15- Dudas
Lunes, 26 de octubre de 2020
KARA
Salí del coche y me dirigí a la prisión. Hoy tenía que visitar a Alicia. Aunque la visita sería breve, porque me moría de ganas de volver a encontrarme con Lena para saber que tal había pasado el fin de semana. Pasé los controles de seguridad, fui a mi taquilla a por mi bata y mi credencial y caminé hasta máxima seguridad. Alicia estaba caminando de un lado a otro, sumergida en sus pensamientos, como la primera vez que nos encontramos.
-Kara: Buenos días ¿Alicia?
-Alicia: ¡Muy bien! – dijo, haciendo una reverencia- Parece que por fin entró en razón
-Kara: Bueno, la última vez que hablé con usted me dejó claro qué no es Beth Kane. Así que no veo por qué debo seguir llamándola así
-Alicia: Me alegro de que lo haya comprendido. ¿Qué le pasó la semana pasada? ¿Por qué no vino? No estará asustada de mí... - dijo, acercándose a la pared de vidrio
-Kara: No -Mentí. Pero sabía que aquí fuera estaba a salvo- Necesito hacerle una pregunta, es sobre Kane
-Alicia: ¿Qué quiere saber sobre ella?
-Kara: Según me contó, usted fue quién la mató ¿es así?
-Alicia: Sí
-Kara: ¿Y cómo lo hizo?
-Alicia: Con el poder de la mente – dijo, señalando su sien con un dedo- Ella era débil...
-Kara: Explíquese
Durante un rato, Alicia me contó cómo empezó a meterse en la cabeza de Beth, haciéndose con el control de su consciencia cada vez por más tiempo. Hasta que finalmente consiguió quedarse de forma permanente.
Esa mujer me tenía completamente impresionada. En mis años de profesión nunca conocí qué una personalidad pudiera adueñarse de la consciencia de alguien de tal forma que hiciera desaparecer a la personalidad original, en este caso Beth Kane. Era un caso extraordinario y estaba decidida a seguir indagando.
Estuve haciéndole algunas preguntas más y, cuando conseguí todas las respuestas que necesitaba, me despedí de ella, salí de máxima seguridad y me dirigí a la habitación de Lena.
-Kara: Buenos días, Luthor – dije, en voz alta. Debía parecer profesional.
-Lena: Hola
Me di cuenta de que su mano derecha estaba vendada. Me preocupé, acercándome a ella.
-Kara: Eh... ¿Está bien? – dije, sujetando su mano- ¿Qué te ha pasado?
-Lena: Sí. Es solo que no me gustaba esa pared de allí – dijo, señalando en tono de broma
-Kara: Enserio, Lena - susurré- ¿Qué ha pasado? ¿Estás bien...?
Lena me miró, a escasos centímetros de mi boca. Sentí el impulso de besarla, pero alguien podría vernos así que me contuve, apartándome ligeramente de ella.
-Lena: Me enfurecí, y golpeé la pared
-Kara: Pero ¿Qué pasó...?
-Lena: Mi hermana Sam vino a verme. Su marido la maltrata. Maldito miserable...
-Kara: Esta bien, tranquila
-Lena: Ese hombre es un malnacido que está haciendo de su vida un infierno... - sollozó
No me gustó verla tan hundida, me hacía sentir vulnerable a ella. Sin darme cuenta acabé sujetando su mano herida, acariciándola.
-Kara: ¿Y esos cuadros? – pregunté. Intentando desviar su atención.
-Lena: Son de Ruby, mi sobrina
-Kara: Son las estaciones del año ¿verdad? – dije, levantándome y acercándome para verlos mejor
-Lena: Sí, es una cuenta atrás
-Kara: ¿Una cuenta atrás?
-Lena: Sí, empieza en otoño y, según ella, cuando vuelva a ser otoño saldré de aquí. Mi sobrina solo intenta mantenerme animada, que sea más optimista... ya sabes
-Kara: Eso es un gesto muy bonito. Además, con tus avances estoy convencida de que saldrás mucho antes de que vuelva a ser otoño
-Lena: ¿Tú crees?
-Kara: Sí
-Lena: Ojalá tengas razón y tú... estés esperándome fuera – susurró
-Kara: ¿Qué?
Eso me pilló por sorpresa. ¿Ella quería estar conmigo fuera? No sabía que contestar a eso. Apenas nos estábamos conociendo y, aunque tengo que confesar que me gustaba, no tenía ni idea de lo que pasaría en los próximos meses. Nunca había tenido una relación, excepto mi primer novio. Y no quería precipitarme, no quería que se hiciera ilusiones y que luego lo nuestro no funcionara.
-Lena: ¿Me esperarás...?
-Kara: Lena, yo no...
No sabía que decir.
-Lena: No importa. No debí... Siento habértelo preguntado
Noté desilusión en su mirada, pero no podía contestar a eso. No es que dudara de mis sentimientos por ella, estaba claro que sentía algo. Pero, por alguna razón, aún me sentía insegura.
Me sentía muy cómoda con ella entre estas cuatro paredes. Pero la idea de tener algo más allá de esta habitación me agobiaba. No podía decirle que la esperaría fuera si ni siquiera tenía claro si sería capaz de tener una relación. No es que me avergonzara de que me gustase una mujer, ni de su condición. Ni siquiera me preocupaba lo que pensaran mis hermanas o mi madre. Pero ahora mismo en lo único que podía pensar es en nosotras dejándonos llevar cada noche, en la intimidad de su habitación, ocultándonos del mundo. No era capaz de pensar más allá, no era capaz de imaginarme como sería el futuro con ella fuera de aquí.
Supongo que no estábamos en el mismo punto y pedirme que la esperase fuera fue demasiado para mí. No tenía experiencia en relaciones, y me sentía más cómoda yendo despacio, a pesar de que lo nuestro empezó con una intensidad que daba vértigo.
Pero necesitaba conocerla más y ver qué pasaba. Necesitaba tiempo, y estar segura de cuáles son mis sentimientos y sí son tan reales como los siento. Además, tampoco estaba segura de los sentimientos de Lena.
No dudaba de su interés en mí, pero quizás estaba conmigo porque era su única opción. Quizás fui la única en caer en su juego de seducción y, estando aquí encerrada, tampoco es que tuviera muchas posibilidades de tener sexo con mujeres. ¿Y sí estaba conmigo porque yo fui la única que se había rendido a sus encantos?
¿Y sí yo no era tan especial cómo me había hecho creer? Quizás Lena se comportaba así con todas las mujeres. Es una seductora nata, así que no es de extrañar qué les diga a las mujeres lo que quieren oír para llevárselas a la cama.
¿Y sí realmente no le gustaba tanto cómo me había dicho? ¿Y si solo me dijo qué le parecía perfecta para que me sintiese deseada y poder disfrutar de mí una noche más?
Pero entonces... ¿Por qué querría que la esperase fuera? De pronto empecé a sentirme muy confundida.
-Lena: ¿Estas bien...? - preguntó, acercándose a mí
-Kara: Sí, perdona. ¿Qué decías?
-Lena: Nada
Lena se acercó, empujándome contra la pared, pegando su cuerpo al mío.
-Kara: Lena...
-Lena: Necesito besarte... – susurró contra mi boca
-Kara: No es el momento
-Lena: Nadie puede vernos. Déjame que... - dijo, rozando mis labios
Pero yo me aparté, evitando el beso.
-Kara: Ahora no - dije, seria
Ella se quedó estática, en silencio, mirándome con desconcierto.
-Lena: ¿Qué te pasa?
-Kara: Lo siento, he de irme
Salí de la habitación y choqué con la Dra. Quinzel.
-Kara: Lo lamento, iba distraída
-Dra. Quinzel: No se preocupe Dra. Danvers. Qué bueno encontrármela, estaba buscándola. ¿Cómo está? ¿Qué tal con Luthor?
-Kara: Bien, estoy bien. En cuanto a Luthor, está haciendo muchos progresos y bueno, estoy contenta con los avances
Y era sincera. Lena había avanzado mucho en los últimos días. Estaba segura de que saldría más pronto de lo que ella esperaba.
De nuevo su propuesta de esperarla fuera ocupó mis pensamientos. ¿Realmente quería estar conmigo? ¿Y sí después me engañaba con otras mujeres? ¡Joder! ¿Por qué no podía dejar de ver los contras?
Intenté centrarme en la conversación con la Dra. Quinzel para dejar de darle vueltas a tantas preguntas que solo me generaban más confusión.
-Dra. Quinzel: Me alegro mucho y, ya que estoy, aprovecho para decirle que estoy cuadrando los horarios para esta semana. Así que si quiere solicitarme el turno de noche este es el momento
No tuve que pensarlo mucho. Siempre decía que sí. Pero esta vez tuve que decir que no.
No me perdonaría hacerle daño a Lena por mis dudas, así que no volvería a pasar la noche con ella hasta que tuviera claro que ambas queremos lo mismo.
-Kara: Lo lamento. Pero esta semana me gustaría descansar. Solo trabajaré en el turno de mañana. Espero que no sea un problema
-Dra. Quinzel: En absoluto Dra. Danvers. Así será. Sí necesita cualquier cosa ya sabe que puede encontrarme en mi despacho
-Kara: Gracias
Apenas se alejó por el pasillo me arrepentí de haber rechazado la oportunidad de conseguir un turno de noche. Pero tenía demasiadas preguntas sin respuesta y sabía que si acudía a ver a Lena acabaríamos teniendo sexo y después de eso las dudas seguirían ahí.
Necesitaba alejarme un poco de ella, para verlo todo con perspectiva. Me había dejado llevar demasiado rápido y, aunque no me arrepiento de nada, ahora necesitaba centrarme. Necesitaba entender que hay entre nosotras y lo que implica. Y, sobre todo, lo que significa Lena para mí.
NIA
Estaba abrazada a la taza del váter, vomitando por enésima vez. Me sentía realmente mal. Quizás debería haber hecho caso a Caitlin cuando me dijo que no me acercase a ella. Pero debo reconocer qué cuidó muy bien de mí durante todo el fin de semana. Se preocupó en todo momento porque estuviera bien y no tuvo problemas en compartir su cama conmigo. Sin duda Caitlin es la mejor amiga que podría tener, siempre tan atenta y considerada. Incluso fue muy cariñosa conmigo, y eso me gustó. Siempre es agradable tener a alguien que te cuide y se preocupe por ti.
-Caitlin: ¿Ya estás vomitando otra vez...?
-Nia: Sí...
-Caitlin: Anda ven... - dijo, acercándose a mí- No te ofendas, pero creo que necesitas una ducha...
Y tenía razón. Llevaba un par de noches sudando debido a la fiebre. Pero me sentía tan débil para ducharme qué ignoré ese detalle.
-Nia: Lo siento... pero es que no puedo ni mantenerme en pie
-Caitlin: Pues tendré que ayudarte – dijo, sujetándome por el brazo
-Nia: ¿A ducharme? Pero me verás desnuda
-Caitlin: Bueno, ¿Prefieres ducharte con la ropa puesta?
-Nia: Así aprovecho para lavarla – bromeé
-Caitlin: También puedo meterte a ti en la lavadora – dijo, riéndose
-Nia: Esta bien, prefiero que me duches. Pero no te recrees
Caitlin giró los ojos y empezó a desnudarme con cuidado. Me quitó los pantalones del pijama que me había prestado para dormir y después me quitó la camiseta.
-Caitlin: ¿Sigo? ¿O quieres bañarte en ropa interior?
Probablemente Caitlin tenía mejores cosas que hacer que estar ocupándose de mi higiene personal. Pero es un amor, no podía tener una amiga mejor. Y, aunque me daba cierto pudor mostrarme desnuda frente a ella, no tenía nada qué no hubiera visto antes.
-Nia: Esta bien, ayúdame a desabrocharme el sujetador
Después me quité las braguitas y me metí en la ducha.
-Caitlin: Espera, voy a entrar contigo. No quiero que te resbales y te caigas
Esperé y cuando Caitlin entró vi que estaba completamente desnuda.
-Nia: ¿Cait? ¿Qué haces?
-Caitlin: Ducharme contigo – dijo, como si nada
-Nia: Sí, pero... Estás...
-Caitlin: ¿Me estás mirando los pechos?
-Nia: ¿Qué? ¡No! Es decir, sí... son bonitos, así pequeños y...
-Caitlin: Gracias. Déjame qué compruebe si tienes fiebre, parece que estás delirando – dijo, tomándome la temperatura con la mano en mi frente – Ah, pues no. Parece que estás bien
Entonces abrió el grifo y dejó que el agua cayera sobre mí, mientras me sujetaba para evitar que pudiera perder el equilibrio.
Me enjaboné y lavé el cabello.
-Nia: ¿Quieres que te enjabone? – bromeé
-Caitlin: Tranquila, puedo yo sola – dijo, enjabonándose y lavándose el cabello- Déjame qué me coloque debajo del grifo para aclararme con el agua
Intenté apartarme y resbalé. Caitlin estuvo rápida sujetándome fuerte, pero nuestros cuerpos desnudos se rozaron. Y fue muy raro e incómodo.
-Nia: Lo siento... soy una torpe - dije, nerviosa
Probablemente me sonrojé. Pero Caitlin no pareció darle importancia, terminó de aclararse y me ayudó a salir de la ducha. Luego dejó que me pusiera su albornoz y ella utilizó el de Kay.
Me quedé mirándola mientras se cepillaba el cabello. Con razón los chicos estaban locos por ella, hoy había podido confirmar qué además de ser una mujer muy guapa también tenía muy buen cuerpo. Incluso no pude evitar sentirme acomplejada a su lado.
Domingo, 8 de noviembre de 2020
ALEX
Estas dos últimas semanas habían sido horribles. Intenté mantenerme fuerte por Sara y los mellizos, pero estaba llegando al límite.
No podía aguantarlo más. Laurel y Oliver se pasaban las noches llorando, así que apenas podía dormir y en comisaria había demasiado trabajo que hacer.
Me costaba mucho concentrarme en los casos y estaba empezando a sufrir mucho estrés. Por otro lado, los resultados de los análisis de sangre salieron perfectos y aproveché mi ciclo para empezar con la estimulación ovárica.
Esta mañana estuve en la clínica para inyectarme la hormona hCG y me dieron cita para la inseminación artificial. Tenía cita para mañana, para completar el procedimiento qué me dejaría embarazada. Pero de pronto no me sentía preparada.
No estaba centrada, tenía demasiadas preocupaciones. Tampoco había podido dejar de pensar en Maggie y su traslado a otra comisaria.
Había pasado un mes y no conseguía procesar que Maggie y yo ya no estábamos juntas, ni volveríamos a estarlo. Tener hijos fue lo que siempre soñé, pero estaba tan saturada con los mellizos que empecé a pensar que quizás no era tan buena idea lo de la inseminación.
Puede que no esté hecha para ser madre soltera. ¿Y sí lo mandaba todo a la mierda y buscaba a Maggie?
El llanto de Oliver me sacó de mis pensamientos, y sabía que era él porque tenía mejores pulmones que su hermana. Fui a su habitación y lo sujeté en brazos, intentando acunarlo para tranquilizarlo. Y empecé a pensar sí esta era la vida que realmente quería.
-Sara: ¿Esta bien? Le escuché llorar...
-Alex: Vete a la cama, aún es pronto – dije, casi a punto de llorar
-Sara: Eh, Alex... ¿Qué te pasa?
-Alex: Es por Maggie. Creo que no quiero una vida sin ella, Sara. Ser madre es lo que más feliz me hace, pero no creo que pueda hacerlo sin Maggie. No quiero hacerlo sin ella
-Sara: Alex, creí que lo tenías claro... ¿Por qué dudas ahora?
-Alex: No lo sé, yo...
-Sara: Trae, dame a Ollie - dijo, extendiendo los brazos para sujetarlo
-Alex: Estas dos últimas semanas han sido muy difíciles para mí. No quería preocuparte, pero desde qué el jefe Jones me contó lo de Maggie no he podido dejar de pensar en la posibilidad de ir a buscarla y hablar con ella
-Sara: Pero Maggie no quiere tener hijos. Fue la razón de vuestra ruptura
-Alex: A lo mejor yo tampoco quiero
-Sara: Alex, escúchame. Sé que estás agobiada, los mellizos te han tenido muy estresada, pero sé que quieres ser madre. No dudes de eso
-Alex: No lo sé. Ni tampoco sé por qué sigo aquí. Viviendo en tu apartamento, escondiéndome de la realidad, fingiendo que pertenezco a esta familia cuando no es así
-Sara: ¿Qué quieres decir? ¿Quieres marcharte...?
-Alex: No lo sé. Te dije que me quedaría, pero... Joder, ni siquiera sé por qué estoy haciendo esto
-Sara: Alex...
-Alex: ¿Por qué lo hice? ¿Por qué dejé escapar al amor de mi vida?
-Sara: Eh, cielo...
-Alex: Joder, cómo pude ser tan estúpida... - sollocé- No creo que pueda superarlo, no creo que pueda seguir con mi vida sin ella
Empecé a llorar pensando en lo que había perdido.
-Sara: Alex, mírame... - dijo, sujetando mis mejillas- No puedes seguir así, no puedes seguir aguantando como lo estás haciendo... Desahógate, estoy aquí...
-Alex: No puedo Sara, no puedo hundirme. Te dije que cuidaría de vosotros y...
-Sara: Alex, no somos tu responsabilidad
-Alex: ¿Qué?
-Sara: Bueno, tu misma acabas de decirlo. Esta no es tu familia. No nos debes nada
-Alex: Pero...
-Sara: Mira, no quiero que suene mal porque estoy muy agradecida por todo lo que has hecho por nosotros este tiempo. Pero no quiero ser responsable de que estés así. ¿Crees que no me he dado cuenta? Esto te supera, y tú no dejas de fingir que está todo bien, pero no lo está...
-Alex: Sara, yo...
-Sara: Alex, esta no es tu vida. Ojalá lo fuera, ojalá las cosas fueran diferentes. Pero no lo son. Y, si no estás bien, prefiero que te marches. Yo solo quiero que estés bien
-Alex: ¿Y a dónde iré? Sara, por favor... Déjame quedarme. Sois lo único que tengo
-Sara: Eso no es verdad. También tienes a tus hermanas, qué se preocupan por ti y estoy segura de que te apoyarán en esto. Sé lo mucho que necesitas el cariño de tu familia... Ellas te ayudarán a superar la ruptura y a recuperarte
-Alex: Pero es que yo no quiero superarlo. Yo quiero estar con ella, Sara. Necesito recuperarla
-Sara: Alex, no soporto verte así. Me importas y me duele que sigas haciéndote daño. Lo vuestro se acabó. Tienes que pasar página
-Alex: ¿Por qué te interesa tanto que pase página?
-Sara: ¿Qué?
-Alex: ¿Es que acaso te molesta qué quiera recuperar a Maggie?
-Sara: Sabes que no. Es solo que...
-Alex: ¿Estás celosa, verdad?
-Sara: ¿Celosa? ¿A qué viene eso, ahora?
-Alex: ¡A que perdiste tu oportunidad cuando te follaste a tu secretaria!
-Sara: ¿Otra vez con eso? Creí que lo habíamos aclarado. Me dijiste que lo habías superado, que estaba todo bien entre nosotras. Yo pensé que...
-Alex: ¿Qué? ¿Qué volveríamos a estar juntas?
-Sara: ¿Qué?
-Alex: ¿Crees que soy estúpida? ¿Qué no me he dado cuenta de lo que has estado intentando todo este tiempo con tu hospitalidad? ¿Pensabas qué caería, verdad?
-Sara: Alex, creo que estás desviándote del tema
-Alex: ¿Desviándome? Niégame qué no quieres follarme
-Sara: ¿Cómo dices?
-Alex: Niégame que no querías que te follara en la bañera la noche que diste a luz a los mellizos. Que no intentaste calentarme dejando que te acariciara los pechos, jadeando en mi oído mientras besabas mi cuello
-Sara: Alex, eso no es...
-Alex: Lastima que te pusieras de parto. Imagino que eso debió de molestarte, ¿Verdad? Porque te quedaste con las ganas
-Sara: ¡Basta ya! – gritó- No voy a permitir que me trates así. Creo que estás siendo muy injusta conmigo. Yo nunca tuve esa intención, pensé que tú estabas cómoda con eso. Nunca intentaría forzarte a hacer nada qué no quisieras
-Alex: ¿Estas insinuando qué yo también lo quería?
-Sara: Bueno, no se te veía muy incómoda, la verdad
-Alex: Eres increíble ¿Crees que todo gira entorno a ti?
-Sara: Alex, no voy a tener en cuenta todo lo que estás diciéndome porque está claro que no estás bien
-Alex: Pues claro que no estoy bien. ¡Estoy jodida Sara, muy jodida! Tengo el corazón destrozado
-Sara: Lo sé, y sé que duele... Y siempre me vas a tener aquí, para lo que necesites...
