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Capítulo 6

Eran las ocho de la mañana, una de las primeras horas de las mañanas en París, dónde todos seguían dormidos, tranquilos, sin tener ninguna prisa: era sábado, un día dónde nadie quería salir de su casa, pues da mucha pereza, pero eso sólo en verano, en invierno todos salían de sus casas para ir a cafeterías para poder comer chocolate caliente y disfrutar una divertida navidad, pero ahora era otoño, no necesitaban ni quedarse en casa ni salir a tomar chocolate caliente, era una época bastante rara, dónde cada uno hacía lo que quería.

Delante de la puerta para entrar a la habitación del pintor, había un esqueleto negro tumbado en el suelo, durmiendo, había pasado toda la noche allí, escuchando los llantos de Ink, unos llantos que lo habían hecho sufrir. Pero no podía hacer nada, Ink ya había tomado la decisión, en cualquier momento huiría de su casa, pero no lo permitiría, no podía dejarlo con unos amigos que nunca había conocido en persona, podrían ser malos. Y esa era la razón por la cuál no le dejaría salir de la casa por ningún motivo. Era bastante egoísta de su parte, pero debía hacerlo, no quería que le dañaran, cuando el principal que lo dañaba era él.

Ink se removía en su habitación, estaba teniendo una pesadilla, además de haber tenido mucho insomnio aquella noche, había estado una hora moviéndose en su cama, intentando dormir, cosa que no lograba. Pero por culpa de ese tiempo tan largo intentando dormir lo logró, pero se fue despertando muchas veces aquella noche. Pero ahora se estaba a punto de despertar por culpa de una horrible pesadilla, una pesadilla en la que él moría a manos de las sirvientas de la casa. Eso fue escalofriante, ni mucho menos.

Sus cuencas cerradas estaban inundadas de lágrimas, temeroso de su pesadilla, pero no podía despertar, tenía el sueño profundo, pero daba pequeños sollozos que no paraban, y se iban intensificando a medida del paso del tiempo, mientras en sus sueños empezaba a ver como las sirvientas también traicionaban a Error, mientras lo llevaban a la miseria. Pero por suerte sólo era un sueño, sólo un sueño. Sólo un sueño que nunca se cumpliría.

Pero desde el otro lado de la puerta Error se estaba despertando por culpa de los sollozos matutinos de Ink. Error preocupado por lo que le estaba pasando estaba desesperado sabiendo que podría estar sufriendo y si entraba recibiría más odio por parte del pintor, que tenía el corazón tan destrozado como él. No necesitaba que Error lo dijera, pues sus sentimientos demostraban pena por el pintor, pena y frustración por lo que estaba cometiendo, odiaba la clase social en la que se encontraba, prefería ser de clase media, y no de alta, pues aunque no lo pienses la clase social alta es la que mas problemas tiene junto la baja, todos los de clase media deberían agradecer que se encuentran allí.

La cabeza de Error dolía, pero no tanto cómo la de Ink, y por eso decidió intentar ignorar los sollozos (que ya empezaban a disminuir de intensidad) y empezar a dormir, los fines de semana no era obligatorio despertar pronto, podían descansar mucho mas tiempo, esos días Error no tenía trabajo, y eso lo hacía disfrutar correctamente de sus fines de semana, sin interrupciones constantes como en medio de la semana, que tenía que firmar estúpidos contratos sobre trabajadores y firmar las negociaciones que podían beneficiar a la empresa.

Error también tenía dolor de espalda por dormir apoyado en la pared, sin que nadie se hubiera dado cuenta de su presencia. Por las noches en esa mansión no parecía haber nadie, los sonidos no se escuchaban y nadie salía de su habitación, no lo necesitaban. Aunque ese escenario era perfecto para poder asesinar a alguien, o eso pensaba Error,al ver ese enorme pasillo llenas de puertas variopintas con perfectos tallados y pomos, todo elaborado de forma artesana, haciendo que todo fuera mas caro que cosas elaboradas con las horribles máquinas, que podían ser bastante terribles en cuanto estructura, pero la ente prefiere las cosas hechas por máquinas a cosas artesanas que gente construyó para el beneficio humano. Las paredes, tan blancas, parecían ser las de un hospital, dando un ambiente tétrico y limpio. También habían muchos cuadros, que decoraban el lugar sin darle ningún toque malo, solo uno de elegancia.

