Capítulo 12
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꧁༒☬𝓗𝓪𝓬𝓮 𝓭𝓸𝓼 𝓪ñ𝓸𝓼☬༒꧂
—¡Apúrate Alyn, el autobús esta por irse! —Replicó Cele, desde lejos.
Yo devolví mi mirada al otro autobús que se encontraba a unos metros del nuestro, buscando encontrarme con aquella anatomía ya conocida para mí. No lo había visto desde la otra semana pasada, no tenía idea si iba a venir.
Por primera vez, la escuela había programado un viaje a un pequeño bosque, nos quedaríamos solo una noche ahí, era como un campamento y haríamos diferentes actividades.
Ya me estaba dando por vencida de verlo ir, cuando lo vi guardar su pequeña mochila y después subir al autobús. Ya más emocionada y tranquila, me dispuse a correr hacia mi mejor amiga y subir junto a ella a nuestro transporte.
—Tú y tu obsesión por ese imbécil —Me susurró entre dientes mi amiga.
—¡Cállate! —Repliqué. Nos sentamos en nuestros sitios y el autobús inició el viaje.
El viaje en carretera fue tranquilo, Celestine se quedó dormida al instante de comenzar a avanzar. No demoramos más de media hora en llegar, el lugar a donde íbamos no quedaba tan lejos.
Había puro pino y arboles a nuestro alrededor, nos explicaron en qué casas de acampar nos quedaríamos cada uno. Claro que tuvimos que apoyar un poco para armar otras casas de acampar.
—Al final si pudieron armarla —La maestra colocó una mano sobre mi espalda y apreció la casa que acabábamos de terminar.
—Jamás pensé que pudiera ser tan complicado, pero aquí esta... —Con mis dos manos señalé la casa de acampar —De pie y lista para resguardarnos de la noche y los insectos...
—Es que Alyn es muy inteligente —Me avergoncé cuando Cele alzó la voz para decir eso.
—Miss... —Casi me ahogo con mi propia saliva al escuchar a ese hermoso ángel acercarse a nosotras —Dijo que iba a decirme donde armar mi casa de acampar.
—¡Oh, Jungkook! Lo había olvidado. Ahora te asigno tu lugar —Él asintió con la cabeza y siguió a la adulta.
Normalmente nunca me prestaba mucha atención, yo a veces olvidaba que en su mundo no era más que un fantasma más, aunque cada tanto, deseaba que me mirara, aunque sea por casualidad, aunque sea por lástima, pero con normalidad, nunca sucedía.
Con los brazos en jarra, miré nuestra casa de acampar con orgullo.
—¿Te enorgulleces por cosas tan pequeñas? —Como dije, normalmente no me hablaba, al menos no cuando había más personas a nuestro alrededor.
Lo miré, sintiéndome encoger en mi lugar debido a su altura y a su expresión que podría significar peligro para mí.
—A-ah, para mí es suficiente —Balbucee con él, mirándome con un brillo de burla en sus ojos oscuros.
Aun con esa sonrisa pegada en el rostro, negó con la cabeza, se acercó un poco más a mí, yo por instinto me encogí aún más cuando acercó su mano a mi cabello para tomar un mechón de él. Lo escurrió entre sus dedos hasta las puntas y después se alejó, moviendo las caderas como si fuera un modelo profesional.
Celestine y yo dejamos nuestras cobijas acomodadas dentro de nuestra casa, después nos dirigimos a la fogata que habían hecho horas antes. Eran las nueve de la noche cuando estuvimos todos reunidos alrededor del fuego, estábamos sentados en grandes troncos, un chico tenía entre sus manos una guitarra...
—¿Estas bien? Estas tensa —Cele acarició mis brazos, como si quisiera relajarme.
—Estoy bien, es solo que me siento un poco incómoda... —Me encogí de hombros mientras miraba a todos.
Estaba todo oscuro y solo éramos alumbrados por las pequeñas lámparas que estaban colgadas en los árboles y pinos, claro que también éramos alumbrados por el fuego de la fogata, dándonos tonalidades de naranja, amarillo y rojo. Pequeñas cositas volaban por encima del fuego y se perdían en el aire... Se veía precioso.
Dejé de ver esas partículas y regresé la vista al otro lado de la fogata, me topé con una sonrisa de conejo, esa sonrisa que me tenía como tonta desde yacía un tiempo, sus ojos oscuros y grandes tenían ese reflejo naranja que provocaba el fuego, podía verse tenebroso, pero tan hermoso al mismo tiempo. Me quedé atontada al instante mientras su sonrisa se hacía más grande.
