17 || La fiesta. Parte 2
Asher observó a las dos amigas sin saber qué hacer o decir, Seren miraba fijo a Lana en busca de respuestas que la rubia no pensaba soltar a menos que le preguntaran algo específico, además, él quería salir corriendo para preguntarle a Alex lo que había sucedido.
Lo que le dijo a Seren antes no era una mentira, le encantaba el chisme.
—Yo... Voy adentro un rato, creo que ustedes quieren hablar —Asher le echó un vistazo a Seren, seguido de una pequeña sonrisa y se puso de pie, rodeando a la rubia para salir por la puerta hacia la sala.
Y se fue.
—¿Interrumpí algo? —cuestionó Lana, alzando las cejas.
—No, solo estábamos hablando.
—Oh, ¿y hablaron del beso? —preguntó sentándose justo en el lugar en el que antes había estado Asher.
La rizada abrió los ojos y miró hacia la puerta, por si el chico todavía estaba ahí. Al ver que no, susurró: —Lana, shhh.
La rubia, un poco enojada, le dio una palmada en la pierna.
—¡¡Esas cosas se hablan!!
Entonces Seren cruzó los brazos.
—¿Sabes de qué otra cosa se habla? ¡Del beso con Alejandro! ¿Qué pasó ahí?
Lana frunció los labios y aquel gesto se convirtió en una sonrisilla graciosa que llegó hasta sus ojos. Aquellos ojos verdes que atraían el desastre o la diversión, dependiendo de quién los estuviera viendo.
Seren solo veía desastre en ese momento.
Sus ojos inquisitivos intentaban derribar el muro de seguridad que veía en la mirada de su mejor amiga, pero como no podía con ella, Lana tuvo que ayudarle.
Resopló rodando un poco los ojos.
—¡No fue nada! Nada serio, al menos. Estábamos discutiendo en la cocina sobre quién era el más probable en emborracharse en esta fiesta, yo dije que él por obvias razones, es su primera fiesta aquí. Él dijo que sería Asher porque no tenía que manejar, así que yo respondí que eso no tenía sentido porque yo tampoco debo conducir y jamás me emborracho.
—Eso es porque tomas cerveza como el estereotipo de un padre latinoamericano —dijo Seren mirándola—. Y lo confirmo, porque mis tíos son ese estereotipo. Es muy difícil que entres en un estado de ebriedad grave.
La rubia colocó su cabello hacia atrás, como si aquello fuese un cumplido y sonrió orgullosa.
—En fin, una cosa llevó a la otra mientras nos reíamos y de pronto nos acercamos mucho, ¿qué quieres que te diga? Esto estaba destinado a suceder en algún momento. Somos amiguitos. —Encogió los hombros.
—¿Y tú cómo sabes que no tiene sentimientos por ti?
Lana suspiró y soltó una risilla.
—¡Porque lo hablamos luego del beso, hermana! ¿No te digo que estas cosas se hablan? —con un tono muy obvio colocó su mano sobre el hombro de su amiga—. De todos modos, no va a volver a suceder, fue solo un jueguito.
Seren no comprendía cómo Lana podía besar a alguien sin enamorarse de él de por vida, y ahí entró en escena su beso con Vad. Ni siquiera tuvo que conversarlo, porque aquella pequeña introspección le había dado la respuesta a su incógnita.
Vader también era su amigo y no sentía nada más que un gran cariño.
—¿Y Vad?
—¿Vad qué? —El rostro de Lana reflejaba confusión.
La otra encogió los hombros, estirando un poco los labios.
—No lo sé, pensé que había onda.
La rubia se echó a reír y soltó su hombro para golpear un poco su propia pierna, como si aquello fuese un gran chiste. Pero al ver a su amiga, se quedó en silencio.
—Oh por Dios, hablas en serio. ¿Vad? A Vad le gustas tú, además, no es mi tipo.
Esta vez fue Seren quien se rio.
—¿¿Yo??
—¿En serio, Seren? Pensé que sabías, es bastante obvio... Supongo que él sabe que Asher está interesado en ti y por eso no hace nada al respecto, pero le gustas. —Lana alzó la mano para enumerar con sus dedos lo siguiente: —Te mira todo el tiempo, sonríe como tonto. Es obvio que lo flechaste en esa fiesta. Tremendo besote que le diste, hermana. Además, no lo has notado, porque tú estás ocupada haciendo exactamente lo mismo con Asher.
La rizada pestañeó un poco y resopló con una risa.
—Eso no es cierto —respondió. La otra solo presionó los labios en una línea y estiró las manos.
—Tienes a los dos amigos babeando por ti, Serenata, tienes que estar ciega para no notarlo.
Y ella negó, porque era imposible. No podía negar la pequeña atracción que ella y Asher podían tener, ¿pero Vad? Lana estaba demente.
—¡Hay pizza! —gritó Alex desde adentro. La rubia se puso de pie de inmediato, porque ese ajetreo sentimental le había dado hambre.
—¡¡Espero que hayas pedido una opción vegetariana o no volveré a besarte, Alejandro Robles!! ¡Ya me escuchaste! —dijo más alto, entrando a la sala y dejando a su amiga con la cabeza hecha un acertijo sin resolver. La risa de Alex se oyó de fondo y de pronto Seren comprendió que ellos realmente no sentían nada más que una amistad por el otro.
Por otro lado, ella estaba confundida. Era imposible. Estaba imaginando cosas.
Se puso de pie también, alisando su camiseta antes de entrar con los demás, siguiendo a su mejor amiga. Echó un vistazo al panorama, Lana estaba comiéndose su pizza vegetariana mientras se quejaba diciendo que odiaba las aceitunas y las colocaba sobre la pizza de Alex. Alex se estaba comiendo las aceitunas mientras se reía. Gus y Ren estaban comiendo sus pizzas y cruzaban sus brazos como si fuese el champagne de su boda y se reían juntos de aquello. Vad y Asher por su lado, conversaban de forma alegre, ambos se estaban riendo de algo que había dicho Asher quien estaba de espaldas a Seren. Vad fue el primero en notarla y la saludó con la mano, aquel gesto hizo que Asher girara a verla y sonrió también.
Seren correspondió el saludo de Vad con la mano, acción suficiente para que Vad se acercara y asintiera.
—Hola, jefa —saludó asintiendo.
—Bernardo, buenas noches —saludó ella también. Vad se rio echando la cabeza un poco para atrás y solo se dio la vuelta, acercándose a la mesa donde estaba la pizza.
Ella frunció el ceño. ¿Por qué no le gritó por llamarlo por su nombre real como a todos?
«Ya estoy imaginando cosas», pensó. Y bebió un poco más de su gaseosa enlatada que ya se encontraba por la mitad, cada vez con menos gas.
—¿Pasó algo? —preguntó Asher, empujándola un poco con la cadera. Ella negó.
—Tonterías... ¿Qué sabores de pizza tenemos? —cuestionó cambiando de tema. —Porque a mí solo me gusta la de pepperoni.
El muchacho sonrió estirando su mano, en ella tenía una pizza de pepperoni sobre una servilleta de papel.
—Para usted, Aurora.
—Oh, muchas gracias, señor Ruiseñor.
Un jadeo ofendido sonó de pronto, llamando la atención de Seren.
—¡¡Estás haciendo metagaming! Aún no me he presentado así ante ti.
Metagaming: incorporar información que sabes (o te dicen) fuera de personaje en el rol.
—Entonces tú también estás haciendo MG, nadie sabe el nombre de Aurora, solo Lilith. Además, mi capítulo terminó con Aurora enterándose que tú eres el Nightingale que está buscando. Sé más de ti que tú de mí.
—Ok. Eso es... verdad. Me ganaste. Come pizza, voy por la mía, ya vuelvo —comentó alzando las manos,
Seren sonrió satisfecha por haber ganado esa batalla y observó cómo Asher iba por su pizza. Se quedó en su esquina, mirando alrededor. Casi a su lado, Lana y Alejandro conversaban entretenidos. Tenía a Vad mirándola, pero giró en cuanto se encontró con sus ojos y fingió que estaba bebiendo su cerveza, entonces lo hizo para completar su actuación.
Supuestamente, la única cerveza que iba a tomar en la noche.
El móvil de Seren sonó con la notificación de un correo que Leonardo envió, ella no dudó en leerlo cuando leyó el asunto: Colaboración - Implacable.
Sus pupilas se dilataron mientras iba leyendo el contenido del correo. Proponía que ella pudiera probar la versión beta de un juego que saldría un mes después. La empresa en cuestión, se llamaba Dungeon. Eso le bastó para entender de quién venía esa proposición. El mismo nombre que ella había recomendado a su agente ese mismo día por la mañana.
Un chillido de emoción sonó por toda la casa, sobrepasando la música que Alex había puesto desde que llegaron. Los amigos giraron a verla, confundidos por esa exaltación repentina, pero fue Asher quien se acercó a preguntar qué estaba sucediendo.
Ella no dijo mucho, o al menos no se le entendía. Saltó a abrazarlo mientras pegaba saltitos en el suelo, Asher no tardó en reaccionar y abrazarla también. Su perfume inundó las fosas nasales de inmediato y deseó que ese momento pudiera durar más, pero Seren se separó casi de inmediato.
—Perdón, me ganó la emoción.
Él resopló y negó rápido.
—Yo amo los abrazos, ¿qué estamos celebrando?
—¡El juego! —dijo. Él alzó una ceja sin entender nada. Seren notó que debía esforzarse un poco más si quería dejarse entender. Entonces tomó un poco de aire, y de paso, un poco de Coca-Cola.
—No entiendo —dijo Asher riéndose, la felicidad era contagiosa, eso sí. Tomó su teléfono y lo colocó justo frente a él para que pudiera leer. El chico repasó el mismo correo que ella había leído segundos antes, su sonrisa fue ensanchándose con el pasar de las letras. —¡Santiago!
—¡¡Ya sé!! —chilló ella en respuesta.
Entonces se volvieron a abrazar.
—No entiendo cuál es la emoción, pero veo que están felices, así que felicidades —dijo Alejandro.
A esos dos se les olvidó que sus amigos los estaban mirando.
—Me llegó un correo que supongo que también les llegó a ustedes. Es una propuesta para colaborar con una empresa nueva que sacará un juego dentro de un mes. Solo eso. Había visto este juego y Leonardo consiguió la colaboración, espero que puedan darle una oportunidad.
—¿Es shooter? —preguntó Alex. Seren asintió. —Ok, estoy dentro. ¿Alguien quiere vino?
Sonrió orgullosa y tanto Lana como Vad alzaron la mano. Asher estaba tan concentrado en la muchacha, que no notó lo que su mejor amigo estaba haciendo.
Asher se acercó a ella y por tanto a su oreja para susurrarle, aquello estremeció a Seren por la sorpresa.
—¿Por qué no les dijiste que es tu hermano?
—Les diré luego de que prueben el juego, no quiero que lo traten distinto solo porque es mi hermano. Santiago sabe que seré sincera, sé que tú lo serás y sé que Lana lo será también, pero prefiero que mientras menos gente lo sepa, mejor.
—Respetable —respondió con una sonrisa. —¿Vino?
