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Capítulo 3

En las ventanas de la habitación, la lluvia repicaba, dando un ambiente melancólico, cosa que entristecía un poco al pintor, que miraba con ojos brillantes al jardín. Sus ventanas estaban cubiertas por unas finas cortinas de color naranja, que quedaban bastante bien con el resto de la decoración. Las ventanas comunicaban con el jardín, con la parte de los árboles fruteros, para ser mas exactos. Eso hacía que Ink pudiera pintar un paisaje mirando tan solo por la ventana, pero ese clima no era el mejor. 

Las cuencas de Ink alguna vez no tuvieron ese brillo, no tuvieron esa cosa que las hacían especiales, y eso era por la tristeza que sintió al pasar los primeros años abandonado en las calles, no podía soportar la idea de vivir en un lugar así después de pasar una hermosa infancia con sus padres y su hermano. Su hermano y sus padres... Ink no quería hablar de ellos, le dolía muchísimo,  cualquiera que sacase ese tema de conversación sería echado del lugar con una patada en el trasero.

Podríamos decir que Ink no siempre tuvo esa felicidad tan característica de él, todos tienen una época oscura, y su adolescencia fue la suya, pero no por el instituto, lugar dónde no logró ir nunca, sino por su abandono, rechazado por todo el mundo, llevado a un internado del cual expulsaron por 'los malos modales' de Ink, que siempre quiso hacer bondad. Y ni su familia restante quería adoptarlo, y las demás personas no querían adoptar a un niño ya adolescente, la gente quiere bebés. Eso resultó ser una condena para el pobre Ink, que aprendió a vivir en la soledad y en la miseria, intentando ser feliz. Pero siempre que le buscaba el lado positivo a las cosas, acababa viendo de nuevo la realidad. Una realidad oscura. Hasta que llegó el día. El día en el que se chocó con Error. Desde ese día busca un lado positivo a todas las cosas, un lado para poder vivir mas feliz.

Error era su todo, aunque no sintiera lo mismo, lucharía para ganar su amor, intentaría conseguir lo que le hacía feliz, y lo estaba logrando poco a poco, pero no le gustaba esa manera, pues sentía que Error lo había rescatado sólo por pena. Ink seguía pensando en ese esqueleto, intentando olvidar su pasado y centrarse en su presente, pero no podía. La tristeza lo hundía, la tristeza debilita hasta al mas fuerte. Lágrimas empezaron a brotar sin piedad desde las cuencas de Ink, mientras empezaba a sollozar sin hacer mucho ruido, no quería ser descubierto.

Apoyó su cabeza contra el marco de la ventana, mientras cerraba los ojos y para calmar su dolor intentaba concentrarse en el sonido de las gotas de lluvia chocar contra el cristal, produciendo un agradable sonido. Pero de repente toda su paz interior desapareció, pues escuchó un desagradable pitido en la zona de la puerta para entrar y salir de la habitación, para después escuchar la voz de Alphys anunciando que era hora de comer.

Apresurado el pintor abrió una de las puertas, encontrando un baño gigante que lo dejó sorprendido no, impresionado. Todo era cerámica, con un suelo y paredes increíblemente limpias, con pequeñas pinturas de hojas de árbol de colores, que hacían la impresión de estar cayendo de verdad. El retrete estaba situado en una esquina, un retrete blanco con rallas doradas, que parecían de oro, seguido con un lavamanos del mismo color que el retrete pero con círculos de colores. La bañera, mas que una bañera parecía un gran jacuzzi, dónde podías poner con unos simples botones el tipo de agua que quieres.

El pintor, bastante impresionado por el baño, corrió a lavarse la cara, porque tenía los ojos rojos e hinchados de tanto llorar, y no quería ser interrogado por la sirvienta Alphys ni por Error, así que una vez su rostro se vio mucho mas aceptable cerró con cuidado la puerta del lavabo y salió de la habitación, dónde se encontraba Alphys con una gran sonrisa.

