. Este grandullón de aquí lleva mucho tiempo sin recibir atenciones y yo me muero por dárselas - dijo, hundiendo mi miembro en su boca.

Kara parecía tener muchas ganas de complacerme, así que no pude negarme. Me quedé mirándola, mientras me disfrutaba, centímetro a centímetro. Primero se lo tomó con calma, saboreándome sin prisas. Pero cuando empezó a subir el ritmo y la vi devorándome con esas ansias, enloquecí. Era tan intenso que tuve que llevarme el puño a la boca para amortiguar mis gemidos, qué ascendían por mi garganta sin que pudiera hacer nada para frenarlos.

Cuando me sentí al borde del orgasmo, avisé a Kara. Pero me ignoró y siguió deleitándome con su entrega. Empecé a ponerme un tanto nerviosa, pues no sabía cuánto más podría aguantar y me preocupaba qué no me diera tiempo a salirme de su boca para poder derramarme sobre sus preciosos pechos.

Ésta podría ser nuestra última noche juntas y necesitaba verla empapada de mí una vez más, y guardar ese recuerdo para siempre en mi retina.

Kara me tenía completamente a su merced, regalándome el mejor sexo oral que había tenido en mucho tiempo y, antes de que tuviera tiempo de reaccionar, me vine con fuerza, vaciándome en su boca. Estaba a punto de disculparme por no prevenirla cuando la vi tragándoselo todo. Luego me miró lujuriosa, mientras limpiaba las comisuras de sus labios con sus dedos.

-Kara: Hasta la última gota... - dijo, con voz ronca- ¿Quedaste satisfecha?

-Lena: No te haces una idea

Kara estaba tan jodidamente sexy que no pude evitar agarrarla y recostarla sobre el colchón.

Me acomodé entre sus piernas y comencé a besar el interior de sus muslos, haciendo un recorrido hasta su centro. La miré un segundo y supe que lo deseaba tanto como yo, así que sin más hundí mi cara en su centro y me dediqué a disfrutarla sin prisas, mientras Kara movía sus caderas, pidiéndome más. Deslicé mi lengua en su interior y Kara gimió tan pronto como me sintió dentro.

Llevé mis manos a sus pechos y me dediqué a estrujarlos y pellizcar sus pezones al tiempo qué jugaba con mi lengua en su zona sensible. Me deslicé por cada rincón, saboreándola, y luego busqué su clítoris para volverla aún más loca de placer. Kara me sostuvo el rostro contra ella, instándome a seguir y yo me esmeré por darle el mejor sexo oral.

Cuando la sentí convulsionar de placer no pude evitar ingresar un par de dedos en su interior, que moví enérgicamente mientras succionaba su clítoris. Sus gemidos ahogados eran cada vez más seguidos y supe que estaba al borde del orgasmo, así que aceleré el ritmo hasta que sentí sus paredes contraerse y saqué mis dedos, preparándome para recibir su orgasmo en mi boca, que llegó segundos después.

Miré a Kara, completamente satisfecha y sonreí, orgullosa. Arrastré la sábana y me limpié el rostro. Kara se incorporó y me besó. Luego nos tumbamos y ella se acomodó junto a mí, apoyando su cabeza en mi pecho.

Nos quedamos en silencio por un rato, hasta que Kara habló.

-Kara: ¿Puedo preguntarte algo?

-Lena: Claro

-Kara: ¿Por qué decidiste continuar con la abstinencia en mi ausencia?

-Lena: Ya te lo dije. Tú me lo pediste y yo simplemente lo hice - dije, acariciando su cabello.

-Kara: ¿Simplemente? - preguntó, con incredulidad- Dudo mucho que fuera simple. Debe de haber sido muy duro para ti resistir la tentación durante tantos días seguidos, sin fallar ni uno

-Lena: Y lo fue, sobre todo al principio. Y, no quiero mentirte, necesité una pequeña ayudita algunas noches. Pero, con el tiempo, me volví más fuerte y dejé de necesitarla.

-Kara: ¿De qué ayuda hablas?

-Lena: La medicación. Nunca me tomaba el inhibidor por las mañanas. Siempre lo guardaba para las noches. Durante el día era más fácil estar distraída, pero por las noches pensaba mucho en ti y no podía controlarme, así que me tomaba la pastilla. Con el paso de los días, conseguí empezar a controlar mi deseo por más tiempo, antes de tener que medicarme. Y llegó un día qué no necesité hacerlo. Fui capaz de aguantar veinticuatro horas sin el inhibidor. Luego de eso supe que ya no necesitaba tomarme nada, así que dejé de hacerlo.

