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Capítulo 55

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🌠Capítulo sorpresa⭐
Nos acercamos a las finales.

CAPÍTULO 55.

—¡No habla, no vale!

—Pólvora, calma. Siempre te sucede lo mismo, debes tener paciencia.

—Pues no la tengo, Monsolini. No la tengo, ya vale.

El hombre se había rendido al verse totalmente derrotado al notar puntos rojos sobre su cuerpo en señal de peligro. Ahora estaban en la estación de policías tratando de hacerle hablar, pero nada había resultado.

—Inténtalo más tarde, encontrarás una manera.

Pólvora se toma una taza de café. —¿Y la chica?

—Fue con su novio de regreso a su casa, pobre niña. Ha pasado un gran susto —dice Monsolini acomodándose su abrigo y soltando un respiro.

—Buena idea la de dejarla en la puerta de su casa. Pero aun así me queda la duda: ¿Quién llamó y como lo sabía?

Karen por su parte estaba en medio de un abrazo familiar con sus padres llorando y muy asustada.

—Calma, Karen. Ya estás bien, no te sucedió nada —dice la madre acariciando su cabello—. Suerte que llegó la policía a tiempo, sino no sabría qué te hubieran hecho esos malhechores.

Su padre besó su cabeza. —Ya, mi niña. Tranquila, papá está aquí.

—No sé qué haría si la policía… —Se detuvo en seco—. Karen… ¿Cómo la policía sabía que ocurriría algo para llegar tan rápido?

James carraspeó desde atrás, después de haber presenciado toda la escena. —Yo se los dije.

—¿Tú? —Bernardo arrugó el entrecejo.

—James...

—Creo que tendré que aceptar la verdad aunque me duela tarde o temprano, pero es cierto. —Los ojos del chico se tornaron completamente rojos, no pudo aguantar y se sentó al sofá.

—¿James? —La madre de Karen no entendía nada, sin embargo su hija no desvió la mirada del chico, hasta que este alzó la cabeza para mirar a su ex novia.

—Tenías razón, Karen. Mi padre es un secuestrador.

***

Cristal y Hansel estaban tirados en la cama, tapados completamente con las colchas y viendo la televisión. Pero esperen, no era solo una película de esas que vemos para solo pasar el rato.

La habitación se inundaba en un aroma a palomitas de maíz y mantequilla, y del sonido de estas crujir. Un gran tazón estaba en los muslos de Cristal sobre la colcha. Hansel tomaba las palomitas acostándose levemente en el hombro de ella mientras la miraba con ternura.

—No sabes cuánto tiempo esperé este momento… —dice acostándose sobre sus muslos y separando el tazón.  

Cristal ríe. —Hansel…

—¿Crees que es mentira? Todas las noches que me iba a dormir te pensaba y decía. Cielos, ¿Cómo es que una chica se puede resistir tanto a mis encantos? —decía poniendo su voz más aguda y Cristal reía aún más alto tirando su cabeza hacia atrás y dado golpes con su mano—. Es en serio, nunca me había pasado.

—Tonto…

—No tires más palomitas en la cama, conejita. —Al decir eso, Cristal se percató de lo que sucedía y era cierto. Su nerviosismo hacía que al reír cayeran palomitas al colchón pues el tazón daba vuelcos.

—Pfff. Ahora son mías.

—No, son mías.

—Hansel…

—Dije que son mías.

—¿Pero por qué tuyas?

—Porque me las voy a comer primero.

—¿Ah si?

Él asiente con mucha autoconfianza.

—Veremos.

—No. ¡Cristal! —Hansel se abalanza sobre el tazón pues Cristal le llevaba ventaja—. Es mío.

—¡Chicos! —Ah, cierto, se me olvidó decirles. Sabrina estaba también en la habitación viendo la película y tirada en el suelo—. ¡Dejen el romance y cállense, que no me dejan oír!

Esto provocó risitas nerviosas en Cristal y que mirara a Hansel colorada.

—Mírame —le susurró a unos pocos centímetros de sus labios y Cristal asintió, sintiendo adrenalina. ¿Qué vas a hacer, Hansel?

