𝓓í𝓰𝓪𝓵𝓮
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No ha podido olvidar mi corazón
Aquellos ojos tristes
Soñadores que yo amé.
Edward Cullen rondaba la casa de Bella Swan ante el peligro de Victoria. Era consciente del ejército que estaba creando la vampiresa, gracias al don de Alice. Y era consciente que aquello retrasaba su viaje a Chile. El gringo no creía en Dios después de todos estos años, pero empezó a rezar que su mujer no cayera en los brazos de aquel pervertido humano. El que solo deseaba tenerla en la cama.
Cada día que pasaba le daba la oportunidad al humano para acercarse a Katherine.
Su turno de cuidar a Bella se terminó al momento que Jacob Black se acercaba en su forma lobuna a la casa de su ex novia. Edward esperaba sentir algo de celos al leer la mente de aquel joven, pero nada sintió en su interior. No sentía nada por Bella, nada pasional, ni nada amoroso. Katherine le había cambiado los sentimientos, le había cambiado el mundo y la existencia.
A medida que aumentaba su velocidad para llegar a casa, la voz de una mujer que anhelaba llegó a su oído.
—Para ustedes es como una renovación de votos —Escucho la voz de Katherine, y luego la risa de su hermana. Y aumentó su velocidad —. Me alegro mucho escuchar aquello.
—¿Tú como estas? —Le pregunto su hermana a Katherine
—Bien, mejor ahora. —Qué extraño era volver a escucharla. Y qué ganas de volver a besarla eran los pensamientos de Edward Cullen—. Quiero escuchar que Edward haya cambiado de decisión...—Si el corazón del gringo estuviera vivo, estaría latiendo con rapidez al escuchar su nombre en la boca de Katherine.
—Lo hizo, está vivo —interrumpe su hermana para informarle de su estado.
—Me alegro, por él, por tus padres. —Edward fue capaz de sonreír al escuchar la sinceridad y la dulzura de la voz de la mujer, pero su sonrisa se apagó cuando Rosalie le entregó la otra información,
—Bella también está viva, fue una confusión. —Al llegar Edward a la habitación de Rosalie sin permiso pidiendo con muecas que su hermana le pasara el celular—. Él quiere hablar contigo.
—Oh, ¿está ahí? —Edward identificó la voz de sorpresa de Katherine.
—Si, estamos en Forks solucionando un problema. —Edward empezó a exagerar sus muecas. Le urgía hablar con ella—. De verdad quiere hablar contigo...—Edward no espero la respuesta de Katherine. Se acercó a su hermana para quitarle el celular con agresividad.
—Katherine. —Edward dicto el nombre de su mujer de la forma que a ella le gustaba. Consistente del efecto que causaba en ella—. Necesito hablar contigo... —Y la llamada se cortó. Edward volvió a llamar pero el celular estaba apagado.
—Tonto, no quiere hablar contigo —le reprendió Rosalie quietando el celular de las manos con agresividad—. ¿Qué esperabas? ¿Qué te susurrara palabras de amor? Le rompiste el corazón vampiro estúpido.
—!Rosalie! —La regañó Esme del piso de abajo. Odiaba la forma como sus hijos se trataban.
—Ay madre, se lo merece —apuntó la rubia saliendo de su habitación para llegar al salón—. El idiota cree que Katherine es Bella. Espero que ella encuentre el amor, y haga la familia que no puede hacer contigo.
Eso fue un golpe bajo. Lo supo al instante Rosalie al escuchar el silencio de su casa y la ida de su hermano por la ventana.
—Hija debes controlar tus palabras —le indico Carlisle suspirando con cansancio. Rosalie y Edward cada vez se llevaban peor.
—Eso no estuvo bien mi amor —le reprendió Emmett desde el sillón sin quitar la mirada de la televisión.
—Iré a hablar con él —anunció Alice con paso rápido alejándose por primera vez después de semanas de Jasper Hale.
Y ahora sé que es ella
Todo lo que yo buscaba.
Alice Cullen observaba el rostro de su hermano en el prado que llevó a Bella por primera vez. El prado que vio a Bella por primera vez junto a su hermano, pero esta vez su hermano estaba solo, con la mirada perdida y el rostro triste. No era necesario ser lector de mentes para saber que las palabras de Rosalie le había dolido.