—No puedo, conduzco.
—Perdona. Es cierto. Entonces te acompaño en la abstemidad.
—¿Esa palabra existe? —preguntó Seren entre risas. No le sonaba a una palabra real. Él solo encogió los hombros.
—Ni idea.
—¡Tengo una idea! Vamos a jugar Valorant. Si alguien pierde la ronda, bebemos.
—Yo no bebo —contestó Seren.
—Yo tampoco —dijo Asher.
—Ni yo —añadió Reno.
Alex pestañeó y no le costó decidir.
—Bueno, tomamos quienes queramos. Ustedes pueden ser el jurado si quieren, pero sí van a jugar.
La partida empezó así. Alex fue el primero y perdió porque el equipo era malo, aunque la siguiente en jugar fue Lana, y con el mismo equipo ganó, además se hizo un Ace. Ella era muy buena, no había otra opción. Asher y Seren jugaron y ganaron también, Asher con un poco más de suerte, ya que estuvo a punto de morir, pero de algún modo logró pasar la ronda. Gus empató, y el grupo decidió tomar de todos modos, Reno y Vad perdieron. Y así el círculo regresó con Alex, ganando esta vez. Lana volvió a ganar, Seren perdió y Asher ganó de nuevo. Vad ganó y Gus perdió. Al final, Reno dijo que «no había más partidas para ella, y eso se consideraba perder», así que bebieron una vez más.
Los amigos jugaron un par de partidas más, una más torpe que la otra porque el alcohol estaba haciendo su trabajo. También era más chistoso para los que ya habían caído bajo efectos del alcohol.
Alex, Vad y Gus estaban ebrios, Lana bebía una cerveza como si nada hubiera pasado. Era cierto lo que Seren decía, Lana no se emborrachaba fácilmente.
Y ahí fue, justo cuando Alex le cantaba «Mi niña bonita de Chino & Nacho» a Lana a todo volumen; Vader estaba sirviéndose una gran copa de vino y Asher se dio cuenta del panorama. Su mejor amigo, persona que era el supuesto conductor asignado, estaba ebrio hasta la médula.
—¡Vad! ¡Tú conduces! —Eso sonó entre una queja y un reclamo, el pelinegro giró a verlo.
—No shit, sherlock. Thanks for noticing, you sucker.
No me jodas, Sherlock. Gracias por notarlo, imbécil. (Lo primero es una frase dicha en inglés cuando alguien descubre algo obvio).
Nadie me dijo que, al ser el guardián de las almas gemelas, también tenía que aprender idiomas y el argot no solo de los jóvenes, sino también de los streamers.
Increíble.
Seren echó la cabeza un poco para atrás, sorprendida por la respuesta del chico que siempre parecía muy pacífico. Asher frunció el ceño, pero luego se relajó y suspiró seguido de una sonrisa triste.
—Ok, buddy. Suficiente alcohol hoy. Alex, ¿tienes café?
Alex estaba en el suelo mirando el techo y Seren rodó los ojos.
—Yo te ayudo con eso, trae a Vad a la cocina —dijo ella caminando hacia allá, Asher la siguió con su mejor amigo rodeando sus hombros. Reno y Lana se quedaron con los otros dos ebrios. —Siempre hay un borracho. ¡Siempre hay uno! —susurró esto último, recordando que la última vez, fue ella la ebria que no supo controlarse.
Asher se rio bajito, comprendiendo el trasfondo de su comentario, ella sonrió de lado aun estando de espaldas a él. Escuchó el ruido de la silla que Asher colocó para que su mejor amigo pudiera sentarse y observó los movimientos de Seren. Iba de un lado a otro buscando algo en las alacenas y cuando lo encontró, lo miró entre sus manos y volvió a dejarlo en su lugar. Como arrepintiéndose.
—El café no sirve. Solo hay que darle agua, ¿podrías traer una de las que están en la nevera en la sala? Y de paso, preguntarle si esa nevera se va a quedar en ese sitio, creo que debería cambiarla de lugar.
Asher soltó una risilla y asintió, saliendo de la cocina para buscar la botella que Seren pidió.
Hubo un completo silencio en donde solo se escuchaba un pequeño gemido del amigo ebrio que estaba sentado en la silla.
—El problema no es contigo, jefa, perdón si soné grosero —dijo el amigo ebrio que había recapacitado.
—¿Con quién es el problema entonces? —cuestionó Seren, apoyándose en la encimera de la cocina.
Se oyó un suspiro cansado.
—Con un amigo, lamentablemente, pero lo resolveremos. No te preocupes.
La rizada estaba preocupada, porque si lo que Lana decía era cierto, estaba causando un conflicto entre dos amigos y aquello no podría perdonárselo.
«¡¡Esas cosas se hablan!!» escuchó Seren. La voz de su mejor amiga estaba taladrando su mente.
—Vad, yo...
—Encontré agua —anunció Asher con la botella en su mano sin mirar ningún punto en especial—. Y no recomiendo salir, Gus le está bailando a Reno y baila horrible... —Miró a Seren y tragó saliva antes de seguir conversando. Se distrajo un poco con ella, pero volvió a la acción de ayudar a su mejor amigo.
Abrió la botella y se la entregó a Vad, quien se bebió el líquido como si no hubiera tomado agua en toda su vida.
Al terminar, por fin respiró y se tomó unos segundos antes de hablar.
—No puedo conducir... —soltó un gran eructo y se echó a reír por el sonido que él mismo había soltado—. Perdón.
—No me digas —respondió Asher, que también se estaba riendo por aquel sonido. —No te preocupes, Bernardito. Iremos en un taxi y mañana volveremos por tu auto.
La muchacha pensó dos veces antes de hablar, pero aún así, su boca actuó antes que la razón.
—De ninguna manera, viven a más de una hora de aquí y por la madrugada no hay tantos taxis que quieran ir hasta allá. Pueden quedarse en mi casa, tenemos una habitación de huéspedes y un sofá cómodo. Mañana tengo unos asuntos que conversar con Leonardo, así que los puedo dejar aquí de paso.
La oficina de Leonardo estaba cerca a la casa de Alex, tenía mucho sentido. Lo que no tenía sentido, es que estaba invitando a los dos muchachos a su casa. Seren dejaba que pocas personas entraran a su casa.
—¿Segura, Seren? Vad está un poco ebrio y tonto, no quisiera molestar...
—¡¡Lana!! —gritó, pero se tapó la boca al ver al pelinegro quejarse y sujetar su cabeza. —Lana sabe controlar a los ebrios, créeme —completó, sin dar mucho más detalle.
La rubia fue quien la llevó hasta su casa aquella noche, Seren sabía que entre tres personas podían cuidar de Vad.
La misma asomó la cabeza por la cocina y alzó una ceja al verlos.
—Tendremos visita hoy, los chicos van a quedarse a dormir en casa y mañana los traeré para que busquen el auto. ¿Podremos con Vad?
Ella sonrió y resopló, agitando la mano como si fuese la cosa más fácil del mundo.
—He tenido casos peores, por supuesto que podemos. ¿Nos vamos ya?
—Bueno, creo que la fiesta ya se terminó, ¿no?
—Alex está medio dormido en el suelo y estoy casi segura que si salimos, Ren y Gus se van a despedir de nosotros, entonces supongo que sí. Solo déjenme hacer una cosa más y estaré lista para irnos —anunció a punto de irse, pero Vad, con los ojos cerrados, tomó su brazo para que no se vaya.
Asher alzó las cejas y ocultó un poco la sonrisa, Lana y Seren se miraron confundidas.
—Amigo, deja que se aliste para salir —dijo Asher. Vad se quejó un poco, pero al final la dejó ir.
—Bye bye, beautiful angel. Come back soon —susurró.
Adiós, hermoso ángel. Vuelve pronto.
¿Bernardo?
Asher se rio en silencio, tapándose el rostro y Seren intercaló la mirada entre ambos amigos sin entender nada.
Seren se puso de pie y se acercó un poco a Asher, pero lo suficientemente lejos para que Vad no escuchara.
—¿Le pasa algo?
Asher la miró y sonrió de lado.
—Le pasan cosas —fue lo único que respondió. Luego se acercó a su amigo para tomar su brazo y rodearlo por su hombro y lo levantó como si no pesara nada. —Vámonos, Bernardo. Es hora de irnos.
Vad entre quejas, risas y un par de canciones, logró despedirse de sus amigos e ir al elevador junto a Asher, Seren le dio las llaves del auto para que se adelantaran, luego fue a ver en qué se tardaba tanto Lana, y lo que se encontró, fue la escena de su mejor amiga llevando al ebrio número dos de la noche a su habitación para que se acostara, Alex estaba más lúcido que antes y ambos se reían de tonterías que decía.
—Asegúrate de seguir recostado de lado, no queremos accidentes —dijo la chica. Seren sonrió recostada en el marco de la puerta.
—Lana, creo que he muerto —dijo el rizado, algo adormilado.
—¿Qué dices?
—Lana, estoy viendo un ángel. —Señaló la puerta. Lana giró y sonrió al ver a su amiga.
—Sí que lo es, pero no estás muerto. Es solo nuestra Seren siendo ella misma. Ahora sí nos vamos, ¿bien? Los chicos y Seren volverán mañana por el auto de Vad. Pórtate bien.
Él asintió con los ojos cerrados.
—¿No vienes conmigo? —cuestionó Seren. Ella ofreció aquello pensando que su mejor amiga estaría ahí como de costumbre. Pero Lana negó.
—Me he anotado a clases de baile de salón.
Seren pestañeó un poco, pero luego recordó que a su amiga le encantaba anotarse en cursos y luego dejarlos con el tiempo.
—¿Por qué clases de salón?
—Porque por ejemplo, siempre quise aprender a bailar tango, y porque si en algún momento tengo un baile, sabré bailar un vals. Además, ¿por qué no? Llevé clases de ballet toda mi vida porque mi mamá quería, ahora hago esto porque quiero. Es simple.
—Amiga, es tu dinero y tu vida, tú puedes ser lo que quieras ser —comentó Seren alzando las manos.
—Así es, y ahora elijo ser Barbie bailarina de salón —respondió orgullosa. Seren soltó una risilla y asintió. Ambas se despidieron de Alex, que no las escuchó porque estaba partiendo a su tercer sueño.
Ambas revisaron que todo estuviera en orden antes de salir de la casa y cerraron la puerta para luego subir al elevador.
Al bajar, en el estacionamiento, Reno estaba metiendo a su esposo al auto, las dos chicas se echaron a reír al ver el espectáculo. Tenía ambas manos empujando su trasero mientras el otro intentaba subir al auto.
—Dios mío, que ya tenemos una edad. El alcohol ya no se procesa como antes, ¿sabes? Ni siquiera deberíamos ingerirlo —comentaba Ren, mientras empujaba a su esposo.
—¡Por un beso de la flaca daría lo que fuera! —gritó Gus. —¡Flaca, bésame! —chilló él dándose la vuelta.
Ren cerró los ojos y solo se rio.
—Lo hago solo si te subes al auto luego.
—Daría lo que fuera, ya lo dije —comentó señalándola.
Renata suspiró y se acercó al único hombre que soportaba para darle un pequeño beso. Luego de ellos, Gus miró a sus amigas y agitó la mano despidiéndose feliz y se subió al auto.
—Adiós, amigas. Nunca se casen —dijo despidiéndose, luego subió al auto también, y se fueron.
—Qué papelón hace la gente ebria, yo jamás —comentó Seren con los brazos cruzados, esperando que Lana dijera algo.
Sin embargo, solo la miró de lado y caminó hacia el auto de su amiga. Seren se echó a reír y la siguió, pero del lado del copiloto. Asher estaba sentado del lado izquierdo y Vad detrás, aunque algo cambiaría aquello.
—¡Yo me quiero sentar con Lanita! —se quejó. Las otras tres personas miraron al pelinegro que estaba cruzando los brazos y con los ojos más tristes que alguien pudiera imaginar.
Como si algo realmente triste hubiese sucedido, y no solo que la rubia estaba sentada en otro sitio.
«Lanita» vocalizó Seren y presionó los labios en una sonrisita. Su mejor amiga la estaba mirando y solo alzó una ceja.
—Ok, pues. Yo me siento con el emo número dos —anunció saliendo del auto.
Asher entendió que debía cambiar de sitio con la rubia que iba de camino a donde él había estado sentado y salió del vehículo.
Luego de ese pequeño cambio, Seren empezó a manejar. Luego de eso, un gran silencio se hizo en el lugar.
Tenían una hora de viaje para pensar en sus actos, y la primera en hacerlo fue Seren, que empezó a razonar.
¿Por qué en lugar de invitarlos a su casa, simplemente no los dejó en la suya en primera lugar?
Porque luego debían buscar su auto, porque Vad estaba ebrio, o porque simplemente en el fondo estaba buscando otra forma de pasar más tiempo con él.
No, de ninguna manera. Solo quería ayudarlos.
Asher encendió el reproductor de música y la lista de reproducción de Seren y Lana empezó a sonar con They don't know about us de One Direction y ambas chicas cayeron.
Cayeron tan profundo que necesitaron cantar, sin importarles quiénes las acompañaban, porque esa canción no podía no ser cantada a todo volumen.
No había forma.
—People say we shoudn't be together. We're too young to know about forever... —empezó Lana. Eso hizo reír a Seren y presionó las manos sobre el volante para lo que venía.
—But I say, They don't know what they're talk talk talking about... —cantó Seren moviendo un poco la cabeza.
—'Cause this love is only getting stronger. So, I don't wanna wait any longer.
I just wanna tell the world that you're mine, girl, oh... —siguió Lana, agitando la cabeza de atrás a adelante como si fuese un metalero en medio del coro más loco de todos. Y luego fingió que tocaba la batería.
—They don't know about the things we do —continuó Seren negando con una mano.
—They don't know about the I-love-yous. —Lana se tocó el pecho, como sufriendo.
—But I bet you if they only knew... —Seren presionó el puño.
—They don't know —añadió Lana alzando un dedo.
They would just be jealous of us. —Asintió Seren.
Las amigas cantaron la canción completa mientras Asher la tarareaba, conocía la canción, pero no se la sabía. Vader por otro lado, se estaba durmiendo en el asiento.
Después de todo, estaba ebrio.
La música hizo lo suyo cuando el silencio volvió. Asher se unía a cantar con ellas cuando se sabía las canciones y de pronto Vad estaba dormido sobre las piernas de Lana. No podía más con su vida porque ya estaba muy cansado.
Y de pronto Gorgeous de Taylor Swift sonó. Seren sonrió negando con la cabeza y Lana se empezó a reír. Ambas entendieron a dónde iba todo. Ese mismo día por la mañana, Lana le preguntó a Seren cuáles canciones le recordaban a Asher, Ocean Eyes y esta misma fueron dos canciones que respondió de inmediato.
«Ninguno de los dos tienes pareja, pero sin contar aquello, me recuerda mucho a esta situación, ya sabes» dijo Seren
«Que te mueres por él, ya lo sé» respondió Lana.
Seren rodó los ojos al escuchar a su amiga reír, porque recordaba perfectamente sus palabras.
—Ey, esa canción la conozco —dijo Asher de inmediato, sacando a las dos amigas de los pensamientos que estaban compartiendo.
Y casi después de eso, Asher se puso a cantar. Se sabía casi toda la canción. Incluso hizo una pausa para escuchar la campanita y luego siguió cantando.
—Me agradas, Asher. Me agradas —comentó Lana feliz, acariciando el cabello de Vad como si fuese un gatito.
Seren dio la vuelta a la calle cuando llegó a un terreno conocido. Estaban cerca de llegar a su casa y de pronto notó que no solo estaba dejando que se quedaran en su casa, sino que ahora sabían dónde vivía.
Jamás había sido tan confiada con nadie.
Su ex tardó mucho tiempo en saber su dirección, pero con ellos todo era más fácil. No tenía que forzar las cosas, todo salía de forma natural.
A veces demasiado.
—Hemos llegado —anunció la rizada, saludando al vigilante quien la reconoció de inmediato y dejó que el auto pasara a la residencia.
Manejó por el área de estacionamiento y se aparcó en su zona, luego apagó el auto y cerró todas las ventanas. Asher bajó de inmediato y dio la vuelta para poder sacar a Vad del vehículo. Lana ayudó empujándolo un poco y todo se hizo más fácil desde ahí.
Seren tomó su cartera y bloqueó el auto cuando todos salieron. Luego caminaron juntos hasta la puerta para saludar al siguiente vigilante que no dijo ninguna palabra más que «buenas noches» , pero sí miró a los chicos con una sonrisa.
—Bienvenidos —dijo Seren dejando sus cosas sobre la mesa. —Puedes colocar el paquete sobre el sofá mientras acomodo las cosas en la habitación de huéspedes, es decir, el almacén de sillas y disfraces de Lana. Luego desapareció de su vista.
Asher se rio y llevó a su amigo al sofá de la sala. Lana fue a lavarse las manos en cuanto llegó y regresó de inmediato, comentando que podía lavarse también en el pequeño baño de invitados en la primera puerta del pasillo. Ella se encargaría del amigo ebrio.
Así que el de cabello cada vez menos gris, caminó hacia donde la rubia le indicó y se lavó rápido las manos, luego se miró en el espejo y tomó un poco de aire antes de salir.
Abrió la puerta un poco distraído y se chocó con un cuerpo que venía justo del otro lado del pasillo con una manta y dos almohadas grandes.
—¡Perdón! —chilló Seren cuando una de las almohadas se cayó.
—No pasa nada, fue un golpe suave —comentó alzando el objeto y señalándolo.
—Wow... Qué... mal chiste —respondió la rizada.
El chico unió los labios en una línea y asintió.
—Sí, estuvo horrible, pero ya lo había dicho en voz alta. No me podía retractar —dijo, echándose a reír y tomó todo lo que Seren llevaba en las manos para ayudarla. —¿Dónde va esto?
—En el sofá. Son para ti, te prometo que ese sillón es la cosa más cómoda del mundo. Parece una cama. Tanto que no me siento culpable de que tengas que dormir ahí. Yo llevaré lo otro a la cama de Vad. Oh, por cierto. Pueden usar la ducha del baño de huéspedes, no sé si quieres que Vad... Digo, podría tomar una ducha de agua fría. Eso le va a ayudar con el estado en el que está. Y pídele a Lana otra botella de agua, por favor, va a despertar con una resaca terrible.
Asher asintió y ambos se dieron la vuelta, cada uno por su lado.
—Lana, me dijo Seren que si puedes darme o decirme dónde están las botellas de agua para este ser desahuciado y también pedirte que nos lleves al baño más cercano para ahogarlo en agua fría. Digo... darle una ducha.
—Estaría bien, la verdad. Ahí atrás tenemos una piscina —bromeó Lana, señalando la puerta del jardín trasero. —Pero bueno, voy a ser buena anfitriona y los guiaré al baño del estudio de Seren. Creo que tengo pruebas de ropa de la tienda que vamos a anunciar que les puede quedar, así no duermen con eso mismo —comentó señalando a los dos. —Eso sí, van a tener que usar algo de colores, espero que no se derritan.
Y así empezó la siguiente aventura de Asher: Lograr que Vad se duchara sin terminar él también empapado.
Y más porque cuando despertó, lo único que quería era bailar.
—Estoy casi seguro que puedo hacer un pirouette —anunció Vad, uniendo sus manos en un círculo a la altura de su estómago. Asher suspiró cansado por cuarta vez y alzó la ducha de mano para echarle un poco de agua en la cara.
—No, no puedes hacer eso ahora mismo. ¿Puedes salir de la ducha de una vez, Bernardo?
—You are lovely, mate —contestó Vad saliendo por fin.
Eres encantador, amigo.
Asher revisó las camisetas que Lana le entregó y sonrió al ver que había una blanca con la ilustración de una oveja de colores y se la entregó a su amigo.
Si Vad y Lana no se subían a ese barco, Asher lo haría solo.
Eso lo dejó con una de color rosa con una plantita, pero estaba dispuesto a usar color si eso significaba que el barco empezaría a flotar.
Cuando los dos salieron, Seren alzó la ceja y soltó una risillas sorprendida.
—No lo puedo creer, está usando color, se va a desmayar —comentó. Asher se rio también y encogió los hombros.
—No lo sé, creo que el rosa me queda bastante bien.
Seren estuvo de acuerdo, pero no lo iba a admitir en voz alta. Eso sería una buena oportunidad para Asher de presumir lo guapo que era.
Porque él sabía lo que era.
—Lana, ¿sabes que puedo hacer una pirouette?
Asher cerró los ojos y suspiró por quinta vez.
—Ok, Bernardín, ven que te llevo a tu habitación. Asher está por golpearte con el cojín más cercano de esta sala —dijo Lana entre risas. Tomó el brazo de Vad y caminó junto a él a la habitación de huéspedes. —Y te voy a secar ese cabello, no vas a dormir con el cabello mojado.
Dicho esto, desaparecieron del lugar. Seren estaba sentada sobre el sofá en donde él dormiría y no se había dado cuenta de la situación hasta que notó que Asher no se había movido.
—¡Perdón! —se rio y se puso de pie del sillón en forma de «L», salvo que los dos largos eran del mismo tamaño. De ese modo, Lana y Seren podían ver televisión recostadas sin estar incómodas. Su mejor compra, según ellas. —Puedes dormir aquí.
—Gracias por dejarnos quedarnos hoy, Seren.
La muchacha, que no dejaba de intercalar entre sus ojos y la camiseta rosa que estaba usando, sonrió de lado y asintió.
—Si vas a andar por aquí con esa camiseta, puedo invitarte más seguido.
Aquello tomó a ambos fuera de guardia. La muchacha solo se despidió con la mano seguido de un «hasta mañana» y desapareció por el pasillo, repitiendo sin voz lo que había dicho, como si fuese lo más tonto. Por otro lado, la sonrisa de Asher creció cada vez más y caminó hacia el sofá con las mejillas rosadas.
Podría ser un efecto del color de su camiseta en su piel, pero estaba completamente seguro que aquello eran sus vasos sanguíneos faciales dilatándose.
—Se durmió el segundo ebrio, ¿a quién más debo hacer dormir? Al tercero le doy con mi puño en la cara y lo duermo más rápido —comentó Lana en la sala, pero al encontrarse solo con Asher, ladeó la cabeza. —¿Se fue a dormir Serenata?
—Sí, se acaba de ir —respondió Asher acomodando las almohadas en el sofá.
—Oh, bueno. Entonces es hora de dormir. Buenas noches, Asher.
—Buenas noches, Lana...
Y el silenció volvió. Pasó una hora desde que aquella última despedida. Asher miraba el techo, recostado en el sofá más cómodo de todos. Seren no exageraba cuando lo dijo. Pero de algún modo, aunque lo estaba, no podía dormir.
Como muchas noches, se puso a pensar. Y pensar lo llevó a considerar si estaba haciendo bien las cosas, todo estaba yendo perfecto y muy rápido; sabía que no debía acostumbrarse a lo bueno tan rápido. Le había pasado antes.
Todo estaba yendo sospechosamente bien.
No ayudó revisar su celular. En su mayoría, todos buenos comentarios sobre él y sus streams. ¿Realmente merecía esas palabras? Todo parecía un golpe de suerte.
Alzó la vista y notó que habían pasado dos horas ya. Cuatro de la madrugada.
De pronto el sonido suave de una puerta se oyó, y luego mucho silencio. Intentó fingir que estaba durmiendo, pero era inútil, porque ya habían visto la luz de su celular, y ya habían notado lo despierto que estaba.
—¿Asher? —llamó Seren en un susurro. Asher giró la cabeza hacia la izquierda, viendo la silueta de la rizada. Su cabello estaba recogido en una coleta alta. Jamás la había visto peinada así, ya que siempre llevaba el cabello suelto.
—Hola —susurró él también.
—Uhm, iba por agua y... vi la luz de tu teléfono. ¿Está todo bien? ¿No está cómodo el sofá? Podríamos mover a Vad y puedes recostarte con él si quieres...
—No, no. —Asher se levantó para sentarse mejor y se rascó la nuca antes de arreglarse un poco el cabello como solía hacer. —De hecho, tenías razón. Es muy cómodo. Creo que el problema soy yo.
Seren ladeó el labio y apoyó su peso sobre su otro pie.
—Sígueme —pidió ella. Asher se puso de pie y siguió a la rizada hasta la cocina. Seren caminó por el pasillo y revisó las alacenas hasta encontrar lo que buscaba. Una caja de distintos tipos de té. Tomó el hervidor y calentó un poco de agua, al cabo de unos minutos, Asher tenía una taza de Darth Vader en sus manos que ella mismo preparó. —Tan corta la noche y tan largo el insomnio, diría Polo. No está muerto, ni nada. Ahora que lo pienso, sonó a que sí... —Seren se rio y Asher la acompañó con una sonrisa. —Sé que está caliente, y hace calor, pero sirve. Es té de valeriana. Mi yaya, mi abuela Matilda decía que el té de valeriana es como una caricia suave para la mente inquieta. Y como persona que ha tomado mucho de ese té, te prometo que sirve. No sé si es algo de hoy, pero he estado ahí, ¿y sabes qué sirve? Decir en voz alta lo que piensas. —Asher la miró fijo y bebió un poco del té que le había ofrecido e hizo una mueca, porque era amargo. —Olvidé avisar que es un té un poco amargo, pido perdón.
El chico no pudo evitar reírse por su reacción.
—Está bien, creo que puedo soportarlo. Y sobre lo que dices... Es solo que dejé que mi cabeza ganara hoy. ¿Nunca pensaste que no mereces todo lo que estás viviendo? Como que hay mucha gente allá afuera que hace cosas mucho mejores que tú y lo tuyo es un simple golpe de suerte...
Seren suspiró y mirando arriba sonrió.
—El síndrome del impostor... Sí. He estado ahí muchas veces. Pasar por ello es más común de lo que crees. Dudas de lo que haces, sientes que no es suficiente y que la gente se va a cansar de ti, ¿verdad? —Asher asintió. Seren estiró los labios y chasqueó con la lengua. —Ven, hace calor. Hablemos afuera.
Ambos caminaron juntos hacia la sala, seguido de la puerta trasera en donde estaba el jardín y la piscina. Asher soltó un silbidito al ver la casa y observó su alrededor.
—Toda tu casa tiene tu toque, ¿sabes? Es muy linda.
Seren sonrió mirando también. Habían pequeñas flores por todos lados, un pequeño huerto un césped recién cortado.
—Mi casa es mi lugar seguro, el lugar que elegí para vivir siempre.
—Sabes tomar decisiones.
Ella soltó una risa sin gracia y se sentó sobre una de las sillas para tomar el sol, Asher la siguió y se sentó en la otra que estaba a su lado, pero como eran las que Seren y Lana usaban siempre, se encontraban muy unidas.
—No siempre he tomado buenas decisiones. Supongo que aprendí con el tiempo a hacerlo mejor, pero por ejemplo, ¿mi ex? Mala decisión —bromeó negando.
—Bueno, supongo que todos tenemos nuestros errores... Sobre lo que decías antes, el síndrome del impostor y todo lo que mencionaste, sí, eso me pasa ahora mismo.
—Asher, estás en el top de streamers en crecimiento, tu comunidad crece cada día, y no es porque estás de moda, ni nada parecido. Como persona que ve tus transmisiones, puedo asegurarte que eres una persona genuinamente entretenida. No solo eres gracioso, entretienes a la gente por muchas horas, y eso no es fácil. Tener tantas ideas y que todas funcionen no es algo que le pasa a todos. Y sí, es una cagada que uno sienta que en algún momento va a dejar de interesarle a la gente, ¿y sabes qué? Probablemente sí, a algunos, pero otros se quedarán, y vendrán nuevas personas también. Supongo que así es el ciclo de la vida, ¿no? Aplica para todo. Nadie es eterno.
—A veces es difícil recordarlo.
Seren sonrió de lado y encogió los hombros.
—Puedo recordártelo cuando lo necesites. Me lo dijo una persona, ¿te suena?
Asher rio bajito y la empujó un poco con el brazo.
El gato de Seren, Totoro, apareció por la puerta y en cuanto vio a su dueña, corrió hacia donde estaba y se recostó sobre sus piernas. El gato no estaba acostumbrado a ver gente despierta a esas horas, así cuando vio la oportunidad de recibir cariño, la tomó.
Seren lo abrazó y lo llenó de besos cuando lo vio, el gato estaba ronroneando y empujando el mentón de la chica con su cabeza.
—¿Ese es Totoro? —chilló Asher, pero intentó susurrar. La combinación de ambas cosas sonó chistosa. —¿Puedo saludarlo?
—Si le caes bien, dejará que lo toques. A Lana le costó un po...
Seren no siguió hablando, porque en cuanto Asher acercó una mano para que el gato pudiera olerla, se acercó a él y se recostó sobre sus piernas para ronronearle también.
—Creo que sí le caigo bien.
Seren selló sus labios cuando vio a Asher acariciar a su gatito. Totoro, aquel gato arisco que intentó pegarle a Alex la primera vez que lo vio, estaba sobando su cara contra la de Asher, como si fueran los mejores amigos del mundo.
—Sí, eso estoy viendo —respondió.
Asher la miró de nuevo y sonrió en grande.
—Gracias, Seren. Por el té horrible y por el recordatorio.
Ambos estaban recostados de lado en sus sillas, algo más cerca de lo habitual y solo se miraban intercambiando sonrisas y un par de acercamientos furtivos mientras conversaban.
La última luna llena de verano los acompañó esa noche. Ambos fueron testigos de cómo se fue ocultando, dando paso al alba y al sol que brillaba junto al cielo azul.
Seren y Asher hablaron de muchas cosas y no quisieron que aquel momento terminara, pero cuando el sol brilló y la alarma de Seren sonó, recordó que solo había dormido dos horas y tenía una reunión importante con Leonardo en unas horas más.
—El té de valeriana no sirve —dijo Asher mirándola a los ojos.
—No sirve si solo bebes un sorbo y dejas la taza llena sobre el césped —respondió Seren entre risas.
—Hoy no quise dormir por elección propia —comentó todavía mirándola.
—Eso es tierno, pero no es sano. No está bien no dormir, y yo tampoco lo hice. Me voy a presentar con Leonardo y los inversionistas con esta cara y estas pintas —dijo Seren, señalándose.
—¿Por qué lo dices así? Si estás preciosa.
La rizada pasó saliva y sintió cómo contuvo la respiración.
—Creo que voy a ducharme y voy a hacer el desayuno —anunció. Luego se sentó y cerró un poco los ojos, porque el sol desde esa dirección le daba directo en la cara. —Tú deberías dormir un rato.
—Lo hago si duermes conmigo —le dijo. Seren giró a mirarlo confundida, porque creyó escuchar que Asher le había dicho que durmiera con él.
«Ja ja ja, qué chistoso. Estoy sorda, creo» pensó.
—¿Qué?
—Me escuchaste la primera vez, compartamos ese cómodo sofá y tomemos una siesta. Nadie se va a desmayar si duermes un rato, Seren.
Ella pestañeó un poco, pero de pronto la idea no sonaba tan alocada. Seren realmente tenía sueño.
Asher se puso de pie y estiró la mano, esperando que ella la tomara. Y lo hizo. Caminó hacia el interior de la casa, y dirigió la mano que tenía ocupada a un lado del sillón, le entregó la segunda almohada que Seren le dio en la noche y se sentó.
Seren no sabía que estaba haciendo, culpó al sueño por sus acciones. Pero de pronto, ambos estaban recostados en cada asiento del sillón en forma de «L», él mirándola de frente, y ella de lado. Lo único que los unían eran sus cabezas.
—¿Se puede decir buenas noches en estos casos? —cuestionó Seren entre risas, luego tomó el control de la mesa y activó las cortinas que bloqueaban el paso de la luz solar, así todo se veía oscuro aunque afuera el sol brillaba cada vez más fuerte. —Ahora sí, buenas noches.
Asher, que estaba apoyando su rostro sobre sus dos manos mientras la veía, solo sonrió.
—Gracias por lo de hoy.
—No es nada.
—Es mucho.
Dicho esto, el chico depositó un beso en su mejilla y giró para recostarse bien y poder dormir.
Seren no se durmió de inmediato, no si podía oler su perfume de cerca, no si aún tenía el beso impregnado en su mejilla.
Y al fin, ambos se durmieron.
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH
digo, muy buenas noches.
Quienes no me siguen por otros lados, les cuento que básicamente casi me muero.
Mentira, pero tuve una gran gripe (aún estoy un poco enferma, pero ya me puedo sentar a escribir en paz).
Yo quería subirles una maratón, pero no tenía contemplado que me iba a enfermar y que iba a estar tosiendo como un señor que no ha dejado el tabaco en SESENTA AÑOS. Pero bueno.
Les traje un capítulo ligeramente largo.
Siete mil palabras.
Así se los digo, humildemente.
Ahora me voy, que yo sigo escribiendo.
Tkm
Besitos mil besitos.
Baaaai <3
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