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Capítulo 2

Shinichiro y Wakasa caminaban a la par por las calles de la ciudad mientras buscaban algún local que nunca hubieran visitado para tomar un café. Les gustaba probar cosas nuevas. Había sido un largo día para ambos, así que solo querían tomarse un descanso de la forma más relajante posible.

Para Shinichiro, Wakasa era alguna especie de mejor amigo. Solía contarle todo y, de todos los miembros de la pandilla, era con el que de lejos más prefería estar. El sentimiento era recíproco. Entre ambos existía una relación de respeto mutuo que, con el paso del tiempo, se fue transformando en amistad.

Imauchi guardó su teléfono en el bolsillo de su pantalón, luego de haber culminado la pequeña conversación que estaba manteniendo con su novia, en la cual habían quedado en mantener los planes de la noche. Por mientras, el azabache solo observaba.

—Jin te quiere mucho —soltó de la nada Shinichiro, ganándose la mirada de su amigo. Esbozó una sonrisa y detuvo su paso, a la espera de que el semáforo se pusiera en rojo para los coches. En la acera de al frente habían encontrado el local perfecto.

—Si, bueno... Yo a ella también —sinceró Wakasa, rascándose el cuello. Su historia con Jin era rarísima y ni en sus mejores sueños hubiera imaginado enamorarse de ella, pero al final la chica había sabido colarse en sus pensamientos.

—Atesóralo —dijo decaído el Sano, encogiéndose de hombros. Sacó de su bolsillo un cigarro y el encendedor, no le hizo falta mucho tiempo para prender la coletilla. Dio una calada de nicotina y miró nuevamente a su compañero—. Es muy raro encontrar eso.

—Shinichiro... —nombró Wakasa, de forma cansada. Empezaba a conocer como a la palma de su mano a ese hombre—. ¿Volviste a declararte?

—Hace dos días —confesó el aludido, soltando el humo hacia el cielo. Se dio un momento para analizar los colores naranjas que adornaban esa hermosa tarde—. Me rechazó. Dijo que nuestros mundos eran distintos.

—Que seguramente lo son... —comentó de forma corrida Wakasa.

—No entiendo a las mujeres.

—Pero te vuelven loco —añadió su amigo, vislumbrando cuando la luz del semáforo por fin cambiaba de color, dándole prioridad a los peatones.

Shinichiro no pudo negar esa afirmación porque era más que cierta. Si en su vida había tenido tres relaciones serias era mucho, no tenía mucha suerte con las mujeres, pero debía admitir que las amaba. Era un chico que caía con facilidad en las engañosas redes de los encantos del sexo opuesto, aunque no había tenido la dicha de experimentar con ninguna lo que tenían Jin y Wakasa debido a sus constantes rechazos.

Él quería algo así. Estaba desesperado por algo así.

Necesitaba encontrar a una mujer que lo volviera loco y que lo hiciera cambiar. Ir mucho más allá del contacto físico. Shinichiro quería amor, un sentimiento que, desgraciadamente, nunca había tocado a su puerta.

Wakasa lo había encontrado sin buscarlo, de la forma más inesperada posible. Tal vez ese era el secreto, dejar que el amor te encontrara a tí.

Tras unos segundos ya estaban en el lado contrario, a escasos pasos del café con toque retro. Al abrir la puerta una pequeña campanita sonó anunciando su llegada, pero ese no fue el único ruido.

Al poner un pie dentro de la cafetería, Shinichiro y Wakasa ni siquiera habían decidido dónde sentarse cuando sintieron el estrepitoso sonido de alguien levantándose de una silla bruscamente. Por puro instinto divisaron en esa dirección solo para descubrir a Jin de pie en una de las mesas, mirándolos con una inmensa sonrisa.

Wakasa se movió solo con dirección a su novia, cuando se quiso dar cuenta ya se encontraba siendo abrazado por esta. Recuperó la conciencia y, de forma sueve, pasó sus manos alrededor de su cintura, devolviéndole aquella caricia.

Shinichiro en cambio, no fue tan veloz como su amigo. Le sacó una pequeña sonrisa ver aquel reencuentro. Solo hacía tres días que no se veían debido a los exámenes de la fémina, pero Wakasa se había comportado como si hubiera pasado una vida. Otra emoción que deseaba.

El azabache lanzó la coletilla de cigarro al cesto más cercano con una apuntaría abismal, guardó ambas manos en sus bolsillos y comenzó a caminar con dirección a la joven pareja sin cambiar de semblante. Tenía las comisuras de sus labios elevadas a su máximo expendor.

Iba a saludar a Jin de forma cariñosa porque ellos dos también había forjado una especie de rara amistad. Pero cuando hizo el ademán de abrir sus manos para, de forma graciosa, esperar un abrazo, descubrió que en el asiento frente a la albina se encontraba otra mujer, una en la que no se había fijado hasta ese momento.

Ella observaba la escena de los amantes abrazados con una sonrisa nostálgica y un atisbo de anhelo en los destellos esmeraldas de sus ojos. Sus cortos cabellos dorados como el oro se encontraban recogidos hacia un lado mientras que, de forma delicada, ella empleaba sus finas manos para peinarlos. Tenía la piel pálida. Ojos grandes. Mejillas ligeramente ruborizadas.

No era la mujer más hermosa que Shinichiro hubiera visto, pero se sintió así. Había algo en esa chica que lo tenía atrapado, sin poder apartar la vista; tal vez era ese brillo de soledad que se reflejaba en su semblante tan parecido al suyo propio, o esa triste sonrisa al presenciar el amor, pero lo cierto era que se había enganchado. Una extraña sensación le recorrió cada maldito centímetro de su cuerpo mientras le gritaba:

"Ella es la indicada"

Esos gritos se convirtieron en un estruendo cuando ella le devolvió la mirada. Sonaba asquerosamente cursi, pero Shinichiro realmente deseó detener el tiempo ahí, aún si ella lo veía como a una especie de bicho raro que estaba rompiendo la regla del espacio personal.

—Oh, Uta...

Así que se llamaba Uta...

—Este es Wakasa, mi novio. Y Este es Shinichiro, un gran amigo —enunció Jin, apuntando a los respectivos nombrados.

—Shinichiro y Wakasa... —susurró para sí misma Uta. Sin ser consciente de que todos la estaban escuchando.

—Un gusto... —soltó de repente Shinichiro. Se inclinó ligeramente, tomó una mano de la rubia entre las suyas y depositó un sutil beso en el dorso de esta.

Wakasa alzó una ceja, comprendiendo la situación más rápido de lo que el azabache hubiera querido. Otra vez estaba coqueteando con una chica. Tal vez por esa forma tan anticuada de hacerlo todas le daban el plantón.

—Emm... —Uta miró por el rabillo del ojo a Jin, pidiéndole ayuda. No sabía cómo responder y ni comportarse ante esa situación. Era literalmente la primera vez que alguien hacía eso con ella, y eso que había estado en veinte relaciones anteriormente.

En ese momento, casi como un giro celestial del destino comenzó a sonar su móvil. La chica, con el ceño fruncido, tomó el aparato que se encontraba sobre la mesa y observó la pantalla. Era su jefe. No comprendió por qué el jefe su trabajo a medio tiempo la estaba llamando personalmente hasta que no se fijó en la hora. Había perdido la noción del tiempo y llegaba horriblemente tarde a su turno.

—¿Quién es? —inquirió curiosa Jin, todavía sin tomar asiento. Estaba muy ocupada abrazando de la cintura a su pareja.

—Lo siento mucho, tengo que irme —informó, poniéndose en pie. Agarró su bolso y se lo colocó en el hombro. Luego quedó pecho con pecho contra Shinichiro, quien se encontraba tan ocupado mirándola que no se percató de la inminente necesidad que tenía ella de abandonar el local. Alzó un dedo y abrió la boca para pedir permiso, pero el Sano comprendió y se apartó de su camino—. Gracias.

—¿Qué sucede? —preguntó nuevamente la albina, preocupada por el cambio tan drástico en la expresión de Uta. Estaban pasando un buen rato y esperaba que, ahora que habían llegado los chicos, pudieran compartir y así conocerse más.

—Te recompensaré. Si quieres llámame en la noche y aclararé tus dudas —dijo, colocando el dinero que costaba su frappé sobre la mesa. Iba a comenzar a correr, pero antes de hacerlo se volteó y tomó el café, se lo llevó a la boca y se lo bebió rápidamente. Alzó su mentón y les dedicó una sonrisa a todos—. Shinichiro, Wakasa, ha sido un placer conocerlos.

—Si quieres puedo llevarte —ofreció Shinichiro, ganándose nuevamente la mirada de su amigo, esta vez venía acompañada de la de Jin. La chica comenzaba a sospechar de su actitud—. Tengo la moto aparcada a unos metros. No sería molestia.

—No, muchas gracias, es muy amable de tu par-

—De hecho, sería todo un placer —completó el pelinegro, esbozando una sonrisa.