-Alex: No creo que seas la más indicada. Tú también me destrozaste el corazón ¿Recuerdas?
-Sara: Te quería Alex, y tenía miedo de lo que sentía. Te hice daño, lo sé y no hay día qué no me arrepienta de haber sido tan estúpida de dejarte escapar. Cómo bien dices, perdí mi oportunidad cuando te engañé. Pero sigo queriéndote, y quiero qué estés bien, déjame ser tu apoyo, por favor... - dijo, intentando acercarse
-Alex: ¡No! ¡No te acerques!
-Sara: Esta bien, no me acercaré. Pero habla conmigo...
-Alex: Vete Sara, quiero estar sola
-Sara: No creo que deba dejarte sola en tu estado
-Alex: ¡He dicho que te vayas! – grité
En ese momento los mellizos se despertaron, echándose a llorar.
-Sara: Joder, Alex... - dijo, acercándose a la cuna
-Alex: Lo siento Sara, no pretendía asustarles, yo... ¡joder, no sé qué cojones me pasa! Yo, lo siento... siento todo lo que te he dicho. Es que... duele, duele mucho... No pretendía pagarlo contigo, perdóname Sara...
La situación me había superado, y no sé si fue porque los mellizos empezaron a llorar, pero no pude aguantar mis lágrimas por más tiempo y empecé a llorar desconsoladamente.
Sentí que me faltaba el aire, y que no podía respirar.
-Sara: Tranquilízate, Alex - dijo, acercándose- Creo que te está dando un ataque de ansiedad. Espera, voy a traerte un vaso de agua - dijo saliendo
LENA
Kara llevaba evitándome las dos últimas semanas. Pensé qué lo nuestro había sido especial, pero quizás ella no pensaba lo mismo. Desde que intenté besarla esa mañana y me rechazó se había mostrado muy distante conmigo. Pasamos de tener sesiones diarias a sesiones en días sueltos. Nunca sabía cuándo vendría, pues aparecía días al azar. Ella se limitó a decirme que tenía otros pacientes de los que ocuparse y que no podía exigirle que centrara toda su atención en mí. Y no lo pretendía, pero no podía evitar querer pasar más tiempo con ella.
Al principio pensé que solo estaría interpretando el papel de doctora y qué estaría haciendo lo posible por aparentar que seguían existiendo los límites en nuestra relación médico-paciente. Pensé que se comportaba así para no levantar sospechas. Pero cuando tampoco vino aquella noche, ni las siguientes, empecé a preocuparme. Cómo eso no dependía de ella no le di mucha importancia al principio, esperando que en algún momento le dieran el turno de noche. Pero no ocurrió. Esperé un día, dos, tres, esperé una semana y dos, y nada, no volví a verla. Y entonces supe que no quería verme, pues en dos semanas era muy extraño que la Dra. Quinzel no le hubiera asignado ni un solo turno de noche.
Eso solo podía significar qué ella los había rechazado para no verme. Y aun no entiendo por qué. No entiendo qué pudo pasarle para que un momento tan íntimo e increíble cómo el que tuvimos aquella noche haya acabado con ella ignorándome. Realmente creí que habíamos conectado y qué podría haber algo especial entre nosotras. Pero parece que ella no pensaba lo mismo. Quizás me había vuelto a engañar, quizás solo quería divertirse conmigo. Pero la única culpable aquí era yo, por ilusionarme.
Realmente sigo sin saber qué pasó. Parecía tan dispuesta cuando se entregó a mi... ¿Y ahora? ¿Qué le habría pasado para cambiar su comportamiento de forma tan radical? No entendía nada. Esa mujer me tenía completamente descolocada.
Estaba convencida de que sentía algo por mí, de qué aquella noche confío en mí al mostrarme su cuerpo desnudo, con sus cicatrices. Ella se expuso, vulnerable, y se dejó llevar porque realmente es lo que quería. En aquel momento sentí que quería todo conmigo. Pero supongo que me equivoqué.
Observé los cuadros de Ruby y no pude evitar sentirme estúpida por haberme imaginado un futuro con Kara. Un futuro que estaba claro qué no tendríamos. Debí haberme dado cuenta de ello cuando le pregunté si me esperaría fuera y no pudo darme una respuesta. Estaba claro que quería decir que no, pero no quería hacerme daño.
Imagino que no supo cómo decirme que no sentía lo mismo por mí, que para ella solo se trataba de sexo. Y por eso ha estado ignorándome. Quizás pensó qué sí se alejaba de mí, evitándome, acabaría olvidándome de ella. Y, si es lo que pretendía, aceptaría mi derrota.
Y, aunque me habría gustado que todo fuera diferente entre nosotras, si ella no quería estar conmigo, si tenía que olvidarla... lo haría. Aunque eso me destrozase por dentro.
KARA
Estaba recuperando el aliento después de mi carrera en el parque cuando empezó a sonar mi móvil. Era Alex, así que la ignoré. Si estaba dispuesta a arreglarlo iba a necesitar algo más que una llamada para hacerlo. Sí de verdad quería solucionar las cosas conmigo no pensaba ceder hasta que se presentase en mi apartamento pidiéndome disculpas a la cara.
Las hermanas Danvers siempre fuimos muy orgullosas, y era difícil que alguna de nosotras cediera en las discusiones. Pero si de verdad le importábamos tendría que hacerlo. Alex es la que decidió marcharse con su ex hace un mes. ¡Un mes!
El móvil sonó varias veces, pero decidí ignorarlo. Cuando llegué al apartamento me metí en la ducha.
Cuando salí, tenía varias llamadas perdidas más y un mensaje de un número que no tenía agendado.
Desconocido: Soy Sara, tu hermana no está bien. Por favor, ven a mi apartamento
Y una ubicación con la dirección.
Por muy molesta que estuviera con mi hermana, saber que no estaba bien me hizo reaccionar. Así que me vestí a toda prisa y cogí las llaves del coche, saliendo de allí.
Cuando llegué al apartamento de Sara, llamé a la puerta y un niño pequeño me abrió.
-Niño: ¡Hola!
-Kara: ¿Hola?
-Sara: ¡Alex, cielo! Ven aquí... ¿Qué te he dicho de abrir la puerta?
-Alex jr. Lo siento...
-Kara: ¿Tienes un hijo? ¿Y se llama como mi hermana?
-Sara: Sí, pero no es lo que crees. No se llama así por ella
-Kara: No importa – dije, seria- ¿Qué le pasa a Alex? ¿Dónde está? – dije, entrando, sin esperar su invitación
-Sara: Está en la habitación de los mellizos, al final del pasillo a la derecha
-Kara: Gracias
Reconozco que estuve un poco seria con Sara y que apenas la miré a la cara mientras hablábamos, pero no pude evitarlo. Esa mujer hizo daño a Alex. La engañó, y nunca se lo perdonaré.
Entré en la habitación y Alex estaba sentada en el suelo con sus brazos rodeando sus piernas y la cabeza apoyada en sus rodillas, llorando.
