Capítulo 18
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Una diminuta y tierna Alyn corría por aquel campo lleno de mariposas de tan variados colores e incluso tamaños. La niña corría, sonriendo y riendo a carcajadas, llevando los bracitos delgados extendidos, simulando las alas de una mariposa, fingiendo ser parte del hermoso racimo de mariposas que volaban con libertad a su alrededor.
—¡Alyn, vamos, ya casi es hora de comer! ¡si no te apuras, la comida se va a enfriar! —La pequeña dejó de correr para mirar a su madre, quien se encontraba a unos metros de ella, le sonrió y correteó hasta la mujer, aun con los brazos extendidos —Mira nada más, que mariposita tan hermosa... —Le dijo con cariño —Ayúdame a servir la comida, ¿sí?
—¡Sí, a papá le va a encantar! —La niña, de tan solo cuatro años, ayuda a su madre a sacar los pequeños trastes llenos de comida, hecha por la mujer y la menor. Habían ido al campo familiar de la familia de Sierra Pierce, la madre de Alyn, el lugar quedaba a unos veinte o treinta minutos de su casa. Ambas colocaron una manta rosa en el fresco pasto, harían un picnic en familia, solo faltaba el padre, quien aún no salía del trabajo, ambas féminas preparaban todo para cuando llegara el hombre.
Cuando ambas terminaron de sacar todo, se sentaron sobre la manta a esperar, mientras apreciaban el hermoso paisaje. El día estaba perfecto, el sol apenas salía de entre las nubes y el aire fresco las hacía sentirse a gusto.
—¡Una mariposa mocana! —La niña señaló el pequeño y precioso bichito, llena de asombro.
—Es monarca, cielo. Es hermosa, así como tú... —Tocó la punta de la nariz de la niña.
—Ma, ¿vendremos todos los días? me gusta mucho aquí...
—Mhm, puede que los fines de semana, no todos. ¿Te digo un secreto?, en este campo, tu papá me pidió ser su novia, también me pidió matrimonio aquí. Tu abuelo también lo hizo con mi madre, es como una tradición en nuestra familia —La mujer observó el paisaje, ese que tantos recuerdos e historia tenía —Este lugar es muy especial, mariposita —Volvió a mirar a la niña, quien movía sus piecitos, atenta a las palabras de su madre —Espero que así sea contigo.
—¿Y papá te dio un besito como en los libros?
—Así es. Así que, cuando decidas algún día traer a alguien aquí, asegúrate de que sea la persona que ames, que esa persona te ame de la misma manera, tiene que ser realmente especial para ti para traerla aquí... recuerda eso. Tiene que ser digno de entrar a nuestro prado familiar...
—¡Traeré al niño de la heladería! —Expresó con inocencia la infante.
Su madre no pudo evitar no reír, dándole la razón
Alyn aún era demasiado pequeña para comprender las palabras de su madre, la mujer sabía que algún día su dulce y tierna niña conocería a la persona con la cual pasaría el resto de su vida, a quien amaría con todo su ser y esperaba que esa persona la amara de la misma forma. Algún día ella podría explicarle con mayor detalle la importancia de aquel lugar...
—Algún día vas a entenderlo mejor, mi pequeña mariposita. Algún día voy a explicarte mejor —Ambas se miraron con una sonrisa de complicidad y cariño en sus rostros, se abrazaron hasta que su padre llegó.
A veces las cosas buenas duran tan poco...
—¿Por qué tienes unas terribles ojeras? —Preguntó Cele, completamente escandalizada —¿Qué mierda te sucedió?
—Prácticamente no dormí nada anoche... —Bostecé, me sentía muerta en vida.
—¿Volvieron los sueños? —Yo asentí, desganada —Ay Alyn. Ven, tienes tiempo de dormir un poquito, mientras no empieza la clase —Tomó mi mano y fuimos hasta el salón de matemáticas, me senté en mi sitio, dejé mi mochila a un costado y recosté mi cabeza a la mesa, entre mis brazos.
Tan pronto cerré los ojos, comencé a caer de nuevo en el mundo de los sueños, incluso comenzaba a tener otros sueños de esos.
—¿Qué mierda le pasó? —Logré escuchar una voz masculina.
—¡Shh! ¡cierra tu hocico! —La escuché decir —No durmió nada anoche, deja que duerma, aunque sea un poco. No hables fuerte porque tiene el sueño ligero...
Escuché un sonido nasal como afirmación, sentí una presencia más cerca de mí.
—Quiero ir al baño un momento, vigila que ninguno de esos idiotas se les acerque, ¿entiendes? —Pidió mi amiga
—Lárgate ya, Celestine —Pude escuchar mejor la voz de Jungkook, justo encima de mi cabeza. Para ese punto, el sueño había abandonado mi sistema, pero seguía manteniendo los ojos cerrados.
—Bien...
No volví a escuchar nada más de parte de los dos, pensé en abrir los ojos y olvidarme de dormir, pero de repente sentí como retiraban unos mechones de cabello que habían caído en mi cara.
—Bichito, eres... —Empezó diciendo, en un susurro.
—¡Hiciste que nos mataran, joder, perdimos por tu culpa, idiota! —Alguien en el fondo gritó.
—¡Ey, tú! ¿Qué demonios haces aquí? Esta ni siquiera es tu clase, si vuelves a gritar, provocándome más dolor de cabeza, te haré perder más que un jodido juego —Le dijo Jungkook, sonando al parecer, bastante irritado.
Nadie volvió a decir nada más, decidí que era momento de abrir los ojos, cuando lo hice y levanté la cabeza de mi mesa, me encontré con el rostro calmado de Jungkook, quien me miraba con atención.
—Jungkook...
—Buen día —Habló, con sarcasmo —Tu dulce amiga te dejó aquí y según ella solo iba un momento al baño.
—Debió pasar a ver a Troy. Es raro verte en el salón antes de que inicie la clase...
—Tengo dolor de cabeza.
—Oh...
—¿Por qué no dormiste anoche? —Quiso saber.
—Suelo tener pesadillas, cuando despierto, no puedo volver a dormir tan fácil... —Le expliqué, apenada ante el pensamiento de que creyera que soy muy infantil por no poder dormir por pesadillas.
—También he tenido pesadillas así —Lo vi mirar un punto fijo de la mesa.
—¿Y qué pasa en ellas?
—Casi todas son sobre ella... —Parpadeó, mirándome de vuelta —¿La recuerdas, a Ji Eun?
—Pues... la vi un par de veces. Era muy linda e intimidante —Dije, con inseguridad, no sabía si debía de hablar sobre ella con él.
—Puedes decir lo que realmente piensas de ella, ya no interesa mucho de todas formas —Aclaró, al parecer siendo consciente de mi inseguridad.
Lo pensé un poco, había varias cosas que había descubierto sobre ella, no había nada bueno.
—A simple vista pensé que era una chica linda, parecía ser alguien perfeccionista. Lucía amable, buena persona porque muchas veces la vi ayudando a maestros o a otros alumnos, pero... —Lo vi mirarme con intensidad, tragué grueso —Cuando aquella vez en la puerta trasera, me trató terrible, me di cuenta que no era como se veía. No era amable, no era buena persona... me pareció alguien egocéntrica, incluso cruel, parecía gustarle la atención. Ser el centro de atención, creo yo...
—Prácticamente la describiste a la perfección —Soltó una risa sin una pizca de gracia —Sí, a ella siempre le encantó ser el centro de todo, siempre fue envidiosa, quería todo lo que todos querían, aspiraba a ser la envidia de todos... es alguien independiente, pero tan jodidamente dependiente de sus lujos —Bajó la cabeza, jugando con los anillos que tenía en sus dedos —Le gustaba ver sufrir a otros.
Y, aun así, él la había amado, tal vez había visto algo bueno en ella y se aferró a eso, creyendo que esa parte podría sobresalir de las demás, pero no lo hizo, no pudo, no pudo porque ella deseaba elegir su lado malo por encima de él y si hay algo que todos debemos de saber y entender, es que no puedes ayudar a alguien que no tiene deseos de cambiar, alguien quien no tiene deseos de ser ayudado.
A pesar de todo, quería saber su respuesta, su respuesta a una pregunta que me hice por mucho tiempo, puede que me lo haya preguntado todo el tiempo en el que estuvo con ella.
—E-entonces, ¿qué fue lo que te gustó de... ella? —Y, finalmente, después de todo este tiempo, pude preguntarle.
Él me observó, con un puchero en sus labios y frunciendo las cejas, como pensando, lucia pensativo.
Esperé a que respondiera.
—Creo qu...
—¡Lo siento! ¿Tardé demasiado? —Ambos miramos hacia la entrada, mi amiga entraba con una expresión de susto.
—De no ser por mí, tu querida y dulce amiga estaría debajo de las mesas de esos idiotas pubertos —Le recriminó Jungkook.
—Tú también eres un puberto... —Le acusó mi amiga —Eres, tipo, un costal lleno de hormonas descontroladas que pronto, lo único que desearán, será meter tu pe...
—¡De acuerdo! Celestine, todos entendimos —Le corté, antes de que dijera una barbaridad.
Jungkook me observó, con esa sonrisilla de listillo que ponía cuando me molestaba, lo miré mal, muy mal.
—Ya no importa, vi que el maestro ya viene, muévanse... —Lo último se lo dijo directamente al chico, mientras se sentaba a un costado mío, Jungkook le rodó los ojos y fue a sentarse detrás mío.
Saqué mi computadora para checar que haya mandado correctamente la tarea de matemáticas de ayer, luego pasaba que la adjuntaba en un documento que no era, al encenderla, me di cuenta que la había dejado prendida y lo peor de todo es que tenía una foto de Jungkook ahí, con corazones y más tonterías, la había enviado a mi computadora y había olvidado guardarla bien entre los documentos. Rápido bajé la pantalla de la computadora.
—¿Qué pasó, de nuevo mandaste mal la tarea? —Mi amiga frunció su ceño.
—N-no, tengo una foto de... —Hice señas con la cabeza, dándole a entender que la foto era del chico a mis espaldas.
—Tranquila...
—¿Por qué susurran? —Quiso saber el asiático, lo miramos al mismo tiempo, tensas.
—Por nada...
—Qué te importa —Contestó ella.
Su mirada fue hasta mi mesa, en donde estaba mi computadora a medio cerrar, se incorporó de su silla para tomarla entre sus manos y dejarla sobre su mesa.
—¿Puedo ver tu tarea? El ejercicio seis no lo entendí y... —Dijo, mientras hizo el amago de levantar la desgraciada pantalla.
—¡Jungkook! —Alcé la voz, llamando por completo su atención, por un segundo olvidé por qué lo llamaba, sentí un codazo en mi costado —¿P-puedes devolvérmela?
—Yo quería...
—¡Tengo cosas personales ahí! —Dije, entre dientes, él se quedó tieso, pensando.
Después, sin decir nada, me devolvió mi aparato, todos estaban viéndonos, sentía mi cara arder.
—Gracias.
Y no pude volver a verlo a la cara durante toda la hora de matemáticas.
★彡[ᴊᴜɴɢᴋᴏᴏᴋ
—Quiero que sepas y entiendas que ella no tiene poder sobre tu persona a menos que se lo permitas, tú eres capaz de cualquier cosa, eres capaz de salir de todo esto, de negarle cosas a ella. Eun no podrá lastimarte de nuevo, no si te propones evitarlo —Dijo la mujer delante de mí. Me miraba con intensidad, como si quisiera que yo supiera que tenía toda su atención. Traté de limpiar las malditas lágrimas que habían escapado de mis ojos, le había contado sobre lo que había pasado el día de la fiesta de cumpleaños.
—Fue jodido...
—Cuéntame cómo fue cuando saliste del lugar.
— Ni siquiera sé cómo explicarlo, lloré, mucho, sentía que se me quemaba la garganta. La manera en la que me miraba, me sentí tan pequeño, tan jodido, pero hice de todo para que no lo notara —Volví a sentir ese nudo en la garganta —S-se ha vuelto muy complicado sentirme normal en mi propia piel.
—Eso puede ser normal, estas pasando por muchos cambios ahora mismo. Quiero que me digas que es lo que te gusta de ti... —La miré.
¿Qué es lo que me gusta de mí? Antes hubiera respondido al instante, pero ahora ya no tenía claras mis respuestas, ya no tenía claro si había algo que en verdad me gustara de mí.
—No lo sé...
—¿Por qué no te levantas y te observas mejor? Quizás puedas ver algo que te guste... —Sugirió, quise negarme, pero sabía que tenía que hacer todo lo que ella me pidiera si quería salir de toda esta mierda, por eso, incómodo y hasta apenado, me puse de pie y me acerqué al espejo de cuerpo completo que tenía en una esquina de su oficina.
Pude verme al instante. Pude ver esos ojos negros que me señalaban cada que me topaba con ellos, esos ojos que me culpaban, que me repudiaban.
—¿Qué te gusta de ese chico que ves ahí? —La escuché repetir de nuevo.
—M-mi cabello...
—¿Solo eso? Míralo mejor... —Con mi mirada me permití recorrer todo mi cuerpo y rostro, hasta detenerme en esa cicatriz —No la mires a ella, no es lo único que puedes observar.
—M-mis ojos, el color de ellos... mi mirada —Susurré, mirándome directamente a los ojos, intentando enfrentar esa culpa que sentía en ellos y que iba directamente hacia mí.
—¿Algo más?
—¿Qué más quieres escuchar?
—No es lo que yo quiero escuchar, es lo que quiero que escuches de ti... —Me respondió —¿Qué no te gusta de ti?
—Mi cicatriz, la forma de mis ojos... —Esta vez fue mi turno de responderle, sin pensar, sin meditarlo.
—¿Y por qué?
—Porque me la hice el mismo día en el que encontré a Eun con ese desgraciado, porque me la hice el mismo día en el que perdí algo de mí que no he podido encontrar. Odio esta cicatriz y a mí porque me recuerda a ella, porque cada vez que me miro me acuerdo de que ella hizo conmigo lo que quiso y la dejé hacerlo, porque me recuerda mi peor error... porque me recuerda cada maldito error que he cometido y de los cuales me arrepiento tanto, por eso.
—¿Incluyendo a ese error pequeño y lindo del que me contaste el otra vez? —Cuestionó, con un tono de voz que me hacía sentir que sabía cuál sería mi respuesta.
—No, ese error fue... distinto.
—Bien, ven —Me devolví a mi silla, frente a ella —Has ido muy bien, sigue de esta forma y veras que todos tus prejuicios se irán poco a poco, esa inseguridad se hará menor, volverás a sentirte bien. Serás incluso mejor que antes, debes creer que puedes llegar ahí.
¿Creer que puedo llegar ahí? Siendo sincero, ya no tenía idea en qué creía. Observarme en el espejo se ha vuelto un infierno, lo único que puedo ver son esos ojos que me culpan por las cosas que he hecho mal, por todo lo que he ocasionado tanto para los demás como para mí mismo, es tan complicado soportar esa culpa, y no tengo pensado huir porque al final de la historia, yo tengo la culpa de todo, ¿no es así? Es mi culpa estar así ahora, tengo la culpa de que mamá haya llorado ese día, tengo la culpa de que mi padre haya tenido problemas por mi accidente, es mi culpa haber salido herido aun cuando todos me decían que ella no me convenía. Creía que ambos estábamos enamorados, sin embargo, el único enamorado fui yo, Eun nunca lo hizo y yo no pude darme cuenta, lo gracioso de todo esto es que yo fui el único que no se dio cuenta de eso...
Omma me dijo una y otra vez que ella no era buena para mí, yo me enojaba, me molestaba que todos la señalaran, le grité a mamá, diciéndole que ella no sabía nada sobre nuestros sentimientos, que no se había dado la oportunidad de conocerla. Incluso tuve una pelea con omma debido a ese tema... ¡fui un idiota!, olvidé que mamá siempre tenía la razón, si tan solo yo la hubiera escuchado, si tan solo hubiera hecho caso, nada de esto hubiera sucedido, seguiría siendo el mismo de antes.
—Si hubiera escuchado lo que me decían, nada de esto hubiera pasado, no tendría que estar aquí, roto... —Dije, con un poco de rabia.
—Tienes razón, no estarías aquí, así como tampoco hubieras aprendido lo que sabes ahora, no hubieras conocido a esas nuevas personas, y tampoco te habrías acercado a esa chica —Me dio la razón, yo la observé —No hubieras sufrido por esta novia tuya, ni mucho menos habrías tenido el accidente ni las cicatrices, no estarías aquí, pero... ¿y lo bueno, lo positivo que te trajo todo esto? Siempre hay cosas malas en la vida Jungkook, pero también hay cosas buenas, no puedes verlo porque estas en ese proceso de poder ver más allá de tu dolor. Aun tienes que aprender a sacar y quedarte solo con lo bueno de tus errores...
Aprender a quedarme con solo lo bueno de mis errores.
Quedarme con la experiencia y aprender de ello para el futuro.
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Como dijeron alguna vez: "Las buenas cosas duran tan poco".
Observé mi camisa llena de rallones, incluso mis brazos, sentí como la punta del lapicero volvía a posarse sobre mi piel, esta vez, sobre la piel de mi mejilla, justo donde estaba mi cicatriz. Todos reían a mi alrededor, sentía que mis rodillas perderían fuerzas en cualquier momento, aun así, no había soltado ni una lágrima, a veces sentía que me había vuelto indiferente en estas situaciones, era como si mis emociones desaparecieran, o como si se desconectaran durante estos momentos, dejándome vacía.
—¿Todavía no piensas llorar, rarita? —Una de las chicas alzó la voz, soltando carcajadas con los demás, cerré los ojos con fuerza, tratando de imaginarme en aquel campo, junto a mamá, quería estar una vez más alrededor de aquellas mariposas.
En la salida de la escuela, un grupo de chicas me habían arrastrado a una calle lejos de la escuela, a inicio de un pequeño bosque, no había nadie cerca, a los minutos, el grupo de Jay había aparecido, en ese momento supe que no sería bonito lo que sucedería.
Alguien me empujó, haciéndome caer al pasto, de una forma violenta, al instante me quejé del dolor. Cuando abrí los ojos, me encontré con una chica, era la causante de mi caída, la misma fémina me lanzó un vaso lleno de agua con hielo encima, las burlas volvieron.
Intenté concentrarme en otra cosa, fue en ese instante en donde alcancé a ver como alguien llegaba corriendo, al principio no reconocí quién era debido a los cuerpos que se interponían en mi visión, la persona se detuvo a unos metros de donde nosotros estábamos, pronto me di cuenta que se trataba de Jungkook, tenía la respiración acelerada, observaba todo con una expresión difícil de descifrar.
—¿Qué dices, monstruito, quieres otra cicatriz? —Leroy se agachó a mi altura y volvió a acercar el lapicero a la piel de mi brazo, rallando asquerosidades ahí, esta vez aplicó más fuerza, haciéndome chillar del dolor, intenté alejarme, pero otras chicas me sostuvieron.
Ni siquiera quise ver que me hizo, me tiró el lapicero en la cara, mi respiración era rápida. Él tomó mi mentón con fuerza, haciéndome mirarlo.
—¿Algún día vas a entender que no nos interesa lo que te pase? Existes para nuestra diversión y es como será el resto de tu vida. Eres una maldita escoria que debe permanecer por debajo de todos nosotros, ¿entiendes? —Mis ojos se pusieron llorosos, desvié la mirada hacia Jungkook cuando este dio dos pasos en nuestra dirección, pero se detuvo dando el tercero, las manos le temblaban, tuvo intenciones de acercarse, pero no volvió a moverse, estaba inmóvil —Nadie te querrá nunca, y eso tampoco va a cambiar, ¿por qué no nos haces un favor y dejas de existir, hm? Aunque pensándolo bien, ¿quién nos daría la diversión que tú nos das? —Besó mi mejilla y me soltó bruscamente, lo vi levantarse y después, como si no hubieran hecho nada, se fueron, entre risas y gritos.