Kara se incorporó un poco y me miró con sorpresa.

-Kara: ¿Cuánto hace de eso? ¿Desde cuándo no tomas la medicación?

-Lena: Pues... calculo que tres o cuatro días. Sé que no son muchos, pero...

-Kara: Eso es lo de menos, Lena - interrumpió- Que seas capaz de controlar tus impulsos sin medicación es realmente bueno. Es un gran avance hacia tu recuperación - sonrió.

-Lena: Todo lo hice por ti, quería que te sintieras orgullosa de mí

-Kara: Estoy muy orgullosa - dijo, besándome con ternura.

Kara se apartó, mirándome y yo me perdí en sus ojos, pensativa.

-Lena: No sé qué voy a hacer sin ti cuando te vayas - dije, cabizbaja.

-Kara: Lena, mírame - dijo, sosteniendo mis mejillas, haciendo que la mirase- No pienses en eso ahora. Esta noche es para que la disfrutemos, no para estar tristes

-Lena: Es que no quiero que sea nuestra última noche, Kara - sollocé.

No soportaba la idea de no volver a verla. No quería perder lo que recién estábamos empezando.

-Kara: Ni yo - suspiró, apenada- Pero si ésta va a ser nuestra última noche juntas no quiero recordarla por lo mucho que lloramos, sino por lo feliz que he sido contigo y por todos los buenos momentos que hemos compartido

-Lena: En ese caso me gustaría decirte unas palabras, si te parece bien

-Kara: Claro

-Lena: Kara Danvers, siempre serás mi doctora favorita - sonreí.

-Kara: ¡Vaya, gracias!

-Lena: No, ahora en serio. Nunca podré olvidar este tiempo que hemos pasado juntas. Sé que no ha sido mucho, pero me has dado más de lo que esperaba recibir en un sitio como este. Tú me has devuelto la ilusión, me has dado un propósito por el qué despertarme cada mañana y, lo más importante, me has devuelto las ganas de volver a creer en el amor- dije, mirándola, agradecida- No sé hasta qué punto eres consciente de lo que siento por ti, de lo feliz que me hace estar a tu lado y de lo mucho que significas para mí. Pero quiero darte las gracias y decirte que siempre te llevaré en mi corazón.

-Kara: Lena... - dijo, visiblemente emocionada- Tú también significas mucho para mí y nunca olvidaré todo lo que hemos compartido y lo especial qué me has hecho sentir estos últimos meses. Tú también eres muy importante para mí y me duele saber que sí me despiden no podré volver a verte, ni abrazarte, ni besarte, ni... - sollozó- Lo siento, sé suponía que no debíamos llorar esta noche. Pero la simple idea de perderte me rompe el corazón. Y, antes de poder continuar, hay algo que necesito preguntarte.

-Lena: Claro, lo que quieras

-Kara: ¿Qué sientes por mí, Lena?

Eso me pilló por sorpresa.

Suspiré, con muchas dudas de responder a eso. No estaba segura sí debía expresarle tan abiertamente lo que siento por ella. Sí al final teníamos que separarnos, no me perdonaría condicionarla con mis sentimientos. Aún me quedaban varios meses aquí y no sería justo para ella.

-Lena: ¿Acaso importa? - pregunté, para evitar responder- Después de esta noche, todo cambiará

-Kara: A mí me importa. Me gustaría saber si haré bien si decido esperarte

-Lena: ¿Qué dijiste? - pregunté, sorprendida- ¿Quieres esperarme?

Cuando tuvimos aquella conversación en la que le dije qué ojalá ella estuviera esperándome cuando saliera de aquí la noté incómoda, cómo si no supiera qué decirme para no herir mis sentimientos. Ese día la tranquilicé diciéndole qué disfrutaríamos del presente, sin preocuparnos por el futuro. Pero parecía que había cambiado de opinión.

-Kara: Sí, si tú quieres. Me gustaría saber sí tenemos alguna oportunidad o sí esto tiene que acabarse aquí

-Lena: ¿Y dónde quedó eso de disfrutar del presente sin preocuparnos por el futuro?

