Harry estaba nervioso, habían pasado dos días sin que el castaño de Louis le gritara piropos, y no, no lo extrañaba. Sólo estaba preocupado por que sabrá Dios de que era capaz ese chico.

Pensando en eso se encontraba el oji-verde mientras estaba recostado en la pared del baño en horas de receso.

-Tienes cara de ser el nueve que le falta a mi seis-- le dice alguien al oído. Harry, quien había cerrado los ojos al afincarse de la pared, los abrió de golpe -¿me habías extrañado? -le guiño un ojo y Harry quiso golpearlo por que en parte era verdad aunque no quisiera admitirlo- estaba buscando piropos para decirte por que entiende que decirte un piropo diferente todos los días hace que mi imaginación se agote.

Harry rodó los ojos y agarró la mochila para salir del baño, cuando iba cerca de la puerta siente una mano en su trasero[*]. Se gira molesto y ve a Louis riéndose mientras corre a esconderse.

--¡Atrevido!. -le grita.

--¡Así te encanto! --le respondo y Harry calla con una pequeña sonrisa en su cara, tal vez Louis tenga un poco se razón