-Sara: Lleva un rato así, no sabía que hacer...
-Kara: Está bien. ¿Puedes dejarnos a solas?
-Sara: Claro, yo... Bueno, si necesitáis algo estaré fuera
Cuando Sara salió, me incliné, arrodillándome junto a Alex.
-Kara: Alex... Soy Kara, estoy aquí
-Alex: ¿Kara?
-Kara: ¿Qué ha pasado? ¿Por qué estás así?
-Alex: Maggie...
-Kara: ¿Qué ha pasado con ella? ¿Problemas en el trabajo?
-Alex: No, ella ya no está
-Kara: ¿Cómo que no está?
-Alex: Pidió el traslado. Se fue... - dijo, llorando- Y yo solo quiero que vuelva, necesito que vuelva conmigo...
-Kara: Alex... lo vuestro se acabó. Y por una razón de peso, ya lo sabes
-Alex: No creo que pueda ser madre. No sin Maggie
-Kara: ¿Qué dices? ¡No digas tonterías! Sé lo mucho que lo deseas
-Alex: Pero no quiero tener una familia si ella no está a mi lado...
Cuando vi a mi hermana tan destrozada por Maggie me sentí fatal por haber pensado qué estaba disfrutando de su nueva familia con Sara. No sé si se habían llegado a acostar en algún momento, pero estaba claro que ambas no tenían ninguna relación.
Supongo que mi hermana sólo intentaba esconderse de su realidad. Una realidad que ahora entendía que era demasiado dolorosa para enfrentarse a ella.
-Kara: ¿Por qué no viniste a nosotras, Alex? Sabes lo mucho que Nia y yo te queremos. Te hubiéramos apoyado en todo. ¿Por qué te quedaste aquí con Sara?
-Alex: Pensé que aquí podría olvidarla, pero supongo que no puedo seguir engañándome a mí misma
-Kara: Ven aquí, Alex – dije, acercándome a ella y rodeándola con mis brazos- Te quiero... y me duele verte así. Deberías haber recurrido a mí hace mucho, sabes que habría podido ayudarte a gestionar tus emociones
Alex estaba completamente destrozada. La ruptura con Maggie la había hundido completamente.
-Sara: Lo siento, no pretendía molestar - dijo, entrando- Yo solo... estoy preocupada por Alex. ¿Se encuentra mejor...?
-Kara: Tráeme un vaso de agua, por favor – dije. Sara salió y al minuto entró con el agua, busqué una pastilla en mi bolso y se la di a Alex – Tómatela, te sentirás mejor
-Sara: ¿Qué le diste?
-Kara: Es para controlar su ansiedad, no te preocupes. Estará bien
-Sara: ¿Crees que deberíamos acostarla?
-Kara: Sí, no sería mala idea. Alex... – dije, levantándome y sujetándola por un brazo- Levántate, necesito llevarte a la cama
Alex no parecía muy colaborativa así que al final Sara me tuvo que ayudar a llevarla a la habitación de invitados, que era donde dormía ella. La tumbamos sobre el colchón y empecé a desnudarla, mientras le hacía efecto la medicación.
-Kara: Así estará más cómoda, en su estado no tardará en dormirse. Deberíamos dejarla sola para que descanse
-Sara: Gracias Kara, por venir
-Kara: Es mi hermana, haría cualquier cosa por ella. Aunque ella no haya querido tenerme en cuenta todo este tiempo – dije, aun molesta
-Sara: Lo siento... no sabía que había problemas entre vosotras. Alex y yo no hablamos sobre ello. Entre los mellizos y lo de la clínica de fertilidad no hemos hablado de mucho más últimamente...
-Kara: ¿Clínica de fertilidad?
-Sara: Sí, Alex por fin se ha decidido a quedarse embarazada. ¿No te lo ha dicho?
-Kara: No...
-Sara: Se supone qué mañana tiene cita para la inseminación. Pero no sé si aún querrá hacerlo
Las palabras de Sara me dejaron helada. Alex estaba a punto de realizar un tratamiento y ni siquiera nos había avisado. ¿En qué estaba pensando? ¿Cuándo pensaba decírnoslo?
A pesar de que me parecía una irresponsabilidad por su parte actuar de forma claramente impulsiva, si Alex había decidido ser madre me aseguraría de que mañana fuera a la clínica para el tratamiento. No iba a permitir que sus ganas de volver con Maggie la hicieran dudar sobre lo que realmente deseaba en la vida. Alex desea ser madre, y mañana me aseguraré de que cumpla su deseo.
-Kara: No, no tenía ni idea. Pero no te preocupes, yo misma la llevaré a la clínica mañana
-Sara: Gracias Kara. Yo... siento lo que pasó. Sé qué no soy de tu agrado por lo que le hice a tu hermana. Pero ya me disculpé con ella, y está todo bien. Aun así, me gustaría disculparme contigo
-Kara: ¿Conmigo?
-Sara: Sí, siento mucho todo lo que le hice sufrir a tu hermana en el pasado. De verdad, no sabes cuánto me arrepiento de lo que le hice. Ella me importa mucho y sólo quiero que sea feliz
-Kara: ¿La quieres?
-Sara: Claro que la quiero. A pesar de todo lo que pasó entre nosotras la aprecio mucho, Alex es una mujer increíble
-Kara: No me refería a eso. ¿La amas?
-Sara: ¿Qué?
-Kara: ¿Sigues enamorada de Alex?
-Sara: Kara, yo...
-Kara: Contesta, Sara. ¿Lo estás? ¿Estás enamorada de mi hermana?
-Sara: Sí...
Y su confesión no me pilló por sorpresa. Su comportamiento la delató.
-Kara: Lo sabía. Y no puedo permitir que te aproveches de ella
-Sara: Kara, yo nunca haría eso
-Kara: Sabes que es cuestión de tiempo que caiga en tus brazos y sé que tú tampoco serás capaz de evitarlo
-Sara: Kara, eso no es así, yo nunca...
-Kara: No me arriesgaré – interrumpí- Cuando Alex despierte me la llevaré conmigo y me encargaré de cuidar de ella hasta que esté mejor
-Sara: Creo que estás siendo muy injusta conmigo. Pero entiendo tus motivos. Yo solo quiero lo mejor para Alex. Así que si crees que lo mejor es que se vaya contigo, adelante. No te lo impediré
Después de cruzar un par de frases más y algunos silencios incómodos Sara se fue a atender a sus hijos y me dejó a mi sola en el sofá del salón. Aún seguía un poco nerviosa por el estado en el que me encontré a Alex y estaba muy molesta con ella por no haberme llamado antes. Estaba claro que necesitaba nuestra ayuda.
SARA
Estuve un rato con Laurel y Oliver, mirándoles mientras dormían. Noté que Kara se sentía incómoda conmigo así que preferí dejarla a solas en el salón mientras Alex se despertaba.
Alex llevaba varios días muy estresada y sabía qué me ocultaba algo. Pero no imaginaba que estaría tan mal. Cuando se derrumbó esta mañana y la intenté apoyar no me esperaba que acabase arremetiendo contra mí, diciéndome cosas qué no me merecía.
Reconozco que busqué su afecto, pero nunca quise hacerle sentir incómoda. Y la forma en la que me acusó me hizo sentir fatal. Sus reproches me hicieron daño, primero porque no me los esperaba y segundo porque en el fondo sabía que ella se sentía tan sola como yo.
Por supuesto Alex era incapaz de reconocerlo. Supongo que no quería que hubiera dudas de que podría haber traicionado a Maggie acostándose conmigo. Aunque tampoco la entendía, se supone que ya no estaban juntas. Ni siquiera hubiera sido infidelidad.
Pero sí ella lo sentía así al menos estaba agradecida con los mellizos por adelantarse. Porque sí, Alex tenía razón, me quedé con las ganas. Pero sí ella me lo iba a reprochar después, está claro que lo mejor fue que no ocurriera nada entre nosotras.
-Alex: ¿Sara?
-Sara: Alex - dije, dándome la vuelta- ¿Cómo estás...?
-Alex: Lo siento, no debí decirte todo lo que te dije
-Sara: Ya... Pero lo dijiste
-Alex: Yo...
-Sara: Tranquila, como te dije antes no te lo tendré en cuenta. Pero creo que no fuiste justa conmigo. Tú tenías tantas ganas cómo yo... Y me refiero a la noche de la bañera
-Alex: Sara...
-Sara: Tranquila, supongo que es mejor así. Solo espero que este tiempo con Kara te ayude a poner tus sentimientos en orden
-Alex: ¿Con Kara? ¿A qué te refieres?
-Sara: Quiere que te vayas con ella
-Alex: No quiero irme a ningún lado
-Sara: Yo tampoco, pero creo que deberías irte con tus hermanas
-Alex: Sara... si estás molesta conmigo, lo siento. No quiero que las cosas entre nosotras cambien por haber hablado de más. No sé por qué te dije esas cosas...
-Sara: Porque es lo que sentías. Y lo entiendo, estás confundida. Por eso creo que lo mejor es que te marches. Necesitas tiempo, y rodearte de los tuyos
-Kara: Hola Alex – dijo, entrando- ¿Te encuentras mejor?
-Alex: Sí
-Kara: Me alegro de que estés más calmada. Me tenías preocupada
-Alex: ¿Por qué quieres que me vaya contigo?
-Kara: ¿Qué?
-Alex: Sara me ha dicho que pretendes llevarme contigo. ¿Por qué?
-Kara: Porque si vuelves a sufrir un ataque de ansiedad quiero estar cerca
-Alex: No seas exagerada Kara. Solo me agobié un poco
-Kara: No, Alex. Y ahora quiero que recojas tus cosas y vengas conmigo
-Alex: ¿Y si no quiero? ¿Vas a obligarme?
-Kara: No me gustaría, pero sí tengo que hacerlo lo haré - dijo, cruzándose de brazos- Por cierto ¿cuándo pensabas decirme qué estabas planteándote inseminarte?
-Alex: ¿Qué? ¿Se lo has dicho? – preguntó, mirándome
-Sara: Lo siento, pensé que lo sabía
-Kara: Sé lo mucho que deseas ser madre, pero no consigo entender por qué no hablaste con nosotras. O con mamá
-Alex: Porque no estaba segura de hacerlo
-Kara: ¿No estabas segura? Pues para no estar segura tienes cita para mañana
-Alex: La pedí por si acaso. Pero no voy a ir
-Kara: Irás. Yo me encargaré de llevarte a la clínica
-Alex: No puedes obligarme
-Kara: Pruébame
-Sara: Tu hermana tiene razón Alex, debes hacerlo. Si no lo haces te arrepentirás
-Alex: Bueno, pues ya lo haré. Pero no ahora
-Kara: ¿Y cuándo?
-Alex: No sé, en otro momento
-Kara: ¿Otro momento? ¿De verdad quieres seguir esperando?
-Alex: ¡No sé! Pero no quiero hacerlo sí tengo dudas
-Kara: Alex... - dijo, acercándose a ella- No tienes dudas, solo estás asustada. Pero nosotras estaremos apoyándote en todo. Todo saldrá bien
-Alex: ¿De verdad?
-Kara: De verdad. Vente conmigo, por favor. Ven al apartamento con nosotras y déjanos cuidarte
-Alex: Pero... ¿y tú? – dijo, mirándome- ¿Y los mellizos?
-Sara: Tranquila, estoy agradecida por todo lo que has hecho por mí este último mes. Pero tu hermana tiene razón, es mejor que te vayas con ella. Yo estaré bien, no te preocupes
-Alex: ¿Seguro?
Miré a Kara, qué me estaba diciendo con la mirada qué dijera que sí, y lo hice. Por un lado, quería que se quedase. Pero por otro, no quería seguir complicando las cosas entre nosotras. Así que lo mejor era darle tiempo a Alex.
-Sara: Sí, seguro
-Alex: Esta bien, pero puedes llamarme para lo que necesites, y vendré a visitarte cuando pueda
-Sara: Descuida, te llamaré. Pero sólo cuando sepa que estás mejor, que espero que sea pronto
-Alex: Gracias Sara. Por todo. Y siento lo que te dije, no te lo merecías - dijo, abrazándome
NIA
Estaba terminando de preparar la comida, aunque aún no sabía si comería con Kara o sola porque cuando me desperté ella no estaba en casa. No sé a dónde fue, ni con quien porque no me dejó ninguna nota. ¿Habría quedado con el hombre misterioso?
De pronto escuché la llave en la cerradura, y vi a Kara entrar, seguida de Alex. Eso me sorprendió, pues llevábamos un mes sin verla y fue un poco inesperado tenerla aquí.
-Kara: Hola Nia – dijo, entrando- ¡Qué bien huele! Espero que haya para tres porque Alex se queda a comer
-Nia: ¿Y eso? ¿Alex, cómo es que estás aquí?
-Alex: Kara me obligó a venir
-Kara: Alex... – dijo, girando los ojos
-Alex: Pero me alegro de estar aquí. Os echaba de menos
-Nia: Pues menuda forma de demostrarlo – dije, cruzándome de brazos, fingiendo estar molesta
-Alex: Lo siento, peque. No sabía cómo gestionar mis emociones y supongo que lo más fácil fue huir de ellas
-Kara: Bueno, vamos a comer. Ya hablaremos después
Mientras comíamos no podía dejar de mirar a Alex, tenía la mirada triste. Pero me alegraba de tenerla en casa con nosotras. Noté que Kara estaba preocupada, y eso significaba que Alex estaba peor de lo que nos imaginábamos.
-Kara: Alex se quedará unos días aquí– dijo, mirándome- ¿Te importa prestarle tu habitación?
-Alex: No, no quiero ser una molestia. Puedo dormir en el sofá
-Kara: No, no vas a dormir en el sofá. A Nia no le importa dormir conmigo unos días ¿Verdad?
-Nia: No, por mí bien
Me gustaba la idea de que Alex se quedase unos días con nosotras y, aunque tendría que renunciar unos días a mi intimidad, no me importó.
