Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Epílogo

Hacía tiempo ya que Ink vivía en calma, sin ser buscado por nadie y sin tener que sufrir estar bajo la presión de que Error no sabía dónde estaba, así que pudo comenzar una nueva vida como la que había planeado durante años. Ahora si que podía sonreír sin temor, había arreglado todo lo que había ocurrido en su pasado y ahora no tenía que ocultar nada. Había saldado las cuentas con su pasado, y eso lo había hecho bastante feliz.

Día tras día iba consiguiendo dinero, consiguiendo más amistades y aceptar lo que había pasado con Error. No, no había olvidado sus sentimientos hacia él, ni siquiera se había enamorado de alguna otra persona, pues sabía de que nunca podría encontrar a una persona como Error.

En esos momentos Ink se encontraba en su casa, una casa completamente distinta a la habitación del motel donde vivió durante mucho tiempo, una casa que compró con el esfuerzo de tres duros años en los que intentó rehacer su vida. Su vista estaba posada en todos los cuadros que había hecho, aunque no estaban todos por haber vendido la mayoría, y contempló a los que más viejos eran.

Sí, esos cuadros en los que había pintado a Error, los primeros que hizo en su época de enamorado. Sentía nostalgia al pensar que había pasado tanto tiempo después de la última vez que lo vio, pensar de que todo había cambiado tanto.

Cambiado en todos los sentidos, pues había madurado bastante y había aprendido a valerse por sí mismo sin problemas, a conseguir todo lo que se propusiera, y todo eso gracias a sus amigos del empleo. También había alquilado esa casa de la que he hablado antes, una casa en el centro de París, que ya venía medio amueblada y era bastante cálida, además de que no quedaba muy lejos de su trabajo, que seguía siendo el supermercado, pero a veces se turnaba con el trabajo de pintor.

Se removió intranquilo por toda la estancia, intentando no ponerse nervioso, pues hacía unos meses, Error y él habían hablado por fin, consiguiendo acordar una fecha para quedar a hablar, y quizás arreglar las cosas de una vez por todas, y con eso me refiero a que volvieran a vivir juntos, no sin antes hablar sobre como les fue y decidir qué hacer en el futuro: si continuar juntos y poder volver a empezar todo u olvidarse completamente los dos, nunca más volver a verse y formar familias por separado. Pero el plan principal era poder saber si seguían teniendo esos sentimientos tan poderosos que años atrás habían adueñado sus cuerpos y que no querían salir por la fuerza.

Suspiró con temor, no sabía cuál sería la reacción de Error al verlo. ¿Seguiría teniendo sentimientos hacia él? Pues Ink seguía amándolo y no podría soportar la idea de que Error ya no sintiera eso por él, sería haber esperado en vano. No quería que pasara algo malo relacionado con los sentimientos que alguna vez los llevó a la perdición por culpa de los sucesos que sucedieron por muchos motivos distintos, y los problemas principales fueron por los padres de Error, que poco después de la separación que tuvieron para vivir por separado se fueron, para nunca volver a ir con su hijo, pues solo habían aprovechado la ocasión para poder conseguir un poco más de la fortuna que tenía. Eso fue un golpe bajo para los sentimientos de Error, que pensaba de que en el fondo sus padres lo seguían amando, pero eso al final resultó ser algo falso, por lo que tuvo que vivir con la pesadumbre de no ser amado por nadie que no fuera Ink. Era algo demasiado horrible para él, demasiado complicado para afrontar.

¿Algún día las cosas le volverían a salir bien con temas como el amor? Esa era una de las preguntas que Ink se hacía, pero bueno, no podía quejarse, faltaban pocas horas para la hora acordada para verse con Error. Pero esas horas parecían eternas, y eso era lo que le fastidiaba, pues quería ir ya y poder hablar de nuevo, como antes y en su infancia hacían, como los viejos amigos que eran.

Nunca pensó de que su futuro sería tan bueno y que su trabajo fuera tan fructífero, ya que había conseguido la mayoría de las cosas que quería conseguir a los veinte años. Conseguir estudiar una carrera, conseguir bastantes amistades, un buen apartamento donde vivir y... quizás conseguir ser pareja de Error, pero eso era algo que todavía no estaba definido.

Se sentó en una butaca color pastel que había sido colocada en el centro del salón, mientras tomaba el celular. Sí, el mismo celular que Error le había regalado hace tres años, lo había mantenido, intentando que no se rompiera o algo por el estilo.

Allí, en sus contactos, efectivamente se encontraba el contacto de Error, pero siempre se rehusó a llamarlo o mandarle cualquier mensaje, su voluntad superaba a la tentación, y eso era algo complicado de conseguir, pues los caprichos suelen superar a todo lo que intentas lograr, y por eso mucha gente se rinde en sus planes antes de tiempo, pero Ink era diferente, tenía fuerza de voluntad, pues sabía que si no la tenía no conseguiría ningún objetivo que se propusiera.

Pasó su dedo por la pantalla, resistiendo llamar a Error, ya que todavía faltaba bastante para que llegara la hora determinada. La hora en la que volvería a ver a Error y todos los asuntos se resolverían de manera civilizada y quizás todo volviera a la normalidad. Cuánto había esperado por este día...

La casa tenía una pinta bastante extraña, pues tenía paredes de distintos colores y distintas salas de midas distintas, cosa que agradó al pintor, amante de todo lo que tuviera cosas relacionadas con los colores combinados de distintas formas, creando un ambiente colorido bastante cálido que agradaba a todos sus amigos que lo visitaban, pero no sabía si a Error le gustaría.

Ah, estaba tan indeciso. Parecía una escolar enamorada, pero en este caso era un pintor, un pintor que no sabía cómo podría afrontar su relación sentimental por culpa de estar pensando en todo lo que podría pasar mal. Odiaba pensar antes de que ese algo sucediera, pues inventaba excusas increíbles que le hacían tener bastante miedo, un miedo inventado por su propia mente que quizás nunca se volvería real, pero bueno, igualmente tenía temor a lo que pudiera suceder en unas horas más tarde, que quizás llegarían bastante lentas.

Siempre pensaba de que el tiempo iba en su contra, pues cuando se estaba divirtiendo con algo siempre pasaba el tiempo, por ejemplo dos horas, como si fueran treinta minutos. Era algo extraño, porque eso no le pasaba solamente a él, también a otras personas, y también sucedía al revés, cuando estás aburrido el tiempo pasa con una gran lentitud, es decir que diez minutos pasan como si en verdad fueran treinta. Eso es un gran problema para la gente que odia los estudios o cosas por el estilo, es decir casi todos los monstruos, y querían ir a casa al instante.

—Dios, ¿cómo es posible de que el tiempo pase tan lento?—Murmuró exasperado Ink, que no sabía qué hacer, pues aquel día no tenía que ir a la universidad ni al trabajo, por lo que su único entretenimiento era estar en su casa, mirando la pequeña televisión que había podido comprar con sus ahorros conseguidos con las pinturas, y también había conseguido una laptop con algo del dinero del trabajo, por lo que podía estar en casa sin aburrirse, pero en ese momento no le apetecía hacer nada. Solo esperar.

Bajó su cabeza, mirando el reluciente suelo que había limpiado aquella mañana, mientras intentaba continuar con lo único que podía hacer: aburrirse y esperar durante unas cuantas horas. Otra opción sería tomar un poco de dinero e ir a cualquier cafetería a pasar el rato, pero tampoco es que le interesara comer en esos momentos, pues había quedado con Error en un restaurante. Sí, como ya podréis adivinar, irían al restaurante donde tuvieron su primera cita hace años. Que nostalgia le traería ir allí, sobretodo si estaba con Error.

Recordaba con claridad lo que pasó en esa medio cita, recordaba que se dieron su primer choque de diente entre ellos, o bueno, el primero de Ink, pues Error, aunque suene raro porque nunca se fijó en nadie, ya había tenido bastantes besos, aunque nunca sintió nada, solo sintió amor con Ink, pero luego sucedieron tantas cosas que nunca más se pudieron besar, pero eso cambiaría hoy, para bien o para mal, pero lo más probable es que fuera para bien.

Continuaba mirando al suelo, mientras de vez en cuando levantaba la cabeza para mirar el reloj de pared que estaba delante suyo, mirando como los minutos pasaban de una forma demasiado lenta. Si pudiera adelantar el tiempo...

Al final decidió ir al ordenador, así el tiempo podría pasar antes y de paso podría mirar sus redes sociales o pintar allí con los programas que tenía comprados. Se había hecho bastante experto en ese tiempo, y escribía bastante rápido comparado con el ordenador de la mansión, ya que escribía con un solo dedo y eso no es que sea una buena forma de escribir, pues tardaba como tres minutos en acabar una frase entera o algún párrafo para cualquier cosa. Además cuando chateaba con sus amigos iba demasiado lento.

En su habitación, una que había decorado al estilo de la que ocupaba en la mansión de Error, abrió el computador, escribiendo su clave y dirigiéndose a cualquier red social para hablar con algunos de sus compañeros de trabajo, así la espera no se le haría tan eterna.

Poco a poco, demasiado lentamente siendo sinceros, las horas empezaron a pasar, hasta que solo quedaban treinta minutos para la hora acordada, por lo que Ink sentía un peso sobre su pecho, no estaba muy alegre, tenía miedo de que las cosas sucedieran de otra manera y que Error no lo amara ya. Pero bueno, si ese era el caso deberían ser solo amigos y bueno, buscar otra persona con la que pasar sus vidas.

Suspiró cerrando la tapa de la laptop, mientras se acomodaba el traje. Era otoño, y sí, habían acordado ese día porque efectivamente, ese día era el día en el que Error salvó a Ink hace años, y para conmemorarlo pues habían quedado. Querían que fuera un día especial, y por ello habían elegido todo para que lo fuera.

Miró el reloj que colgaba en su habitación, mientras se preparaba, quería ir yendo ya para no llegar tarde, no sería muy bueno, además de que quería que Error se diera cuenta de que él había madurado y podía hacer las cosas si se lo proponía, pero por otro lado, en lo más fondo, seguía siendo ese niño de diez años inseguro que no sabía como continuar cuando sus padres murieron, pero no lo dejaba ver, no quería ser débil de nuevo, pero bueno, a veces habrían excepciones que no se podrían evitar y volvería a ser alguien miedoso que le teme a todo y no sabe qué hará cuando se le acabe la felicidad.

Salió de su casa a saltos, quería llegar antes de la hora acordada, y por su suerte el año pasado se había sacado el carnet de conducir, así que podría llegar bastante rápido y sin preocuparse. ¿Por qué en el interior de la casa se había olvidado del coche? Ay, odiaba su memoria olvidadiza.

Se pegó una bofetada mental y decidió sentarse en el coche, esperando a que pasaran unos cinco minutos para arrancar. Sentía de que aquel día iba a llover, pero eso sería demasiada coincidencia. Igualmente, tenía la esperanza de que lloviera y hacer que la 'cita' fuera un poco más realista de lo que ya sería.

Al fin, empezó a conducir, bajo ese tiempo que parecía bastante raro, pues no había ni una sola nube, pero el cielo en sí era de un color gris que contrastaba todo. Ink no sabía por qué, pero ahora sentía una gran seguridad, una seguridad que lo ayudaba a seguir adelante, como si ese miedo que sentía momentos atrás nunca hubiera existido.

Pronto, mientras iba dentro del vehículo, que era bastante pequeño por culpa de no haber tenido suficiente dinero para comprar uno mejor, por lo que tenía que conseguir más dinero, los vidrios empezaron a empeñarse y un ruido sordo empezaba a sonar: estaba lloviendo.

—Santa coincidencia.—Dijo mientras cerraba los ojos y sonreía, pensando en la nostalgia que estaba teniendo en esos momentos. Nunca pensó de que el cielo le ofrecería tal oportunidad de poder volver con Error, era como algo que le mandaba algún dios para pagarle lo que había sufrido de pequeño. O bueno, ese era su punto de vista, uno que era bastante distinto a los de las otras personas que vivieron siempre felices. ¿Por qué en el mundo habían tantas injusticias? No lo entendía, pero le gustaría poder ayudar a las personas que más lo necesitaran, pero era imposible, ya tenía suficiente con cuidarse a sí mismo como para ayudar a otras personas.

Poco, las calles se volvieran más largas y la gente caminaba con los paraguas, estaba ya en la zona en la que estaba el restaurante. Volvió a sonreír con la seguridad que seguía en su cuerpo.

Distinguió el restaurante. Había cambiado bastante, ahora se veía mucho más grande, pero bueno, no podía hacer nada. Era el mismo lugar, después de todo, así que no podía quejarse.

Al encontrar aparcamiento, comprobó la hora. Aún faltaban diez minutos para la hora acordada, así que podría entrar ya en el local para poder esperar a Error, a esperar a la persona que amaba.

Suspiró mientras atravesaba la calle para llegar a la entrada. Hacía mucho frío, tanto como el día en el que se había desmayado y Error lo salvó. Se sentía muy agradecido por ello, así que aquel día le daría de nuevo las gracias, pues Error se lo merecía.

No sabía qué iba a hacer en cuanto lo viera, pero el primer gesto que hicieran los dos definiría el futuro que tendrían, por lo que tendría que actuar normal, bueno, intentar actuar normal.

Entró en el local con un poco de temor, ese día sus vidas se escribirían en un libro imaginario y no se podrían cambiar depende de lo que hicieran. Odiaba que todo fuera tan complicado, pero bueno, no podía hacer nada.

Helado, comprobó todas las mesas, pero decidió hablar con una camarera, que con un lindo acento francés le explicó que tenía que ir al fondo. Justo donde se sentaron hace años. Le daba gracia que habían planeado todo a la perfección, algo así como si fuera una boda, pero tan solo era una reconciliación o algo por el estilo, pues nunca se habían peleado en verdad, ya que se habían perdonado la última vez que se vieron. Tan solo decidirían sus destinos.

Se encaminó hacia la mesa, pues el local ahora era inmenso, con mucas personas comiendo y conversando entre ellas, pero Error todavía no había llegado, incluso si él era bastante puntual, pero bueno, todavía quedaban esos diez minutos para la hora acordada, así que seguramente en cinco minutos el empresario llegaría.

Y no se equivocaba, en cinco minutos la puerta del local se abrió, dejando ver un cansado Error, que se movió con dificultad por todo el local, llegando delante de él. Se notaba que quería darse prisa, pero su pose orgullosa se ablandó cuando vio a Ink. Seguía siendo ese pintor que lo había enamorado, después de todo, seguía siendo su mejor amigo.

Ink cerró los ojos, bastante asustado de lo que tenía en mente, pero no podía hacer otra cosa. Si las cosas salían bien, podría definir un futuro junto a Error.

Sí, efectivamente, se levantó mientras se acercaba a Error -que tenía los ojos cristalinos- y lo besó. Solo lo besó, mientras Error correspondía después de darse cuenta de lo que estaba pasando.

El beso se sentía muy dulce, Ink estaba e el mismísimo cielo, sintiendo como Error lo atraía hacia él, intensificando el beso mientras lo abrazaba por las caderas. Él tenía que ponerse de puntillas por ser bajo, pero había crecido algo.

El beso fue bastante largo, pero por culpa del aire se tuvieron que separar, para luego unir sus bocas de nuevo, volviendo a besarse. Una y otra vez, mientras se miraban directamente a los ojos, los dos llorando. Se habían echado tanto de menos que ese momento era algo mágico para ellos.

Ambos cerraron los ojos para disfrutar más del beso, mientras se abrazaban intentando hacer que el momento durara por siempre, pero eso era imposible, se habían reencontrado, y les valía mierda que estuvieran en un lugar público, eran monstruos, podían besarse aunque fueran del mismo sexo.

Al acabar de besarse, los dos, bastante cansados por lo anterior, se miraron con rubor en sus pómulos.

—Te dije de que cumpliría mi promesa.—Murmuró Error con voz ronca, mientras Ink asentía.

—Yo también lo prometí, Error.—Contestó el pintor mientras cerraba los ojos y con timidez tomaba la mano del empresario, que correspondió rápidamente.

—Y la hemos cumplido los dos.—Murmuraron juntos mientras juntaban de nuevo las bocas, pero esta vez con un beso dulce y tierno, nada de lujuria ni apasionado.

Así, en ese restaurante, habían sellado la promesa de la mejor forma posible: porque vivirían juntos de ahora en adelante.

FIN

Hice el epílogo antes porque este es el final verdadero, ya veré si escribo el otro final bueno, pero creo que no lo haré y comenzaré ya con los extras.

Perdón si el epílogo no fue de vuestro agrado, he hecho lo que he podido u-u 

También quiero agradecer a todos los que dieron una oportunidad a esta historia, nunca pensé de que algo mío llegaría a ser aceptado, pero bueno, me alegro que hayáis leído hasta aquí, y esto no es el final, porque los extras serán de distintos eventos (halloween, navidad, pascua, de verano, de invierno, de otoño, de primavera, de cumpleaños y miles de cosas por el estilo) así que todavía podréis leer más sobre esta historia. Y sí, los extras serán tan solo basados en Ink y Error, narrando escenas sobre ellos un año después del epílogo.

Nos vemos en los extras :D

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro