Capítulo 17
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—No puedo creer que no hayamos quedado en primer lugar —Suspiré, volteando a ver al chico a mi lado —Te dije que debías seguirme, eres un terco.
No dijo nada por los primeros cinco segundos, tenía los brazos cruzados, sin mirarme directamente.
—Habríamos sido primeros, pero hiciste lo que quisiste —Me acusó.
—¡Pero es gracias a mí que quedamos segundos! —Bramé, solté aire cuando él sencillamente se encogió de hombros.
—Por lo menos tu amiga quedó en tercer lugar —Sonrió, lleno de maldad.
—¿Será que nos den castigo?
—No lo sé, puede ser —Suspiró. Lo vi mirar a mis espaldas, su cuerpo se enderezó al instante, alejándose un poco de mi persona, fue entonces que aclaró su garganta.
Había aprendido a descifrar esas expresiones, la manera en la que se tensaba su cuerpo, sabía por qué lo hacía.
Miré a mis espaldas, traté de controlar el pequeño dolor que se instaló en mi pecho.
Volvía a ser consciente de que jamás dejaría nada por mí, no había nada que yo pudiera ofrecerle y que fuera suficiente para él y para todas las personas a nuestro alrededor. No quería ser señalado, entrar a mi mundo, no quería dejar de ser el rey para ser nada... de la misma forma que yo.
No tenía que mentirme, no tenía que soñar y tener esperanzas bonitas porque en el fondo sabía que, en la escuela, para todas estas personas, yo solo soy del montón, una piedra a un lado de un diamante, siempre sería de ese modo.
Había dos tipos de personas en el mundo, están esas que triunfan en la vida, las que son el centro de atención y pueden llegar a ser las más queridas, después estamos las personas como yo, las que se quedan en la orilla, las que solo observan y desean, las que son expertas en desear lo que saben que no pueden tener.
Después de la muerte de mamá, entendí que las personas pueden llegar a ser muy amables, pero que, al mismo tiempo, podían llegar a ser la pesadilla de otras, tenían la capacidad de amar fuerte, de la misma forma odiaban. Comprendí que muchas personas trataban a otras por la manera en la que lucían. Después de que mamá se fue, fue como si me quedara sola en el mundo, aunque papá dio todo de si para que yo tuviera una buena vida, una buena niñez, una parte de mí se quedó en aquel carro destrozado, en aquel accidente, una parte de mí murió ese día con mamá, una parte que no se si pueda tener de nuevo.
Esa parte destrozada, herida y muerta, de alguna manera vuelve a la vida cuando estoy con Jungkook, y aunque solo lo hace unos segundos, es suficiente para mí. Pero es algo que jamás va a importarle, por eso lo contengo.
Voltee a verlo.
—Debería de ir a buscar a Cele, debe estar devastada por haber perdido —Me puse de pie, lo vi voltear al frente.
—Bueno —Contestó.
No comenté nada más y terminé por irme a buscar a mi mejor amiga, quien no terminé encontrando por ningún lado, me rendí cuando supuse que estaba con su novio, en alguna parte de la escuela, teniendo sus momentos de película, o algo por ahí.
Me la pasé sola el resto del día, queriendo tener más amigas en quien pudiera confiar tanto como en mis dos únicos amigos.
Habían pasado un par de días desde que los juegos habían terminado, no habíamos ganado, aun así, yo estaba feliz de haber podido quedar en segundo lugar, no estuvimos en las fotos de los campeones de este año, pero para mí ya era suficiente con haber podido jugar Paintball con Jungkook.
Hoy, diecinueve de septiembre, iríamos a la casa de mi abuela materna, era su cumpleaños y le harían un almuerzo en familia y nos habían llamado.
Me puse algo simple, cómodo y lindo.
—¿No piensas que sería mejor un vestido? —Cuestionó mi padre cuando me vio bajar las escaleras —Como aquel que usaste la última vez que fuimos.
—La última vez que fuimos tenía catorce y era horrible —Me quejé.
—No importa, de todas formas, te vez preciosa —Sonrió, apenado —Vámonos.
Una vez que estuvimos fuera de casa, veo a papá cerrar la puerta de casa con llave y dirigirse al carro, conmigo siguiéndolo.
—¿Cinturones? —Dice, una vez que estamos dentro del vehículo. Yo asentí —De acuerdo. Todo ira bien —Pronuncia, es algo que solemos decir cuando subimos a algún carro, supongo que es algo que nos quedó después del accidente, intentar hacernos creer que estaremos bien cada que subimos a un transporte.
La casa de la abuela queda a unos quince minutos de la nuestra, podía tomar una pequeña siesta, pero no me gusta dejar solo a papá mientras maneja.
—Duerme un poco, hay tráfico así que puede que tardemos un poco.
Llevé la vista al frente, los carros delante de nosotros apenas se movían, quizás tardaríamos un poco más de lo normal. Me permito recostar mi cabeza al asiento y cerrar un segundo los ojos.
El ya conocido sonido de cristales rompiéndose, gritos y llantos, resuenan a mi alrededor. Eso hace que mi cuerpo se tense hasta que duele.
