Capítulo 13
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꧁༒☬𝓟𝓻𝓲𝓶𝓮𝓻 𝓪ñ𝓸 𝓭𝓮 𝓗𝓲𝓰𝓱 𝓢𝓬𝓱𝓸𝓸𝓵.☬༒꧂
—Entonces, quieres que vaya a... ¿molestarla? —Quiso saber, inseguro. Yo asentí —¿Pero por qué? —Lo miré, con una expresión neutra.
—Solo haz lo que te digo y cierra la boca —Leroy inhaló, se levantó y lo vi acercarse a aquella pequeña fémina. Lo vi acercar su rostro a la oreja de ella y susurrarle cosas, ella se puso tensa al instante. No sé qué era lo que el idiota ese le estaba diciendo, pero debió de haber sido muy fuerte como para hacerla llorar, gruesas lagrimas se deslizaron por las mejillas blancas de ella. Esperé ver algo más, algo que no apareció.
—¿Qué miras? —Namjoon se sentó a mi lado y observó a donde yo miraba —¿Fue tu idea, Jeon?
La fémina se puso de pie y me supongo que se fue a los baños, a pasos rápidos.
—Bro, es la tercera en la semana, tienes que parar —Ahí iba de nuevo, rodé los ojos y recosté los brazos en la mesa —Ella no te ha hecho nada.
—No, pero...
—¿Pero qué? ¿Qué esperas ver?
—Nada, solo es divertido.
—Estas siendo infantil —Se levantó de la mesa y se fue, con pasos bruscos, dándome a entender que se había molestado conmigo, de nuevo.
Devolví mi mirada a la mesa en donde antes estaba el bicho raro y me topé con la mirada de la rubia que siempre estaba con ella, me escudriñaba desde lejos, si las miradas fueran capaces de matar, yo ya estuviera calcinado.
Verdaderamente me gustaría comprender el porqué de mis acciones en ese tiempo, quiero decir, sí, me parecía divertido ver las expresiones de ella, pero había algo más, yo quería algo más, más que solo expresiones...
Una chica, cabello oscuro, ojos exactamente del mismo color, labios delgados y de un rosa natural, piel clara y de baja estatura, complexión delgada. No era popular entre los chicos, lo sabía porque yo era uno y casi nunca hablaban sobre ella, ni hablar entre las chicas, muchas veces me tocó escuchar a las féminas hablar sobre el bicho raro. Hablaban sobre su apariencia, sobre la cicatriz en su pequeño rostro, las asustaba, sacaban conclusiones sobre la marca de ella, yo me preguntaba cómo era que Anderson podía tener algo así, me cuestionaba el por qué, el cómo. Muchas veces quise averiguarlo, incluso preguntarle directamente a ella, pero acercarme era imposible, me daba miedo acercarme a ella y que me vieran a su lado, pensarían que éramos amigos, que éramos iguales. Ella estaba prohibida para mí, en mi mundo era solo una chica más del montón.
No podía estar en el mismo lugar que ella, no podía. Pero, maldita sea, varias veces quise acercarme, sin embargo, nunca sucedió, por miedo a perder algo que nunca quise ser. Tuve que buscar otras formas, maneras poco ortodoxas; haciéndole la vida imposible. No tardó en volverse un error. Fue un error enorme.
Mi error...
Antes de iniciar a destruir su vida escolar y cuando tuve la primera oportunidad de hablar con ella, me di cuenta de que cada que yo intentaba dirigirle la palabra, ella huía de mí, no sabía cómo reaccionar. No fue una reacción que hubiera tenido cualquier chica, no supe sobrellevarlo porque desde el inicio fue diferente, en el fondo de mí me molestaba no causar el mismo impacto en ella, eso llamó mi atención, no supe manejarlo, nunca encontré la forma. Pensé que la mejor manera de obligarla a acercarse era forzándola, pensé que provocándola hasta el punto de tenerla al borde la haría venir a mí, rogando dejarla en paz, enseñándome lo débil y delicada que era, pero jamás pasó... soportó cada una de las mil humillaciones que provoqué para ella, ninguna de esas veces se doblegó, ninguna de esas veces vino a mí, los únicos que se acercaron a mí fueron sus jodidos amigos, la rubia y aquel chico que siempre estaba con ambas.
Me enojó el hecho de que nada saliera como había planeado, cuando me di cuenta de que no serviría, que debía dar un paso atrás, fue demasiado tarde... fue muy tarde para ella. Ya no tenía que enviar a alguien a herirla, todos comenzaron a hacerlo por su cuenta, detesté a todos. Me detesté por un tiempo, por no haber sido capaz de mantenerlo a raya...
La detesté a ella...
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★彡[ᴀʟʏɴ.
—Papá, ¿Puede venir Cele hoy a casa? —Pregunté, asomándome por la puerta de la sala.
—Sabes que sí, de igual forma ya se la vive aquí —Me contestó, sin dejar de ver la pantalla de la tele.
—¡Gracias, papá! —Subí las escaleras a toda velocidad para mandarle un mensaje a Cele, diciéndole que papá había aceptado que viniera, intercambiamos un par de mensajes por un buen rato.
Estuve hablando con ella hasta que tuvo que ir a arreglarse para venir, yo me acosté en mi cama y me quedé mirando el techo, pensando en muchas cosas y a la vez en nada... entre pensamiento y pensamiento, una hermosa sonrisa parecida a la de un tierno conejo apareció en mis pensamientos, me incorporé tratando de distraerme, pero esa sonrisa se aferraba a mi mente.
Sentí la cama vibrar, busqué mi celular y me di cuenta de que eran mensajes de ese chico que no podía sacar de mis pensamientos.
El pecho se me hinchó de emoción y nervios, y como si pudiera verme, intenté que mi sonrisa no creciera más de lo normal.
No le contesté más, aunque quería.
—¡Señorcito Cedric! —Dije, después de bajar al primer piso, coloqué mis manos en los hombros de mi padre.
—¿Qué?
—Voy a estar afuera, para esperar a Cele...
—De acuerdo.
Y eso hice. Me senté en las escaleras del deck, ella llegó varios minutos después y nos quedamos allí hablando de cualquier cosa que nos entretuviera.
—¿Has hablado con tu chico asiático? —Cuestionó, de repente.
—Te he dicho que no es mi chico. Hace rato me envió un mensaje.
—¿Realmente crees que es tu amigo? Alyn, ese chico fue el que hizo de tu vida escolar una mierda y después se limpió las manos y solo te ignoró, como si nunca te hubiera herido. El tipo sufrió un accidente, no sabemos qué sucedió y no tenemos idea de por qué jodidos pasó y de un día para otro, él quiere ser tu amigo —Hizo comillas con los dedos ante su última palabra —Perdóname, pero no le creo nada, no me da confianza
—Cele...
—Tienes que entender que no porque tú seas amable con alguien signifique que la otra persona también lo será. Tienes buenas intenciones, pero realmente no sabemos cuáles sean las de Jungkook, sabes bien que no puedes confiar plenamente en él, Alyn. No ha dejado de ser Jeon Jungkook, el chico que te arruinó la vida por varios años.
—Tampoco ha dejado de ser el chico que me gusta —Agregué en un susurro, mirando un punto fijo de la calle.
—Y sigo sin creer que eso no haya cambiado... —Después de eso, ambas decidimos que era momento de entrar a casa para saludar a papá y para ponernos a ver alguna buena película.
Con Celestine se puede esperar todo.
★彡[ᴊᴜɴɢᴋᴏᴏᴋ.
Sentía desespero, más bien era ansiedad.
Era como un tigre encerrado en una jaula, dando vueltas una y otra vez, llevaba así media hora, cada cierto tiempo miraba la pantalla encendida de mi computadora que estaba en el escritorio, a unos pasos de mí. Tenía esta necesidad de buscarla en las redes, pero en el fondo me aterraba encontrar algo que no me gustara.
Habían pasado meses desde la última vez que la vi y desde entonces no supe nada más de ella, en todo este tiempo he evitado buscarla en las redes, me sentía traicionado hasta los poros, pero ayer me atacó la idea de saber de ella, me atacó la idea de saber qué era de ella mientras yo moría por lo que hizo... quería saber qué era lo que ella hacía mientras yo me mataba pensando en ella.
Los primeros días de mi accidente, cuando desperté, los días después de nuestra pelea y en donde terminamos definitivamente nuestra relación —si aun podía llamarlo de esa forma— esperé, como idiota, a que ella me enviara un mensaje, tratando de explicarme algo que realmente ya no necesitaba explicación, o siquiera preguntando si estaba bien, pero ella nunca dio indicios de arrepentimiento, de interés por saber si siquiera yo seguía vivo. No tuvo el interés en mí y fue cuando entendí que nunca la tuvo, y lo peor es que yo seguía amándola...
Con todos esos pensamientos, me acerqué a mi escritorio con pasos lentos, mordiéndome las uñas, como si eso pudiera ralentizar el momento. Cuando habité la silla giratoria, llevé mis manos temblorosas al teclado y escribí su nombre, letra por letra. Fui primero a Instagram...
A simple vista no había nada interesante, solo fotos y fotos de ella con alguna descripción que expresaba lo asombrosa que se sentía. Quise dispararme al sentir a mi jodido corazón acelerarse al verla en las fotos, al mismo tiempo sentía rechazo, dolor. Sacudí la cabeza, tratando de hacerme entrar en razón y recordar el daño que me hizo y seguí bajando entre las fotos de su perfil, hasta que entre todas esas imágenes vi una que llamó mi atención al instante, la abrí en grande y pude ver mejor como la chica a la que yo amaba como enfermo mental, se divertía... el mismo día de mi accidente, ese día en donde todo reventó, en donde terminamos, en donde fui llevado a urgencias mientras perdía increíbles cantidades de sangre, en donde casi muero debido a eso... ese mismo día. Lo que más me dolió fue verla aferrada al cuello de un hombre, este último la tomaba con fuerza de la cintura, mientras se besaban, parecía ser ese tipo de besos que casi nunca nos dimos ella y yo porque, según ella, yo no estaba acto para eso.
En la descripción de la foto ponía entre corazones rojos y rosados lo mucho que aquel tipo la hacía feliz, que siempre iba a amarlo, que él si era un hombre para ella... alguien que la merecía. Mas abajo solo había más fotos de ella y amigas.
Fui a Twitter...
Sabía que ella pasaba mucho tiempo en esta aplicación, por eso no me sorprendió ver tantas publicaciones, pero no esperé ver tantas fotos de ella con ese tipo, publicaciones en donde afirmaba que el chico era el amor de su vida, recalcando que era un hombre digno de ella. Cada foto y mensaje que veía y leía, el corazón se me iba haciendo mierda, fundiéndose en una oscuridad asombrosa.
Sentía un dolor impresionante cada que bajaba más y más...
Hasta que llegué a una publicación que tenía como fecha dos días después de mi accidente
Para muchos era una simple publicación de Twitter, pero para mí fue más que eso, me rompió el alma...
"¿Alguna vez han salido con personas menores que ustedes? Alguna vez lo hice, lo conocí en la escuela y desde el inicio me pareció alguien sumamente hermoso y atractivo, pero sentí que era una lástima que no fuera un poco mayor... seguía siendo atractivo y muchas chicas iban detrás de él, pero el chico iba detrás mío, me elevó el ego y lo gané. Quería tener algo que muchos desearan, aunque yo no lo hiciera, enamorarlo fue muy sencillo, fue bueno mientras duró, pero se volvió aburrido, era la envidia, pero el pago era tener que soportarlo. Es complicado fingir amor, lo quise, en verdad que lo quise, pero éramos distintos. Intenté alejarlo, pero nunca se cansaba, se aferraba, él sabía muy bien que yo era una mujer con necesidades elevadas, le dije de mil maneras que necesitaba a un hombre a mi lado, alguien que pudiera darme lo que me merecía, y él trabajó duro para conseguir serlo, pero nunca fue suficiente, él sonreía como idiota cada que me tenía delante, tuve que buscar a alguien que me diera algo más que eso, tuve que buscar a alguien que un niño como él, jamás podría darme. No quería que lo supiera, intenté mantenerlo en secreto, pero me tomó por sorpresa y todo se fue a la mierda, fue irritante... pero ya no tengo que fingir".
Cerré con fuerza la computadora, trataba de respirar, me era imposible, inhalar aire se sentía como inhalar toxicidad. La vista se me nubló al instante y me detesté por llorar, llorar solo me recordaba que era un niñito, justo como ella siempre dijo.
Trataba de limpiar las lagrimas con brusquedad, pero no dejaban de llegar. Todo me dio vueltas, las paredes comenzaron a cerrarse, las sentía cada vez más cerca de mí, sentía que me iba a morir, juro que sentía que sería aplastado por ellas hasta asfixiarme, me di cuenta de que las manos me temblaban cuando busqué mi celular para llamar a la única persona que me vino a la mente.
—¿Hola? ¿Jungkook? —Contestó, confundida.
Tragué saliva y con mi otra mano desocupada, apreté las sábanas de mi cama, como si eso pudiera disminuir el sentimiento tan fuerte que sentía, cerré los ojos e intenté hablar.
—¿P-puedes venir? p-por favor... —Le supliqué cuando no contestó, no dijo nada y todo a mi alrededor dio vueltas, apreté el aparato en mi mano con los ojos cerrados y hablé de nuevo, ya esta vez sin ser capaz de no demostrar con la voz lo mal que me sentía —Y-yo te... n-necesito.
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Correr por las calles no era lo más inteligente del mundo, aunque lo bueno de los vecindarios es que los carros no van rápido, lo bueno de todo es que no vivíamos tan lejos del otro, por eso agradecí cuando llegué a su vecindario, corrí más fuerte cuando vi su casa a lo lejos.
Lo vi salir de su hogar, usando una camisa negra suelta, el cabello alborotado, tenía las mejillas rojas y hubiera pensado que se veía hermoso, pero las lágrimas en sus mejillas me dieron una cachetada y me preocupé al instante. Al inspeccionarlo mejor, me di cuenta de que sus ojos estaban rojos, cuando me vio, caminó con apurancia y... el contacto físico, nosotros no teníamos nada de eso, apenas había rozado nuestras manos, claro que quería tocarlo, pero no podía, era imposible pensar en ello, por eso, mi cuerpo se puso rígido cuando corrió hasta mí y me abrazó.
Su cuerpo estampó con ferocidad contra el mío y me apretó, fue cuando se soltó a llorar como nunca, su cuerpo temblaba con fuerza, jamás había visto a alguien temblar tanto a la hora de llorar. Tardé en corresponder su abrazo, pero cuando sintió mis brazos rodear su cintura, me apretó otro poco más.
—Jungkook... ¿Qué s-sucedió? —Pregunté, con dificultad.
Él negó frenéticamente con la cabeza, mientras soltaba un jadeo, como tratando de no soltar lamentos.
—¡N-no te atrevas a s-soltarme! —Me suplicó y lo abracé casi con la misma fuerza que él. Quería saber qué había pasado, pero comprendí que primero tenía que dejar que se tranquilizara.
Esperé varios minutos a que dejará de sollozar para alejarlo de mí, aun así, él se aferró a mi cuerpo, rindiéndome, nos hice sentarnos en la orilla de la vereda y fue así como pude alejarlo para mirarlo a los ojos.
—¿Qué sucedió, por qu...? —No seguí diciendo nada cuando me entregó su celular, estaba dentro de Twitter, en una publicación. No era de cualquier persona, reconocí el nombre de usuario al instante.
Y lo que leí... lo que vi, no tuve que volver a tratar de preguntar por qué él estaba así, me dolió el alma por él. Lo miré y él también me miró, vi cómo sus ojos se llenaban de lágrimas que terminaron escurriendo por sus mejillas, pero no llegaron muy lejos ya que él mismo las borró con el dorso de su mano, de una manera brusca, como si detestara tenerlas ahí. Dejó aún más rojas sus mejillas...
Tomé sus manos antes de que volviera a hacer eso.
—No hagas eso.
—¡No se supone que yo deba ll...!
—Todos tienen derecho a llorar... —Lo detuve —Lo que ella te dijo, lo que ella dice, no tiene ni idea. No tiene derecho a decir que los hombres no deberían llorar, no los hace menos masculinos o débiles, es todo lo contrario, no cualquier hombre es capaz de ser sensible... —Busqué encontrarme con su mirada, pero él evitaba hacerlo —Tú, Jeon Jungkook, eres un chico asombroso y puedes llorar todo lo que quieras, eres un ser humano con emociones.
Él sorbió por su nariz y bajó la cabeza.
—Me siento de la mierda ahora mismo.
—Es una idiota. Muchas chicas prefieren a alguien que las mire justo como tú la mirabas a ella —Jungkook alzó la cabeza para conectar su mirada con la mía, le sonreí con cariño.
—Yo realmente la amaba, realmente lo hice, Anderson... —Murmuró, con la voz quebrada —Después de despertar cuando mi accidente pasó, esperé verla ahí, pero no estaba. Creo que desde ese momento supe que ambos sentimos cosas muy distintas por el otro... —Me dolía verlo tan afectado, volví a pensar que ella nunca debió aparecer en la vida de Jungkook porque solo había venido a herirlo profundo.
—Sé que lo hiciste.
—Quería hacerme creer que sí llegó amarme, a su manera, pero cuando leí esto... —Señaló su celular, aun se encontraba entre mis manos —A lo que me estuve aferrando... se fue a la mierda.
—No hay mucho que yo pueda decirte para hacerte sentir mejor, Jungkook —Le entregué su celular y miré sus ojos aun llorosos —Pero realmente lamento que hayas tenido que amar a alguien con el corazón tan podrido.
—Me siento herido por todas partes —Vi como su mandíbula se tensaba —Ella solo quería hacerme mierda, solo fui un maldito trofeo para ella, ¡que estúpido iluso fui! —Gruñó desde lo profundo de su pecho, fue como si se desgarrara la garganta, apretó los puños de sus manos y su respiración se volvió rápida, rabiosa —¡Me odio tanto por haberle creído! ¡ahora me siento... me siento tan insuficiente! ¡que puto asco!
Unas nuevas lagrimas gruesas se deslizaron por sus mejillas mientras recargaba su frente en la palma de su mano.
—Cada cosa que hago, cada cosa que pienso y que a ella no le gustaba... la siento en mi cabeza, diciéndome cuan estúpido le parezco, lo inmaduro que soy. Joder Anderson, ni siquiera puedo tomar un jodido videojuego sin sentir remordimiento —Su voz comenzó a escucharse ansiosa, nerviosa, hasta asustado.
—Jungkook, mírame. Mírame... —Sus ojos oscuros estaban brillosos y asustados, como un tierno cervatillo asustado —Nunca serás un estúpido por ser quién eres, si hacías cosas de niño... ¿Qué tiene eso de malo? Eres un adolescente y tienes derecho a actuar como tal. ¿Cómo se atreve ella a decirte que actuaras como alguien mayor cuando ella ni siquiera es una adulta? —Mis manos temblaron, incluso sudaron antes de tomar su rostro entre mis manos para hacerlo mirarme a la cara, no estaba haciéndolo, y necesitaba que lo hiciera cuando le dijera lo que estaba por afirmar —Eres un chico increíble y si ella no logró ver eso, si ella solo logró ver a alguien estúpido, entonces es una idiota porque se perdió de tanto, no te merece, ni merece el amor que le tuviste y le tienes, no merece tus lágrimas, ni tu dolor. Te prometo que va a arrepentirse de lo que te hizo y cuando se dé cuenta, tú ya te habrás dado cuenta que lo poco que ella era, nunca fue suficiente para el amor que le diste.
Aprecié sus ojos cuando se movieron, mirando alternativamente los míos para después dejar de hacerlo para centrarse en cualquier otro lado de mi rostro, pero jamás se alejó ni intentó quitar mis manos de su cara. Entonces me di cuenta que esto era lo más cerca que había estado de él, tan cerca que podía notar los detalles de su piel, me di cuenta que había marcas de acné en su mandíbula, que tenía un lunar en la punta de la nariz y algunos en la mejilla y oreja.
—Me da terror que regrese y que yo vuelva a caer. Me sentía tan débil con ella que siento que podría tenerme como su idiota una vez más... —Su mirada volvió a subir hasta encontrarse con la mía que nunca dejó de apuntarlo a él —¿Y si vuelvo a caer, Anderson? Joder ¿y si vuelvo a caer como el idiota que soy? ¿Si yo...?
—No lo harás. Vas a fortalecerte, a tomar confianza de nuevo contigo mismo, vas a mejorar y no volverás a necesitar nada de ella. Y yo no voy a dejarla, no voy a dejarte caer, ¿entiendes? —Mordió su labio inferior y asintió. Me sorprendió cuando volvió a abrazarme, tratando de no llorar de nuevo, acaricié su espalda con una de mis manos —Y conmigo no tienes porqué tratar de ocultar tus sentimientos, puedes llorar, conmigo estas a salvo. Se quién quieras ser.
Pensé que estaría más tiempo, como antes, pero se separó bruscamente de mí, como sí recordara de pronto quien era yo. Me observó, con algo de vergüenza en la expresión.
—Malogré tu día con Celestine, ¿verdad?
—No te preocupes, ella se fue temprano porque tuvo algo que hacer —Le mentí un poco, me tomé el atrevimiento de limpiar con mi pulgar una lágrima que bajaba por una de sus mejillas. Lo sentí tensarse, parecía sorprendido —¿Me pasé?
—Solo fue raro.
—Perdón —Me puse de pie —¡Vamos, levántate!
Mi emoción pareció confundirlo, tomé su mano y lo jalé de un tirón hasta dejarlo de pie, claro que también fue porque él quiso ponerse de pie, porque yo no hubiera podido hacerlo yo misma.
Comencé a caminar de espaldas.
—¡Anda! ¡Sígueme!
—¿A dónde? si se puede saber—Trotó hasta llegar a mi lado.
—No lo se. Podemos pedirle a mi papá que nos deje en el Mall y ahí vemos que hacemos. Ya verás que las cosas que normalmente no se planean, a veces son las mejores... —Dije, orgullosamente.
—¿Leíste eso en algún libro? —Se burló.
—No... —Lo observé de reojo, con indignación —Fue en internet.
Lo escuché carcajearse.
Me alegraba que comenzara a bromear, eso me daba una esperanza de poder hacerlo sentir mejor, y olvidar por un segundo a esa persona que amaba y que tanto daño le había hecho ya.
★彡[ᴊᴜɴɢᴋᴏᴏᴋ.
Nunca había visto reír tanto a una persona. No de una manera tan... natural, tan... fresca. Me hacía preguntarme si yo también podría reír de esa manera.
Me sentía fuera de lugar y sumamente incómodo entre tanto videojuego y gente que reía alrededor de nosotros, me sentía señalado, como si en cualquier momento pudiera salir la jodida de Ji Eun a decirme lo malditamente inmaduro que estaba siendo. Casi podía sentir su profunda mirada sobre mí.
Después de que el señor Cedric nos dejara en el Mall de Gastonia, Anderson me había traído a una sala de videojuegos, era inmensa y llena de todo tipo de juegos, tuve miedo de entrar desde el inicio, pero tuve que entrar cuando su mano tomó la mía, fue tranquilizante, un tipo de tranquilidad que nunca había experimentado antes, de esa forma fue que ella logró que yo entrara al lugar.
La bicho jugaba en un juego en donde, con un martillo tenía que golpear a unos muy extraños animales que salían de unos hoyos, se reía como loca cuando lograba golpear a uno en la cabeza. Yo estaba a su lado, más tenso que un edificio, hacia demasiado tiempo que no venía a un lugar como este. No recordaba el olor a comida tirada en el suelo, el olor a palomitas, a niño sucio, a guardado y a diversión.
Miré de nuevo a mi compañera cuando dio un salto y comenzó a moverse como un gusano. Se me contagió la sonrisa que tenía pegada a la cara, volví a colocar mi expresión en neutralidad cuando se volteó a mirarme.
De la maquina comenzó a salir una tira de tickets color rosada, la tomó con emoción y me observó.
—Es tu turno, chico guapo... —Había comenzado a llamarme de esa manera desde hace media hora, me dio el martillo y la miré con una mueca —No me mires así, no viniste a mirarme jugar solo a mí.
—No quiero jugar —Le tendí el martillo, pero ella no lo tomó, al contrario, me puso frente al juego —Alyn...
—Sí sabes mi nombre, que sorpresa.
Ignoré lo que dijo y la contemplé por encima de mi hombro.
—No puedo...
—¿Pero por qué? Solo estamos tú y yo. Venimos a divertirnos un ratito, si te preocupa que esto sea solo para gente inmadura, entonces esos señores de allá deben serlo mucho... —Señaló disimuladamente a su costado y ambos miramos al lugar.
Una pareja de señores de tercera edad jugaba en un juego que tenía que ver con caballos de carrera, reían casi de la misma forma en la que reía Anderson minutos atrás. Volví a observarla, con una expresión de póker.
—Inténtalo. Te gustará, lo sé...
No quise discutir más con ella, simplemente la vi meter de nuevo la tarjeta que habíamos adquirido al llegar, el juego comenzó a hacer sonidos e inició, me quedé quieto, observando como aquellos animales sin vida salían de los hoyos, mostrándome esa sonrisa macabra y mal pintada, se escondían al instante.
Acerqué el martillo, un poco...
"Si fueras un hombre de verdad, actuarías como tal".
Casi pude oírla decirme eso al oído. El cuerpo me tembló de nuevo y di pasos hacia atrás, pero no pude ir muy lejos porque las manos de Anderson se posaron en mi cintura y me acercó de nuevo.
—No... —Antes de poder quejarme, ella colocó sus manos sobre las mías y así hizo que golpeara a uno de esos malditos animales, la maquina hizo sonidos extraños de nuevo y yo miré con sorpresa a Anderson.
—¡Le diste! —Bramó, feliz. Me dio empujoncitos en el brazo —¡Golpéalos, necesitamos de esos tickets!
Solo necesité ese empujoncito para hacerlo por mi cuenta, en algún momento dejé de sentir esa presión en la nuca y simplemente me dediqué a jugar, escuchando a mi compañera saltar y reír a mis costados.
—¡Y...! —Alargué el sonido de la palabra, mientras esperaba que saliera el último animal, y cuando lo hizo, lo golpeé y la maquina hizo sonidos aún más irritantes que antes, me devolví a Anderson, nos tomamos de las manos y comenzamos a saltar en círculos, como si fuéramos estúpidos, por esos segundos no me importó serlo. Se sintió bien ser estúpido.
—¡Mira todos esos tickets! —Dejó de brincar y señaló lo mencionado, salían y salían tickets —¡Lo hiciste increíble!
Le sonreí tanto que mis ojos desaparecieron, me sentí tan emocionado que sentí asco por un segundo.
Ella se agachó a recogerlos y me los tiró en la cara, salió corriendo en busca de otro juego, tuve que seguirla, sintiendo mis mejillas cansadas. La encontré más adelante, observando a unos niños jugar en un juego de pistolas, había una pantalla delante de ellos y en ella se mostraba una ciudad en ruinas, llena de zombies. Anderson miraba con atención los movimientos de los menores, incluso gritaba y saltaba cuando estaban a punto de morir, se me escapó una carcajada al verla así, nunca la había visto tan gritona.
—¡Tenías que dispararle antes! —Le dijo a uno de los niños que habían sido asesinados en el juego, el menor volteo a mirarla y me observó con reproche.
—Tu novia es muy gritona, me ha dejado sordo —Gimoteó.
—Suerte que no es mi novia. Intentaré controlarla... —Jugué.
Ambos niños salieron del juego y Anderson se acercó a mí, solo un poco, aun manteniendo una distancia prudente para ambos. Me miró con sus ojos grandes y oscuros, le lancé una mala mirada. Quería mirarla más mal aun, pero la mirada que me daba me provocaba un sentimiento que me obligaba a sentirme alerta, me ponía tenso.
—Jungkook —Canturreó —¿Quieres jugar este de aquí?
—No.
—¿Por qué, no te gustan de estos? —Su tono fue como si me estuviera diciendo que decir que no me gustaban no era malo y que no tenía que avergonzarme de eso.
—No es eso. No quiero morir por tu culpa...
—Te juro que daré todo de mí para que no muramos —Se hizo a un lado y señaló los asientos frente a la pantalla. Rodé los ojos y me metí a donde antes estaban los niños, Anderson se sentó a mi lado y metió la tarjeta en la rendija de la máquina.
La pantalla mostraba una ciudad en ruinas, nuestros avatares iban dentro de una camioneta, nos tomaron de sorpresa cuando los muertos vivientes comenzaron a salir de los costados del camino, mis manos, que se encontraban sobre la pistola que había debajo de la pantalla, presionaron los botones para comenzar a disparar en el juego. Escuchaba a Anderson soltar ruiditos de emoción.
