Capítulo 30
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★彡[ʏᴏᴍᴀʀɪꜱ.
Todos tienen pensamientos y sentimientos distintos cuando ven a una pareja en público, hay algunos que no sienten nada porque no es algo que interese o que tenga relevancia en sus vidas. Para algunos sencillamente es incómodo ver a dos personas demostrarse afecto delante de ellos.
Yo miraba, a veces me era incómodo, pero no sabía si era por envidia o porque nunca había estado ahí, o quizás porque sencillamente es incómodo apreciar eso. Pero siempre sentía el mismo sentimiento cada vez; incapacidad.
Incapacidad de creer que yo podría estar ahí, o en cualquier lado.
Es interesante pensar en cómo dos personas terminan juntas, la intimidad de pareja, el apoyo y los sentimientos, los besos y caricias. No siempre podemos tener eso, no todos. Ver a esas parejas también me hacía sentir indigna. Como si tuviera que cambiar todo de mí para que alguien pudiera amarme, nunca he sido amada, no de manera romántica, no suelo ser el tipo de adolescente mujer que haga latir el corazón de alguien, no soy ese tipo de chica, más bien, soy el tipo de joven que siempre permanece y observa en silencio. La que siente mucho y poco habla.
¿Si yo, no fuera yo, me amarían con más facilidad? ¿si yo, no fuera yo, me amaría?
Los observaba, hablaban entre ellos, casi no había roces de manos ni de cuerpos, es como si ambos cuidaran el no tocar al otro, quizás porque tenían sentido común y respetaban el espacio del otro, o, tal vez porque les causaba emociones fuertes el pensar en rozarse el uno con el otro.
Yo sabía que Alyn sentía algo por él, pero aún no estaba muy claro los sentimientos de él por ella.
Yo, en ocasiones, era buena para saber eso, porque era más fácil trabajar en el amor ajeno, que en el propio. Siempre era más sencillo notar el amor de los demás que el de uno mismo.
Yo nunca podría tener la oportunidad, así que me agradaba la idea de ayudarlos a ellos.
—¿Estas bien? —Me pregunta Alyn, la miré, confundida, me había quedado pensando en mis cosas.
—Sí —Afirmé, incluso con la cabeza, como si eso volviera más creíble mis palabras.
Estos chicos no me conocían lo suficiente como para saber cuándo hablaba con la verdad. No estaba del todo bien, creía que jamás podría estarlo del todo, de alguna manera, mi persona siempre encontraba una razón para estar mal, a veces sentía que prefería estar así, como si ese ya fuera mi estado natural. En el pasado, cuando era más niña, cuando mi edad comenzó a despedirse de mi niñez, sufrí, a tal grado que pensaba con constancia que, quizás, el desaparecer era la manera perfecta para librarme de esos sentimientos, puede que eran pensamientos cobardes, y a pesar de todo, seguí.
Hoy en día esos pensamientos ya no rondaban en mi cabeza, al menos no como en aquellos tiempos, pero seguía sintiéndome rota, mal.
Pero, donde alguna vez hubo desastre y grietas, siempre volverá a romperse. El desastre deja a su paso una serie de consecuencias que se vuelven permanentes.
—Anderson... —Jeon le advirtió con la mirada a la chica de cabellos negros. Ambos habían estado discutiendo por una razón que desconocía, Jungkook había estado más callado de lo normal, parecía estar de mal humor, lo sabía por su expresión corporal y la manera en la que hablaba. Incluso había estado evitándome a mí, a Alyn y, en general, a todo el mundo —Te dije que te detuvieras.
—No seas así, solo quiero saber por qué estas enfadado —Dijo ella, él, por otra parte, se mantuvo callado, trabajando en el trabajo que nos habían encargado a los de artes avanzados.
—Soy así. Déjame en paz.
Y eso fue todo, nadie volvió a decir algo. Hoy no había tanto que hacer, solo teníamos que seguir trabajando en el proyecto que nos habían dejado a nosotros. Yo no sabía cómo diablos había acabado en clase de Artes con Honores Avanzado, sentía que no era tan especial con el dibujo como otras personas, pero aquí estaba, en avanzados.