—¡Alyn!
—¡Ma, por favor, tengo miedo! —Bramé, con la voz quebrada por el miedo.
—¡T-todo estará bien, mariposita! —Responde ella, con la voz en un hilo.
De repente comienzan a sonar voces fuera del carro, personas se asoman para preguntarnos entre gritos si estamos bien, papá les grita por ayuda, no logro entender bien lo que dicen porque me siento muy aturdida y solo trato de concentrarme en la imagen de mamá, pero el dolor que siento a un costado de mi cara, me impide concentrarme en algo que no sea en el inmenso dolor, un dolor que jamás había sentido.
—¡Sierra, amor, no te duermas, ya van a llamar a urgencias! —Papá le dice a mamá, yo aún seguía sintiendo cómo algo tibio escurría de mi cara.
—¿P-pa? —Lo llamé, volteó a verme, con los ojos llorosos, lo vi morderse los labios hasta hacerlos sangrar cuando me vio, era muy difícil por nuestras posiciones.
—No te muevas, Alyn, ya viene la ayuda —Habló, tratando de tranquilizarme.
Mamá parece tener menos heridas que papá y yo, sin embargo, parece tener más sueño, no para de parpadear y sus ojos se cierran por segundos, quería tocarla, necesitaba tocarla, pero la gravedad y el cansancio me impedía poder hacerlo...
El sonido de la puerta cerrarse me despierta, papá acaba de bajarse del carro, me doy cuenta de que hemos llegado así que desabrocho el cinturón y abro la puerta para bajar, mi papá me sonríe antes de entrar a la vieja casa frente a nosotros.
Me quedo de pie, afuera, observo la casa que fue el hogar de mamá cuando fue joven, recuerdo que solíamos venir cada fin de semana antes de que sucediera el accidente, pero una vez que mamá se fue, todos nos alejamos un poquito.
Por dentro seguía siendo igual a hace años. Estaba tan concentrada mirando las fotos y los detalles que no me doy cuenta que una bella mujer un poco regordeta, me observa.
Es mi tía Samary, hermana de mamá.
—Alyn, por dios, mira que grande estas —La dejo acercarse y darme un enorme abrazo, de esos que te dejan sin aire —H-ha pasado tanto tiempo... —Supe que lloraba, me dio un último apretón antes de separarse de mí para tomar de mi mano y llevarme a la sala, en donde estaba mi abuela, quien cuando posó sus viejos ojos sobre mí, lo único que hizo fue ponerse de pie, y sin decir nada, se abrazó a mi cuerpo con fuerza, menos que la de mi tía.
—Cada vez te pareces más a tu madre, Alyn —Me susurró.
Después de eso, saludé a las hijas de mi tía, las gemelas Kya y Akya, nombres extremadamente similares, así como ellas. Mi tío Berat también me saludó con felicidad, Aryan, el hijo mayor de ellos también me saludó.
Todos estaban aquí.
Mi abuela, Janice, estaba feliz de vernos todos juntos, de nuevo.
—Feliz cumpleaños, Abuelita —Sonreí, mientras ayudaba a preparar la mesa para el almuerzo.
Ella sonrió. En ese instante, las gemelas ingresaron al comedor, llenas de emoción desbordante.
—¡Alyn, Alyn, ven con nosotras! —Kya tomó mi mano y me llevó a la habitación de invitados, Akya estaba dentro, sentada estilo indio sobre la cama, me miró y sonrió en grande, dejándome ver sus ojos verdes.
Tenían quince años, pero a pesar de ser menores que yo, sabían muchísimo más de cualquier cosa de la vida.
—Siéntate —Akya palmeó un lado de la cama, a un lado suyo. No tardé en hacerlo.
—Estábamos hablando de los chicos de nuestra escuela, pero le dije a Akya que probablemente en la tuya si hay chicos guapos —Me puso en contexto Kya, ambas sonreían
—¿Quieren que yo...?
—¡Sí, cuéntanos!
—Bueno... no hay mucho que decir —Dije, tímida.
—¡Alyn! —Se quejaron.
Ambas me miraron con ojitos de cachorro desolado, no me quedó más remedio que suspirar rendida.
—Hay muchos, algunos de ellos ni siquiera conozco sus nombres, uno de ellos es Troy, el novio de Celestine, ¿Lo recuerdan, mi amigo?
—Lo recuerdo, es super guapo. Tu amiga tiene suerte —Akya suspiró, enamorada. Rodé los ojos.
—¿Quienes más? me conozco a algunas personas de tu escuela...
—Pues, no lo sé, los chicos no son mi tema favorito —Hice una mueca, de repente, un chico de ojos rasgados apareció en mi mente, jugué con mis dedos y con inseguridad, comencé diciendo —Aunque...
—¿Qué?
—B-bueno, hay otro chico, muchos dicen que es m-muy guapo y...
—Te gusta —Aseguró Kya, sin dejarme terminar —Y tu expresión me dice que tengo razón.
—Da igual —Le resté importancia al tema porque comenzaba a sentir que iba a sonrojarme.
—¿Es guapo?
No valía la pena negarlo.
—Pues sí —Expresé, atontada —Se llama Jungkook, Jeon Jungkook, probablemente es el chico más lindo que he visto en toda mi vida.
—¿Jungkok? —Preguntó una de ellas —¿De dónde demonios es?
—Jeong-gug —Repetí —Y es de Corea, Corea del Sur.
—Impresionante, te fuiste al otro lado del mundo.
—¿Y lo has besado? —Kya y yo volteamos a ver a Akya después de que preguntó eso, mis mejillas ya ardiendo —¿Qué? Tengo curiosidad.
—¡No, claro que no! —Rechisté, de inmediato. Ya sentía hasta las orejas rojas.
—¡Pero él te gusta!
—¿¡Y eso que tiene que ver!?
Y demonios, imaginarme en esa situación, besándolo, dios mío, el corazón se me iba a china, al espacio exterior.
—¡Se supone que quieres besarlo! —Siguió diciendo Akya.
—¡No es cierto! —Sí, bueno, estaba mintiendo, un poco, solo un poco.
—¡A mí no me engañas! —Me señaló con su dedo acusador, como si estuviéramos en un juicio y yo estuviera negando haber cometido un robo.
¿En qué me había metido?
Ambas me miraban, presionándome a decir algo que era obvio.
—Bien. ¡Sí, sí quiero! —Confesé, ya no siendo capaz de soportar sus miradas, y también porque ya no era bonito negarlo, quería, quería mucho, pero no podía.
—Entonces, ¿por qué no lo haces? ¿Qué demonios esperas, qué esperas para plantarle el mejor beso de su vi...?
—Él tiene novia... —Dije, ambas se quedaron en silencio, mirándome.
—¿Qué dices?
—Bueno, tenía novia, ya no están juntos, pero él sigue queriéndola, así que no puede saberlo —Culminé —Estamos tratando de ser amigos, y solo eso es casi imposible, él es imposible para mí.
—¿Es por tu cicatriz, te dijo algo sobre eso?
—No, quiero decir, sí... es complicado. Hace unos meses tuvo un accidente, le pasó algo parecido a mí, está pasando por un mal momento, no es correcto que le diga lo que siento, menos cuando ama a alguien más. Jungkook no se fijaría en mí, ha sido de esa forma por años.
—¿Tienes alguna foto de él?
—Sí... —Saqué mi celular para buscar aquella foto que le había tomado el día de los juegos, había tenido una oportunidad cuando él estaba distraído —Es él.
—Vaya... es realmente lindo, se ve super intimidante con las cicatrices.
—Se ve como de esos chicos que son bien fresas...
—Tiene un poco de eso —Me reí.
Siguieron mirando la foto.
—Es guapo.
—Lo es, pero todos en la escuela comienzan a verlo distinto, no lo comprendo, para mí sigue siendo el mismo chico presumido y lindo.
—Es porque estas enamorada, lo amas.
Amor, esa palabra era muy grande. Pero se sentía correcta cuando pensaba en él.
—Se ve que es presumido —Aseguró una de ellas, casi podía verla imaginándoselo.
—Es algo molesto, pero si lo sabes tratar, se vuelve un poco más llevadero.
—¡Chicas, es hora de comer! —La abuela gritó desde el primer piso, las tres nos bajamos de la cama y salimos de la habitación para ir a comer.
Era raro comer con más personas aparte de papá, no recordaba que comer con la familia fuera tan divertido y lindo. Tío Berat nos contó chistes que, bueno, no eran divertidos, pero el hecho de que no lo fueran lo hacía todavía más chistoso, él dijo que sus chistes hacían reír a mamá, la abuela se mantuvo callada, de vez en cuando insultaba las bromas de mi tío y todos reíamos por eso, yo tuve que comer el postre de mi tía, ni siquiera sabía qué era, pero no me gustaba, igual tuve que comerlo y fingir que estaba bueno, para no herir sentimientos de nadie, papá se quejó del postre en secreto, la abuela ni siquiera intentó disimular.
Nadie menciona nada sobre el tema de mamá, pero en el fondo, todos necesitábamos hablar sobre ella, recordarla, pero nadie se atrevía a tocar la herida de nuevo, a abrirla.
Después de comer, yo me dediqué a ver las fotos de mamá cuando era pequeña, había varias colgadas en las paredes.
Ni siquiera me di cuenta cuando había llegado a la habitación que pertenecía a mi progenitora, la cama estaba perfectamente hecha, las cortinas estaban sueltas y había un olor agradable, como a flores frescas, había más fotos en el escritorio que estaba al fondo de la habitación, a pesar de ser un lugar que ya nadie ocupaba desde yacía años, estaba todo pulcro y bien acomodado.
Me senté en la orilla de la cama y dejé que mi mano recorriera la suavidad de la tela.
—Tu mamá era una mujer hermosa y llena de humildad —Miré a mi abuela, estaba de pie en el marco de la puerta, caminó y se sentó a mi lado —¿Nunca te conté cuando nos presentó a tu papá?
—No, nunca.
—Ella dijo que tu papá era el hombre correcto, que había encontrado al correcto, dijo que había sido difícil, pero que había encontrado al amor de su vida...
—Seguro te reíste de ella.
—Oh sí, lo hice. Pero con el tiempo me di cuenta que decía la verdad. Cuando dijeron que se iban a casar, entendí que en verdad tu madre amaba a ese hombre, y cuando nos dijeron que esperaban a un bebé, acepté que, en efecto, ellos estarían siempre juntos —Me miró —Estaban muy felices de saber que tendrían a una niñita, Sierra preparó tu habitación desde que tuvo tres meses de embarazo. Juraba que sería la niña más hermosa y dulce del mundo. Te amó mucho antes de siquiera existir, mi hija te amó por entero y estoy segura de que ella estaría orgullosa de quién eres, de quien serás.
Evité mirarla porque sentía que, si seguía mirándola, acabaría llorando.
—Sé que te culpas, llevas una carga muy grande contigo, y no es algo que deberías llevar, quiero que sepas que ella te amaba demasiado —Sentí que una de sus manos acarició mi cabello —Cuando nos llamaron diciendo que se habían accidentado, cuando dijeron que dos personas habían fallecido, solo pude pensar en ti porque ella hubiera querido salvarte a ti antes que a ella... —Dejó de mirarme para tomar la almohada de la cama de mamá, la apretó contra su abdomen —Nos dijeron que la otra persona de la otra camioneta había fallecido, y tu madre también. No me arrepiento de haberte abrazado ese día, de agradecer que hubieras salido viva. Sierra lo hubiera querido así, Alyn... es así como debía ser. Ella era una mujer fuerte y decidida.
—¿En verdad crees que estaría orgullosa de mí? —Pregunté, en un susurro, temía que mi voz delatara el dolor que sentía.
—Claro que sí, ¿cuándo te he mentido? Ella tenía razón, eres hermosa y la más dulce, incluso me cuesta regañarte.
—No soy hermosa, abue... —Dije.
Ella tomó mis manos entre las suyas y me miró, con determinación.
—Sé que la has pasado mal en la escuela, no todo ha ido de maravilla como dices, eso lo sé. Las personas en ocasiones son ignorantes ante el dolor de alguien más, podemos llegar a ser muy crueles, pero no podemos permitir que su ignorancia nos lastime. Eres hermosa Alyn Anderson, eres maravillosa... —Sonreí, sintiendo mis mejillas tibias, pero mi sonrisa se borró cuando siguió hablando —Y ese chico del que hablaste con las gemelas, debe ser muy guapo y también jodidamente ciego. Es un estúpido de mierda, un hijo de puta...
—¡Abuela! —Exclamé, alarmada por sus palabras.
—El idiota se está perdiendo de una chica increíble, tierna, amable y honesta. Joder que también eres valiente y fuerte, la más fuerte que he visto hasta ahora, e inteligente, y, de nuevo, hermosa —Ya para ese punto no pude seguir conteniendo mis lágrimas —No llores, los Pierce no lloramos. Soportamos.
—Lo he querido por mucho tiempo, abue... —Jugué con mis manos, que aun seguían entre las suyas, eran arrugadas y cálidas. Eran manos de una mujer ruda que había pasado por mucho.
—¿Es el indicado? —La miré.
—No tengo idea. No dejará nada por mí, no dejaría nada p...
—Nunca dejaría nada de lo que tiene por ti, ¿no? —Asentí —Así que es de esos complicados, de esos jodidos. Ah, mi pequeña Alyn, esos a veces son los mejores porque demuestran que son buenos manteniendo, conservando, cuidando, sin embargo, también son los peores.
—¿Y qué debo hacer? —Pregunté cuando ella se puso de pie.
—Alejarte —Habló, con simpleza, eso me dolió al instante —Alejarte lo más que puedas, huir antes de la catástrofe.
—¿Q-qué quieres decir?
—Cuando alguien permanece de manera continua en la vida de alguien, sin cesar, le da seguridad a la otra persona para poder decir que nunca nos iremos, sin importar qué hagan, o qué nos hagan, entonces no nos valoran mientras permanecemos... —Dijo, yo no comprendí del todo, ella se dio cuenta y rodó los ojos —Cuando no estamos, no nos notan, pero cuando nos vamos, nos buscan...
—Pero...
—No es para ti ese chico, Alyn. Alguien que es correcto para nosotros es quien nos ama sin importar qué, es quien ama sin vergüenza a quien sea que hayas sido, quien acepta lo que eres y respeta lo que amas... —Había algo profundo en su mirada, como un dolor profundo, o un recuerdo —Y ese chico no lo hace, no sabe hacerlo.
—P-pero eso puede aprenderse, ¿no?
Y lo que contestó fue algo que me seguiría por mucho tiempo, algo que entendería algún día, algo que entendería por mi cuenta.
—Sí, pero solo cuando se quiere, solo cuando es el indicado.
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—Ay dios mío —Pronuncié, con miedo a que mi trabajo escolar se me cayera al suelo, o peor aún, que acabara rota por alguna extraña razón.