-Kara: Ahora tengo una razón para preocuparme por el futuro y, honestamente, no creo que pueda imaginarme un futuro donde tú no estés. Este tiempo separadas me ha servido para darme cuenta de lo importante que eres en mi vida y no quiero renunciar a ti. - Se aclaró la garganta, y continuó- Sé que he dudado mucho de mí misma y es porque tenía miedo de lo que estaba sintiendo por ti. Todo era muy confuso para mí y no sabía como lidiar con mis sentimientos. Pero ya no quiero seguir negando lo obvio, que me estoy enamorando de ti, Lena Luthor. Así que dime, ¿sientes lo mismo que yo? - preguntó, con voz temblorosa- ¿quieres que te espere?

Kara se estaba enamorando de mí y eso me dolió, porque ahora sabía qué ella sufriría tanto como yo por no poder estar juntas. Me moría por pedirle que me esperase, pero me entraron dudas. No sabía hasta qué punto sería bueno para ella. No soportaría ser la razón de sus lágrimas cuando me echase en falta mes tras mes, y no pudiera hacer nada por darle consuelo.

-Lena: Está bien, te responderé. Pero después de hacerte mía por última vez - dije, inclinándome sobre ella- Primero quiero asegurarme de que tengamos una despedida en condiciones - susurré, contra sus labios.

La besé y Kara alcanzó mi miembro, empezando a estimularlo, mientras continuábamos con nuestra sesión de besos. Cuando consiguió provocarme una erección, alcancé un condón.

-Lena: ¿Preparada para disfrutar?

-Kara: Sí, haz que esta noche sea inolvidable, Lena. Hazme gozar como solo tú sabes y déjame temblando de placer - dijo, provocativa.

Me acomodé entre sus piernas, y tanteé su entrada con mi miembro desnudo, empapándolo con su excitación. Ingresé ligeramente en ella y me permití sentir su calor envolviéndolo por un momento.

Era muy agradable.

Hice el amago de salirme cuando noté las manos de Kara en mi trasero, empujándome hacia ella, haciendo qué me hundiese de nuevo, hasta el fondo. Ambas soltamos un gemido.

-Lena: Espera, no me puse el condón

-Kara: Tranquila, así es mejor

-Lena: No sé. ¿Y si no me da tiempo a salirme para venirme fuera?

-Kara: Confío en ti. Déjame sentirte al natural una última vez

Necesité mucha fuerza de voluntad para no follármela a pelo. Pero tenía que ser responsable esta vez. Esta noche quería disfrutarla sin tener que preocuparme de si me daría tiempo a venirme fuera. Ahora más que nunca teníamos que cuidarnos.

-Lena: Lo siento, pero no puedo arriesgarme - dije, saliéndome.

Suspiré por la oportunidad perdida y me puse el condón. Kara esperaba impaciente, así que volví a ingresar dentro de ella, esta vez cogiendo más impulso. Luego levanté sus caderas para conseguir llegar más profundo y comencé a embestirla con ganas, una y otra vez, mientras ambas empezábamos a gemir, de la forma más silenciosa qué podíamos.

-Lena: ¿De verdad quieres que sea inolvidable? - jadeé, mientras seguía sacudiendo su cuerpo sobre el colchón con cada embestida.

-Kara: Sí... - jadeó- ¡Fóllame duro, Lena! ¡Mátame de placer!

Ella me estaba pidiendo qué se lo hiciera duro. Y yo no pude negarme.

-Lena: Ponte a cuatro para mí...

-Kara: ¿Qué?

-Lena: Así, ven... - Me salí de ella y la volteé para colocarla como quería. Luego me acomodé detrás y sujeté mi miembro, tanteando su entrada, qué me pedía a gritos ingresar de nuevo. Y así lo hice. La penetré desde atrás, con fuerza y todo su cuerpo se arqueó. Y se sintió demasiado bien.

-Kara: ¡Oh, sí, Lena!

Acomodé mis manos en sus caderas y volví a embestirla con ganas.

-Lena: ¿Te gusta así? - pregunté, y Kara gimió en respuesta- ¡Sí, claro que te gusta! - dije, embistiéndola energéticamente.