—Miss Lindsey, ¿podría enviar a Alyn Anderson a la oficina principal con sus cosas? —Dijeron por medio de los altavoces. Mi nueva amiga se puso de pie, tomando sus cosas y salió de la clase, despidiéndose de la maestra.
Jungkook, quien se había mantenido con la cabeza sobre su libreta de dibujos, levantó la mirada para seguir con la vista a Alyn, hasta que fue incapaz de seguirla viendo.
—"¿Te sucede algo?" —Escribí en el traductor de mi Chromebook y se la enseñé al coreano.
—No, estoy bien... —Sí, eso no me convencía para nada, pero no podía insistirle, después de todo, apenas nos conocíamos de hace algunas semanas.
—Ok... —Concluí, volviendo mi atención a mi trabajo de artes.
—En realidad... —Comentó, virando su cuerpo en mi dirección. Lo miré, su expresión parecía ser de incomodidad, de tensión —¿Recuerdas el tema que estábamos hablando en el parque el otro día, sobre las relaciones?
—Sí.
—¿Qué es para ti amor?
La pregunta era difícil. ¿Amor? La respuesta podía variar para cada persona, ya sea por creencias, experiencias, preferencias e incluso religiones, si buscábamos, qué era amor en Google, decía que el amor es algo así como un sentimiento de un vivo afecto hacia otra persona o cosa, a la cual, de manera indefinida, se le desea todo lo bueno.
Eso podía ser así para algunos y para otros no.
—¿A qué viene eso?
—Solo responde.
—Es que no es una respuesta fácil y no siempre será lo mismo con cada persona a la que le preguntes.
—Yomaris, solo dime.
Aclaré mi garganta, antes de contestarle.
—"Para mí, es llevar a personas contigo, no de forma física, si no, de manera espiritual y mentalmente, llevarlas en el corazón, darles un lugar especial en tu vida que no cualquiera pueda tener. Amor, para mí, es esencial, es bonito y dulce, también complicado y confuso. A veces duele, a veces cura, te hace bien, nos hace desear cosas buenas a la otra persona, incluso si no puede ser con nosotros, te hace ser fiel, te hace querer ser mejor persona, tener un buen corazón"
Escribí, pero la verdad no estaba segura de nada.
—Escucha, no sé mucho sobre eso, pero puedo decirte que el amor es inmenso, te abarca por completo y solo un amor de verdad y sano te hace bien, para ambas partes.
No dijo nada. Dejé caer mi espalda a mi silla, solté el lápiz que tenía en mi mano y miré con neutralidad mi libreta.
—Amar no es sencillo, conlleva saber que en algún momento puedas perder a ese alguien, conlleva a dejar que te hieran profundo, no puedes saber cuándo pasará, pero puedes elegir quien te hiere, no es mucho, pero, a veces, algunas personas valen la pena ese dolor.
—¿Por qué? —Parecía no comprenderlo en verdad.
—Porque a pesar de todo, te hicieron bien.
—¿Cómo puede valer la pena eso, cuando al final te lastiman? —Me miró.
—Lo vale cuando el dolor solo viene durante la ruptura, lo vale cuando lo demás fue bueno, cuando esa persona te enseña cosas buenas.
—Joder —Talló su rostro.
—Verás Jungkook, a veces amar es como probar algo agridulce, en ocasiones es delicado, suave y dulce, otras veces puede ser todo lo contrario. El amor tiene que ser complicado, no es cualquier sentimiento. Las cosas que son complicadas, son buenas al final, tienes que trabajar en ello.
Se quedó en silencio.
—¿Y sí... y sí es solo un capricho y no amor?
—No sé... —Me encogí de hombros —¿Te doy un consejo?
—Dime.
—El amor es doloroso, pero despedirse, duele aún más, así que procura amar con todo lo que tengas. Si quieres a alguien, y esa persona siente lo mismo y es buena para ti, has cosas buenas, pelea por esa persona.
Sugerí, evitando mirarlo a los ojos.
—El miedo nos priva de cosas, nos aleja de personas que podrían ser buenas para nosotros solo porque tenemos miedo. Si puedes amar, hazlo, no todos tienen la suerte de amar a alguien y poder entregarlo.
Dejé de hablar cuando la maestra se levantó a decir algo. Jungkook se había quedado en silencio, perdido en sus pensamientos.
