Capítulo 1
Uta terminó de recoger sus cosas, las guardó en su bolso y se lo colgó sobre el hombro. Revisó una vez más su alrededor por si se le olvidaba algo, pero no era el caso. Por la gran ventana de su aula de clases puso ver como el sol ya se encontraba ocultándose en la distancia. Los colores naranjas le llenaron el pecho de melancólica.
Las puestas de sol solían encantarle hace mucho tiempo, cuando todavía consideraba romántico verlas.
De repente, rompiendo su pequeña burbuja interna, alguien tocó su hombro. Al voltearse se encontró con Jin, una compañera que había conocido en su carrera conjunta de fotografía.
Jin era una mujer extremadamente hermosa. De tez blanca como la nieve, largos cabellos plateados relucientes, labios rojos como las manzanas en su estado más maduro, facciones como las de una princesa, nariz puntiaguda y unos bellos y profundos ojos dorados. Tanta era su belleza que estaba en la mira de todos los hombres de la universidad, pero a pesar de ello, no era alguien engreído o que se aprovechara de ello, es más, ella solía rechazar de forma amable las convenientes declaraciones aclamando que se encontraba absolutamente enamorada de su novio.
No era una diva a pesar de tener dinero, belleza y talento.
En los últimos meses Jin había estado hablándole de la nada Uta, como si hubiera notado que algo en ella se había roto hacía un tiempo. Siempre le dedicaba esa hermosa y deslumbrante sonrisa que tenía, esperando que en algún momento la protagonista aceptara abrirse.
—Hoy si no tienes permitido declinar mi oferta —dijo de la nada la albina, irrumpido lo que serían las futuras palabras de negación por parte de Uta.
—Lo siento, Jin —soltó la rubia, inclinándose ligeramente. Dibujó una sonrisa triste, se acomodó su bolso y comenzó su andar, sabiendo que sería seguida—. Debo llegar a casa temprano. Sabes mejor que nadie que el examen de mañana será difícil de pasar.
—Llevas estudiando semanas. Vas a pasar —aseguró la de orbes dorados, sonriéndole dulce y segura—. Te prometo que si vas conmigo hoy a tomar algo no te arrepentirás.
Uta guardó silencio, mirándola de solsayo. Ya no sabía cómo rechazar las constantes ofertas de Jin. Sabía que la chica solo quería ser su amiga, pero no era eso lo que Uta buscaba. Ella empezaba a considerar una pérdida de tiempo el estrechar lazos con los demás, la distraían, le robaban el tiempo que necesitaba para centrarse en sus estudios y poder salir adelante.
O tal vez simplemente ya no podía esperar nada bueno de las personas.
—Jin...
—Vamos, solo hoy. Si te aburres te permito seguir rechazándome. —Le mostró un cuaderno junto a una sonrisa—. Además, necesito tu ayuda para el exámen.
Uta soltó un suspiro. Si por ella fuera se iría en ese mismo momento a su departamento, a esconderse en la soledad y dejarse abrazar por el silencio. Pero la parte humana dentro de ella le decía que, si bien ya no esperaba nada bueno de las personas, eso no significaba que ella sería mala. Todavía era alguien amable.
—Vale. Escoge algún café, te ayudaré en fotometraje —dijo, resignada.
—¡Yei! —Jin hizo una hola feliz a no poder más. Se arrimó a uno de los brazos de Uta y lo sujetó. Con su mano libre comenzó a revisar en su teléfono algunos de los locales cercanos más bonitos y asequibles en precios.
Ahí Uta comprendió varias cosas importantes. La primera fue que Jin era alguien realmente considerado, ella seguramente había notado que la rubia no tenía la mejor condición económica del mundo y, a pesar de estar posicionada increíblemente bien, decidió ir a un lugar bastante normalucho. La segunda fue que Jin era increíblemente pegadiza y agradable a pesar de descender de una de las familias más importantes de Tokyo. Y la tercera, pero no por ello menos importante, fue que, a pesar de haberse mantenido distante de ella, el brillo en los ojos de Jin le aseguró a Uta que el deseo de la albina de ser amigas era genuino.
Una lástima que Uta no pudiera corresponder así, aún si lo quería.
Unos minutos más tarde ya estaban caminando por la calle, rumbo a ese café que había descubierto Jin. No estaba muy lejos y parecía bastante bonito por las fotos que habían visto en el Google maps.