Los lugares que no estaban habitados eran reservados para próximos invitados o futuras emergencias, cualquier cosa servía para futuros acontecimientos de todo tipo, terremotos, lluvias fuertes, inundaciones e incluso tornados que pudieran destruir alguna parte de esa gran mansión. También habían unas escaleras para bajar a un refugio para los problemas antes nombrados, sobretodo servía para tornados. La comida también estaba almacenada en ese pequeño refugio bajo la mansión en los estantes que habían sido proporcionados gracias a Error para asegurar una buena vida en caso de desastres naturales.

Los ojos de Ink empezaron abrirse, habían pasado dos horas después de sus pesadillas constantes y el despertar de Error, que ahora dormía de nuevo sin interrupciones, sin nadie que lo pudiera escuchar, entendía que preocuparse tampoco era bueno para su salud y su presentación física. Pero tampoco quería creer a sus criadas, así que pronto hablaría de nuevo al artista, aunque no haya respuesta por parte del pintor. Así, una ve desperezado, Ink decidió ir a vestirse para no tardar cuando la alarma sonara.

Con otro traje gris, Ink se había limpiado la cara, y vio sus horribles ojeras debajo de sus cuencas, que seguían como el día anterior: dos pupilas de color azul normales y corrientes. La estrella aún no regresaría a su rostro a no ser que apareciera otro acontecimiento importante en su vida diaria y que sus sentimientos volvieran a ser alegría pura y no sólo tristeza y resentimiento, odio y muchas otras cosas relacionadas con Error. Pero lo único bueno que conservaba era su amor por él, que no desaparecía, pero pensaba que tal vez encuentre a una persona mejor con el paso del tiempo. Pero eso no era del todo cierto, y eso no lo sospechaba, el amor sincero que sientes hacia una persona no puede ser sustituido por una discusión que pasaste con esa persona, todo puede volver a ser bueno, depende de lo que hagas con tus pensamientos y acciones. No puedes arreglar algo si no te controlas a ti mismo.

Ink miraba su reflejo, no era capaz de verse a si mismo, no se reconocía, no era el mismo pintor alegre de siempre, Error estaba comenzando a volver loco a Ink, sin poder conseguir nada en su proceso de conquista, que ya había sido abandonado por el repentino comportamiento del empresario que no sabía que hacer, sus sentimientos no podían seguir con esas criadas traicioneras que no querían que la atención de su amo se desviara a Ink, un pintor callejero que según ellas no tenía nada de especial, pero se equivocaban, se equivocaban demasiado. Ink tenía algo que ellas ni otras u otros tenían: un gran corazón y bondad hacia toda la gente, no deseaba el mal a nadie, pero si le dañaban podía llegar a cambiar demasiado su carácter, podía llegar a dañarse a si mismo.

Lograr sonreír no era fácil en esa situación ni para Ink ni para Error, lo intentaban, pero lo único que lograban era poner una extraña mueca que no podía ser reconocido en ningún sentimiento, ni siquiera podía considerarse una mueca. Parecía una cara tan extraña. Una cara llena de tristeza por parte de los dos, que suspiraban con temor al futuro que les aguardaba.

Error había despertado un tiempo después de Ink, que ahora miraba el ordenador mientrs veía videos en Undertube con esa extraña mueca en el rostro, y había ido a su habitación, tenía que cambiar su ropa, cambiarla por una mas práctica que utilizaba los fines de semana, una ropa que consistía en una camiseta roja de lana, una chaqueta negra, pantalones negros deportivos con rallas rojas y unas pantuflas también negras. No podía ser reconocido vestido de esa manera, parecía otra persona distinta, una persona normal, de clase media, que disfrutaba de un buen sábado.

Después de vestirse de manera mas cómoda, decidió lavar su cara, estaba hecha un asco, y un poco de jabón y agua no haría mal a su rostro, que también tenía unas flojas ojeras que no eran tan visibles como las de Ink, pero también podían ser notadas, pues en vez de ser de un tono morado eran de un tono azul, que se confundía con unas rallas azules que parecían lágrimas bajo sus ojos. Su dolor de cabeza agradeció esa lavada intensa de cara, pues refrescó su 'piel' y sus pensamientos, haciendo mas claro que quería proteger a Ink, estaba claro, no podía dejar que lastimaran a su invitados, sería de mala educación.