—La deja por la culpa que sentía por la muerte de Bella, y porque realmente deseaba que tuviera una vida normal —añadió su hermano al momento que ella se sentaba a su lado—. En ningún momento deseo esta vida, y era feliz con ella. Con su cuerpo, con su mente y con sus deseos —confesó Edward a su hermana menor—. Era feliz en esa vida, podría imaginarme con ella hasta que envejeciera y muriera en mis brazos. Pero se que ella quiere ser madre. Lo desea al igual que Esme y Rosalie, ¿Quién era yo para quitarle aquel sueño?
—Puede tener un hijo y aun así seguir contigo —manifestó la pequeña Alice en voz baja—. Existen varias formas y lo sabes.
—Pero el niño no tendría una vida normal —replicó con rapidez Edward Cullen. El cual se había colocado en todos los supuestos.
—¿Y qué harás? ¿No volverás a Chile?
—Lo haré, pero creo que Rosalie tiene razón —puntualizó el gringo girando su cabeza para enfocar la mirada en Alice—. Ella debe hacer su familia, y yo observare aquello.
—¿Vivirás en Chile para verla con el humano?¿Cómo crean su familia? —preguntó sorprendida Alice Cullen.
—Si —contestó Edward en un susurro—. Verla feliz, me hará feliz, aunque sea en los brazos de otro— Alice no supo qué responder, y no supo saber si su hermano era masoquista o valiente.
Y ahora estoy aquí
Buscándola de nuevo y ya no está
Se fue.
Edward Cullen había matado a Victoria y al ejército de los neófitos con la ayuda de su familia y de los lobos. Por fin el tema de la vampira pelirroja buscando venganza se ha acabado, pero el tema de los Volturis se presentó. Edward tuvo que esconder a Bella de los ojos de Jane. La presencia de la chica Swan debía mantenerse oculta.
Edward Cullen esperaba a Bella Swan afuera de su casa apoyado en la camioneta roja de ella. No podía golpear la puerta, porque Charlie lo odiaba y tenía razón. No podía leer la mente de Bella, pero sí la de Charlie. Y en ella la imagen de su hija con la mirada perdida, con pesadillas recurrentes se presenta con regularidad, observando con atención en cada paso que daba Bella Swan. Preocupado por su salud mental.
Jamás imaginó que Bella reaccionara de esa forma ante su partida.
—Edward —musito Bella Swan al llegar abajo donde estaba su ex prometido, mientras Charlie vigilaba por la ventana atento a cualquier movimiento.
—Hola Bella —saludó Edwadd dando una pequeña sonrisa logrando que el corazón de Bella Swan se acelera aumentando por un segundo la sed del vampiro.
Y ambos se quedaron en silencio. Edward dudó en proseguir con su discurso de despedida, y Bella quería que la mirada del vampiro se congelara en ella. Que el mundo se extinguiera alrededor y solo quedaran ellos. Lo amaba tanto que le dolía.
Edward dio el primer paso acercó su rostro al de Bella Swan para sentir su calidez una vez más. Le había ignorado todo estos meses para no crearle falsas esperanzas, y no aumentar las rencillas con el clan de los lobos. Al momento que sus labios tocarían al de Bella se detuvo y dirigió sus labios a la coronilla de la cabeza de la mujer. No deseaba besarla, al menos no a ella.
—Edward...¿Qué quieres de mí? —le pregunto Bella mostrando su decepción al no concluir el beso—. No eres claro...
—Te debo una disculpa —musito Edward incomodo—. No me di cuenta del desastre que dejaba a mis espaldas. Pensé que te dejaba a salvo. Totalmente a salvo. No tenía ni idea de que volvería Victoria —sus palabras eran sinceras. Edward se lamentaba de todo lo que había causado su partida—. Debo admitir que presté más atención a los pensamientos de James que a los de ella, y no descubrí que ella tenía una relación tan fuerte con él. Lamento que hayas tenido que pasar todo eso sola. Cuando supe que tuviste que poner tus manos en hombres lobos, en esas criaturas volubles...
—Para, para —le interrumpió Isabella Swan aumentando el volumen de su voz—. Nada de esto es tu culpa. No puedes permitir que la culpa gobierne tu vida. No tienes porqué asumir la responsabilidad de las cosas que han ocurrido aquí. Así que si tropiezo delante de un autobús o lo que sea que me ocurra la próxima vez, has de ser consciente que no es cosa tuya asumir la culpa. No tienes porque salir corriendo hacia Italia porque te sientes mal de no haberme salvado. Incluso si hubiera saltado de aquel acantilado para matarme, esa habría sido mi elección y desde luego, no tu responsabilidad.