—Oh, buenas noches, joven Ink, ¿ha disfrutado de vuestra nueva habitación? — preguntó con un tono amable la baja sirvienta, que pensaba que había hecho bien en elegir ese cuarto entre todos los que habían, ya que era un cuarto demasiado colorido, cosa que sólo gustaría a un amante de los colores, y quien va a ser mas amante que un pintor, digo yo. El pintor no sabía como expresar que esa habitación era hermosa.

—Oh señorita, es hermosa, perfecta para un ambiente colorido y artístico en ésta casa. Me ha encantado su decoración y tapizado— contestó Ink mientras sonreía con gusto. Se sentía bien, se sentía como si esa sirvienta era alguien de confianza, una persona con la quien confiar, decir secretos y hablar de cualquier cosa. 

—Me alegro que te haya gustado, joven Ink. Ahora, cómo ya avisé anteriormente, es la hora de cenar, así que sígueme, por favor— indicó mientras se movía lenta, para no despistar a Ink y que tardaran mas de lo que debían. 

Ink la siguió con una pose firme, dispuesto a todo. A veces, por el bonito pasillo lleno de puertas veían otros sirvientes o sirvientas limpiar o ir hacia la dirección dónde ellos iban por el mismo motivo, comer. Ink las saludaba, iba conociendo a todos los mayordomos, sirvientas y cosas así. Incluso llegó a saber que Alphys estaba enamorada de una de las guardaespaldas de Error: Undyne, una chica con pintas de pez, bastante fuerte, que tenía un gran vínculo de amistad con Alphys.

Al final, después de unos largos minutos de caminata por esa gran mansión, Alphys y el artista llegaron a un gran salón de paredes rojas, dándole un toque elegante, con el suelo tapizado con alfombra negra, complementando las paredes. La decoración era clásica, con muebles de madera y una larga mesa con sillas parecidas a las de los palacios, dónde iba sentándose la gente, que eran los sirvientes, mayordomos y sirvientas, para esperar a que trajeran la comida. Error se sentaba en medio, mientras hablaba con un chico vestido de prendas mas callejeras y coloridas con unas lentes. Éstos parecían compañeros de toda la vida, incluso hablaban cómo hermanos.

—Mi señor, ya he traído al joven Ink— dijo en voz alta y firme Alphys, mientras le indicaba al pintor dónde se sentaría. 

Y de nuevo los nervios lo carcomieron, iba a sentarse en frente del empresario, iba a verle cara en todas las comidas. Parecía cómo si Alphys siempre buscara sitios relacionados con Error para Ink o algo así. Era casi una maldición para el pintor, pero a la vez era una bendición, no se como decirlo.

—Buenas, Ink. Fresh, quiero presentarte a nuestro nuevo invitado, Ink. Ink, éste es mi hermano, Fresh. Espero que os llevéis bien— explicó Error mirando cómo Fresh examinaba con la mirada al artista, que parecía aliviado con algo, con las palabras de que Fresh era el hermano de Error.

—Wiggidy, brah, ¿qué tal estás, tinta?— dijo el hermano de Error con un lenguaje bastante extraño, no propio de un rico de una clase social bastante alta. Ink se quedó estático ante esas palabras, además... ¿Por qué lo llamó tinta?

—Oh... Bien... Supongo...— respondió Ink nervioso, intentando no mirar a Fresh, pues lo incomodaba muchísimo mas. 

El otro miraba sin parar al pobre artista, que estaba empezando a temblar por la presencia de ese extraño esqueleto multicolor. Error vio la tensión y decidió ayudar a quitarla, ¡con comida! Pues llegaron dos sirvientes que traían bandejas llenas de comida, que todos disfrutaron, hablando con ellos amablemente.

Ink se sentía querido, sentía que eso era como su familia, una familia extraña, variada, pero que se amaba tal y como era cada uno, con la excepción de que allí estaba Error, el chico que le robó el corazón, viéndole sonreír, ver como ríe, cómo habla, como es feliz... Mientras él sólo finge una sonrisa para no preocupar a nadie. Nunca quiso preocupar a nadie, y eso le hizo llegar a ser bastante tímido en algunos conceptos. Le gustaba ese nuevo hogar, pero no lograba hablar con Error, por temor a caerle mal, o que él le diga algo que no le agrade, cómo que tiene novio o novia, o alguna idiotez parecida.

—¿Y desde cuando Fresh vive aquí?— preguntó Ink de golpe. 

Quería saber de que se había perdido, quería saber que clase de relación llevaban esos dos, necesitaba saber todos los detalles para poder dar, o intentar, el primer paso en el plan de conquistar al empresario. Éste, alzó una ceja, interesado por ese interés que tenía el pintor por Fresh.

—Acaba de llegar hoy al país. ¿Lo preguntas por alguna razón en particular?— Seguía con la ceja alzada, mirando a los ojos al pintor, que se había quedado mudo al sentir esa mirada encima de él. Quería decir la verdad, pero no podía, o sino sería echado a palos de la casa. Así que mintió.

—No me pareció verlo en casa cuando llegamos...— contestó apenado Ink, mientras removía un plato de sopa que habían servido hace poco y  cerraba los ojos con fuerza. Alphys miraba con interés a ese raro pintor, intuyendo algo, algo que había intuido desde el principio.

—Oh, bueno, eso responde a tu pregunta, brah— dijo ahora Fresh, que estaba bastante interesado en Ink. 

Le parecía muy tierno con esas prendas que le habían puesto las criadas. Era un chico interesante, además que parecía muy inocente, o eso pensaba Fresh. Ink ignoró al antes mencionado, no quería meterse en problemas, y menos con ese chico tan extraño.

Al fin, después de esa eterna cena, todos los presentes se fueron a sus respectivas habitaciones, y ésta vez Ink fue sólo hacia su habitación, mientras hablaba con otros sirvientes que le explicaban cosas sobre Error o su hermano, cosas sobre la casa y sobre la ciudad, eventos recientes e incluso el bibliotecario le ofreció un gran set de libros, cosa que Ink aceptó con alegría, necesitaba leer, volver a tener un poco de cultura y no parecer prehistórico.

Antes de llegar a su habitación, vio que la que había a su lado contenía el nombre de Fresh. Ink se quejó en voz baja, abriendo su habitación para después dirigirse a otra de las puertas que habían y poder ver como eran. Allí, al abrir, pudo ver una gran sala negra con el suelo blanco, llena de estanterías polvorientas con muchos libros en su interior, algunos armarios contenían ropa de su talla y otros contenían lienzos y pinceles suficientes para poder pintar durante meses. Ink sonrió por ese descubrimiento, removiendo por los armarios de la ropa, encontrando un pijama color café con estampado de pinceles negros. Ese pijama sería el que utilizaría esa noche.

Pero antes de cambiarse, quería ver la sala restante, que abrió después de dejar el pijama en el baño. Allí, en la última habitación, había una mesa bastante grande, que tenía encima un ordenador de pantalla bastante grande, negra y con detalles azules luminosos. El teclado también era negro con esos detalles azules luminosos, y el ratón era azul con detalles negros. La torre, complementaba ese gran ordenador de colores bastante bonitos. Y cómo dije que complementaba esos colores, también la torre era negra con rallas azules. A su lado habían unos cajones que contenían videojuegos e incluso unos cascos con micrófono incorporado.

Ink se emocionó al ver eso. Siempre había escuchado hablar de los ordenadores, pero nunca tuvo la oportunidad de ver uno, así que tener ahora uno tan grande y de tanta calidad le hacía sentir afortunado, ¿pero quien no se sentiría afortunado de estar en una casa cómo esa?

El artista decidió ir a cambiarse para poder ir luego a comprobar cómo iba ese ordenador, así que lo hizo. Se cambió para después dejar la ropa sucia en un canasto que había en la habitación negra y dejarlo en la entrada, para luego disponerse a ir a probar ese gran ordenador. Pero antes de probar a encenderlo alguien tocó la puerta, así que corriendo se dirigió a abrirla. Allí, delante suyo, estaba Error, en pijama, con una gran sonrisa adornando su rostro.

—¿E-Error?— tartamudeó Ink, mientras dejaba entrar a Error, que sonrió incluso aún mas por el orden que había. Muchos de los invitados que llegó a tener desparramaban todo, incluso los muebles, y ver que Ink era tan pulcro lo aliviaba—. ¿Q-Qué s-se te ofrece?— tartamudeó de nuevo el artista intentando sacar una respuesta a Error.

