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Capítulo 31



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★彡[ᴀʟʏɴ.]彡★



Esperar por el autobús siempre fue algo que me causaba estrés. Me da un poco de nervios pensar en subir al transporte y que nadie me deje sentarme. En Middle school me sucedió muchas veces.

Me preparo mentalmente cuando veo como se acerca, aprieto las manos cuando se detiene frente a mí, las puertas se abren. La conductora me saluda, como todas las mañanas, yo subo y rápidamente busco algún lugar libre.

Mas atrás, alguien pone su mochila en el lugar vacío, eso quiere decir que ahí no puedo sentarme, busco otro lado, noto unos cabellos negros que resaltan entre las demás cabezas. Alza la cabeza, sus oscuros y brillosos ojos conectan con los míos. Hay un asiento desocupado al costado suyo, no dudo en sentarme ahí, nos separa el pasillo estrecho del bus.

Avanzamos...

Estar cerca de él siempre provoca que todos mis sentidos se agudicen. No hablamos ni nos miramos en todo el camino, ha pasado una semana desde que estuvo con mi familia en el prado, todavía siento esas mariposas en el estómago al verlo hablar con la abuela, no sé qué le dijo, y tampoco preguntaré.


—Buenos días —Nos saludan los maestros que están en la entrada, revisando mochilas.

Una que otra persona me saluda mientras cruzo la cafetería, sabía que a mis espaldas venía Jungkook, este semestre no compartíamos la primera clase.

No pensaba voltear, no iba a hacerlo...

Ingresé a los pasillos, lista para subir por las escaleras.

—Bichito, ey... —Chista, a mis espaldas. Me detuve en medio de las escaleras, volteando a verlo —¿A dónde vas tan apurada?

—A mi clase... —Mi tono fue de duda.

Su sonrisa se borra, lo veo aclarar su garganta.

—Claro.

Me despido en un murmullo, me volteo, para seguir subiendo las escaleras, sin dejar de pensar en lo lindo que lucía esta mañana.






★彡[ɴᴀʀʀᴀᴅᴏʀ.



Los días transcurren rápido y pronto es primero de febrero.

Todo parecía ir tranquilo, esta semana había Quiz y alguno que otro test en algunas clases, muchos se encontraban estresados y preocupados por sacar buena nota, al menos lo suficientemente alta como para que su promedio no bajara demasiado.

Jungkook era uno de esos adolescentes estresados, había tenido un quiz en su clase de biología y no le había ido muy bien, provocando que la nota en su clase bajara, lo decía la pantalla de su Chromebook.

—Odio biología —Volvió a quejarse el pelinegro.

—Creo que muchos lo hacen —Estuvo de acuerdo Andrew, quien revisaba sus promedios en la aplicación de la escuela, en su propia Chromebook —A mí me están comiendo vivo en inglés.

—Ya tuve esa clase.

La clase de biología terminó rápido, así ahora estaban en el lunch. Era jueves y había macarrones con queso en el almuerzo, no era lo mejor del mundo, pero tenían buen sabor. Jungkook solía quejarse de la comida, pero estos días se había estado hablando mucho con Yomaris y se le estaba pegando un poquito cada cosa que ella le decía.

También había retomado las citas con Sara, habían avanzado significativamente, Jungkook era capaz de abrirse más, de hablar más sobre lo que sentía, había llorado un par de veces, seguía siendo complicado para él, pero las ganas de volver a sentirse bien, lo alentaban a seguir.

Por eso, cuando tuvo esos macarrones con queso en su plato de comida, no dijo nada ni se quejó.


—Mierda, allá vienen esos idiotas... —Susurró Andrew, viendo como un grupo de chicos se acercaban a la mesa donde estaban ellos dos.

Por otro lado, Alyn salía de la fila de comida, con su macarrón de queso soltando humo de su plato, a sus espaldas la seguía su amiga la rubia.

—¿Te fue bien en el quiz de biología? —Le preguntó la más baja.

—Pudo haberme ido peor —Contestó, mientras ambas féminas tomaban asiento en una de las mesas libres —Me supongo que a ti te fue bien porque no te veo arrastrándote en el suelo.

