El día había estado cansado para el pobre, pequeño e indefenso JiMin. Las tareas estaban más abundantes por ser casi fin del ciclo escolar y el trabajo más pesado por ser navidad. Trabajar en una cafetería de medio tiempo de sábado a lunes en épocas de frío era sumamente devastador.
¡Los obligaban a usar gorritos rojos con algodón y un cascabel!

Le gustaba esta fecha pero en definitiva no usar un gorro de los más baratos.

Suspiró mientras quitaba sus anteojos y tallaba sus ojitos, estos ya ardían por la luz de la pantalla. Eran las ocho de la noche, por lo que la única luz que entraba a la cocina era la de la laptop y de una bonita lámpara en forma de gatito. Sus pies se movían al no tocar el piso, la silla estaba muy alta para quedar a la medida del desayunador que estaba a media cocina.

ㅡ ¿sigues haciendo tarea? ㅡ preguntó YoonGi al entrar por un café.

Desde en la tarde lo había visto hacer tarea sin descanso alguno.

ㅡ Si, hyung. Los malvados profesores me han dejado mucha. ¡Sigo sin aprenderme los elementos de la tabla numérica!

Min rió y aclaró su garganta sumergiendo su pancito en el café.

ㅡ Ve a dormir, JiMin. Lo necesites.

El menor negó apretando sus pompositos labios.

ㅡ No puedo, Yoon hyung. Tengo que acabarla ahora o-

ㅡ Si un mayor te dice que hagas algo lo haces, querido dongsaeng. Anda a dormir, no me hagas repetirlo. Haré tu tarea yo

Sus cachetitos se tornaron rositas y sonrió agradeciéndole al mayor. Se levantó del asiento de un brinquito y corrió a YoonGi para repetir besitos en las mejillas.

ㅡ Buenas noches, hyung.

Su hyung era tan bueno.

ㅡ Yo no te deseo buenas noches.

Contestó él. JiMin hizo un puchero deteniéndose a medio pasillo al escuchar eso. Y justo cuando iba a reclamarle de la boca del pelinegro salió un;

ㅡ Te deseo a todas horas.

Odiaba a Min YoonGi.

Quizá.