Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 02

«Toc Toc, el amor llegó»

🍕

—Así que… ¿cuándo me ibas a decir que decidiste poner a prueba a un joven sin consultarme antes? —cuestionó Toshinori con una amplia sonrisa asomándose en sus labios mientras veía a su amigo y socio voltear a verlo con ese semblante cansino e indiferente que solía llevar casi siempre el pelinegro, quien al toparse con la alegre y curiosa mirada azulada del contrario no hizo más que suspirar y volver a su papeleo, provocando en el rubio un sentimiento de rechazo instantáneo— Oh vamos.

—¿Quién te lo dijo? No espera, de seguro fue tu protegido —declaró Aizawa mirando por sobre su hombro para confirmar sus sospechas al ver a Toshinori con una sonrisa nerviosa en el rostro—. De todas formas no iba a decírtelo, ya que de hacerlo seguramente no le habrías dado oportunidad.

—Me ofende que pienses así de mí, Shōta.

—No me llames por mi nombre, y además ambos sabemos que es cierto —determinó el pelinegro girando su silla para mirar directamente al ojiazul de brazos cruzados—. ¿O es que acaso olvidaste la primera regla que pusiste a la hora de contratar a alguien?

Le recriminó, haciendo que de pronto el fornido rubio abandonará su sonrisa para ahora mostrarse sumamente sorprendido y preocupado por lo que el contrario le acababa de revelar.

—Un momento eso quiere decir… que tú… —fue diciendo dudoso hasta que una alarma se encendió y llenó de luces rojas su mente— ¡¿pusiste como repartidor a un menor de edad?!

—¿Ves? Sabía que ibas a reaccionar así, por eso no te lo consulté antes —soltó con neutralidad para volver a voltear y ocuparse del papeleo, pero ni siquiera alcanzó a tomar la lapicera que yacía sobre su escritorio cuando fue repentinamente volteado, encontrándose de sopetón con la nuevamente preocupada mirada aguamarina a menos de diez centímetros de su rostro—. Aléjate, estás invadiendo mi espacio personal.

—¡Rompiste una de las pocas reglas que te pedí no romper y con la que parecías estar totalmente de acuerdo conmigo! —gritó el rubio con desespero mientras veía el tranquilo semblante del contrario, preguntándose entonces cómo fue que Aizawa le había hecho aquello. Y es que el pelinegro conocía perfectamente los riesgos legales y morales que conllevaba el contratar a un menor de edad al igual que sabía de las posibles complicaciones que podría generar la familia del implicado en su lugar de trabajo, en especial si éste debía pasar por una prueba de aceptación la primera semana, cosa que bien alguien podría interpretar como una acción malintencionada de sus contratantes— Esto es malo ¿en qué estabas pensando?

¿Pero qué podía hacer ahora más que sólo pedir explicaciones? Ya que seguramente, éstas debían de ser muy buenas y justificadas como para que su mejor amigo tomará esa decisión de poner a prueba al joven Bakugō, de quién su pupilo Midoriya algo poco le había hablado al respecto.

—¿Acabaste? Porque los padres de ese mocoso ya deben estar por llegar —dijo Aizawa finalmente desviando su mirada a un costado para ver el reloj que colgaba de la pared, el cual marcaba las nueve con cuarenta y cinco de la mañana, lo que quería decir, que sólo faltaban quince minutos para abrir las puertas a todo público y en especial, a los padres del ojirubí.

Por lo que volvió a suspirar y centrar la vista en su socio para explicar su actuar. Ya que era lo mínimo que podía hacer dado que no lo hizo partícipe de aquella egoísta decisión que se suponía debía de ser mutua. Claro que antes de comenzar a hablar, alejó al contrario sujetándolo por los hombros y echándolo para atrás hasta que Toshinori captó el mensaje y él mismo se alejó para luego tomar asiento a una distancia prudente frente al pelinegro.

—¿Ya me vas a decir el por qué encontraste a ese joven menor de edad más apto para el trabajo en vez de considerar a los otros que también vinieron a pedir un puesto aquí?

—Pues digamos que a diferencia de esos otros, éste tenía unas razones mucho más convincentes para mí —comenzó diciendo Aizawa con la vista fija en el rubio—. Y aunque me pareció un mocoso bastante engreído, deslenguado, impulsivo y directo en cuanto a trato de refiere, debo admitir que a pesar de ello tiene una visión muy clara de lo que quiere y desea para su futuro, alguien bastante difícil en su manera de desenvolverse socialmente pero con cierta madurez en cuanto a decisiones de la vida le concierne, en definitiva un mocoso que tiene los pies bien puestos sobre la tierra a pesar de sólo ser un adolescente. Por eso lo consideré para trabajar aquí, un chico que tiene el interés y la voluntad de cumplir sus metas es alguien responsable, constante y esforzado, un trabajador y líder innato. Por ello también lo consideré, los otros mocosos mayores que él podrían aprender algo con su llegada.

Terminó diciendo con un minúsculo atisbo de sonrisa plasmada en su estoico rostro, provocando que el contrario inevitablemente sonriera en respuesta al darse cuenta de lo que pasaba por la mente del pelinegro en verdad.

—Está bien, si ese es el caso te apoyaré —exclamó el rubio para luego dar unas leves palmadas al hombro de su mejor amigo y socio—. Espero que el joven Bakugō sea tal cual lo mencionas, aunque probablemente lo sea ya que lo consideraste porque tiene cierto parecido a tu hijo ¿no es así?

Fue lo último que dijo Toshinori para entonces voltear y salir de la oficina bajo la sorpresiva mirada del contrario, a quién ni siquiera le dio el tiempo para recomponerse y preguntar el por qué creía eso cuando la puerta nuevamente fue abierta dejando ver ahora a su amigo en compañía del mismo mocoso que ayer había ido a pedirle trabajo, el cual venía acompañado de un hombre de castaños cabellos con lentes y una mujer de pelo rubio ceniza con ojos color rubíes iguales a los del muchacho. Haciéndole saber inmediatamente a Aizawa que aquellos dos debían de ser sus padres.

—Buenos días —el primero en hablar fue el tranquilo y alegre hombre de lentes—, mi hijo nos informó que iba a comenzar una semana de prueba aquí para ver si merecía que lo contratarán luego de ella, y que para eso debíamos venir a hablar con ustedes antes para ver si estábamos de acuerdo y aceptábamos aclarar ciertas condiciones en caso de que sea contratado, así que es un gusto conocerlos —aclaró el hombre extendiendo su mano hacía Aizawa con cortesía, quién no dudó en aceptarla de la mejor manera posible—. Soy Bakugō Masaru y mi esposa es Ba-

—Bakugō Mitsuki, un gusto —lo interrumpió su mujer entonces a la vez que también extendía su mano para ser recibida de buena manera por parte del azabache, sólo que ella a diferencia de su esposo sonreía con burla y diversión en su mirada—. La verdad es que me sorprende estar aquí, pues no creí que alguien pudiese llegar a contratar al idiota de mi hijo considerando el carácter de mierda que posee.

—Cariño, no empieces…

—¡¿Ah? Pero si mi carácter lo heredé de ti, vieja bruja!

—¿Crees que no lo sé, mierdecilla? ¡Por eso es que estoy tan agradecida! —gritó la ojirubí entonces con un gran brillo en su mirada, sorprendiendo tanto a su esposo como hijo en el acto al igual que a los otros dos hombres que se veían entre ellos sin entender muy bien lo que ocurría, volviendo a captar así la atención de la única mujer presente quien ahora les sonreía abiertamente a ambos hombres mientras que con su mano derecha acercaba a su hijo al frente desde la espalda baja para luego posar ésta misma en los suaves y rubios cabellos de Katsuki e inclinar su cabeza al mismo tiempo en que ella realizaba la misma acción seguida de su esposo, quién imitó de inmediato aquella muestra de agradecimiento por parte de su familia sin preguntar ni dudar de las decisiones de su esposa— Cuando el desagradable de mi hijo nos contó que había encontrado un lugar donde estaban dispuesto a ponerlo a prueba, me puse muy feliz por él, en especial porque no tenían ningún problema con que fuera menor de edad —confesó la mujer con alegría volviendo a centrar su mirada en el pelinegro que tenía enfrente para luego posarla en el fornido rubio que se hallaba a su lado—. Imagino que ya se dieron cuenta que para apenas tener diecisiete años su carácter es una mierda, pasa con el entrecejo fruncido todo el día y su lengua es tan filosa como una daga venenosa que a cada oportunidad piensa en apuñalar a quien sea que intente acercarse a él para alejarlo de sí, pero por dentro es un buen chico lleno de sueños y miedos como cualquier otro, deseoso por conquistar el mundo y hacerlo suyo con miedo a fracasar en el proceso, por eso es que les agradezco que le hayan dado esta oportunidad —dijo a la vez que acariciaba los rubios cabellos de su único hijo con cariño, incomodando al implicado dada la inusual muestra de amor que su madre estaba teniendo con su persona, y es que no era como si todos los días recibiese un gesto cariñoso por parte de la mujer que le dio la vida—. Cualquiera que pueda observar a nuestro Katsuki más allá de lo que superficialmente deja ver ya se ha ganado nuestra aceptación y respeto, así que adelante, pongan las condiciones que quieran en cuanto al trabajo y nosotros nos encargaremos de cumplirlas gustosos para causar los menos problemas e inconvenientes posibles.

Finalizó por decir la ojirubí sumiendo toda la oficina en un agradable como incómodo silencio. Uno que el menor de los Bakugō aprovechó rápidamente para tomar la palabra.

—¿Puedo irme ya? —preguntó entonces con intención de dejar a los cuatro adultos solos, después de todo no era como si su presencia allí influenciará mucho ya que de por sí estaba dispuesto a cumplir con cualquier exigencia que tanto sus padres como los hombres presentes impusieran sobre él, aunque debía admitir que también quería salir debido a la incomodidad que su madre había ejercido sobre él producto de las molestas palabras cargadas de cariño y verdad que lo exponían casi por completo, eso y que no estaba familiarizado para lidiar con escenarios de dicha índole, instándolo así a soltar cualquier excusa para desaparecer de allí— Quisiera ir a ponerme el uniforme de mierda de una jodida vez antes de que me arrepienta de hacer todo esto.

Incomodidad que Aizawa supo identificar con un simple vistazo haciéndolo sonreír levemente, acción que la ojirubí notó y al igual que aquel hombre, le hizo sonreír con burla.

—Ya huye de una vez mierdecilla, los adultos aquí tienen cosas importantes de las que hablar, cosas que un inmaduro como tú no comprendería —soltó la rubia ceniza incapaz de no mofarse del menor, a lo que Katsuki sólo chasqueó la lengua molesto y atravesó la puerta a sus espaldas bajo la atenta mirada de todos los presentes—. Muy bien, hagamos esto.

Y en cuanto los cuatro adultos se disponían a aclarar ciertos asuntos de interés colectivo que tenían que ver con el menor de los Bakugō, éste se hallaba caminando rumbo a la parte trasera de la pizzería donde se encontraban los baños designados únicamente para los empleados, lugar donde rápidamente apenas ingresó se topó con los tres idiotas que ayer se habían atrevido a abrazarlo sin consentimiento alguno de su parte. Escena que de sólo recordar le hizo bufar y chasquear la lengua molesto sin importarle en lo más mínimo que el trío de imbéciles a medio vestir que tenía en frente lo estuviesen viendo curiosamente por dicha acción.

—¡Buenos días Bakugō! —saludó primeramente un pelirrojo de ojos color carmín del cual no recordaba el apellido entonces, ganándose así una mirada expectante y curiosa por parte del contrario que parecía estar esperando alguna respuesta a su saludo— Si me recuerdas ¿cierto?

No. No lo hacía en absoluto.

—Claro —respondió sin embargo el desinteresado rubio ceniza mientras dejaba la mochila que colgaba de su hombro en uno de los ganchos que habían pegados en la pared—, eres el pelos de mierda —soltó a la vez que sacaba el uniforme entregado ayer de su mochila en cuanto Sero y Kaminari comenzaban a reír por el apodo que el ojirubí le había puesto a Kirishima, quién instantáneamente formó un pequeño puchero con sus labios—. Tú el Pikachu de mierda —prosiguió diciendo ésta vez mirando de soslayo al rubio de ojos color dorado que paraba de reír al mismo tiempo en que él pasaba su musculosa por los hombros hasta terminar sacándosela de un tirón, dejando su firme y tonificado torso a la vista de esos tres ineptos que se lo quedaron viendo con sorpresa y quizás algo más, y cómo no estarlo, si el chico a pesar de sólo tener diecisiete años se veía en mucha mejor forma de lo que ellos estaban actualmente—. Y a ti aún no sé cómo ponerte, pero no dudes en que también eres una mierda —finalizó diciendo el menor en dirección a Sero, clavando su mirada ojirubí en el pelinegro por unos cuantos segundos tratando de buscar algo que le hiciera pensar en un buen apodo para él, pero no, nada se le venía a la mente.

Aquel idiota era demasiado... simplón. Simplón de mierda, sí, se podía conformar con eso.

Por lo que aclarado y grabado mentalmente la nueva forma de reconocer a esos extras, ignoró totalmente a éstos y se dispuso a seguir cambiándose como si nada, bajando así el pantalón de buzo que vestía hasta terminar quedando en unos ajustados bóxers negros de elástico naranja que marcaban notoriamente las turgentes, redondas y firmes nalgas que poseía.

Unas que con sólo verlas hicieron sonrojar por partes iguales a Kaminari, Kirishima y sorprendentemente a Sero también. Quién pese a definirse como un hombre heterosexual, no era ciego y mucho menos de piedra. Además, sólo un idiota desaprovecharía la oportunidad de apreciar unas buenas nalgas ya sean femeninas como masculinas.

—¿Sabes algo amor? —susurró Kirishima entonces llamando levemente la atención de su novio que no dejaba de ver cómo el rubio ceniza abrochaba firmemente el cinturón a sus caderas, justo debajo de esa inusual y tentadora cintura de avispa que le llamaba a delinear y acariciar sus curvas con las frías yemas de sus dedos sólo para sentir como la cálida y tersa piel del contrario se estremecía bajo su propio tacto— Tu idea del trío... ahora sí la comparto.

Terminó confesando el pelirrojo por lo bajo, ganándose de inmediato la sorpresiva y brillante mirada color dorado de su novio que volteó a verlo con gran emoción ante las palabras recientemente dichas.

—¡Lo sabía, sabía que tarde o temprano estarías de acuerdo conmigo! —gritó Kaminari con una amplia sonrisa en sus labios para luego agarrar la nuca de su Kiri y atraerlo hacía sí con toda la intención de comerle la boca a besos, sin importarle en lo más mínimo si aquella romántica escena era capaz de incomodar a Bakugō.

Quién por cierto, ni siquiera se encontraba allí presente, pues éste había aprovechado el pequeño momento en que la feliz pareja de idiotas le quitaban la vista de encima para salir del baño en compañía del otro idiota que caminaba silenciosamente a su lado. O al menos así había sido hasta que el pelinegro le deseó suerte en su primer día y luego se adentró a su respectivo lugar de trabajo que era la cocina, dejando a un solitario ojirubí apoyado en el extrañamente vacío mesón donde se atendía a los clientes. Lugar donde recordaba, debía de estar la emo y su amiga la ojos de mapache.

—Buenos días —y hablando de la emo, justamente hacía aparición a su costado, más precisamente detrás de la caja que se encontraba a su izquierda a sólo un metro de su persona. No tan lejos como para no verla de reojo ni tan cerca como para entrar en confianza.

Así que al igual que había hecho con los otros idiotas en el baño, simplemente trató de ignorarla mientras esperaba que alguien llamará e hiciera un pedido a domicilio para así finalmente ponerse a trabajar, que era lo que más deseaba hacer en ese momento. Pues quedarse allí parado haciendo nada le molestaba y estresaba a partes iguales, sentirse un bueno para nada era algo que en verdad detestaba con todo su ser, ya que desde niño sus padres siempre se habían preocupado por inculcarle esas ganas de hacer cosas, ya sea jugar, salir a caminar, ir al gimnasio, practicar algún deporte, limpiar su habitación o incluso simplemente leer un libro en mitad de la noche mientras su cuerpo yacía descansando sobre el mullido cobertor que cubría su cama era una buena opción.

En verdad, cualquier cosa era mejor que hacer nada. Y es que aquello le resultaba tan...

—Aburrido —oyó decir a la azabache entonces sacándolo abruptamente de sus pensamientos a la vez que lo hacía desviar su mirada hacia ella, encontrándose rápidamente con una cansina mirada grisácea oscura mirarlo de frente mientras que una pequeña sonrisa se deslizaba por los labios levemente color rosa—. Las mañanas siempre son aburridas para los repartidores de pizza, o bueno, para nosotros también, ya que pocas personas piden una para el desayuno —le informó la chica con un deje de aburrimiento en su voz mientras que él fruncía su entrecejo y se le quedaba viendo fijo en señal de que continuase, con cierta curiosidad—. ¿Quién desayuna pizzas? Aunque ahora que lo recuerdo, hay un cliente que casi siempre llama como a ésta hora sin falta, así qu-

—¡Qué ve preparándote porque será tu primer cliente, qué emoción! —intervino sorpresivamente Mina que venía haciendo aparición repentinamente por la zona contraria a los baños donde él había estado antes, viendo ahora como aquella extrovertida chica se apoyaba con sus antebrazos en el blanco mesón donde se encontraba apoyado para luego quedarse mirándolo con cierto brillo en su mirada.

Provocando que el ojirubí sólo chasqueará su lengua a la espera de la estupidez que aquella pelirrosa con ojos de mapache fuera a decirle.

—¿Qué? —preguntó bruscamente al cabo de unos segundos de incómodo silencio, recibiendo en respuesta una sospechosa sonrisa por parte de la pelirrosa.

—A ti te van los hombres ¿cierto? —se animó a preguntar Mina finalmente con ojos ilusionados, haciendo suspirar a Jirō que formó una leve sonrisa mientras negaba con la cabeza de un lado a otro en cuanto Bakugō sólo rodaba los ojos al darse cuenta que tenía razón con respecto a que esa chica diría alguna estupidez— Vamos, sé franco y dime la verdad. De aquí no va a salir.

Pero antes de que siquiera Bakugō pensará en decir palabra alguna después de aquello, un estridente y molesto timbre telefónico se hizo presente, siendo callado casi al instante por Jirō quien respondió el llamado.

—Pizzería Plus Ultra buenos días ¿qué desea ordenar? —dijo la azabache mostrándose tranquila frente a sus compañeros mientras tecleaba en la caja registradora lo que fuese que la persona al otro lado de la línea le estuviera diciendo— Muy bien, entonces una familiar con doble de queso y extra de pepperoni y champiñones y otra hawaiana de tamaño normal —anotó Jirō mentalmente mientras Bakugō formaba un gesto de desagrado en su rostro al reconocer la pizza hawaiana como aquella que contenía piña al mismo tiempo en que Mina se perdía a la cocina para dar el pedido a entregar—. En total serían cuatro con cuarenta y cinco y en veinte minutos su pedido llegaría a destino o de lo contrario será gratis —explicó monótonamente la ojigris a la vez que una retadora sonrisa se posaba en los labios del rubio ceniza quién ya estaba preparado para batir un tiempo récord en cuanto a la entrega de pizzas se tratase—. Gracias por preferirnos y que tenga un buen día, hasta pronto —terminó diciendo para luego cortar el teléfono y darle a Bakugō una rápida mirada mientras le extendía la boleta con la dirección y nombre del cliente escrito en ella—. Veinte minutos, ni un minuto más.

—Já, con diez será más que suficiente —soltó el ojirubí despreocupado dirigiéndose a la cocina para buscar las pizzas que de seguro ya estaban listas.

Ya que según le había dicho Deku ayer, el pelos y simplón de mierda dejaban ingredientes y masas listas el día antes para no estar apurados con sus tareas. Así como también le había contado que él entraba al mediodía dado que se quedaba hasta el cierre del lugar.

—Una familiar de pepperoni, queso y champiñones y otra normal de piña para ti, Bakugō —informó Kirishima con una gran sonrisa mientras le entregaba ambas cajas de pizza en una bolsa térmica roja que el rubio ceniza tomó de inmediato dedicándole una leve sonrisa ladina al pelirrojo, provocando que éste último ensanchará aún más la suya de ser posible al ver cómo el ojirubí se alejaba con dirección al exterior del local—. ¡Suerte con tu primera entrega del día!

—Como si la fuera a necesitar, pelos de mierda —dijo entonces con una sonrisa arrogante mientras rápidamente salía a la pequeña zona de estacionamiento donde estaba el vehículo motorizado que tendría que usar para las entregas, a lo que guardó la bolsa con las pizzas en una caja que yacía bien asegurada en la parte trasera de la motoneta roja que ahora comenzaba a montar—. Apenas cumpla la mayoría de edad cambiaré ésta mierda por una moto de verdad.

Se prometió a sí mismo y la puso a andar por las calles de Shizuoka hasta encontrar la calle escrita en la boleta. Calle que si bien Bakugō nunca había recorrido, sabía perfectamente dónde se encontraba. Pues en aquel lugar residían sólo familias adineradas y de prestigio. Lugar que también, se hallaba bien lejos de donde estaba la pizzería, pero que aún así no era impedimento para que cumpliera los diez minutos que le había asegurado hacer a la emo. Ya que a Bakugō le gustaba salir a trotar por las mañanas, por esas horas donde poco gente deambulaba por las calles, así que esos momentos eran los que ahora revivía en su memoria para encontrar pasajes y callejones que lo llevarían a su destino de manera rápida y eficiente evadiendo así las luces rojas y demás autos que se encontraban en las carreteras principales. Usando también como brújula las casas que cada vez que avanzaba se iban mostrando de manera más finas y caras.

Y fue entonces que después de nueve minutos dobló en una esquina para terminar encontrando la calle que buscaba, esa donde en alguna de las casas, debía de hallarse un tal Dabi.

—1752 —susurró aparcando la motoneta frente a la residencia que pertenecía a aquel número, admirando de esa forma la gran casa que se le presentaba delante, y es que era la más grande que se podía ver en el lugar, aunque claro, si la comparaba con la mansión Yaoyorozu, esa casa no era ni el patio de la familia más adinerada y poderosa de Shizuoka—. Bien, acabemos con esto.

Finalizó diciendo para caminar tranquilamente a la entrada de la casa por el sendero de piedras rodeadas de pasto, haciéndolo pensar de pronto en cómo fue que gente adinerada como ellos pidieran una pizza a domicilio. No por pensar que los ricos no podían comer pizza, sino porque se imaginaba que tendrían tanto dinero como para tener un chef experto que pudiera preparárselas. Cosa que de sólo pensarlo le hizo fruncir el entrecejo y negar para sí.

Cuando él tuviera todos sus cursos de gastronomía terminados, definitivamente lo primero que haría sería poner un restaurante y hacerse conocido con su comida, y luego, ser el mejor chef del mundo.

Sí, sonaba bastante bien en su mente. Claro que para ello, primero tenía que hacerse del dinero, cosa que haría en ese instante.

—Tsk ¿qué mierda con éste timbre? —maldijo al estar ya delante de la fina puerta color marfil tocando el botón que se suponía debía de avisar su llegada, aunque al parecer, éste se encontraba en mal estado dado que ni siquiera generaba un mínimo sonido al exterior— Bien, como sea —se dijo a sí mismo para pasar de tocar el timbre a formar un puño con su mano y tocar fuertemente la madera delante de él, ocasionando de inmediato un ruido constante y seco en el ambiente.

Y luego, unos pasos.

Unos que Bakugō podía oír perfectamente desde donde estaba parado con ambas cajas de pizza en mano, esperando impacientemente a que el dichoso cliente abriera la puerta para entregar su pedido e irse de una jodida vez por todas. Y es que, detestaba ese ambiente frío y pesado que solía rodear a las personas ricas.

Entonces, en medio de esos pensamientos fue que pasó.

La puerta se abrió. Y dos vidas juntó.

Toc Toc, el amor llegó.

•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•

4171 palabras traigo en esta oportunidad, les he fallado, me he fallado.

No iba a terminar así el cap. en primer lugar, de hecho iba a ser más largo, pero preferí poner lo demás en otro para que sea más coherente(?

Bueno... ¡Primera actualización del año! 🎉 Y espero se vengan más xd

¿Qué les pareció el capítulo? :'3 ¿Faltó algo? (Si we, faltó mi TodoBaku :'v)

Jsjsj pucha gg :') igual y les dejo un spoiler porque tengo un poco avanzado ya del otro capítulo... Ahí va jiji

Aaaa mi DabiBaku culposo :"3 pero no se preocupen que también habrá TodoBaku 💕 por cierto, ya hay más de 200 votos aquí y me quedé :o porque tiene sólo el prólogo y el capítulo 1, ahora el 2 xd

¡Gracias! 😍

Y bien, es todo.
¡Hasta la próxima! 🙌🏽

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro