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XI: Negociar.

—¿Cuándo nos iremos? —Preguntó Serena.

Desde hacía un rato Serena había llegado de su larga caminata por los jardines de la casa.

Habían pasado unos pocos días desde que llegaron a Nuevo Verano, pero los sentían como una eternidad.

—No lo sé, tenemos que planear muy bien todo muy bien.

—Con lo que tenemos no podremos ir muy lejos, y un buque cuesta incluso más de lo que planeamos quitarle a Augusto y a es súmale que necesitamos provisiones y...

—Creo que podemos tomarnos un descanso de las aventuras y, no lo sé... Establecernos —Dijo dudoso al encogerse de hombros.

—¿Qué quieres decir?

—Que podemos buscar un lugar modesto en el que, tú sabes, podamos vivir, aunque sea por un tiempo.

Serena lo miró con extrañeza.

—¿Otra vez mi padre te ha metido ideas en la cabeza sobre "lo que realmente necesito para mi vida y que tú no puedes darme"?

—N... Sí —Afirmó cabizbajo—. Pero esta vez no tiene que ver con eso, es solo que lo he estado pensando y aunque las aventuras y los viajes están bien, creo que ahora quiero un poco de paz y tranquilidad, contigo por supuesto, aunque si me dices que aún no te sientes lista, voy a entenderlo.

Serena se acercó a él con una sonrisa y lo besó, pero fueron interrumpidos por unos golpes en la puerta.

—Señor Cortés, su padre ha venido de nuevo y quiere verlo —Informó la mujer de servicio al otro lado de la puerta.

—No va a dejar de venir hasta que lo recibas —Le dijo Serena.

—Pues, espero que se divierta esperando, porque no pienso hacerlo.

Desde afuera se escuchó una breve discusión entre la mujer de servicio y alguien más, para luego revelar la imágen del padre de Stefano al pasar por la puerta.

—¿No se te ocurrió tocar antes, papá?

—¿Para que luego no me abrieras? No gracias. Necesitamos hablar, ¿nos dejas solos, niña?

—Se llama Serena.

—Bien —Hizo una mueca—. ¿Serena, me dejas solo con mi hijo?

Serena miró al mencionado de manera interrogante, él asintió y ella se levantó de la cama y salió de la habitación dejando solos a los dos hombres.

—¿Qué quieres? —Espetó secamente el jóven.

—Negociar —Respondió el mayor.

—¿Negociar?

Asintió.

—Podrás ser un ladrón, pero eres mi hijo.

—Ve al punto.

—Te lo diré esta noche, organizaré una cena especial.

—¿Qué te hace pensar que iré?

—Que te mueres por saber que te voy a decir.

El hombre salió de la habitación, dejando a Stefano desconcertado, que resoplo frustrado, porque su padre tenía razón; una parte de él quería dejarlo plantado para demostrarle que no tenía control sobre él, nunca lo tuvo, pero por otra parte, su lado más curioso le hacía querer asistir, pues si padre no se equivocó al decir que se moría de ganas por saber qué le diría.

—¿Qué quería? —Preguntó Serena entrando de nuevo en el cuarto.

Negociar —Respondió con una mueca.

—¿Sobre qué?

—No lo sé.

—¿Cómo que no lo sabes?

—No me lo dijo, dijo que me lo diría en una cena esta noche, en su casa.

—¿Vas a ir?

—¿Crees que sería conveniente?

Serena lo pensó por unos instantes para encogerse de hombros al final.

—¿Quién sabe? Tal vez sea un buen negocio, además, tienes un don para sacarle el provecho a todo, ¿o no?

—¿Entonces debería ir?

Deberíamos ir —Dijo haciendo énfasis en la primera palabra.


...


Llegó la hora de la cena especial que el señor Cortés organizó, Serena y Stefano tocaron la puerta al estar frente a la gran mansión. Magda, una mujer de servicio les abrió.

—Los señores esperan en el comedor.

Ambos asintieron y se dirigieron a donde se les indicó.

—Esto puede salir o muy bien o muy mal —Susurró Serena, sintiendo el estómago vacío.

—Serena, es mi familia. Va a salir mal, no lo dudes.

—Stefano, hijo mío, bienvenido a casa —Su madre lo recibió con un abrazo—. ¿No te le puedes despegar ni un segundo? —Le preguntó despectivamente a Serena.

—Ya quisiera usted —Contestó enlazando su brazo al de Stefano y sonrió con sorna a la mujer al ver que era bien recibida.

La señora Cortés expresó su desagrado en una leve mueca.

—Siéntense, ¿qué están esperando? —Interrumpió el señor Cortés el incómodo momento.

Ambos pasaron al comedor y se paralizaron al ver a Eric, el Márquez y a los padres de Serena en el comedor.

—¿Qué hacen ellos aquí? —Cuestionó Serena de forma hostil.

—A ellos les compete lo que diré hoy.

Serena y Stefano se miraron entre ellos y tomaron asiento. Inmediatamente Magda con otra chica empezaron a servir la comida.

—¿De qué quería hablar, señor? —Preguntó directamente Stefano.

—Vaya, sí que estás desesperado, no me parece adecuado hablarlo delante de —Hizo un pausa y fingió pensar en una palabra ideal— tu concubina, pero si tanto insistes, lo haré. Tengo entendido que aún no se han casado.

Esto no me va a gustar, pensó Stefano para sus adentros.

—No nos hemos casado, ¿qué con eso? —Masculló impaciente.

—Supongo que lo de ustedes no va realmente en serio y hemos hablado...

—Alberto, llevamos siete años juntos...

—No me interrumpas. Hemos estado hablando y hemos llegado a un acuerdo que nos conviene a todos.

Stefano lo miró con desconfianza, esperando a que terminara de hablar.

»Tengo entendido que Serena tiene un compromiso con el jóven Eric.

—Eso no es cierto —Protestó ella.

—Déjeme terminar. Ya que ella está comprometida con el joven Eric, estoy dispuesto a darte uno de los buques de la familia y una de las propiedades al sur de Autumnville, añadido al dinero que ofreció mi amigo Augusto, solo si permites que este compromiso se dé y dejes en paz a Serena.

—Te has vuelto loco —Contestó su hijo.

—Pues, no, estoy bastante cuerdo y hablo completamente en serio. Mira —Le mostró un sobre donde guardaba las escrituras de dicha casa.

—De verdad no entiendo qué sacarias tú de todo esto.

—Que si permites que Serena se case con Eric, podrás contraer matrimonio con alguien que trae muchos beneficios a la familia. Querida, ya puedes pasar.

Todos voltearon a ver a la entrada del comedor, esperando a que entrara la mencionada; no podía ser Evolet, porque ella estaba ahí sentada con ellos. Las mujeres de servicio soltaron un jadeo de sorpresa, al igual que Serena al ver a la despampanante mujer que entraba al comedor.

Liliana Vega. La ex de Stefano.

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