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1- Mi rutina nocturna

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⚠️ Disclaimer ⚠️

La historia es original, de mi autoría. No se permite la copia ni su adaptación. Este drama incluye contenido adulto y explícito. 🔞 Incluye violencia doméstica y abuso sexual. Smut. Aviso: Lena G!p 🍆

¡Gracias por leer!

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Domingo, 4 de octubre de 2020

LENA

Desperté de madrugada. A la misma hora de siempre y en la misma habitación en la que me había pasado encerrada los dos últimos años. Cuatro paredes grises, sin ningún elemento decorativo, simplemente unas paredes vacías. Dicen que es para evitar distracciones, pero yo no las necesito, me basta con mi imaginación. O mis recuerdos, los cuáles son bastante explícitos.

Tengo una cama, en la que me paso prácticamente la mayor parte del tiempo, recreándome en mis fantasías. Y una pequeña ventana, con vistas a una pared de ladrillos y por la que apenas entra la luz. Sobre todo por las noches. Algo que no debería importarme, pues se supone que las noches son para dormir.

Pero yo no lo hago. Podría decir que padezco de insomnio. Pero en realidad son mis ganas incontrolables haciendo acto de presencia las que hacen que me despierte en plena madrugada.

Por las noches la puerta de la habitación está bloqueada, pero por la mañana la dejan abierta, permitiéndome salir. Se podría decir que tengo cierta flexibilidad para moverme, pero a mí me gusta quedarme en mi habitación.

Me encanta quedarme tumbada en mi cama, disfrutando de la sensación que me provoca la combinación de fármacos, los cuales me dejan completamente ida durante todo el día.

Así que apenas salgo para lo necesario, como para ir al aseo. Al cual, por supuesto, siempre voy escoltada por algún celador que me vigila para asegurarse de que no me toco más de lo estrictamente necesario.

Aunque tampoco hacía falta, pues las pastillas cumplen muy bien su función. Debido a la medicación me paso el día prácticamente como una zombi, apática y con mis instintos anulados. Pero, por suerte, cuando llega la noche todo eso cambia. Por las noches, mientras todos duermen, vuelvo a ser yo misma y me siento libre de hacer lo que más me apetece.

De madrugada mis instintos se despiertan y una erección crece dentro de mis pantalones. Mi miembro completamente rígido y dispuesto a ser estimulado con todo mi empeño presiona contra mi bóxer, reclamando mis atenciones. Atenciones que no se hacen esperar, pues enseguida acerco mi mano, liberándolo, y empiezo a disfrutar de su tacto en mi mano.

Para mí es el mejor momento del día. O de la noche, mejor dicho. Me despierto y comienzo a masturbarme con ganas, hasta que consigo correrme. Después vuelvo a hacerlo, una y otra vez, de manera compulsiva, hasta que dejo las sábanas empapadas de mi semen y mi miembro queda exhausto, sin posibilidad de darme un asalto más.

Es algo así como mi rutina nocturna. Una rutina sórdida pero completamente placentera qué disfruto cada noche, en la oscuridad de mi habitación.

Los días se repiten, y siempre es la misma rutina. Durante el día me tienen tan empastillada que soy incapaz de sentir mis instintos más bajos. Pero de madrugada, cuando los efectos de la medicación desaparecen, no puedo controlarme y me alivio compulsivamente. Como tratando de recuperar el tiempo perdido.

Siempre me gustó el sexo, pero reconozco que con el paso de los años el deseo sexual se intensificó cada vez más, hasta convertirse en una necesidad. Al principio no me importaba, pues tenía rollos de una noche, y podía desfogarme a gusto, sin complicaciones.

Odiaba los preliminares, me parecían una pérdida de tiempo. Y es que apenas me bastaba un roce en la entrepierna para conseguir una erección. Por eso me encantaba follar con desconocidas. Ellas nunca se preocupaban por esas tonterías. Yo siempre estaba preparada para la acción y ellas encantadas de sentir mi miembro erecto penetrándolas, sin vacilaciones. Embistiendo salvajemente hasta qué sentía que estaba a punto de correrme y me salía para hacerlo sobre sus pechos desnudos. Si, sobre sus pechos.

Era una reacción instintiva, un hábito que me encantaba repetir en cada uno de mis encuentros sexuales. Como un fetiche. Y no sólo con otras mujeres, sino también conmigo misma. Me resultaba una fantasía tan excitante que no podía evitarlo. Y sobre todo aquí, donde me habían privado del placer de hacérselo a otras mujeres.

Cuando despierto con ese deseo incontrolable me siento sobre la cama, con las piernas cruzadas, y comienzo a masturbarme con ganas hasta que siento que voy a explotar y me acomodo para eyacular sobre mis propios pechos.

Después me dejo caer de espaldas sobre la cama, cierro los ojos y recuerdo a todas aquellas mujeres a las que he tenido el placer de hacérselo, visualizando sus caras de satisfacción mientras siento cómo mi semen caliente se escurre por mi piel.

Tardé un tiempo en descubrir que mi problema era algo más que un problema. Mi necesidad de obtener gratificación sexual de manera continuada era una enfermedad, que los médicos me diagnosticaron años después. Pero mi adicción al sexo no es la única razón por la que estoy aquí.

Todo empezó cuando conocí a una mujer que me volvió loca. Su fantasía siempre había sido conocer a alguien como yo, que tuviera lo mejor de ambos sexos, así que cuando me conoció fue un flechazo.

A ella le encantaba experimentar y yo estaba dispuesta a hacerle todo lo que me pedía, y a dejarme hacer, por supuesto. Era muy activa sexualmente, aunque no tanto como yo. Pero a mí me servía porque funcionábamos muy bien en la cama.

Estuvimos juntas casi año y medio y nunca se quejó, podía ser yo misma, follando duro y ella siempre lo disfrutaba. Le encantaba gemir en voz alta y sus gritos cuando llegaba al orgasmo hacían retumbar todas las paredes de la habitación. Era la mujer perfecta. Pero yo lo estropeé.

Un día, mientras nos besábamos con pasión, la levanté a horcajadas y la empotré contra la pared, penetrándola a lo bestia. Ella se sujetó a mí, rodeándome con sus brazos y apretándome con sus piernas, y yo la empecé a embestir con ganas, mientras sentía sus uñas clavándose en mi espalda.