Los avatares bajaron de la camioneta y comenzaron a correr, no podíamos dejar de disparar. Los zombies venían detrás de nuestros traseros.
Era un buen momento, tenía ya un tiempo que no sentía la emoción de jugar un videojuego de esta forma, de sentirme normal, de sentirme relajado haciendo algo tan común como jugar sin sentir que el mundo podría venírseme encima. De más niño nunca fui adicto a los videojuegos, era más de la clase de niños que prefería salir a jugar afuera o tener entre las manos pinceles o libretas de dibujos, en mi familia era común dibujar, teníamos esa facilidad para recrear en papel cosas que veíamos, teníamos cierto rasgo artístico en la sangre, pero jugar en aparatos como estos era un placer distinto para un chico, no esencial, pero algo que te tenía en balance. Dejé de hacerlo después de comenzar a salir con Ji Eun, ese placer se convirtió en algo que me hacía sentir incómodo con quien era. Me jodio y, sé que me costará parte de la vida volver a tener ese balance porque, mientras disparo, mientras estoy sentado aquí, puedo escucharla susurrarme en la nuca que las manos se me caerán por estar haciendo esto, que nunca podré ser suficiente.
—Demonios, eres muy bueno —La escuché decir y provocó que la mirara al instante, y debí quedarme mucho tiempo con la mirada fuera de la pantalla porque pronto estuvo diciendo que me habían matado —¡No puede ser...!
Ella no se había dado cuenta que la miraba.
Aun no podía entender qué hacía con ella aquí, por qué estaba aquí. Cómo era ella capaz de sentarse a mi costado y reír como si yo nunca hubiera intentado borrar esa sonrisa... ¿Su corazón era demasiado grande y bueno, o a desgracia de ella, era muy ingenuo? Cualquiera que fuera, me hacía sentir enfermo, me hacía sentir que debía huir porque no merecía tenerlo de mi lado. ¿Qué era lo que buscaba antes, esto, esto buscaba de ella? ¿esta clase de trato? ¿Qué quería de ella? ¿era posible que aún lo buscara? No tenía idea, y tampoco quería saberlo. No interesaba porque al final de todo siempre habría ese algo que impediría que todo esto fuera normal. Aun así...
—Gracias... —Murmuré, cohibido.
—¿Por qué? —Preguntó, sin dejar de ver la pantalla.
—Porque no termino de entender cómo soportas estar cerca mío y aun así ser la única persona en decirme que debo ser yo mismo, porque no quieres que cambie... —Susurré y fue cuando ella me miró, sorprendida. En la pantalla apareció un Game Over, pero ninguno reaccionó a eso.
Sus orbes se estancaron en los míos, mantenía sus cejas alzadas y los labios levemente abiertos.
Tuve que sonreír.
—Gracias, por eso... —Llevé una de mis manos a sus cabellos para desordenarlo, la vi parpadear dos veces —Y te han matado —Ya no pude contener la carcajada que salió de mí cuando ella miró la pantalla y solo puso una expresión de desconcierto.
¿Era posible que para arreglar mi error más grande tenía que arreglar primero el más pequeño?
De nuevo yo.
Pues nada. ¿Piensan ustedes que hay mucho avance acá? no recuerdo bien, pero creo que este capítulo es en donde más se tocan entre ellos... por ahora, pero sí.
¡Alyn le sostuvo la cara, gente, se la sostuvo! ¡y el tipo se dejo hacer! JAJAJJAJAJ LOAMO
¿Qué piensan de la reacción de Kook ante la publicación de la innombrable? ¿De Alyn corriendo hasta la casa de él? ¿del "te necesito..."? no manches, volver a escribirlo me hace sentir escalofríos JAJJAJAJJA
Nuestra Alyn dejo ir la timidez y se puso al tiro en la sala de videojuegos, lo domo por un segundo ¿o lo domo para siempre, que dicen?
Pues nada, díganme sus partes favoritas, sus frases favoritas, cualquier cosa que hayan notado en este capítulo, ya saben que amo los comentarios.
Como siempre, muchas gracias por leer, lo agradezco mucho. Nos leemos pronto.
(Si ven algún error, no duden en decirme para que yo pueda darme cuenta y corregirlo)
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