Follarme a Kara con vistas a su trasero disparó mi excitación, hacía muchísimo tiempo que no disfrutaba tanto del sexo. Seguí entrando y saliendo de ella, golpeándome contra su trasero en cada embestida. Se sentía tan sumamente placentero qué tuve que llevarme de nuevo el puño a la boca para amortiguar mis gemidos. Aunque no pude evitar el sonido del golpeteo contra su trasero, ni el ruido de los muelles del colchón a medida que aumentaba el ritmo. La cama era vieja y ruidosa, pero esperaba qué no se escuchase tanto como me parecía, porque me sentía incapaz de parar.

Seguí embistiendo a Kara como si no hubiera un mañana, mientras ella gemía contra la almohada para silenciar las evidencias de lo mucho que lo estaba disfrutando. Sin duda estaba gozándolo como nunca y era una lástima que esos gemidos de pura satisfacción tuvieran que verse atenuados por culpa de nuestra situación, porque me moría por escuchar a Kara gritar a pleno pulmón, mientras se retuerce de placer con mis embistes.

Un buen rato después de sexo descontrolado y mucho sudor cubriendo nuestros cuerpos, sentí que Kara estaba al borde del orgasmo. Sus paredes empezaron a estrecharse contra mi miembro y cada vez me costaba más ingresar por completo dentro de ella.

Pero no desistí en mi empeño y traté de mantener el ritmo, esforzándome por darle el máximo placer hasta el final. Continué impulsándome dentro de ella al tiempo qué sujetaba a Kara por las caderas para arrastrarla hacia mí y forzar la penetración. Estaba muy apretada y la fricción que mi erección provocaba en su interior me hizo enloquecer tanto qué acabé follándomela como una salvaje.

Y recé para que no tuviera planes el fin de semana, pues después de esta noche de seguro que por la mañana no podrá ni moverse de la cama.

Pero ella me lo pidió, quería que la follase duro y ahora debía atenerse a las consecuencias.

Cuando la sentí tensarse, gimiendo con fuerza contra la almohada sonreí satisfecha. Kara había llegado al orgasmo, así qué era mi momento.

Me salí de ella hasta la mitad y volví a penetrarla de una, con fuerza, golpeando contra su fondo. Repetí ese movimiento varias veces más, recreándome hasta el final.

Cuando no pude contener más mis ganas de venirme, me salí rápidamente para culminar donde yo quería. Volteé a Kara, mientras me quitaba el condón, y me derramé sobre sus pechos.

Kara me miró, exhausta, y yo me permití deleitarme viendo como mi orgasmo caliente se deslizaba por su piel. Me incliné y lamí sus pezones, empapados de mi semen, y luego me tumbé junto a ella, con la respiración aún agitada. Arrastré la sábana y empecé a limpiar sus pechos con mucha delicadeza.

-Lena: ¿Qué tal estuvo? - pregunté, cuando terminé- ¿Disfrutaste?

-Kara: Me agotaste, Lena - jadeó- Nunca podré olvidar esta noche

Sonreí orgullosa y la abracé. Aún teníamos tiempo, así que le pedí que se quedara un rato conmigo, mientras recuperábamos el aliento. Kara cerró los ojos y yo me quedé mirándola, tratando de memorizar cada detalle de su rostro.

Acaricié su mejilla y me acerqué para depositarle un delicado beso.

-Lena: Te amo, Kara Danvers - susurré. Ella abrió los ojos, mirándome tímida y yo sonreí.

-Kara: ¿De verdad me amas?

-Lena: Sí... Y, aunque sé que es mucho pedirte e incluso egoísta por mi parte, quiero que me esperes - dije, mirándola fijamente- Sé qué los próximos meses serán muy difíciles para mí, al no tenerte cerca. Pero saber que tú estarás esperándome fuera me dará fuerzas para sobrellevarlo. Y me alentará para esforzarme cada día para poder salir lo antes posible de aquí.

-Kara: Yo también te amo, Lena - dijo, con la voz temblorosa.

Y su confesión me llegó directa al corazón. Traté de no emocionarme, pero estaba tan sensible que no pude contener las lágrimas.

-Lena: Voy a echarte tanto de menos... - sollocé- Ojalá esta noche fuera eterna y tú no tuvieras que irte nunca de mi lado

-Kara: Lena, escúchame. No voy a permitir que esto nos separe. No pienso abandonarte. No después de saber qué tú también me amas - dijo, secando mis lágrimas - Si tengo que marcharme te estaré esperando fuera. Te lo prometo. Habrá más noches como esta e incluso mejores

-Lena: ¿Y si conoces a alguien?

-Kara: No tengo intención de conocer a nadie. ¿Cómo se te ocurre? - Se quejó con una sonrisa- Acabo de confesarte lo que siento por ti. Y, además, ya no creo que sea capaz de vivir sin ti. Así qué voy a pedirte que sigas esforzándote. Los informes médicos serán tu billete hacia la libertad, Lena.

-Lena: ¿Tú crees?

-Kara: No lo creo, estoy segura de ello. Yo misma redactaré un informe y se lo haré llegar a la Dra. Quinzel, para que quede constancia de tus avances. Y, si sigues haciéndolo tan bien como hasta ahora, estoy segura de que saldrás muy pronto de aquí

-Lena: Ojalá tengas razón y esto sirva para acelerar el proceso

-Kara: Confía en mí, servirá

Kara miró el reloj y supe que era la hora de despedirnos. Me quedé mirando todos los condones que nos habían sobrado. Al final solo utilizamos un par, pero no me importó. Si bien nuestra primera toma de contacto había sido un auténtico desastre por mi culpa, está claro qué lo compensé con creces en nuestro encuentro final.

Miré a Kara, que se levantó para vestirse y, por su forma de caminar, supe qué también había superado sus expectativas y qué quedó tan satisfecha como yo.

Sonreí, sin poder evitarlo.

-Kara: ¿Por qué sonríes?

-Lena: Por nada. Es solo que sospecho qué vas a recordarme durante todo el fin de semana

-Kara: ¿Sospechas? Porque yo estoy casi segura de que no podré ni levantarme de la cama cuando amanezca por la mañana

-Lena: Bueno, tómatelo con calma - sonreí, mientras yo también empezaba a vestirme- Solo espero que para el lunes estés recuperada. Porque vendrás a trabajar ¿No?

-Kara: Claro. Debo aparentar normalidad hasta que hable con mi jefa. Luego de eso... bueno, ambas sabemos lo que pasará - dijo, con resignación- Ojalá hubieramos sido más cuidadosas y no tuvieramos que vernos en esta tesitura - suspiró, lamentándose- Ojalá no tuvieramos que separarnos ahora qué...

-Lena: ¿Ahora qué nos hemos confesado nuestro amor? - interrumpí. Me levanté de la cama y la rodeé por la cintura- Kara, no importa lo que pase. Para mi es suficiente con saber que me correspondes y que estarás esperando por mí. Así que no importa lo que tardemos en volver a vernos, porque sé que cuando lo hagamos, cuando volvamos a estar juntas, podremos darnos la oportunidad de intentarlo y de vivir libremente nuestro amor, sin tener que escondernos nunca más.

-Kara: Lo sé. Pero es tan injusto que tengamos que esperar... - sollozó.

-Lena: Todo irá bien, confía en mí. Tú solo espérame y te prometo qué haré que merezca la pena. Te aseguro que recuperaremos el tiempo perdido - dije, abrazándola.

-Kara: Vale - dijo, limpiándose las lágrimas- No quiero irme, pero...

-Lena: Lo sé. Espero verte el lunes

-Kara: ¿El lunes?

-Lena: Sí. Si al final tienes que irte me gustaría despedirme. Si tengo otra oportunidad para besarte una vez más, quiero poder hacerlo. Así que, por favor, pase lo que pase el lunes, ven a verme. Te estaré esperando

-Kara: Está bien, lo haré - dijo, besándome- Qué tengas dulces sueños, Lena

-Lena: Descuida, los tendré. Qué pases buena noche, Kara - dije, devolviéndole el beso.

Kara terminó de vestirse, recogió los condones que habían sobrado y se los guardó de nuevo en los bolsillos. Luego se acercó a la puerta y se giró para echarme un último vistazo antes de irse. Ambas nos quedamos mirándonos un instante. En silencio. En ese momento sobraban las palabras. Yo le dediqué un guiño y ella me sonrió de costado. Después se volvió hacia la puerta y se fue.

Suspiré, tumbándome en la cama y me acurruqué, envolviendo mi cuerpo con las sábanas impregnadas de nuestro aroma. Cerré los ojos y me dormí, pensando en Kara.

****

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro