Capítulo 35
CAPÍTULO 35.
Los días pasan hasta llegar al primer mes de Verónica en este mundo.
Aún no ha obtenido ningún cliente, el señor Z cree que es mejor esperar antes de cometer alguna locura. “Problemas de dinero” decía.
En la opinión de nuestra chica, había algo raro en él, pues un día se mostraba cercano y al otro era un total desconocido. También, ¿qué ganaba con que le gustase un muchacho mujeriego? ¿Sufrir y no vivir? Había mucha razón en ello.
Como pasan días, pasan noches en vela.
—¿11? ¿Hoy tampoco vienes?
—No, 10. Sabes que él no me deja.
Y días también…
—10, ya te dije que no puedo, no me lo permite, no puedo. ¿Apoco te has percatado de que se ha mudado uno de sus guardias a la habitación del frente a vigilarme? —10 volteó la cabeza para ver un hombre sentado en una silla con los pies estirados y vigilando la puerta de Verónica como perro de casa.
Andrea se da la vuelta y mira a Verónica comprensivamente a su amiga.
—Te entiendo. —Verónica baja la cabeza—. Pero te prometo que algún día idearemos un plan para que salgas… Debes vivir.
Vivir…
Vivir…
Vivir…
Palabras que hacen eco en la mente, que no se olvidan y dan un aire de valentía.
Días que pasan, y la puerta de Verónica es tocada a media noche.
—¿Qué pasó…? —Su boca fue tapada.
—Shhh —10 miraba a todos los lados vigilando—. Esto es lo que vamos a hacer…
Por la ranura de la puerta de Verónica veía a 10 conversando con ese guardia, se veían contentos, al menos él. Todo era idea de Andrea, estaba próxima a cumplir su objetivo.
Pero dudaba que esta noche fuera la indicada, se acostó en su cama pensando en la vida de antes y la diferencia con la de ahora, no había ganado un centavo, todo era en vano.
¿Qué quería Eduard? ¿Encerrarla y esclavizarla?
Estaba muy confundida.
¿Será por su bien o será una trampa?
Hasta que unos toques se sintieron en la puerta, rápidamente.
—Verónica… —Susurraba una voz femenina.
Verónica se levanta de la cama, algo somnolienta pasándose sus manos por el rostro antes de abrir la puerta.
—¿Qué?
Andrea estaba emocionada. —Es hoy, es ahora.
—¿Ahora qué? —Mira el reloj—. Apenas son las tres de la mañana.
—Shh —silenció la chica—. Lo he conseguido, nena. Ya puedes salir.
—¿Qué has conseguido, 10? No te entien… —10 se quitó del camino para que Verónica viera lo que escondía a sus espaldas—. ¿Cómo…? —Estaba sorprendida—. ¿10, como lo hiciste?
La chica suspiró, el guardia estaba dormido o algo drogado, con la cabeza hacia atrás y la mano aguantando una botella.
—Solo conversa con ellos y dale una botella de ron con pastillas para dormir y quedará así. —Ella mira al hombre.
—Wow... ¿Cuánto tiempo llevas haciéndolo?
—Por demasiado. —Vuelve su mirada a Verónica—. ¿Nos vamos?
La puerta se cerró.
—Si, vamos.
Para correr hacia las afueras del edificio.
***
En un lugar antiguo pero aún vigente, un muchacho con aspecto de universitario se paseaba por las calles algo inquieto.
—¿Ha sabido algo de tu hermana, Esteban? —preguntó una de sus amigas de la universidad, mirándolo seriamente con una blusa de rayas azules y blancas verticales, unos lentes y unas gruesas carpetas con varias hojas blancas.
—Nada, aún. —Suspira derrotado, y se sienta en una de las escaleras de la universidad, acomodando su pantalón de tela ancha—. Ya es un mes… ¿Recuerdas cuando me lo contaron? —La muchacha baja la mirada asintiendo, dándole la razón por medio de gestos. En estos casos muchas personas no prefieren hablar, solo mirar y acompañar en el dolor.
—Lo recuerdo, sí. Salíamos de la escuela a estas mismas horas cuando la directora te llamó a su oficina… —Tragó y ordenó sus ideas—. Yo estaba contigo, y me miraste confundido. Nunca te habían llamado a detención.
—Excepto cuando llegué tarde el día de la prueba —Sonrió—, pero, nada se compara con la sorpresa que sentí. Primero asombro, no me lo podía creer, después confusión, hasta ahora estoy perdido. No tengo idea de donde esté.
—Tranquilo, Esteban. —Calmó la muchacha frotando su mano por la parte posterior de la espina dorsal de Esteban—. Algún día volverá, o si no… la policía se está encargando de eso.
El joven asintió, con las piernas abiertas y los codos sobre sus rodillas.
—Estaba en este mismo lugar cuando recibí la llamada de mi madre, llorando —Pensó sus palabras, mirando a los autos y bicicletas de muchachos felices que paseaban por las calles—, que me contaba cómo había encontrado el cuarto de Verónica desierto después de la pelea que tuvo con mi padre…
Presionó sus labios y suspiró. Estaba roto por dentro —Ojalá me hubiera quedado esa semana a estudiar en casa, estuviera más cerca de ella —Maldijo —Maldita sea —Se golpeó el muslo con su mano y apoyó su espalda y cabeza en el peldaño de arriba, mientras miraba el cielo oscuro —¿Por qué no me quedé con ella, Wendy? ¿Por qué? —De repente las manos de la chica estaban en su rostro.
—¡Hey! Hey, Esteban, mírame. —Presionó su rostro y trató de hacer que sus ojos le prestaran atención—. Mírame, Esteban. —Pudo ver como los ojos de Esteban se llenaban poco a poco de lágrimas mientras trataba de esconder su dolor—. Llorar no está mal, mostrar el dolor y dejarlo salir tampoco, entiende. —Esteban seguía con la mirada perdida—. Esteban.
El hombre restregó sus manos por sus ojos antes de tomar una gran bocanada de aire y dejarla salir de nuevo.
—Wendy… por favor, cambiemos de tema. Me hace mal recordar esa noche. Pobre de mi hermana, debe estar sufriendo de hambre.
—Ya, calma. —Se levantó Wendy del peldaño—. Dame la mano. —Ofreció su mano, a la cual fue hecho caso omiso—. Odio cuando me ignoran, Esteban. —Este la miró, luego a su mano—. Dame la mano. —Sus ojos cerrados demostraban que sabía lo que hacía. Él, un poco nervioso, se secó las lágrimas y secreciones, y le ofreció la otra mano a Wendy—. Eso…
Pronto se levantó, mirando a Wendy confundido.
<<¿De dónde había salido esta chica y su amabilidad? ¿Por qué es tan amable conmigo?>> Pensó.
—Venga, vamos. —Logró que diera el primer paso y caminara a su lado.
Al parecer, Wendy era una de esas personas escondidas o aguas mansas, que valen mucho más que las que siempre demuestran ser las mejores. Dirigió una de sus miradas al chico de su lado, sonriente y segura, como si algo que había planeado muchas veces se hiciera realidad en este preciso momento.
Lenacolorado
¡Hola mis perfectos imperfectos!
¿Cómo están ahora después de conocer aun más el pasado de Verónica? Elemental, mis queridos, elemental... jajaja. Cuénteme que opinan y qué creen que pase.
No olviden cuidarse mucho, por aquí volvimos a cuarentena de nuevo. Pronto esto se Besitosss
¡Hola soñadores!
Oigan de verdad que Verónica y su pasado este cada ves mas claro como el agua.
Oigan yo estoy extrañando a nuestra Cristal pero antes de volver a su historia hay que saber que fue lo que paso con la tía volcánica.
Aaaa dejen que les avise, muy pronto tendrán un regalito ya verán que bonito pero es sorpresa así que: shhhh
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