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𝓒𝓻𝓲𝓶𝓮𝓷


























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La espera me agotó

No sé nada de vos

Dejaste tanto en mí.








Tomás Hidalgo Muñoz esperaba sentado al frente de la pantalla del aeropuerto, esperando que el vuelo a Río de Janeiro embarcara en algún momento. Su pierna derecha se movía con rapidez, de arriba para abajo con rapidez, al igual que sus manos no dejan de moverse en una bolsa de papas Lays.

—¿Primer viaje al extranjero? —No fue la pregunta que le llamó la atención, fue la voz dulce y melodiosa que causa que el movimiento de su pierna se detuviera y girara su rostro en busca de su dueña—. Te ves nervioso —murmuró la mujer a su lado. Una bella mujer de ojos oscuros, con un cabello largo que caía como cascadas al lado de su rostro. Tomás tardó más de unos segundos en cerrar su boca y responder la pregunta de la mujer.  

—Si, mi primer viaje —contestó Tomás volviendo a mover su pierna. Aunque esta vez no sabía con seguridad cuál era la causa de su nerviosismo.

—¿Viajas por placer? —El cuerpo de Tomás se derritió al escuchar la palabra "placer" de la boca de la mujer.

—Si creo que sí —indicó el hombre frunciendo su ceño. Era un placer efectivamente conocer a su primer hijo, pero no lo era ver nuevamente a Edward Cullen.   

—¿Cuál es tu nombre?

—Tomás —se presentó el hombre dándole una pequeña sonrisa al notar el interés de la chica en él. Era como que una modelo de Victoria 's secret  se fijará en el hombre que limpiaba la pasarela—, ¿El tuyo?

—Isabella Swan —indicó la mujer de ojos chocolates con una amplia sonrisa en su rostro—, aunque prefiero que me digan Bella.

—Es un placer conocerte Bella. —Tomás extiende su mano para estrecharla con la mujer, la cual con duda acepto el movimiento—. Estás helada —bramó el hombre sorprendido ante el calor corporal o mejor dicho el nulo calor de ella. 

—El invierno de Chile es terrible —musitó la mujer tratando de sonar divertida.

—En Estados Unidos es peor —añadió Tomas confundido por las palabras de la mujer—, digo me imagino que eres americana.

—¿No hay muchas Isabella aquí?

—Isabella Si, Swan no —contestó con sinceridad el chileno—, además tienes una belleza americana. —Tomás giró su rostro al percatarse del silencio de Bella, la cual miraba las puntas de sus pies con atención, prácticamente inmóvil que el hombre dudo que estuviera respirando. 

¿Hablo o no? Se preguntaba Tomas observando de reojo la belleza de la mujer que estaba a su lado. Quizás el destino, Dios o quien sea le este enviando a Bella para olvidar a la madre de su hijo. La idea la desechó con rapidez, era imposible olvidar a Katherine, la exquisita mujer que se había convertido en madre por el. El, era el quien le hizo a ese bebe, aunque suene troglodita, o territorial. Edward Cullen no era el padre de esa criatura aunque actuara de que lo fuera.

—¿Quieres? —le ofreció Tomas extendiendo su paquete de papas Lays a Bella. 

—No. —Un rotundo "no". Tomás casi se da un golpe en la frente al percatarse con quien conversaba. Era una modelo, y las modelos no comen.  

—¿Cuánto tiempo estás en Chile? —le preguntó el Chileno incómodo ante el silencio que se estaba creando.  

—Unos cinco meses —contestó la chica girando su cabeza para conectar su mirada con el hombre. Tomás no pudo evitar pensar que era el tiempo que Katherine había marchado junto al gringo, dejando todo atrás. Su trabajo, sus amigos y a él. Cuando él pensaba que la relación no podía estar mejor, la presencia de Edward Cullen llegó a perturbar sus vidas.

—¿Te gustó?

—No. —Tomas se percató que su respuesta de la mujer era sincera, y de manera inmediata frunció su ceño—perdón, me gusto pero mi llegada y mi estadía era por otro motivo. No tuve tiempo de ser...turista.

—¿Durante cinco meses?

—Soy una chica ocupada —añadió la mujer de ojos oscuros regalando una bella sonrisa al hombre que estaba al frente. Porque la realidad era otra, el verano y el otoño de Chile le había entregado demasiados días soleados. Impidiendo su búsqueda. Aunque no encontró su objetivo, no podía negar que su búsqueda no fue en vano.

Tomas Hidalgo Muñoz se quejaba en voz alta de Edward Cullen.

Por Favor los pasajeros del vuelo 515 de Latam empezar a embarcar al destino Rio de Janeiro.   —La voz del parlante no era clara, pero la imagen que le entregaba la pantalla lo era. Tomás agarró su maleta entre sus manos con rapidez.

—Adiós Bella Swan —se despidió el chico con rapidez sin esperar una respuesta por parte de ella. Nada le importaba, ni la mujer más bella sentada a su lado le era más fundamental que la mujer que estaba a punto de tener a su hijo.

Su ex novia, la madre de su hijo, era la mujer que aún amaba. Y en este viaje la iba a recuperar, lo que costara.








Mi ego va a estallar

Ahí donde no estás

Oh, los celos otra vez.


Y por supuesto aquel viaje de cuatro horas le resulto al hombre una tortura.

Aunque el vuelo fue nocturno, sus ojos no se pudieron cerrar ante la ansiedad de ver aquella mujer. A su mujer.

La extrañaba de una manera que no creía posible. Era un dolor emocional y físico. Extrañaba absolutamente todo, desde sus ronquidos hasta la humedad de su intimidad. y sus gimiendo exigiendo aún más. La imagen de él con ella, fue invadida al momento que no era su imagen la que estaba en aquel recuerdo, era el del gringo. Y Tomas sintió como en su cuerpo le invadía un sentimiento negativo, un odio profundo y aterrador al novio de su ex novia. 

¿Qué tenía el gringo, que no tuviera el? Al parecer 20 centímetros más.





Cinco meses antes


—¿Me engañaste? —Le preguntó Tomás aun sin creer las palabras de Edward Cullen—, ¿Lo hiciste?

—Si —contestó Katherine bajando su mirada avergonzada por su actuar—, sucedió todo tan rápido... Edward llegó hace unas semanas...

—Llevas a mi hijo en tu vientre —indicó Tomás levantándose de la cama que habían compartido varios meses desde la partida del gringo—, ¿Me engañaste con mi hijo adentro?  —bramó Tomás con la ira saliendo de su boca.

—Tomás...—el susurro de miedo que salió de la boca de Katherine le obligó a bajar su ira—, sabías lo que el gringo significaba para mi.

—Lo sabía, era consciente de ese amor enfermizo y obsesivo que tienes, pero imagine que al estar embarazada...

—¿Creías que mis sentimientos cambiarían por tener un bebe adentro? —preguntó Katherine confundida moviendo su cuerpo el cual estaba apoyado en la pared de la habitación para encaminarse al padre de su hijo.  

—Fue un iluso imaginar que lo puta saldría de ti. —Tomás esperaba dañar a su novia. Dañar psicológicamente, de la misma forma que ella lo hizo con él.  Pero una risa por parte de Katherine lo confundió. Una risa estruendosa, y de aquella confusión paso al odio.

—Te burlas de mí —murmuró Tomás con sus dientes apretados tratando de que un grito no saliera por su boca.  

—No, lo siento, me causó gracia. —Trato de disculparse Katherine tratando de callar su risa, pero fue en vano. No sabía si era su nerviosismo, sus hormonas o el insulto de Tomás que le imposibilitaba callar su risa.  

—¡Cállate! —El grito de Tomás la callo a la perfección. Y su caminata a dirección de Katherine provocó que la risa se esfumara por completo. 

—No des ni un paso más. —La voz de Edward Cullen llegó al departamento de Katherine como el salvador de una terrible y dramática obra—. Te respeto como hombre, como el padre de ese niño, pero si llegas a tocarla te matare. Créeme no dudare en matarte, y me sentiré bien con aquello.

El cuerpo de Tomás se detuvo al instante. El cuerpo del gringo con sus voz, y aquellas palabras era para detener al mismo Thanos.

—Jamás le haría algo —puntualizó Tomás indignado ante la amenaza de Edward. El jamás tocaría a una mujer, menos a la madre de su hijo.

—No es el sentimiento que le estás entregando. —Y Tomás buscó con rapidez el rostro de Katherine para observar cómo las lágrimas caían por sus mejillas, y su cuerpo estaba estampado en la pared.

—Ven...—susurró el gringo para Katherine, la cual se movió como resorte para colocarse al lado de Edward—, está todo bien. No te preocupes. —Tomás observó como la mano del gringo se entrelaza con la de Katherine, reclamándola como suya.

—Una parte de ella siempre será mía —apuntó Tomás el vientre de Katherine con su dedo.

—Te equivocas, ella no es de nadie —añadió el gringo—, solo hizo una elección.  

Tomás observó como Katherine salió de su propio departamento al lado del gringo.

—¿Qué tiene él?  —Tomas jamás imaginó que aquella pregunta le  estaba entregando la venganza perfecta a Katherine.

—Veinticuatro centímetros de puro placer.  —Y se fue de allí sin mirarlo.








¿Qué otra cosa puedo hacer?

Si no olvido, moriré

Y otro crimen quedará

Otro crimen quedará

Sin resolver.





—¿Eres Tomás? —El dueño de aquella voz era un gigante, no tenía otra explicación el chileno ante el cuerpo de Emmett Cullen—, Soy Emmett Cullen, el hermano de Edward.   

—Un gusto. —Por supuesto que no era un gusto para Tomás pero debía ser educado, al menos por el bienestar de su hijo. Tomás extendió su mano para estrecharla con el hermano del gringo.

—Vamos —indicó Emmett aceptando aquel gesto con rapidez. Pero una rapidez humana, la cual era perceptible para Tomás el tacto frío del gigante.  

—Qué demonios, estamos a veinte grados...—susurro Tomás al momento que Emmett empezaba a caminar con su maleta por el aeropuerto. El chileno estaba confundido por el tacto helado del gigante.

—¿Ella está bien? —Se atrevió a alzar la voz Tomás en el jeep del gigante. Llevándolo por la ciudad de Río de Janeiro. La cual reinaba el silencio a las cuatro de la mañana.

—Está descansando. —Fue lo único que respondió Emmett, y fue lo único que preguntó Tomás durante el viaje. Ni siquiera alzó la voz cuando un bote lo esperaba en el muelle para seguir su trayecto.

Y lo único que salió de su boca fue un silbido de impresión al ver la casa donde vivía Katherine con su hijo.

Ni aunque trabajara toda su vida sería capaz de darle aquel bienestar que le daba el gringo. Al parecer veinte centímetros no era lo único que lo diferenciaba. Y la idea de que aquella familia pertenecía a una mafia apareció en su cabeza. Quizás Emmett Cullen no era su hermano, sino su guardaespaldas.

—Hola Tomás, soy Carlisle Cullen, el padre de Edward. —Un hombre rubio, de ojos dorados fue el primero en presentarse—, ella es mi esposa Esme, y mi otra hija Rosalie.

—Hola a todos —se presentó Tomas con incomodidad, algo en aquella familia le resultaba raro. A pesar de ser las cuatro de la mañana, los rostros de los presentes eran perfectos. Era como tener la portada de la revista Vogue en sus manos—, ¿Puedo verla? —pregunto dejando su maleta en el suelo del living.

—Podrás verla, pero estás durmiendo. —Que estúpido pensar que ella estaba despierta esperando su llegada—, tuvo una descompensación durante el parto. Está descansando —reveló Carlisle Cullen. ¿Parto?¿Parto en casa? varias preguntas se presentaron en su mente —Tuvo parto en casa, Soy doctor y la atendí —contestó el padre del gringo como si fuera capaz de leer su mente.    

—¿El bebe?

—El bebe está bien. —Y no fue Carlisle Cullen quien contestó, la voz de Rosalie sobresale llamando su atención. Y en ese momento Tomás se percató de la belleza del hermano del gringo. Una cabellera rubia caía por sus lados enmarcando su perfecto rostro. ¿Ella también trabajaría en Victoria's Secret como la chica del aeropuerto?

Y la dureza de un sonido sobresalta su cuerpo.

—Preparanse Bella Swan sabe donde estamos. —El cuerpo de Edward Cullen apareció con rapidez por la habitación, como un rayo. Como en esas películas de DC, donde Flash aparece en la pantalla. 

—Que demonios...—susurró Tomás incrédulo ante la imagen de Edward moviéndose con poderes. Y al momento que la familia del gringo se movió a la misma velocidad, la cabeza del chileno pierde la noción.

El cuerpo del padre del bebe cae al suelo sin que nada ni nadie lo detenga.

















¿Qué otra cosa puedo hacer?

Ahora sé lo que es perder.













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No empecé a escribir con la idea de apareciera la bella Swan, pero mis dedos se movieron por voluntad propia.

¿Team Bella o Team Katherine?

VA QUEDAR LA GRANDE EL SIGUIENTE CAPITULO.

REPITO VA QUEDAR LA CAGA (Para mis lectores chilenos)

Dato freak ; los 24 centímetros de placer existe en el hombre con el pene más grande del mundo, y el modelo está en el museo de Islandia. El museo del pene, pueden buscarlo en Google.
Su escritora es toda una erudita 🧐









!Gracias por todos sus votos y comentarios!








Canción: Gustavo Cerati - Crimen

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