—Me fue bien.

Se dispusieron a comer con tranquilidad, pero también un poco de rapidez ya que la hora del lunch no era tan larga. Una tortura para aquellos que comen lento.

Alguien, a unos metros de la mesa de las jóvenes, observaba, con completa atención e intensidad. El chico masticaba la comida de forma casi ausente, ausente por estar tan atento a cada movimiento de aquella pelinegra que se encontraba a unos metros, absorta de aquella mirada sobre ella.

El adolescente no podía apartar la mirada, de nuevo, le estaba pasando lo mismo, pero le resultaba atrayente la manera en la que las manos delicadas de la chica acomodaban los cabellos que se esparcían e interrumpían su vista, o la manera en la que sonreía por las cosas que su amiga, frente a ella, le decía.

Él estaba tan concentrado, que no se había dado cuenta que su amigo y los chicos a su alrededor se habían percatado de la ausencia de él en la plática. Lo observaban con diversión y curiosidad al verlo tan concentrado en aquella joven.


—Deberías de ir a hablarle en vez de estarla mirando como loco —Le dijo su amigo, él joven lo observó, cuando lo escuchó hablar.

—No digas tonterías —Apartó la mirada de la joven para llevar su atención a la comida sobre la mesa, y seguir comiendo como si nada. Pero la sonrisa incómoda que había realizado, le daba a entender a su amigo que lo había hecho sentir avergonzado.

Nadie dijo nada. Pocos minutos después, Jungkook volvía a tener su atención en Anderson, esta vez no fue capaz de evitar quedarse viendo directamente, sin disimular, sin apartar la mirada. Ni siquiera fue capaz de darse cuenta que la misma sonrisilla que hacía la chica, se había replicado en sus propios labios.

En la mesa de las chicas, una de ellas se percató del extraño evento. Se dio cuenta de la penetrante mirada del pelinegro a unos metros de ellas.


—Mira eso... —Interrumpió la rubia a la de ojos negros, quien volteó a ver a donde decía su mejor amiga.

Alyn, confundida, buscó con la mirada a donde señalaba Celestine, mientras, que, al mismo tiempo, Jungkook, al darse cuenta de eso, apartó rápidamente la mirada, pero fue tarde porque Alyn lo había visto.

Él, molesto consigo mismo, soltó la cuchara con la que comía y llevó una de sus manos a su frente, volvió a alzar la mirada hacia sus amigos cuando estos comenzaron a hacerle burlas.

—¡Uy Jk! —Dijo uno de ellos, con tono pícaro.

El nombrado solo lo ignoró, fingiendo demencia.

—¿Qué fue eso, ah? —Preguntó Andrew, medio burlón.

—¿De qué hablas?

—No te hagas... —Se quedó en silencio, mirando a los otros dos chicos, esperó a que se levantaran para tirar sus platos a la basura, antes de seguir hablando —Esas miraditas a Al...

—Tengo ojos Andrew, puedo mirar a donde quiera, ¿no? —Interrumpió al instante, evitando que dijera otra cosa.

—Aja, pero parecía que soñabas despierto, como si estuvieras ena...

—Deja de decir estupideces. No me provoques, ya tengo suficiente con el quiz de biología... —Advirtió, poniéndose de pie para ir a tirar su plato a la basura, le había sobrado comida, pero ya no faltaba tanto para que terminara la hora del lunch.

—¿Qué mierda fue eso? —En la mesa de las chicas, Cele pronunció con asombro —Te estaba mirando como acosador.

Alyn terminó de dar su último sorbo a la lechita de fresa en sus manos y miró a su compañera, con las mejillas rojas.

—Tiene ojos, tiene que mirar a la gente... —Murmuró, tratando de decirse a sí misma que era así, pero su corazón ya estaba creando escenas cursis en su mente. No podía olvidar la mirada tan penetrante del chico sobre ella, atravesándola con intensidad. Aun así, no podía permitirse crearse ideas locas.

Jungkook solo estaba ahí, comiendo con sus amigos, aburrido y con la capacidad y derecho de mirar todo lo que se encontraba a su vista, que aquellos ojos grandes y preciosos se hayan posado en ella, solo era mera coincidencia.

Había muchos sentimientos en el ambiente, sentimientos encontrados, otros perdidos y otros obligados a ser apagados. Es normal que las personas cambien constantemente, pero a veces los sentimientos que son más fuertes, no se aceptan tan fácil.

Aquellos que se niegan.




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★彡[ᴊᴜɴɢᴋᴏᴏᴋ.



—¿Seguro que puedes prepararte algo, Jungkookie? —Volvió a preguntar, casi con angustia.

—Estaré bien, puedo sobrevivir, no soy tan inútil, me ofendes, omma —Bromeé para aliviar el tema —Te llamaré después, iré a prepararme algo.

—Está bien, llámame si algo pasa —Me despedí de ella y la llamada culminó.

Estaba solo en casa, mamá iba a salir tarde del trabajo y no había nada de comer, tendría que hacerlo por mi cuenta. No era la primera vez que cocinaba para mí, por mi cuenta, pero no era un experto. Busqué un video en donde enseñaban cómo hacer una torta de huevo o con huevo, daba igual. Todo iba bien, seguía al pie de la letra cada instrucción, hasta que me di cuenta que olía a quemado...

—Mierda... —Quité el sartén de la lumbre y apagué la estufa —Maldita sea —Recargué mis manos en la orilla de la estufa, mirando la torta quemaba frente a mí.

Una vocecita baja y reconocible comenzó a susurrar dentro de mi mente, diciendo palabras que causaban dolor en mi alma; "Eres un inútil. Ni siquiera puedes hacer algo tan simple como cocinar. Solo sirves para lucir bien. Eres un niñito de mami, un jodido inútil cobarde".

Cerré los ojos con fuerza, como si eso pudiera ahogar las voces en mi memoria, en mis recuerdos y en mi mente, pero el caso era ese, estaban dentro de mí, estaban en mí, venían de mí, así que no interesaba que hiciera, siempre iban a lograr llegar a mí, porque estaban conmigo, señalando cada cosa que hacía mal.

Esa desesperación ya familiar, comenzó a hacer acto de presencia en el centro de mi pecho, como si pudiera explotar, como si pudiera ahogarme en las paredes de mi propia casa. Necesitaba huir, huir lejos de todos. Necesitaba perderme un momento, que todos olvidaran para que yo pudiera hacerlo por mi cuenta, poder olvidar quien era.

Por eso, sin detenerme a limpiar algo, tomé las llaves de casa y salí despavorido del lugar, caminé a paso apresurado hasta la casa de la única persona en la que pudo pensar mi subconsciente.

Fue como el destino porque ella salía de casa justo en el momento en el que yo llegaba a su casa, entre sus brazos tenía una bolsa negra, no notó mi presencia hasta que estuvo a unos diez pasos lejos de mí. Su oscura mirada se posó sobre mí, en ese instante sentí que esa desesperación salía de mi cuerpo, pero al mismo tiempo, un sentimiento aún más pesado se posaba sobre mi pecho.


—Jungkook... —Dijo, frunciendo su ceño, no esperaba verme ahí —¿Qué haces ahí, sucedió algo?

Estaba roto.

Estaba jodidamente roto y ya no tenía idea de cuánto tiempo había estado de esa forma porque nunca fui del todo consciente, hasta este momento. Había sido roto, había terminado por ser roto y no sabía quién era el culpable, si yo o alguien más, lo único que sabía era que estaba destrozado, tan profundo que ya no solo era algo físico. Había una enorme grieta en mi alma que me impedía respirar y vivir con normalidad.

Ji Eun seguía rondando en mi mente, en realidad no ella, si no cada cosa que dijo, cada cosa que me dijo. Estaba tatuado en mi mente y no era capaz de ver algo más allá de eso. Seguía rompiéndome incluso cuando ya no estaba cerca, no sabía cómo eso era posible.

¿Cómo era posible que alguien a quien ya no tienes cerca, pueda seguir hiriéndote con tanta fuerza?

Estaba agotado de escucharla en mi mente, como si se hubiera quedado grabada en mi piel, como si hubiera dejado una marca en mi consciencia. Estaba herido y lo único que podía hacer era correr a los únicos ojos que no eran como los de ella, lo único que podía hacer era correr a la única persona que sabía que nunca podría ser como ella, alguien que me hacía sentir algo completamente distinto a todo lo que alguna vez llegué a sentir con Eun.

—Estoy bien —Sonreí. Mierda. Le sonreí a pesar de tener los ojos llenos de lágrimas, a pesar de sentir que se me caía el alma a pedazos —Yo te necesit... yo necesitaba salir de casa.

La vi soltar la bolsa para poder acercarse a mí a paso rápido y estar frente a mí.

—¿Qué pasó?

Negué con la cabeza, ya no siendo capaz de retener las lágrimas y me aferré a su cuerpo. Me aferré a la cordura que ella me regalaba, y me sentí a salvo ahí.

Ella lo sabía, sabía que necesitaba esto, por eso no volvió a preguntar nada y me contuvo con fuerza, como si supiera que ella era todo lo que, por ahora, se interponía entre mi cordura y la locura. 

Entre el estar bien y el estar mal. 



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★彡[ᴊᴜɴɢᴋᴏᴏᴋ.



Terminé de colocar mi mochila sobre mi espalda y me dirigí a la salida. La clase de biología había estado tranquila, aunque habíamos tomado muchas notas el día de hoy.

Tomé mi celular de las bolsitas en donde los teníamos que dejar nada más ingresar a la clase, pero justo alguien más colocó el suyo en una de ellas.

Bajé la mirada, encontrándome con el rostro acaramelado de Levi.

Por dios...


—Ah Jk... —Me saludó, con ese tono contento que casi siempre tenía —¿Cómo estuvo la clase, está difícil el tema de hoy?

Es tan molesto...

—Van a hacer muchas notas —Fue todo lo que dije, con tono apático.

—Genial, creo... —Contestó.

Yo seguí mirándolo, neutro.

No podía comprender, no podía encontrar algo que lo hiciera interesante, aparte de irritante.

Estaba por despedirme, o quizás solo irme sin hacerlo, pero alguien más colocó su celular en las bolsitas.

—¿De qué hablan? —Preguntó Anderson.

—Jk dice que solo haremos notas hoy... —Le comentó a la chica, quien suspiró al escucharlo.

Anderson chocó los cinco con él, el desgraciado pigmeo se fue a su lugar, después de palmear mi brazo y pasar por mi costado. Regresé mi vista a la chica, quien me miraba con ojos grandes...

—Él no te agrada para nada, ¿verdad? —Afirmó, tomando las correas de su mochila.

Me encogí de hombros, recargando mi hombro a la pared, observándola de manera directa.

—La verdad no mucho —Fui sincero —¿Por qué, te molesta que no me agrade tu alma gemela?

La vi reírse.

—Veo que Lev ya te dijo de eso —Sonrió, quitando los cabellos que se esparcían por su rostro —Deberías darle una oportunidad, es divertido. A Yomaris le agrada...

Me encogí de hombros.

—Debería irme, tengo que ir a mi otra clase —Murmuré, jugando con el celular en mis manos. Su mirada pegada aun en la mía.

—Vale, nos vemos después.

—Uhum... —No me moví. La vi darse la vuelta para ir al encuentro del pigmeo, quien, tan pronto la tuvo cerca, comenzó a hablarle de no sé cuántas cosas más.

Me fui antes de que la maestra me dijera que tenía que largarme.

Este semestre, las clases eran terribles, al menos para mí, la única que parecía ser buena, era artes.

Las citas con Sara ya no eran un problema, sentía que ella era la persona que más sabía sobre esos temas que tanto malestar me causaban, sabía las cosas por las que había pasado, cosas que incluso ni omma sabía, nadie. Sabía sobre aquel día en la fiesta en la casa, cuando me tocaron, las agresiones posteriores que pasé, Sara sabía cosas que nadie, aparte de mí y quizás Nam, conocían.

