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Capítulo 20


















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Estábamos a veintiséis de octubre, las mañanas comenzaban a ponerse levemente frescas. Ahora tenía mi mentón recostado a mi mano, escuchando las palabras melosas que se lanzaban mis dos mejores amigos, no pude no sonreír al verlos de esa forma.

—Eres la chica más hermosa del planeta, solo mira esos ojos, son preciosos... —Le dijo él, después volteó a verme —¿A que sí, Alyn?

—Claro que sí —Asentí a las palabras del masculino y eso provocó el sonrojo de mi mejor amiga.

—Tú definitivamente eres el chico más hermoso de toda la High School... —Le dijo ella.

—Aah, no lo creo, ese puesto es d... —Iba a refutar porque definitivamente estaba mintiendo, y no lo decía yo, lo decían varias chicas.

—Cállate, Alyn...

Me encogí de hombros y volví a buscar con la mirada a ese chico en específico, esperando verlo en alguna de las demás mesas, pero no estaba, no lo encontré.

Ya estábamos en octubre, el calor comenzaba a disminuir poco a poco, a papá le gustaba el calor, yo, por el contrario, prefiero los días frescos. Es mejor...

Mi cuerpo se endereza al instante cuando veo a Jungkook entrar a la cafetería, fue directamente a la corta fila de la comida, desde donde estaba podía notar sus hombros tensos, la cabeza agachada.

No me gustaba las miradas que le lanzaban, podía ver cómo las chicas lo miraban, como si fuera una botella de agua en medio de un infinito desierto, como si fuera un pedazo de carne. Él parecía incómodo, quería salvarlo de eso, pero sabía que, si me acercaba, lo único que provocaría sería más incomodidad para él. Había tenido suficiente de eso desde el día del mall...

No le había contado sobre eso a Celestine, tuve muchas ganas de hacerlo porque siempre lo he hecho, siempre le he contado ese tipo de cosas, pero me sentía tan apenada que no pude hacerlo, no quería escuchar su "te lo dije", porque sabía que era cierto, y me daba vergüenza, me daba pena decirle.

Me había herido una vez más, había vuelto a herir el pequeño y tonto corazón de la persona que lo ha querido por tanto tiempo, era mi culpa salir herida de nuevo.


—¿Está todo bien, Alyn? —Voltee a ver a mi amiga.

—Sí, solo pensaba —Sonreí, mirando una vez más a Jungkook. Lo vi terminar de tomar su comida e irse a sentar en la mesa en donde estaban alguno de sus amigos, regresé mi mentón a la palma de mi mano, esperando que la hora del almuerzo terminara y así pudiera ir a mi clase de American History, hoy teníamos planeado ir a la biblioteca.

—Escuché que puede que nos pongan un test de inglés —Comentó Troy, yo lo miré al instante.

—¿Test?, ¿cuándo?

—No sé, quizás durante esta semana —Señor santo, tenía que ponerme a estudiar las diez palabras que siempre nos ponían como vocabulario.

—¿Por qué le dijiste así? —Se quejó mi amiga —Ahora estará preocupada toda la semana.

Si había test, tenía que estar preparada, estuve pensando en eso durante todo el tiempo que restó del almuerzo, cuando estuve en mi clase de American History y fuimos a la biblioteca, me senté en las mesas de al fondo, eran más cómodas y menos probable que molestaran allá. En mi computadora me puse a revisar la actividad de esta clase, no solían ser tan complicadas, por eso terminé rápido, después fui a revisar la clase de inglés, aún no había nada de ese supuesto test, decidí levantarme e ir a revisar los libros que tenían aquí.

La biblioteca era linda, había un olor agradable, silencio que te hacía sentir en confianza y tranquila. Me acerco a uno de los estantes, es el área de romance. No solía leer mucho, era más de ver, revisé y leí reseñas de algunos libros que vi, había tomado uno que hablaba de dos príncipes que se enamoraban o algo así, lo tomé para llevarlo a mi mesa y leerlo, pero al darme la vuelta, mi frente impactó con una superficie dura.


—¡Por dios...! —Murmuré, tallando la zona herida, levanté la cabeza, pensando que había chocado con alguna estantería, pero no, no fue con una estantería porque las estanterías no tienen ojos, ni mucho menos narices, o cuellos. O labios, o cejas.

Sus labios rosados están al mismo nivel que mis ojos, están húmedos y casi puedo oler el bálsamo labial sabor cereza, mi garganta se seca y siento mis labios secos, más secos que el desierto, siento la oleada de su respiración mover los cabellos de mi frente, y no me atrevo a levantar la cabeza porque si lo hago sería tener que encontrarme con sus ojos y jamás lo he tenido tan cerca. Su perfume perfora mi olfato, instintivamente inhalo el aroma, mis rodillas se sienten débiles y torpemente lucho por mantenerme de pie.

Y de repente, quizás comienzo a alucinar porque todo parece tornarse de color rosa, casi puedo escuchar la típica canción de los 60s que oí en alguna vieja película romántica. Todo parece ir en cámara lenta, los sonidos a nuestro alrededor dejan de sonar. No me muevo porque tengo miedo de que él lo haga también. Siento que ha pasado una eternidad de esta forma, así que me digo que es momento de armarme de valor y enfrentar sus ojos y, cuando lo hago, cuando mis ojos conectan con los suyos, me doy cuenta que sus ojos nunca fueron negros, son cafés, un café tan oscuro que pasa por negro.

De la nada, el color café se convierte en mi favorito, veo sus ojos moverse, intercalando los míos, lo único que puedo hacer es observar los suyos como si fueran oro mismo entre mis manos, mis mejillas deciden que es el momento perfecto para colocarse rojas cuando en mi cabeza comienza a sonar So This Is Love, una sonrisa aparece en sus labios y me apena aún más que antes. La canción sigue sonando en mi mente, y me parece la escena más romántica que he vivido.

Siento sus grandes manos tomar mi cintura de una manera tan delicada, para después obligarme a moverme de un lado al otro, como si fuera un vals, todo al ritmo de la música. Tan armonioso y romántico que siento mi corazón estallar en millones de partículas que terminan brillando en sus ojos, como si fuera una noche fresca que se llenó de estrellas. Y cuando la canción está en su último verso, él detiene nuestros pasos para llevar sus manos hasta mis mejillas, esas que están rojas y tibias debido a su cercanía, y nuestros ojos vuelven a colisionar, mis nervios aumentan cuando observo como su pulcro rostro se acerca al mío, lo veo cerrar sus ojos de manera suave, yo lo imito cuando siento su respiración acoplarse con la mía, sus labios...


—Anderson... —Lo miré, impactada por salir de mi ensueño de repente —Que obsesión la tuya con mirarme de esa forma.

Parpadeé un par de veces, tratando de sacar de mi mente la escena que creé, su sonrisa crece más cuando mis mejillas van en aumento de color.

—¿Qué...? —Tartamudee, maquinando en mi mente una buena excusa para desviar su atención de mis mejillas rojas.

—¿Qué vas a inventar esta vez? —Cuestiona, lleno de diversión.

—Un... ¡un test de inglés! —Sí, hasta había olvidado el dolor en mi frente. Pasé por su lado, temblorosa, para ir a mi mesa, lo sentí seguirme, me senté y revisé una vez más el libro, sintiendo su mirada sobre mí —¿Q-qué haces aquí?

—¿Yo? Mi clase de inglés vino para acá, habrá test —Dice, asomando su cabeza a la pantalla de mi computadora.

—¿Por qué no estas estudiando? —Lo empujé lejos de mi Chromebook.

—No necesito estudiar, tú, por otro lado, hazlo mucho —Habló, tranquilo.

—Eres un maldito —Le digo, decido dejar el libro que agarré, por eso me pongo de pie y lo voy a poner en donde estaba antes, al volver, él sigue donde mismo, solo que esta vez está sentado frente a mi silla, tomo asiento y lo miro, tensa —¿Qué... qué sucede?

Un suspiro sale de sus labios, saca su celular y me muestra la pantalla.

Es una foto, en ella posan Ji Eun y un chico que no conozco de nada. Miré a Jungkook cuando él alejó el aparato de mis ojos.


—¿Por qué sigues viendo su perfil?

—No puedo evitarlo —Refunfuñó, como si le doliera —¿Te digo algo?... Al despertar después de mi accidente, esperé verla ahí, en la habitación del hospital, solo me encontré con mi madre destrozada y un padre lleno de impotencia de ver a su hijo así, a mis amigos decepcionados y preocupados, agradecí no estar solo, pero en el jodido fondo, solo quería verla a ella, fue egoísta pensar así, ahora lo veo porque no valió la pena. Cuando ya estuve en casa, seguí esperándola, como el idiota que soy... —Recargó sus codos a la mesa y tomó su cabeza entre sus manos —Cuando fuiste a casa, esa primera vez, pensé que era ella, quise que fuera ella, pero no fue así, quise que lo fuera cada que venías...

Bajé la cabeza, pensando que cada vez que me vio llegar, lo único en lo que pensaba era en que deseaba que yo fuera otra persona, casualmente esperaba que fuera la misma persona que lo había herido, dolía demasiado saber eso.

—En el diario que me diste, he escrito cartas, como si fuera a dárselas, eso ayuda, al menos eso dijo mi psicóloga... —Me contó.

Tontamente sentí mis ojos picar.

Se quedó en silencio un par de minutos.

—A veces siento que sigo esperándola... si ella hubiera aparecido alguna de esas veces, quizás hubiera sido un poco más feliz ahora —Lo último terminó por romperme, un corazón había sido roto. De nuevo.

Alcé la cabeza para mirar que él solo observaba un punto fijo de la mesa, el corazón volvió a dolerme.

—Pues, lamento mucho haberte decepcionado, en verdad siento no haber sido la persona que te lastimó. Rayos, Jungkook, es impresionante que hayas querido ver a la chica que solo tomó tus sentimientos y jugó con ellos como si no fueran una mierda, como si no importaran nada, ¿tengo que pedir disculpas por eso? Pues lamento haber sido yo —Dije, hastiada, lo vi cerrar los ojos, me levanté de mi lugar —Eres un mal agradecido. Tantas personas a tu lado y tu solo pensando en esa maldita, vienes y me dices, como si nada, que esperabas verla cuando yo iba, que esperabas ver a ese monstruo. Porque ella es un monstruo, Jungkook, porque nunca le importaste una mierda, no te amó, si lo hubiera hecho estaría aquí, contigo —Me interrumpí un momento, me fue imposible despejar mis ojos de las lágrimas que no dejé caer, agradecía que no me mirara a la cara porque entonces sería más consciente de cuánto me había herido escucharlo —P-pero a veces, nos importan más las personas a quienes menos les interesamos y cuando vemos, estamos rotos por personas que no valen la pena...

Después de soltar todo eso, pedí ir al baño, esperando que ya no estuviera en mi mesa para cuando volviera.

Me sentía, de nuevo, tan rota por su culpa. Y él estaba tan roto por ella... quizás éramos unos idiotas, dos tontos queriendo a otros tontos.

Yo también he escrito cartas para él, cartas que jamás serán entregadas.


"Jeon Jungkook no sabe, pero lo he querido por tanto tiempo, no tiene sentido porque no me ha dado motivos para sentir algo por él, no sé por qué sigo sintiendo esto, pero para mí lo es todo. Mis libretas están llenas de su nombre, sería tan mágico que él fuera esa persona especial de la que habló mamá, que fuera él con quien pudiera bailar la canción que bailaron mis padres de jóvenes. He querido a Jungkook Jeon mucho antes que ella, mucho más que ella, aun así, él la ha elegido. Ojalá algún día pueda liberar todo lo que siento... te dedico un silencioso te amo".


Puede, tal vez me estaba dando cuenta, más rápido que nunca, que en verdad no era el indicado, que Jeon Jungkook no era esa persona especial de la que habló mamá, no era con quien bailaría esa canción especial, él, quizás nunca sería esa persona. Mi corazón se estaba cansando cada vez más, estaba harto de ser siempre herido, herido por la misma persona, una y otra vez.

Tal vez venía siendo el momento de olvidarlo, para siempre.

Quizás...


















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★彡[ᴊᴜɴɢᴋᴏᴏᴋ.





¿Era idiota sentirme mal después de haber dicho algo que me hizo sentir liberado?

Porque después de ver como Anderson salía de la biblioteca, con pasos seguros, sin mirar atrás, me dejó un sabor amargo en la boca y no había logrado comprenderlo.

Desde ese día algo raro había pasado, hablábamos, pero todo se sentía tan distante, de hecho, no habíamos hablado, ya se me estaba haciendo costumbre acercarme a ella y molestarla.

"... Lamento haber sido yo."


Cerré los ojos, recriminándome el por qué demonios tuve que soltarle todo eso, no tenía que haberle dicho eso a ella, lo peor de todo era que lo que ella había dicho, cada palabra, era cierta, yo lo sabía bien, la verdad dolía, pero ya no quería la mentira, anhelaba la verdad más que nada.

Cada una de sus palabras se había quedado grabada en mi memoria, todo eso se estuvo repitiendo en mi cabeza cada segundo de todos los días que habían pasado desde entonces.

No había podido olvidar el tono de su voz de ese día, se escuchaba enojada, incluso podría decir que dolida. Ni siquiera quería mirarla a la cara, sabía que lo que había dicho había sido lo más rastrero del mundo.

"P-pero a veces, nos importan más las personas a quienes menos les interesamos y cuando vemos, estamos rotos por personas que no valen la pena."

No podía sacármelo de la cabeza, me hizo preguntarme si ella ya había pasado por eso, puede que por eso entendiera cómo me sentía.


La veo sentada en el suelo, junto a su irritante amiga a su lado, ambas están leyendo detenidamente, al menos Anderson, porque la otra está más interesada en trenzarle el cabello a la pelinegra. Estábamos en clase de español, la maestra no había venido y la suplente no sabía nada sobre el idioma, así que, prácticamente teníamos hora libre, con la única condición de no hacer mucho ruido.

Un chico, que solo su mamá conoce, se acerca a ambas féminas, especialmente a Anderson, lo veo acercar su mano a la cabeza de ella para empujarla hacia un lado, le dice algo y después se ríe como el retrasado que es, Celestine reacciona y le grita algo, mientras se pone de pie y corretea al idiota ese, Anderson se queda sola, volviendo a leer el libro que tiene entre las manos.

Arranco una hoja de mi libreta, la hago bolita y, mirando a mis costados, le aviento el papel

Antes de que pudiera ver que había sido yo, vuelvo mi atención a mi libreta, fingiendo no saber nada, levanto la cabeza con disimulo, para ver si sigue buscando quién fue, bufo cuando me doy cuenta que ni reaccionó, me levanto y me acerco a ella, sentándome a su lado, a una distancia segura. No se da cuenta de mi presencia o le vale una mierda.

Esperé por su atención, pero no pasaba, así que tuve que hacer que pasara. Tomé la esquina del libro que tenía y lo jalé un poco, levantó la mirada y sus ojos conectaron con los míos.


—¿Quieres algo? —Preguntó, con tono apático. Arrugué la nariz.

—No...

—Entonces puedes irte yendo —Exigió, regresando su atención al jodido libro. Pasé mi lengua por el interior de mi mejilla, viéndola leer sin remordimiento, resoplé.

—La verdad que sí quiero algo... —Volví a jalarle el libro.

Suspiró, hastiada y apenas me miró.

