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Capítulo 27




⋇⊶⊰❣⊱⊷⋇ ⋇⊶⊰❣⊱⊷⋇

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—¿Estas segura de esto? —Volvió a preguntar mi papá cuando estuvimos delante de esa casa.

No estaba segura, él había estado muy terrible, de nuevo, todos estos últimos días de clases. Desde aquel día en la cafetería, hoy era veintidós de diciembre, ya habíamos iniciado las vacaciones de invierno. La señora Yon me había dicho que Jungkook había dado un retroceso, que había vuelto a encerrarse en su habitación y que ese humor de perros había vuelto, mencionó que apenas salía de su habitación.

No tenía idea de si me echaría tan pronto me escuchara, pero le quería, le adoraba y no deseaba que volviera a retroceder todavía más. Era diciembre, ya habían colocado Las luces, todo estaba tan bonito afuera, lleno de luces, el frío era un poco fuerte, pero era tan bonita esta época como para que se la pasara amargado, sin compartir con sus padres debido a que estaba, muy probablemente, triste por algo que estaba decidida a descubrir ahora.


—Debo intentar —Dije, abriendo la puerta del carro —No sé si tardaré....

—No te preocupes, iré a comprar unas cosas para el postre de la cena, llámame cuando quieras que venga por ti —Asentí, iba a cerrar la puerta, pero volvió a llamarme —Las personas despechadas y dolidas suelen decir cosas hirientes, no permitas que lo haga contigo, ponlo en su lugar si es necesario.

Asentí y cerré la puerta.

La señora Yon me recibió bien, como siempre, había arreglado tan bonito su casa. No hablamos mucho, me dejó subir al instante.

Llegué a la puerta blanca y toqué un par de veces, tres para ser exacta, no hubo respuesta, con temor a interrumpir su paz, abrí la puerta. Las cortinas estaban sueltas, había olor a guardado, comida y aromatizante, estaba oscuro, salvo por la luz de la computadora que estaba en el escritorio.

Él estaba sentado en la silla, tenía audífonos puestos y por eso no me había escuchado. Caminé hasta él y toqué su hombro con suavidad, atrayendo su atención al instante. Me miró y pude ver sorpresa en su mirada, hasta creí ver alivio, pero no pude comprobarlo porque dejó de mirarme para apagar la computadora, quitando sus audífonos.


—¿Qué haces aquí, Anderson? —No me estaba mirando.

—Tu mamá dijo qu...

—¿Ella te pidió que vinieras?

—No.

—¿Qué haces aquí? —Repitió, esta vez enojado.

Temblé un poco por los nervios y el tono de su voz.

—Jungkook... —Empecé diciendo, pero se levantó bruscamente y se abalanzó a mí. Juro que pensé que iba a golpearme.

Dio zancadas furiosas en mi dirección, obligándome a retroceder torpemente hasta que mi espalda chocó con la pared cerca de la puerta, se colocó delante de mí.

Pude ver que sus ojos estaban más oscuros de lo normal, su respiración era pesada.


—Quiero que salgas —Gruñó, mirando directamente mis ojos.

Tragué grueso cuando sentí su aliento golpear mi rostro, tuve que desviar mi mirada y al instante lo escuché bufar.

—¿Lo ves? No pu...

—No quiero que retrocedas —Murmuré suavemente, tomando el valor de mirarlo cuando no dijo nada. Me observaba con una expresión arrugada, sus ojos escaneando mi rostro.

—¿Por qué rayos te importaría eso a ti? —Se alejó de mi persona, como si de pronto yo apestara.

—Me importa.

—Por favor... —Soltó una risita irónica, dejándome de mirar.

—No es mentira, me importas —Repetí, decir eso era un gran paso para mí.

—¿Por qué mierda iba a importarte? No seas tonta —Alzó la voz, parecía que estaba fuera de sí, como si decirle eso solo empeorara todo, pensé que quizás solo tenía miedo de escuchar algo así de alguien más —Ilumíname, ¿por qué jodidos iba a importarte alguien que te acosó, Anderson?

—¡Porque somos amigos! —También alcé la voz —Porque acepté tus disculpas y porque ahora eres mi amigo.

No dijo nada. Me sorprendí cuando me di cuenta que sus ojos estaban brillosos. Sus pupilas temblaron, sus manos se apretaron en puños, como si eso pudiera contener las lágrimas, lo vi respirar con rapidez y esfuerzo, como si le doliera.

Aparté la mirada de él al darme cuenta que lo que yo había dicho era más grande que cualquier cosa, cuando me di cuenta que nunca le había dicho algo tan profundo, porque era lo más cercano a lo que sentía por él, pero ya no podía arrepentirme, esperaba que lo dejara pasar, él no me quería. Quería que supiera que no estaba solo, sabía que tenía a toda su familia y a amigos cercanos, pero quería sumarme a ese grupo de personas que le tenían aprecio, a pesar de que en ocasiones no era sencillo quererlo.

En el fondo, me aterraba, me aterraba haberle dicho que me importa, aunque no sea mentira.


—Yo... yo no... —Sin embargo, me di cuenta que estaba asustado, muy asustado.

Lo vi caminar con velocidad a mí para después, con fuerza, fundirme en su pecho. No era la primera vez que me abrazaba así, pero, así como la primera vez, me desarmó por completo. Lo escuché sollozar, pero de una forma contenida, como si apenas pudiera llorar.

—T-tengo miedo, Anderson... —Como pocas veces, se sinceró. Probablemente por primera vez en días —Estoy asustado de no mejorar, de no poder salir de esto, de volver a sentirme bien.

Lo contuve un buen rato, en gran parte de ese tiempo ya no lloraba, pero sabía que se estaba dando tiempo y valor para separarse de mí y mirarme a la cara después de haber llorado.

—¿Sabes que tus abrazos son los más dramáticos que he recibido? —Dije, después de un rato de estar en silencio. Había pasado media hora, ahora estábamos sentados uno al lado del otro, en el suelo.

Su cuerpo se sacudió, dándome a entender que se había reído. Me atreví a mirarlo.

—¿Qué sucedió ese día en la cafetería?

Se quedó en silencio unos segundos, como intentando encontrar las palabras correctas para explicarlo.

—Sara lo llamó ataque de pánico... —Su tono era de escepticismo, como si se negara a creer eso —Dice que a veces pasa después de haber estado en un periodo de estrés constante. Ese día todos estaban mirándome, sentí mucha presión, ya lo había sentido antes, pero esa vez fue mucho peor.

Pronto comprendí que eso fue por estar en nuestra misma mesa, por estar conmigo en la misma mesa.

—Fue por mí, ¿no es así? —Sentí su mirada sobre mí.

—Anderson...

—No digas que no, es cierto —Expresé, un poco triste por ser la causante de que le pasara eso —No te hice bien, ¿verdad?

—¿Qué no me hiciste bien? —Repitió, con burla —Bichito, odio admitirlo, pero mis papás, mi psicóloga y Nam tienen razón cuando dicen que eres buena para mí. Me haces bien, el problema soy yo...

Lo miré, sus ojos estaban observándome detenidamente.

—Me haces bien, pero yo no tanto y lamento no ser tan buen amigo como tú —No tuve más remedio que hundirme en sus ojos.







Se sentía como si nos hubiéramos acercado un poco más que antes.

No sabía si estaba feliz o loca, pero algo había cambiado entre nosotros, como si la confianza hubiera crecido de veinte por ciento a cincuenta por ciento, quizás sesenta. Nuestra amistad se había vuelto más cercana, un poco más real.

Por eso no podía dejar de sonreír al escucharlo hablar sobre su música favorita.


—Nunca había escuchado Kpop, es como entrar a otro mundo —Aseguré, impresionada.

—Lo es, es como otro mundo, aunque en lo personal, me gusta más Justin Bieber —Comentó.

—¿En verdad? —No me sorprendía, Jungkook parecía ser ese tipo de chico que escuchaba a JB —¿Tienes una canción favorita?

—Muchas, una de ellas podría ser Sorry, pero la verdad me cuesta escoger —Se encogió de hombros, arrancando pasto seco que se encontraba cerca de él.

—Jungkook, ¿te gustaría ir al College? Me causa curiosidad saber cuáles son tus sueños —Lo contemplé.

Al escucharme, dejó el pasto para mirarme, hizo un puchero, pensativo.

—No estoy muy seguro. Sí quiero seguir estudiando, pero aún no encuentro algo que me guste lo suficiente como para hacerlo por el resto de mi vida... —Asintió con su cabeza —Ahora mismo el sueño que tengo es salir de toda la mierda en la que me metí... aunque, me hubiera gustado hacer música.

—¿En verdad?

—Quizás —Se encogió de hombros y me miró —¿Y tú, piensas seguir estudiando?

—Sí, tampoco sé que hacer, pero espero encontrarlo antes de graduarnos del doce. También quiero viajar...

Se carcajeó.

—Presiento que vas a hacerlo.







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A veces la escuela podía volverse pesada y complicada, estresante en la mayoría de los casos. Incluso, en ocasiones había trabajos que costaban mucho comprender, no podía imaginar cómo podría ser para alguien quien no entiende nada de lo que se está diciendo. No me imaginaba cómo sería si un día yo tuviera que cambiarme a un país en donde no hablen mi idioma.

Hay una chica en mis clases, su nombre me parece curioso y, en ocasiones, un poco complicado de decir, es una chica callada y casi siempre permanece sola. En el pasado la había visto un par de veces, una de ellas fue en la clase de Artes con honores en semestre pasado, he escuchado que sus trabajos son muy bonitos. Nunca he hablado con ella, he escuchado que no habla inglés.


—¿Qué tanto miras? —Celestine susurra a mi costado, se había colado a mi clase de artes.

—Miro a Yomaris...

—¿Ahora te volviste lesbiana y cambiaste a Jungkook? —La miré, molesta —Bueno, ¿por qué la miras? No seas rara.

—Solo pensaba en lo difícil que debe ser no entender nada.

—Debe serlo... —Contestó, vagamente. Regresó su mirada a mí —Troy me llevará a comprar hoy.

Y comenzó a contarme sus planes para la tarde.

Estaba en la clase de artes, claro que mi clase no era avanzada, ni con un ritual podría llegar a ese nivel. 

Yomaris Torres trabajaba en una mesa a unos metros de nosotras, bueno, de mí porque Celestine ni siquiera tenía esta clase. Había visto algunos trabajos de Yomaris, hace unos días atrás, a los alumnos de artes avanzado les habían pedido hacer un trabajo a grande escala, a puro lapicero, el de Yomaris había sido mi favorito, quise decirle que me gustaba, pero me dio vergüenza.


—En fin, tengo que volver a mi clase... —Mi amiga se puso de pie y se despidió de todos, saliendo por la puerta.

Mi clase de artes proficientes se juntaba con la de avanzados.

—¿Terminaste? —Jeon se sentó a mi lado.

—Sí, pero no me gustó —Dije, observando mi dibujo de una flor.

—Como sea... —Él me mostró el suyo, me sentí una incomprendida al ver su dibujo a lápiz, lucia impresionante, por eso no me sorprendía que él si estuviera en honores avanzado.

—No sé qué hago en esta clase —Me rendí, recosté mi mentón en mi mano y volví mi mirada a Yomaris —Ella está en tu misma clase, ¿nunca has hablado o trabajado con ella?

Jungkook llevó su mirada a donde yo miraba.

—No, nunca, ¿por qué?

—¿Por qué no? —Lo miré —No habla mucho, per...

—No habla inglés —Me recordó.

—Ya sé, pero... —Volví a mirar a la chica —¿Crees que deberíamos hablarle?

—¿Quieres hablarle? —Alzó una ceja.

—B-bueno, quizás...

—Entonces hazlo —Encogió sus hombros —Usa traductor de Google. En otras noticias, hay alguien nuevo...

—¿En verdad? ¿Quién, cómo sabes?

—Un tal Levi Johnson... —Contestó, volviendo a su dibujo.

La clase transcurrió normal y tranquila, la clase de artes solía ser muy calmada. La campana sonó y todos comenzaron a salir, Yomaris recogió sus cosas y salió de la clase, sin mirar, decir o despedirse de alguien.

—¿Tu papá viene hoy por ti? —Preguntó el asiático.

—Creo que sí, dijo que iba a llamarme...

—Genial —Y se fue pasillo abajo.

Acomodé mejor mi mochila en mi espalda y me dispuse a caminar al segundo piso de la escuela, tenía que llamar a papá para saber si vendría por mí.




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★彡[ɴᴀʀʀᴀᴅᴏʀ.



¿Es normal preguntarse con frecuencia cómo nos ven los demás? Es una cuestión extraña y a veces masoquista que nos deja un sentimiento de tristeza y confusión. Todos tienen una perspectiva distinta para cada cosa de la vida, eso incluye a las personas.

