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Capítulo 3

Uta estaba molida. Había tenido que trabajar la noche anterior dos horas extras para contentar a su jefe con su llegada tarde. A ver, el dinero le hacía falta para poder sostenerse, pero terminar tan tarde solo la había dejado con cuatro miserables horas de sueño, y cuando eres estudiante universitario, eso definitivamente es malísimo para tus resultados académicos.

Había pasado todo el día como zombie. En cima del sueño tenía el cansancio del trabajo y todo lo que pasó en vela estudiando para el exámen que había hecho hoy. A cada rato bostezaba y cabeseaba. En más de una ocasión cerró los ojos y los volvió a abrir al final de la clase. Lo peor era que hoy también debía ir al trabajo y cumplir, si bien no eran varias horas, sí que eran tres que le estaban pesando hasta en el alma. Necesitaba descansar un poco o el día siguiente sería un simple recuerdo.

Esa tarde ni siquiera vio a Jin. Se le hizo un poco raro que la albina no la persiguiera por los pasillos a la salida, pero en el fondo lo agradeció. Uta lamentaría mucho tener que rechazar otra de las ofertas de la joven. Le había agradado pasar tiempo con ella, su compañía era muy amena y eran bastante parecidas en cierto sentido; pero solo quería terminar su trabajo y dormir ocho grandes horas para volver a ser persona.

Se acomodó el bolso mientras caminaba al exterior. Vio un bulto de estudiantes aglomerados en la entrada, todos cuchucheando mientras miraban al otro lado de la calle. Por pura curiosidad miró en esa dirección, descubriendo al chico que había conocido el día anterior recostado a su moto bien parqueada, con un ramo de rosas blancas en la mano y una inmensa sonrisa.

Shinichiro logró divisar a la rubia entre la muchedumbre y le ensanchó la sonrisa. Agarró las flores con una mano y con la otra saludó a la chica.

Uta arqueó una ceja y le devolvió el saludo. Acto seguido continuó su camino, sobándose el cuello por lo adolorido que lo tenía.

El azabache negó con la cabeza bastante decepcionado. A la joven ni se le pasaba por la cabeza que aquella escena fuera para ella, y eso que había visto la forma en que la miraba. Afortunadamente ya estaba advertido de la falta de confianza en sí misma que tenía Uta por Jin, así que ignoró este hecho, sacó las llaves de su moto, las guardó en su bolsillo y comenzó a correr para cruzar la calle y alcanzarla.

—Oye, oye... —dijo, mientras se acomodaba frente a ella. Durante un segundo recuperó el aliento y luego prosiguió—. ¿A dónde vas?

—Bueno, tengo trabajo —contestó la de ojos verdes, todavía sin comprender la actitud del chico—. Esta vez no puedo llegar tarde.

—Vale, solo te robaré unos segundos —informó, elevando las comisuras de sus labios a su máximo explendor.

—Mira, no conozco a casi nadie de aquí, no puedo ayudarte a buscar a la chica o chico para el que sea esas flores —sinceró, en tono lento y pacífico. Tenía entendido que eso quería Shinichiro. Ella necesitaba agilizar aquello para poder llegar a tiempo al trabajo.

Otro día más haciendo horas extras y se suicidaba.

—Yo creo que sí puedes ayudarme —siseó el Sano, perdiéndose nuevamente en el rostro de aquella mujer. No había olvidado ninguna de sus facciones en toda la noche, la había estado imaginando a cada instante, pero ella era aún más hermosa de lo que recordaba. La miró con anhelo, con ilusión, como un niño hace cuando conoce a su primer amor.

Uta giró su rostro, un poco incómoda con el silencio que se había formado mientras aquel hombre la observaba. Se le hacía raro, porque generalmente solían examinarla de arriba hacia abajo, sin duda su mejor atributo eran sus curvas, pero Shinichiro parecía disfrutar mucho más perderse en sus ojos verdes como las esmeraldas y sus mechones dorados como el oro. Esa era otra razón por la que descartaba que él estuviera interesado en ella, aún si la miraba de esa forma en que nadie había hecho jamás.

La escena se vio interrumpida por las distintas exclamaciones y suposiciones de los universitarios a su espalda. Ambos voltearon a ver de qué se trataba aquel escándalo. Uta arrugó su frente y frunció el ceño por la reacción de sus compañeros, Shin decidió ignorarlos.

—Oye... —Tocó el hombro de la rubia y cuando ella volteó a verlo le extendió el ramo de rosas—. Son para tí.

—¡Oh! —gritó en voz baja la joven. Esbozó una sonrisa forzada y tomó con cuidado las flores. Al parecer sí eran las intenciones de ese chico coquetear con ella—. Gracias son muy hermosas.

<No lo digas. No lo digas. No lo digas. Por favor no lo digas> se repetía una y otra vez Uta en su interior, tratando de mantener su sonrisa, pero cada vez se desvanecía más, así que debía fingirla con más ahínco.

—Son rosas blancas, representan el amor más puro —explicó el azabache, guardando su manos en sus bolsillos—. Como el que siento por tí.

—Bien... —Uta tomó aire, con las mejillas ligeramente rojas. Tragó antes de continuar y se guardó un mechón de cabello detrás de la oreja. Estaba un poco avergonzada—. Recién acabamos de conocernos. No puedes estar enamorado de mí.

—Pero lo estoy —objetó el Sano, sin cambiar su semblante. Aunque era claro el rechazo de la rubia a la idea, él había decidido no rendirse, no con ella.

—Puede que sientas un anhelo pasajero, es normal, algunas personas lo llaman flechazo. Ya se te pasará con el tiempo—refutó Uta, tratando de sonar dulce. Estaba empezando a perder la paciencia y el tiempo que tenía era escaso.