—Vine para saber si estás a gusto aquí. Te noto bastante serio cuando hablas conmigo, y me gustaría saber la razón. Si te sientes incómodo, por favor, no te sientas así. —Agarró las manos de Ink, haciendo que éste se ruborizase—. Quiero que te sientas a gusto, que nos veas como una familia o como amigos. Si tienes algún problema cuéntalo. Que yo tenga un semblante serio no significa que no cuide de mis invitados.— Guiñó un ojo y soltó a Ink, que empezaba a temblar por ese repentino tacto de Error. Entonces, el empresario notó que la puerta del ordenador estaba abierta—. Vaya, ¿estabas utilizando el ordenador?— Ink asintió—. ¿Has utilizado alguno alguna vez en tu vida?— Ahora negó, haciendo suspirar a Error—. Ven.— Ink le hizo caso, viendo como lo llevaba a la sala del ordenador.

Allí, habían dos sillas, una negra y otra azul. Error se sentó en una de ellas y indicó a Ink que se sentara en la otra, cosa que hizo rápidamente, no quería hacer esperar a Error, y menos estando a centímetros de poder sentarse. Entonces, Error empezó a enseñar paso por paso las funciones de los ordenadores, haciendo sentir a Ink bastante bien, como si estuviera en el cielo. De vez en cuando le preguntaba a Error algunas cosas, y éste respondía sin dudar. 

Después de unas dos horas, Ink ya sabía mucho mas sobre los ordenadores, haciendo sentir orgulloso a Error por sus conocimientos en la informática. El empresario sabía que habían muchos programas para pintar o retocar fotos en internet, y decidió bajarle unos cuantos a Ink, que le agradeció eternamente por esas muestras de gratitud, unas muestras de gratitud que sólo le estaba mostrando a él. 

—Bueno, me alegro que ya sepas mas o menos lo básico para utilizar el ordenador. Cada noche vendré a enseñarte sobre cada vez mas cosas. Yo voy a ir a dormir, pero aquí tienes mi número de teléfono, ya mañana te compraré uno. Descansa bien, Ink— se despidió Error con una bonita sonrisa en su rostro. Ink estaba temblando de la emoción, pensando en lo hermoso que será ver cada noche a Error, mientras éste le enseña cosas sobre informática.

Entonces, determinado a practicar lo que Error le había enseñado, entró en internet, para saber las cosas que pasaban. Estaba decidido a hacer un curso de escritura, pues la que tenía no era muy buena por falta de escuela. Recordaba sólo unas cuantas letras, pero con internet podría practicar, y además, con los programas que le instaló Error podría pintar mediante el ordenador.

Allí, en el navegador, pasó unas tres horas, escribiendo, buscando vídeos tutoriales y aprendiendo un poco sobre el lenguaje que utiliza la gente en internet. Allí, encontró bastantes redes sociales cómo Undertube, Underbook o twittale. Allí, se fue registrando, siguiendo a personas a las que encontraba interesantes, mientras compartía algunos de los dibujos que había hecho en el ordenador, cosa que le hizo ganar bastante fama, pues ya tenía algunos seguidores en cada una de las redes n las que se había registrado.

Así, cuando dieron las dos de la madrugada, Ink, ya derrotado por el cansancio, apagó el ordenador, con una radiante sonrisa en su rostro, recordando como Error le había enseñado lo básico, como la gente en esas redes sociales lo aceptaban, le alagaban, cosa que nadie hizo hasta el momento. Decían que tenía un gran talento para dibujar, que debía hacer mas pinturas.

Y con esos pensamientos en mente, tumbado en su cama multicolor, Ink se durmió, pensando principalmente en Error, que tal vez, también pensaba en ese peculiar pintor que se había ganado su atención.

CONTINUARÁ

Y bueno, hasta aquí el capítulo de hoy :3 Espero que os haya gustado ^.^ Sí, twitter en undertale sería twittale :v Y facebook underbook xD

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