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Katsuki esperaba ver a la morena pero esta weona se quedó raja durmiendo en la sala entonces no iba a llegar por lo menos hasta la noche a tirarle piropos al culiao. Entonces este weon fue iluminado por un ángel llamado Eijirou Kirishima, que al verlo tan agonizante —aunque ni tanto porque tiene la misma cara de poto 24/7—, le dijo: ¿y por qué no vai' voh, culiao? En lo que Katsuki responde: Oblígame perro. Aunque la conversación no fue así literal, es la misma wea.

Entonces nuestra querida bestia denominada, Katsuki te reviento hasta lo inreventable —aunque esa palabra no existe pero no importa—, fue a buscar a la niña piropos de la cual él muchas veces olvidaba el nombre pero nunca su apariencia. Divisó que a sus alrededores no había nadie, su orgullo era demasiado como para ser atrapado acechando a su crush.

Ahí estaban, frente a frente aunque no tanto porque la wna estaba durmiendo. Katsuki pensó y pensó, era hora de hacer su danza de apareamiento con la consentida de fondo.

—¿Qué wea estai' haciendo, culiao? —preguntó la morena viendo al rubio mirarla fijamente—, o sea, sé que estoy más buena que el pan pero estas interrumpiendo mi siestecita mirándome tanto.

—No entiendo una mierda cuando hablas tu estúpido dialecto raro, extra.

—Extra sexy, lo sé y no es un dialecto raro, es un idioma, animal.

—¿Y eso qué me importa?

—¿Y esos pantalones?

—¿Qué mierda tienen?

—Se verían más lindos en el suelo de mi pieza. 

—¿Los quieres usar de alfom-- Oh.

Y ahí fue el momento en el que casi los expulsan por comerse en medio de la sala y estar a nada de tirar ahí mismo. Par de cochinos pero dijeron que fue un experimento social generado por el gobierno y pasaron piola.

Ojalá fuera así pero bueno.

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