Después la sujeté por el cuello y apreté fuerte, oprimiendo su garganta, mientras continuaba con las embestidas, cada vez más rápidas y bruscas, hasta que ella empezó a golpearme, pidiéndome que parase. Entonces supe que no podía respirar, pero no paré.

Sentir que ella estaba al límite disparó mi excitación y no fui capaz de frenarme. Cuando quise darme cuenta estaba estrangulándola mientras la sacudía con violencia contra la pared.

Estaba a punto de terminar cuando sentí que ella dejó de oponer resistencia y entonces noté que había perdido la consciencia. La solté rápidamente pero no me dio tiempo a salirme y acabé derramándome en su interior. Después cayó al suelo, inconsciente, y me puse de rodillas junto a ella.

Traté de reanimarla, pero no reaccionaba y me asusté mucho. Llamé a emergencias, pero para cuando llegaron solo pudieron certificar su muerte. Me acusaron de violación y de homicidio imprudente.

Y, tras una evaluación psiquiátrica, acabe aquí, en una prisión de enfermos mentales.

En Kandor había personas con trastornos de todo tipo y la mayoría habían cometido delitos leves.

Yo era la única que tenía adicción al sexo y era una pena, porque de haber otra mujer dispuesta a pasar tiempo conmigo seguro que no se arrepentiría.

Me gustaba mucho buscar mi propio placer, pero también sabía cómo hacer disfrutar a otra mujer. De hecho los primeros meses que pasé aquí disfruté mucho.

La medicación anulaba mis erecciones, pero eso no significaba que no pudiera divertirme.

A menudo aprovechaba los despistes de otras internas para deslizar mis dedos en sus bragas y se los introducía, por sorpresa. Me encantaba sentir su humedad mientras sus cuerpos se tensaban al sentirme dentro.

Aunque la mayoría se lo tomaban como una violación de su intimidad y no solía acabar bien. Casi siempre se quejaban y acababan aislándome durante días. Así que al final dejé de hacerlo.

Una noche, cuando me desperté, noté una erección en mis pantalones y supe qué la medicación dejaba de hacer efecto de madrugada. Desde entonces he estado masturbándome cada noche, día tras día. Hasta hoy. Disfrutando de mi rutina nocturna.

KARA

Me detuve a coger aire y me senté unos segundos en un banco a descansar, ya no podía más.

Me encantaba correr por las mañanas hasta quedarme sin aliento, me ayudaba a liberar tensiones y empezar el día de buen humor.

Era parte de mi rutina y lo hacía todos los días, fines de semana incluidos. Después volvía a casa, me daba una ducha y me iba para el hospital.

Llevo tres años trabajando en el National City General Hospital y, aunque al principio me gustaba mi trabajo, a media que fue pasando el tiempo se volvió cada vez más aburrido.

La mayoría de los pacientes que me asignaban tenían trastornos similares. He tratado trastornos alimenticios, ansiedad, depresión, trastornos obsesivos-compulsivos... Pero nada especialmente emocionante.

Estudié medicina en la universidad y después me especialicé en enfermedades mentales. Tengo un doctorado en psiquiatría, pero a efectos prácticos hago el trabajo de un psicólogo.

Y no es que no me guste, la psicología no se me da mal. Pero siempre ansié otro tipo de pacientes: trastornos de personalidad, bipolaridad, esquizofrenia...

Necesitaba retos en mí vida y sabía que en aquel hospital nunca los tendría. Así que la semana pasada decidí dejarlo y fue cuando me ofrecieron la oportunidad que estaba buscando.

Me propusieron trabajar en Kandor, la prisión psiquiátrica de National City. Y, aunque reconozco que al principio me asustó la idea de tratar con convictos, no dejaban de ser personas con alguna enfermedad mental. Así que acepté.

Llevaba tiempo buscando un reto en mi vida así que no pude negarme.

Cuando me sentí más relajada, me levanté del banco y me fui corriendo al apartamento. Era domingo así que las chicas me estarían esperando para desayunar.

Llegué al apartamento y entré.

-Nia: ¡Hola Kara! - dijo, mientras preparaba unas tortitas

-Kara: ¿Aún no han llegado las chicas?

-Nia: No, pero estarán al caer

-Kara: Perfecto, pues voy a darme una ducha rápida. Ya salgo - dije, entrando en la habitación. Me quité la ropa y entré en la ducha.

Unos diez minutos después escuché la puerta del apartamento, así que salí de la ducha y empecé a secarme con la toalla. Me puse frente al espejo e instintivamente desvíe mi mirada. No me gustaba la imagen que se reflejaba, ni los recuerdos que me traía.

Me vestí rápidamente, y salí afuera, donde estaban Alex y Maggie.

-Maggie: ¿Qué pasa Danvers? - dijo, acercándose a abrazarme

-Alex: Hola Kara ¿Qué tal dormiste? - dijo, besándome en la mejilla

-Kara: Regular, como siempre. Pero estoy bien

-Nia: ¡Chicas! ¡Ya están las tortitas!

Nos acercamos a la mesa y nos sentamos a desayunar.

-Alex: Mañana empiezas el nuevo trabajo ¿verdad?

-Kara: Sí, estoy un poco nerviosa

-Alex: Tranquila, todo irá bien - dijo y luego se giró a mirar a Nia - ¿Y tú cómo estás hermanita? ¿Qué tal la universidad?

-Nia: Bien, ya es mi último año y cuando termine me gustaría solicitar prácticas en CatCo Magazine. ¡Ojalá me lo concedan! - dijo, entusiasmada

Nia está estudiando moda y siempre soñó con tener su propio espacio en esa revista. Tenía a Cat Grant en un pedestal, esa mujer era cómo su inspiración. Su ejemplo a seguir.

Siempre decía que todas las mujeres deberían ser cómo ella, con confianza y seguras de sí mismas. Y tenía razón, la señora Grant era el claro ejemplo del empoderamiento femenino, pues había luchado muy duro por destacar en un mundo de hombres.