Durante todo el viaje Jin estuvo intercalando sus interacciones entre hablar con Uta —más bien contarle sus experiencias en clases y sus opiniones sobre sus materias favoritas— y chatear con alguien. Uta comprendió que la otra persona que tenía la atención de la chica era sin duda su pareja, lo podía ver en esa sonrisa tonta y ese semblante increíblemente felíz.
Por instantes ella también quería eso, pero la realidad volvía a golpearla como un jarro de agua fría cuando recordaba todos sus fracasos en el amor.
Unos minutos más tarde ya estaban abriendo la puerta del local. El tintineo de una campanita anunció que habían ingresado en la cafetería. No era un lugar muy concurrido, así que no sufrieron mucho para encontrar una mesa vacía de dos. Tan pronto como tomaron asiento ambas colocaron sus bolsos a la misma vez en el espaldar de la silla.
—Buenas tardes —saludó una de las camareras, haciendo una pequeña reverencia en agradecimiento por escoger ese lugar—. ¿Qué les gustaría ordenar?
—Un frappé —contestaron Uta y Jin a la misma vez.
Asombradas, las chicas se miraron con los ojos abiertos de par en par. Al percatarse de las curiosas coincidencias dejaron escapar una risita.
—Que sean dos en ese caso —anunció la rubia, sonriéndole a la camarera.
—Por supuesto —respondió esta, anotando en una pequeña libreta que traía en manos los pedidos. Sin más que decir se dio media vuelta y se dirigió a la barra.
Jin aprovechó esto para sacar de su bolso un libro y su cámara de fotos profesional. Dejó escapar una sonrisa cuando divisó a Uta tomar el libro entre sus manos con el objetivo de buscar el primer punto sobre el que hablarían y aprovechó que ojeando sus páginas para tomarle una foto.
—Oye... —reclamó la rubia fingiendo enfado al escuchar el sonido de la cámara y sentir la pequeña luz del flash.
—Las mejores fotos son las que no estaban destinadas a ser fotos —justificó Jin, soltando una risa ligeramente alta. Agachó su cabeza y comenzó a buscar en su cámara.
—¿Las que no estaban destinadas a ser fotos? —inquirió Uta, frunciendo el ceño ligeramente.
—Momentos, Uta. —Le mostró la foto tan espontánea que había tomado en dónde aparecía ella, con el libro entre sus manos, una expresión pacífica y un fondo retro perfecto—. Momentos que no existen para ser fotografiados. Momentos que son fotografiados porque existen.
Uta abrió su boca ligeramente, fascinada con la foto. La verdad era que se veía increíblemente bien.
Podía comprender las palabras de Jin perfectamente. Sabía a lo que se refería su compañera. Entre tantas poses, luces, escenarios montados y sonrisas falsas, a veces los fotógrafos olvidan que la magia de las fotografías es encerrar un momento en el tiempo y congelarlo para siempre, esos momentos que debemos encerrar son los que tienen significado, los naturales, los diarios, porque dentro de mucho son los que extrañaremos.
—¿Sabes? —inquirió Uta, tomando entre sus manos la cámara. No podía dejar de ver esa foto—. Creo que comienzas a caerme bien.
—Gracias. Es todo un placer.
—Aquí tienen su pedido —anunció la camarera, depositando los frappé sobre la mesa, cada uno cerca de las chicas—. Que lo disfruten.
Ambas asintieron con una sonrisa. Se despidieron con la mirada de la amable mujer y, cuando al fin pudieron, le dieron una probada a su bebida.
—Delicioso —susurró Jin, complacida, con las mejillas sonrojadas.
En ese instante Uta le tomó una foto con la propia cámara de la albina.
—¿Me estás devolviendo el ataque? —cuestionó la de robes dorados, soltando una risita. Estiró sus manos esperando su cámara y cuando la obtuvo miró la foto. Quedó impactada—. Wow, tienes mucho talento.
—Gracias —dijo Uta, encogiéndose de hombros.
—No, es en serio. Tienes mucho talento —insistió Jim, con los ojos brillando como dos luceros—. Sabía que tus notas eran las mejores de la clase, pero nunca enseñas tus fotos en los muestrarios, ni vas a los concursos. Perdón si suena mal, pero pensé que en el fondo no se te daba bien tomar fotos y que por eso tenías miedo de mostrarlas. ¿A qué le tienes miedo cuando haces este arte?
—No lo sé. —Mintió, sobándose con su mano el hombro opuesto. Puso los ojos en el café, decaída—. Supongo que es porque no lo encuentro necesario.
O porque ya no confiaba en nadie, ni siquiera en ella misma.
—¿Un artista que no encuentra necesario mostrar su arte? —preguntó intrigada y bastante impactada Jim. Alzó una ceja en espera de una respuesta que jamás llegó.
Uta se veía bastante incómoda hablando del tema, como si ocultara algo, o como si temiera algo. Eso era algo que Jin sabía, fue la principal razón por la que comenzó a acercarse a la joven, precisamente por ese algo que la tenía atemorizada, que la había hecho cambiar.
—Lo siento si te molesté, no era mi intención —sinceró la albina, tomando entre sus manos la copa de café helado.
—Está bien. Tranquila —minimizó Uta, fingiendo una sonrisa. Se erguió en el lugar puesto que no podía mantenerse encogida de hombros y dio otro sorbo a su café.
En ese momento sonó la campanita de la puerta. Debido al pequeño tamaño del local ambas fueron capaces de escucharla. Por mera curiosidad miraron hacia la entrada, Jin alzó la cabeza y Uta se volteó.
Jin abrió sus ojos de par en par completamente asombrada. De repente la sorpresa se transformó en alegría. Y para cuando Uta se giró con el objetivo de continuar la conversación, ella ya estaba sonriendo con las comisuras de sus labios elevadas a su máximo expendor.
Contemplar la reacción de la albina dejó sin palabras a Uta, quien, ahora más que antes estaba curiosa sobre esos dos chicos que habían entrado al local hacía apenas unos segundos. Se volteó nuevamente, esperando encontrar una respuesta.
Existían dos opciones, o los hombres habían sentido las incansables miradas de aquellas dos chicas en su cuello, o vislumbraron en esa dirección buscando ellos también un lugar donde sentarse. Cual sea se las dos había llevado a ese instante.
De repente, uno de ellos comenzó a caminar hacia su mesa, el segundo lo seguía unos pasos detrás.
—Wakasa —saludó emocionada Jin, lanzándose a los brazos del chico.
A Uta se le encendió el bombillo al ver al chico devolverle el abrazo con una ligera sonrisa, aún a pesar de estar en un lugar público. Ellos no se cortaban ni un poco, y eso la hizo comprender que había tenido la dicha de conocer al novio de la reina de la universidad.
La verdad... Si asistiera a la universidad, él también sería el rey. Era increíblemente atractivo, eso no se le podía negar, pero de cierta forma era diferente. Ella parecía un princesa, él uno de esos villanos apuestos que solo representan problemas. Ella vestía como una dama, él como si no le importara la vida. Ella era delicada, él no parecía respetar a nadie.
Uta pasó tanto examinándolos que olvidó por completo la presencia del segundo chico. Esperando no haber sido descortés apartó la vista de la pareja y la colocó en su alrededor, buscando al compañero de Wakasa.
Entonces lo descubrió.
Él la estaba mirando a ella, justo como un niño mira un caramelo. Con anhelo, con un destello peculiar en los ojos, con un semblante estupefacto, hechizado.
Uta no comprendió muy bien el por qué de aquel comportamiento, pero esperaba que al mirarlo fijamente esa actitud osada desapareciera. No fue así.
Él pareció disfrutar aún más el encuentro de sus orbes. Es que sus ojos se veían tan bien reflejados en los de ella.
—Oh, Uta... —dijo de repente Jin, llamando la atención de todos. Se había separado un poco del chico, pero seguía entre sus brazos—. Este es Wakasa, mi novio. Y ese es Shinichiro, un gran amigo.
—Shinichiro y Wakasa —repitió la rubia, buscando no olvidar esos nombres.
Por alguna extraña razón, ahí, rodeada de personas desconocidas, Uta presintió que su aburrida y monótona vida había llegado a su fin.
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Palabras del autor:
Perdonen las faltas y la narración, es muy tarde y tengo sueño. Prometo mejorar para el cap dos.
¿Qué les parece Jim? La nena esconde algunos misterios que iremos descubriendo.
Bueno, Shin y Uta se conocen. ¿Cómo se desarrollará la caso? :D
Si te está gustando la historia vota y comenta para que llegue a más personas ~(˘▽˘~)(~˘▽˘)~
Lean comiendo palomitas ( ̄ω ̄)🍿
~Sora.
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