Capítulo 3
𝙱𝚛𝚒𝚕𝚕𝚊𝚗𝚝𝚎 𝚌𝚘𝚖𝚘 𝚎𝚕 𝚜𝚘𝚕 𝚎𝚗 𝚞𝚗 𝚍í𝚊 𝚜𝚘𝚕𝚎𝚊𝚍𝚘.
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★彡[ᴀʟʏɴ.
¿Cómo alguien podía tener el poder de cambiar tu estado de ánimo tan rápido y tan sencillo?
Era una pregunta que siempre me hacía cada que Jungkook estaba cerca, era algo inexplicable y a la vez tan obvio.
Era como si de manera literal y metafóricamente, él tuviera mi corazón en sus manos. Debía ser algo así porque lograba hacer que se acelerara, que se agrietara y que después, casi mágicamente volviera a estar bien. Era agotador y sabía que no era correcto dejar que otra persona tuviera el control así de mí.
Aunque él no tuviera idea...
Había salido a caminar por las calles cercanas a casa, quería tomar un poco de aire fresco. Los últimos días habían sido, en palabras cortas, un infierno.
Papá estaba en la cocina y lo supe cuando un asombroso olor llegó a mis fosas nasales, mi estómago resintió al instante las horas sin comer en la escuela.
Dejé las llaves de casa en la entrada y caminé tranquilamente hasta la cocina, un hombre cocinaba mientras meneaba las caderas al ritmo de la música de la radio. Tuve que sonreír porque era adorable ver a mi padre con un delantal mientras bailaba en la cocina, como un personaje cursi de una película de romance. Tenía que asustarlo...
—¡Demonios! ¿¡acaso quieres que tu sexy padre muera de un infarto!? —Gritó nervioso cuando lo asusté. Dejó la cuchara con la que minutos antes revolvía lo que cocinaba y abrió sus brazos, en espera de que me fundiera en su pecho como acostumbraba desde pequeña.
Y me fundí en la seguridad de mi papá.
—¿Ha sido un día duro?
Como no tienes idea, Papá.
—No, solo ha sido aburrido.
—¿Segura? —Se separó de mí y me examinó el rostro con detenimiento —Estos días te he notado muy decaída. ¿Pasó algo en la escuela que deba enterarme?
Miré el delantal que tenía puesto. —Me he sentido un poco estresada, solo es eso...—Lo miré de vuelta con una leve sonrisa —Iré a cambiarme...
—¡De acuerdo, apresúrate porque ya está la comida...!
—¡Seguro! —Pronuncié mientras me dirigía escaleras arriba.
Al estar en mi habitación, pude relajar mi expresión. No era sencillo mentirle a papá, no estaba segura de sí había logrado engañarlo o solo prefirió dejar el tema para después.
No quería que papá esperara mucho por mí, solo cambié mi ropa a una más cómoda y bajé con cuidado las escaleras, a él no le gustaba que corriera en ellas desde que me caí cuando tenía diez.
Sopa era lo que comeríamos. Nos sentamos en las sillas y nos dispusimos a comer en silencio, uno frente al otro. Nadie mencionaba nada, mi padre estaba en su mundo y yo en el mío en donde un chico de cabellos negros y ojos oscuros y rasgados se mantenía presente, su nombre rondaba por mi mente como si no tuviera suficiente con verlo de vez en cuando en la escuela, como si ya no tuviera suficiente con tener que soportar el dolor de verlo enamorado.
—Suficiente. Mírame, Alyn... —Escuché que habló papá, levanté la mirada para observarlo —Algo sucedió o algo está sucediendo, y no mientas porque te conozco demasiado bien, empieza a hablar...
Dejé lentamente la cuchara recostada en el tazón y lo miré.
—Hay un chico...
Él se puso serio.
—La verdad es que me gusta desde hace un tiempo. Me gusta mucho, mucho...
—¿Y cuál es el problema? ¿te aterra decirle?
—Comenzó a salir con una chica de último año... —Aparté la mirada de los ojos curiosos de mi padre porque los míos comenzaban a ponerse llorosos —Papá... ¿qué debo hacer? Duele mucho. Todo el tiempo. Llevo mucho tiempo sintiendo esto tan fuerte por él y de la nada ella llega y...
De nuevo era una tontería llorar por milésima vez por el mismo tema. No se trataba de quién llegó primero o quién lo vió primero, se trataba de quien había hecho latir su corazón y despertar su interés, era obvio que yo no podría nunca despertar esa clase de sentimientos en él, lo sabía mejor que nadie, pero supongo que jamás pensé llegar a verlo con alguien más, aunque suene egoísta, creo que nunca pensé realmente en eso...
Papá solo me miraba en silencio, tal vez tratando de procesar la reciente y nueva información. Lo vi ponerse de pie y arrastrar su silla hasta dejarla a mi lado, volvió a tomar asiento y con uno de sus brazos rodeo mis hombros para pegarme a su pecho.
—Realmente lamento no saber que decir, cariño... —Suspiró y su mano acarició mi cabello con cuidado —Tu madre hubiera sido mejor en esto que yo.
—No te preocupes, pa... —Me alejé un poco de él y sorbí por mi nariz al sentirla pesada —Creo que debería olvidarlo. Tengo que hacerlo...
—Podría ser lo mejor para ti. Pero, en ocasiones, negar un sentimiento así de fuerte solo puede aumentarlo más —Tomó un mechón de mi cabello para dejarlo detrás de mi oreja —Deberías decirle lo que sientes y a partir de ahí ir dejando ir ese sentimiento, quizás de esa forma puedas disminuir el sentimiento por él...
Bajé la cabeza. —No puedo hacer eso...
—Si lo dices por esto... —Alzó mi rostro y acarició aquella cicatriz en mi rostro —Entonces deberías preguntarte que tan bueno podría ser para ti ese chico, porque Alyn, cuando alguien es el indicado para nosotros, no debería interesarle las marcas y heridas que carguemos con nosotros, cuando alguien es el indicado no importara nada de eso...
Tuve que mirar a mi padre debido a esas palabras porque jamás había pensado en eso.
Porque después de todo, que amemos a alguien no quiere decir que esa persona nos pueda hacer un bien a nosotros y a nuestra vida...
¿Jeon Jungkook podía llegar a ser bueno para mí?
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★彡[ᴊᴜɴɢᴋᴏᴏᴋ.
Era viernes por la tarde. No me sorprendió verla entrar a mi habitación, dejar su mochila en el suelo y mirarme en silencio.
—Creo que aquí es cuando dices hola —Pronuncié con una mueca.
—Hola.
—Da igual... —Me incorporé lentamente porque aún sentía dolor en ciertas partes de mi cuerpo, la miré de vuelta—Escribí en tu sucio diario...
—¿En serio?
Chasqueé la lengua y me estiré un poco para alcanzar aquel diario ridículo que me había regalado y se lo lancé a los brazos.
—¿Puedo leerlo?
Me encogí de hombros y de nuevo me acosté en la cama. Sonreí con burla al observar cómo abría lentamente la libreta.
"¿Cuántas personas miraste y espantaste hoy?"
La escuché suspirar y yo tuve que reír.
Sacó unos papeles de su mochila y me los lanzó a la cara.
—Algunos de tus maestros devolvieron trabajos y esos son los tuyos.
La mayoría era de arte. Algunos trabajos que hicimos durante las clases y que no había podido traer a casa la última vez...
Ella estaba sacando algunas envolturas de snacks, me estiré tanto para arrebatárselas que me dolió todo.
—Gracias, tenía hambre —Sonreí con maldad cuando comencé a comerlos.
—En fin. Debería volver a...
—¿Tú no deberías estar tomando exámenes finales en vez de estar aquí?
—Exenté todos.
Rodé los ojos. Sí, ella se veía como esa clase de chicas que se matan por lograr eso...
Aunque yo quizás querría hacerlo también.
—Mejor ayúdame a salir de aquí, necesito ir a la sala...
—Tienes la pierna lastimada...
—Mierda. Estoy harto de estar en esta cama... —Me quejé.
Me quedé en silencio, perdido en mis pensamientos y perdido en ese techo que llevaba ya tiempo obligado a observar.
Y es que, últimamente había estado pensando mucho en lo que teníamos, había pensado en muchos de los momentos que tuve con la persona a la que solía llamar novia
Últimamente he estado pensando, pensando en lo que teníamos. Ella era algo complicada de sobrellevar, lo supe desde la primera vez que la vi, supongo que eso fue algo que me cautivó al instante, me gustaban las cosas difíciles, me incitaban a intentarlo con más fuerza y ella siempre me puso muy difícil el acercarme a ella, le gustaba verme intentarlo con constancia...
Al inicio pensaba que lo hacía porque en el fondo le gustaba que yo fuera así, pensaba que yo también le gustaba, pero intentaba hacerse la interesante. A mí no me molestaba seguirla como estúpido, me gustaba lo suficiente como para hacerlo...
Tenía claro que podía darle lo que se merecía, y la primera vez que me dejó besarla supe que nunca nada podría reemplazarla, lo supe al instante. Maldita sea, me imaginé millones de escenarios con ella, estaba perdido, perdido por cada cosa que hacía y en lo único que pensaba cuando estaba a su lado era que jodidamente nadie podía compararse con nosotros dos.
Sacudí mi cabeza para tratar de alejar esos jodidos pensamientos, no necesitaba de eso ahora.
Me incorporé de nuevo en la cama y me di cuenta de que la chica rara ahora estaba justo delante de mí, más cerca de lo que me hubiera gustado. Ni siquiera sabía qué hacía cuando tomé su rostro entre mis manos y estúpidamente atrapé sus labios contra los míos. No comprendía nada, no podía controlarme a mí mismo, era como si estuviera hipnotizado...
No había movimiento de labios, solo era un roce delicado y suave. Pero de pronto, no sentí nada entre mis manos así que abrí los ojos y solo me encontré conmigo mismo, solo en mi habitación.
Rebusqué con la mirada por toda mi habitación sin encontrar rastro de ella por ningún lado, en mi pecho comenzaba a nacer un sentimiento de desesperación y miedo. Mi respiración se volvió pesada y rápida...
—¡Jungkook! —El grito de mi madre provocó que me levantase de golpe de la cama, sudando y con la respiración agitada, la miré asustado y completamente aturdido y confundido —Tranquilo, solo era un sueño...
Me abrazó con cuidado mientras yo trataba de procesar lo que acababa de pasar.
—¿A dónde fue? —Fue lo primero que dije mientras parpadeaba repetidas veces.
—La chica se fue hace un rato, te quedaste dormido y ella se fue a casa...
—¿Cuánto tiempo llevo dormido?
—Como una hora, cariño...
Tomé mis cabellos entre mis manos y los lleve hacía atrás tratando de tranquilizarme. Aún tenía esos sentimientos insertados en el pecho...
¿Cómo rayos se me ocurría soñar algo como eso?
Mamá dijo algo. No logré prestarle atención, yo seguía algo afectado por la pesadilla de minutos atrás. ¿Besar a...? ni siquiera estoy seguro de su nombre. No era que hubiera algo mal con ella, sencillamente no era mi tipo, no era la clase de chica que me atraía.
Miré el tedioso diario que me había dado, lo tomé entre mis manos y lo abrí para ir directamente a la hoja que había usado hasta ahora.
No era bueno en escribir sobre mis pensamientos o ese tipo de cosas. En décimo grado había llevado Creative Writing y ahí pude darme cuenta de que definitivamente yo no servía para eso, quise tomar esa clase porque pensé que sería sencillo, no lo fue. Quizás el hecho de que fuera tan malo para esas cosas tenía que ver un poco con la primera vez que traté de escribir poesía para una chica que solía gustarme.
Tenía doce años.
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—¡Yah! Jungkook, ¿estás seguro? No creo que sea buena idea —El niño me seguía mientras yo me cercioraba de que ningún profesor estuviera cerca, cuando estuve seguro, seguí con mi camino con el otro chico siguiéndome los pasos —Yumi no se ve interesada en ti...
—Rayos, Tae. Solo me darás mala suerte. Solo necesito... —Me quedé callado para buscar con la mirada el casillero de la pelinegra. Cuando lo localicé, me acerqué mientras sacaba de mi bolsillo un sobre blanco, lo adentré por las pequeñas rendijas del casillero. Sonreí orgulloso cuando estuvo dentro —una oportunidad.
Solo era un niño tímido y emocionado por entregarle una carta de amor a una niña que me había parecido bonita y de la cual estaba encantado. Jamás había escrito una carta, y mucho menos poesía, pero mi amigo me había comentado que a las chicas les gustaban los chicos sensibles a la escritura y a los poemas sobre amor eterno y ese tipo de cosas, él era unos años mayor que yo así que supuse que sabría más del tema que yo.
Por supuesto que la carta no demoro en ser descubierta por la niña, la leyó durante el almuerzo.
Yo estaba por terminar mi almuerzo cuando ella se acercó a mí, llevando mi carta en una de sus manos.
—Hola Yumi. Leíste mi carta... —Susurré tímido —Es la primera vez que escribo poesía, espero que te haya gusta...
—No me gustó. Esta horrible, y tampoco me gustas tú... —Chilló ella, llamando la atención de casi toda la escuela que se encontraba comiendo. Yo tragué saliva y la miré aterrado y con las mejillas rojas de la vergüenza —¿Es que acaso eres un ridículo? ¿quién escribe ese tipo de cosas? No quiero que vuelvas a darme algo así, Jeon.
Y lo siguiente que hizo fue romper la carta en pequeños pedacitos que fueron lanzados a mí. Ella salió del comedor y todos estallaron en carcajadas.
—¡A Jungkook no lo quieren! —Un niño gritó y todos volvieron a reír.
Yo solo podía mirar los pequeños pedazos de papel sobre mi comida, manchados y arrugados.
"Brillante como el sol en un día soleado..."
Incluso roto, podía alcanzar a leer esa frase.
No volví a escribir desde entonces...
Pero no podía estancarme en una sola chica, ¿no?
Solo era un niño que había pasado un mal momento con la niña que le gustaba.
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Supongo que se hizo costumbre fijarme en chicas que acabarían hiriéndome, que acabarían por burlarse de mí como si yo no importara.
Volví a quedarme dormido, pensando en esa carta rota, en el poema de amor hecho por un niño de doce años, un poema que fue leído y rechazado. Un poema roto, porque siempre sería eso, un poema roto...
Yo siempre sería como mi poema roto, algo que leen y después olvidan. Un poema que dejan, no soy capaz de grabarme en la piel...
¿Volverían a romperme?
¿Cómo podría saberlo? ¿Cómo podría saberlo cuando primero tendrían que leerme?
¿Volverían a leerme?
¿Cómo confiar en alguien que me había entregado hojas para escribir y esperaba que volviera a hablar sobre mí?
¿Podía confiar?
Subí el otro porque tenía ganas, y tengo también muchas ganas de ir avanzando más y más en esta historia.
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