Sí, el amor era hermoso. El corazón era esperanzado, soñador cuando se trataba de amar a alguien. Podías dejar tu corazón con alguien, llevar a alguien en tu alma, se debía tener cuidado en donde lo dejabas, mi corazón había tomado un lugar, ya no me pertenecía desde yacía mucho.
Una vez que entregas el corazón, no hay marcha atrás, y si decides dar un paso devuelta, sería como arrancar un pedazo de tu alma, condenándote a vagar por el mundo con un vacío por dentro.
Estaba destinada a vagar por esta tierra amando profundamente, sin poder decirlo.
Sí, el amor era hermoso...
★彡[ᴊᴜɴɢᴋᴏᴏᴋ.
—Mierda, Jk, tú nunca te perdías nuestras salidas —Se quejó el pelirrojo, a mis espaldas.
—No tengo tiempo ya —Contesté, colgando mi mochila en mi espalda, listo para dejar la clase de biología.
—¿Se puede saber por qué? ¿qué te tiene tan ocupado? —Caminé a la entrada, con él, siguiéndome.
—Es sol... —Empecé diciendo, mientras salía por la puerta, pero justo mi cuerpo chocó con otro, tuve que bajar la mirada para encontrarme con el rostro de Anderson —Anderson.
—Perdón, no te vi —Se alejó, peinando sus cabellos con sus manos.
Sentí un brazo posarse sobre mi hombro.
—¿Qué pasa, estás ciega? —Cuestionó el idiota que antes me seguía.
—Claro que no...
—Pues parece que sí —Su tono fue tosco. Mi lengua golpeó el interior de mi mejilla, me quité su asqueroso brazo de mis hombros.
—Tú parecieras que eres sordo, no sé qué sigues haciendo aquí cuando te dije que no iré. Ándate de una vez.
El chico me miró con el ceño fruncido, enderezó su cuerpo y se fue, con pasos bruscos. Volví a mirar a mi compañera, ella miraba con atención como se iba aquel tipo.
—Ayer ya no volviste a la clase de artes —Comenté, recostando mi hombro en la pared, a unos centímetros de ella.
—Ah, me quedé hablando con mi consejera acerca de mis calificaciones.
—¿Qué, vas a repetir? —Mi instinto fue el de burlarme, al instante me lanzó una mala mirada.
—No, para tu información, voy muy bien en todas mis clases —Me sacó la lengua y yo tuve que reír.
—Bien por ti —Susurré.
—Tengo que irme, Levi seguro que ya llega —Pasó por mi costado, lista para entrar a la clase de biología. Su clase seguía después de que terminaba la mía y justo ella la compartía con el jodido de Levi.
Fruncí mi ceño y me di la vuelta para verla.
—¿No puede tomar solo su clase? —Rechisté.
—Sí, pero nos acompañamos mutuamente, no nos llevamos con los demás —Se encogió de hombros, mientras la campana sonaba, volvió a despedirse.
—¡Anderson, vuelve aquí! —Susurré, entre dientes, pero ella me ignoró y la vi sentarse en su lugar.
Maldita seas, Levi Johnson.
Tuve ganas de ir detrás de ella y decirle palabras de dudosa moral al idiota que ahora estaba a su lado. El pigmeo metiche había aparecido un día y se había inmiscuido en el jodido grupo de amigos de Anderson. Había acaparado su atención desde el día uno. Qué idiotez estoy diciendo...
Pero, si éramos sinceros, ¿Qué hacía a Levi mejor que... que cualquier otra persona? ¿era acaso su problema de crecimiento? Estaba seguro de que tenía uno porque era más bajo de lo normal en un chico. Puede ser su terrible personalidad irritante, incluso era más irritante que Celestine.
Y lo más gracioso del asunto, Anderson estaba enamorada de ese Levi.
Y...
—¿Por qué no está en su clase? —La maestra de biología me dijo, cuando me vio aun de pie afuera de su clase —Ve ahora, tendrás una llegada tarde.
Mordiendo mi labio inferior, me di la vuelta y me fui a mi siguiente jodida clase, clase que compartía con la maldita de Celestine.
Y mientras caminaba a mi clase, no pude no pensar en las palabras de Yomaris.
¿Las despedidas son más dolorosas? ¿Cómo eso podía ser posible? De acuerdo a mis experiencias, el amor era más doloroso que una despedida.
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★彡[ᴀʟʏɴ.
—¿Tienes todo contigo? Porque te advierto que no voy a dar media vuelta en caso de que olvides tu celular o cualquier otra cosa —Asentí efusivamente, cerrando la puerta de casa con llave.
—Estoy lista.
Hoy era uno de esos fines de semana que habíamos decidido visitar a mi abuela materna, la abuela Janice era la única abuela que tenía con vida, su esposo, mi abuelo, había muerto cuando yo aún era una bebé, y los padres de mi papá habían muerto muchísimo antes de que yo naciera, me parece que mis padres ni siquiera estaban casados cuando pasó.
Mis primas me habían estado enviando mensajes durante toda la semana, esas niñas eran como un tornado en movimiento, ahora que recordaba, no había contestado a sus últimos mensajes, tenía que...
Oh no...
—¡Mi celular! —Grité, volviendo a la puerta de entrada para ir en busca de mi celular, lo había dejado cargando en mi habitación.
Tenía que parar con dejarlo en donde sea.
Volví a cerrar la puerta principal.
—Lo siento pa, casi lo olvido de nue...
—Pues... puedes venir con nosotros, vamos a ir a almorzar a un parque cercano de la casa de mi suegra —Decía papá, palmeando el hombro de Jungkook, por dios, Jungkook.
—No quiero molestar, había ido a la Food Lion a... —Intentó negarse.
—Nada de eso, deja tu ramen dentro de casa y sube al auto —Le interrumpió papá, volteando a verme —Alyn, Jungkook vendrá con nosotros, está solo en casa, no estaría mal llevarlo con nosotros.
—¿Ah? —A la abuela no iba a gustarle.
—¡Apresúrate! Abre la puerta y deja su bolsa de compras dentro de casa... —Le arrebató la bolsa al chico y me la dejó en las manos.
No tuve más remedio que hacer lo que papá había dicho. Cuando regresé al carro, Jungkook ya estaba dentro, en la parte trasera, yo siempre iba de copiloto, esta vez sería con mayor razón.
—Tus papás deben estar trabajando mucho —Mencionó el mayor, después de varios minutos de viaje.
—Ah, sí. Hoy les toca trabajar hasta tarde.
—Deberías enviarles un mensaje, para que sepan que estas con nosotros, así no se preocupan.
El conductor decidió poner la radio ya que nadie decía mucho. Igualmente, no tardamos mucho en llegar, hoy no había tanto tráfico.
Cuando vi la casa frente a nosotros, los nervios me atacaron cuando fui consciente de que mi abuela conocería al chico del cual le hablé hace un tiempo.
Oh, Dios...
Papá aparcó el carro justo delante de la casa, el motor dejó de vibrar y cada quien abrió su puerta, bajando del vehículo.
—No estés tan tenso —Sugirió papá al pelinegro, quien se encontraba quieto en su lugar, jugaba con su cabello, colocándolo sobre su frente, cubriendo parte de sus oscuros ojos. Estaba casi cien por ciento segura que intentaba cubrir su cicatriz en su ojo derecho.
Después de tocar la puerta, nos recibió mi abuela, enfundada en una camisa ancha de Piolín, aquel pajarito amarillo y diminuto, por supuesto, no podían faltar en ella aquellos pantalones cortos sueltos y sus famosas chanclas.
—Hasta que llegan, pensé que no vendrían... ¡oh! Una nueva cara —Señaló al chico, cuando se percató de su presencia.
—Él es un amigo de Alyn —Introdujo papá.
—Jeon Jungkook, un gusto —Él extendió su mano, para que la abuela la tomara. La abuela lo miró de pies a cabeza, escaneándolo.
—Soy Janice, abuela de Alyn. Jungkook es un apellido interesante —Contestó ella.
—No, ese es mi nombre —Corrigió, con cuidado.
—¿Y por qué rayos dices primero tu apellido, niño?
—Abuela... —Me quejé.
—Mi culpa, de donde vengo es común presentarse de esa forma —Jungkook se apresuró en decir.
—Da igual, pasen —Mi abuelita se hizo a un lado, dejándonos pasar finalmente a su casa.
