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21 || Solo feliz

A veces, cuando alguien te pide pensar en un momento feliz, tu mente no se traslada precisamente a un recuerdo, de vez en cuando, también piensa en cosas que —todavía— no han sucedido.

A Seren le sucedía, más o menos eso, un recuerdo feliz siempre venía unido a todo lo contrario. Por eso, ella siempre pensaba en cosas que deseaba. Era su forma de no volver a caer.

¿Los viajes familiares? Felices hasta que recordaba que, en realidad, Santiago era el único que le hacía creer que era así. ¿Su primer día en la universidad? Su padre llamándola a gritos, porque además de haber huido de casa, tenía la vergüenza de pisar un lugar como ese, un lugar en donde solo le lavarían el cerebro y le harían creer que tenía tantos derechos como un hombre cualquiera. Y ni hablar de cuando por fin se liberó de esa cadena que la mantenía atada a su familia, porque le gritó que no solo era una vergüenza, sino que se arrepentiría de haber salido de su casa, porque era una malagradecida, porque no valoró todo lo que sus padres habían hecho por ella, porque solo quería seguir los pasos de su hermano. Y sin duda, que no se atreviera a volver.

—¿En qué piensas? —cuestionó Asher, tocando la punta de su nariz. Ambos se encontraban sentados en aquella silla que colgaba del árbol, ella recostando su cabeza sobre su pecho, sintiendo como subía y bajaba de forma pacífica, mientras él rodeaba su cuerpo con sus brazos. Seren arrugó la nariz y sonrió.

Estaban solo sentados, acompañándose.

—Este es un momento feliz —dijo ella, alzando la vista hacia sus ojos azules, Asher sonrió en grande y le dio un beso en la frente. —Solo feliz.

—Vaya, menos mal, ¿te imaginas que te caía mal, o algo? —añadió él, limpiándose el falso sudor de la frente, pero de inmediato volvió a abrazarla.

—Sí me caes mal. Eso no ha cambiado, puercoespín —respondió Seren, encogiendo los hombros. Él suspiró y pensó en seguir con la broma como de costumbre, pero al verla, solo pudo sonreír. —¿Por qué me ves así? —cuestionó, contagiándose de la felicidad que él le estaba transmitiendo.

—Porque me gustas.

—Asher, te acabo de insultar. —Señaló ella, haciéndolo rodar los ojos mientras se reía.

—Ok, Seren.

—Ok, Asher —dijo, feliz con su respuesta. Pero luego se acercó más a él y le dio un pequeño beso en el mentón al no llegar a sus labios. —Tú también a mí. Solo para que sepas.

—Pero bésame bien —se quejó acercándose mientras fruncía el ceño. El muchacho tomó sus mejillas con una mano, dirigiéndola hacia él, y le dio un par de besos en los labios mientras ella se reía. —Ahora mejor. Sobre lo que decías antes... ¿Del momento feliz? —comenzó a decir, ganándose la completa atención de su novia. —¿Lo dices por algo más?

Seren se tomó algunos segundos antes de responder, y él, que no podía quitarle las manos de encima, le sobó un poco el brazo; como si aquel gesto pudiera darle un poco de calidez. La noche estaba un poco más fría que otros días. Pasó la vista del lago al chico que la abrazaba y sonrió.

—No lo sé, hace mucho tiempo dejé de tener malos momentos, al menos, ya sabes, del tipo de los que no puedo escapar. Ahora, si no soy yo, es la gente que me rodea, la que me recuerda que siempre puedo lograrlo. Pero también recuerdo a la pequeña Seren, vuelvo el tiempo atrás, y recuerdo que ella no pudo disfrutar de las cosas buenas. Ella tuvo que salir de casa muy pronto, tuvo que aguantar muchas cosas. No fueron justos con ella. Y también pienso que no tiene muchos recuerdos felices. Para mí, mi vida empezó desde que salí de Galí, cuando Polo y Mina, mis abuelos, me recibieron aquí. Ese día que Polo me recibió en el aeropuerto, y con un abrazo fuerte, me dijo que todo estaría bien... Ese es mi primer recuerdo feliz. Y aunque lloraba, y estaba aterrada de un futuro incierto, también recuerdo sentirme aliviada. Mi segundo recuerdo feliz, fue en mi primer día de universidad, al llegar a casa, mi padre me llamó, me dijo muchas cosas hirientes, pero también tengo grabadas las palabras exactas que le dije. «No necesito ir a la universidad para lavarme el cerebro y saber lo destructivo que fuiste con nosotros, papá. Lo supe desde el primer instante en que llamé a Polo para salir de ahí. No quiero verte ni escucharte nunca más. Hoy perdiste a otra hija. Déjame en paz. Por supuesto que no voy a volver». Y luego colgué. No volví a escuchar su voz desde ese día. Y... ¿la verdad? Fue de mis mejores decisiones. Me sentí libre... y feliz. Porque por fin le dije lo que había querido decirle desde pequeña. Sabía que esa era una despedida definitiva —dijo, con una sonrisa un poco triste. Asher asintió, solo escuchándola. —Oh, tengo otro recuerdo feliz. El día que vi a Lana fuera de una pantalla. A ella la conocí en un foro de rol por internet, pero nos hicimos muy amigas, y recuerdo que hablábamos todo el tiempo. Siempre le pedía que me contara cómo era su país, lo que hacía para divertirse, soñando en que algún momento podría hacerlo también; y deseaba llegar a ese día en que pudiera conocerla en persona, incluso cuando se veía imposible. Cuando llegué a Altagracia, y con permiso de mis abuelos, Lana y yo nos vimos por primera vez; ambas teníamos ya nuestra pequeña comunidad en internet, así que ese suceso ya era importante para más de dos personas. Lana me citó en una cafetería cerca de su casa, su padre nos estaba vigilando desde otra mesa —añadió entre risas—. Nuestra conexión fue tan fuerte desde el primer instante, que tuvo que confesarme que teníamos un espía, y yo me reí, porque Polo nos estaba mirando desde otra mesa en la otra esquina del lugar. Al final los presentamos y se llevaron bien. Eso les dio más confianza. Fuimos inseparables desde ese momento. Un par de años después, Lana pidió un traslado a mi universidad y decidimos mudarnos juntas en un edificio universitario que se caía a pedazos, pero ambas veíamos ese lugar como una mansión. Íbamos a vivir juntas e iríamos a la misma universidad. No es común que dos personas de veinte años congenien tan bien para convivir en un lugar sin odiarse a la semana, pero, mágicamente, Lana y yo lo hicimos bastante bien.

—Es que ustedes dos son como dos almas gemelas —dijo Asher, acomodando un mechón del flequillo de Seren lejos de su frente. Ella sonrió asintiendo.

—Igual que tú y Vad.

—Sí, más o menos. —Asher guiñó el ojo. —Nuestra convivencia es un poco más fácil, considerando que ninguno se mete con las cosas del otro, y si uno tiene problemas, lo solucionamos a golpes. Como hombres, pues —Seren se echó a reír por la repentina seriedad, y Asher se rio también. —Bueno, no, sí lo conversamos... Y luego le hago una llave hasta que se rinda y pida perdón.

—Hombres... —susurró ella, risueña y negando con la cabeza.

—Sigue contándome de tus recuerdos felices, estoy contando uno por uno hasta que llegues al día que me conociste en la fiesta.

—Oh no, ese no es un recuerdo feliz. Te dejé ir, besé a tu mejor amigo, luego hablé de ese momento ya estando ebria, los invité a un beso de tres, y luego vomité sobre los zapatos de Vad —enumeró con los dedos, observando horrorizada cómo iba aumentando la lista.

—Yo solo veo el inicio de una película muy chistosa con un gran final.

—O de un libro —acotó Seren riendo bajito. —Dios. Es verdad, sería un gran inicio de libro. Lo leería, sin duda.

—¿Cómo lo llamarías? —cuestionó Asher, pensando él mismo en sus propias ideas de títulos. —Cómo conocí a tu madre.

—Estoy bastante segura que hay una serie llamada así, Asher.

—Bueno, pensemos en algo más original. Tenemos el inicio, pero, ¿luego? La chica ebria se va a su casa y hace su vida normal, hace sus directos estando en el top de streamers más vistos, con una comunidad gigante y mucha gente que la conoce solo con mencionarla. Lo normal, ya sabes.

La rizada se echó a reír.

—Y luego de contratar a un diseñador que también edita videos y hace un trabajo increíble, porque su anterior editor era el primo de su ex...

—¿Tu anterior editor era primo de tu ex?

Ella rodó los ojos al recordar.

—Sí, y lo contraté porque hacía un buen trabajo, no por nepotismo. Pero cuando su primo y yo terminamos la relación, él empezó a comportarse como un cretino que no hacía su trabajo a propósito para molestarme.

—Menudo imbécil.

—En fin... —Seren suspiró, intentando olvidar a esa insignificante persona—. Luego ella se entera que su editor es el mismo chico que besó en la fiesta y su mejor amigo, que por cierto es muy molesto y...

—Atractivo —interrumpió alzando un dedo.

—De eso no hay duda. Bueno... Es reclutado por su agente para trabajar con él.

—Y se supone que se llevan mal, pero a él le encanta molestarla y hacerla reír, y poco a poco se da cuenta que empieza a sentir cosas por ella, y aquello que sintió en la fiesta nunca se fue; sin embargo, piensa que ella no podría fijarse en él...

Seren lo miró, casi ofendida.

—Asher, eres la primera persona que veía al entrar a una habitación. Llamaste mi atención desde el primer segundo que te vi, ¿qué te hace pensar que no me fijaría en ti?

Él le sonrió.

—Ahora lo sé, pero dile eso a mi cabeza. Me parecía algo que no iba a suceder. Era solo un pixel contra todo internet. El equivalente a una aguja en un pajar para nosotros los jóvenes.

Seren lo miró y sonrió en grande.

—Píxeles.

—¿Tus seguidores? —preguntó confundido. —¿Qué tienen que ver los pixelones aquí?

—Píxeles, el libro se llamaría Píxeles —dijo más segura.

—Estoy casi seguro que existe una película llamada así, Seren.

—Me da igual. Ese libro se llamaría Píxeles. Streamers, videojuegos, un pixel contra todo internet. ¡Todo cuadra!

El chico la observó, admirado por su ingenio. Luego sonrió y depositó un beso en su nariz.

—Título resuelto.

—Sip. Nadie lo va a escribir, pero la verdad es algo que hubiera leído. Creo que tengo vibras de personaje principal —comentó ella, bostezando un poco.

—Sí, señorita protagonista. Creo que es momento de volver a tu casa. Tal vez recibí un mensaje de Vad preguntando a qué hora volveríamos, ya que me está esperando en tu casa para llevarme a la mía. Tal vez no le he contestado.

Seren se quejó, abrazando más a Asher.

—No quiero volver a la realidad.

—Esta es la realidad, Seren, estamos juntos. En esto, y también allá. Además, tenemos que contarles a nuestros padres sobre nuestra relación. Luego mi padre me llevará a casa con esos anteojos de señor que lleva para manejar y leer.

El corazón de Seren empezó a latir de prisa, pero por primera vez, no era una mala sensación.

Era emoción. Estaba feliz.

—Bueno.

—Y también debemos regresar el cuatrimoto a la casa de mi abuela.

Se le borró la sonrisa.

—Si no hay de otra... —dijo, poniéndose de pie para enfrentar aquello que había intentado detener.

Con menos dificultad que la primera vez, Asher la llevó de regreso a la casa de su abuela. Saludó rápido a Pilar y presentó a Seren como su novia. Ella los felicitó, y poco después salieron de ahí.

En esa ocasión, a ella le tocó manejar. Seren le entregó su sudadera roja por el frío, sin intención de devolverle la que él le había prestado.

¿Para qué quería una simple sudadera, si llevaba puesta una que olía a Asher?

Innecesario, sin duda.

Lo que Seren no sabía, es que Asher estaba pensando exactamente lo mismo. Con solo subirse al coche de su novia, recibió una sudadera —roja, y con su perfume, además—, que no pensaba devolver.

Asher se encargó de la música todo el camino, aprovechando para ponerle canciones que le recordaban a ella sin decirlo.

Ella sonrió al escuchar la letra de algunas, su inglés no era tan rápido, pero entendía muchas cosas.

De pronto, una canción de la lista de reproducción de Seren se coló, y aquello la hizo reír, porque recordó un momento en específico del primer día que lo vio.

—¿Por qué te ríes de una canción de Taylor Swift? Fake fan —la acusó, señalándola.

Seren soltó otra risilla y negó mientras daba la vuelta a una calle.

—Te voy a contar una cosa, pero si lo mencionas después de esta conversación, te voy a hacer daño —amenazó, intentando ponerse seria, pero aquello le duró menos de dos segundos, porque una sonrisa aún más grande apareció en su rostro.

—Escúpeme si quieres —dijo, pero frunció el labio de inmediato. —Digo, de forma grosera, no... Dime, Seren.

—Sí. —Seren pestañeó un poco antes de volver al tema. —Ajá, el caso es que, cuando aquella luz morada te perseguía, llamé la atención de Lana para buscar su aprobación, porque dependo emocional y físicamente de mi mejor amiga, ya sabes, almas gemelas, y esas cosas... —Asher sonrió y solo asintió, esperando que siguiera. —Bueno, pues, digamos que me quedé algunos segundos mirándote, y de pronto, esta canción empezó a sonar en mi cabeza, y te juro que fue como la escena de una película de romance adolescente, de esas que me gustan. Pero cuando me di cuenta, tenía a Lana con su móvil en mi oreja reproduciendo esa canción. Lover de Taylor Swift.

Asher se quedó callado un segundo, y una risa salió de él.

—Eres realmente el personaje principal, lo sabes, ¿no?

Ella asintió, estando de acuerdo con él.

Cuando ambos llegaron, habían pasado diez minutos desde que las doce marcaron el reloj de Lana.

La rubia, sacando todo su lado maternal, se encontraba sentada en el sofá de la sala, a oscuras y con una luz que solo la apuntaba a ella, incluso cuando Vad estaba a su lado, esperando también.

El completo silencio desapareció cuando una puerta se abrió, y unas risas de fondo llenaron el lugar.

Seren entró primero, viendo esa escena de terror que su mejor amiga había preparado. Asher entró después, entrelazando los dedos de ella justo después de cerrar la puerta.

Era el único gesto que la iluminada necesitaba para sonreír en grande. Tan grande que sus ojos mostraron la mirada de una persona que estaba a punto de cruzar al borde de la locura absoluta. Aquella mirada asustó a la pareja. Y tanto ella como Vad, se pusieron de pie; las luces se encendieron y un sonoro aplauso se escuchó. Lana estaba aplaudiendo lento, dando un par de pasos hacia adelante mientras asentía.

—¡Bravo! ¡¡Bravo!! —gritó, sin importarle poco la hora, y que la puerta trasera que daba al jardín estuviera abierta. —¡Por fin!

—Lana, no hemos dicho nada... —comenzó a decir la rizada, pero otro aplauso sonó. Era el de Vad.

—Estás despeinada, y no tienes labial puesto. —Señaló a su mejor amiga. Luego volvió para señalar a Asher. —Tú también estás despeinado, pero tú siempre lo estás. Y, ¿sabes qué es curioso? —Lana miró a todos los presentes, poniendo una mano en su oreja, esperando una respuesta.

—¡Yo sé! ¡¡Yo sé!! —respondió Vad, alzando una mano, esperando que lo eligieran. Lana le dio el turno con un gesto. —El labial lo tiene puesto Asher —añadió orgulloso. —¡Y está usando una sudadera que no es suya!

—¡Y es roja! —añadió Lana, señalándolos. Vad asintió rápido y los señaló también.

—¡¡El emo está usando rojo!!

Seren cerró los ojos y se rio negando con la cabeza.

—No podríamos haberlo ocultado, supongo —dijo Seren, asumiendo su realidad.

—Pero hablando de ocultar... —comenzó Asher, mirando a la chica que aún sujetaba entre sus dedos. —Hemos decidido de forma unánime no decirle a nadie más que ustedes.

—Correcto. Así que tendrán que fingir demencia —acotó Seren.

—No quiero decirlo en voz alta, pero lo voy a decir. Mi mejor amiga es la protagonista de un libro.

—Es exactamente lo que estábamos diciendo hace rato.

—¿Nos van a contar qué pasó? —preguntó Lana, echándole una mirada a su amiga, Seren la miró también, pero solo rodó los ojos.

—¿Nos van a contar qué hacían sentados aquí? —cuestionó Seren.

—No se responde una pregunta con otra, ¿no era una regla de los Altamirano?

—¡Una regla de los Altamirano! —interrumpió Seren, mirando a todos los presentes—. Dormir temprano. ¡Uy! ¡Qué tarde es! Asher, Vad, creo que es hora de que vayan a dormir.

Los dos chicos se miraron, compartiendo una sonrisa divertida, y Vad caminó hasta su mejor amigo, luego le echó una mirada a Lana.

—Sí, qué tarde es. Porque nosotros dormimos a esta hora, ¿verdad, Asher? Es hora de irnos.

—No estoy entendiendo nada, ¿qué están ocultando? —dijo Asher, mirando a todos. —¿Por qué se miran? ¡No entiendo!

Seren se rio bajito y se acercó para darle un beso en la mejilla, provocando un chillido de parte de Lana.

—Buenas noches, Asher.

—Buenas noches, Lana —habló Vad, acercándose a Lana con los labios fruncidos y los ojos cerrados.

La rubia, con el entrecejo arrugado y poniendo una mano en el rostro del chico, lo empujó un poco para atrás, logrando una gran risa de parte del inglés.

—Adiós, Bernardo. Llévate a tu amigo el emo, Serena no me va a contar nada si ustedes siguen aquí —avisó, empujando a los dos hombres que eran más grandes que ella. Pero al parecer, el poder del chisme era más fuerte.

—Tampoco te contaré nada cuando se vayan —anunció la rizada, volviendo con Totoro en sus brazos, luego de cerrar la puerta trasera del jardín.

—Eso lo voy a decidir yo. —Dio la vuelta luego de sacar a los dos chicos de la casa. Entrelazó sus dedos sobre su estómago, y miró a su amiga, con ese par de ojos verdes que brillaban con la intensidad de mil soles. Con la esperanza de saber lo que había sucedido, porque sabía que Seren tenía tantas ganas de contarle como ella de escucharlo. Se estaba haciendo la interesante nada más, pero no le iba a durar mucho tiempo. —¿Me vas a hacer rogar?

Seren giró a verla sobre su hombro y cargó a Totoro sobre su brazo, dando una vuelta hacia el pasillo que daba a sus habitaciones. Luego suspiró cuando paró de caminar.

—Uhm... No lo sé, ¿qué tanto quieres saber?

Lana, una persona nada orgullosa, se arrodilló en el suelo sobre sus pies y cerró los ojos, con las manos unidas sobre su mentón.

—Por favor, mi reina, chisme. Te pido un poco de chisme.

—Ponte de pie, Lanagolas. O como te llames.

—Creo que era Lanagolas, estoy trabajando en el nombre —aclaró haciéndole caso. Seren se echó a reír y acarició un poco a su gato.

—Está bien, esto va a sonar como un meme, pero lo digo en serio. Pon la tetera.

—Oh, el té va a estar bueno —respondió la rubia, emocionada.

—No, Lana, de verdad quiero un té. Pon a calentar el agua, por favor.

—¡Que viva el té y los ingleses! —gritó, ignorando lo que la rizada le estaba diciendo.

—Creo que este comentario podría estar vetado en algunos países por temas políticos —mencionó Seren, pensando un poco.

Lana giró a mirarla y entrecerró los ojos, luego corrió a la cocina para hervir el agua.

Esa noche, Seren le contó lo que pasó, siendo interrumpida por Lana y sus chillidos cada tanto. Pero lo que más le importaba, es que su amiga estaba feliz.

Por fin la estaba viendo salir de ese hoyo horrible en el que la habían metido. Así que evitó hablar del tema de internet, porque ya estaba más controlado, y porque no necesitaban hablar de cosas así en ese momento.

—Cuestión, que fue perfecto —dijo Seren, con una sonrisa casi tan grande como la de su mejor amiga. —Dios, me duele la cara de sonreír tanto —añadió entre risas.

—Estás feliz, hermana, es de los únicos dolores que valen la pena, disfrútalo porque lo mereces. Estoy muy feliz por ustedes —respondió Lana, tomando su mano para sacudirla.

—Yo también lo estoy, Lana. Y lo mejor de todo es que no se molestó cuando le dije que quería que lo mantengamos de forma privada.

Lana asintió. Ambas pensaron lo mismo, pero no lo dijeron en voz alta. Y es que las comparaciones eran feas, pero lo cierto, es que su ex novio casi puso el grito al cielo cuando se enteró que no podía contarle a todo el mundo que Seren era su novia, y no respetó eso en ningún momento. Cada vez que podía, lo decía, sin importarle lo, valga la redundancia, importante que era la privacidad para Seren.

—¿Y ustedes? ¿Qué hacía Vad aquí? Además de esperar a Asher, claro —cuestionó Seren, justo cuando su mejor amiga se estaba poniendo de pie.

Lana giró a mirarla y sonrió de lado.

—Es hora de dormir, Serenata. No seas rebelde. Las personas mayores tienen que descansar.

La rubia escapó antes que la rizada pudiera decir algo. No sabía que se traía entre manos, pero sin duda, algo había sucedido ahí.

Y lo iba a averiguar.

Seren durmió ocho horas y sin interrupciones aquella noche. No pensó de más, y se permitió disfrutar el momento sin cuestionarse las cosas. Al despertar y ver la hora, dio un respingo por lo tarde que era; sin embargo, un mensaje de su novio la hizo sonreír.

Asher

«Buenos días, sé que no voy a estar despierto para cuando te levantes. Así que tómalo como que te llegó un mensaje a esa hora. Buenos díaaaas» 04:28

Seren(a)

«...Buenos días» 09:07

«¿No te parece que es una GRAN idea dormir a horas decentes?» 09:07

Asher

«jaja Holiiiii» 09:07

Seren(a)

«¿¿¿QUÉ HACES DESPIERTO???» 09:07

Asher

«ESTABA PENSANDO EN TU CARITA» 09:07

Seren(a)

«ESTABAS JUGANDO VALORANT» 09:08

Asher

«...también...» 09:08

Seren(a)

«DUERME» 09:08

Asher

«No puedo, tengo reunión con tu hermano y Leonardo en un par de horas, así que decidí seguir despierto porque no me iba a despertar» 09:08

Seren(a)

«que tienes reunión con QUIÉN» 09:08

Asher

«Con tu hermano. Bueno, con Dungeon, pero tu hermano es el representante de la empresa. Tengo una colaboración por el juego, Loenardo dijo que te hablaría también, no leíste el correo???» 09:09

Seren(a)

«No he leído un solo correo en días, qué vergüenza» 09:09

Asher

«Bueno, se entiende la situación. Fíjate, tal vez la reunión también es contigo, así le confirmas» 09:09

Seren(a)

«tú quieres que yo esté en un mismo lugar contigo y con Santiago???????» 09:09

Asher se echó a reír al leer el mensaje, porque sintió los nervios de su novia. Lo sabía porque Seren no estaba escribiendo de forma correcta como siempre, además, era su hermano mayor. Lo comprendía.

Asher

«Primero que nada, recuerda que acordamos no contarle a nadie, así que esta es una buena primera prueba para demostrar que podemos con esto. Si tu hermano no se da cuenta, estamos bien, no?» 09:09

Seren(a)

«Es que no sé si quiero ocultarle cosas a mi hermano» 09:10

Asher envió un sticker.

Era un gatito de pie, apoyado sobre la pared, con una ceja alzada.

Asher

«Entonces si quieres podemos contarle» 09:10

Seren(a)

«es que no sé si quiero contarle a mi hermano» 09:10

Asher

«Entonces si quieres podemos no contarle» 09:10

Seren(a)

«buena idea 👍🏻» 09:10

Asher

«Ok, Seren» 09:10

Seren(a)

«Ok, Asher» 09:10

La chica se echó a reír y suspiró.

No sabía qué quería hacer en ese momento, pero le aliviaba que Asher la comprendiera.

Asher

«oye» 09:11

Seren(a)

«dime» 09:11

Asher

«me gustas» 09:11

Seren(a)

«es bueno saberlo, tú a mí también» 09:11

Asher

«gracias» 09:11


Y su móvil cayó por el borde de su cama.

—¡¡Lana!! —gritó Seren.

Lana llegó alarmada en menos de treinta segundos, empujando la puerta de la habitación de su mejor amiga.

—¡¿Qué pasó?! —Miró alrededor, encontrándose con Seren recostada en su cama y una gran sonrisa en su rostro.

—Me gusta un chico.

La rubia bufó, lanzándose sobre la cama de la rizada.

—Me asustaste, estúpida. ¿Por qué estás en tu cama a esta hora?

—Es que dormí —contestó ella, feliz.

Entonces la miró y sonrió.

—Hermana, ahí es.

Seren la miró y asintió también.

—Ya sé. —Se puso de pie y tomó su portátil con más seguridad mientras su amiga seguía sus pasos.

—¿Seren? Dijiste que no ibas a revisar los mensajes, ellos no...

—No te preocupes, tengo que confirmar mi asistencia en una reunión con Leonardo —avisó, escribiéndole a su agente.

En efecto, Asher tenía razón. Aquella junta era con los dos, así que luego de leer bien, confirmó que iría con ellos y luego le envió un mensaje a su hermano.

Nene

«Hola, Tutu. ¡Te veo en unas horas en la reunión!» 09:21

Tutu

«Hola, Nene! Por fin!! Sí confirmaste? Me comentó Leonardo que no sabía nada de ti desde ayer, pasó algo?» 09:23

Nene

«Qué agente tan chismoso tengo. Sí, confirmé» 09:23

Tutu

«Me lo dijo porque soy tu hermano y estaba preocupado... No te enojes con él. Estás bien?» 09:23

Nene

«Mmmmmmm» 09:23

«Bueeeeeno» 09:23

Tutu

«Entonces?» 09:23

Nene

«Ahora mejor, si quieres te cuento más tarde, me acabo despertar, preferiría no hablar de eso por la mañana» 09:23

Tutu

«Te» 09:23

«acabas» 09:23

«de» 09:23

«despertar?????????» 09:24

Nene

«Sip» 09:24

Tutu

«Tú??????????» 09:24

Nene

«Dormí bien» 09:24

Tutu

«Entonces me alegra mucho. Buenos días, Nene!» 09:24

Nene

«Buenos días, Tutu. Te veo más tarde» 09:24

Tutu

«Ok!» 09:24


—¿Lana?

—¿Sí?

—¿Cuál puede ser mi outfit para una reunión en donde estará mi agente, mi hermano y mi novio, pero que casualmente nadie sabe que es mi novio?

—¿Hoy es tu reunión con Dungeon? La mía con Alex es mañana —comentó, caminando hacia el vestidor de Seren. —Ok, vamos a ayudarte con esto, hermana. Menos mal que le dediqué toda mi niñez a Polyvore y a Stardoll —dijo, agitando la mano. Luego tomó un par de blusas mientras elegía a los candidatos.

Un suéter negro con cuello de tortuga y un pantalón blanco a la cintura junto a unas zapatillas blancas fueron el conjunto ganador por parte de las dos. Mientras Lana le acomodaba la cadena dorada en el cuello, Seren se ponía brillo sobre sus labios color coral.

Seren salió del vestidor luego de colocarse su perfume habitual y suspiró lista. Lana hizo lo mismo, recostada en su cama. Feliz por el resultado.

—Ya está.

—Tú eres tan guapa —aseguró, poniéndose de pie. Se acercó y le dio una vuelta mientras Seren soltaba una risilla. —Mírate.

—Me siento guapa —contestó la rizada, feliz. Se había recogido el cabello con algunos mechones fuera, sujetó su flequillo con un par de pasadores y volvió a mirarse, satisfecha con su trabajo. —Ahora manejaré a una posible muerte súbita.

—Solo no muestres que estás nerviosa y todo estará bien, ¿van a contarle a Santiago?

—Todavía no sé —respondió Seren tomando su bolso para colgarlo en su hombro. —Lo decidiré en el último minuto —añadió.

Lanzó un beso al aire para despedirse de la rubia y luego de un suspiro, y revisar que nada le faltaba, caminó hacia la salida.

HOLAAAAAAAAA

AAAAAAA

AAAAAAAA

LES SUBO ESTE CAP PORQUE ESTOY ORGANIZANDO UNA MARATÓN PERO YA PASARON MUCHOS DÍAS

ASÍ QUE SERÁ MARATÓN + ESTE CAPÍTULO EXTRA

TKM

BAI

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