—Lo de Victoria lo he causado yo. Es mi culpa, y nada lo que digas hará cambiar el sentimiento. —Debí llamarte...—un suspiro de frustración sale de la boca de Edward—. Pero estuve en Chile todo este tiempo. Olvidando y amándote en silencio.
—¿Qué? —El rostro de Bella era de sorpresa. Su boca se había abierto ligeramente al escuchar las palabras de Edward—. ¿De qué hablas? Mencionaste que me dejaste...
—Soy un buen mentiroso, Bella, tuve que serlo. —Isabella se congeló ante esa nueva información—. Me creíste con tanta facilidad en aquel entonces. Se que no me ibas a dejar que lo hiciera por las buenas. Yo no lo deseaba, creí que moriría si lo hacía, pero debí hacer una ruptura limpia. Mentí en el bosque, y lo siento mucho, muchísimo, porque te hice daño, y lo siento también porque fue un esfuerzo que no mereció la pena. Mentí para salvarte de mi mundo, pero no funcionó. Lo siento.
Bella Swan tardó pacientemente que Edward terminara para realizar el siguiente movimiento. La mujer se lanzó con rapidez a los labios del vampiro para besarlo con urgencia, y estrechar su cuerpo al de Edward. Pero el vampiro se separó al momento que la humana abrió su boca.
—No —bramó el vampiro firme agarrando con suavidad los hombros de Bella para separarla.
—Acabes de decir que me amas...
—Antes, ahora es distinto —masculló Edward limpiando su boca para sacar el sabor de Bella. Y disminuir su sed.
—¿Qué es distinto? —preguntó Bella confundida—. Acabas de decir...
—Sé lo que dije —interrumpió Edward dando un paso hacia atrás—. Pero aquel sentimiento está en el pasado.
—¿Ya no me amas? —Edward dudó en decir la verdad al ver el rostro de Bella.
—No de esa forma —aclaró el vampiro en voz suave.
—¿Qué? —El grito de Bella provoca que Charlie saliera de su casa—. !¿Qué?!
—¿Bella qué sucede? —le pregunta Charlie alzando la voz desde el marco de la puerta.
—Me rompes el corazón nuevamente, ¿es que quieres matarme? —bramo Isabella soltando lágrimas de sus ojos—. Vienes a disculparte de dejarme, de que mentías en el bosque, ¿pero ahora dices la verdad?
—Si, por favor tranquilízate —rogó Edward al leer la mente de Charlie. El papá de Bella sacaría su rifle—. Perdóname por mentirte, no hice las cosas bien.
—¡Por supuesto que no!
—Sé que no merezco tu perdón, pero quería intentarlo —expresó Edward alejándose un paso más hacia atrás—. Espero que me perdones algún día.
—No, no...no te vayas —suplicó Bella Swan al percatarse de las intención del vampiro.
—¿Bella? —gritó Charlie confundido.
—Papá estoy bien —gritó Swan para tranquilizar a su padre—. Solo entra a la casa—. Y Charlie obedeció para entrar a mirar nuevamente por la ventana—. No te vayas Edward, si buscas mi perdón por favor quédate.
—Bella...
—Por favor —rogó la humana aferrándose al abrigo que llevaba el vampiro—. No te vayas, quédate conmigo.
Y Edward Cullen dudó por un segundo. Dudo volver a Chile para amar en silencio a Katherine. Dudo sufrir al verla en los brazos de otro, y dudo de querer volver a verla sin poder besarla nuevamente. Pero esa duda desapareció al sentir los labios de Bella.
Edward no quería aquellos labios, ni aquella mujer que le rogaba que se quedara. Él quería a la mujer que no rogó por él, y que no esperaba su regreso. Su vida ya no estaba en Forks, estaba a kilómetros de esta fría y triste ciudad.
Aquel beso fue el acto que necesitaba para comprar los pasajes a Chile al día siguiente.
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!Hola a todos! 🧡Publicando a las una de la mañana aqui en Chile. Doble capitulo, para saber de la vida de ambos personajes principales. !Espero que les guste! Cada vez queda menos para el rencuentro. 😱
Besos y abrazos a tod@s. ❤️❤️
Canción: David Bisbal - Dígale
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