Después de aquella vez en la que volví a ver a Ji Eun, comprendí un par de cosas, más bien, fui consciente de un par de ellas. Me desprendí un poco de ella, de los sentimientos que le tenía, fue bueno, pero también fue sumamente doloroso, fue como arrancarme una extremidad de mi propio cuerpo, fue como arrancarme de cuajo ese cáncer que tenía en el cuerpo, pero como todo cáncer, puede presentarse de nuevo... probablemente sería así por un tiempo.

La había soltado un poco más, pero que me desprendiera de ella, no quería decir que lo hacía también de todas las cosas que había dicho, de las cosas que me había hecho. El cáncer había dejado una herida profunda en mí, tan profunda que me tragaba en ocasiones, podía sentirlo, seguía ahí, conmigo, a donde quiera que voy, como una sombra que no es capaz de dejar su forma física.

Me sentía tenso todo el tiempo, como si esperara a escucharla dentro de mi cabeza, cada que me veía delante de un espejo, cada puto segundo, estaban conmigo, cada pensamiento, cada momento. El cáncer...

Estaba mejor, el físico seguía importándome, la opinión de externos seguía quitándome el sueño, todo eso seguía conmigo, la ansiedad, la melancolía, tal vez una depresión, pero estaba bien. Tenía este extraño deseo de mejorar, de ser mejor, de ser digno, digno de algo, o alguien...

Y en medio de todo este desastre, había algo más, algo confuso, algo pequeño que me molestaba en el centro del pecho. Como una semilla que comienza a crecer, invadiendo todo, como una chispita que arrasa con todo, encendiendo llamas alrededor.

En ocasiones el corazón se me aceleraba, era parecido a tener un ataque de pánico, como taquicardias, pero esta me guiaba a algo, esta provocaba un anhelo, como una necesidad, siempre estaba presente cuando esos chicos estaban cerca, cuando Anderson estaba cerca.

Supongo que eso quería decir que comenzaba a ser alguien importante, una amiga importante. Alguien que me hacía bien, justo como Nam o Andrew...

Pero, como cada cosa en mi vida, tenía que haber un contraste, los sentimientos malos no desaparecen cuando uno bueno empieza, es como pensar que el amor cura la depresión. Seguía roto, sin importar cuanto comenzara a reír con los amigos de Anderson, seguía roto por dentro, y necesitaba olvidarme de todo, no era fácil, no había manera en la que yo pudiera olvidar todo, borrar todo.

No podía sacar de mi mente esos pensamientos, no podía, aun cuando me ahogaba en ellos, por eso buscaba maneras en las que relajar y distraer mi mente y cuerpo de esa ansiedad...


—Ayer me tiré a una de décimo grado... —Comentó uno de los morenos, dejando salir ese humo de su boca.

Yo estaba a unos pasos de él, era curioso como la mano que sostenía el cigarro electrónico, seguía temblándome cada vez que lo tenía entre las manos. No lo hacía por gusto, pero calmaba esa sensación de ansiedad que llevaba en el cuerpo...

Llevé la boca a la boquilla del cigarro, inhalé suavemente, reteniendo el humo unos segundos en mi boca, antes de soltarlo por completo, sintiendo esa sensación rara en las fosas de la nariz y en todo mi cuerpo.

—No estuvo tan mal, si me lo preguntas, aunque no es nada comparado a hacerlo con alguna de último año —Siguió diciendo el idiota.

Estábamos en los baños, no había mucho tiempo antes de que algún maestro apareciera.

Yo no hablaba mucho con los otros dos chicos cada que venía con ellos, solo hacia lo que tenía que hacer, en silencio, y después me iba, incluso antes que ellos, el cigarro era suyo, yo no quería llevar esa cosa conmigo a casa, sentía que iba a usarlo todo el tiempo teniéndolo a mi disposición.

—Jeon... —Dejé de mirar a la nada, para llevar mi atención al otro chico, de piel clara y ojos azules —¿Cuándo fue la última vez que tuviste sexo? Tu ex era mayor, ¿aprendiste cosas buenas de ahí?

