Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

𝓣𝓾 𝓼𝓲 𝓼𝓪𝓫𝓮𝓼 𝓺𝓾𝓮𝓻𝓮𝓻𝓶𝓮















»»———— ⸙͎ ⸙͎ ⸙͎ ⸙͎ ————-«


























Tú sí sabes adorarme

Mi amor, no te vayas

Quédate por siempre, para siempre

Para siempre amarte.





Era extraño vivir en un país que transmite la sensación de estar de vacaciones todos los días. Brasil, Rio de Janeiro, el lugar en el que Edward Cullen ha decidido escapar de las manos de los Vulturis. Aquellos vampiros que jamás nos buscaran en un lugar tan soleado.

Rio de Janeiro es sinónimo de sol. Prácticamente es verano todo el año. No existen los cambios estacionales como en Chile. Es el paraíso, El jardín del Edén, el cielo, o el infierno para los vampiros, dependiendo de la perspectiva.

Decidimos vivir en Río por la comodidad que ofrece la casa del padre de Edward, en la isla que compró para Esme. Aún no puedo creer que estoy en una isla que lleva el nombre de mi suegra. Algo irreal y fantasioso, pero aun así espero que el gringo decida regalarme algo parecido. Vivir en una isla tiene sus ventajas y desventajas. Adoro despertar con el sonido del mar con los brazos fríos del gringo alrededor de mi cuerpo, entregando la frescura que necesito en este clima tropical. Pero el sol, el que es una delicia para mi, no lo era para el gringo.

Edward Cullen solamente sale de noche, al momento que el sol se esconde. Alrededor de las seis de la tarde, el vampiro seductor recorre por las noches a seducir a otras mujeres...

—Por Dios mujer, con esas historias que pasan por tu cabeza podrías escribir un libro —musito el vampiro seductor al escuchar mis pensamientos. Porque el vampiro no es solo un seductor innato, también era un copuchento, cahuinero, o mejor dicho internacionalmente le gusta entrometerse en los pensamiento de los demás—. Deberías escribir un libro.

—Para que no salga, ¿cierto? —pregunte ofendida por su comentario pero sin mover mis manos de mi vientre. Masajeando suavemente mi bulto de siete meses con crema especial para evitar las estrías.

—No es la salida lo que me molesta, es el acto de no acompañarte —murmura doblando la ropa del bebe. Contabilizando por décima cuarta vez.

—Décima quinta —corrige el gringo doblando otra ropa de nuestro hijo en la cama. Edward quería que todo estuviera preparado ante el nacimiento de Alex.

—Tiene la ropa suficiente gringo, Alice y Rosalie se han encargado de aquello —le aclaré recordando las llegas de encomienda a la ciudad. Una risa salió por mi boca al recordar mi impresión al ver la gran caja en el living.

—¿Por qué no estás nerviosa? —me pregunta el gringo dejando de contabilizar las prendas de ropa para conectar su mirada con la mía.

—¿Nerviosa de que? —pregunté sorprendida. Deje de masajear mi vientre para sentarme en la cama y observar con mayor atención el rostro del gringo.

—Del nacimiento, del parto, de ser padres...

—¿Tienes todas esas preocupaciones? —pregunte sorprendida ante la enumeración de preocupaciones.  El gringo asiente con su cabeza por mi pregunta—. Un paso a la vez gringo. El parto no es un miedo, si tu padre está a mi lado— le asegure—. Debería sucederte lo mismo. 

—Si algo sucede, no dudes que te...

—Lo sé. Hemos concretado el plan B ante una emergencia. —Quise levantarme y acercarme a su cuerpo pero el gran volumen de mi vientre impide mi rapidez. Edward actúa con rapidez al notar mi intención.

—Yo me acerco —apunta el gringo y en un parpadeo el cuerpo del gringo está al frente de mí, sentado entrelazando nuestras manos.    

—Lo haremos bien gringo, los dos juntos —añadí para tranquilizarlo—, estoy segura que lo haremos bien.

—No quiero equivocarme —murmura el gringo bajando su mirada a nuestras manos entrelazadas.     

—No lo harás —admití levantando su mandíbula con mi mano libre—, has leído muchos libros, estoy segura que han servido.

—Y artículos por internet —confiesa el gringo entregándome una media sonrisa.

—Estoy segura que la teoría te ayudará para la práctica —aseguré juntando nuestros rostros—, y será algo innato.

—No soy humano —murmura Edward con pesar—, mi instinto es matar...

—No hables de muerte, cuando estamos creando una vida —indique sus reiteradas palabras que quedaron grabadas en mi mente.     

—Todo cambiará, ¿cierto? —me pregunta el gringo en voz baja sin alejar su rostro. 

—Todo cambiara para bien —señale con optimismo—, como decía mi abuelita, un niño es un regalo de Dios.  

La sonrisa del gringo me transmite que sus preocupaciones y sus miedos desaparecen, al menos por una noche.








Corazón, tú sí sabes

Quererme como a mí me gusta.





—Tengo calor —murmuré moviendo mi cuerpo en la cama por la incomodidad de sentir transpiración entre mis senos. A pesar de que es de noche y el sol no está en su máxima expresión, el calor en Rio es insoportable.

—Ven...—señala el gringo corriendo su cuerpo para pegar mi espalda con su torso.

—No puedo dormir —indiqué agarrando la mano del gringo para colocarla en mis senos—. Tengo calor.

—Es normal —asegura Edward masajeando mi seno izquierdo con suavidad—, queda poco para el parto. Estas incomoda todo el tiempo por el vientre, el dolor de tus senos y este horrible calor que no logró sentir.

—Te estás aprovechando de mi dolencia —enfatice bajando mi mirada a la mano del gringo moviéndose con suavidad en mi seno.   

—Solo ayudó —aclara con tono de diversión en su voz sin dejar de mover su mano—, además te gusta. —Por supuesto que me gusta vampiro malévolo—. ¿Malévolo? ¿por qué? —masculla metiendo su mano helada debajo de mi pijama, logrando que mi cuerpo se estremeciera ante el cambio de temperatura.

No pude responder, porque su mano helada, gélida me enciende como si fuera fuego.  Su cuerpo frío provoca en mí algo que desconozco. Siento un amor inmenso al gringo, pero a la vez un fuego, una intensidad sexual tan inmensa que logra nublar los demás sentimientos.

—Oh gringo —gimo su sobrenombre al sentir como su mano baja para sacar mi short y dejarme desnuda de la cintura para abajo.

Las manos de Edward Cullen se mueven con maestría. Ya no es el niño de antes, el vampiro inocente que nunca había experimentado el sexo. Ahora es un adulto que conoce todas las facetas del sexo. La sensualidad, la intimidad, la conexión y el compañerismo en el acto. El gringo ha aprendido lo que me gusta y lo que no en el sexo, y no es por el acto de que sea un lector de mentes, es por el hecho de que es capaz de entender mi cuerpo. Porque para él, mi placer es más importante que el suyo.

Creo que no les podrías relatar cómo estos meses ha cambiado nuestra relación. La seguridad que siento al estar en los brazos del gringo. Se que nada malo sucederá, y se que su amor hacia a mi no se doblega.

Estoy caminando, flotando sobre la felicidad.

—Te amo...—susurra el gringo al momento que mi cuerpo explota al llegar al nirvana.

—Yo te amo mas...  





La llegada de algunos integrantes de la familia Cullen es recibida con entusiasmo por parte de nosotros. Ver el rostro de Carlisle me entrega una tranquilidad única, una tranquilidad que sentía cuando estaba con mi padre.

—¿Cómo se ha sentido? —me pregunta Carlisle al momento que el entusiasmo del reencuentro disminuyera.

—Bien —le conteste sentándome en el sillón ante el inminente dolor de espalda que se avecinaba si permanecía un segundo más en pie—, cansada por el bulto. Pero todo bien. La casa, la isla es un paraíso. Muchas gracias por permitir que me quedara aquí.

—Esta también es su casa —me asegura Carlisle—, eres parte de nuestra familia.

—Eres nuestra hija —señala Esme sentándose a mi lado para entregarme la sonrisa más cálida que he visto en mi vida.

—Y nuestra hermana —añade la rubia sentándose al otro lado de mi cuerpo—, y nuestro sobrino—. Finaliza Rosalie llevando sus manos a mi vientre.

—Tu ahijado —confesé corrigiendo sus palabras. Los ojos de Rosalie se abren por la sorpresa de mi confesión.  

—¿Seré su...madrina? —me pregunta incrédula. Observando mi rostro, el de su hermano.  

—Si —contesta Edward Cullen dando una amplia sonrisa.

—No existe otra madrina mejor para este niño —admití contagiándome con la sonrisa del gringo.  

—Seré la mejor madrina —aclara la rubia con la sonrisa más grande que le he visto durante el tiempo que la conozco—, muchas gracias. A ambos.





Por favor, no me dejes

Que soy valiente en corresponderte.





—Creo que va empezar —susurre incrédula ante el dolor de una punzada en mi vientre. Cinco cuerpos llegan a mi con rapidez. Rosalie, Emmet, Esme, Carlisle y Edward me rodean ante una inminente caída, pero mi cuerpo se queda congelado ante la idea del parto. 

—Katherine...—La voz del gringo llama mi atención. Su voz pasiva, suave y sensual provoca que levante mi mirada y conecte mis ojos con los dorados de los suyos—. Todo va a salir bien.

—¿Lo prometes?

—Lo prometo.

