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—Luzco horrible! — exclamó la pelinegra.
Sus dos mejores amigas le miraron incrédulas,
—Mal me veo yo, mira, parezco loquita del centro. — la de tez pálida señaló sus ojeras.
—Yah Haerin, con este vestido luces preciosa — la nombrada hizo una mueca.
—bien, veamos otro, total tenemos todo el día — ánimo Hanni.
Habían pasado unas semanas desde aquella propuesta de matrimonio, a como pudieron y con ayuda de sus amistades, ambas mujeres lograron planificar la boda.
Sería en un bonito salón, con solo amigas cercanos y familiares de ambas.
—Oh dios, este es realmente lindo. — y esa palabra se quedaba corta; un bonito vestido color blanco estilo sirena, con una pedrería alrededor de su cintura hacía ver a Haerin como una princesa.
—¿Les gusta éste? —se miró en el espejo, ese realmente se le veía bien.
—Nos fascina —dijeron ambas al unísono
—pero es tu decisión, ¿a ti te gusta? — interrogó Yujin.
—Me encanta, —dijo y sonrió emocionada. —realmente me gusta.
Y con esto, sus amigas subieron al pequeño escalón para darle un abrazo, verdaderamente estaban muy felices, su amiga se iba a casar.
Por otro lado en una tienda de trajes y más vestidos, una modista trataba de que la joven Danielle se mantuviera quieta.
—Ya Dani, te va a picar con el alfiler si no te estas tranquila — amenazó Wonyoung en nombre de la trabajadora, quien agradeció mentalmente.
—Esque, estoy nerviosa, —abrió sus brazos a pedido de la mujer.
—aún no me la creo, ¡me voy a casar! —
—Ni yo puedo creerlo, eras de las últimas en mi lista de posibilidades de matrimonio — comentó Hyein.
—Claro que estabas anotada antes que la fastidiosa de Wony — la nombrada le pego un zape.
—Respeta a tus mayores, yo ya me casé — se cruzó de brazos.
—tranquila Dani, lo peor que puede suceder esque no te bañes ese día, o te quedes dormida, o se te ponche la llanta del auto, o se te rompa el traje —enumeraba la pelicafe haciendo que las otras le miraran
—¿Qué?, solo soy sincera.
Todos negaron, incluso la sastre, después de que hayan decidido el diseño del traje y unas bonitas zapatillas negras de charol, salieron de aquella tienda y fueron a donde se reunirían de nuevo con las chicas.
—Wonyoung, ¿ Dónde está mi bebé? — preguntó a la pálida su esposa, esta miró hacia ambos lados, claro! su hija, ¿Dónde habia quedado?
—¡Jang Wonyoung! - la nombrada salió corriendo.
La carreola de la pequeña Winter estaba en manos de su tía Minji, al parecer su madre olvidó que las mando por unos peluches.
—¿Wonyoung ? - cuestionó al no ver a la progenitora de la pequeña, la cual reía ahora en brazos de su mamá Yujin.
—Bueno, Minji y yo nos vamos, —jalo Hanni a su novia
—Tenemos que diseñar sus invitaciones — el grupo de amigas asintió.
Realmente el que Hanni y Minji se ofrecieran, había sido un alivio para las comprometidas, según ellas no tenían creatividad y menos para hacer las invitaciones de su boda.
—mmm—Hyein rasco su nuca
—iré a comer, nos vemos chicas - se despidió.
—Yo iré a buscar a la madre despistada antes de que ponga una alerta en el centro comercial —avanzo con la carreeola a la entrada del centro comercial.
La castaña se giró a su furura esposa y la abrazo, como amaba abrazar a Haerin.
—¿Cómo te fue cariño? — preguntó la pelinegra.
—Bien, pero el sastre me pico los brazos -—lloriqueo.
—Esque no me podía quedar quieta.
Haerin negó, su novia era demasiado divertida, la amaba por eso y muchas razones más.
—Ay Dani.. , mejor te invito a comer —Danielle sobo su pancita.
—Sí, tengo hambre — hizo un puchero.
La pareja fue al área de alimentos y se decidieron por algo simple, unas hamburguesas, tomaron asiento en una mesa cercana esperando su orden.
—Este lugar me trae recuerdos — burló la castaña.
—Ni me lo recuerdes, ese día estaba nerviosa por darte un besito en la mejilla — cubrió su rostro apenada Haerin.
—Y me encantó —abrazo a su novia, estaba emocionada, ya quería que el día de su boda llegara.
—¿Dani, tu me quieres mucho? — esa pregunta tomo por sorpresa a la castaña
—¿Qué si te quiero mucho ? - coloco su mano el mentón como si realmente lo pensara.
—Yo te amo desde el 3 de Pi hasta todos sus decimales.
—Yo también te amo — dio un besito en la mejilla, como aquel de hace cuatro años
—Aún no entiendo, porque decirme piropos de ciencias — expresó tratando de resolver su duda.
—¿Por qué no? — alzo su cejas coqueta
—Son mejores y menos vulgares.
—tienes razón, yo he querido decirte alguno, pero no he podido. — se separó de Danielle pues su orden había sido servida.
—uy, sería un gran honor recir un bonito piropo de mi amada —puso su mano en su pecho y la otra sonrió.
Una vez terminaron de almorzar, fueron al estacionamiento, querían descansar, pues el caminar casi todo el día en un centro comercial de verdad hace que duelan los pies.
Subieron al automóvil y la castaña se tocó su pecho nuevamente
—Hae, mañana vamos al hospital — le tomo la mano a su chica, quien se asustó.
—¿Te sientes mal? —preguntó angustiada.
—Es para hacerme unos estudios —la nombrada asintió con algo de duda
— aunque no necesito ni una PCR para amplificar todo el amor que siento por ti.
Piropeo y la pelinegra soltó un suspiro de alivio,
—-Me asuste de verdad — se acercó a darle un beso.
—yo tampoco necesito un PCV para demostrar mi amor.
Danielle le dio otro beso, su novia era un amor, realmente se sentía afortunada, y Haerin de igual manera.
Eran dos almas complementadas.
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solo queda el final.
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