Mi mirada volvió a Jungkook, quien seguía inmóvil, mirándome. Observé mis manos antes de ponerme de pie, sintiendo todo mi cuerpo temblar, quizás por la impresión o las emociones tan fuertes que comenzaban a atacarme. Comencé a buscar mis cosas, que se encontraban regadas por todo el pasto.
Tomé mi mochila, dejándola en el suelo, me hinqué ahí, para meter mis cosas, una por una, me dieron ganas de llorar, por fin. Unas manos aparecieron delante de mis ojos, me entregaban mi lapicera, levanté la mirada y me encontré con el rostro contraído de Jeon. Rápidamente desvié la mirada hacia el objeto que me entregaba, si lo seguía mirando, lloraría y no quería hacerlo delante de él.
Le arrebaté mi lapicera de las manos y la metí a mi mochila.
—¿Qué quieres? —Pregunté, con la voz llena de resentimiento, no lo miré, continué metiendo mis cosas con más rapidez, no dijo nada, cerré mi mochila y volví a ponerme de pie, lista para irme a la mierda.
—Anderson... —Me llamó, lo miré y fue cuando volvió a quedarse callado, fui consciente de la mirada que estaba dándome, lástima, eso era lo que sentía por mí.
Entonces sentí la furia recorrerme las venas, incluso tuve ganas de vomitar.
—¿Para qué viniste, eh? ¿para apreciar cómo hacían tu trabajo? porque déjame decirte que no hacía falta, ya había suficiente público... —Tragó saliva, rascándose la frente —¿Qué quieres, Jungkook, qué quieres? ¿tienes algo que decir, vas a agregar algo más a tu juego? ¿En verdad tienes algo más que decirme? —Bufé irónicamente cuando no dijo nada —Eres un cobarde, Jungkook, un cobarde. Estoy harta de ellos, estoy tan harta de ti.
Acomodé mi bolso y caminé lejos de él.
Media hora después, cuando pude tomar un bus público para ir a casa, agradecí que papá no estuviera en casa aun, sabía que teníamos que ir de compras porque ya no teníamos despensa, por eso me apresuré en subir a bañarme y cambiarme de ropa e ir a la Food Lion, era la tienda más cercana.
Minutos después, entraba a la tienda, contando los dólares que tenía.
—Tal vez pueda comprar uvas verdes —Murmuré, observando la bolsa transparente de uvas, a su costado había manzanas rojas y verdes.
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—Alyn, ve a ver si hoy hay uvas verdes —Pidió papá, mientras rebuscaba entre las carnes.
—Estás loco por ellas, ahora regreso... —Dejé lo que tenía en las manos y me fui a buscar lo que pedía papá.
A papá le gustaban mucho las uvas y más si eran verdes, agradecí que hubiera muchas bolsas de la fruta, revisé cada bolsa, buscando la mejor, a un lado me di cuenta de que había manzanas, me acerqué a ver mejor, iba a tomar una de las bolsas de manzanas rojas, pero otra mano se interpuso en mi camino, agarrando la misma bolsa que yo. Levanté la mirada al instante.
Iba a morirme...
—¿Vas a tomarla o me dejarás llevármela? —Preguntó, mirándome directamente.
De pronto recordé que aún seguía agarrando su mano, así que alejé la mía al instante y la escondí detrás de mi espalda.
—N-no, puedes llevarla... —Tartamudeé, lo vi rodar los ojos y después revisar la bolsa.
Todavía podía sentir la calidez de su mano sobre la mía, ¿era posible que fuera tan cálida y suave? Lo contemplé, perdiéndome en esos ojos redonditos y oscuros que brillaban de una manera impresionante, era como si me tragaran. Quizás era el puente de su nariz y aquel lunar debajo de sus belfos rosados, el superior era más delgado, mientras que el inferior era más acolchonado, quizás todo de él era la causa de mi distracción.
Mis ojos fueron a sus manos pálidas y grandes, eran rojitos en las puntas de sus dedos, también en sus nudillos, tenía manos hermosas y muy varoniles, ahora sabía que eran cálidas y tersas.
Mis manos picaban por volver a tocar las suyas.
Era tanto mi anhelo que no me di cuenta cuando estaba acercando una de mis manos a la suya, con uno de mis dedos toqué su piel y él al instante me miró, conectando sus enormes ojos con los míos, fue cuando la realidad me cayó encima.
—Y-yo... El precio está ahí —Señalé con el mismo dedo que lo había tocado, el costado de la bolsa, él llevó su mirada a ese lugar
—¿Por qué están tan caras? —Se quejó, dejó la bolsa en su lugar. Mi mirada volvió a perderse en el movimiento de s cabello, quise tocarlo, me contuve, por supuesto.
Tenía que controlarme.
—¿Tengo algo en la cara o qué? —Me preguntó, de manera brusca, mientras se rascaba la frente.
—No.
—Bien... —Se dio la vuelta, listo para irse, pero al mismo tiempo se detuvo y se devolvió para mirarme —Deberías compartirles un poco de color a las manzanas, ¿no crees? Te sobra mucho en las mejillas...
La mirada que me lanzó casi provoca que mis rodillas perdieran fuerza, cuando se fue, toqué mis mejillas y las sentí muy tibias, por dios, que me había sonrojado delante de él y lo había notado.
—¿Por qué tiene que pasarme estas cosas? —Chillé, llena de vergüenza.
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Dejé la bolsa de manzanas y suspiré, recordando las cosas que le había dicho hoy, me arrepentí al instante de darme cuenta, pero ya era tarde.
Tomé la bolsa de uvas y la eché a mi carrito de compras y decidí irme a otro pasillo. Recordarlo me hacía sentir enferma de amor, y no era bueno, no era bueno, tenía que detestarlo, pero aún no descubría cómo hacerlo...
¿Por qué tenía que pensar tanto en Jungkook? Me pregunto qué pensaría si se enterara de que su sonrisa, su voz, su rostro, sus preciosos ojos, eran lo que más rondaba en mi cabeza, pensaría acaso que estoy loca. Lo estaba, amaba a alguien que me había herido.
En cada uno de mis brazos llevo bolsas de compras, las dejo dentro de la canastita de mi bicicleta, me monto en ella y me dirijo a casa, aun teniendo en la mente a Jungkook y su estúpida sonrisa.
Cuando llego a casa y la puerta se cierra, sigo pensando en sus ojos.
—¿Papá? —Lo llamo, nadie responde y asumo que aún no llega a casa, rápidamente me pongo a hacer de comer.
Había comprado espaguetis, haría eso porque era lo más rápido. Me ayudé con el internet para poder hacerlos correctamente, estuve media hora, o un poquito más haciéndolos.
Justo estaba lavando los trastes que ocupé, cuando escuché que la puerta se abría, pronto oí voces, me sequé las manos y fui a recibir a mi papá.
—Pa, adivina que compré hoy... —Canturreé, mientras iba a la sala, la sonrisa se me borró al instante —¿J-jun...?
—Venía del trabajo, está lloviendo, vi a tu compañero caminando debajo de la lluvia, lo invité a cenar —Explicó mi progenitor, a la par de que se quitaba su saco y lo colgaba en el respaldar del sofá —¿No saludas?
Pensé que me sentía arrepentida de haberle dicho lo que le dije, pero ahora que lo veía de nuevo, me daba cuenta que seguía molesta.
—Hola... —Fue todo lo que dije, él me dedicó una sonrisa apretada, mientras se sacudía el cabello, tratando de secarlo un poco —Te traeré algo para que te seques...
No esperé a que dijera nada y subí al piso de arriba a tomar una toalla limpia del baño, se la di cuando estuve frente a él.
—Gracias... —Susurró, secándose su cabello, me alejé de él.
—Yo iré a cambiarme para cenar —Pronunció el mayor, mirándonos alternativamente, le supliqué con la mirada que no me dejara sola con el chico, claro que no me hizo caso y se fue, escaleras arriba.
Jungkook me miró y dejó la toalla en el sofá.
—¿Podemos hablar? —Dijo, cuando papá ya no estuvo cerca.
—Quizás en otro momento, iré a preparar la mesa —Intenté huir.
—¿Puedo ayudar al menos? —Lo miré a la defensiva —A poner la mesa.
—Si quieres... —Me encogí de hombros y entre al comedor, le indiqué cuáles platos colocar y cuáles vasos. Jungkook ayudaba a pasármelos para ir sirviendo los espaguetis, me sentí extraña al tenerlo aquí, conmigo, en mi casa, sirviendo la comida con él —¿Quieres probar el jugo de naranja?
—Está bien... —Tomó un vaso de cristal y me lo tendió para que lo tomara, incluso antes de tocar el objeto, su mano tomó mi muñeca, lo miré, tensa —Sobre lo de hace rato, yo siento n...
—Detente —Me zafé de su agarre y tomé el vaso para servirle el jugo.
Lo sentí acercarse más a mí.
—¿Podrías, por favor, escucharme?
—¿Ya pusieron la mesa? —En ese instante papá entró a la cocina y Jungkook dio un paso lejos de mí, le entregué el vaso.
—Ya, señor Cedric —Contestó él.
—Pues ya hay que comer, ya hace hambre... —Todos nos sentamos en las sillas, yo me sentía ansiosa porque Jungkook iba a comer de la comida que yo había hecho.
¿Y si sabían feos los espaguetis? ¿qué pasa si no le gustaban los espaguetis?
Los miré a ambos comenzar a comer, quizás transpiré un poco cuando vi a Jungkook masticar, el aire se me fue cuando vi que su ceño se frunció, mientras masticaba, por dios, sabía mal, la comida sabía mal...
—¿Sabe... sabe feo? —Pregunté, muriendo por dentro. Ambos me miraron al mismo tiempo.
—Alyn, claro que sabe bueno... sabes que eres buena en la cocina —Mi padre me sonrió.
Era un peso menos, esta vez observé al de ojos rasgados.
—Están buenos... —Murmuró, bajando la cabeza para seguir comiendo.
¿Por qué demonios estaba molesta con él?
Recosté mi mentón en la palma de mi mano y lo contemplé comer, memoricé la manera en la que tomaba el cubierto, lucia elegante y tierno, o la manera en la que masticaba, sus mejillas se llenaban y eso hacía que sus ojos lucieran todavía más grandes, aunque su cabello escondía sus ojos, me parecía el chico más hermoso del planeta, aquella cicatriz le daba un toque distinto, pero para mí, seguía siendo precioso.
Sentí un golpe en mi pierna, miré a mi padre.
"Deja de mirarlo", eso logré leer en sus labios.
¿Era mi culpa estar como idiota? Quizás, pero en ocasiones se sentía que valía la pena.
Tal vez...
Un poco más de la mami de Alyn, discusiones y un poco de la realidad del ambiente que creo Jungkook para Alyn entre sus compañeros.
Cuando escribí esta historia, estando en borrador, sabía que iba a ser muy odiado, me refiero a Jk, porque el niño tiene mucho de donde odiarlo. En fin...
Díganme sus opiniones.
En otros temas, estos días estuve corrigiendo capítulos, ah, también los estuve leyendo y paso mecha, hay mucho que corregir y también se acercan cosas emocionantes, sé que les gustara, estuve durmiendo tarde, no he dormido bien por estar traduciendo, quiero adelantar esta historia antes de volver a clases porque quizás será mas complicado actualizar y escribir. Por eso, tengo capítulos ya corregidos, solo para darles una última revisión, ¿les gustaría otro maratón, otro mas largo o prefieren ir uno por uno para generar mas emoción? sé que eso es lo emocionante, esperar a por el siguiente, pero, quizás cuando vuelva, vayan a tener que esperar cierto tiempo para tener otro, entonces... eso.
Gracias por leer, votar y comentar. Nos leemos pronto.
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