—Puede que sea así. Pero eso no quita que quiera luchar por tí —siseó Shinichiro, empeñado.

—A ver... —La joven se llevó su dedo príncipe y anular al comienzo del tabique de la nariz, lugar que se masajeó lentamente—. Me pareces un chico muy lindo y por lo que veo dulce, pero actualmente no puedo darme el lujo de tener una relación. Tengo muchas cosas enredadas en mi vida. ¿Entiendes?

—Yo podría ayudarte a desenredarlas —confesó. Vislumbró como Uta iba a intentar tomar la palabra para seguramente decir algo negativo, así que la interrumpió tomando con una de sus manos la que la jovencita tenía libre—. Solo quiero una oportunidad para demostrarte que no soy igual que los demás. Porque en serio me gustas mucho y sé que lo sabes, se me nota bastante.

—Lo siento mucho. Tengo que irme —contestó la protagonista, encogida de hombros.

—¿Quieres al menos que te lleve?

—Primero me entierran viva antes de montarme en una máquina para matar como esa —negó la chica, mirando aterrada la moto de Shin.

El chico soltó una risita.

—No es broma. ¿Sabes las estadísticas de ese bicho? ¿La cantidad de personas que mueren al año por culpa de los bichos esos? Yo me niego a poner mi vida en riesgo de ese modo. No gracias, quiero vivir.

Shinichiro tuvo que reír por lo alto, sin poder contestarse. Uta se veía intelectual a primera vista, y cuando hablabas con ella descubrías que era una de esas ratas de biblioteca, increíblemente cuidadosa y temerosa.

Tan frágil, con un carácter tan fuerte.

—Prometo que te gustará —dejó escapar, en un último intento.

—Tal vez en otra vida —dijo sin dudar.

—Vale, si tú lo dices. No te voy a presionar, pero estoy seguro de que algún día te arrepentirás por no haberle dado la oportunidad a esa moto... —Apuntó el objeto con su mano libre, y luego la trasladó para apuntarse a sí mismo—. Y a este chico.

—Shinichiro... —murmuró ella, con una mirada apagada—. Sal de ahí, solo te harás daño.

Uta soltó la mano del aludido y comenzó a caminar dejándolo en el lugar. Luego se percató de algo importante y volteó a verlo. Le dolió un poco ver la cara de ilusión que puso el joven y luego como ese semblante se transformaba nuevamente en uno triste cuando ella le extendió las rosas. Una última vez se disculpó con la mirada y comenzó a correr lejos de ahí.

Ya lo suficientemente apartada de su pretendiente y cerca de su trabajo, la rubia intentó recuperar el aliento antes de entrar al local de comida rápida donde solía trabajar. No podía llegar sofocada. Mientras se cambiaba pensó nuevamente en Shinichiro y en lo dura que había sido con él.

No podía evitarlo aunque quisiera. Ella sabía que tal vez él fuera distinto, y que era muy injusto privarle de su oportunidad para demostrarlo cuando había dejado entrar a su vida a una inmensa cantidad de capullos. Pero no era su culpa no confiar en nadie. Tenía tanto miedo de dejar entrar a su mundo a una persona que pudiera dañarlo que lo había cerrado por completo.

Aunque estuviera rodeada de personas, Uta estaba sola.

Extrañaba poder confiar en la gente.

—Te dije que no sería fácil —dijo Jin, colocando una mano sobre el hombro de Shinichiro tras verlo parado en el mismo lugar durante tres minutos sosteniendo el ramo de flores—. Uta es maravillosa, pero viene con un pequeño problema que no podemos resolver nosotros. Depende de ella.

—¿Esa es tu forma de intentar consolarme? —cuestionó Shinichiro, volteándose a verla con una ligera sonrisa.

—¿No lo estoy haciendo bien? —preguntó la albina, alzando sus hombros, estirando sus manos y mordiéndose el labio inferior con una expresión de pena.

—Te va fatal, pero gracias por intentarlo —contestó el azabache.

Ambos echaron a reír. Shinichiro llevó una mano sobre el hombro de Jin y comenzaron a caminar juntos hacia la moto. Los murmullos solo iban en aumento al no comprender nada. Por un momento el chico parecía estar ligando con la rubia y luego llegaba la reina de la universidad y eran muy cercanos.

Jin se recogió el cabello en una coleta baja mientras Shinichiro se montana primero. Cuando el chico ya había arrancado la moto, fue su turno de tomar asiento, estando en su lugar se colocó el casco. Abrazó la cintura de su amigo y entonces él arrancó.

Jin se había propuesto ayudar a la pareja a formarse. Uta se merecía algo distinto, un verdadero hombre que la hiciera feliz, que le brindará comprensión y cariño. Shinichiro jamás había encontrado una emoción hasta que la conoció, así que era muy raro verlo con todo ese arcoiris de miradas en un solo instante.

Raro pero hermoso.

Comenzaba el plan "Make it true", o como Wakasa prefería llamarlo "Te estás metiendo en terreno pantanoso, Jin".

.

.

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Palabras del autor:

Ahora es que comienza esto.

¿Qué creen de la pobre Uta? :(

Shin todo hermoso y perfecto, te amo.

Jin es toda una Celeste (comentario para quienes leen Wabi Sabi) Su relación con Shin me recuerda mucho a la de Celeste y Mikey.

¿Tendremos momentos de Jin y Wakasa? Pregúntenle a 000sky-blue000

En fin. Perdón por la tardanza nuevamente pero esta vez si tengo justificación. No estaba de vaga, lo juro.

Si te está gustando la historia vota y comenta para que llegue a más personas ~(˘▽˘~)(~˘▽˘)~

Lean comiendo palomitas ( ̄ω ̄)🍿

~Sora.

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