Día 01: visitando al otro
Frío.
Sí, así se sentía el chico faraón a veces y de alguna u otra forma ella se encargaba de demostrárselo.
Sin embargo, no era lo único por lo cual batallaba en mente.
Lo otro eran los desacuerdos.
Como los disgustos de la pulpo, le importaban, los tomaba demasiado en cuenta; no era fácil llegar a sus expectativas pero se conformaba con intentarlo. Quién leyera los pensamientos del moreno sabría el esfuerzo y planificación que este ponía.
En un pequeño lapso de tiempo ocurrió el día y acordó un encuentro con la villana, ella claro aceptó pensando que el mayor se dedicaría a hablar de aquella vez, aquel encuentro; el pasado.
—Bien, sí así lo quisiera.
Pero si de algo estaba seguro era de que el hecho de verla otra vez ayudaría a sacarle el estrés que guardaba. Fue parte del cimiento de su reciente actitud.
Entonces llegó la hora, Pharaoh Boy se sintió impaciente al mirarla.
Estaba de espaldas y acariciaba su cabello turquesa de tentáculos, una brisa fresca se esparció en la atmósfera.
«Es tan bonita» pensó, y no mentía, por alguna extraña razón Octobella lucía más linda que ayer.
—Buenas noches, espero que estés teniendo una buena trasnochada. —Cuando pudo tener su atención el faraón hizo una reverencia en respeto, como eran sus costumbres y la pulpo repitió la acción.
—Igualmente, ¿y qué hay?
—Mmm, no acostumbrarme a sus expresiones.
—Ahh bueno, ¿cómo estas? —Rodó los ojos.
—Más o menos, ¿que tal tú?
—A veces con sueño, pero hoy bien. —Sonrió con diversión—. ¿Quisieras venir a mi foso?
—¿No será problema que no sea del mar? ¿O algo parecido? —inquirió él.
Negó rápidamente—. Para nada, todos preguntan eso, de eso me encargo yo.
—Mmm, pues que bien.
Por consiguiente, ella lo ayudó con su poder para que pueda mantenerse estable bajo el agua. Ya en su casa, el moreno admiró los elementos que poseía, estos tendidos en su lugar respectivo. Habían recipientes, utensilios de química según él, para hacer posiones y demás. Encontró también una revista de Flora Fash: no sabía quien era.
—Que agradable vivienda. —elogió con las manos en su cetro.
—Gracias por eso. —Ella sonrió, Pharaoh Boy inconscientemente comenzó a sonreír también. Si había algo que le gustara tanto en la vida era mirada de la de tentáculos, a sus ojos era la ternura y pureza en persona. Jamás halló algo igual en la ciudad.
—¿En qué éstas pensando?
—En cosas, ya sabes, planes, personas, entorno y el mundo. —A pesar del aura que aspiraba, notó el nerviosismo en su voz y no evitó imaginar las verdaderas razones.
—Ok. —Procuró desviar su vista a las repisas—, ¿por qué no me has hablado en estos días? ¿por qué estuviste distante?
—¿Yo distante? ¿Te lo has preguntado a ti misma?
—Lo entiendo. No quise preocuparte, perdón.
—Es que no quieres darme una oportunidad. —Bajo su mano, alejando su bastón de su cuerpo y suspiró—. No me quieres cerca.
De pronto, Octobella se acercó al moreno, este se quedó quieto y terminó por envolverlo en un abrazo para ceder a sus súplicas, al igual que él cuando le dice cumplidos.
—No soy muy expresiva, chico faraón —le susurró.
—Yo tampoco. —Acarició los hombros de ella de forma cálida.
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