👀Doble actualización allá atrás.👀 Disfrutenlo.
🌠#nosacercamosalfinal🌠

CAPÍTULO 57.

Cristal nunca en su vida había visto el mar, algo que muchas veces no valoramos lo afortunados que somos al hacerlo. El auto se había aparcado en un pequeño bosque al inicio de la playa, y Hansel le dice que caminase mientras sacaba las cosas.

—Solo observa el mar y no mires hacia atrás —le dice.

—Pero, ¿por qué? —Hansel le depositó un beso en la frente y luego la mira a los ojos, quienes se achinaban como los de una niña pequeña.

—Confía en mí, Cristal. ¿Vale?

—¿Qué vas a hacer, Hansel?

—Shh… —La calló con un beso en la mejilla, lo cual aceleró el corazón de la muchacha—. Ahora regreso, ve. —Y con la mano en dirección al mar le da paso a Cristal hacia allá.

La muchacha siente por primera vez la arena mojada en sus pies, que con cada paso se mezclaba con la espuma que iba y venía por el mar. El viento arrasaba con sus cabellos lacios y los mandaba a volar hacia atrás. Cristal sonríe y el agua mojó sus pies, y luego sus manos, y luego la lanza al cielo respirando profundo.

—Nunca he sentido tanta libertad.

Nunca había estado tan sonriente, tan feliz como ahora. De repente unos brazos se posaron en su cintura y una respiración rozó su cuello.

—¿Te gusta? —pregunta Hansel. La muchacha sin voltearse asiente muy sonriente—. Entonces ven. —Le toma la mano derecha y le hace darse la vuelta para encontrarse con algo que la hace chillar.

—Ay, qué… Es tan... Pero ¿Cómo?

Encima de la arena Hansel había puesto una mesita y dos sillas, con platos servidos sobre ella, dos copas de vino y unas velas pequeñas. Alrededor de ello, varios pétalos de rosas esparcidos por el suelo.

Cristal estaba atónita y miraba a Hansel con ternura mientras la acompañaba a sentarse y la trataba como una princesa. Le colocó una servilleta sobre los muslos y luego se sentó el tan rápido como pudo para servirle un poco más de vino en la copa de Cristal.

—Gracias —dice ella y se llevó la copa hacia los labios. El chico no le quitaba la mirada de encima y eso la hace sentirse nerviosa.

—Salud. —Llevó su copa a la de Cristal y brindaron—. Por Cristal.

Cristal ríe. —¿Por mí?

—Por ser la chica más hermosa que pude encontrar.

Decir que Cristal estaba roja era poco. Estaba como un tomate, cosa que disimuló llevándose la copa a los labios rápidamente. Hansel también lo hace y luego fijó su mirada en la mano de la chica, como si buscara fuerzas para algo. Por fin se decide y la toma.

—Cristal…

—¿Si?

Hansel se toma su tiempo para mirarla a los ojos. —Es que… —Suspiró—, eres lo más especial que me ha pasado en mi maldita vida, Cristal. —La muchacha toma un respiro y el corazón le llega a la boca cuando Hansel se levanta y se dirige hacia ella, y aún más cuando colocó su rodilla en la arena y toma su mano—. Cristal, tú me gustas mucho —Los latidos de su corazón corrían desenfrenados—, y quería preguntarte algo.

Cristal asiente mojándose los labios y moviendo su pie, inconscientemente.

—¿Quieres… ser mi novia?  

Ahí la mente de nuestra chica hace corto circuito.

¿Me lo estará pidiendo en verdad?

¿No será un juego?

Vamos, Cristal, cuando estás nerviosa cómo piensas burradas.

Hansel la miraba mientras pensaba. —Vamos, Cristal dime algo, que me pones más nervioso de lo que estoy.

Cristal lo mira y sin poder hablar asiente. Un brillo se aparece en los ojos de él y una sonrisa en los ojos de ella.

—Si… Sí, sí, sí.

—¿Si?

Cristal asiente contenta. —Sí, Hansel.

—¡Si…! —Hansel se abalanza hacia la chica y la trató de tomar en los brazos como un bebé.

—No… ¡Hansel, detente! ¡Ay! —Y la cargó.

—¡Te amo, Cristal! Me has hecho el hombre más feliz en esta tierra. —La chica lo abraza y siente como su corazón latía desenfrenado, siente el calor de su cuello y luego ese pequeño susto al sentir una respiración sobre sus labios, la tentación de un beso, hasta que se besaron.

Sus labios se acariciaban tanto y sus lenguas exploraban cada centímetro de sí, reencontrándose.

Hansel se separó lentamente y la mira a los ojos, cuando de repente ella sonríe.

—Cada vez que sonríes, me matas, Cristal. Últimamente no paro de pensar en ti, siento unos celos tan grandes cuando te veo con otro…

—Yo también —dice ella—. Con Sabrina… yo también.

—Eso lo sé —dice Hansel cerrando los ojos.

—Estúpido arrogante —dice Cristal y Hansel vuelve a decirlo.

—Eso lo sé también.

—¡Todo lo sabes, tonto!

—Si… mi novia. —Hansel llevó a Cristal a la arena y se tiró encima de ella, atrapando su rostro entre sus manos y sus labios, sintiéndolo todo y de todo.

Las manos de Cristal no se contuvieron y caminaron por debajo de su camisa, algo que hace que Hansel zafara los botones de su vestido.

Y ahí, con la playa para ellos y la luna de testigo disfrutaron de largos momentos de placer, los dos desnudos frente al mar. ¿Quién sabe qué podría pasar?

Solo Dios lo sabe.

Cuando los chicos regresaron a casa tomados de la mano, se llevaron la verdadera sorpresa. Habían dos maletas al final de las escaleras y una sombrilla fuera de ellas.

Sabían lo que significaba:

Sabrina se marchaba.