—¿Alguien que desee cantar una canción? —El chico de la guitarra hizo que dejara de mirar a Jungkook.
—¡De Taylor Swift! —Una chica alzó la mano, mientras expresaba con euforia.
—¿Cuál canción, señorita?
—¿Conoce la de Enchanted?
—Okay... ¿se saben esa? —El chico observó a todos, buscando respuesta en los rostros de los presentes. La mayoría dijo que sí, yo me sorprendí cuando el asiático fue uno de esos que afirmó saberse la canción —Entonces hagámoslo...
No recordaba haber escuchado a alguien tocar una guitarra en persona, por eso cuando el chico se acomodó para sostener mejor su instrumento y cuando comenzó, fue lo más bello que escuché en mucho tiempo.
Sus dedos se movían con fluidez absoluta sobre las cuerdas delgadas, él empezó a cantar la canción y de ahí todos le seguimos.
"Todo lo que puedo decir es que fue un placer conocerte
Tus ojos susurraron, ¿Nos conocemos?
Al otro lado de la habitación tu silueta comienza a abrirse camino a mí
Comienza la divertida conversación..."
Era uno de los momentos más mágicos que había vivido en toda mi vida. El aire con sabor a tranquilidad recorriéndome los pliegues de la ropa, el cabello y mi piel, el sonido de las ramas siendo consumidas por ese fuego arrasador en el centro del lugar, el sonido lejano de los insectos y el movimiento de las ramas de los pinos, todo uno. No pude evitar no dirigir mi mirada con el mayor encubrimiento al chico que se encontraba sentado del otro lado de la fogata, movía su cabeza al ritmo de la melodía de la guitarra mientras sus rosados labios se movían, vocalizando la letra de esa canción que tanto me hacía pensar en él.
"Esta noche es brillante, no la dejes pasar
Estoy atascada, sonrojándome todo el camino a casa
Estuve encantada de conocerte
La pregunta persistente me mantuvo despierta
A las dos de la mañana, ¿A quién amas?"
No pude evitar pensar que, así como la canción decía, esta noche era brillante y a pesar de que la dejaríamos pasar, esperaba llevarla conmigo por el resto de mis días. Verme ahí rodeada de toda esa gente que en ocasiones parecían odiarme, me sentí bien... agradecí estar ahí.
Esa noche fue inolvidable. Él estaba a unos pasos de mí, cantando entre la oscuridad anaranjada y me sentí verdaderamente encantada de poder compartir ese momento a su lado, a pesar de que no fue como siempre había esperado, no dejó de ser mágico.
"Por favor no te enamores de otra persona
Por favor, no tengas a nadie esperándote
Por favor no te enamores de otra persona
Por favor, no tengas a nadie esperándote"
Y fui tan ilusa como para dedicarle esas frases. Fui tan ingenua al pensar que podría entenderlo, había sido muy tarde porque él ya estaba enamorado de alguien y, aunque no fue mi culpa el no saberlo en ese momento, fue mi culpa haberme seguido hiriendo cuando lo supe.
No sabía que el amor podía doler tan fuerte.
Traté de esconder la lumbre que soltaban mis mejillas rojas al momento en que la canción culminó, escuché a todos aplaudir con emoción.
—Debes estar feliz, cantaron una de tus canciones favoritas —Celestine me empujó levemente con su cuerpo.
—Fue asombroso...
Cantaron más canciones, muchas de esas no las conocía, sin embargo, siguió siendo tan bello, supe que mi momento de retirarme había llegado cuando todos decidieron jugar al juego de la botella. Eso gritaba peligro, así que no lo pensé mucho para ponerme de pie, llamando la atención de mi mejor amiga.
—¿Te vas, quieres que vaya contigo?
—No, tranquila. Te veo mañana —Me despedí con un movimiento de mano y caminé a donde estaban nuestras casas.
Aunque la noche era lo suficientemente preciosa como para solo irme sin apreciarla un poco más, por eso me permití vagar un poco por los caminos que había cerca. Todo estaba tan silencioso, casi por completo de no ser por los cantos de los grillos, no tardé nada en llegar a una parte en donde no había árboles, solo había pasto, no había luces en esta parte, por eso todo estaba más oscuro. Al alzar la cabeza, me encontré todo un manto de estrellas sobre mí, jamás había observado tantas estrellas en un solo punto.
—Oh, ma. Es increíble... —Susurré, extasiada y llena de sentimiento.
Tuve que cerrar los ojos y disfrutar de esa increíble paz que me regalaba la naturaleza. Inhalando y llenando mis pulmones de ese aroma...
—Oh vaya, gracias por el cumplido... —Sentí que el alma se me iba del cuerpo, trastabillé, pero fui tomada del brazo por él —Lo siento.
Ni siquiera podía mirarlo a los ojos. Iba a irme, sin embargo, cuando intenté pasar por su costado, me tomó del codo.
—No te vayas, no voy a molestarte —Murmuró, y después llevó su mirada al cielo —Es impresionante, ¿cierto?
—Lo es... —No dije nada más.
Me parecía algo sumamente extraño estar en su compañía y quedarnos en silencio, no era algo que sucediera con normalidad, siempre había caos cuando estaba cerca, pero esta noche me había dado cuenta de que existía paz y tranquilidad cuando estábamos juntos en silencio, disfrutando y apreciando lo que la noche tenía para entregarnos.
Estuvimos varios minutos perdidos cada uno, en sus propios pensamientos, acompañándonos en penumbras, hasta que me di cuenta de que él había dejado de mirar las estrellas para mirarme a mí, cuando fui consciente de su atención, desvié la mirada al instante.
—¿Cuál es la razón por la que no quieres mirarme? Eso es grosero, soy mayor que tú... —Empezó diciendo, yo tragué grueso.
—No es cierto.
—¿Qué?
—Tenemos la m-misma edad —Expliqué, en voz baja.
Lo escuché soltar un bufido, me sorprendió cuando se colocó delante de mi persona, como si buscara conectar mis ojos con los suyos. Yo no pude evitarlo y miré a cualquier dirección, menos la suya. Eso pareció molestarle.
—Dios mío. ¿Podrías, por una vez, mirarme a los ojos? —Exigió, curveando su espalda para acercar su rostro, en un intento por encontrarse con mi mirada.
—C-creo que Celestine me está llamando... —Me di la vuelta.
—No, no lo está. Esa amiga tuya va a amanecer sin voz por andar cantando tan fuerte —Se burló, yo me di la vuelta para mirarlo con el ceño fruncido, lo vi sonreír cuando se dio cuenta de mi expresión.
Estuvimos así unos segundos, hasta que fui consciente como de la nada su sonrisa se desvanecía, fue como si de repente recordara algo que impidiera seguirlo dejando estar bien.
—¿Te encuentras bien? —Pareció sorprenderse de que le preguntara eso, quizás porque no esperaba que notara su cambio de humor.
—¿Qué tan buena eres para guardar secretos?
Me quedé callada, sin saber que responderle.
—Presiento que podrás mantenerlo —Dijo, cuando no le contesté. Se quedó viéndome unos segundos, cuando pensé que iba a decir algo, solo me dio la espalda y volvió a dedicar su atención en el cielo.
Juro que pensé irme, después de todo, no éramos tan cercanos como para que me contara ese secreto que parecía desear sacar de su cuerpo, parecía que necesitaba exteriorizarlo y que dejara tanto de ser secreto. Pensé irme, pero verlo de pie, ahí, en medio de esa oscuridad... no pude irme. Me coloqué a su costado, no sabiendo si era una buena idea...
Se tomó su tiempo para hablar.
—¿Alguna vez te has mudado? —Fue lo primero que dijo.
—No, nunca.
—Es difícil —Me dijo —Cuando llegas a otro país que por obvias razones no es el tuyo, es como ponerte de cabeza. Cuesta encajar, comprender y aceptar que te has mudado, que tu casa tardará en sentirse de esa forma, incluso tú tardarás en sentirte tú de nuevo... —Se dio tiempo a mirarme —¿Alguna vez te has sentido como mudarte?
Por primera vez dejé que nuestros ojos se encontraran, pensé que necesitaba de sinceridad, así que permití que intentara encontrarla en mis ojos.
—Eso creo. No me mudé de país, pero mi vida dio un giro que se sintió como mudar de realidad —Admití.
—¿Y... qué hiciste?
Me encogí de hombros.
—No estoy segura. Creo que... no tuve mucho tiempo para digerirlo, para aceptarlo. Aprendes a vivir, claro que no es fácil al principio, pero en algún momento todo cae en su lugar... —Inhalé —Si te sientes diferente, que no encajas... no puedes hacer mucho con eso, o cambias lo que eres y vives infeliz o aceptas que no eres igual y aprendes a quererte de ese modo. No hay demasiadas opciones.
Sus labios crearon una línea delgada cuando apretó sus belfos.
—¿Te sientes de ese modo? —Le pregunté.
—Sí...
—¿Por qué?
Negó con la cabeza y soltó un suspiro profundo mientras encogía sus hombros.
—Cuando llegué a Charlotte fue complicado para toda mi familia. Jamás me sentí más fuera de lugar que cuando entré a la escuela. En ocasiones es incómodo lucir distinto... —Frunció sus labios —No me gusta la forma de mis ojos.
Quise escupir y gritarle que estaba loco, que había perdido por completo la cabeza. Quise gritarle que sus ojos eran los más hermosos que había visto en toda mi vida, me sentí tan frustrada al escucharlo decir eso que tuve que forzarme a decirle, a intentar hacerle entender que se equivocaba.
—P-pues yo pienso que son l-lindos. No es algo que veamos todo el tiempo... —De acuerdo, eso había sido horrible.
Nadie volvió a hablar por unos largos minutos.
—Gracias.
—¿Hm? —Lo observé.
—Gracias, por escuchar, bicho... bicho raro —Suspiré por el apodo. Él se alejó, antes de irse se dio la vuelta para hablarme por última vez —Por cierto, no sabía que te gustaba Taylor Swift. Otra cosa que tenemos en común...
Y se fue, dejándome con la incertidumbre de saber en qué otras cosas nos parecíamos.
Me di cuenta, de pronto, que antes nunca habíamos hablado, que esa fue la primera vez que hablamos de algo que no fuera herirme. Lo comprendí un poco más, me hizo cuestionarme muchas cosas sobre él, y me pregunté cuál había sido realmente la opción que Jungkook eligió... ¿Había decidido cambiar y ser infeliz? ¿realmente lo había hecho o... tenía miedo de... que fuera así?
¿Podría aun cambiar de opinión?
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¿Alguna vez presenciaste una pelea? Yo casi nunca lo había hecho, en la escuela habían ocurrido varias, pero yo nunca estaba presente y cuando podía estarlo, normalmente evitaba presenciarlas, no era algo que me muriera por ver. Por eso no sabía si la ansiedad y la desesperación que sentía al ver a Jungkook pelearse con alguien era normal de sentir, o solo era porque estaba enamorada de él.
Estábamos afuera de la escuela, detrás de ella, había mucha gente aquí, alrededor de las dos personas que se peleaban como animales. Jungkook parecía estar hundiéndose en un hoyo que no sabía si podría salir después.
Había empujones, insultos, gritos y súplicas, nada parecía poder detener a los adolescentes que se enfrentaban en medio de toda esta gente. No sabía qué hacer, Jungkook una vez más estaba peleándose, nunca fue de peleas, siempre fue alguien tranquilo. Ahora estaba empujándose con otro chico, con las facciones tensas, los ojos cargados en fuego.
—¡¡Deténganse!! ¡¡Llamen a algún maestro!! —Alguien gritó. Yo solo podía mirar como la camisa del otro chico se manchaba de sangre y como varias partes del rostro de Jungkook se encontraban moradas y sangraban.
Era la primera vez que presenciaba una pelea así de fuerte, de haber sido otras personas, jamás hubiera pensado en meterme, pero se trataba de Jeon Jungkook, por eso no me sorprendió tanto el verme a mí misma acercarme con temor, tomar el cuello de la camisa del asiático y jalar de ello, haciendo que cayera sentado al suelo, de espaldas. El otro chico estaba a punto de volver a abalanzarse a Jungkook, pero cuando me vio en medio, se detuvo.
Jungkook alzó la cabeza para mirarme con rabia, cuando se dio cuenta que se trataba de mí, se guardó lo que sea que estaba por gruñir y dejó de mirarme.
Todos comenzaron a dispersarse con rapidez, sabían que en cualquier momento llegaría alguien de la escuela y todos estaríamos en graves problemas.
Le hice señas al chico para que se pusiera de pie.
—Apúrate y sígueme —Fue todo lo que pronuncié antes de ponerme en marcha, lo escuché quejarse después de escucharlo seguirme.
Había una llave de agua afuera de la escuela, me acerqué a ella y la abrí. Jungkook llegó a mi costado cuando yo estaba sacando una pequeña toalla que traía en mi mochila, cuando estuvo mojado el trapo, me di la vuelta para mirarlo. No necesité decirle nada para que se agachara a mi altura...
—¿Po...
—No hables —Y comencé a pasar la parte húmeda de la tela sobre su labio roto y cualquier parte donde hubiera heridas, lo vi sisear por el ardor, no le presté atención, no merecía que fuera delicada.
—Demonios, Anderson. Arde, con cuidado —Apartó mi mano un segundo.
—No es mi culpa... —Repliqué, soltándome de su agarre para volver a mi tarea.
No podíamos entrar a la escuela e ir a la enfermería, nos atraparían y no quería meterme más en problemas. Cuando ya había limpiado su rostro, me alejé de su cuerpo, fue cuando me di cuenta de lo cerca que había estado de él... el corazón me latió como enfermo.
—Tienes que ponerte hielo y alguna pomada, no puedo hacer más.
—Gracias —Mordió su labio inferior, como si estuviera buscando aun mantener su labio después de yo habérselo tallado hasta desgastarlo.
—¡Aquí estas, idiota del demonio! —Ambos saltamos en nuestros lugares cuando un amigo de Jeon apareció detrás de nosotros. Se veía enojado.
—Cállate, harás que nos escuchen. Idiota del demonio —Lo regañé mientras tomaba la mano de Jungkook y dejaba la toallita sobre su palma.
Ambos chicos me miraron sin decir nada.
El amigo del de cabellos negros se nos quedó mirando.
—Lo lamento, y gracias por sacar a este... ser vivo de ahí.
—De nada, me tengo que ir —Antes de irme, Jungkook volvió a llamarme.
—Gracias...
Y después fingí irme como si no hubiera sido gran cosa estar tan cerca de él.
Iba a desmayarme.
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Cuando era niña, debí tener diez años en ese entonces, en la casa de mi abuela materna encontré una caja con libros, con títulos de los más extraños, todos mencionaban la mente, el cerebro humano, recuerdo bien que uno de ellos decía; "Cada persona es un mundo" y realmente nunca pude comprenderlo del todo. Tardé demasiado en comprenderlo, al menos, en comprender la mitad de esa frase...
Quería descubrir cómo era el mundo de Jeon Jungkook.
Se estaba haciendo costumbre mirarlo caminar por ese pasillo tan transitado con la cabeza abajo, como si mirar sus zapatos fuera lo más interesante de las mañanas. A veces sentía esa necesidad de ir hasta él y caminar a su lado, demostrarle que no estaba solo en esto, hacer eso solo le provocaría más vergüenza, él no era ni sería capaz de dejar ese mundo por mí, ambos sabíamos que, si yo entraba a ese pasillo a su lado, no habría vuelta atrás y uno de los dos estaría entrando al mundo del otro, y no estábamos seguros de poder sobrellevarlo, él no podría sobrellevar el hecho de ser como yo...
Por esa razón ninguno nunca sería capaz de cruzar esa delgada línea. Jungkook moría por proteger su reputación y yo tenía que proteger mis sentimientos por él.
Lo veo mirarme desde donde está, pero me ignora. No me sorprende que lo haga, después de todo ahora mismo intenta volver a pertenecer ahí, en el lugar donde yo no correspondo.
—Te juro que no lo entiendo. Se supone que son amigos, pero no te saluda, no se acerca, él te ignora cuando están todos alrededor.
—Yo no pertenezco ahí, Cele. Él no tiene que dejar todo lo que tiene por una simple amistad... —Aseguré, sintiendo un sabor amargo golpearme la boca del estómago, quizás porque en el fondo de mí, sabía que lo que yo decía estaba mal.
—Eso no puede y no es amistad, Alyn. Lo sabes bien, joder... ¡el tipo se avergüenza de tener una supuesta amistad contigo! —Ella odiaba toda esta situación. Celestine supo, desde el primer momento que yo sufriría mucho por Jeon.
—Celestine... —Le advertí.
—Sabes muy bien que no me agrada para nada esto. Esto te está hiriendo, él prefiere estar con toda esa gentuza falsa, tú no tienes que rebajarte, no tienes que mendigar amistad o amor... joder, Alyn, nadie merece que alguien que se supone es tu amigo, se avergüence de serlo —Ella tenía razón, todo esto me lastimaba, todo el tiempo, intentaba fingir y decirme a mí misma que no era así, que yo lo entendía, que comprendía su temor. Pero dolía.
Media hora después, nos encontrábamos en la cafetería, esperando a Troy. Lo vimos a lo lejos, al vernos no dudo nada en acercarse a nuestra mesa.
—¿Hoy comes con tus amigos? —Le preguntó Cele después de dejar un beso en la mejilla rosada de su novio.
—Sí. Nos vemos en la salida, ¿está bien? —Troy me miró y acercó su mano a mi cabeza para alborotar mi cabello, después se pegó a su novia para robarle un beso —Cierto. Alyn, vi a tu novio muy callado.
—No es mi novio... —Sentencié, sintiendo como mis mejillas se ponían calientes.
—Como sea. Lo vi extraño... me lo encontré en los baños —No tuve nada para decir, él me sonrió y después se fue con sus amigos a comer.
Para mí no era secreto saber que le estaba costando tanto volver adaptarse a la manera en la que lucía ahora, veía lo mucho que le estaba costando acostumbrarse a las ojeadas y palabras de los demás sobre su persona. Me he sentido preocupada por él, ha estado en peleas, discusiones y pequeños altercados con varios chicos.
Jungkook estaba acostumbrado a los buenos tratos, a que todos tuvieran respeto por su persona, de alguna manera se la había ganado...
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A veces, los jueves por las mañanas, dejaban a la maestra de historia sacarnos unos minutos a las jardineras que estaban afuera de la escuela, la mayor siempre nos decía que era bueno estirarse un poco antes de empezar a aprender. Me gustaba esa técnica de la maestra, a veces pasábamos tantas horas sentados que, o el sueño comenzaba a matarnos o era el dolor de trasero con el que acabábamos. Claro que también me gustaba porque a veces pasábamos por algunas ventanas y Jungkook tenía clase en una de esas aulas.
El clima era un poco fresco, este año no hizo tanto frío, pero usar suéter era necesario aún. Pasamos por una de las ventanas que estaban abiertas y ahí estaba, no sé bien qué clase era, debía ser aburrida porque él lucía como si estuviera a punto de caer inconsciente sobre la mesa de su silla. Me fue imposible no inhalar aire, como si su perfume estuviera en el aire y pudiera atraparlo y guardarlo dentro de mis pulmones, conservar algo de él por siempre.
Iba a inhalar de nuevo, como alguien fuera de sus cabales, pero mi querida amiga me salvó de hacerlo cuando jaló mi brazo y me llevó lejos de la ventana.
—Pareces una drogadicta. Ya me gustaría que ese chico no existiera... —Balbuceó.
Por diminutos momentos yo deseaba lo mismo, no que desapareciera, solo que desapareciera de mi mundo, que un día yo despertara y mi corazón ya no latiera desbocado cada que Jungkook estaba cerca, un día despertar y ya no sentir nada por él, como si nunca hubiera sido importante.
Pero aquí estábamos, uno amando y el otro olvidando, sin remordimientos.
—Eso fue cruel —Me quejé.
No estuvimos mucho tiempo fuera de las aulas, pronto regresamos dentro de la escuela y trabajamos por horas hasta que la clase culminó.
Siempre fui una niña bastante insegura, me costaba acercarme a las personas y mucho más si eran personas que no conocía, así que era muy sencillo para Jeon Jungkook confundirme, en ocasiones tenía tanta impotencia que solo deseaba preguntarle, cara a cara, si pensaba que yo era poca cosa para que me tratara así. Era irónico porque cuando lo tenía cerca, la valentía que tenía en soledad desaparecía y me sentía pequeña, evitaba que mis ojos conocieran los suyos a profundidad, temiendo que pudiera darse cuenta de que tenía sentimientos por él.
Me sentía pequeña a su lado...
Durante la hora del almuerzo, comíamos alitas, no muy buenas, por cierto, fue que me di cuenta de que Troy no se nos había acercado en toda la mañana. Eso era raro, raro y malo.
—Oye, ¿Ha pasado algo? —Cuestioné, ya sin poder disimular mi curiosidad.
—¿Algo cómo qué? —Mi amiga solo miraba la pantalla de su celular.
—Bueno, Troy no se ha acercado en toda la mañana... ¿pelearon? —Cuando mencioné el nombre de su novio, me miró, me miró como si le hubiera dicho que el mundo se estaba acabando.
—Algo así.
—¿Por qué?
—El idiota cree que puede gustarme otro chico, ¿puedes creer eso? —Estaba sumamente indignada.
—Oh... ¿te g...?
—¡No Alyn, por dios! —Alzó la voz, estaba irritada —Por dios que no, no. Me llena de rabia que pueda pensar algo así cuando he estado enamorada de él desde el día en el que nos conocimos, el estúpido piensa que puedo llegar a amar a alguien más cuando me siento desfallecer cuando no estoy con él...
Constantemente pensé que la relación de mis amigos era sana, lo más sana que pudiera ser una relación de adolescentes. Había una confianza palpable entre ellos, siempre, nunca se molestaron entre ellos cuando salían con sus amigos o amigas. Se comprendían, se aceptaban y defendían todo el tiempo, cuidándose mutuamente. Era una relación envidiable, y me gustaba ver tan feliz a mi mejor amiga. Ella siempre mantenía ese brillo en la mirada cuando Troy estaba cerca.
Un amor envidiable.
Un amor que jamás tendré...
