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Dos años pasaron, Haerin abrió su propio consultorio, además, Danielle ha terminado de estudiar.

Es ahora una Astrofisica graduada con honores.

Llevan juntas 4 años de relación, les ha ido muy bien, pues su amor prevalece.

—Hae bonita, ¿salimos a cenar?—preguntó la castaña.

—Sí, y me cuentas cuál es esa sorpresa 1ue mencionaste por mensaje. — aplaudió y la contraria asintió.

Luego de que Danielle consiguiera trabajo en el observatorio de Seúl, amabas rentaron un pequeño departamento que se les hace muy cómodo.

Luego de tener sus bolsos en mano, subieron al automóvil para ir rumbo al restaurante, mientras manejaba, Danielle apretaba el volante nerviosa, ¿ será qué Haerin aceptara?

Una vez en el lugar, indicaron a la moza que había una reserva a nombre de la castaña, ella les guió a una mesa para dos, eso de que su amiga fuera dueña del restaurante le daba ciertos beneficios.

Pero aún así pagaban.

—Hae, hoy investigue unas cosas —comenzo una platica en lo que les traían la cena.

—y... ¿Qué descubriste? — cuestionó, en los últimos meses Danielle ha estado investigando acerca de la materia, no entendía del todo, pero su novia lo hacía sonar interesante.

—No existe referencia, ni siquiera fórmula empírica, que explique lo que siento por tí — sonrió y a Haerin se le subieron los colores.

Es como si volvieran a ser esas tortolas de universidad, enbobadas la una con la otra. Desde el inicio de su relación, Danielle encontraba la forma de dedicar un bonito piropo.

—Dani, yo solo sé que te amo muchísimo — le lanzó un besito al aire, la castaña estiró su brazo y atrapó el beso. Seguido lo junto con sus labios.

—Feliz aniversario preciosa — soltó

—Felices 4 años juntos amor —se acercó a ella.

—Por muchos más —dejó un beso en los bonitos labios de su novia.

—No tengo mejor plan para mi vida, que vivir lo que me quede de ella a tu lado—- abrazo a la castaña, la amaba muchísimo.

El mesero dejó la comida, mientras de gustaban platicaban de temas variados, al terminar, decidieron dar un paseo.

En el lugar había un poco de frío, ambas caminaban abrazadas, minutos más tarde, Danielle se giro a Haerin para que sus miradas conectaran, era ahora o nunca.

—Tan solo con tu hermosa sonrisa detienes mi mundo entero — apretó los cachetes de la pelinegra la cual le miraba emocionada.

—>Eres mi sol, eres mi luna, eres mi estrella, eres mi cielo, eres mi todo — se separó un poco de la chica

Y ahí, bajo la luz de dos faroles, en medio de un pequeño puente, solo la luna siendo testigo, la castaña se puso de rodillas y abrió una pequeña caja.

—>¿Me consederias el honor de ser tu esposa?

Haerin no pudo mas y comenzó a llorar. Estaba demasiado emocionada y feliz, abrazo a la castaña y le comenzó a dar besitos por todo su rostro.

—Sí, sí, sí, cien mil millones de veces sí — Danielle le cargo y le dio un bonito beso mientras giraba lentamente.

Al bajar a la pelinegra, Danielle pidió la mano de Haerin, quien con gusto la estiró. Con sumo cuidado la castaña coloco el anillo, ahora estaban comprometidas.

—Hae, amarte ha sido la decisión más irracional y a la vez, la decisión más cuerda de mi vida, — la abrazo.
—Gracias por aceptar los piropos de un científica.

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ya casi acaba