Si supieran que yo seguía siendo más virgen que cualquier otra persona, claro que me había tocado alguna vez, por curiosidad, pero jamás había estado con alguien, después del día de la fiesta de la casa, no me tocaba, no pensaba en relaciones sexuales, no sentía especial fascinación por esa experiencia, prefería mantenerme al margen del tema.

Volví a expulsar el humo.

—No aprendí nada —Fue lo que dije.

—¿No era buena?

—No sé —Me puse de pie, sacudiendo la parte trasera de mi cuerpo, volví a inhalar una última vez del cigarro, antes de entregárselo a uno de los chicos —Nunca estuve con ella.

Ambos me miraron como si les hubiera dicho que iban a morir ahora.

—¿Sigues sin meter tu compañerito en un buen agujero? —Uno de ellos se estaba riendo.

No tenía caso darle un sustito.

—¿Algún problema? ¿quieres que pruebe contigo? —Fue todo lo que tuve que decirle para cerrarle la boca —Gracias por esa mierda, me voy.

Escuché que me llamaron, pero no me devolví, no me podía quedar mucho tiempo, ya tenía seis minutos desde que había pedido venir al baño.

Salí por la puerta del baño y justo me topé con el cuerpo de Yomaris, quien salía del baño de mujeres. Me miró con la nariz arrugada, entonces vi como llevó su mirada a mis espaldas, cuando me di la vuelta, pude ver el leve humo que salía por la puerta. Mierda...

Volví a mirarla, la manera en la que me estaba viendo era como si de pronto hubiera dejado una mala impresión en ella.

—Yoma... —Pasó rápidamente por mi lado, perdiéndose al doblar en la esquina del pasillo —Mierda...

Me fui de ahí antes de que alguien se diera cuenta. Tendría que hablar con ella después...







La comida de hoy no estaba tan buena. Era una clase de pizza redonda, tenía carne y mucha grasa, no me gustaba, por eso había preferido tomar un vaso de yogurt con pedazos de fresa dentro.

—¿Y si hoy nos sentamos con tus amigas? —Escuché a Andrew comentar, mirando a las dos chicas que estaban a unas mesas de nosotros.

Anderson comía cuidadosamente de su vaso de yogurt, mientras que la rubia devoraba la pizza, justo delante de la pelinegra.

Andrew era idiota, pero yo también quería ir ahí, no quería comer con los otros dos chicos. Por eso no me negué y ambos nos dirigimos a la mesa de las féminas.

—Hola, señoritas, ¿podemos sentarnos con ustedes? —Cuestionó mi amigo, anunciando nuestra llegada.

—Ah... seguro —Respondió la rubia, mirándonos como si fuéramos de otro mundo.

Tuve que sentarme a un costado de Anderson, quien me saludó en un murmullo, mi compañero se sentó a un lado de Celestine, sin despegar su mirada de la chica a mi lado.

—¿No te gusta la pizza esa que dieron hoy? —Le pregunté, atrayendo su atención al instante.

—No, siento que tiene demasiada grasa, me da asco —Hizo una mueca de disgusto, arrugando su nariz.

Sonreí.

—A ti tampoco —Aseguró, viendo mi vaso de yogurt, lo había olvidado por completo.

Me encogí de hombros y me dispuse a abrirlo.

—No deberían ser tan pretenciosos con la comida de la escuela... —Sugirió la irritante —No esta tan mal.

—¿No te gusta la pizza en general, Alyn? —Se unió mi amigo a la plática. Yo me removí, incómodo, en mi silla.

—No es eso, pero esa que han puesto, no me gusta nada —Le contestó ella, sin hacer mucho contacto visual con él.

Los posteriores minutos que pasamos en el lunch, comiendo, fui testigo de cómo Andrew buscaba maneras y temas de conversación para entablar con Anderson. No sé si era porque yo conocía sus intenciones o porque en verdad él era demasiado obvio, pero era muy evidente su interés por la pelinegra.

Me arrepentí de haber venido a comer a la mesa de ellas.

—¿Ya empezaste con el proyecto de biología? —Le pregunté en un susurro a bichito.