Miércoles por la mañana, ocho con diecinueve minutos y yo acababa de entrar a la escuela con mi cartulina en mano, por el otro lado, llevaba mi mochila colgada en mi antebrazo, no había tenido tiempo de colocármela bien después de bajar del autobús, se me estaba cayendo. El lunes nos habían encargado hacer un trabajo en físico del tema que estábamos viendo en clase.
—Me sorprende lo bien que inicia tu día —Lo escudriñé con la mirada, por un segundo quise tirar todas mis cosas al suelo, incluyendo mi trabajo, y tomarle como un millón de fotos.
Hoy se veía estupendo, usaba una chaqueta de mezclilla con una camisa blanca debajo, sus típicos pantalones con un millón de bolsas en las piernas, por supuesto, de color negro, no podían faltar sus botas negras, no pasé por alto los anillos que llevaba en sus dedos, ni el arete en una de sus orejas, se había hecho otra perforación y ahora tenía dos en cada lado.
Lo vi sonreír y eso provocó que me atragantara con mi saliva.
—De nuevo mirándome así, Bichito.
Fingí que sus palabras no habían hecho efecto en mí.
—No te creas tanto, anoche no dormí tanto, sigo dormida —Me excusé, fue lo mejor que se me ocurrió.
Entonces fue cuando él miró mi cartulina.
—Lindo trabajo —Metió sus manos dentro de los bolsillos de su chaqueta.
Por dios, que precioso...
—Muy lindo... —Dije, mirándolo como la idiota que era, él frunció su ceño, yo traté de desviar u atención —¿Puedes creer que solo me tardé cuatro horas? y salió asombrosa... —Observé con admiración fingida mi trabajo, no es que fuera una cosa asombrosa, pero no había quedado tan mal.
—Sí, es... magnífica, supongo —Su voz no sonaba muy convencida, preferí comenzar a caminar, con él siguiéndome.
—No veo tu trabajo, ¿no lo hiciste?
—¿Tú que crees? —Rodé los ojos, llegamos a las escaleras y lo miré de nuevo, con una mueca.
—Que no la hiciste porque eres un vago —Me quitó de un jalón mi trabajo de mis manos, yo aproveché para descolgarme mi mochila de mi espalda, iba a meter mi celular ahí para tener más posibilidades de movimiento, sonreí cuando mis stickers de Taylor Swift relucieron dentro.
—Tienes una obsesión por Taylor Swift —Habló, a mis espaldas. Estaba husmeando, volvió a sonreír con burla cuando lo empujé lejos.
—Eres un chismoso...
—Ahora tiene sentido por qué casi revientas cuando pidieron esa canción ese día —Ignoró mis palabras.
—¿Qué día?
—Cuando fuimos a la fogata, todos querían cantar, alguien pidió esa canción —Estaba sorprendida que recordara eso.
—¿Recuerdas ese día? —No pude evitar no preguntar, con verdadero asombro.
—No tengo un problema de memoria, así que creo que sí —Volvió a molestar —Sus canciones no están tan mal.
—Pues claro que no —Dije, con orgullo, mientras cerraba mi mochila y la colgaba en mi espalda, él me dio mi cartel.
Nos quedamos en silencio. No quería ser entrometida, sabía que eso le molestaba, hablar sobre sus cosas y no quería tener una pelea ahora, íbamos bien, pero quería saber cómo estaba, cómo iba.
—¿Cómo estas, van bien tus citas? —Finalmente disparé la pregunta, con cuidado, él no pareció molestarse.
—Están bien, estoy bien. No estoy seguro de si van bien o mal, siquiera sé que estamos haciendo realmente... —Se recostó a la pared cercana a nosotros —No sé si pueda olvidar todo.
—No estás ahí para olvidar, no vas a olvidar. Estas yendo ahí para superarlo, quizás para aprender a vivir con eso, pero para olvidar no.
Me miró en silencio, mordió su labio inferior y separó su espalda de la pared, lo vi con intenciones de decir algo.
—Yo...
—¡Ey, Jk! —Un chico, que no había visto antes, apareció por las escaleras, tenía algo en las manos, pero no alcancé a ver qué era —¿Vienes o no? A esta hora no hay nadie en los baños.
Jungkook me miró un segundo y devolvió la vista al moreno.
—Voy... —Me observó mientras subía un escalón —Nos vemos al rato, Anderson.
Sonreí, sin mostrar mis dientes, se quedó un segundo ahí y después terminó por subir las escaleras y desaparecer con el otro chico.
Yo acomodé mi cartulina y me dirigí al salón de clases, a esperar que diera inicio, ya no faltaba nada.
★彡[ᴊᴜɴɢᴋᴏᴏᴋ.
—Qué dices, ¿vienes? —Repitió Nam, del otro lado de la llamada, su voz me hacía sentir seguro con lo que pensaba decir, pero el espejo a unos metros de mí me gritaba que lo más seguro era quedarme en casa —Solo serán unas horas y si no te sientes cómodo, yo mismo te llevó a casa. Eres mi mejor amigo, sabes que no te llevaría nunca a un mal lugar.
—No es eso, no sé si me sienta listo para ir a un lugar así de nuevo —Susurré, inseguro.
—Solo es una fiesta de cumpleaños. No sabrás nunca si estas listo si sigues tirado en esa cama, no puedes dejar que siga metiéndose en tu cabeza—Joder, siempre tiene razón.
Suspiré, rendido.
—De acuerdo, iré, pero te juro que, si no sale bien, tendrás que comprarme algo.
—Sí como sea, pasaré por ti en media hora —Ni siquiera me dejó despedirme cuando ya había cortado la llamada.
Namjoon me había invitado a ir a una fiesta con él y sus amigos, por lo que me dijo, era un cumpleaños de un amigo de su amigo, algo así.
Cuando salía con Eun, ella solía llevarme a convivios así, pero nunca me sentí cómodo en ellas, con normalidad, no había adultos, así que no había supervisión y sucedían cosas que podrían llegar a ser un problema. Me tocó ver alcohol en exceso, cigarros, vapes, descontrol total y hasta sustancias de dudosa procedencia.
Esta vez iría con Namjoon, y confiaba en él.
No había muchas ganas de ir, pero ya me había apuntado, solo me puse una sudadera sin cremallera, pantalones rotos y zapatillas deportivas. Jodidamente me peiné un poco y me eché perfume. Tomé un poco de dinero, mi celular y salí de mi habitación rumbo a las escaleras, me encontré con mamá en la cocina.
—¿A dónde vas tan guapo? —Preguntó, mirándome de arriba a abajo.
Como le gustaba molestarme, ni siquiera me había arreglado mucho.
—Nam me invitó a una fiesta, ¿puedo ir? Dijo que vendría por mí. No tengo muchas ganas de ir, podría regresar temprano.
—Me alegra que vayas —Me sonrió —Puedes ir, pero ten cuidado, no quiero problemillas...
Asentí y me despedí de ella cuando mi amigo me mandó un mensaje diciendo que ya estaba afuera de mi casa.
No conocía a los amigos de Nam, pero parecían ser agradables, tenían que serlo un poco sabiendo que eran amigo de Kim Namjoon. Eran mayores que yo por un año o dos, pero no me trataron como si fuera un ignorante.
Cuando llegamos al lugar, lo primero que noté fue la música, se podía escuchar desde afuera, me pregunté en cuánto tiempo tardaría algún vecino en reportar eso, en la entrada había un par de adolescentes, fumando, pasamos a un lado de ellos para entrar.
Ya estando dentro, me di cuenta que había más gente de la que esperaba, la música era buena, no estaba mal, pero eso no me hacía sentir mejor. El lugar estaba casi a oscuras de no ser por las luces led que había en ciertas partes del lugar.
Seguí de cerca a los amigos de Namjoon, se dirigieron a unos pequeños sofás que estaban en una esquina que parecía ser segura.
—No, a él tráele una soda —Demandó mi amigo a uno de sus compañeros cuando este intentó darme un vaso lleno de alguna sustancia con olor fuerte, parecía ser algo con alcohol.
—¡Deja que se divierta! —Gritó uno de ellos. Namjoon me miró, como si me estuviera preguntando si quería probar, yo negué con la cabeza.
—No, estoy a cargo de él —Tomó el vaso y lo puso en la mesita frente a nosotros, no deseaba probar de nuevo algo como eso. Me dediqué a mirar el lugar, noté chicas esbeltas, de piernas lindas y largas, escotes reveladores, parecían ser universitarias, ninguna de ellas me llamaba la atención, había aprendido que esas eran las peores.
Con cada momento que pasaba, más deseaba volver a casa. Namjoon hablaba y reía con sus amigos, hablaban de algo, pero no podía concentrarme en la plática, los sonidos me comenzaban a aturdir, estaba a punto de decirle a mi amigo que me devolvía a casa, pero él me habló antes.
—¿¡Qué te parece, te sientes cómodo!? —Se acercó un poco a mi oído.
—¡La música me está jodiendo los sentidos! —Hice una mueca, lo vi negar con su cabeza.
Iba a quejarme otro poco más porque ahora parecía ser un experto en quejarme de los lugares públicos, pero no pude seguir porque alguien gritó.
—¡¡Pero sí es el cumpleañero!! —Un chico, creo que era uno de los amigos de Nam, se levantó de un salto para saludar a un chico que se acercaba a donde estábamos, me dio igual porque no lo conocía, sin embargo, cuando mis ojos lo fijaron bien, el estómago se me revolvió.
Todo mi cuerpo se puso alerta, mi expresión se desencajó, creo que hasta cambié de color.
—¿Estas bien? —Preguntó Namjoon, ni siquiera pude contestarle al instante, no podía dejar de ver al tipo ese.
—Maldita sea, es él, Nam...
—¿Quién, de qué hablas?
—El tipo con quien me engañó —Jadee, mi amigo se sorprendió y miró al cumpleañero.
—¿Estás seguro?
Por completo que estaba seguro, no podría olvidarlo nunca. No podría olvidar la cara de la persona con quien me engañó la persona que creía amar más que a nada.
Sabía que no debía salir de casa, sabía que algo saldría mal, y pensé que esto era lo peor que podría pasarme ahora, pero no fue así porque de repente, sin siquiera poder prepararme mentalmente, volví a ver a la persona que por tantos meses esperé ver en la puerta de mi jodida casa, la volví a ver corriendo y besar al tipejo ese, lo besó como nunca me besó a mí. Sentí ganas de vomitar, quizás tuve ganas de desmayarme, ni siquiera sabía qué era lo que estaba sintiendo porque de repente todo fue demasiado para poder sobrellevarlo.
Había pequeños cambios en ella, su cabello estaba más corto y de un tono más claro, se veía más delgada y llevaba una buena cantidad de maquillaje en el rostro pálido, tenía puesto un vestido rojo, entallado al cuerpo delgado y esbelto que tenía, las comisuras de mis labios tiraron hacia arriba ante el pensamiento que me vino a la mente, "sigue igual de pretenciosa", seguía siendo la misma chica que le gustaba llamar la atención.
Y malditamente tenía la mía...
—Mierda, ¿quieres que nos vayamos? —Susurró mi amigo, claro que quería largarme de ahí, e iba a hacerlo, necesitaba que me sacara de ahí.
Pero sus ojos, sus ojos negros, redondos y picaros se posaron sobre los míos y fue en ese instante en donde sentí el momento justo en donde mi ansiedad se disparó. Se sorprendió de verme, la maldita debe de sorprenderse de verme vivo, lo pude ver cuando sus labios rojos se abrieron, formando una perfecta forma de círculo, después me sonrió y yo quise correr, sonrió como si supiera lo que pensaba, como si supiera lo que estaba sintiendo justo ahora, se acercó más a nuestro grupo, abrazada a quien ahora era su novio. Su perfecto novio.
Apreté mis puños dentro de las bolsas de mi sudadera.
—Jungkook, no esperaba verte aquí —Quise cometer suicidio cuando mi corazón saltó sobre mi pecho al momento de escuchar su voz, no quería mirarla, sentía que, si lo hacía, entonces ella sería capaz de ver cuánto aun sentía por ella, cuánto dolor me había causado, aun así, armándome de valor, recordando ciertas palabras dichas por mi psicóloga, alcé la mirada y la conecté con la suya, quizás no esperaba eso porque alzó un micro segundo sus cejas —¿Cómo estas, cariño?
Me sentí el ser más diminuto del planeta cuando sus ojos recorrieron mis cicatrices, quise volver a correr como el niño que era, pero soporté, aclaré mi garganta con disimulo y hablé.
—Vivo y sentado, como puedes ver... —Me sorprendió mi voz llena de hostilidad, sin apartar mi mirada de la suya.
Sé cuánto le molestaba cuando hacía eso, pero ya no tenía que importarme las cosas que sintiera, ya no tenía que preocuparme de su molestia.
Pero no podía mentir, no podía mentir diciendo que no me hería en el alma, que no me enfurecía tanto verla colgada del brazo de alguien más y no poder hacer nada, lo quisiera o no, seguía queriéndola porque a diferencia de ella, yo si había sido real, lo más real que ella tendrá en su jodida vida y en el fondo, lo sabe.
—Feliz cumpleaños, por cierto —Sonrió en grande —¿Cómo va la escuela? —Me hablaba como si nunca hubiera intentado llevarme a su cama.
Apreté los dientes. Sus preguntas comenzaban a ahogarme, sentía que sudaba, el aire tardaba en llegar a mí, Namjoon pareció darse cuenta de eso.
—Deberías de verlo, está arrasando de nuevo —Respondió por mí, mientras palmeaba mi espalda —Le va muy bien, con eso de que tiene a su Alyn...
Tomé mi soda, tratando de refrescarme con un trago y de paso sacar el nudo que tenía en la garganta.
—¿Ah sí? ¿Y se puede saber quién es Alyn? —Se dirigió a mí, lanzándome esa sonrisa que yo conocía bien y que quería decir peligro.
—¡Ah ella! digamos que es alguien especial para Jungkook... —Le contestó Nam, con tono sugerente.
—¿Te gusta? —Volvió a dirigirse a mí, como si Namjoon no estuviera hablándole.
Se me vinieron a la cabeza esos momentos en donde esperé verla llegar al hospital, por lo menos para intentar disculparse, en donde esperé verla llegar para tratar de arreglarlo, pero no lo hizo. El dolor que sentí, el asco que sentí hacia mí, la impotencia, la rabia, la inseguridad que ella dejó en mí, de repente estuve ahí, justo donde me había dejado desde que la había descubierto, en donde me dejó herido, en donde me dejó tan roto que ya ni sabía si podría volver a juntarme. Estuve ahí, cuando me accidenté, sintiendo un profundo dolor inimaginable, estuve ahí, lleno de sangre llorando, sin saber si saldría vivo de ahí, estuve una vez más en ese momento de mi vida...
Sentí rabia, rabia hacia ella.
Dejé el vaso en la pequeña mesita frente a mí y me puse de pie, quedando bastantes centímetros más alto que ella, la contemplé, con los ojos inyectados en una rabia que jamás pensé poder llegar a sentir hacia ella.
—¿Qué te interesa a ti? Es algo que no creo que te incumba, después de todo, son solo cosas de niños, ¿no? —Le sonreí y me dirigí a la salida de ese maldito lugar, con pasos rápidos, con la respiración a mil, sentía que iba a ahogarme, que iba a morirme entre tanta gente.
Cuando estuve afuera, fue como respirar aire limpio, el primer sollozo salió de lo profundo de mí, me desgarró la garganta, me desgarró por dentro, tan fuerte que sentí que podía sangrar
—¡Jungkook, joder! —Agradecía que mi amigo me haya seguido, puso una mano sobre mi espalda encorvada —Jungkook yo... yo lamento, no sabía que era él, no sabía que ella iba a estar aquí, de haberlo sabido, no hubiera insistido.
—¡F-fue muy pronto, no estaba listo... n-no estaba listo! —Jadee, llevándome las manos a la garganta, me dolía ahí por la fuerza que ejercía para no soltar el llanto. No quería llorar más, no quería derramar una sola lágrima más por Ji Eun, menos sabiendo que ella había estado tan bien, sin remordimientos.
Y era cierto, no estaba listo para volver a verla, no estaba listo para volver a ser consciente de mis sentimientos, no estaba listo para ver en carne propia cómo había seguido con su vida como si nunca hubiera herido a alguien.
No estaba listo para desprenderme, no estaba listo para darme cuenta de que el amor se había vuelto rencor, odio, no estaba listo para darme cuenta que lo que sea que una vez sentí por ella, ahora estaba enfermo y me enfermaba y necesitaba, en verdad, sacarlo de mí, por completo. No estaba listo para ser consciente de que...
—Te llevaré a casa, Kook —Me condujo a su carro, me ayudó a entrar. Solo sentí cuando el motor encendió y como comenzamos a alejarnos de ese lugar
Agradecí cuando me di cuenta que estaba dando vueltas por las calles, él sabía que no quería llegar a casa en el estado en el que estaba, no quería que mamá ni papá me vieran de esta forma, de nuevo, iban a preocuparse y sabrían, al instante, que me había encontrado con ella.
Las calles estaban poco transitadas, todo estaba tranquilo, el calor era relajante en estos momentos, una débil corriente de aire desordenaba mis cabellos, las luces de las calles le daban ese toque triste a mi situación, pero me permití sentir toda esa tristeza, simplemente me dejé estar.
Me pregunté el por qué había sentido algo por alguien como ella, el cómo alguien puede llegar a ser tan ciego como para no notar cuando otra persona no siente nada por ti, me pregunté el cómo pude ser tan ciego, tan ingenuo.
La amé, la amé tanto mientras pude, quise entregarle todo porque adoraba verla sonreír, y no me di cuenta que ella me estaba consumiendo poco a poco, de una manera tan grotesca. Quise hacerla feliz, sin importar qué, sin importar cómo. Aun sí era necesario olvidarme, pero siempre estuvo mal...
Quería merecerla con tanta fuerza que olvidé preguntarme si ella me merecía.
Me engañé.
Todas esas noches que lloré después del accidente, cuestionándome el por qué ella me haría esto, el por qué ella me había hecho eso. Despertaba por las madrugadas, con lágrimas y pedazos en mis manos, pedazos que pronto identifiqué que pertenecían a mi corazón.
Me rompió el corazón y un poco más. Rompió mis ilusiones, mis ganas, mis esperanzas, todo. Me dejó sin saber si podría empezar de nuevo, no sabiendo hacerlo, me dejó preguntándome si algún día podría perdonarme a mí mismo, me dejó cuestionándome el cómo podría perdonarme.
Estuve ahí, teniendo miles de personas preocupadas por mí y aun así sintiendo que nadie podría entenderme.
Cuando mis pies tocan la vereda frente a mi casa, cuando escucho como Namjoon se despide, fue cuando me di cuenta que siempre volvería aquí, siempre volvería a casa. Estaba entero, solo tenía que arreglarme, y podía, podría hacerlo.
Solo... ¿en verdad podría perdonarme?
...
Pues nada, ya sabemos el nombre de la mamá de Alyn y un poco sobre su familia. ¿Qué piensan de las palabras de la abuela, creen que tenga sentido lo que dijo?
Y finalmente, Jungkook... ¿Qué piensan de su actitud en este capítulo? Y, bueno, en algún momento pasaría lo inevitable, después de meses y meses, Ji Eun y él se ven... ¿Qué piensan sobre cómo actuó JK, todo lo que pensó después del encuentro? ¿Creen que esto ayude o empeore su situación?
Este mini maratón termina aquí, volveré pronto, pero antes, actualizaré otra de mis historias, gracias por leer y votar. Gracias a las personas que comentan, les tengo un espacio en mi alma.
Gracias a todos, y ahora sí, me voy a dormir porque si no acabaré desmayándome.
Mini maratón 03/03
Escriban teorías, o cualquier cosa aquí jsjsjjs.
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