Uta giró levemente su rostro y pestañeó consecutivas veces tratando de ponerle una lógica a las acciones de aquel desconocido. Se comportaba de una forma caballerosa y rara, parecía sacada de los libros ambientados en tiempos del siglo XVI, dónde los príncipes eran obligados a ser de ese modo, aunque Shinichiro no parecía ir contra su voluntad. Al final desistió en tratar de entenderlo porque no tenía tiempo.

—Pasen una bonita velada —concluyó, negando con su cabeza. Comenzó a correr rumbo a la puerta del local.

Minutos más tardes ya no quedaba ni rastro de Uta por ahí. Todos estaban observando en la dirección por la que se había ido, bastante sorprendidos por su comportamiento.

El primero en voltearse a ver a Jin y Wakasa fue Shinichiro, lo hizo con una sonrisa tonta y la cabeza en los aires.

—Chicos, creo que me he enamorado —confesó, dejándose caer sobre la silla.

Wakasa se golpeó la frente, no hacía ni dos segundos que Shinichiro sufría por un rechazo y ya estaba gritando a los cuatro vientos que se había enamorado de una mujer con la que había compartido dos putos segundos. Ser su mejor amigos por momentos era fácil, otros era un completo infierno.

Jin, en cambio, aún conociendo el largo historial del Sano, se mostró más emocionada. Al fin y al cabo era mujer, esas cosas las hacían felices. Ella tomó asiento con una gran sonrisa.

—Es que Uta es preciosa —comentó, llevando ambas manos a sus mejillas. Ya se encontraba planeando la boda de aquellos dos—. Estoy segura de que harán buena pareja.

—Jin, cariño. No estás ayudando —le dijo Wakasa, sonriéndole.

—Es la verdad —siseó la de dorados orbes, haciéndole un mohín a su pareja. Al voltear su rostro nuevamente con dirección a Shinichiro lo hizo con la expresión de una niña pequeña—. Uta ha tenido varios percances en el amor como tú, aunque de forma distinta. Un día vi como una de sus parejas la dejaba en la universidad. El tipo trajo a sus amigos para burlarse de ella. Uta merece a alguien que la trate súper bien, alguien como Shin. Ella es muy dulce, aunque ahora su luz se haya apagado por culpa de imbéciles como esos.

—Dame sus nombres. O dime que al menos tienes fotos —escupió el azabache, arrugando tanto su frente que parecía que iba a estallar.

—Jin, es la vigésimo primera vez que Shinichiro se enamora. No le puedes dar mucha bola al asunto —añadió Wakasa, al ver que lo estaban ignorando. Colocó una mano sobre la mesa y se inclinó para ver a los ojos de su novia—. Estás empeorando las cosas.

—Esta vez es de verdad —dijo Shinichiro, completamente seguro—. No sé si fue un flechazo, o amor a primera vista, o una ilusión. Pueden llamarlo como quieran, comentar al respecto sin creer en mí o burlarse del asunto, no me importa. Quiero a esa mujer, y la voy a conseguir.

—Shinichiro, te va a rechazar —sinceró Wakasa, soltando un suspiro. No era precisamente su pasatiempo tener que lidiar con el corazón roto del Sano.

Uta si parecía estar en otro mundo distinto al de Shinichiro.

—No me importa. Que lo haga cuántas veces quiera, la voy a conquistar.

Aquellas líneas tomaron por sorpresa a Wakasa y Jin. Shinichiro era de enamorarse fácil, pero también de soltar fácil. Una mujer pasaba de él, lo sufría el primer día y al segundo ya seguía con su vida. Nunca había insistido ni había hecho el ademán de ponerse perseverante.

Eso sí era completamente nuevo.

—¿Qué carajos te pasó? —preguntó anonadado su amigo, luego de ver de solsayo como su novia sonreía orgullosa y victoriosa.

—Uta. Me pasó Uta —contestó Shinichiro, volteándose a ver la puerta por dónde había salido la rubia.


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Palabras del autor:

Bueno, capítulo 2. Y más rápido de lo que esperaban.

Porque cuando un hombre ama a una mujer, lo sabe desde el momento en que la ve. Y no le importa si algo falla de la mano se quién vaya... 🎶🎵

Les recomiendo esa canción, es toda la playlist de este Fanfic, ella solita.

Bueno, aquí tienen un pequeño dibujito de Uta y Wakasa hecho por: 000sky-blue000

Pa que vean como es Jin. A qué esta preciosa, no es Celeste pero no está nada mal :)

Si te está gustando la historia vota y comenta para que llegue a más personas ~(˘▽˘~)(~˘▽˘)~

Lean comiendo palomitas ( ̄ω ̄)🍿

~Sora.

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