El chico toma el tazón de palomitas y mira a Cristal con malicia, y luego a la cabeza de Sabrina en el borde de la cama. Alzó sus cejas, picarón.

—No —Cristal susurraba riendo y él asentía—. No, Hansel…

Hansel toma el tazón y se lo viró entero a Sabrina en la cabeza.

—¡Hansel Méndez! —gritó Sabrina con tanta fuerza que Cristal soltó una carcajada—. ¡Eres un puro infantil! Verás lo que te voy a hacer.

Se levanta con mucho trabajo del suelo sacudiéndose de las palomitas, las cuales caían de su pelo como lluvia. Cristal moría de la risa mirando el show.

Sabrina caminó enfada hacia el baño y tomó la pasta de dientes. —¡Verás lo que te voy a hacer!

—Wow, ho, ho. —Hansel se levanta de la cama provocando que Cristal también lo hiciese para ponerse sus zapatos—. Sabrina, no. Sabrina, no.

Cristal moría de la risa.

—¡Verás! —Sabrina se manda a correr hacia Cristal y Hansel.

—¡No! —Hansel coloc a Cristal como escudo.

—¡Hansel, no, que me va a embarrar a mí!

—Que pongas a Cristal como escudo no te va a salvar, Hansel Méndez. —Sabrina avanza hacia él con pasta de dientes en su dedo.

—¡Ahh! —grita Cristal protegiéndose con sus brazos cuando Hansel la suelta.

—¡Oye, no, que arde!

—Vas a ver.

Diremos la verdad. Hansel parecía el maldito hombre de las nieves con el pelo lleno de pasta.

—JA-JA-JA —Cristal no podía parar de reír y daba fuertes pisotones en el suelo, sus ojos llenos de lágrimas y la respiración nula—. ¡Ay, no respiro! ¡Ay, qué risa! —Se tiró en la cama y Sabrina también moría de la risa mirando como Hansel evaluaba su cabello blanco en el espejo. Luego se viró y causó más risas aún—. ¡Ahora eres un cepillo de dientes!

—¿Ah si, conejita? —Hansel se acercó a ella y levantó sus alarmas—. Verás lo que te voy a hacer. Verás.

—¿Qué me vas a hacer? —Hansel no dice nada y solo se mete al baño, dejando un mar de intrigas entre Cristal y Sabrina, y solo él lo podría resolver.

***

Verónica y su hija estaban pasando su primera noche juntas, Patricia normalmente dormía en su casa pero esta vez estaba en la casa Monserrat.

—Ma'. Siempre me has hablado de ti, la biblioteca, pero hay algo que no me has dicho.

—¿Qué quieres saber, Pati?

—Si Cristal... apareciera en estos momentos… tú… ¿La mantendrías encerrada de nuevo para protegerla aún más?

Wow, buena pregunta, Pati.

Verónica suspira y mira hacia el suelo pensando, mientras su hija la observa esperando una respuesta.

Verónica se aclara la garganta.

—Pati, si algo he aprendido en estos últimos tiempos es que la vida no es solo mandar y cumplir órdenes, y hacer solo lo que debes hacer. La vida se trata de ser feliz, de disfrutar los momentos, de ser tú misma, de darle los colores a este cielo gris que a veces creamos, y queramos o no, cuando más cuidamos algo más fácil se nos va de las manos. Yo cuidaba mucho a mi Cristal, pero le estaba haciendo una persona totalmente infeliz porque no tenía opinión propia ni gustos propios, le hice ser alguien que no era. —Se toma un momento—. A veces pienso que esto tenía que pasar, tenía que suceder para que yo me diera cuenta, Pati. —
Se le aguan los ojos—. Soy una ciega, una maldita ciega y ahora me arrepiento. ¿Y si no aparece? ¿Qué le podrá estar haciendo tu padre? —Suspiró.

—Ma´, va a aparecer, tranquila. Ya cambiaste y sabes hacer las cosas mucho mejor, y estoy segura que no te volverás a equivocar.

—Supongo que en estos momentos, sin mí, Cristal esté haciendo realidad su sueño de ser libre, al menos sin mí. Supongo que le está dando placer a su vida.

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