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Viste a Katsuki apoyando en la pared jugando con su celular. Miraste tu reflejo en la pantalla de tu celular, te comiste una menta por si las moscas, caminaste actuando "natural" como si estuvieras modelando a la nada para practicar y cuando te sentiste perfecta caminaste ridículamente como solo tú sabias hacerlo y te paraste a un lado de Katsuki de forma "seductora" acariciando la pared.

— Bakugou el bombas locas Katsuki —hablaste, el te miró alzando una ceja—. Puede que no sea la tipa más guapa del lugar, pero soy la única que te está hablando.

Explotó, y tu corriste, y él corrió, y ustedes corrieron, y todos corrimos. Bufaste frotando tu rostro, tenías un magister en valer verga y ya no te sentías tan orgullosa de tu título.

Agarraste el paquete de papas fritas de tu bolsillo y caminaste como una diva comiendo papitas hasta tu mejor amigo, que te arrebató el paquete de papas y se las empezó a comer él.

—Eres la tipa más sin vergüenza que conozco —dijo luego de tragarse un puñado de papas que lo obligaste a comer.

—Pero hueon esto ya no es divertido, es triste. No entiendo, si soy encantadora. ¿Son mis rollitos? ¿Es porque como mucho? ¿Por mi pelo que parece nido de pájaros aunque esté peinado? ¿Porque soy morena? ¿Le gustaran blancas? ¿Porque soy muy chica?¿Será porque digo muchos garabatos? Pero si no me entiende, no tiene sentido. ¿Y si no le gustan las minas como yo? ¿Porque soy extranjera? ¿Por mi dialecto raro como le dicen al español la mayoría? ¿Por qué? —murmurabas para ti de forma rápida. Shinsō te prestaba atención, le costaba traducirlo si hablabas tan rápido.

— ¿Estas dudando de tus encantos? ¿Eso es posible? —preguntó con el ceño fruncido devolviéndote tus papitas.

—Es que puta, igual hice el ridículo para llamar su atención, vergüenza no me da pero igual po'.

—Deja de ser melodramática y vamos a comer pizza a tu casa.

—Tsha, ahora te invitas solo. ¿A este punto llegamos de amistad? —preguntaste poniendo tu mano en tu pecho.

— ¿Te arrepientes?

— ¿Te licenciaste siendo hueón? pero por supuesto que no, eres el mejor amigo del universo, ojeroso de mi corazón. —dijiste abrazándolo, este solo sonrió viendo al Bakugou verlos desde lejos, y solo para echarle leña al fuego te abrazó de vuelta y vio como el de ojos rubí se iba echando humos—. Pero weon, ya tengo la respuesta.

— ¿Respuesta de qué?

—A Katsuki le da miedo el éxito —dijiste como toda una diva.

— ¿Qué?

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