01 || La teoría del caos
Matemáticas. (Y otras ciencias)
Difíciles de explicar y complicadas de entender para algunos, la cosa más fácil en el mundo para otros.
En esta ciencia en particular existe una rama en específico llamada nada más y nada menos que la teoría del caos.
Para una persona a la que le cuesta mucho esta preciosa disciplina, le encantaría explicarte cómo se ve esta hipótesis desde sus ojos.
La teoría dice que un acontecimiento insignificante puede tener consecuencias importantes, eso quiere decir que el aleteo de una mariposa podría llevar un desastre natural hasta el otro lado del mundo.
Aplicando todo lo que te estoy contando a esta historia... Bueno, mejor te cuento lo que sucedió.
Era una noche confusa cuando la mariposa voló por segunda vez en el día.
Seren miró directo a los ojos al chico que minutos antes había besado.
Estaba avergonzada.
Pero no por el beso, sino por el vómito que había expulsado sobre sus zapatos (que, para su mala suerte, además se veían carísimos).
Hubo un silencio de parte de sus acompañantes. Un silencio que lo decía todo, o al menos así lo era para ella. Se sentía mareada y también necesitaba colocar su cabeza debajo del subsuelo si eso era posible.
Pero espera, sé que no estás entendiendo nada. Mejor regresemos a unas horas antes de esa fatídica noche.
¡Qué sería la vida sin contexto! ¿Verdad?
En fin, todo empezó la misma tarde que Seren terminó su transmisión. Lana, su mejor amiga, estaba entusiasmada con la presentación de unos nuevos auriculares que las querían patrocinar.
—No solo son funcionales porque tienen un sistema de sonido muy bueno, y con cancelación de ruidos. Son inalámbricos, tienen un micrófono increíble y se cargan con luz solar o de la forma común. ¡Están hermosos! —anunció la rubia sentándose a su lado. Seren sopló uno de sus mechones ondulados fuera de su frente y terminó de ordenar su escritorio antes de salir a descansar.
—Ya leí el correo de Leonardo, sí. Pero aquí la cuestión es, tendrán una fiesta después, ¿verdad? —cuestionó dándose la vuelta para tener una mejor visión de su amiga. Lana sonrió de forma traviesa al notar que la había descubierto. —Te conozco hace más de diez años, Lana. Sé más de ti que tú misma. ¿Te emocionan los auriculares? ¡Por supuesto! Pero lo que quieres es salir de fiesta y terminarte hasta el agua de los floreros.
Lana se recostó sobre el suelo y estiró los brazos como preparándose para armar un ángel de nieve. Seren sonrió negando con la cabeza al notar que empezaría con su drama habitual.
—Tú amas las fiestas tanto como yo, pero decidiste esconder esa carita hermosa que Dios te dio y ahora no sales conmigo. ¡Dime que me odias ya! —Se quejó. Seren no dijo nada, pero se rio. Estaba acostumbrada a ese intento de chantaje emocional.
—Yo no tengo problema en salir contigo, mujer. Pero siempre eliges eventos en donde estará todo el mundo. Haces difícil mi anonimato —comentó. La pelinegra se acercó a su amiga y se recostó en el suelo también, pegó su cabeza con la de su amiga formando las doce y media en un reloj analógico.
Lana resopló de nuevo y se quejó mirando el techo. Pero algo pasó por su cabeza cuando alzó las cejas y chilló emocionada. Seren se veía confundida por el increíble cambio de emociones, pero ni siquiera tuvo tiempo de decir algo, porque Lana habló —o gritó, mejor dicho—. La rubia era una explosión de emociones todo el tiempo.
—¡Esta vez no hay peligro de filtrar tu cara, hija mía! ¡Es una fiesta privada sin prensa! Los demás streamers saben bien que no te gusta mostrarte. ¡Vamos! ¿Qué podría pasar?
La pelinegra la miró a los ojos, la rubia rodó por el piso hasta llegar a donde estaba su mejor amiga y se colocó justo encima de ella para aplastarla un poco.
—Me gustan las fiestas... —Seren se veía un poco más emocionada con las palabras de su amiga.
—Y habrá comida y bebidas gratis —aseguró Lana alzando una ceja. Seren se lo pensó unos segundos y con una pequeña sonrisa le dio a entender a su mejor amiga que había aceptado. —¿Esa fue una sonrisa afirmativa? Porque yo amo las sonrisas afirmativas, Serenata.
—Es una sonrisa afirmativa —añadió Seren un poco más contenta.
Lana alzó los brazos al cielo y se oyó como debajo de ella, alguien se quejó de dolor.
—¡¡Esto se va a descontrolar!!
Lana no sabía lo acertada que estuvo en ese momento. Porque nadie sabía que un evento para patrocinar unos nuevos audífonos sería como el detonante de la teoría del caos en ese preciso momento.
Llegó la noche en el país de Altagracia. La Ciudad del rey, lugar en donde Seren vivió la mayor parte de su vida, se sentía distinta. Cuando la pelinegra salió de la ducha, tuvo un pequeño momento de duda al verse al espejo. Hizo una mueca al observar su reflejo. Pensó que si salía, debía hacer un milagro en su apariencia. No era un día en el que sentía bonita, pero solo pensó que se le pasaría pronto.
Sin embargo, después de eso, todo le salió mal. Desde el delineado en sus ojos, hasta el no poder encontrar los botines que quería usar para ese evento. Alexa le avisó que el clima sería un poco caluroso, pero ella se moría de frío y no encontraba un abrigo que combinara bien con su atuendo.
Algo le decía que tal vez no era buena idea asistir, pero había otra voz que le advertía que, si faltaba, tal vez se perdería de las incontables anécdotas que Lana siempre le narraba al regresar de una buena fiesta.
Estaba cansada de no poder divertirse por miedo a mostrar su cara, pero ese fue el camino que ella misma había elegido y no le quedaba de otra que soportarlo.
—Hoy se goza, y hoy se bebe —dijo para ella misma, intentando convencerse de que todo lo que estaba haciendo era una buena idea.
Seren forzó al destino dejando que la pequeña mariposa aletease, y ese fue el inicio de todo.
Cuando por fin se alistó y pensó que se veía decente, salió de su habitación y se encontró con Lana que ya había empezado con la ante- fiesta —como ella la llamaba—.
La rubia contoneaba las caderas al ritmo de Te encontré de El Vega mientras la cantaba a todo volumen. Seren soltó una risilla sincera al notar que su amiga la cantaba con sentimiento sujetando una copa de vino.
—¡Eh, te encontré! —se echó a reír por lo que dijo y alzó las cejas al ver bien a su amiga —¿A dónde tan guapa? —preguntó mientras se acercaba a Seren bailando, estiró la mano y por supuesto que no dudó en estrecharla para bailar juntas. Lana tomó el control remoto para fingir que era un micrófono y empezó a cantar.
—Y es que esa carita, ese pelo, esa cinturita... —Le siguió Seren mientras su amiga le daba una vuelta con la otra mano. Ambas se echaron a reír.
—Esos ojitos tan bonitos, esa boquita rosadita... —Lana continuó. Una mirada cómplice pasó por sus ojos, ambas sabían que lo siguiente lo cantaría juntas: —¡Me hacen sentir el dueño del mundo! ¡Ay, ay, ay! ¿Quién lo creería que yo me enamoraría así? ¡¡Así!! —gritaron eso último de forma tan desafinada, que el gato que vivía en esa casa corrió disparado hacia la habitación de Seren por el miedo que había sentido.
—¡¡Perdón, Totoro!! —chilló Seren al ver a su mascota huir de ella.
—Qué mal cantas, Serenata. Qué vergüenza, observa a tu hijo escapar de ti.
Lejos de lo que Lana decía, Seren había nacido con un increíble talento para cantar. Aunque jamás había pensado utilizarlo de manera profesional, le gustaba cantar en sus transmisiones. Lo cierto es que era una escena tierna de ver. La rizada cantaba canciones de Disney mientras jugaba a videojuegos donde el objetivo era matar a los demás personajes. Uno de sus juegos favoritos era Valorant y era en definitiva, una gran y difícil oponente para muchas personas.
—Ya vámonos a la fiesta antes de que me arrepienta más —habló Seren—. Alexa, para la canción —ordenó. Lana la detuvo alzando una ceja.
—No, señorita. Sé que insistí en ir a este evento, pero sabes que si no quieres ir, o no te sientes cómoda, no es necesario que lo hagas. —En aquel momento fue seria, no quería que su mejor amiga no se sintiera segura, solo quería que se divirtieran como antes, pero si eso significaba que Seren no se sentía feliz, entonces no quería nada.
—No es eso, es que creo que mi outfit está horrible y Alexa dijo que hará calor, además mi delineado no está bien hecho —se quejó por fin. —Pensándolo bien, el clima en Altagracia es tan inestable como la vida útil de mis teclados, mi outfit está hermoso y el delineado jamás me sale bien. Ese fue mi problema del primer mundo de hoy. Ahora que me quejé, me siento mejor. ¡A la fiesta! —chilló Seren alzando las manos. Lana pestañeó un poco observando a su amiga. Tomó aire y se rio en silencio.
—Lo que tengo que aguantar con esta gente famosa, de verdad... —murmuró a propósito, para que su amiga la escuchara.
—Lo dice la persona que acaba de alcanzar los dos millones de seguidores en Twitch —contestó Seren murmurando también. —Hoy vamos a celebrar eso también, por cierto —dijo cerrando la puerta de su apartamento.
Las amigas pidieron un taxi por aplicación, ellas conversaron un poco sobre novedades y chismes del internet en general. El Uber no tardó más de cinco minutos en llegar a su ubicación, y ellas no tardaron más de veinte minutos a llegar al evento al que las habían invitado.
Lana era una cara conocida, pero no mucho. Por lo tanto, no levantaba el grito de las masas en un lugar común, eso le ayudaba mucho a ambas a poder pasear por su ciudad sin problema.
De todos modos, aunque les gustaban las fiestas, no les gustaba salir mucho de casa. Eso les beneficiaba mucho, y sobre todo a Seren al poder esconder su cara sin mucho pesar.
—Hoy voy a hacer algo loco —anunció Seren mirando la puerta. Lana giró a mirarla y alzó una ceja.
—¿Qué dices, loca?
—Me refiero a que vengo a divertirme. Así que, por favor, si ves que me voy a subir a una mesa, detenme.
—Lo haré —rio Lana. —Hace mucho que no salimos... Desde que terminaste con ese adefesio.
—No invoquemos al mal cuando estoy diciendo que me quiero divertir, Lana. Por Dios. Hoy no salgo de este lugar si no me besuqueo con un desconocido.
Los ojos de Lana brillaron al escuchar a su amiga. No por lo que decía, sino que después de meses oía a la real Seren hablar. Hacía mucho que no la sentía feliz, pero esas últimas semanas fueron un detonante. Tenía una gran comunidad que la apoyaba en todo, de los números más altos en las estadísticas de la plataforma, y, sobre todo, un corazón contento.
Seren había vuelto a ser ella.
—Estaré pendiente de ti. Hoy no serás la amiga asignada, Serenata. Hoy Lana será responsable de ti. Prometo solemnemente cuidar de tu integridad como persona y no dejaré que beses a sapos feos.
Seren se echó a reír y negó con la cabeza. Ambas se dieron una mirada antes de entrar a la fiesta. El evento había terminado, ellas se saltaron esa parte porque vieron la transmisión por internet.
De todos modos, ya sabían que su agente aceptaría ese patrocinio por ellas.
Ya probarían el producto cuando les llegase a casa. Lo importante en ese momento, era la fiesta.
Luego de identificarse con el equipo de seguridad, ambas entraron al establecimiento que por fuera se veía como el lugar más silencioso del mundo, a diferencia del interior en donde la música resonaba casi tan fuerte como los pensamientos de Seren a diario.
Ambas sin decirlo, se sintieron como en el inicio de una película en donde las dos protagonistas entraban al lugar, solo que no llamaron la atención del público como solía pasar. Todos los invitados estaban ensimismados en sus propios acompañantes. El ambiente se veía divertido, la gente bailaba, bebía, y de vez en cuando se movían de lugar para saludar a uno que otro conocido con el que compartían una pequeña conversación mientras volvían a bailar. Eso hizo sonreír a Seren.
Ella tenía el poder de identificar a cientos de creadores de contenido sin que ellos supieran a quién tenían en frente, y eso le daba gracia.
—¡Mira quiénes están ahí! —chilló Lana cuando divisó a unos amigos suyos cerca de donde estaba el barman. Seren sonrió al verlos, hacía mucho que no veía en persona a Renata y Augusto. Los veía a diario por internet, pero al ser personas de internet, recortaban mucho su tiempo para socializar en persona con sus amigos.
—¡No me lo puedo creer, Gus! ¡Mira quién ha venido a la fiesta! —chilló Ren al notar que Lana y Seren se acercaban.
—Imposible —contestó Augusto removiendo un poco su bebida.
Seren solo negó con la cabeza y estiró los brazos para atrapar a ambos en un saludo afectuoso. Lana corrió al ver la escena y saltó sobre ellos tres para abrazarlos también.
—Reno, Gusi, es un gusto verlos de nuevo —Seren hizo una pequeña reverencia como si estuviese dirigiéndose a la realeza. —¿Cómo están mis dos amigos más ratas?
—Como siempre, Seren amiga, intentando conquistar el mundo, etc, etc, etc —dijo Ren sentándose de nuevo en su silla. —¿Me das otra cerveza, por favor? Tan helada como el corazón de esta persona—pidió al barman, el muchacho asintió de inmediato y entre risas se dio la vuelta para sacarla de la nevera.
Seren hizo una mueca, fingiendo que le había dado risa lo que Reno dijo al señalarla, pero Titi mi preguntó de Bad Bunny empezó a sonar de fondo y eso hizo que el grupo de amigos dejara todo lo que estaba haciendo para correr a bailar.
—¡¡Te amo, Bad Bunny!! —gritó Gus alzando los brazos— Yo quisiera enamorarme, ¡pero no puedo! —coreó la canción mientras sus amigas bailaban a su alrededor. Él se sentía Bad Bunny.
—¡Báilame, Gustavo! —pidió Ren, Gus ni siquiera se detuvo en reclamar que él no se llamaba así, había sido poseído por espíritu del baile.
Seren se echó a reír cuando Gus se echó para adelante para perrearle a las tres. Los cuatro amigos se estaban divirtiendo, pero después de cinco o seis canciones, necesitaban ir a tomar algo porque se estaban deshidratando.
—Somos streamers, no deportistas. Me la paso sentado jugando muchas horas de mi vida —se quejó el muchacho.
—Habla por ti, yo hago ejercicio todos los días —contestó Seren. Ren se rio y contestó de inmediato.
—Es que tú no eres humana, Serenata.
—¡Eh, yo también me ejercito! —Lana la defendió.
—¡Ya la contagió! —chilló Ren colocando su mano sobre su frente—. Cristo rey, ¿qué será lo siguiente? ¿Comer sano? ¡Ay, no!
Seren ignoró a su amiga escondiendo sus ganas de reír y se dirigió al barman. Le pidió una bebida y otra para Lana, sabía exactamente qué pediría. Aunque sabía que su amiga había prometido no tomar esa noche, quería al menos ofrecerle un vaso. Sabía que después Lana bebería agua o un refresco y todo estaría resuelto.