-Alex: Bueno, ¿y ya tienes algún novio que deba investigar? - dijo, riéndose

-Maggie: Alex, déjala en paz

Alex es policía y se toma muy en serio su trabajo. Tanto que siempre que algún chico intenta acercarse a Nia le somete a un tercer grado. La mayoría acaban asustados y nunca volvemos a saber de ellos.

Pero a Nia eso no le importaba, ella estaba centrada en sus estudios y no le interesaban los chicos. Al menos por ahora.

Maggie es la novia de Alex y también es policía. De hecho, se conocieron en el trabajo y desde entonces no se han separado.

Llevan casi cinco años juntas y Alex lleva algún tiempo insistiendo en la posibilidad de que tengan un hijo juntas. Pero a Maggie no parece entusiasmarle la idea.

-Kara: Bueno chicas, ¿y vosotras que tal? - dije, mirando a Alex - ¿Todo bien en el trabajo?

-Alex: Sí, lo de siempre. Esta semana ha sido tranquila

-Maggie: Bueno, tranquila tampoco - interrumpió- Tendrías que haber visto a tu hermana ayer, corriendo cómo si no hubiera mañana detrás de un sospechoso que salió huyendo. Iba como loca, esquivando a personas y coches y cuando se acercó lo suficiente se lanzó sobre él, inmovilizándolo

-Kara: ¿Qué?

-Alex: Tampoco fue para tanto, pero es que Maggie lo cuenta con tanta emoción... - dijo, acercándose a besarla - En fin ¿y qué planes tenéis para hoy?

-Kara: Pues no lo sé, no había pensado en nada. ¿Qué dices tú, Nia? - dije, mirándola

-Nia: Pues podríamos ir a comer al restaurante nuevo que han abierto en el centro. Unas compañeras de la universidad me han hablado muy bien de ese sitio

-Kara: A mí me parece bien, chicas - dije, mirando a Alex y Maggie - ¿Qué decís? ¿Os apetece?

-Alex: Sí, por mi bien

-Maggie: Claro

-Kara: Pues decidido entonces. Y después, ya que estamos en el centro podríamos aprovechar para... no sé ¿ir al cine, quizás?

-Nia: Pues no sería mala idea. Además podríamos ir a ese cine que tanto te gusta en el que hay pases de películas clásicas los domingos.

-Kara: Pues sí, me gusta la idea

Cuando terminamos de desayunar salimos todas juntas a dar un paseo por el parque. Me encantaba ir allí porque podías desconectar del caos de la ciudad y me ayudaba a relajarme.

Caminamos entre los arboles hasta que llegamos a una zona despejada, en la que había césped y donde la gente solía pasar el tiempo libre, solos o en compañía.

Hacía buen día y la temperatura era perfecta así que decidimos sentarnos un rato. Alex se sentó recostándose sobre Maggie que se puso detrás, rodeándola con sus brazos, y Nia se tumbó a mi lado. Me quedé observándolas durante un rato, y parecían felices.

Nia estaba mirando hacia el cielo y seguramente estaría soñando despierta, como hacía siempre.

Ella tiene veintidós años y es la pequeña. Siempre nos hemos llevado muy bien y estábamos muy unidas. Sobre todo después de lo que pasó en Midvale.

Cuando terminé la carrera y me independicé le pedí que se viniera a vivir conmigo y aceptó. Me sentía bien teniéndola cerca porque así podía cuidar mejor de ella.

Después miré a Alex y Maggie, abrazadas, y parecían realmente felices. Ambas estaban muy enamoradas y eso se notaba.

Alex tiene treinta y dos, y es mi hermana mayor. Quizás por eso mi madre se tomó tantas molestias para que fuera a la universidad. Empezó la carrera de derecho porque era lo que siempre había querido nuestro padre, pero no le gustaba. Y al final lo dejó.

Su aspiración en la vida era ser policía, así que un día se armó de valor y dejó los estudios para matricularse en la academia de policía. Eso fue algo que no le entusiasmó demasiado a nuestra madre.

Aunque unos años después, cuando yo empecé a estudiar medicina, parece que dejó de estar molesta con Alex y empezó a centrarse más en mí.

Supongo que me convertí en su nuevo proyecto y mentiría si dijese que no sentí esa presión de no fallarle. Pero por suerte me gustaba lo que estudiaba y fue más fácil.

En cuanto a Nia, con ella no hubo problemas. Imagino que por ser la pequeña.

Cuando cumplió siete años se obsesionó con una película sobre una chica que conseguía un trabajo como asistente personal de la redactora jefe de una importante revista de moda.

Y, tres años después, cuando tenía diez años se volvió a obsesionar con otra película que estrenaron sobre una compradora compulsiva cuyo sueño era trabajar en una revista, también de moda.

Cuando terminó el instituto decidió que quería estudiar moda en la universidad. Y así lo hizo, sin que nadie cuestionase su decisión.

Echando la vista atrás era bastante obvio a lo que iba a querer dedicarse. Así que nos pareció bien y la apoyamos.

En cuanto a mí, no necesitaba mucho más. Con ver a mis hermanas felices yo era feliz.

Estuvimos hablando y riendo, y el tiempo pasó volando. Cuando quisimos darnos cuenta mi estómago comenzó a rugir, Nia me miró y soltó una carcajada.

-Nia: ¿Qué ha sido eso? ¡Parece que tienes un alien ahí dentro!

-Maggie: ¿Hay algo que quieras confesarnos, Danvers? - dijo, riendo

-Alex: Maggie, no seas mala. Venga, vámonos a comer, tenemos que asegurarnos de alimentar a ese bebé alienígena- dijo, burlándose

-Kara: No tiene gracia - dije, haciendo pucheros

Nos levantamos y nos dirigimos al restaurante, yo iba con Nia de la mano y Alex y Maggie caminaban abrazadas por detrás de nosotras.

Cuando llegamos nos acompañaron a nuestra mesa y enseguida vino un camarero a atendernos.

Durante la comida Alex volvió a preguntarme por el nuevo trabajo y estuvimos un rato hablando.

Le dije que estaba nerviosa porque no me habían explicado mucho sobre mi puesto ni tampoco me habían informado del tipo de pacientes que iba a tener que tratar.