En una parte de cada salón de clases, en una silla de entre las tantas que hay, hay una chica que se siente incómoda cada que alguien se refiere a ella como "muchacha", quizás porque en el fondo no se siente como tal. Escucha todo, pero al mismo tiempo es como si estuviera sorda, para ella y para los ojos de los demás, lo que le queda por hacer es observar. Tiene casi tres años viviendo en Carolina del Norte y aun a veces siente que no pertenece, algunos afirman que es normal sentirse de esa forma, pero ella, en ocasiones cree que se sentirá de esa forma por mucho más tiempo.


Your assignment is the next page of your packet of sheets... —Escucha que dice su maestro de matemáticas. Hoy en día ya comprende más cuando hablan inglés.

En la hora del lunch, ella siempre saca su yogurt Lala de coco con piña, siempre el mismo. En este semestre le tocó el mismo lunch que sus dos amigas, eso la pone contenta y la hace sentir cómoda, es la primera vez en esos dos años que puede comer con alguien. Aun es incómodo comer en el lugar porque todos parecen ser tan ruidosos y extrovertidos que la hacen sentir pequeña, estar con sus dos amigas compensa un poco el sentimiento, igual tiene que comer porque entonces, si no lo hace, sus tripas sonarán en medio de su clase de inglés.

Se forma detrás de un grupo de chicos, la fila de la comida la hace sentir siempre alerta, como si se tuviera que cuidar de cada persona, no le gusta tener a chicos detrás de ella, saca su celular para distraerse un poco en lo que llegan sus amigas. 

La fila avanza y ella toma un plato de unicel en donde pueda poner su comida, toma una hamburguesa que no le gusta mucho y que le hace mal en el estómago, no hay mucho que pueda comer. Coloca su número de lunch y finalmente camina a las tantas mesas de la cafetería, sonríe con tranquilidad cuando ve a una de sus amigas.

Evita cruzar muchas miradas con las demás personas que están en las demás mesas. Ella se pregunta si luce muy nerviosa...


—Hola —Saluda, sentándose en una de las sillas —Tuve que agarrar de nuevo hamburguesa... —Dice, y las otras dos chicas hondureñas sonríen, saben que a Yomaris le cae pesado la comida de la escuela.

—Ay Yomaris, debió agarrar otra cosa —Le dijo Adriana.

—No había otra cosa —Contestó la mexicana.

—Tengo test en mi clase de inglés —Comentó Fernanda, haciendo un puchero.

—Yo también —Los test de la clase de inglés 11 de Yomaris a veces pueden ser estresantes, pero casi siempre saca cien, aunque tenga que traducir, de todas formas, ayuda que las pruebas sean en la Chromebook porque así es más sencillo traducir.

Yomaris sonríe al recordar como hace un año atrás comía sola en la cafetería, en ese tiempo aun usaba cubrebocas, no comía por vergüenza de pedir la comida y por comer delante de otros, sola, mientras los demás comían con sus amigos. En México, a ella siempre le aterró comer sola, nunca fue capaz de hacerlo, pero ahí en USA tuvo que aprender a hacerlo, tuvo que hacerlo.

Aprendió a fuerzas que la soledad se aprende a sobrellevar y que con el tiempo uno logra acostumbrarse a ella, o quizás porque uno mismo se hace a la idea de que es mejor de esa forma.

A veces le gustaría saber si realmente aprendió a comer sola.


—¿No pasó tarde su bus hoy? —Una de las hondureñas preguntó.

—No, llegué como siempre —Bebió de su yogurt.

La hora del lunch siempre pasa rápido para las jóvenes, quizás porque es su momento preferido del día. Las chicas se separan debido que tienen clases distintas.

A Yomaris no le molesta la clase de inglés, no se le hace tan difícil como otros años, aunque a veces no entienda la explicación, logra hacer sus trabajos y sacar cien en la mayoría de ellos. Es perfeccionista cuando se trata de la escuela, por eso tal vez se estresa con facilidad, en ocasiones es sensible y le afecta un poco sacar malas calificaciones en las pruebas y es raro porque nunca tuvo padres exigentes, nunca los ha tenido.

En esa clase tampoco se lleva con alguien realmente, hay un par de personas que hablan español, pero no se lleva con ninguna, no del todo. Siempre está en silencio, a menos que, por alguna razón tenga que socializar con alguien. Hoy están leyendo un libro, el audio está en la TV, pero ella tiene que leer para poder captar algo de la historia o no podrá contestar las preguntas después.

Así se la pasan hasta que la hora termina, ella solo escucha y observa.

Y así es cada día por ocho horas...




★彡[ʏᴏᴍᴀʀɪꜱ ᴛᴏʀʀᴇꜱ.



Prefiero sentarme en los asientos de adelante en el bus, en los de atrás siempre se sientan esos que hacen mucho ruido, los odio, la verdad es que me estresan mucho.

La chica que se sienta a mi lado, mantiene su mochila entre nuestros cuerpos, como si rozarme pueda causarle algo, la verdad tampoco me interesa tocarla. Me concentro en la música que suena en mis audífonos, callando toda la bulla que hay en el bus.

Suena Forever de Lewis Capaldi cuando recogemos al último chico.

Cuando veo la escuela a lo lejos, me quito los audífonos y espero a que el autobús estacione frente a la puerta trasera de la escuela, espero a que las primeras personas bajen antes de poder hacerlo yo. Rezo para que no revisen mi mochila, no porque lleve algo malo, sino porque no quiero saludar a nadie y porque a veces tardan demasiado. Lo hacen porque creen que de esa manera pueden evitar tiroteos en las escuelas, incluso todos debemos usar mochilas transparentes.

Mi primera clase es Matemáticas tres, el maestro siempre está de pie en la puerta, me es incómodo porque tengo que saludar. Casi no hay nadie en el salón, tomo mi asiento asignado, a esperar a que la clase inicie. Saco mi Chromebook, la verdad que odio matemáticas, es como la peor clase que pudieron haber creado, siempre fui muy mala en esta materia.

Varios chicos hablan a mi alrededor, los ignoro y me dedico a fingir que leo algo interesante en mi computadora, no me preocupo de que alguien pueda leerlo porque todo está en español.

 Alguien entra al salón, pero no presto atención, siempre hacen eso. Me concentro en leer lo que escribí en la computadora hace unos días.


"Y así acabaría una historia que jamás empezó, porque todo eso, todo esto... esa hermosa e inigualable historia solo sucedió en mi cabeza.

Entonces te vería en esa i..."


—Hola... —Escucho la voz de alguien, al inicio pienso que no es a mí a quien le hablan, pero al mirar a mi izquierda, me encuentro con una chica de cabello rubio, muy bonita.

Hi... —Es todo lo que digo. Noto que a sus espaldas hay otra chica, un poco más baja y de cabello oscuro, mis ojos se concentran en la cicatriz que tiene a un costado de su rostro, intento no sorprenderme porque podría hacerla sentir incómoda. La veo jugar con sus manos y me saluda con una de ellas.

No sé qué hacer o decir.

—I'm Celestine and my friend is Alyn... —Sigue hablando la rubia.

—¡Oh! —Es todo lo que se me ocurre decir.

—Your name is Yomaris, right? —Pregunta ella y yo asiento con la cabeza.

—We have the same art class... —Por fin habla la pelinegra. Ahora que la veo mejor, es cierto, la he visto en mi clase de Artes.

—¡Oh yes! —Digo, torpemente.

—I like how you draw, you are very good —Dice la que ahora sé que se llama Alyn.

—Thank you! —Le contesto, avergonzada.

Un chico ingresa al salón, es alto y de cabello oscuro, desde donde estoy puedo ver sus ojos rasgados y grandes, tiene una cicatriz en uno de sus ojos y cerca de la boca. Mira todo el salón hasta que sus ojos se topan con nosotras, más directamente, con las dos chicas frente a mí.

—What are you doing here? —Les habla a ellas. Su inglés suena lindo.

—Alyn wanted to come say hi to Yomaris... —La chica de nombre extraño contesta. Es cuando el chico me mira, me siento incómoda con tanta atención.

—Hola... —Saluda, con un acento chistoso.

—Hola.

—Ella es molesta —Me dice, señalando a la rubia. Me sorprendo por su capacidad para formar esa frase en español.

—What did you tell her about me that made her smile!? —Celestine señala molesta al chico sin nombre.

Ambos se alejan cuando la rubia comienza a golpearlo.

—Lo siento... —Me dice Alyn, la miro y niego, intentando darle a entender que no hay problema —Locos... —Me dedica una hermosa sonrisa mientras señala a sus amigos pelear.

Asiento, sin saber qué decir. Me siento rara porque normalmente nadie se acerca a decirme algo, quizás porque me la paso con una cara de perros, deben de pensar que soy muy seria y aburrida, aunque no lo sea en verdad. Mantengo esa expresión porque no quiero que nadie se acerque.

—Have you had a good morning? —Me pregunta.

—Yes, and you? —Contesto, con un inglés torpe.

—I think so —De repente regresa el chico, se desparrama en la silla a mi lado.

—Me llamo Jungkook... —Me dice, señalándose. Algo que hacen las personas cuando me hablan, es que realizan mucho movimiento de manos, como si eso pudiera ayudarme a entender más o como si mi problema fuera el no poder escuchar.

—Jungkook... —Repito, con cuidado de decirlo bien.

—Great, someone who pronounces it right...! —Le dice a Alyn, me mira —Sí, sí.

Quiero reírme, se escucha gracioso tratando de hablar español, me aguanto.

—You're in grade ten, right? —Se acerca la rubia.

—Eleven.

—¡Oh! You look very small to be in eleven. You're 17, I guess... —Se sorprende, me quedó en silencio.

—Hey, don't talk to her so fast. She doesn't speak much English, silly... —El chico se queja con la rubia.

Quiero decirles que, sí he entendido, pero no hayo las palabras correctas, así que me rindo.

—What do you want me to do!? I don't speak Spanish!

—Jungkook, you said you could speak more Spanish, practice with her... —Le dijo la de cabellos negros. El chico me miró.

—Yo...hablo un pocuito da español... —Me dijo Jungkook, mientras hacía esa señal con los dedos —I want to practice... ¿practicar?

—Okay... ¿Cómo estás? —Le dije.

—Ah, muy bien, bien —Contestó con una sonrisa, su sonrisa era como la de un conejo. Sonreí y miré a sus amigas. Celestine lo miraba con una mueca de molestia y Alyn... Alyn estaba enamorada del chico, lo supe con solo ver como ella lo miraba —Grashias...

—¿Te gusta hablar español?

—Uh, sí, poco...

Estuve hablando con ellos hasta que se tuvieron que ir porque las clases estaban por empezar.

—Nos vemos... —Dijeron los tres, mientras salían por la puerta.

Cuando estuve sola, me sentí extraña. No sabía por qué se habían acercado a mí si prácticamente nunca los había visto, mi cabeza creó miles de razones poco probables.

Todo ese día transcurrió normal, en artes, Alyn me saludó cuando yo llegué, a su lado estaba ese chico de ojos rasgados, él solo alzó su mano con pereza y siguió dibujando.

De vez en cuando, Alyn se acercaba a donde estaba sentada, me hacía sentir presionada, aunque sabía que no era su intención, al menos eso pensaba. Yo intentaba ser amable y dócil, parecía ser una buena chica.

Siempre, cuando la clase de artes estaba por terminar, sentía cómo el corazón se me aceleraba, era como un tipo de taquicardia, mis manos se ponían frías, incluso sudaba, aunque no hubiera calor por el aire de la escuela.

Cálmate, tranquila...

Era algo que me sucedía desde que había llegado aquí. Intento controlarlo, no sé por qué me pasa, o puede que sí lo sepa, es horrible y lo único que puedo hacer es esperar a que pase, mi pie derecho salta con insistencia.

Comienzo a creer que es algún tipo de ansiedad, no puedo decírselo a alguien más, no quiero decirle a mamá porque entonces la preocuparía y no podría hacer mucho. A quien podía contarle sobre todo esto, ya no estaba conmigo, me había dejado, justo como había pedido que no lo hiciera.

Pero si algo había aprendido a lo largo de mi vida, era que las personas van y vienen siempre, no importa que sean familia, mejores amigos o parejas, siempre se iban, y no había mucho caso en estancarse en personas así, no podía hacerlo, mucho menos por personas quienes quizás nunca lo harían por mí.

No lo hice antes y no lo haré ahora.


Así que, cuando llega la hora de salida, lo único que hago es ponerme de pie y salir de la clase, sin despedirme de alguna amistad, solo sigo mi camino, diciendo que tengo que ser fuerte, que tengo que seguirlo siendo, hasta que un día la vida pudiera darme un poco de esa paz que tanto esperaba...







Bueeeeno, tenemos dos personajes buenos, a uno de ellos ya lo hemos conocido, Yomaris, ah... Yomaris, Yoma, Yoma... ¿creen que será un personaje importante para nuestros protagonistas, a qué creen que ha venido este personaje a la vida de nuestros niños, algo bueno o malo? 

También vemos que Jungkook tuvo una... digamos, una recaída al darse cuenta que cada vez esta mas lejos de volver a ser él, pero, gracias a eso, se acercó mucho más a Alyn... ¿qué piensan de eso? 

Dejen sus opiniones aquí. 

Como siempre, gracias por leer. 





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