07
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—¿Dónde estabas? - se recargo sobre sus rodillas, había corrido tras Haerin, pero la perdió de vista un momento.
—Entré al restaurante — señaló la entrada al local.
—Hae, eres como una roca Mica, brillante, linda y difícil de encontrar —esa sonrisa en forma de gomita se mostró en el rostro de la pelinegra.
Ambas entraron al restaurante y se dirigieron a la casilla. Ordenaron su comida y un rico helado de fresas.
Una vez tuvieron sus pedidos, comenzaron a comer. No era un secreto que a Danielle le fascinaban las hamburguesas; era como su talón de Aquiles.
—Dani, ¿tú vives sola? - preguntó; después de todo, debían conocerse, ¿no?
—Sí, mi familia vive en Australia. Algún día te llevaré - prometió para cumplirlo en el futuro.
Eso dejó pensando a la pelinegra. Conocer a la familia de Danielle y si no les caía bien por ser de otra ciudad; no se percató de que la castaña la veía con ojitos de amor.
—Aunque tus ojos no sean azules, veo un cielo en ellos - sacó a la chica de sus pensamientos.
—Dani, eso fue muy lindo - dejó la hamburguesa a un lado y se sentó junto a la castaña.
Otro besito en la mejilla de la chica. Antes de que pudiera salir corriendo Haerin hacia el baño. Danielle le tomó su mano.
—Ahora yo — dejó un casto beso en la mejilla de ella, lo que hizo que se le subieran los colores.
Eran dos bobas enamoradas, y a lo lejos una rubia suspiraba, ella también quería encontrar el amor.
En el local empezó a sonar la canción "What is love?" del grupo Twice, la chica volvió a suspirar. El destino se estaba burlando de ella.
Volviendo con las tortolas, ambas estaban avergonzadas, tal parece que solo pueden ser valientes por un momento.
—Hae, te ves bien linda así — frotó delicadamente la mano de la pelinegra.
—Eres una atrevida — se levantó rápidamente al otro lado de la mesa.
—¿Y-yo...? -! —se señaló
—lo lamento, si te molestan, dejaré de decirlos —Danielle se refería a los piropos; no quería que su bonita chica se sintiera incómoda a su lado.
—Noooo — contestó casi gritando, lo cual sorprendió a Danielle.
—es decir, me gustan los piropos. No los dejes de decir, es que me toman por sorpresa a veces.
La castaña sonrió; su forma de conquistar a Haerin sí funcionó.
“Piropos de ciencia para la bonita chica de sonrisa en forma de gomita”.
—¿Acaso estudias para ser abogada? - dijo y Haerin se dio un golpe mental, claro que Danielle no sabía que estudiaba, nunca se lo mencionó.
—No, yo estudi... — la castaña le interrumpió.
—Porque pierdo el juicio cada vez que te veo — y a la pelinegra se le subieron de nuevo los colores. Eso había sido bonito y divertido.
—Ya hablando en serio, tú estás en Nutrición, ¿verdad? —bebió un poco de su soda.
—Sí — contestó feliz; hablar de su carrera la ponía de buen humor.
—¿Me harás un descuento? — alzó sus cejas de forma coqueta.
—Nop, tú tienes que poner el ejemplo. Serás mi primer paciente — la castaña puso su mano en su pecho contenta.
—Gracias — la otra lo miró sin entender —seré tu primer paciente, me alegra, me gustaría ser la primera persona que tomes en cuenta en tu vida.
Unas cuantas pláticas sobre sus vidas y uno que otro piropo por parte de la castaña; y su primera cita llegó a su fin.
Las dos fueron felices por esas horas y esperarían pacientes para una próxima cita.
Porque ellas experimentan lo que es un bonito primer amor.
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