—¿No han llegado los demás? —Quiso saber papá, dejando su chaqueta sobre el sofá, el frío seguía aún más presente.
—Sí, pero fueron a comprar sodas, al inútil de Berat se le olvidó comprarlas de venida —Dijo ella, con reproche.
Le hice señas a Jungkook para que tomara asiento en uno de los sofás. Se acercó y se sentó a un costado mío, con cuidado, como si hubiera sufrido una operación en el trasero y le doliera cada que se sentara.
Mi abuela lo escudriñaba.
—Así que... ¿desde cuándo conoces a mi nieta, jovencito?
—Abue, por favor no empieces —Le advertí cuando me di cuenta de sus intenciones, claro que me ignoró.
Jungkook se acomodó mejor sobre el sofá.
—Hemos estudiado en la misma escuela por varios años —Dijo él, con simpleza.
—Ah, entonces son amigos desde hace mucho.
—No, la verdad es que... —Me volteó a ver —Comenzamos a hablarnos hace un tiempo atrás, después de mi accidente —Terminó de decir, volviendo su atención a la mayor.
Mi abuela escaneó las cicatrices en el rostro del chico. Agradecí cuando la puerta de la entrada se abrió y cerró, dejando ver a mis tíos y sus tres hijos.
—¡Ya regresamos! —Dijeron, con la voz alta, mientras ingresaban a la sala —¡Oh, ya están aquí!
Mi tía se acercó a saludarnos, cuando se separó de mí y vio a Jungkook a un costado mío, fui testigo de cómo sus ojos se iluminaban, formando una emoción peligrosa. Antes de que hablara, yo ya sabía lo que estaba por decir, de todas formas, no me dio tiempo a aclarar el asunto...
—¡Oh, mi Dios sagrado...! —Bramó, juntando sus manos a la altura de su barbilla —¡Alyn por fin nos viene a presentar un novio!
Alguien por favor desaparezca mi cuerpo...
Su bramido atrajo la atención de los demás. Mis primas, quienes corrieron a la sala, para poder ver al supuesto novio, ellas lo reconocieron al instante.
—¡Oh...!
—¡No, no! ¡él no es mi n-novio...! —Sacudí mis manos al aire, tratando de negar todo de manera verbal y física. Mis mejillas ya comenzaban a ponerse calientes —Es un amigo.
Mis tías y primas hicieron un puchero, desesperanzado, cuando escucharon lo que dije.
—Que mal... —Se quejó una de las gemelas.
—Hola, un gusto, soy tía de Alyn, dime Samary... —La mujer extendió su mano a Jeon, quien al instante la aceptó.
—Jungkook Jeon —Saludó, mirando de reojo a mi abuela, quien sonrió con suficiencia.
—Él es mi esposo, Berat. Y mis hijos, Kya, Akya y Aryan —Señaló a cada miembro de su pequeña familia.
Entre presentaciones y cuestionarios realizados por mis tíos, decidimos que era el momento de ir al prado, antes de que fuera más tarde.
★彡[ᴊᴜɴɢᴋᴏᴏᴋ.
¿Qué si era incómodo? Absolutamente, ¿Qué si me quería ir a casa? Posiblemente, ¿Iba a hacerlo? Negativo.
La familia de Anderson era, en resumidas palabras, muy unida. También eran ruidosos y bromistas, extrovertidos y habladores, hasta cierto punto eran irritantes, pero extrañamente en todo el tiempo que llevaba con ellos, me habían hecho sentir cómodo y a gusto, como en casa y en confianza. Ninguno de ellos preguntó sobre mis cicatrices o se detuvieron a verla, no lo hicieron, para ellos era algo sin relevancia. Ya era algo común para ellos...
—¿Practicas algún deporte? Luces como si lo hicieras —Curioseó el señor Berat. El hombre volteaba de vez en cuando las costillas que se cocinaban en el asador.
—No, yo... —Murmuré, desviando la mirada a la carne que se quemaba —Practicaba Taekwondo cuando era pequeño.
—Oh... ¿ya no?
—No, ahora estoy concentrado en la escuela... —No era del todo mentira, en realidad, trataba de concentrarme en mí mismo.
El lugar al que habíamos venido era una clase de prado familiar, por lo que había escuchado, era un lugar muy concurrido para la familia de Anderson, desde hace años, muchos. Como un punto de reunión familiar.
Se veía enorme...
A unos metros de nosotros, los primos intentaban elevar un papalote. Desde donde estaba, podía ver a Anderson reír a todo pulmón, jamás la había visto reír así, casi termina por contagiarme y ni siquiera sabía por qué se reía.
—Si quieres ves con ellos, ya solo me queda uno —Habló Berat.
Sacudí mis manos y caminé por el pasto, hasta donde estaban los más jóvenes.
—¡Definitivamente eres un mentiroso, no sabes volar esta cosa! —Le gritó una de las gemelas al único chico que estaba con ellas. Solo Dios sabía cuál de ellas.
—¡Jungkook! —Exclamó la otra cuando me vio acercarme —¿Quieres ver como mi hermano fracasa en volar el papalote?
—Seguro.
Me detuve a un costado de bichito, quien me miró al instante.
—Ya te dije que sí se volarlo —Dijo el hermano.
—Yo creo que no, no nos hagas pasar vergüenza frente al chico —Me guiñó el ojo una de las gemelas.
Lo bueno de todo esto es que no había mucho sol.
—¿Te sientes bien? —Me preguntó Anderson.
—¿Por qué preguntas?
—Mi familia a veces puede ser algo intensa. Los únicos amigos que conocen son Celestine y Troy...
—Son agradables. Ahora entiendo que es de familia —La miré.
Los pocos rayos de sol golpeaban sus cabellos, volviéndolos brillantes, de igual manera lo hacían con su piel.
Me di cuenta que nos habíamos atascado en el otro. Tuve la sensación de que todo se había quedado en silencio, fue extraño.
—¿S-sabias que por las noches todo esto se ilumina con luciérnagas? —Cortó el contacto visual.
—Es la primera vez que vengo, ¿lo olvidas? —Aclaré mi garganta, rascando mi frente.
—Tienes suerte, siempre nos quedamos a verlas, estoy segura de que te van a gustar —Me sonrió, sin mostrar los dientes.
—Ah, ¿sí? —Me devolví a mirarla a los ojos —Debe ser emocionante ver a tus amigos, bichito.
Le sonreí cuando volvió a mirarme.
El transcurso del tiempo a partir de ese momento, fue rápido, más rápido de lo que me hubiera gustado.
Comimos sobre una mesa plegable que había traído Berat, Samary preguntó muchas cosas sobre mí, fue un poco incómodo al inicio, no era común hablar tanto sobre mí con otras personas, pero después de un par de preguntas, se sintió como hablar entre la familia.
Me sentí indigno de esa atención, de ese querer, sobre todo del buen trato. Después de todo, yo había sido alguien quien había dañado a un miembro de su familia, por años, la había quebrantado sin detenerme a pensar mucho y el hecho de ser tratado tan bien en su círculo familiar, era como mi karma, era como mostrarme, una vez más, el monstruo en el que me había convertido.
Yo era un monstruo. Un demonio capaz de convivir con personas asombrosas, sabiendo que no lo merecía, que no merecía ser tratado de la forma en la que ellos lo estaban haciendo.
—Hay que apurarnos. El sol está bajando y no demoran en aparecer los mosquitos —Ordenó la abuela Janice, poniéndose de pie, con calma —Hay que recoger todo para que solo esperemos a las luciérnagas e irnos.
—Sí —Todos acataron con rapidez a las palabras de la mayor, poniéndose de pie y ayudando a guardar todo. Yo también me puse de pie, con lentitud, viendo como todos se movían como si por años hubieran practicado cada movimiento.
—Yo... ¿En qué puedo ayu...?
—Tú quédate ahí y procura seguir viéndote bonito —Me ordenó la abuela.
—Yo pued...
Decidí no hablar más cuando todos se dirigieron a la camioneta para guardar y subir todo.
Me concentré en observar el lugar. El pasto comenzaba a ser iluminado por los últimos rayos del sol, pintándolos de tonos amarillos y anaranjados, podía escuchar los sonidos de los insectos, un grillo a lo lejos, el eco de las bocinas de los carros en la carretera, el soplido del viento que movía mi cabello al ritmo de las ramas de los árboles.
