Capítulo 12
"Recuerda que no todos contamos con el mismo reloj de Arena"
Capítulo dedicado a Ariadna_stl por su notable participación en esta historia. Gracias🌺. Y tú, si te quieres ganar un capítulo, ya sabes qué hacer.
CAPÍTULO 12.
De noche era y Hansel terminaba de darse una ducha de agua fría. Las gotas de agua recorrían cada pedacito de su cuerpo, cada puto pedazo de su cuerpo. Su cabello estaba tan mojado que se le pegaba a los lados de la cara y la toalla fue la única que vio esa parte tan deseada: su abdomen.
¡No piensen mal, por favor!
Su toalla abrazaba su abdomen y se meneaba junto a sus piernas mientras salía del baño y se adentraba en la habitación pintada de rojo. Con las gotas de agua decorando su espalda se dejó caer sobre la cama, de espaldas, con su mirada perdida en el techo blanco del dormitorio, sus rodillas flexionadas y los pies en el suelo.
Al cerrar sus ojos de a poquito, la imagen de una chica desconocida se apareció en su mente. Una chica con un cuerpo a la medida y cabello largo tocando su cintura.
Abre los ojos.
—De nuevo esa maldita chica. ¿Quién mierda será? Por más que busque en los bares, en cualquier lugar del mundo que haya visitado nunca me he topado con ella... ¿Quién será?
Y así, se quedó pensativo con la mirada perdida en el techo de la habitación.
En la casa Monserrat, la señora se paseaba para la derecha...
—¿Dónde podrá estar?
Y para la izquierda...
—Cristal.
Para la derecha...
—¿Dónde te metiste?
Y para la izquierda...
La puerta emitió sonidos. Alguien estaba tocando, llamando la atención de Verónica quien fue corriendo a abrirla.
—¡Cristal! ¡Cristal! —Logró alcanzar el picaporte y girarlo hacia sí para abrir la puerta—. ¡Cristal! Me tenías preocuuuuu... ¿Miranda?
Es cierto, los padres de Cristal llegaron tan rápido como pudieron.
—Verónica Monserrat —le habló altamente el padre de la muchacha—. ¿Dónde-mierda-está-Cristal?
Si de muertes se trata, hoy hubo un infarto, por así decirlo. La sorpresiva presencia de los padres de Cristal en la casa dejo paralizada a Verónica.
—Por favor, ¿podrían pasar primero que todo?
Nerviosa, les cedió el paso a su hermano y cuñada para luego cerrar la puerta con un suspiro.
¿Cómo se los dirás, Verónica?
Eso ya lo veremos...
***
Cristal había sido transitada hacia una ducha, en un lugar apartada de las otras. Tenía varios frascos como: shampoo, gel de baño, acondicionador y crema de manos. Al parecer el jefe quería una chica presentable, solo le faltaba un lazo para ser un regalo literal.
Dos hombres custodiaban la puerta de la habitación de baño.
—Utiliza los útiles necesarios, el jefe quiere que estés presentable. Te vistes con la ropa que está en el pequeño armario dentro del baño.
Recordando las palabras del guardia, salió envuelta en una toalla blanca mirando la ropa que estaba en el armario. Con el ceño fruncido la tomó entre sus manos, ojeándola por todos lados.
—Es incluso peor que la ropa que me puse en la fiesta de Karen.
Suspirando la tomó y se vistió. Unas bragas y brasier rojo vino de encaje, encima un camisón de tela fina y decorada por encajes blancos, que brillaba en la oscuridad y dejaba al descubierto una parte de sus glúteos
—¿Tengo que ir así? ¿Qué tengo que hacer?
—Sal de la habitación.
Cristal tomó el picaporte y abrió un poco la puerta, observando por esta entrecerrada a los guardias.
—Ven conmigo —le dijo uno de ellos y Cristal obedeció.
Comenzó caminando por un largo pasillo, un poco oscuro e iluminado por la luz tenue. Estaba realmente asustada.
<<¿Qué me harán? ¿A dónde iré?>> Pensó.
La muchacha no logró seguir su debate por la voz del guardia.
—Entra ahí.
Le cedió el paso a un cuarto totalmente diferente al vagón donde se encontraba, pintado de rosa, con un espejo delante de una mesa de maquillaje decorado por bombillos a su alrededor. Atrás una cama hotelera, una alfombra en el suelo y una zapatera con miles de tacones.
—¿Qué debo hacer?
La muchacha estaba desorientada.
<<Regalo... regalo... regalo...>>
Retumbaba en su cabeza la misma palabra. El miedo que esta le causaba de enviaba ondas escalofriantes a su cuerpo.
<<¿Perderé mi...? No, no creo que sea eso. ¿O sí?>>
Ay Cristal, eres muy inocente. ¿No acabas de escuchar que serás un regalo para el hijo del jefe, o qué?
<<Tengo miedo.>>
—¡Gertrudis!
El hombre llamó y a su vez apareció una mujer de más o menos 35 años, vestida con pantalones cortos y un top con el número 47. Según el número, lleva tiempo aquí.
—¿Si, señor?
—Prepárela.
—Por supuesto, señor. Ven por aquí.
La mujer guió a Cristal a la silla frente al espejo.
—Siéntate.
El hombre aún estaba apoyado en el marco de la puerta.
—¿Qué miras, Diego? —Le dijo a él, al parecer ya tienen una especie de confianza.
—La muchacha fue escogida para servir al hijo del jefe por su cumpleaños.
—Oh —dijo ella sorprendida—. No sabía que fuera el cumpleaños. ¡Pero qué regalo!
—Oye, no puedes juzgar las decisiones del jefe. Si te escucha sabes que te golpeará.
—Ya estoy acostumbrada —dijo ella buscando la base del maquillaje—. Al fin y al cabo llevo 12 años aquí ¿No?
—12 años... eso es mucho. ¿Yo nunca voy a salir de aquí? —Los ojos de Cristal se nublaron.
—Cierra los ojos —ordenó la mujer y Cristal obedeció. Su cara cambiaba con cada pincelada—. Pero, ¿estás llorando? —preguntó al notar una lagrima salir de su mejilla—. No debes llorar, debes ser fuerte, nena. Corazón de hierro como digo yo
—¿Ahora conversas con la mercancía?
—Ella también es una persona, Diego. Acuérdate de ello.
—Tú siempre así, llevo años encubriéndote para que no te echen.
—¿Y por qué lo harían? —Preguntó colocándole labial rojo a Cristal—. Yo obedezco.
—Sí pero, a veces siento tanta... —Fue interrumpido.
—¡Por favor, cállate! —Calló a Diego.
Es muy valiente esa mujer.
—Vamos a soltarte el cabello y a alisarlo.
Minutos después Cristal estaba lista, tenía el corazón roto de la manera en que iba a perder su virginidad. Por suerte ella sabía algo porque cuando la tía no miraba ella visitaba páginas porno.
<<Espera, tú... ¿Cómo sabes eso?>>
Cristal, yo sé todo sobre ti.
¡Las cosas que conocemos a última hora!
Pero aún así, era mucho; apenas sabría si ese muchacho le gustaba, además de que no iba a ser tratada como una persona, sino como un juguete.
Avanzando y avanzando la guiaron a un cuarto rojo, con un gran espejo y techo blanco. La habitación estaba sola así que suponemos que debía esperar con quien sea que fuese esa persona.
—Acuéstate en la cama y espera a tu acompañante —le ordenó el hombre cerrando la puerta, a su silencio.
<<¿Qué está pasando, por Dios?>> Pensaba asustada la chica.
El señor Eduard Méndez pasó fuera de la habitación donde estaría Cristal.
—¿Ya está lista? —le preguntó al guardia.
—Sí, señor.
Respondió y abandonó el lugar, llegando al final del atenuante pasillo.
Las botas resonaban en las escaleras para avanzar al piso inferior y llegar a una puerta blanca.
Con tres toques en la puerta —Hansel... —llamó a su hijo.
El chico respondió desde la habitación. —Sí dime. ¿Qué sucede?
—¿Puedes abrir un momento la puerta?
—¿Sucede algo, padre?
—Sólo ábrela.
Se escucharon pasos decididos hacia la puerta y unas llaves abriendo el cerrojo. Desde dentro estaba a la vista un chico, con algo parecido a un pijama blanco con rayas azules verticales; la prenda superior dejaba ver sus abdominales, por falta de botones abrochados, y la inferior su bóxer.
—¿Qué pasa, padre?
—¡Feliz cumpleaños, campeón! —Un abrazo con palmadas tomó por sorpresa a su hijo—. ¿Quién diría que ya han pasado 20 años?
—Gracias, papá. El día me lo he pasado viendo la tele. —Señaló hacia adentro—. Puedes...
—Hansel —interrumpiólo Eduard—, llevo hace tiempo parte de tu regalo en mi mano.
El chico bajó su mirada observando con curiosidad lo que el vejestorio llevaba a la mano. —¿Una corbata?
—Sí.
—Padre, en serio gracias; pero sabes que...
—No, no, no, no, no —Hansel lo miró, extrañado—. Parece que no me has entendido...
—¿Entender qué? —preguntóle a su padre con el ceño fruncido.
—Quiero que te la coloques en los ojos. —El ceño se le frunció aún más.
—Papá, ya estoy muy grande para eso.
—Venga, hazlo
—¿Qué planeas?
—¡Sólo hazlo!
En un dos por tres se vendó los ojos el muy confundido. —¿Y ahora?
—Aférrate a mi hombro. —Hansel tanteaba con la mano hasta que llegó a su destino.
—Vale.
—Venga, sígueme.
Al sentir el suelo frío por el posible piso superior, fue obligado a quitarse la venda.
—Entra a la habitación, Hansel
El chico miró a sus espaldas la puerta señalada. Sospechaba lo que iba a pasar, pero aún así entró casi empujado por Eduard y la puerta fue cerrada en frente de sus narices.
—Oigan. —Tocaba la puerta—. ¿Me encerraron en esta habitación o qué? —Atacaba con sus puños a esta. De repente guardó silencio, sintiendo el ruido de su respiración; pero prestando más atención pudo persuadir de que había otra aún más fuerte a sus espaldas.
Voltéate, tonto.
Con la mirada en su hombro fue girando lentamente, su torso se colocaba de espaldas a donde estaba anteriormente, sus pies se cambiaban de posición apuntando los talones a la puerta, la mirada en el suelo y respiración profunda, no se atrevía a levantar los parpados, tenía el presentimiento de que sabía quién estaba ahí. Fue levantado la mirada poco a poco, escaneando el suelo brilloso, luego unos delicados pies inmóviles, unas piernas unidas con manos posadas sobre los muslos. Por fin pudo levantar la mirada y mirar a sus ojos, su largo cabello que caía a ambos lados de su cuerpo.
<<Yo te he visto en algún lugar>>
Esas palabras retumbaban en su cabeza.
Cristal lo miraba sorprendida, su pecho moviéndose al compás de los latidos, la boca abierta inhalando y exhalando en busca de aire.
—No puede ser.
—Por fin te veo...
¡Buenos días mis lectores! Les digo buenos días porque a pesar de tener horarios distintos, el día es el máximo esplendor, así que ¿Por qué no demostrarlo siempre? Ay Lena, tú siempre siendo tan Lena. Yo, como Cristal tengo una loca conciencia, así que nada mejor que sobrellevarla. Espero que les esté gustado esta novela, que me la imagino más de telenovela, debo decirles... Recuerden que aparte de la ficción, los personajes dejarán enseñanza en sus vidas, espero se encariñen con uno de ellos como yo lo hice.
Hasta ahora, ¿Cuál es tu personaje favorito?
Espero de todo corazón que les esté gustando, me encanta cuando me comentan ME EN-CAN-TA
Complazcame y... quizás, haya doble actualización la próxima vez. ;)
Les dejo una pregunta, el que la responda se gana un capítulo dedicado.
¿Qué es lo que le da placer a tu vida?
¡Cuídense mucho, y quédense en casa!
Se despide
Lena
Hola! Hola! queridos soñadores. Wooow hace rato no escribía eso jajajaja.
¿Que tal su día por su país, como los tiene esta etapa de pandemia?
Sinceramente yo ando algo depresiva y alterada 😅 pero bueno aquí estamos vivos aún.
En este capítulo hemos venido a agradecer a aquellas personas que hacen que nuestro libro tenga tantos comentarios, que por cierto (me los leo todos)
¡También! Hemos venido a decir que si este libro llega a los 1.80k en menos del tiempo que falta al próximo jueves habráabra capítulo doble ¡Tarán! Usted sabe que tanto Lena como yo cumplimos.
¿Entonces, a qué esperan?
Comparte este libro con amigos o familiares que también formen parte de esta hermosa familia de soñadores y perfectos imperfectos.
Sin más que decir les mando un abrazo psicológico. Bye, bye!
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