—¿Qué es lo que quieres, Jeon? —Preguntó, ya en un tono grosero, yo me quedé en blanco, sentí una molestia en el pecho.

No supe si quería gritar o ponerme a patalear.

Rasqué mi frente.

—No me digas Jeon...

—Tú me llamas por mi apellido, yo también puedo hacerlo —Me atacó.

—De acuerdo, pero es algo muy distinto.

—¿En qué se supone que es distinto? Es lo mismo —Respondió, harta de todo.

—No lo es, no es lo mismo.

—¿Por qué?

Bramé, harto también de la situación.

—Yo lo hago todo el tiempo, tú nunca lo haces, solo lo haces cuando estas molesta —Me quejé.

—¿Te mo...?

—Sí, así que detente. Deja de hacerlo

—Ah.

—Y lamento lo del otra vez, no debí decir todo eso. Tienes razón en todo lo que dijiste —Mordí mi labio inferior.

—Oh.

La contemplé, esperando a que dijera algo más aparte de eso, pero no dijo nada, solo estaba mirando su libro.

—¿No dirás nada?

—¿Qué esperas que diga? —Finalmente me miró. Los ojos de Anderson, siempre me parecieron comunes, no eran azules ni verdes, ni ningún tono claro, su mirada no era atrevida como otras, era todo lo contrario, parecía tener una mirada ingenua, a veces profunda y otras retadora.

Sus pupilas se movieron, mirando los míos, esperando a que dijera algo, estaba por hacerlo, pero su cicatriz se llevó toda mi atención, me era imposible no mirarla cada que estaba cerca.

Quería entender por qué estaba ahí. Deseaba entenderlo.

Ella pareció darse cuenta hacia donde estaba mi atención porque se aclaró la garganta, incómoda, a la misma vez que volteaba el rostro a otro lado. Yo, sintiendo lo mismo que ella, tosí mirando de nuevo mi libreta.


—Perdón.

—Está bien.

—Nunca pregunté cómo te la hiciste.

—¿¡Qué crees que haces aquí, hijo de puta!? —Su amiga, la simpática, llegó a arruinar todo y a patear mis piernas, de paso —¿¡La estas molestando!?

—Chicos allá, silencio —Nos regañó la suplente.

—Tú en verdad eres molesta por naturaleza, ¿verdad? —Alzó ambas cejas, indignada —No quiero ni imaginar lo que tiene que soportar tu novio todos los días.

—¡Hijo de...! —Casi pude ver cómo se mordía la lengua para no lanzarme los improperios que en verdad deseaba lanzar, en su lugar —Sucia rata repugnante, maldita sabandija, eres un cerdo egocéntrico... —Le sonreí de manera inocente cuando terminó —No sé cómo hay chicas que están perdidamente enamoradas de tu trasero seco.

Tuve que carcajearme, mirándola con diversión.

—¿Conoces a algunas? Deben tener un gusto exquisito y, para tu información, este trasero está, muy probablemente, más cuidado que el de tu novio de mierda —Me reí de su expresión —Me gustaría demostrártelo y taparte la boca, pero ese privilegio no lo tiene cualquiera, como podrás saber.

—¿Por qué siempre tienen que pelear cuando están cerca? —Cuestionó la joven a mi lado, nos miró a los dos y yo solo me pregunté si era posible que aun estando sentados pudiera verse pequeña.

—Alyn, amor mío, lo aborrezco y lo sabes —Le dijo la rubia de mierda, mientras tomaba asiento al lado de su amiga.

—Ella es terrible, no me culpes —Me encogí de hombros.

Ellas volvieron a leer y yo me dediqué a garabatear en mi libreta, pensando en todo y en nada a la vez.

—"Y el joven la tomó de las manos, sin dejar de ver el rostro pequeño de ella, un rostro demacrado, que lo mira con amor verdadero, él lo sabe porque la ha mirado de esa manera desde siempre, eran demasiado jóvenes para entender por completo el camino confuso y difícil del amor, pero ese sentimiento en sus pechos los hacía sentir como si supieran todo. No necesitaban lecciones para obtener un amor perfecto, aprenderían por sus cuentas, estarían juntos incluso cuando cometieran errores, incluso si el destino decidía separarlos" —Recitó Anderson a su amiga, quien tenía recostada la cabeza en su hombro, sus ojos se posaron sobre mi persona.

Le devolví la mirada, tragando grueso y desviando mi mirada a mi libreta.

Juntos es como me hubiera gustado estar después de mi accidente, en su lugar, me habían dado a probar el sabor de la traición, dejándome ver que todo este tiempo estuve amando el corazón marchito y podrido de un monstruo que se había disfrazado de princesa, seguía pensando en ella, pero algo había cambiado, no sabía qué era. Había descubierto que yo había sido parte de uno de sus múltiples crímenes, había sido uno más de sus dulces e inocentes presas.

Pensé que estaría seguro en sus brazos. Solo necesitaba que yo estuviera dispuesto para ella, necesitaba a alguien que fuera sencillo de manipular y me encontró a mí, fue sencillo para ella tomarme en sus garras.

Quiso hacerme suyo, quería que fuera de ella, de su propiedad, decirles a todos que yo era suyo, y puede que yo lo presentía, puede que en el fondo yo supiera que nada era real porque nunca dejé que me tocara más, huía y eso la molestaba.

Agradezco el hecho de nunca haberme dejado, de no haber sido así, hoy estaría sintiéndome más mierda por haberla dejado tenerme de ese modo. Recuerdo bien esos momentos, recuerdo uno de los últimos intentos, estábamos en su casa, yo estaba en su sofá, ella intentó tocarme y entre besos y mordidas de parte de ella, me repetía una y otra vez que es como debía ser, que debía ser un hombre para ella.

No la detuve, traté de soportar, recuerdo lo brusca que fue cuando me quitó mi camisa, lo único que yo pensaba era que deseaba que pasara rápido. Yo solo estaba ahí, sintiendo cómo besaba mi cuello, como se restregaba contra mí, como sus manos bajaron hasta mi entrepierna, cuando me tocó, fue cuando me di cuenta que en verdad yo no deseaba eso, que no estaba listo, muchas cosas pasaron por mi mente en ese momento. Hui, hui lejos de ella ese día, tomé un largo baño cuando llegué a casa, me sentía sucio. Tan sucio...

No pude, no pude tener sexo con ella ese día, ni ningún otro.

¿Juntos? No, yo no quería eso, no de nuevo. ¿Amor? No lo quería.


Miré a Anderson leer entre risillas inocentes, la miré leer sobre amor y juro que desee que ella no tuviera que pasar nunca por un amor como el mío, rogué a lo que sea porque ella pudiera ser amada por alguien bueno, que pudiera amar a alguien que fuera bueno para ella. Que nunca dejara de creer en el amor bueno.

Sonreí con nostalgia cuando sus ojos volvieron a detenerse en los míos.


¿Juntos?

























Subir estas partes en donde vemos a Jungkook cometer mas y mas errores con Alyn, me hace sentir un poquito mal, quiero apoyarlo, estar de su lado, lo juro, pero él no lo pone fácil JAJAJAJJAJAJ

¿Les asustaron los gifs? JAJAJAJAJA

Sigo pensando que la relación de estos dos me recuerda a una relación de amistad que tuve hace algunos años, peleamos desde la semana uno de conocernos, esas amistades no son malas, pero hay un limite...

En fin, ¿Qué piensan de este cap? es un poco más corto que los demás y eso que son dos en uno. Aaah, la canción del inicio... JAJAJAJAJA de la Cenicienta, la Alyn se echa unos viajes astrales con sabor a Jk que me impresiona, ahora que lo pienso, comparto mucho eso con ella, ¿ustedes también?

¿Qué piensan de los intentos de Eun con hacer a Jk estar con ella de manera intima? ¿Qué piensan de él? 

Opiniones aquí.


Maratón 02/¿?

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