El grupo bailaba mientras les preparaban sus bebidas, entre bailes chistosos y un par de chismes, una persona en específico se detuvo para echarle un mejor vistazo a la persona que había encontrado en medio de la pista de baile.
—¿Lana? —Seren llamó la atención de su mejor amiga con un codazo. La rubia giró a ver justo donde la pelinegra señaló. Ambas alzaron las cejas.
Las luces violetas de la fiesta se movían por todos lados, pero de vez en cuando enfocaban el centro del lugar, ahí bailaba un muchacho de una edad parecida a la de Seren. Podía describirlo como un chico bastante guapo en general. Era alto para ella, aunque Seren de por sí ya lo era. De lejos podía ver que tenía ojos claros, pero quería acercarse a él para verificar el color.
La chica rizada intentó cerrar la boca y mirar a otra parte, pero de pronto empezó a sonar Lover de Taylor Swift en su cabeza y no podía pensar en otra cosa que en seguir viéndolo. La realidad la trajo de nuevo a la fiesta cuando un móvil chocó con su rostro y se dio cuenta que en realidad la canción sí estaba sonando y no era producto de su imaginación. Lana estaba reproduciendo la canción cerca de su oreja con una sonrisilla traviesa y Seren se desternilló de la risa cuando lo notó.
—Está guapito —Lana aseguró devolviéndole el codazo luego de pausar la canción. Seren asintió dándole otro trago a su bebida y sonrió.
—Me quiero acercar. Me gustaría saber de qué color son sus ojos, desde aquí no los distingo —mencionó Seren. La risa de Lana retumbó por encima de la música y asintió dándole su bendición. —Te pido una cerveza, por favor. —Giró rápido al barman, quien de inmediato le entregó lo que pedía.
—Ve allí, amiga. Yo estaré aquí con los demás por si necesitas algo. Ya sabes que solo debes hacerme la señal e iré a buscarte si te sientes incómoda.
Seren miró a su amiga por última vez antes de acercarse al chico de las luces violetas. Le pareció un detalle bonito que el color no dejase de perseguirlo porque sin conocerlo, sintió que era un tono que le quedaba bien. Él vestía con pantalón tipo cargo negro, una camisa blanca y encima una sudadera negra con la ilustración lateral de un anime que no supo identificar. Llevaba unas Chuck Taylor negras y un peinado medio desordenado dentro de su propio orden. Por supuesto que su cabello era color entre blanco y gris, y combinaba con su atuendo. Para verse como alguien emo, bailaba bastante feliz con nadie en especial. Solo danzaba con todos y se reían. Ambos llevaban en sus manos la misma botella. Seren le dio un buen trago al líquido amargo e hizo una mueca porque estaba helada. Pensó en que al día siguiente tendría que hacer un ritual con un buen té caliente para no sufrir con la voz en plena transmisión.
El chico giró a verla justo cuando Seren terminó de beber el trago de cerveza, por lo tanto, su primera impresión fue ella con una mueca de fastidio, y pudo jurar que, además, soltó uno de esos eructos silenciosos provocados por el gas del líquido amarillento. Pero luego ella le sonrió y él olvidó todo lo anterior por unos segundos. Asher alzó la mano para saludarla y ella hizo ondear sus dedos para saludarlo también. Ambos caminaron hasta acercarse un poco más y por fin Seren pudo estar segura que sus ojos eran de color azul. Un azul distinto, justo del color del tono del cielo que le gustaba en verano, y justo del color de su piedra preciosa favorita. Del ópalo.
—¿Bailas? —fue lo primero que él le dijo. Seren sonrió y asintió. No dejó de mirarlo a los ojos, aunque por un momento se distrajo observando su rostro en general. No solo tenía ojos preciosos, también una nariz envidiable y un arito en la nariz, cosa que ella tenía mucho tiempo pensando en hacerse.
—A veces —respondió ella. Él se rio. A simple vista le pareció atractiva, pero cuando la escuchó hablar y cayó por completo. Seren tenía los labios gruesos y unos ojos marrones que brillaban por encima de cualquier cosa. Llevaba un atuendo bastante distinto al suyo, sin duda tenían estilos diferentes. Ella vestía un suéter blanco con cuello de tortuga, unos jeans azules hasta la cintura rodeados de una correa negra y unas zapatillas blancas con detalles amarillos, verdes y lilas.
Seren y Asher eran el yin y el yang.
El peliblanco sacudió las caderas y eso solo provocó que Seren quisiera bailar con él. Ambos se rieron y se movieron al ritmo de la canción que estaba sonando. Los siguientes minutos no se comunicaron con palabras. Bailes raros, vueltas, risas con amigos y una que otra cerveza en el medio para calmar la sed. Seren y Asher bailaron casi una hora, y cuando Una vaina loca de Fuego sonó, ambos alzaron los brazos al cielo como si hubiesen escuchado el mismísimo himno nacional.
—¡Amo esta canción! —alguien gritó por ahí. Ellos dos estuvieron de acuerdo con el desconocido sin decir mucho más.
Asher movía sus brazos formando un círculo mientras Seren movía los brazos en el aire junto a su cabeza. Pero alguien la empujó hacia el peliblanco y ninguno de los dos pareció incomodarse por la cercanía, ni siquiera cuando ella pasó su mano por su nuca mientras se deslizaba un poco hacia abajo y volvió arriba en cuestión de segundos. Asher sonrió de lado y colocó su mano sobre su cintura para dar una vuelta mientras se reían.
«Me siento como en estas ediciones en Tiktok que les hacen a mis amigos», pensó Seren. «¡No he revisado el contenido que debe subirse mañana a Youtube!», recordó también.
Estaba algo contenta, pero no estaba borracha. Todavía estaba lo suficientemente consciente para recordar todas sus responsabilidades.
Necesitaba ingerir más alcohol.
—Necesito más alcohol —dijo Seren.
—Te acompaño —respondió Asher de inmediato.
Ambos caminaron juntos hacia donde estaba el barman, y por consecuencia, también Lana y los demás. Seren intentó ir del otro lado para no encontrarse con sus amigos. Ya tenía suficiente con tener seis ojos sobre ella desde que empezó a bailar con Asher.
—Hola, ¿me das algo con vodka, por favor? —habló Seren. El barman pestañeó un poco sin saber exactamente qué quería, pero por las anteriores bebidas que pidió, pensó que un Cosmopolitan le gustaría, y acertó. —Oye, ¿Cómo te llamas? —cuestionó la pelinegra, le regaló una sonrisa a quien le tendió su bebida y tomó un trago antes de girar a verlo.
—Asher —contestó él.
Seren no se lo podía creer. Debía ser una casualidad o un chiste.
¿Qué probabilidad en el mundo había de encontrar a alguien llamado así?
Asher, como Asher el protagonista de su leyenda favorita —Leyenda que también le había dado su nombre de streamer. Y no solo se llamaba Asher, sino que tenía el cabello blanco. Por supuesto que ese era un chiste. No podía ser cierto.
Además, estaban en Altagracia, ¿por qué tenía un nombre en inglés? Era raro. Todo muy raro.
—A... Asher —repitió alzando una ceja. Él asintió sin titubear, pero alzó una ceja al ver su rostro.
—¿Estás bien?
—Todo en orden.
Asher dudó un poco, pero cedió al ver la seguridad con la que contestó.
—Y tú, ¿cómo te llamas? Estaría bien saber cómo se llama mi pareja de baile.
—Ah, sí. Mi nombre es Serena —habló ella sin darle mucha más importancia. Ella solo quería besarlo y no hablar sobre sus datos personales. No quería hablar sobre sus estudios o trabajos. No quería dar indicios de nada.
Empezó a desanimarse con sus propios pensamientos. Le costaba mucho relacionarse con nuevas personas por esa misma razón.
—Bonito nombre, ¿bailamos? —Él estiró sus manos y Seren frunció el ceño.
¿No quería hablar de nada? ¿Solo quería bailar? ¿Era tan simple como eso?
Seren sonrió.
—Vamos a bailar —aceptó. Tomó su mano y ambos caminaron juntos al ritmo de la canción que ya estaba a la mitad. Ambos pasaron en medio de un grupo de gente, pero Seren no corrió la misma suerte que él, alguien chocó con ella y una bebida roja voló en el aire hasta caer directo hasta su blusa blanca.
Seren alzó su copa para no romperla, pero abrió la boca porque el líquido que le cayó estaba helado.
—¡Perdón! ¡¡Perdón!! —pidió de forma repetitiva la dueña del cóctel.
Seren se alejó diciendo que no pasaba nada, lo único que quería era ir a los servicios y limpiarse. Lana corrió de inmediato hacia ella al ver que algo había sucedido. Asher señaló los baños y en cuestión de segundos llegaron hasta ahí.
—Te espero aquí —le dijo él. Ella solo le sonrió y entró junto a su mejor amiga.
La rizada se miró en el espejo. Era un desastre. Estaba despeinada, el delineado que tanto había criticado se le había corrido y por si fuera poco, tenía una marca roja gigante en el pecho.
—Estás hermosa, antes que digas algo —se apresuró Lana. Seren solo la miró sin comentar algo, pero la rubia tenía algo más que decir. —¿Sabes que es lo bueno de ser Serena Altamirano? —cuestionó tomándola de los hombros. Seren solo alzó las cejas esperando que la sorprenda. Lana sacó el bolso de su mejor amiga y lo abrió sobre la mesa del lavabo. —Que Serena Altamirano jamás sale de su casa sin una blusa extra. Regla número tres de la familia Altamirano. Una muda de ropa siempre te salvará el día. Hasta el día de hoy, una muda de ropa tuya siempre me salvó a mí, pero esta vez me toca entregarte esta ofrenda, amiga mía. —Lana le entregó una blusa de color amarillo claro que combinaba bien con lo que estaba usando. —Ahora solo necesitamos arreglar ese delineado y me vas a decir la marca de máscara de pestañas que usas porque están intactas. Ah, sí. Y vas a cambiar la marca de ese delineador. Te dije que no servía porque no es a prueba de agua, pero como siempre te gusta darme la contra... ¿En qué estábamos? —preguntó, pero sola recordó lo que tenía que hacer. Sacó una toallita para quitarle el maquillaje restante y ayudó a su amiga con el delineador. Seren se miró al espejo y sonrió. Le gustaba cómo Lana le había delineado el ojo.
—Te quiero mucho, ¿te lo dije?
—Ya sabía. —Lana encogió los hombros—. Ahora ve con el de pelito blanco. Se ven bonitos bailando.
Seren sonrió y le dio un beso en la mejilla. Lana solo agitó las manos para advertirle que ya debía irse.
Ya con un mejor humor y la blusa limpia, salió a buscar a su compañero de baile, pero no lo encontró.
Pensó que tal vez de había tardado mucho y él se había cansado. Pero no, porque justo cuando lo buscaba con la mirada, lo encontró hablando con una muchacha y pensó que tal vez no querría seguir bailando con ella.
Seren se sintió mal por un total de dos segundos, luego estiró ambos labios y encogió los hombros. Sus ojos y la luz violeta que antes la había llevado hasta Asher, de pronto la llevó hacia un chico que miraba a todos desde una esquina con un vaso en la mano.
El muchacho en cuestión tenía el cabello largo y negro, unos pantalones de cuadro gris y un abrigo negro, un cinturón encima y una camisa del mismo color. Tenía anillos sobre casi todos los dedos y sonreía de vez en cuando al ver cómo la gente ya ebria bailaba sin mucha vergüenza.
Seren pasó su lengua por dentro de su labio inferior mientras pensaba qué hacer. Miró su copa y bebió lo que quedaba en el interior, la dejó en la mesa y caminó directo hacia el chico que había estado mirando.
Ella se iría a casa a descansar luego de tener su beso.
Era su objetivo de la noche. Estaba harta de pensar en «qué habría pasado si...».
Ella quería su beso.
—¿Alérgico al baile? —preguntó Seren apoyándose en la pared a su lado, justo como él.
El pelinegro la miró de lado y sonrió.
—No, solo no es mi tipo de música.
«Ah, uno de esos», pensó ella. Pero también reconoció un acento diferente. Definitivamente el español no era su idioma natal.
—¿Y cuál es tu tipo de música?
El chico dudó en hablar y aclaró la garganta. Luego respondió algo, pero Seren no escuchó. Ella le pidió que repitiera.
—Algo como... ¿Vocaloid? —A Seren le pareció chistoso como lo pronunció, pero aun así se quedó en completo silencio.
Seren pestañeó.
—Te gusta Hatsune Miku.
Él abrió los ojos en grande.
—¡Me gusta la música! ¡Hatsune Miku tiene dieciséis años, quiero recalcar!
Ella se echó a reír y asintió.
—Entiendo, entiendo. ¿Y qué otra cosa te gusta? —cuestionó Seren. Él se incorporó y Seren pudo medir su tamaño real. Ambos eran casi del mismo tamaño, por lo tanto, Seren lo vio a los ojos.
—No sé, uhm ¿tienes alguna recomendación?
—¿Alguna vez escuchaste Suavemente de Elvis Crespo? —preguntó ella sin pensarlo mucho—. Me gusta mucho la primera frase de la canción.
Seren había ido con un propósito y lo cumpliría a como dé lugar.
«Hazlo en grande o vete a casa». Primera regla de los Altamirano.
Por supuesto que él no había escuchado la canción. El español en efecto, no era su idioma natal. Todo lo que Vader sabía sobre ese idioma, era lo que su mejor amigo le había enseñado. Por lo tanto, el chiste a Seren no le salió bien.
—No, ¿es buena canción? —preguntó Vader de forma inocente. Seren suspiró y sacó su teléfono móvil del bolsillo, buscó algo rápido y reprodujo la canción mirándolo con decepción.
«Suavemente... bésame. Que quiero sentir tus labios...».
El chico puso sus labios en forma de «o» cuando por fin entendió. De inmediato sus labios se elevaron y se tomó el atrevimiento de apoyar su mano en la pared, justo encima del hombro de la pelinegra. Ella pasó de decepción a alegría en menos de un segundo.
¿Conseguiría su beso por fin?
—¿Podríamos hacer todo de nuevo? Empecemos después del tema de Vocaloid. No quiero volver a decirlo.
Seren se echó a reír y lo tomó del cuello para atraerlo más.
—¿Y si nos adelantamos hasta la mejor parte?
—Por supuesto —contestó Vader acercándose, de inmediato se detuvo—. Pero antes, ¿puedo saber tu nombre?
Ella sonrió cerrando los ojos.
—Serena, ¿y tú?
—Me llaman Vader.
—¡¿Te gusta Star Wars?! —Seren chilló emocionada. Él asintió de forma enérgica. Ambos mantenían la posición en la que estaban. Bastante cómodos como para estar a cinco centímetros de distancia.
Seren amaba muchas cosas, pero la saga de Star Wars y todo lo referente a Marvel la enloquecía.
—Bésame antes de hacer un chiste sobre besar a Darth Vader, por favor. Luego no querrás hacerlo —pidió Vad mirándola a los ojos. Seren trató de reprimir la risa, pero eso fue imposible.
—Eh, la fuerza me trajo hasta aquí —habló Seren mirándolo a los ojos. —Además yo vivo enamorada de Anakin.
—Entonces supongo que esto va a salir bien —respondió él acariciando su mejilla. Seren estiró un poco el labio superior y terminó de acercarse lo suficiente para que lo próximo fuese el beso. —Hello there.
—General Kenobi —dijo Seren de inmediato con una sonrisa.
Era perfecto. Le acababa de hacer una referencia a una de sus escenas favoritas. Seren no aceptaría ningún mal comentario sobre Vader por el resto de su vida.
Seren tomó la delantera al terminar con el ya reducido espacio que quedaba entre ambos. Algo se apoderó de ella cuando dejaron las risas de lado. Vader se sorprendió un poco y demoró poco menos de un segundo en reaccionar, sujetó su cintura con la mano que no estaba apoyada en la pared y ella suspiró. La pelinegra sintió como de pronto la sangre que hasta el momento solo había bombeado su acelerado corazón, subió hasta su cabeza. Sentía las mejillas calientes, pero eso no la detuvo. Colocó ambas manos sobre el cuello del muchacho y —como si eso fuese posible—, lo acercó más a ella.
Vader y Seren de pronto eran uno solo, ni siquiera se dieron cuenta cuando los minutos pasaron, pero él se alejó un momento para tomar aire, no sin antes mordisquear su labio inferior.
Ella pestañeó un poco al observar la escena que tenía enfrente. Vader respiraba entrecortado con los labios mucho más gruesos que antes, y detrás, Asher los miraba divertido.
El peliblanco aclaró la garganta con una risilla de lado. Vader giró a verlo, y lejos de ignorarlo, lo saludó como si nada.
«No me jodas», pensó Seren.
—Eh, Serena, te presento a mi mejor amigo. Se llama Asher, la razón por la que ahora vivo en Altagracia. —Vader rodeó el hombro de su amigo mientras Seren los veía en silencio.
—Sí, sí. Ya nos conocimos hace un momento —comentó Asher—. ¿Todo bien?
—Necesito otra cerveza —fue lo único que dijo Seren antes de no solo salir corriendo de ahí, sino que también tropezó al chocar un pie con el otro. Se habría caído si el hombro de un desconocido que bailaba no hubiera estado ahí.
Sin embargo, no miró atrás. Levantó la cabeza como si nada y retomó su camino hasta donde estaban sus amigos. Lana y Ren fueron las primeras en recibirla, pero la rubia fue la primera en notar que no estaba bien. Tenía esa sonrisa en donde fingía que todo estaba en orden.
—¿Qué pasó? —cuestionó su mejor amiga. Seren estaba sonrojada, despeinada y le empezaba a doler el rostro por sonreír tanto. —Vamos, relaja esa cara —pidió. Presionó sus mejillas y poco a poco dejó de hacerlo.
—¿Recuerdas al chico con el que estaba bailando hace un momento?
—El de cabello blanco.
—El mismo. Es el mejor amigo del que me estaba besuqueando hace menos de un minuto.
Lana la miró con una ceja alzada.
—¿Y?
—¡¿Cómo que «y»?!
—No es nada tuyo, ¿qué tiene? —interrogó.
Lana veía la vida con tanta facilidad, y Seren se la complicaba tanto.
—Bueno, no lo sé. Fue incómodo. Ya no quiero saber nada de ninguno de esos dos. Quiero una cerveza y también quiero vodka. O tequila. O los tres juntos.
—Bueno... Viniste por un beso y lo conseguiste, así que puedes hacer lo que quieras, hermana. ¡Vamos por esa cerveza! —Lana alzó la mano como si fuese su grito de guerra. —Has vivido mucho el día de hoy, tu corazoncito no aguanta tanto en una sola noche.
Otro error.
Lo que Seren recordó desde ese momento en adelante, fueron solo piezas de historias que sus amigos le contaron al día siguiente.
Ella realmente se bebió hasta el agua de los floreros en un pequeño descuido de Lana.
«Tenía sed», le dijo estirando el labio inferior.
Aun así, los cuatro amigos bailaron lo que nunca estuvo escrito y se divirtieron mucho. Ir a una fiesta con Ren, Gus y Lana jamás era una opción incorrecta.
—Ya nos vamos, amigas. ¡Diviértanse mucho! —Ren les dio un abrazo antes de irse.
—¿Por qué se van? —preguntó Seren.
—Hermana, nosotras también deberíamos irnos. Hoy me vas a odiar si te das cuenta que no dormiste tus ocho horas completas —comentó Lana observando su reloj—. Además, vas a despertar con resaca y aunque te pida que no, seguro habrá transmisión.
—Es mi trabajo —dijo la rizada en medio de su inconsciencia.
—¿Ves? Así que mejor nos vamos. Pediré un Uber de inmediato.
Lana hizo lo que pudo con una sola mano y sujetándola bien de la cintura, caminó con su amiga la ebria por toda la fiesta hasta llegar a la puerta trasera del lugar. Sabía que no debía salir por la delantera, ya que la prensa siempre buscaba una forma de perseguirlos.
Ambas salieron tan pronto como pudieron, y se encontraron a las dos personas que probablemente no habrían querido ver. Lana reconoció a Asher, y por consecuencia sabía que el otro era el famoso Vader. La rubia caminó como si nada hacia la acera en donde esperaría al taxi, pero ellos se alertaron al ver a Seren en el estado en el que se encontraba.
—¿Ella está bien? ¿Necesitas ayuda? —preguntó Asher.