-Alex: Sí no os importa, voy a acostarme un rato – dijo, cuando terminamos de comer
-Kara: Sí claro
-Nia: Te daré sábanas limpias – dije, levantándome a acompañarla. Abrí el cajón de la cómoda y se las tendí – Deja, te ayudaré a hacer la cama
-Alex: Gracias
-Nia: Me gusta que estés aquí – dije, cuando terminé de ayudarla- Bueno, si necesitas algo de nosotras estaremos fuera ¿Vale?
-Alex: Vale
Cuando Alex se acostó, cerré la puerta y salí con Kara.
-Nia: ¿Qué pasó? ¿Fuiste a buscarla?
-Kara: Sara me llamó
-Nia: ¿Sara? ¿Su Sara?
-Kara: Sí. Por lo visto la situación con Alex se descontroló y no sabía qué hacer así que me llamó. Cuando llegué estaba sufriendo un ataque de ansiedad y le tuve que dar una de mis pastillas para que se tranquilizase
-Nia: No sabía que estaba tan mal
-Kara: Pues sí, lo único que ha hecho Alex durante todo este tiempo ha sido huir de sus sentimientos. Ha intentado reprimir tanto su dolor qué ahora está incluso peor qué hace un mes
-Nia: Vaya... siento oír eso. No imaginé que estaría tan mal
-Kara: Ni yo, la verdad. Le llevará bastante tiempo recuperarse y ahora más que nunca necesita nuestro apoyo Nia. Ahora nos toca a nosotras cuidar de nuestra hermana mayor
-Nia: Cuenta con ello
Alex se pasó toda la tarde durmiendo y Kara y yo nos quedamos en el salón viendo películas.
-Kara: Mañana Alex tiene cita para la inseminación artificial – dijo, de repente
-Nia: Espera ¿Qué?
-Kara: Si, Alex ha decidido hacerlo por su cuenta. Supongo que el hecho de que Sara sea madre soltera le ha dado el empujón que necesitaba. Al final ha entendido qué no tiene por qué seguir esperando a que llegue la mujer adecuada para quedarse embarazada
-Nia: No me lo esperaba, pero me alegro mucho por ella. Además, no está sola, nos tiene a nosotras ¿Verdad?
-Kara: Verdad. Y por eso quiero que mañana la acompañemos. No me gusta tener que pedirte esto, pero ¿Podrías faltar a un par de clases?
-Nia: Sí claro, le diré a Caitlin qué me pase los apuntes
Cuando llegó la noche Alex salió para cenar con nosotras y luego nos fuimos a dormir. Mañana sería un día importante para mi hermana y, aunque aún seguía un poco en shock por la noticia, sé que es lo que más quiere en esta vida y tiene todo mi apoyo.
Lunes, 9 de noviembre de 2020
ALEX
Apenas pude dormir en toda la noche. Estuve dando vueltas durante toda la madrugada hasta que al final me venció el cansancio y pude dormir un par de horas.
Ayer fue un día muy intenso y estaba completamente agotada. Reconozco qué no me gustó la forma en la que Kara quiso traerme aquí a la fuerza. Pero después pude entender su preocupación. No había sabido nada de mí en todo un mes, salvo aquella noche que la llamé para darle la noticia sobre el nacimiento de los mellizos de Sara. Una noticia que no pareció importarle mucho, pero supongo que era normal.
Sara fue la mujer que me había separado de ellas. Una mujer con la que fantaseé tener una familia y con la que sabía que me habría acostado tarde o temprano.
Ella tenía razón, me sentía sola, vulnerable y muy falta de cariño. Pero sé que no lo hubiera hecho por las razones adecuadas y Sara no se lo merecía. Así que no quise reconocérselo. Y, aunque fui muy injusta con mis reproches, no encontré mejor forma de alejarme de ella.
Las dos últimas semanas habían sido muy estresantes para mí, por el trabajo y los bebés. Además de por las hormonas qué me había estado inyectando y que me tenían muy inestable a nivel emocional. Apenas tuve tiempo de pensar en mí, y mucho menos de pensar en mis hermanas. Así que cuando Kara vino a buscarme en el fondo me alegré, la vi preocupada por mí y eso me hizo ver que aún le importaba. Y me sentí muy estúpida por no haber confiado en ella cuando más la necesitaba.
Desperté nerviosa, pues hoy era el día en qué mi deseo de ser madre podría cumplirse. Estaba asustada, pero saber qué contaba con el apoyo de mis hermanas me ayudó a calmar mis nervios.
Me levanté y me di una ducha. Cuando terminé, me vestí y me fui a buscarlas a la habitación. Kara estaba durmiendo boca arriba y Nia estaba abrazada a ella cómo un koala. Eso me pareció muy tierno y me hizo sonreír.
-Kara: ¿Alex...? – preguntó, frotándose los ojos
-Alex: Hola
-Kara: ¿Qué hora es?
-Alex: Las nueve. Tengo cita a las once. Deberíais levantaros para desayunar y daros una ducha si queréis
-Nia: Hola Alex – dijo, bostezando
-Alex: Hola peque, si quieres ducharte el baño está libre
-Kara: Esta bien Nia, dúchate tú primero. Yo prepararé el desayuno
Nia se fue al baño y, antes de que Kara se levantase, me senté junto a ella en la cama.
-Alex: Kara yo... quería darte las gracias
-Kara: ¿Por qué?
-Alex: Por lo de ayer
-Kara: Eres mi hermana. Haría cualquier cosa por ti. ¿Qué tal dormiste?
-Alex: Regular... Pero supongo que es por los nervios
-Kara: ¿Estás asustada?
-Alex: Un poco. Si el procedimiento funciona me quedaré embarazada
-Kara: De eso se trata ¿No? – preguntó, con una sonrisa
-Alex: Ya, pero... No sé si seré capaz...
-Kara: Alex – dijo, sujetando mis manos- Todo irá bien, ya lo verás
No sé cómo lo hacía, pero Kara siempre conseguía tranquilizarme.
Cuando Nia terminó de ducharse, Kara entró al baño. Mientras tanto preparé café y tortitas. Hoy no era domingo, pero era un día especial para mí.
Desayunamos tranquilamente y luego nos fuimos a la clínica, donde tuvimos que esperar unos minutos que se me hicieron eternos.
Cuando me llamaron para acudir a la consulta mi corazón se aceleró, y noté como Kara sujetaba mi mano, para tranquilizarme.
Respiré hondo y me levanté, caminando hacia la puerta. Apenas tardé quince minutos. Fue un procedimiento sencillo, sin sedación, en el que la Dra. Sharpe simplemente me colocó un espéculo y me introdujo la muestra de semen seleccionada mediante una cánula hasta el interior del útero. Fue tan eficaz qué ni siquiera me enteré.
-Kara: ¿Ya? – preguntó, cuando salí
-Alex: Sí – dije, encogiéndome de hombros- Ha sido rápido
-Kara: ¿Cuándo sabrás si ha funcionado?
-Alex: Me dieron cita para el martes veinticuatro. Dentro de quince días. Solo espero que funcione
-Nia: Seguro que sí
Cuando salimos de la clínica mis hermanas me acompañaron a mi apartamento para ir a buscar algo de ropa. Cuando entré, ya no estaban las cajas qué Maggie dejó, así que supuse que en algún momento vino a llevárselas. También estaba la copia de sus llaves sobre la mesa y no pude evitar que se me encogiera el corazón.
Pero supongo que Sara tenía razón y debía pasar página. Sobre todo si el tratamiento funcionaba.
Me acerqué al armario y metí algo de ropa en una bolsa de viaje.
-Alex: Bueno, yo debería ir a comisaria
-Kara: ¿Segura? Quizás podrías pedirte unos días de vacaciones
-Alex: No, creo que prefiero mantenerme ocupada. De lo contrario no sé cómo voy a aguantar quince días esta incertidumbre
-Kara: Te entiendo. Bueno, ¿Quieres que te llevemos?
-Alex: No – dije, agarrando el casco- Me apetece ir en moto. Echo de menos la sensación de libertad
-Kara: Esta bien, pero ve con cuidado. Nia ¿Quieres que te acerque a la universidad?
-Nia: ¿Tengo que ir?
-Kara: Claro
-Nia: ¿Para dos clases?
-Kara: Como si es para una. Vamos, te acercaré a la universidad antes de ir al trabajo
-Nia: Vale – dijo, cruzándose de brazos, enfurruñada
Salimos a la calle, me despedí de mis hermanas y me acerqué al garaje para buscar mi moto. Me subí y conduje hasta la comisaria.
SAM
Hacía una semana que le había comprado a la Dra. Danvers la blusa que me había encargado Lena, pero no había tenido oportunidad de acercársela.
Los últimos días Morgan había estado muy pendiente de mí y no quería hacerle sospechar, así que me limité a llevar a Ruby a la escuela y hacer los recados.
El fin de semana había vuelto a viajar por negocios y en principio no volvería hasta la noche, así que después de dejar a Ruby en clase me fui a ver a Lena.
-Sam: Hola Lena
-Lena: ¡Sam! – dijo, corriendo hacia mí, abrazándome- ¿Por qué no viniste estas dos semanas? No me digas que tuviste problemas con Morgan otra vez
-Sam: Tranquila, está todo bien con Morgan. Solo es que no quise darle razones para desconfiar, ya sabes. ¿Cómo está tu mano? – dije, sujetándosela con cuidado
-Lena: Bien, ya está casi recuperada. ¿Esa es la blusa? – dijo, señalando el paquete que traía envuelto
-Sam: Claro
-Lena: ¿Seguiste mis instrucciones?
-Sam: Sí, la compré en la boutique que me dijiste. Es de un diseñador joven, que está teniendo mucho éxito en el mundo de la moda
-Lena: ¿Y cómo es? Está tan bien envuelta que no quiero estropear el papel. Descríbemela, para que pueda imaginármela
-Sam: Pues es una blusa abotonada de satén, con cuello mao con cierre de botón y abertura frontal. Es de manga larga y está rematada en puño con dos botones. Es de color rosa claro y tiene un estampado de flores sutil y delicado en tonos rosas, blancos y beige
-Lena: Vaya, casi puedo verla y me parece preciosa. ¿Crees que le gustará?
-Sam: Por supuesto, le encantará – dije, dándosela- ¿Cuándo se la darás?
-Lena: Pues no lo sé. Cuando la vea, supongo – dijo, desanimada
-Sam: Eh... ¿Va todo bien?
-Lena: No lo sé. Kara... o la Dra. Danvers, ya no sé cómo debo llamarla, está muy distante conmigo
-Sam: ¿Por qué? ¿Qué ha pasado?
-Lena: No lo sé. Pero la mañana que me lastimé la mano busqué un acercamiento con ella. Quise besarla, pero se apartó. Me dijo que no era el momento
-Sam: Quizás no lo era, estabais en una sesión
-Lena: Eso pensé. Al principio intenté no darle importancia. Pero lo volví a intentar durante estos días y siempre me rehúye
-Sam: No sé ¿Has intentado hablar con ella?
-Lena: No. Durante el día se muestra muy seria y distante. En cuanto a las noches, en estas dos últimas semanas no ha venido ninguna vez, así que tampoco he podido hablar con ella para saber qué le ocurre
-Sam: Entiendo
-Lena: No sé, es como si quisiera alejarse de mí. Empiezo a pensar que solo se estaba divirtiendo conmigo – dijo, desviando la mirada
-Sam: Lena...
-Lena: Quizás tengas razón y ella ya tenga a alguien fuera. No sé, supongo que solo fui una distracción y que nunca signifiqué nada para ella
-Sam: A lo mejor simplemente no sabe cómo gestionar sus emociones. A lo mejor no es fácil para ella aceptar lo que está sintiendo por ti. No olvides que eres su paciente, y peor aún, que estás aquí encerrada
-Lena: No sé...
-Sam: No le des más vueltas, hermanita. Tú dale tiempo, ya verás cómo vuelve a ti y podrás demostrarle lo mucho que vales – sonreí
-Lena: Eso espero
Estuve un rato hablando con Lena, intentando tranquilizarla. Hasta que empezó a hacerse tarde.
-Sam: Bueno, debo irme ya. Pero intentaré volver otro día. Puede que con Ruby
-Lena: Sí, eso me gustaría
Salí de la habitación bastante animada. No me gustaba estar tantos días sin ver a Lena. Solo esperaba que Morgan se relajase un poco y dejase de estar tan pendiente de mí para volver a disfrutar de un poco de libertad. Miré mi móvil y tenía varias llamadas perdidas suyas y eso me preocupó porque cuando no le contestaba una llamada se ponía histérico. Suspiré y alcé la vista hacia el pasillo, viéndole justo al final.
Me quedé paralizada mientras se acercaba a mí, visiblemente molesto.
-Sam: ¿Morgan? ¿Qué haces aquí?
-Morgan: ¿Qué hago yo aquí? ¡¿Qué haces tú?! – preguntó, sujetándome del brazo, bruscamente – ¡Vámonos a casa!
-Sam: ¡Suéltame! – dije, apartándome – No puedes tratarme así
-Morgan: ¿Cómo qué no? ¡Soy tu marido!
-Sam: Eso no te da ningún derecho a tratarme como te plazca
-Morgan: ¡No puedes estar aquí! ¿Lionel no te lo dejó lo suficientemente claro? No puedes visitar a esa... enferma– dijo, con asco, sujetándome aún más fuerte
-Sam: Esa enferma, como tú dices, es mi hermana
-Morgan: ¿Tu hermana? ¡Es una degenerada! Una libertina homicida
-Sam: ¡Vete al infierno, Morgan! – dije, empujándole
-Morgan: Vas a venirte conmigo ¡Maldita sea! – gritó, sujetándome de nuevo, arrastrándome con él
Intenté resistirme y de pronto sentí cómo alguien empujaba a Morgan por la espalda, haciendo que me soltase de su agarre.
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