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Iniciábamos semana, se sentía raro no tener a Cele en la primera clase, estaba enferma, días anteriores había estado sintiéndose mal y hoy, finalmente había sucumbido a la enfermedad.
Revisaba algunas cosas en las distintas aplicaciones en mi celular, no había casi nadie en el pasillo así que no me preocupaba mucho.
—Genial, ahora estaré todo el día sola —Hablé conmigo misma, deslizaba el dedo sobre la pantalla, viendo distintas publicaciones en Instagram.
—Ahora hablas sola.
—Ah, solo eres tú —Suspiré con alivio cuando me di cuenta de que era Jungkook y no algún maestro de mal humor. O algún adolescente con ganas de querer molestar.
—¿Eso qué quiere decir? —Cuestionó, al parecer indignado.
—Creí que serías algún maestro. Peor aún, que fuera alguno de tus secuaces... —Y me di la vuelta para seguir viendo mi celular.
—No son mis secuaces... —Me hizo saber, ahora sonaba molesto.
—Alguien no despertó de buen humor —Lo miré. Él sonrió con sarcasmo —¿Qué haces aquí?
—¿No puedo estar aquí?
—No... —Me di la vuelta para mirarlo de frente —Lo digo porque ya no te habías acercado mucho estando en la escuela.
No dijo nada.
—Ah, es porque no hay nadie... —Agregué.
Su silencio continuó, volviéndose tenso con el pasar de los segundos. Tuve que mirarlo con una mueca de inconformidad.
—Habla. Esto se volverá más incómodo si no lo haces... —Él aclaró su garganta.
—¿Había alguna tarea para hoy?
—No lo creo... —Apagué mi celular y lo guardé, me dirigí al salón, pero antes de entrar, lo miré —Oye...
—¿Qué?
—¿Tú... te encuentras bien? —Traté de ser sutil, no quería incomodarlo.
—¿Por qué no lo estaría? —Frunció sus cejas.
—Troy mencionó el otra vez que no te vio muy bien.
—No creo que te interese... —Fue lo que dijo, después de abrir y cerrar la boca. Dejó de mirarme.
—Si me inter... —Me interrumpió.
—No, no estas entendiendo... —Su tono fue brusco, volvió a mirarme, con esa mirada oscura —No es algo que te incumba.
Rodé los ojos, dejé caer mis hombros mientras exhalaba, la respuesta era desalentadora.
Paciencia, Alyn...
—¿No se supone que somos amigos? —Alejó sus ojos de los míos, como pensando.
—Lo somos, pero eso no quiere decir que te tenga que decir todo... —Era cierto.
—De acuerdo. Es cosa tuya no mía.
—Por fin lo captas... —Mencionó, con una sonrisilla sarcástica.
—Eres bien idiota.
—¿Eso crees? —Alzó ambas de sus cejas.
—Sí —Tajé. Pasó su lengua por el interior de su labio inferior, sin dejar de mirarme —No sé cómo es que tus amigos te soportan, no sé cómo es que todos quieren estar a tu lado...
Como yo.
—A diferencia de ti, que nadie quiere estar contigo... —Contestó. Alcé ambas de mis cejas.
De acuerdo. Eso me había herido un poquito, eso me pasaba por provocarlo.
—¿Entonces por qué me pediste ser amigos si nadie quiere estar cerca mío? ¿Por qué me pediste ser tu amiga entonces? ¿Para burlarte más de mí? ¿Porque no conoces a nadie en nuestro salón? ¿Por qué no hay nadie más como tú, más que yo? ¿Crees que yo necesito de ti? Porque sí es así Jungkook, créeme, de entre los dos, tú eres el que más necesita de mí, si no fuera así, no tendrías por qué estar al lado de alguien con quien nadie quiere juntarse —Lo señalé con mi dedo índice —¿Sabes una cosa? Cuando llegaste a esta escuela, parecías ser más civilizado. Te veías distinto, distinto a quién eres, ¿o es que acaso cambiaste al recibir tanta atención? ¿se te subió a la cabezota, o qué pasó exactamente, eh?
—Ahg, suenas exactamente igual a ellos... ¡todos esperaban algo distinto de mí! —Gruñó entre dientes, mientras se acercaba más a mi persona.
—No, en eso te equivocas, yo nunca esperé algo de ti. Eres tú quien espera todo el tiempo algo distinto de ti mismo —También le gruñí, empujándolo lejos de mí —Dime, ¿para qué cambiar a alguien quien no eres?
—Cállate, no sabes de que hablas. —Replicó entre dientes, volvió a dar dos pasos cerca de mí.
—Tú tampoco sabías nada cuando hablabas de mí, aun así lo hiciste, por años —Él bufó, se alejó de mí, ahora era yo quien buscaba su mirada —No sabes nada de mí, aun así, seguiste hablando y hablando, provocaste que todos lo hicieran también y ni siquiera eres capaz de pedirme perdón por eso...
—¿¡Y por qué debería!? —Me gritó, en la cara, en todo el pasillo se escuchó su grito. Lo miré sorprendida —¿¡Ah!? ¿¡Por qué debería pedirte disculpas, a ti!? ¿¡aun sigues sin entender quién eres!? ¿¡No sabes a qué parte perteneces!? —Sus ojos estaban envueltos en pura furia, la vena de su cuello se saltaba al igual que una en su frente. Apretaba los puños de sus manos hasta que sus nudillos estuvieron blancos, su respiración era rápida y chocaba con mi cara. No sabía qué hacer en ese momento, nunca lo había visto tan enojado. Incluso pensé si sería capaz de golpearme.
Muchas veces me tocó verlo molesto, pero jamás tan molesto como ahora, por un microsegundo tuve miedo, pero después, supe que no sería capaz de golpearme, sin importar que tan enfadado estuviera, por eso me recompuse y dije algo que, ni en mil años hubiera pensado decirle.
—Supongo que al mismo lugar que tú —Él se sorprendió por lo que dije, su rostro se relajó al instante y dio un paso atrás, alejándose de mí, sin dejar de verme anonadado. Dejé de mirarlo para mirar el pasillo desolado...
Esta era otra discusión que teníamos entre nosotros, me era sorprendente cómo pasamos de no tener relación alguna a pelearnos, era sorprendente cómo las cosas podían cambiar tan rápido. Pero no me gustaba pelear con él, no me gustaba discutir y que dijéramos cosas hirientes al otro, pero tenía que defenderme, no podía dejar que siguiera maltratándome, mucho menos si éramos "amigos".
Lo escuché suspirar.
—Anderson yo... lo lamento —Revolvió su cabello y me miró a los ojos —Yo... no sé qué jodidos me pasa. Lo siento, yo... yo no puedo controlarlo. Lo siento.
Se veía consternado, dio pasos hacia atrás hasta que su espalda chocó bruscamente con la pared.
—Tienes que hablarlo con tu madre, Jungkook. No puedes seguir así —Él negó —¿Y entonces, seguirás peleándote con quien sea?
—¿Y qué es lo que quieres que le diga a mi madre, ah? ¿Qué su hijo no sabe que le pasa, que se siente furioso con cualquier cosa que le digan? ¿que no puedo dormir? —Eso sonó arisco.
—Necesitas hablar con alguien —Él frunció su ceño —Necesitas hablar con un profesional, sacar lo que sientes...
—¿Quieres que vaya con un loquero? —Se burló.
—Se llaman psicólogos y visitar uno no tiene nada que ver con estar loco.
El chico solo me contempló sin decir nada.
—¿Te preocupas por mí? —Volvió a mofarse, realizando esa sonrisa ladeada que dejaba a mi mente en otras realidades.
—Estoy hablando en serio, Jeon —Cerré los ojos un segundo, tratando de mantener la cordura.
—Está bien, lo hablaré con mi madre... —Cedió. Esperaba que en verdad lo hiciera.
—Bien.
—Bien —Repitió. Yo caminé a la clase, con él siguiéndome los pasos. No esperaba que dijera algo más, pero me sorprendió —Lo siento... —Murmuró, cerca de mi nuca antes de alejarse de mí para sentarse en su lugar.
Me gustaría saber si algún día podríamos hablar como aquella vez que acampamos, si algún día seríamos capaces de hablar en verdad.
Lo vi mirarme desde donde estaba y después volver a dirigir su atención a los chicos con quienes hablaba.
Me alegraba que al menos comenzara a tratar de generar amistad con los compañeros de nuestra clase.
Era un avance.
BUENAS, SOY YO, nuevamente.
¿Qué les pareció el capítulo de hoy? estos jóvenes ya van varias veces que tiene discusiones, me recuerda a un grupo de amigas que tenía en el pasado... JAJAJAJA
Estoy viendo un live de la salida de nuestra Luna, de nuestro Jin, así que no escribiré tanto.
No olviden comentar, enserio que me divierto mucho leyendo los comentarios y los leo toditos.
Ahora ando viendo a Jin despedirse de sus compañeros de servicio. Ahora si me voy, nos leemos muy pronto.
Gracias por leer y votar. Se les quiere.
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