Reconozco que los nervios se debían principalmente a que se trataba de una prisión psiquiátrica y no de un hospital común. Pero también imaginaba que habría medidas de seguridad, así que no debería preocuparme tanto.

Cuando terminamos de comer y después de una entretenida charla en la sobremesa, nos fuimos al cine. Llegamos y me frené en seco al ver la cartelera.

-Kara: ¿El mago de Oz?

-Nia: Sí, es el clásico de este domingo

-Kara: Espera ¿tú lo sabías?

-Nia: ¡Claro, lo miré por Internet! - dijo, sonriendo - Sé que estás nerviosa por el nuevo trabajo y... pensé que ver uno de tus musicales preferidos te ayudaría a distraerte

-Kara: Eres genial - dije, abrazándola

Me acerqué a la taquilla para comprar cuatro entradas. La película empezaba en media hora así que teníamos tiempo para comprar unas palomitas.

-Kara: ¿Os apetecen palomitas?

-Alex: Bueno, yo aún estoy haciendo la digestión de la comida

-Kara: ¿Y vosotras?

-Maggie: Está bien Danvers. Pídeme palomitas, las compartiré con tu hermana

-Kara: ¿Y tú, Nia?

-Nia: Claro, las compartiré contigo

-Kara: No, yo quiero palomitas para mí sola. Te pediré también para ti

-Nia: Pero... no sé si seré capaz de comérmelas todas

-Kara: No te preocupes, cuando acabe con las mías te ayudaré con las tuyas. Nunca hay suficientes palomitas

-Nia: Esta bien, si insistes... - dijo, riéndose

Compramos las palomitas y nos fuimos a la sala para ver la película. Después de casi dos horas salí de allí más animada.

Nia tenía razón, la sesión de cine me ayudó a desconectar. De hecho, estuve prácticamente toda la tarde tarareando la musiquilla de 'Follow the yellow brick road'.

Estuvimos paseando por el centro de la ciudad, hasta que anocheció.

-Alex: Bueno chicas, nosotras nos vamos ya. Maggie y yo tenemos una reunión mañana a primera hora.

-Maggie: Danvers... Pequeña Nia... ¡Nos vemos!

-Alex: Kara ¿Hablamos mañana? Y así me cuentas que tal el primer día

-Kara: Sí, lo haré - dije, dándole un beso a mi hermana - Maggie...

-Nia: Adiós chicas

-Alex: ¡Hasta mañana peque! - dijo, refiriéndose a Nia

Maggie y Alex se marcharon y nosotras nos fuimos en la dirección contraria hasta el apartamento.

Cuando llegamos Nia me preguntó si quería cenar con ella, pero preferí irme pronto a dormir. Mañana tenía que estar a primera hora y quería tener la mente despejada.

MAGGIE

Cuando llegamos al apartamento Alex se fue a la ducha y yo aproveché para preparar algo de cenar. Coloqué los platos sobre la mesa, una botella de vino y algunas velas para darle un toque romántico. Después me fui a la habitación a cambiarme de ropa y cuando salí Alex ya estaba fuera de la ducha, parada frente a la mesa.

-Maggie: ¿Te gusta...? - dije, abrazándola por detrás

-Alex: ¿Maggie? ¿Qué celebramos? ¿Acaso olvidé alguna fecha importante? - preguntó

Por su cara probablemente estaba repasando mentalmente todos los aniversarios, cumpleaños y fechas significativas en nuestra relación.

-Maggie: ¡Deja de pensar! - dije, riendo - No es ningún día especial

-Alex: ¿Entonces? ¿Y esto? - preguntó, volviendo a poner su cara de pensar

-Maggie: ¡Para ya! Y deja de buscar un motivo oculto. ¿Acaso no puedo prepararle una cena romántica a mi chica? - dije, acercándome a la mesa y sirviendo un par de copas de vino - Ten, relájate... - dije, dándole una

-Alex: Esta bien. Pero... ¿de verdad qué no celebramos nada especial?

-Maggie: Que no...

-Alex: Esta bien, te creo. Es solo que... nunca fuiste muy romántica que digamos y estoy sorprendida. Pero sí tú me dices qué no hay nada más... te creo - dijo, sonriendo

-Maggie: Simplemente me apetecía celebrar la suerte que tengo de que sigas conmigo después de casi cinco años. Sobre todo después de mis idas y venidas - dije, desviando la mirada

-Alex: Maggie... - dijo, sujetándome para que la mirase - Eres sensible, te preocupas por mí, me cuidas mucho y siempre estás ahí cuando te necesito. Eres la mujer con la que quiero estar, me haces muy feliz y no me imagino la vida sin ti

-Maggie: Alex... yo tampoco me imagino la vida sin ti. Pero no puedo evitar pensar qué estoy frenándote, que tú quieres una vida para la que yo aún no estoy preparada. Ni sé si lo estaré...

-Alex: Lo estarás, confío en que lo harás

-Maggie: Sabes que cuanto más tiempo pase más difícil será ¿verdad?

-Alex: Pues buscaremos otras opciones. Siempre hay alternativas - dijo, sujetando mis manos - Y ahora, vamos a cenar. ¡Huele demasiado bien! - dijo, sentándose

-Maggie: Espero que sepa mejor - dije, sentándome junto a ella - Pero... ¿Estas bien?

-Alex: Sí - sonrió

Nos pusimos a cenar, hablando de nuestras cosas, y cuando quisimos darnos cuenta nos habíamos bebido dos botellas de vino entre las dos.

-Alex: Espera ¿Cuándo empezamos con la segunda botella? - preguntó, confusa

-Maggie: Ni idea - dije, riéndome

-Alex: Lo siento Maggie, pero creo que está noche tendrás que buscarte a otra porque yo... - dijo, levantándose mareada

-Maggie: ¿Otra para qué? - reí - Espera, te ayudo - dije, sujetándola para llevarla hasta el sofá

-Alex: Creo que dormiré aquí. No creo que sea capaz de llegar hasta la cama

-Maggie: Alex, la cama está ahí mismo - dije, señalándola - A unos dos metros

-Alex: Maggie...

-Maggie: Lo siento, pero no vas a dormir aquí - dije, tratando de levantarla, pero Alex no hacía ningún esfuerzo y así era incapaz de hacer nada

-Alex: Es inútil, ve tú... - dijo, en tono dramático

-Maggie: Ya estabas tardando en hacer uno de tus dramas - reí - Ven conmigo, anda - dije, inclinándome sobre ella y besando su cuello, muy despacio

-Alex: Maggie... - jadeó

-Maggie: ¿Te gusta, Danvers? Pues sí vienes a la cama conmigo habrá más - dije, sonriendo pícaramente y dejándola en el sofá. Fui hacia la cama, desnudándome y tirando la ropa por el suelo - ¿Vienes...? - dije, completamente desnuda

En ese momento Alex se levantó y vino tambaleándose hacia la cama, tropezando antes de llegar y empujándome, cayendo sobre mí.

-Alex: Ya estoy aquí - dijo, con la cara en mis pechos, literalmente

-Maggie: Ya lo veo, aterrizaje perfecto - dije, riéndome

Aparté a Alex con cuidado y empecé a desnudarla para qué estuviese más cómoda. Apenas tardé un minuto, pero parece que eso fue mucho para ella, pues cuando me quise dar cuenta estaba roncando.

Bueno, al menos conseguí mi objetivo, había conseguido meter a Alex en la cama. La besé con cuidado, la arropé y me acurruqué junto a ella, quedándome dormida entre sus brazos.

NIA

Cuando noté que Kara se había dormido salí del apartamento, sin hacer ruido para no despertarla.

-William: Ya pensé que no vendrías. Ten - dijo, tendiéndome un casco

-Nia: Sabes qué siempre vengo. Solo...me retrasé un poco - dije, subiéndome en la moto con él

Después de un rato conduciendo llegamos al centro de la ciudad, aparcó la moto en la puerta de un edificio y nos bajamos.

William me llevó a una fiesta que celebraba una revista. Había buena música y personalidades relacionadas con el mundo de la moda, como empresarios, fotógrafos, modelos... El ambiente estaba muy bien.

-William: ¿Quieres beber algo?

-Nia: Sí. Pero que no lleve mucho alcohol. Mañana tengo clase

-William: Sí - dijo, alejándose

En ese momento se me acercó un chico joven, supuse que modelo, preguntándome cuales habían sido mis últimos trabajos.

-Nia: Lo lamento, pero... yo no soy modelo - reí, nerviosa

-William: Porque tu no quieres - dijo, tendiéndome la copa

-Joven: William, no sabía que venía contigo. Siento si te molesté - dijo, mirándome

-Nia: No pasa nada

- Joven: Pues es una lástima que no te dediques a esto. Eres muy atractiva

-William: ¿Ves? Él también lo piensa

William estuvo un par de minutos hablando con aquel chico. Por lo visto habían hecho algún trabajo juntos. Cuando éste se marchó William me llevó a un reservado para poder hablar más tranquilos.

-William: Bueno, ya le escuchaste... no soy el único que lo piensa

-Nia: Ya... no sé. Yo siempre quise trabajar en esto. Pero desde el otro lado, ya sabes. Nunca me imaginé...

-William: Igual estás eligiendo el lado equivocado - dijo, mostrándome su sonrisa - No pierdes nada por probar. Yo podría hacerte las fotos

-Nia: Ya, si por probar... Pero, no podría pagártelas. Sé que esas fotos son caras

-William: No te preocupes por el dinero. Seguro que lo podremos arreglar

Hacía apenas un mes que conocía a William, pero desde el primer momento me transmitió muy buenas sensaciones. Él es fotógrafo profesional y trabaja para varias revistas de National City, incluida CatCo Magazine. De hecho, le conocí allí.

Fue un día que visité la revista para informarme sobre el proceso para solicitar mis prácticas allí. La chica que tenía que atenderme tuvo que marcharse por una emergencia familiar y acabó haciéndolo William.

Cuando cruzamos miradas enseguida me fijé en sus ojos y en su sonrisa. Me pareció un hombre muy atractivo y me trató tan bien que tuve ganas de seguir conociéndole.

Ese mismo día me invitó a una sesión de fotos y después me llevó a una fiesta. Nunca me había movido por estos ambientes y me gustó mucho.

Además, William es una persona muy conocida en el mundillo y siempre le invitan a todo tipo de eventos, fiestas, galas y desfiles que se celebran en la ciudad.

A partir de ese día, siempre que tiene la oportunidad me invita a ir con él, casi siempre por las noches, para evitar las preguntas de mis hermanas. Ellas no saben nada de él y prefiero que siga siendo así, al menos de momento.

No es que este haciendo nada malo, pero William es mayor que yo y sé lo que me dirían. Además, estoy convencida de que Alex lo investigaría como si fuese un criminal y William no se merece eso.

-Nia: ¿Podrías llevarme de vuelta a casa? Es tarde... - dije, mirando el reloj - y debería dormir un poco antes de ir a clase

-William: Sí, tienes razón. Vamos - dijo, tendiéndome la mano para salir juntos de allí

Cuando llegamos al apartamento, me bajé de la moto y le devolví el casco.

-Nia: Gracias por esta noche. Y... bueno, gracias por todas las demás. Disfruto mucho del ambiente y... de la compañía - dije, sonrojándome

-William: Es un placer - dijo, acariciando mi mejilla

Cuando William se alejó, subí al apartamento y entré, intentando no hacer ruido. Pero Kara estaba despierta. Esperándome.

-Nia: ¿Kara, qué haces...?

-Kara: Que haces tú. Son las cuatro de la mañana. ¿Donde estabas?

-Nia: Yo...

-Kara: Me desperté para ir al baño y no estabas en tu habitación. Estaba preocupada

-Nia: Espera, ¿entraste en mi habitación?

-Kara: Sí... bueno, la puerta estaba entornada y simplemente me asomé. Creí que dormías y me asusté mucho cuando no te vi. ¿Dónde estabas?

-Nia: Salí con alguien

-Kara: ¿Alguien? ¿Quién?

-Nia: ¿Eso importa?

-Kara: ¿Quién, Nia? - insistió - ¿Es un chico?

-Nia: Sí. Pero... no es lo que piensas. Me invitó a una fiesta y después me trajo de vuelta

-Kara: ¿Y quién es? ¿Algún compañero de la universidad? ¿Es... tu novio?

-Nia: ¡No! William no es... bueno, no sé. Sólo nos estamos conociendo

-Kara: Esta bien, pero te gusta ¿No es así?

-Nia: Sí...

-Kara: ¿Y por qué no nos has dicho nada? ¿Por qué tienes que salir a hurtadillas en mitad de la noche?

-Nia: No lo sé, yo...

-Kara: ¿Acaso no confías en mí? ¿O en Alex?

-Nia: ¿Qué?

-Kara: Bueno, te estás viendo con alguien que parece que te gusta y estás haciéndolo a escondidas. ¿Por qué? Somos tus hermanas y creo que siempre te hemos demostrado que puedes confiar en nosotras y que estamos a tu lado, apoyándote.

-Nia: Lo sé, y lo siento. ¿Estás muy enfadada?

-Kara: No... Pero sí preocupada. No vuelvas a hacer algo así

-Nia: Lo siento. ¿Me perdonas?

-Kara: Claro. Pero mañana seguimos hablando ¿De acuerdo?

-Nia:

-Kara: Ahora vete a dormir. Voy a prepararme un vaso de leche con valeriana, a ver si consigo conciliar el sueño de nuevo

-Nia: ¿Pesadillas, otra vez?

-Kara: Sí... Últimamente las tengo con más frecuencia. Supongo que porque se acerca el aniversario de... ya sabes

-Nia: Sí...

-Kara: Bueno, que descanses

-Nia: Sí... mañana hablamos

Me fui a mi habitación. La verdad es que estaba agotada. Habían sido muchas emociones esta noche, y al menos me alegré de qué Kara no se lo tomase a mal. Ahora me sentía un poco estúpida por haber intentado ocultárselo.

Aunque bueno, aún temía la reacción de Alex. Por desgracia mi hermana mayor no era tan comprensiva. Pero, siendo justa, todo lo que hacía lo hacía porque me quería y se preocupaba por mí.

KARA

Cuando Nia se acostó me preparé la leche con la infusión y me quedé un rato en el sofá, pensando.

En unas horas estaría en mi nuevo puesto de trabajo y reconozco que estaba nerviosa.

Pero necesitaba cambios en mi vida y estaba dispuesta a aprovechar esta oportunidad.Sólo esperaba hacerlo bien y cumplir las expectativas que probablemente habían puesto en mí.

A primera hora había quedado con la jefa de psiquiatría para ponerme al día y supongo que también me asignaría a mis pacientes.

Tenía curiosidad por saber qué tipo de trastornos tendría que tratar, pues buscaba retos y esperaba encontrarlos allí.

Aunque empezar a trabajar en una prisión psiquiátrica ya se podría considerar salir de mi zona de confort.

Lunes, 5 de octubre de 2020

-Nia: Kara...

Escuché la voz de Nia y abrí los ojos.

-Kara: ¿Nia? - pregunté, confusa

-Nia: ¿Dormiste en el sofá?

-Kara: Sí, no sé... - dije, mirando a mi alrededor. En algún momento debí de quedarme dormida - Habla más bajo... - dije, quejándome - Me duele muchísimo la cabeza

-Nia: Lo siento - susurró - Tengo que irme a la universidad. Te dejé café recién hecho

-Kara: Gracias, que tengas un buen día

-Nia: Igualmente. Luego me cuentas - dijo, saliendo por la puerta

Me levanté del sofá, muy despacio y me fui directa a la ducha. Abrí el grifo, me desnudé y entré, dejando qué el agua cayese por mi cuerpo para espabilarme. Después salí, me vestí y me tomé el café.

Aún tenía tiempo, pero preferí salir del apartamento temprano para evitar que cualquier imprevisto me hiciese llegar tarde.

La puntualidad siempre fue uno de mis puntos fuertes y quería que siguiera siendo así.

Cuando llegué a Kandor unos guardias me estaban esperando para recibirme. Cruzamos por unos pasillos hasta llegar a lo que imaginé que sería el despacho de la jefa de psiquiatría, a partir de hoy también mi jefa.

-Kara: Buenos días soy...

-Mujer: Sí, Kara Danvers. La estábamos esperando. Bienvenida a Kandor, siéntese - dijo, haciéndome un gesto - Soy la doctora Harleen Quinzel

-Kara: Un placer Dra. Quinzel

-Dra. Quinzel: Muy bien, he estado revisando su historial laboral y es brillante. ¿Puedo saber por qué dejo urgencias? Siempre me resultó un trabajo de lo más excitante

-Kara: Sí. Puede parecerlo. Pero en realidad mi trabajo no era nada emocionante. Básicamente ejercía como psicóloga para pacientes con estrés post-traumático. Y luego pasaba consulta a pacientes con trastornos del sueño, alimenticios... Y no digo que no fueran importantes, pero se empezó a volver repetitivo y...

-Dra. Quinzel: ¿Aburrido?

-Kara: Sí. No me malinterprete. Yo...

-Dra. Quinzel: La entiendo. Yo también trabajé en un hospital y conozco esa sensación. Sientes qué vales para mucho más y que no están aprovechando tu potencial

-Kara: Exacto

-Dra. Quinzel: Pues no se preocupe, seguro que aquí se sentirá valorada

-Kara: Ojalá, porque acepté este trabajo buscando retos

-Dra. Quinzel: Me gusta esa actitud. Creo que nos llevaremos bien Dra. Danvers - dijo, revisando unos papeles - Sí le parece bien me gustaría asignarle tres pacientes

-Kara: Está bien

-Dra. Quinzel: Sus pacientes serán Mike Matthews, Lena Luthor y Beth 'Alice' Kane - dijo, tendiéndome los informes con el historial de los pacientes

-Kara: Espere, ¿Ha dicho Luthor? ¿De esos...Luthor?

-Dra. Quinzel: Sí, aunque lo único que le queda a esa mujer es el apellido. Sus padres la desheredaron. Toda la fortuna de Lionel y Lillian será para su hija mayor, Samantha.

-Kara: Vaya, debe ser muy duro que tu familia te haga algo así

-Dra. Quinzel: Sí. De hecho, Luthor ingresó hace dos años y lleva casi un año sin recibir ninguna visita. Sus padres no vinieron nunca, pero su hermana Samantha sí. Aunque sólo durante los primeros meses, después dejó de hacerlo

-Kara: Imagino que será difícil para ella no tener el apoyo de su familia

-Dra. Quinzel: Pues sí, pero nosotros no podemos hacer más

-Kara: Lena Luthor - dije, empezando a leer en voz alta- fue condenada a cuatro años de prisión por homicidio imprudente mientras practicaba... ¡Espere! ¿Qué? - pregunté, sorprendida

-Dra. Quinzel: Sí, mientras practicaba sexo. No se preocupe, yo reaccioné igual. Imagínese los titulares: Luthor, una adicta al sexo, es acusada de matar a una mujer mientras mantenían relaciones sexuales. Lionel trató de ocultarlo, pero el juicio fue muy mediático y eso afectó negativamente a la reputación de la familia

-Kara: Ahora entiendo qué no quieran saber nada de ella

-Dra. Quinzel: Pues sí, el homicidio ya no tiene vuelta atrás. Pero Luthor aún puede rehabilitarse de su adicción al sexo y usted está aquí para intentar conseguirlo

-Joven: Luthor es una ninfómana de mucho cuidado - dijo, un chico joven que entró sin llamar a la puerta

-Dra. Quinzel: Schott ¿qué le he dicho de entrar sin llamar?

-Joven: Lo siento, no pretendía...

-Dra. Quinzel: No se preocupe, pase. Y en cuanto a la señorita Luthor, aquí no utilizamos ese término. Ella sufre un trastorno de hipersexualidad o, como le decía a la Dra. Danvers, de una adicción al sexo

-Joven: Lo siento Dra. Quinzel - dijo, rascándose la nuca

-Dra. Quinzel: Dra. Danvers, quiero presentarle al enfermero Schott. Él se encargará de enseñarle las instalaciones. Sí tiene cualquier pregunta le responderá encantado

-Joven: ¡Hola! Encantado de conocerla Dra. Danvers. Puede llamarme Winn.

-Kara: Yo soy Kara y... puedes tutearme

Ese chico debía de tener más o menos mi edad así que me sentía más cómoda tratándonos de 'tú'.

-Winn: Encantado de conocerte Kara

-Dra. Quinzel: Hechas las presentaciones, Dra. Danvers me gustaría informarle de que hoy solo podrá visitar a Matthews y Luthor.

-Kara: ¿Y Kane?

-Dra. Quinzel: Dentro de un par de días, con suerte, podrá visitarla. Está en la zona de máxima seguridad y vamos con un poco de retraso con sus credenciales de acceso

-Kara: ¿Máxima seguridad? Creí que aquí solo había criminales con delitos leves o moderados, como mucho - dije, preocupada

-Dra. Quinzel: Y así era. Pero hace unos meses tuvimos que habilitar un área de máxima seguridad para poder aceptar un traslado especial de Arkham Asylum

-Kara: ¿Arkham?

-Dra. Quinzel: Sí, en Gotham City. Antes de mudarme a National City vivía allí y estuve trabajando en Arkham durante algunos años pero... bueno, digamos que no salió bien. Allí conocí a Bruce Wayne, uno de los benefactores de la prisión, que es quien me pidió el favor

-Kara: Entiendo

-Dra. Quinzel: Beth Kane o, como le gusta llamarse, Alicia, es su prima. Estuvo encerrada en Arkham en un par de ocasiones, pero siempre conseguía escaparse. Y no me extraña que lo hiciera porque el tiempo que pasé allí como psiquiatra me hizo enloquecer. Literalmente.

En ese momento no pude evitar pensar a qué se refería con enloquecer literalmente. Pero era mi primer día, ella era mi jefa y no me pareció muy profesional preguntarle.

-Dra. Quinzel: Al final el señor Wayne pensó que sería buena idea enviarla aquí, a National City, y alejarla de todo aquello

-Kara: Ya... ¿Y si intenta escaparse otra vez?

-Dra. Quinzel: No se preocupe, el área de máxima seguridad de Kandor está blindada. Es casi imposible que escape

-Kara: ¿Y es muy peligrosa?

-Dra. Quinzel: Sí, y no. Ya lo entenderá cuando la conozca. Enfermero Schott - dijo, mirando a Winn - enséñele a la Dra. Danvers las instalaciones y dígale en qué celdas están sus pacientes. Dra. Danvers - dijo, mirándome - Si necesita cualquier cosa ya sabe dónde estoy. Espero que disfrute de su primer día

-Kara: Muchas gracias - dije, saliendo con Winn del despacho

Caminamos por los pasillos mientras Winn me iba enseñando las instalaciones y me explicaba todo lo que necesitaba saber.

Agradecí que se tomase tantas molestias conmigo, pues así me resultaría mucho más fácil familiarizarme con todo más rápido.

Me dijo que según el protocolo tenía que referirme a los pacientes única y exclusivamente por el apellido. Me explicó que era para establecer límites en las relaciones médico-paciente y qué no nos vieran más cercanos de lo normal.

Después me advirtió sobre Matthews, diciéndome que intentase mantener las distancias con él, pues solía obsesionarse con las mujeres con facilidad.

-Kara: ¿Matthews? ¿No será adicto al sexo, también?

-Winn: No, es esquizofrénico

-Kara: ¿Esquizofrénico? - pregunté, para asegurarme de que había escuchado bien. Siempre me resultó un trastorno de lo más interesante - ¿Y cuál es su historia?

-Winn: Matthews cree que es el príncipe de un planeta llamado Daxam. No suele ser peligroso pero, como te decía, se obsesiona rápido con las mujeres. Según él es imperativo encontrar una mujer para casarse y traer un heredero que asegure el linaje real en su planeta. Así que no te extrañes si intenta coquetear contigo. Tú simplemente ignóralo.

-Kara: Esta bien saberlo, gracias. Nota mental: ignorar a Matthews - dije, riendo

-Winn: Esa de ahí - dijo, señalando - es la celda de Matthews. Justo ahí enfrente. Y la de la ninf... perdón, la adicta al sexo, está por ese pasillo. Casi al final. No tiene pérdida

-Kara: Luthor ¿Verdad? ¿Algo que deba saber sobre ella? ¿Advertencias?

-Winn: No, ninguna - dijo, riéndose - Luthor no te dará problemas. De hecho, apenas sale de su celda. Al principio lo hacía, pero tuvo muchos problemas con otras internas

-Kara: ¿Problemas?

-Winn: Sí, esto... las acosaba sexualmente - dijo, susurrando - y... bueno, era un poco incómodo. Y menos mal que sólo utilizaba sus dedos y no su...

-Kara: Ya, me lo puedo imaginar - interrumpí

-Winn: Por suerte los inhibidores mantienen sus erecciones controladas durante el día. Aunque se ve que por la noche la medicación deja de hacerle efecto y empieza a meneársela como una loca - dijo, riéndose

-Kara: ¿Cómo?

-Winn: Perdón, sé que no debería reírme de una paciente. Eso ha estado fuera de lugar

-Kara: No, no es eso... ¿Has dicho erección?

-Winn:

-Kara: Pero Luthor es... una mujer ¿No? - dije confusa, mientras buscaba su informe

-Winn: Sí... y no. Ella es...

-Kara: ¡Aquí está! - dije, señalando el papel- ¿Es intersexual? Curioso...

-Winn: Sí, cuando me enteré me sorprendió mucho. Una cosa es estudiarlo durante la carrera y otra conocer a alguien con esta condición. ¡Y qué condición! - dijo, con risa nerviosa - Bueno, ya me entenderás cuando le veas el pene - dijo, sonrojándose

-Kara: En fin, voy a hacer cómo que no escuché eso - dije, apretando los labios para no reírme. Era una profesional y debía seguir pareciéndolo.

-Winn: Lo siento - dijo, rascándose la nuca

-Kara: Por cierto Winn ¿Sabes por qué Luthor está tomando antipsicóticos? - pregunté, mientras seguía revisando su informe

-Winn: Ni idea - dijo, encogiéndose de hombros - Yo solo me encargo de preparar la medicación y asegurarme de que los pacientes se la tomen. No sé más. Pero... puedes consultárselo a la Dra. Quinzel. Seguro que ella te podrá informar mejor

-Kara: Gracias, lo haré

Winn me caía bien, parecía un buen chico y era muy agradable conmigo. Y, aunque apenas nos conocíamos, le sentí muy cercano.

Desde que la Dra. Quinzel nos presentó me causó buena impresión y mientras me enseñaba las instalaciones me hizo sentir muy cómoda. Tenía la intuición de que sería un buen compañero de trabajo.

-Kara: Muchas gracias Winn, por tomarte las molestias de enseñarme todo esto. Espero no estar interrumpiéndote de tus obligaciones

-Winn: Tranquila, no es ninguna molestia. Y no te preocupes, ahora mismo estoy en mi descanso

-Kara: Vaya, pues no deberías estar perdiendo el tiempo conmigo - dije, tímida- Deberías estar aprovechando tu tiempo libre

-Winn: No es nada, de verdad. Por cierto Kara, ¿Puedo preguntarte algo? - dijo, nervioso- Es que llevo un rato dándole vueltas y necesito salir de dudas

-Kara: Si, claro. ¿De qué se trata?

-Winn: De ti

-Kara: ¿De mí?

-Winn: Sí, ¿Eres Kara Danvers, la hija de Eliza?

-Kara: Sí... Eliza es mi madre. Pero ¿Cómo lo...? ¿Nos conocemos? - pregunté, extrañada

Juraría que no había visto a ese chico en mi vida. Me acordaría.

-Winn: ¡Lo sabía! Sabía que eras tú - dijo, con una sonrisa- Fuimos juntos al Midvale High School. Han pasado algunos años pero te reconocí nada más verte

-Kara: ¿En Midvale? Lo siento Winn. Pero... no te recuerdo - dije, intentando hacer memoria

-Winn: Sí bueno, no pasa nada. Me lo imaginé cuando no dijiste nada al verme. En aquella época pasé muy desapercibido, la verdad. Y tú también cambiaste mucho, pero te reconocí por tus gafas - sonrió

-Kara: ¿Mis gafas...?

-Winn: Sí, son las mismas que llevabas entonces. Aunque tu melena rubia y esos ojos azules también te delataron - dijo, riéndose

-Kara: Sí... - dije, haciendo un gesto para colocarme las gafas- Me las regaló mi padre y... bueno, es lo único que me queda de él... - dije, desviando la mirada, intentando mantener las formas

-Winn: Lo siento, no pretendía... - hizo una pausa- Sé lo que pasó, y que debió de ser difícil para ti... - dijo, mostrándose comprensivo

-Kara: Mucho...

-Winn: Bueno, he de volver al trabajo. Además, supongo que estarás deseando conocer a tus pacientes. Y acuérdate de no acercarte mucho a Matthews

-Kara: Descuida, mantendré las distancias con él. Muchas gracias Winn

-Winn: No hay de qué. Sí necesitas algo pregunta por mí o búscame por los pasillos ¿Vale? Siempre estoy de un lado para otro, así que nos cruzaremos mucho

-Kara: Vale

Winn se marchó corriendo. Después decidí visitar primero a Matthews, y tal y cómo me comentó Winn se creía el príncipe de Daxam y tenía un gran interés por darle un heredero a su planeta.

Desde que entré por la puerta intentó coquetear conmigo, pero gracias a las advertencias de Winn ya me lo esperaba. Y, como también me dijo, no era peligroso.

Estuve alrededor de una hora hablando con él, para conocerle un poco más y aproveché para tomar algunas notas para revisarlas después de mi turno.

Después me fui a ver a Luthor, quién sinceramente me parecía mucho más interesante.

Me acerqué a la puerta, que estaba abierta y di unos golpecitos en la pared para llamar su atención.

Ella estaba tumbada mirando al techo, distraída en sus pensamientos, pero cuando me escuchó se incorporó, sentándose sobre la cama con las piernas cruzadas.

-Kara: Buenos días Luthor, soy la Dra. Danvers

-Lena: Danvers...

-Kara: Sí, y a partir de hoy será mi paciente. ¿Le parece bien?

-Lena: Por supuesto, voy a disfrutar mucho de sus visitas

....

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