—Mira que me he preocupado por problemas. Pero tú, Ink... Eres especial.—Suspiró Error frotando sus ojos en símbolo de cansancio. Había pasado media noche escuchando los sollozos del pobre Ink, que nuevamente se había desahogado con sus amigos, que le habían prometido ir a verle en unas semanas, y cuando fueran él se iría con Reaper, que era el único que podía a mantener a otra persona, además de que si Ink estaba con él podría conseguir un poco de atención de su crush, que es Geno claramente. Ink también estaba cansado, pero no podía hacer nada, debía levantarse temprano para poder ir con sus amigos Geno y Fresh a comer en otra pastelería de la ciudad. Pero esos planes ya no estarían permitidos por parte de Error, que en la hora del desayuno prohibiría a sus hermanos y al artista moverse de ese lugar. Debía pasar todo el rato posible con él, con el pintor, hacer que cambiara de opinión en cuanto mudarse con otra persona.

La alarma sonó, alertando a todos los hogareños, que ya estaban vestidos y preparados para ir a desayunar. Lo primero que hizo Ink fuera de su habitación fue toparse con Error, que lo miró pendiente de lo que iba a hacer: ir a llamar a Fresh y después a Geno. Eso mismo hizo, viendo como sus amigos estaban ya despiertos y sin cansancio. Éstos estaban preparados para llevar a Ink a otros sitios todavía mas interesantes que los de ayer. Así que entre charlas, estaban a punto de llegar a la puerta principal, dónde podrían salir para tomar el coche de Geno e ir a diferentes sitios. Pero una voz imperativa los detuvo, hirviendo la sangre de Ink.

—No vais a ir a ningún lugar, menos con Ink.—Murmuró de forma molesta Error, mientras las criadas tomaban de los brazos a Ink, mientras lo arrastraban como un perro, mientras de vez en cuando soltaban unas pequeñas risas. Ese acontecimiento quitó todo el apetito de Ink y enfureció a los hermanos, que aunque no pararon de insistir no lograron nada, Ink debería quedarse en esa casa sí o sí. Pero cuando el desayuno estaba a punto de empezar, el pintor se levantó de golpe, mientras de mala uva desaparecía por el pasillo de las habitaciones, entrando en su habitación. Ese día no comería,  Error estaba consciente de lo que estaba haciendo, pensaba que eso era por su bien, pero el bien de Ink no podía ser ese, ahora no lo dejarían salir, cómo si estuviera en una prisión. 

En su habitación, Ink empezó a gruñir, mientras sentía las voces de Fresh y Geno, intentando que su amigo saliera de la habitación dónde estaba encerrado, pero no haría caso, deseaba morir en ese preciso momento, se sentía como un perro, el perro de Error, utilizado sólo de forma amistosa para que tuviera confianza y después ser traicionado como una sucia basura. Y eso fue lo que soltó a los hermanos, que pensaban que su depresión no podía ir a mas, temían por la vida del artista, que parecía determinado. Determinado a morir, morir en esa casa, pero no por causas naturales.

Su alma latía con fuerza, mientras se dirigía a la zona de cocina que había en su habitación, allí había un cuchillo, pero no, no iría tan lejos, la depresión que sentía no era para tanto, lo único que podía hacer era mantenerse sin respirar durante treinta segundos, pero tampoco tenía esa determinación para suicidarse, no podía defraudar a su familia, a la que prometió fidelidad, prometió que él llegaría lejos y haría honrar a sus padres. Pero ahora... Sus promesas nunca podrían ser cumplidas, no podría honrar a su familia ya muerta. Ahora, sollozando en una esquina de la habitación, con frío, con temblores, Ink recordaba todas las palabras que les dijo a sus padres, que en ese entonces lo escuchaban emocionados, pensando que su hijo llegaría muy lejos. Estaban equivocados, muy equivocados, no podría llegar tan lejos en la condición en la que se encontraba. Ahora mismo ese agujero encontrado a la mitad de la caída estaba tapado por rocas, impidiendo poder continuar con su plan de buscar otra salido, y regresar a caer por toda su vida.

Error, mientras, esperaba que la depresión de Ink desapareciera, que volviera y desayunara como si nada hubiera pasado, pero la realidad no era esa, Fresh y Geno habían vuelto con las manos vacías, el pintor no los escuchaba ya, sumido en su tristeza, sollozando por cada recuerdo, temblaba, y sonreía a la idea de poder volver a ver a sus padres, deseaba tanto abrazarlos, decir lo mucho que sentía no poder cumplir su promesa, quería volver a sentir las palabras reconfortantes de su mamá y las sabias palabras de su papá.

—¿Cómo que no quiere salir?—Preguntó ya claramente agobiado Error, mientras se levantaba de su silla y con pasos firmes abandonó la sala para llegar a la zona de las habitaciones, dónde puso su mano en el panel del cuarto de Ink, que se abrió sin ningún problema.

Allí, lo que vio, le encogió el corazón, pero intentó ser fuerte, sonreír de esa manera orgullosa, de esa manera orgullosa pero falsa. Ink lloraba en la esquina, mientras sollozaba y aguantaba las ganas de golpearse contra la pared. Pensaba que habían venido a tratarle nuevamente como un perro, y por eso no quiso continuar llorando, listo para cualquier maltrato. Cualquier perro malo como él necesitaba un maltrato.

—Ink.—Murmuró Error acercando su mano al hombro de Ink con sumo cuidado, pero éste reaccionó de la peor manera posible: estallando en el llanto infinito mientras gritaba furioso y decaído.

—¿¡Qué coño quieres, Error!?—Eso era nuevo para Error, él nunca había gritado ni había utilizado una mala mala palabra. No quería hablar, sentía que si lo hacía, lo cagaría mucho mas.—¿¡Dime, que narices quieres!? ¿¡Hundirme mas en la miseria!? ¿¡Azotarme como un perro callejero!? ¡Pues hazlo, eso es lo que yo soy! ¡Un puto perro callejero, que no debería estar con alguien como tú! Yo sólo soy una mala influencia...—La voz de Ink iba encogiéndose: Error lo había abrazado. Eso no era lo que esperaba, para nada. Entonces notó humedad en su hombro derecho. Error estaba llorando.

—Lo siento...—Susurró con tristeza Error, que estaba olvidando por completo las palabras de las criadas, quemas tarde recibirían su castigo.—No debía tratarte así, sólo... Me dejé guiar por las palabras de mis criadas...

—¿Entonces... significa que tú prefieres alejarte de alguien... que te quiere tal y como eres y creer a algunas personas que te quieren por tu dinero?—Soltó de golpe Ink, enfadado sin pensar lo que decía, mientras Error recibía eso como un golpe directo. En verdad había traicionado a alguien que lo había querido por su personalidad y había confiado en las personas que solo lo quieren por el dinero y por ser su amo.

—...—No fue capaz de decir nada, empezaba a notar como su vista se nublaba, pero podía notar los ojos enfadados de Ink, que continuaba con su odio, un odio que descargaba en Error, el causante de volver a deprimir su corazón.

—Todos son iguales, todos los ricos y pijos solo creen a quien se le da la gana. Juegan con los sentimientos de otras personas. Sí así me vas a tratar, odiándome y te disculpas cuando te de la gana, prefiero huir.—Dicho eso, Ink empujó a Error, mientras lo dejaba paralizado, y empezó a correr por toda la casa, para llegar a la puerta principal. Nadie lo detuvo, nadie quiso hacerlo, las criadas por un motivo que ya sabéis y los hermanos de Error por saber quien se encontraba al otro lado de la puerta.

Los rayos de Sol iluminaron el rostro de Ink, mientras sus ojos negados de lágrimas se fijaban en unos esqueletos bastante familiares que se hallaban delante. Lo único que pudo hacer fue abrazar al que tenía mas cerca, uno que llevaba una gran túnica. Había venido para llevarse a Ink. Pero había alguien que no lo permitiría.

—No...—Dijo una voz llena de tristeza y arrepentimiento, una voz que cuyo dueño no permitiría que le arrebatasen al chico que le había abierto la mente.—No te lo llevarás... No te llevarás al que me ha cambiado mi forma de pensar, mi forma de resguardarme en una burbuja en la cual no recibiré daño pero en cambio si dañaré. No voy a dejarme acobardar por unas estúpidas criadas—señaló a las que habían diseñado el plan— y voy a luchar por mantener feliz a Ink. A mi antiguo amigo, que desapareció tras dos incidentes, el de sus padres y el que mis padres me alejarán de él por su clase, por su puta clase social. Y no permitiré que os lo llevéis.—Así es, a veces para recordar solo hace falta querer hacerlo, querer recordar eso tan escondido. Error había reconocido en Ink a su antiguo compañero, que amaba dibujar y tenía un gran corazón, un gran corazón como el de su invitado, que abrió los ojos al escuchar esas palabras.

CONTINUARÁ

¿Por qué intento escribir feels cuando no puedo hacerlo? Porque no quiero hacer una historia sin problemas :u Esas historias valen ferga :v

Dentro de dos días mi viaje </3 Os echaré tanto de menos :(

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