Era la suma de todo, volviéndose una y haciéndome parte de ella. Me sentí en paz, por primera vez después de mucho.
Sentí una presencia a mi costado, me sentía tan cómodo que no quise saber quién era.
—Es maravilloso, ¿no es cierto? —Se trataba de Janice.
—Me da curiosidad saber cómo su familia descubrió este lugar...
—Hace muchos años, alguien muy importante me trajo aquí... —Su voz fue serena. Nos quedamos en silencio un par de segundos, hasta que la sentí mirarme —¿Qué eres de mi nieta, chico?
La pregunta aumentó mi ritmo cardiaco a un nivel que tenía tanto que no pasaba.
Mordí mi labio, sintiendo nerviosismo de repente.
—N-no entiendo qu...
—Yo creo que sí entiendes. Una vez mencionó tu nombre, ¿la obligaste a traerte aquí, la doblegaste? —Su mirada era pesada.
—Claro q-que no.
—Sabes que este prado es un lugar familiar, ¿no? Nadie viene aquí por parte nuestra, a menos que sea alguien importante, alguien digno, alguien que está dispuesto a hacer una promesa, votos —La miré a los ojos, sintiéndome pequeño —¿Eres alguien digno de mi nieta?
La jodida pregunta me sacó el aire. Fue como si de repente la abuela me hubiera dado un golpe a puño cerrado sobre el abdomen.
¿Que si yo era digno de su nieta, en qué forma? ¿siquiera era digno?
No iba a responderle. No iba a hacerlo porque no tenía respuesta a esa pregunta, y, además, justo las gemelas pasaron corriendo y gritando a mis costados, las luciérnagas ya estaban apareciendo.
—¡Jungkook! —Gritaron a mis espaldas, Anderson se acercaba a nosotros, brincando. Una de sus manos tomó la esquina de mi suéter y me jaló en dirección a donde estaba el pasto un poco más alto —Vamos, es mejor verlo de cerca.
Observé a su abuela una última vez, antes de dejarme llevar por su nieta.
El pasto nos llegaba hasta las rodillas, el sol ya prácticamente no estaba, todo comenzaba a verse más oscuro. Aún estaba tomado por el suéter cuando pequeños destellos entre verdosos y amarillos, comenzaron a brillar a nuestro alrededor. Me sentí conectado, como si pudiera decir cualquier cosa sin decir nada.
Pero no logré entender lo que mi mente estaba tratando de decir, no logre captarlo porque estaba ocupado pensando en si era digno, si era digno de estar ahí, y era claro que no lo era, no lo merecía. No era digno de estar con ellos.
Con ella...
Ahora entendía eso de quedarse quieto y verme bonito.
—Lo siento —Susurró Kya, dejando otro traste sucio sobre el lavamanos.
Solo asentí con la cabeza, tratando de hacerle saber que estaba bien. La abuela Janice había hecho que yo me pusiera a lavar cada traste sucio que se había usado hoy para la comida, lo hizo justo después de llegar a su casa.
—Eres bueno fregando —La señora apareció en la cocina. No podía maldecirla, después de todo sabía quién era yo y esto era lo que, por ahora, podía hacerme para vengarse de todo lo que le hice a su nieta.
—Gracias, abuela —Murmuré, doblegándome ante ella.
La escuché arrastrar sus pies hasta quedar a mi costado.
—Escucha Jungkook... —Exhaló con fuerza —No voy a disculparme por lo que dije hace unas horas, tú mejor que nadie sabes lo que hiciste, no sé por qué o cómo, pero si piensas y crees que puedes venir a lastimarla delante de su familia, delante de mí, estas cometiendo un terrible error, no sabes con quien te estas metiendo...
Negué con la cabeza, intentando decir algo, pero no me dejó.
—Alyn ya ha sufrido demasiado, perdió a su madre siendo muy niña, no puedo dejar que siga sufriendo —Tajó. Volteé a verla.
—¿C-cómo perdió a su madre? —Pregunté.
—Fue en un accidente automovilístico, el mismo día en donde se hizo esa misma cicatriz por la cual la condenaste todo este tiempo —Tuve que sostenerme de la barra del lavaplatos.
Mierda...
—Yo... yo no... —No podía decir nada, me dolía el estómago —Yo no quiero, es decir, no quiero seguir... no tengo intenciones de seguir dañándola, abuela... —Sacudí mis manos para quitar el exceso de jabón en ellas y recargué todavía más mis manos en el lavaplatos —Sé que no tengo cara ni vergüenza para venir aquí sabiendo lo que hice, pero quiero que sepa que me arrepiento y que ya estoy y estaré pagando toda mi vida por lo que hice. Me arrepiento por haber sido tan hijo de perra con su nieta.
—Me alegra que lo sepas...
—...y estoy trabajando en todo lo que está mal en mí —La miré, sintiéndome abatido por todo —Para ser digno de todo, de mí y de... y de su nieta.
Decirlo en voz alta... uf... ni siquiera tenía pensado decir eso, pero soltarlo fue como si lo hubiera estado reteniendo por mucho tiempo, sentí miedo del sentimiento tan extraño que me provocó el admitirlo porque el corazón me latió rápido y fuerte, tanto, que tuve que apretar las manos en puños.
La mujer me miró en silencio, como si estuviera meditando todo lo que había dicho.
—Debo retractarme con lo que le dije... —Murmuró ella, pero parecía que hablaba con ella misma —Es de los buenos...
Palmeó mi hombro y salió de la cocina.
Volví a fregar, sintiendo el pecho menos pesado que antes, y al mismo tiempo, sintiéndolo más hondo que antes al saber el cómo su madre se había ido, el cómo se había hecho su cicatriz. Por fin me había enterado de eso, de lo que siempre me pregunté desde un inicio. No sabía cómo había pasado, pero estaba seguro que Anderson había sufrido demasiado, igual que el señor Cedric.
Siempre imaginé mil cosas, incluso esta, lo que jamás imaginé, era sentir un malestar profundo al saber que pude haberle hecho más bien en ese tiempo, en vez de haberle hecho tanto mal.
Cuando fueron las nueve de la noche, nos despedimos de la familia, de la que ahora sabía, era la familia de la madre de Anderson.
—Fue un gusto conocerte, Jungkook —Me tendió la mano una de las gemelas —Eres muy guapo.
—Gracias —Sonreí, miré a los demás —Gracias por recibirme en su casa...
—Fue un placer, hijo. Ojalá nos visites más a menudo —Samary sonrió.
—¡Nos vamos! —Nos gritó el señor Cedric desde el carro.
Anderson se despidió de su familia y la seguí cuando caminó al vehículo.
Mientras nos alejábamos de esa casa, no pude evitar no recordar las fotos que había en toda la casa. Podía recordar a una mujer sonriente, sosteniendo a una pequeña niña, junto a su esposo.
Yo había tenido la suerte de crecer con mi madre y no podía imaginarme una vida sin ella, dependía de ella en casi cualquier aspecto, no sabía cómo podía haber sido para Anderson el no tener una figura materna con ella.
—¿Qué te pasa? —Me preguntó ella, cuando se dio cuenta de que la miraba.
—Nada.
No me gustó. No me gustó, que me haya gustado, haber pasado ese día con ella...
Ah, dios... "¿Qué es amor?" preguntó él JAJAJAJAJA, que cosas...
Muchas cuestiones inusuales por acá.
Y, Jungkook finalmente conoció el prado familiar de la mamá de Anderson, y no se me emocionen, aquí fue invitado por el papá de Alyn, es distinto a que Jungkook la lleve o a que Alyn lo lleve. JAJAJAJAJA
Y, bueno, la abuela Janice si que le dijo sus cosas al niño y... ¡finalmente sabe cómo se hizo su cicatriz y lo que pasó con la madre de Alyn! ¡Por Dios! aunque no sabe en realidad cómo sucedió, al menos ya sabe que fue por un accidente.
¿Qué piensan de las cosas que le dijo a la abuela Janice, eso de ser digno, qué piensan de los pensamientos de Jungkook?
Opiniones aquí.
Gracias por leer, nos vemos en el siguiente capítulo.
(Nota actual)
Este es uno de los últimos capítulos viejos, si no mal recuerdo, pronto comenzaré a escribir y a publicar los capítulos completamente nuevos AAAH.
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