—En eso estoy, ¿qué hay de ti?

—Podría terminarlo entre hoy o mañana —Contesté, tosiendo de repente, provocando que ella me mire con el ceño fruncido.

—¿Estas enfermo?

—No.

No estuvimos más tiempo porque la campana sonó, indicando el final del almuerzo.

Me despedí de Anderson, de todas formas, nos veríamos en la última clase, a quien esperaba encontrar, era a Yomaris, necesitaba hablar con ella.



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★彡[ʏᴏᴍᴀʀɪꜱ.



Mi clase de history no era tan divertida, pero veíamos muchos videos. Mi lugar era el primero, justo delante de la pantalla de la clase, a veces era incómodo el lugar porque el maestro siempre estaba delante de mí, con su enorme panza cerca de mi pupitre. Era un hombre adorable, parecía Santa Claus, con su barba y sus ojos azules. Eso sí, tomaba mucho refresco...

La clase era sencilla, no era tan complicada, pero cuando había Quiz o Test, era un poco estresante. Él nos daba muchos apuntes, muchos paquetes, con muchas notas, por obviedad, todo en inglés, no me costaba tanto, podía memorizar cosas cortas, pero, cuando llegaba la hora de hacer la prueba, podíamos usar las notas, pero las respuestas no eran sencillas de buscar, peor sin saber inglés, siempre tardaba mucho.

Nunca me fue tan mal, puede que lo más bajo que haya sacado alguna vez, haya sido un sesenta.

No tengo amigos en esta clase, bueno, personas con quienes hable, hay quizás tres personas que hablan español, una de ellas la conozco, pero no es mi amiga, la otra la conocí en esta clase, pero pareciera ser ese tipo de persona que te ayuda, pero después habla a tus espaldas, por eso me aleje. Prefiero trabajar sola...

En la clase de English, que es la siguiente de History, tampoco me llevo con mucha gente, prácticamente no hablo con nadie, claro que también hay personas que hablan español, pero, quizás sea rara, sigo prefiriendo trabajar por mi cuenta, sin ayuda, de todas formas, los dos primeros años de High School, estuve sola, yendo y trabajando por mi cuenta, sin ayuda, sin apoyo de nadie.

Era solitario, jamás me había sentido tan sola en la escuela, como en esos tiempos. Era como alguien invisible, me las apañé sola, yendo de aquí a allá con el traductor de mi celular, de esa forma preguntaba a mis maestros, al menos cuando necesitaba preguntar cosas complicadas. Escribía la pregunta en el traductor y les mostraba el celular, así lo hice durante todo ese tiempo, incluso ahora.

Hago todo por mi cuenta, traduzco cada cosa, a veces las comprendo, pero soy insegura y prefiero rectificar. Tengo que hacerlo con todo, tengo que traducir mis trabajos, incluso los exámenes, por eso es mejor y más sencillo que sean en la Chromebook.

A pesar de todo ese esfuerzo, estrés e incomodidad, incluso vergüenza, en varias ocasiones, en distintas clases, me han alagado por mis trabajos, por ser trabajadora, eso se siente bien.

Incluso me dieron un reconocimiento en mi clase de Creative Writing hace un tiempo atrás.

A eso de la una de la tarde con cuarenta y cinco minutos, subo las escaleras, una de tantas, para subir a la segunda planta de la escuela, voy a Art, mi última clase del día. En esa clase me siento más cómoda, todos saben que no hablo inglés, la maestra me tiene mucha paciencia, es muy linda, me agrada y me recuerda a alguien de mi familia en México.

No hay nadie a quien saludar cuando entro a la clase, no hay mucha gente todavía, no me demoro en tomar mi lugar, no se sientan muchas personas en esa mesa.

Como siempre, me dedico a ver mi computadora, en un documento de Wordpad, hablo con una de mis amigas.

Estoy de esa forma por un par de segundos, antes de que sienta como alguien ocupa el lugar a mi costado. Volteo, encontrándome con los oscuros ojos de Jeon. Me mira con atención.

Me pone incómoda al instante.


—Can we talk? —Me dice.

Y de pronto, me viene a la mente el momento de la mañana, allá en la salida de uno de los baños. El humo, el olor extraño y él saliendo de ahí. Incluso ahora casi puedo oler en él el aroma extraño.

—Ok... —Es todo lo que digo. Me apresuro en escribir traductor en el buscador de google y entregarle mi computadora, para que pueda escribir en ella.

—"Es sobre lo de la mañana, afuera de los baños..." —Veo que escribe.

—¿Qué hay con eso? —Le digo, torpemente.

Vuelve a escribir.

—"No quiero que pienses mal, no es lo que piensas..."

—¿No?

Se queda viéndome, como si hubiera dado en el clavo.

—"Lo siento. Me preguntaba si podrías olvidar eso, solo olvida eso. Sería lindo que no lo mencionaras, menos a Anderson..." —Me muestra la pantalla de la Chromebook, cuando termino de leer, lo miro —¿Puedes?

No me agradaba.

No me agradaba ver a las personas fumar, para nada, el olor, el daño en sus cuerpos. No era la primera vez que miraba a alguien de la escuela fumar dentro de las instalaciones, más que nada en los baños, incluso, una de mis amigas, una vez me dijo que había olor a marihuana, ella la reconoció porque al parecer en donde vivía antes, plantaban eso, yo, como nunca la había olido o tenido cerca, solo era olfatear un aroma raro.

No me sorprendía ya ver a alguien fumar en la escuela, a escondidas, claro. Pero me había sorprendido descubrir a Jungkook hacerlo. No me agradaba, pero yo no era nadie para señalarlo, aunque me parecía que se estaba arruinando el cuerpo muy joven, podría decirle eso, pero no tenía tanta confianza con él como para decirle lo que pensaba.

Por eso...


—"No es mi asunto, tú sabes lo que haces..." —Escribí. Pareció no haber esperado esa respuesta por su expresión.

No entendía mucho por qué la necesidad de hacerlo, me preguntaba qué se sentía, por qué lo hacían, era más por gusto o quizás porque les ayudaba en algo, de alguna manera. No entendía y Jeon Jungkook parecía tener una razón más allá de solo querer hacerlo, parecía tener que hacerlo.

No iba a juzgarlo, puede que más adelante, pueda contarme sus razones y, cuando eso suceda, podré decirle lo que pienso, que debería dejarlo, debería hacerlo porque es doloroso ver cómo un joven se destruye poco a poco, por dentro...

No volvemos a mencionar el tema cuando Alyn llega, la atención de Jungkook se va por completo con ella, los veo hablar un par de cosas, incluso parece molestarla porque ella, en repetidas ocasiones, rueda los ojos.

He escuchado que la llama de una forma peculiar, Little bug o Tiny bug que, si no me equivoco, sería algo como "pequeño bicho" o "diminuto bicho" o podría ser "bichito", es lindo, aunque no sé por qué escogería un bicho para referirse a ella.

Alguien tiene que ser importante o especial para que nos tomemos la molestia de crear un apodo para ella, ¿no? 






Me complace anunciar que el inicio hasta la foto de Alyn, sería el último capítulo que tenía en borrador, después de la foto de Alyn es un capítulo completamente nuevo. Estoy feliz de haberlo logrado y haber logrado empezar a escribir cosas desde cero, pero también tengo que admitir que me esta costando mucho volver a escribir cosas nuevas en Piwkenyeyu...

Déjenme volver agarrar la onda jajajja

¿Qué piensan del capítulo? La escena de la cafetería, tenía tantas ganas de subir eso, amo ese video de Jk jajajjaja y hace años se me ocurrió esa escena para Piwkenyeyu. ¿Qué piensan de la actitud de él en ese momento?

¿Qué piensan de la actitud de él en general? sobre su problema con la ansiedad que siente, con comenzar a fumar a escondidas...

¿Qué piensan de Yomaris?

Como siempre, gracias por leer, por votar y por aquellas hermosas personas que me alientan siempre con sus comentarios. Muchas gracias...

Nos leemos pronto.



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