—Sí, solo está borracha hasta la médula. No pasa nada, chicos —dijo Lana. Ella fingió que tenía todo bajo control.
Pero Seren se descontroló.
—¡Eh! ¡Son mis amigos! —chilló emocionada señalándolos—. Al que besé, y al que quería besar. ¿Nos besamos de nuevo? —cuestionó mirándolos a ambos. —¿Los tres?
—Ok... Es suficiente, amiga. Mejor no hables, ¿qué te parece esa idea? —preguntó Lana mirándola. Seren frunció el ceño y caminó un poco hacia ambos chicos.
Los dos las observaban sin saber qué hacer. Ya lo poco de alcohol que habían consumido se había ido, pero Seren tomó un poquito más que ellos —por no decir el triple—.
Y llegó. Seren quiso decir algo, pero regurgitó como nunca en su vida. El líquido de color sospechoso salió de lo más profundo de su ser hasta caer directamente en los zapatos de Vader.
Él soltó un gritito agudo y se alejó de ella. Seren giró hacia el otro lado en un momento de lucidez e intentó vomitar lejos de ellos.
Seren miró directo a los ojos al chico que minutos antes había besado.
Estaba avergonzada.
Hubo un silencio de parte de sus acompañantes. Un silencio que lo decía todo, o al menos así lo era para ella. Se sentía mareada y también necesitaba colocar su cabeza debajo del subsuelo si eso era posible.
—Te voy a pagar esos zapatos, lo prometo, tengo dinero. Yo soy...
—¡No! —gritó Lana abriendo los ojos en grande. La rubia tomó su bolso y sacó una cantidad de dinero que ni siquiera contó. Solo la colocó sobre las manos del afectado y escuchó cómo de lejos un auto tocó la bocina. —¡Perdón por las molestias!
—¡No te preocupes! —gritó Vader mientras ambas se alejaban, echó un vistazo a lo que tenía en las manos y se rio. —¡Gracias por los veinticinco euros!
—Es tu culpa por venir con esos zapatos a una fiesta, bobi —dijo Asher caminando hacia la pista—. ¿Dónde dejaste mi auto?
—¿Te refieres a mi auto? ¿El que yo pagué y el que te lleva a todos lados gratis?
—No seas presumido, Vad, sé humilde. Por Dios.
Vad suspiró mirando el dinero que tenía en las manos.
—¿Vamos por un Mcdonald's?
—Tú invitas, no tienes huevos.
—¿¿Que no?? ¿No ves que soy millonario? Vamos, cabeza de escoba. Yo invito. Además, necesito algo para limpiarme los zapatos. ¿Crees que alguien tenga pañitos húmedos allá?
Asher gimió sin sentido alguno, y sin contestarle, solo empezó caminar para que su amigo lo siguiera. Ya buscarían la forma de limpiarle los zapatos a Vader y se comerían un buen doble cuarto de libra cada uno.
Así terminaba su primera aventura en Altagracia desde que se habían mudado.
Del otro lado de la ciudad, quienes no terminaban su aventura eran Lana y Seren. La amiga elegida cuidaba de su ebria rizada y rogaba al cielo para que no vomitara sobre el auto.
La primera parte la logró. Seren aguantó hasta llegar a su apartamento. No fue hasta llegar a su baño que se dejó ir. La pelinegra abrazó su impecable inodoro y soltó todo el mal que llevaba dentro mientras Lana sujetaba su cabello y le gritaba lo mucho que la quería.
—¿Ya estás mejor? —cuestionó Lana cuando Seren se detuvo.
—No vuelvo a tomar jamás en la vida —dijo segura.
Lana se rio en silencio porque sabía que eso no era verdad, pero la dejaría estar por lo menos ese momento, y cuidó de ella por la noche hasta que supo que su amiga dormía de forma plácida.
Oh, esa mariposa había dado su segundo aleteo y ninguno de ellos sabía todo lo que traería esa fiesta. ¿Cómo sabrían que este episodio sería el inicio de algo más grande?
Pero eso es una larga historia, y aquí está Conrad para contártela.
:D
DIOS MÍO. Ha sido un largo camino para llegar hasta aquí, PERO AL FIN TENEMOS EL PRIMER CAPÍTULO DE PÍXELES EN WATTPAD.
!!!!!!!!
Estoy muy emocionada con esta historia, tanto Aullidos de Carabar como Píxeles me están sacando un poco de mi zona de confort, así que espero que les guste tanto como a mí.
Hablemos del capítulo, ¿qué les pareció? Sé que es extraño que esté narrado en tercera persona, pero que lo narre Conrad va a ser muy chistoso, ya lo verán JAJAJAJJAJAJA
¿Opiniones? ¿Comentarios? ¿Dudas?
Pd: Píxeles no tendrá día en específico de actualización, lo único que sé es que tendrán capítulo seguido, no cada semana como suele ser. Así que si pasado mañana vuelvo con un capítulo, no se espanten JAJAJAJJAJA
Ahora sí me voy, tengo que subirlo porque ya me están gritando por todos lados que lo suba.
LOS QUIERO MUCHO
RATAS
PD 2: La portada la hizo weirdoplaces y los banners los hizo soffoclownn <333333 MIREN QUÉ BONITOS SONNNNN
Baaaaaai <3
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