Las horas transcurrieron con lentitud. Las contracciones llegan y se van, dando entender que el proceso será lento, y tortuoso. La habitación que implementó Edward con Carlisle me da la seguridad que me falta para enfrentar al inminente salida de Álex de mi vientre

—No imaginé que sería tan doloroso —confesé al momento que una fuerte contracción había terminado.  

—Eres fuerte, puedes con esto y más —admite Rosalie limpiando mi sudoración de mi rostro suavemente con un paño.

—No podría tener más hijos —proclamé tratando de sonar divertida ante la dramática escena de un parto.

—Aunque quisieras —añade el gringo del mismo tono que el mío. Nuestras miradas se conectan en la gran habitación, y tan solo unos segundos existimos nosotros y el pequeño bebe que quería salir. Te amo—, Yo mas.

—Revisare —anuncia Carlisle sentándose al frente de la camilla abriendo mi piernas con suavidad y levantando la manta que tapaba mi parte baja. Respiro hondo al sentir como algo helado entra en mi cavidad y poso mi mirada al techo a esperar una respuesta positiva. Después de seis horas de contracciones, lo único que deseo es sacar a Alex de mi—. Es hora.

A pesar de que esperaba esa respuesta no puedo negar que el miedo incrementó a niveles extraordinarios. La bella Rosalie y Esme me preparan, me sacan la ropa con suavidad para colocarme una bata de clínica y además toman mi cabello para que este no molestara. Rosalie me entrega un tierno beso en la coronilla de mi cabeza para luego retirarse con Emmett.

—Lo harás bien preciosa —murmura Esme al momento que llega a mi lado para despedirse—, estaremos afuera—. Asiento con mi cabeza por sus palabras. Aunque prefería la presencia de Esme dentro de la habitación, logró entender que la gran cantidad de sangre que se pierde es demasiado para su naturaleza.

—Yo estaré aquí —promete el gringo al tomar mi mano y alejar esos pensamientos de mi cabeza. Y si es mucho...—. Estoy bien, ni la sangre es más importante que tu y nuestro hijo. Soy capaz.

—Katherine...—Carlisle dicta mi nombre con firmeza—, debemos comenzar.    

Y el parto comienza.

—¡Puja! ¡Puja! Vamos Katherine  —La voz del padre de Edward resuena fuerte en el quirófano que instaló Carlisle en la casa—. Vamos un poco más.

—Tú puedes preciosa —susurra el gringo en el oído. Quise apretar su mano al sentir el dolor traspasando mi cuerpo. A pesar de tener la epidural en mi cuerpo, el dolor es aún el sentimiento que me gobierna—. No lo hagas —murmura nuevamente para recordarme el daño que me podría provocar si apretaba su mano con dureza.

—Queda poco —me indica el doctor Cullen llamando mi atención. Levanto mi mirada para enfocarla en él. Su semblante me transmite paz, seguridad y bienestar. Sus ojos dorados se contactan con los míos por unos segundos—. El último esfuerzo y tendrás a tu niño en tus brazos—. Y aquel comentario es lo único que necesito para empujar con todas mis fuerzas sin importar el cansancio y el dolor.      

El llanto de mi hijo me indica que mi labor de parto ha acabado.

—Lo hiciste —me susurra el gringo al momento que sus manos sueltan las mías y se dirigen a Carlisle, quien sostenía a nuestro hijo. Observó a Edward acunando  a nuestro hijo, y limpiando con suavidad su rostro. El llanto de Alex cesa al momento que Edward lo sostiene.

La imagen de Edward sosteniendo por primera vez a nuestro hijo quedará grabada en mi mente por siempre. 

Nunca habíamos sido tan felices. El sonido de un celular interrumpe el momento.

—¿Alice?¿Qué sucede? —Logro escuchar la voz de Carlisle al momento que conecta su móvil. Edward no está atento a la voz de su padre, sus ojos no se alejan del cuerpo de nuestro—. ¿Qué? Ella está bien, el parto ha salido bien Alice.

—Gringo...—Mi llamado provoca que los ojos de Edward se despeguen de Alex para enfocarse en mí, sin perder su bella sonrisa—, no me siento bien...

Y luego todo se volvió negro.








Ya no me importa lo que piensan los demás

Aquí me quedo para ser testigo siempre de la vida

Aquí por siempre, para siempre

Para siempre amarnos.











---------------------------------------


Hola a todos!! He vuelto de un largo mes, de casamiento , luna miel y descanso. ☺️🇧🇷

Pero ahora he vuelto! Y volveré actualizar con la misma frecuencia que antes.

Muchas gracias por todos sus votos, jamás imagine que esta historia tuviera tanas visualizaciones. ❤️❤️❤️❤️

No diré nada del capitulo, se los dejo a la imaginación 🙊🙊

Confesare que queda poco capítulos de esta historia 🥺

Besos y saludos a todos los que leen
❤️🧡













Canción: Tú Sí Sabes Quererme - Natalia Lafourcade

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro